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¿Creyó Jesús en un Reino de Dios "presente"? (y II) Lunes, 10 de diciembre

19.04.07 | 19:20. Archivado en Jesús histórico BUSCAR Blog Web

Hoy escribe Fernando Bermejo Editado por

La semana pasada, uno de los amables lectores del blog formulaba la Antonio Piñero
Autor
pregunta –tan sencilla como interesante– de cómo se toman los Contacto

teólogos el hecho de que Jesús haya sido, como Juan, un predicador del
fin inminente. Mi colaboración de hoy está destinada a intentar
responder, con toda la claridad requerible, una pregunta tan
pertinente. Ruego a mis lectores tengan a bien disculparme si mi estilo
abandona en ocasiones la sobriedad académica: la contemplación de la
labor de los sedicentes teólogos constituye para mí una fuente
inagotable de hilaridad. Por lo demás, quizás convenga adoptar una
cierta distancia en un asunto que tiene consecuencias tan graves como
las que aquí expondremos.
Hay que comenzar diciendo que los exegetas confesionales y los
teólogos se ponen muy nerviosos cuando han de abordar con la Síguenos
cuestión de para cuándo esperaba Jesús la intervención final de Dios. A
veces, incluso, se diría que sienten verdadero pavor. Por si el lector
creyese que soy hiperbólico o superficial en estos juicios, reproduzco a
Blogs destacados
continuación las palabras que el respetable Rudolf Bultmann escribió
como prólogo a la edición alemana de 1964 de la obra de Johannes Guillermo Gazanini Espinoza
Presupuesto 2019, la gran prueba de
Weiss, Die Predigt Jesu vom Reiche Gottes ("La predicación de Jesús AMLO
Francisco Baena Calvo
sobre el reino de Dios"), en la que éste demostró que Jesús esperaba el EN BUSCA DE LA NAVIDAD PERDIDA.
fin inminente, y que los textos aducidos para mostrar lo contrario se Angel Moreno
comprendían muy bien a la luz de esta esperanza. Refiriéndose al II Lunes de Adviento

impacto causado por el librito de Weiss, el ya anciano profesor de Vicente Haya


¿Qué significa “Hasta la consumación del
Marburgo escribió este significativo párrafo: “Hubo entonces un mundo”?
sobresalto (Erschrecken) en todo el mundo teológico, y todavía me Ramón Hernández Martín
Audaz relectura del cristianismo (30). La
acuerdo de cómo Julius Kaftan, en el curso sobre Dogmática, decía: ‘Si familia como reto
Josemari Lorenzo Amelibia
el Reino de Dios es una magnitud escatológica, entonces es un VOLVER A EMPEZAR
concepto inutilizable para la Dogmática’”. A renglón seguido, Bultmann Francisco Margallo
hace referencia a los numerosos escritos de réplica que suscitó la obra. Los santos no canonizados

Dicho sea de paso, quizás a los lectores les interese saber que –por lo Jose Gallardo Alberni
Bach, coral BWV 685
que otros y yo sabemos– no se ha escrito nunca una obra de la que
Agustín De La Torre
pueda decirse con sensatez que haya refutado los análisis de Weiss. @elJartista_172
El nerviosismo de los teólogos es ciertamente comprensible. Si el
análisis crítico de los textos evangélicos muestra –como lo hace– que César Luis Caro
Jesús creyó en el fin inminente del actual estado de cosas y en una Siempre se puede prender una luz

inmediata intervención divina que cambiaría radicalmente la realidad > Todos los blogs de Religión
(no sólo la invisible sino también y ante todo su faz visible), entonces
es obvio que Jesús de Nazaret, como tantos antes y después de él, se Los más recientes
equivocó de forma estrepitosa. Ahora bien, si el predicador galileo se Sobre uno de los evangelios apócrifos más
antiguos ?el Evangelio de Tomás? y la reconstrucción
equivocó tan gravemente en su esperanza fundamental, entonces ¿qué del Jesús histórico (1030; 30-11-2108)
crédito merecía? ¿Puede creerse, no ya en la filialidad divina, sino en el Flavio Josefo y Jesús de Nazaret, según F.
Bermejo (26-11-2018, Nº 1029)
mensaje de alguien que –dejando aparte otras limitaciones– se La Editorial Trotta de Madrid y You Tube (22-11-
equivoca en lo fundamental? Más aún: ¿qué crédito espiritual y moral 2018 = 1028)
¿Podemos fiarnos de los evangelios canonizados?
merecen quienes se arrogan el ser los representantes y autorizados La invención de Jesús (III) (1027 de 21-11-18)
intérpretes del (presunto) Hijo de Dios en la tierra? La respuesta es Qué sabía Pablo de Tarso sobre Jesús de Nazaret
(18-11-18) (1025)
obvia, y siempre la misma. Lo que está en juego –en este como en La invención de Jesús de Nazaret. Historia, ficción,
otros tantos casos en que el escalpelo de la crítica se aplica a las historiografía (16-11-2018) (1025)
El Evangelio de Marcos y la Odisea de Homero. ?
Escrituras sagradas– es la credibilidad de todo un sistema cuyos Compartir? (278) de 14 de noviembre 2018. Preguntas
y respuestas (278)
intereses (religiosos, sociales y económicos) respalda el establishment ¿Por qué los evangélicos / protestantes no admiten
exegético y teológico, que es precisamente el grupo dedicado a la al Papa? ?Compartir (278) de 8 noviembre 2018. (8-8-
18)
legitimación última de tales intereses ante el público que aspira a ?Sobre el estudio del Nuevo Testamento con los
seguir manteniendo intacta su fe al tiempo que no desea renunciar a la métodos de hoy?. ?Compartir? (277) de 6 de
noviembre 2018. Preguntas y respuestas (6-11-18)
ilustración, por mínima que sea. ¿Existe el original del primer evangelio (el de
Marcos del año 60-70)? O, ¿de qué año es la primera
No obstante, los profesionales del pontificar no muestran fácilmente su copia de dicho evangelio y dónde se encuentra? (4-11-
18)
nerviosismo, mucho menos su pavor. De hecho, los exegetas ¿En qué creen los modernos ?judíos
confesionales y los teólogos (a menudo, miembros o exmiembros del mesiánicos?? ?Compartir? (275) de 2 de noviembre
2018. Preguntas y respuestas (2-11-18) (275)
estamento eclesiástico) se han dedicado desde el primer momento a Precisiones sobre la concepción de Jesús por
intentar neutralizar con todos los –casi infinitos– medios a su alcance María. ?Compartir? (274) de 31 de octubre 2018.
Preguntas y respuestas.
los resultados más verosímiles de la investigación. Y el procedimiento
> Más entradas
más habitual que han seguido ha consistido en silenciar o en minimizar
cuanto han podido el hecho de la naturaleza del Reino de Dios como Categorías
una magnitud escatológica de futuro, al par que han dirigido toda su
atención y sus esfuerzos a aquellos escasos textos (Lc 11, 20 y 17, 21
Hechos Apócrifos de los Apóstoles
son los principales, pero ya he señalado que hay otros) que parecerían
Antijudaísmo
desvelar una imagen distinta de las concepciones jesuánicas. Los Antisemitismo
resultados de legiones de biblistas dedicados a esta tarea no se hicieron Apolonio de Tiana y el cristianismo
esperar. Ateísmo
Biblia en general
Uno de ellos es la llamada –con un oxímoron típicamente teológico– Biblia/Evangelios
“escatología realizada”, una hazaña intelectual por la que la Humanidad CRISTIANISMO
Filosofía antigua
estará eternamente reconocida a Charles Harold Dodd. La idea –que el
Gnosis y gnosticismo
biblista desarrolló en un conocido libro, The Parables of the Kingdom Índice de "Preguntas y Respuestas" / "Compartir"
(Las parábolas del reino)– consiste en que Jesús creyó que el Reino de Islam
Dios ya se había realizado en su vida y su ministerio. Así, por ejemplo, Jesús histórico
Judaísmo
espeta Dodd con alegre desenvoltura, Mc 1, 15 (“el Reino/Reinado de Libros
Dios está cerca”) en realidad significaría “el Reino de Dios ha llegado, Libros / Islam
está aquí”. Las parábolas del juicio no tendrían en mente el juicio final, Maniqueísmo
Orfismo
sino la división entre las personas ante el Reinado de Dios. Desde
Pablo de Tarso
luego, ningún traductor en su sano juicio habría usado el engikken Palabras y conceptos
(“está cerca”) de Mc 1, 15 para verter el arameo meta (“está aquí”). Religión y Mundo Contemporáneo
Pero ¿qué importaba eso? Ya se sabe que tales minucias filológicas son Religiones orientales. Budismo
Sobre el autor
insignificancias desdeñables allí donde una tarea más alta se impone al Textos Zen
teólogo... Y, ciertamente, la implicación de la obra de Dodd era de Zoroastrismo
largo alcance: si el lenguaje de Jesús se refería al presente y no al
futuro, entonces Jesús no se equivocó (al menos, en lo que respecta al Hemeroteca
futuro...) Noviembre 2018
L M X J V S D
1 2 3 4
La idea de la escatología realizada es tan patentemente falsa que hasta 5 6 7 8 9 10 11
los propios exegetas y teólogos se dieron rápidamente cuenta de ello. 12 13 14 15 16 17 18
19 20 21 22 23 24 25
Dodd había ido demasiado lejos, y se le veía demasiado el plumero. Así 26 27 28 29 30
<< < > >>
pues, sus sucesores se pusieron a maquinar el modo de mitigar la
arbitrariedad de sus ideas sin, no obstante, renunciar a ellas. El Archivo
resultado fue el excogitado por otra lumbrera de la exégesis del siglo Diciembre 2018
XX, Joachim Jeremias, que halló una fórmula de compromiso: la sich Noviembre 2018
Octubre 2018
realisierende Eschatologie o “escatología en proceso de realización”. El Septiembre 2018
nombre lo dice todo: Jesús habría creído que el Reino de Dios ya había Agosto 2018
comenzado, pero que todavía no había terminado de completarse. Esta Julio 2018

genialidad era incomparablemente más ventajosa que la anterior, pues


permitía dividir convenientemente el establecimiento del Reino, de tal
modo que en parte correspondiese al período de la vida de Jesús, y en
parte al futuro (tan lejano, por supuesto, como fuese preciso: como es
sabido, las iglesias cristianas han diferido la llegada del Reino ad
calendas graecas). De esta manera, la arbitrariedad hermenéutica
queda algo más disimulada. Y así, Joachim Jeremias –el mismo que
calificó la extraordinaria obra crítica de Reimarus de “estúpida” y de
“panfleto lleno de odio”, el mismo que a menudo caricaturizó el
judaísmo rabínico, el mismo que ha inducido a error a multitudes
atribuyendo falsamente a Jesús de Nazaret originalidad en el uso de la
designación “abba”– es el autor al que los exegetas y teólogos de toda
laya citan con no disimulada admiración.
Las posibilidades no terminan ahí. Herederos de una larga tradición de
fantasías exegéticas (por las que nunca se obtienen reprimendas, sino
en todo caso doctorados honoris causa), las celebridades actuales del
Jesus Seminar, como John Dominic Crossan o Marcus J. Borg, niegan
que Jesús haya mantenido una escatología de futuro, y se atreven a
hablar incluso de un “Jesús no escatológico”. El hecho de que algunas
voces hayan mostrado que las reconstrucciones de Crossan y Borg
estén literalmente plagadas de falacias e incoherencias no es óbice
para que sigan en las listas de best sellers, y para que sus obras sean
leídas y estudiadas con unción en las facultades de teología y
seminarios sedicentemente progresistas. Claro es que el Jesús
resultante, más californiano que galileo, parece cumplir con creces las
necesidades del público: la de creer en un Jesús no convencional y
contracultural, que sin embargo pueda seguir sirviendo como maestro
de sabiduría intemporal...
De todos modos, la desvergüenza interpretativa de Crossan y Borg
todavía no se ha impuesto, quizás porque, como ocurría con la de
Dodd, su visión es demasiado evidentemente arbitraria. Es lo que
podría denominarse la “exégesis de las componendas” la que –una vez
más– ha triunfado. La “escatología en fase de realización”, que otros
prefieren denominar “escatología inaugurada” (el Reino “de algún
modo” ya comenzado, aunque nadie sepa decir exactamente de qué
modo), no ha dejado de cosechar adhesiones entusiastas, primero
entre los propios teólogos, luego entre los predicadores, y finalmente –
era inevitable– entre la propia grey. La fórmula del éxito tiene la
ventaja de ser muy fácil de recordar: el célebre “ya, pero todavía no”.
El intento de cohonestar lo inconciliable se presenta como el summum
de la perspicacia hermenéutica. Hoy en día, los exegetas confesionales
considerados más competentes y honestos (el católico J. P. Meier, el
anglicano J. D. G. Dunn, el protestante G. Theissen...) conceden, en el
mejor de los casos, una importancia equivalente a los dichos de futuro
y a los que ellos califican como “dichos de presente”. Del resto, mejor
ni hablar.
En realidad, este tipo de estrategias hermenéuticas –sólo un
desaprensivo diría “triquiñuelas”– destinadas a lograr una “escatología
de presente” en cualquiera de sus variantes no deberían sorprender ni
escandalizar a nadie. De hecho, se limitan a seguir una venerable
tradición apologética, que comienza ya en los textos neotestamentarios
(posiblemente Lc 17, 21 y otros) y se prosiguió en una literatura
patrística que –al menos desde Orígenes– despachó las expectativas
escatológicas literales como “judaizantes” (olvidando, tan oportuna
como paradójicamente, que el propio Jesús de Nazaret no era sino un
judío con expectativas judías), permitiendo así que año tras año,
década tras década, generación tras generación, siglo tras siglo y
milenio tras milenio transcurran sin que tan lento transcurrir tenga la
capacidad de falsar las pretensiones de las Iglesias cristianas.
Por lo demás, lo que ha tenido, tiene y seguirá teniendo lugar en la
exégesis y la teología cristianas es un fenómeno muy bien conocido por
los antropólogos y sociólogos de la religión, a saber, el hecho de que
cuando un movimiento milenarista sobrevive debe vérselas con
esperanzas defraudadas, puesto que el sueño mítico de un fin definitivo
del mal y de una instauración del Bien (de lo que los tipos en cuestión
entienden como Bien, que a menudo es algo realmente temible) nunca
-¡ay!– se cumple; así las cosas, los miembros de ese movimiento
producen una suerte de exégesis de segundo grado destinada a
afrontar la disonancia cognitiva para neutralizarla. Este fenómeno no
deja de producirse en la historia de las religiones, como muestran las
reinterpretaciones recientes de mormones, Bahai, etc. V. gr., en los
años 80 del s. XX los miembros de una sección de la comunidad Bahai
hicieron circular una profecía que predecía para 1991 terremotos
generalizados (cf. Mc 13, 24ss) y el choque de un meteorito con la
tierra; cuando nada de esto sucedió, su líder explicó que había sucedido
un “terremoto espiritual” y que “todo sucede en el plano espiritual
antes de manifestarse en el plano físico”...
Este tipo de agudas reinterpretaciones –de las que las generadas por la
teología cristiana no son sino una variante– presentan una doble
ventaja, pues los miembros del grupo no sólo no quedan ante sí
mismos y ante los demás como una pandilla de ilusos, sino que, al
postular que lo sucedido es algo interior e invisible –algo, claro, que
sólo los creyentes son capaces de percibir–, los creyentes en cuestión
resultan ser precisamente los únicos lúcidos que poseen la clave de
interpretación de lo real, mientras que todo el resto de los mortales,
carentes de la percepción espiritual que a ellos les ha sido tan
felizmente otorgada, permanecemos hundidos en el fango de nuestra
propia ignorancia (“racionalista”, “historicista” o “cientificista”). Pobres,
somos nosotros quienes merecemos una sonrisa compasiva.
En el caso de la teología cristiana, la fortuna de las escatologías
“presentistas” de toda laya era claramente predecible. En primer lugar,
porque creer que Jesús creyó en que el Reino de Dios había ya
comenzado en su propia actividad coincide con la creencia de la
comunidad primitiva en que en Jesús comienza algo nuevo, un
acontecimiento salvífico incomparable en la Historia de la Humanidad.
En segundo lugar, porque esa idea tiende a cortocircuitar la extracción
del inquietante corolario de que Jesús se equivocó de cabo a rabo. En
tercer lugar, porque atribuir esa creencia a Jesús sirve –se cree- para
distinguir su mensaje del de una gran cantidad de visionarios que de lo
contrario se le parecerían mucho (demasiado). Si la gente está
dispuesta a creerse a pies juntillas la idea de una “escatología de
presente” no es sólo porque ésta es la que la inmensa mayoría de
teólogos, exegetas y predicadores repiten machaconamente, sino
porque es la idea que se necesita creer para conservar la ilusión.
Recapitulando las razones que me llevan a pensar que la idea de que
Jesús creyó en la presencia (total o parcial) del Reino no es más que
una ficción exegética, son las siguientes:
1) La inmensa mayoría de textos verosímilmente genuinos hablan de la
espera de un Reino futuro, inminente. Por ejemplo, Jesús no enseñó a
rezar “que se perfeccione tu Reino” o “que se desarrolle tu Reino” o
“que acabe de llegar tu Reino” o “que podamos experimentar
plenamente tu Reino” sino “venga tu Reino”. Para cualquier individuo
imparcial, la implicación es que Jesús no creía que el Reino hubiera
llegado.
2) Esta idea está en consonancia y continuidad con el mensaje del
Bautista y con las esperanzas de los primeros discípulos del galileo, es
decir, cumple el requisito de plausibilidad histórica. En cambio, un Jesús
que hubiera creído algo bastante distinto de lo que creía su mentor y de
lo que creyeron sus inmediatos discípulos (v. gr. “Señor, ¿vas a
restablecer en este tiempo el Reino a Israel?: Hch 1, 6) es una
magnitud histórica y psicológicamente –para ser suaves– muy
improbable.
3) Si no todos, sí la mayoría de los textos aducidos a favor de una
escatología “presentista” sólo pueden serlo obviando su probable
inautenticidad, tergiversando su significado o viendo en ellos más de lo
que la filología y la plausibilidad histórica ofrecen.
4) No puede descartarse la posibilidad de que algún texto indique que
Jesús dijera en alguna ocasión que su actividad era un signo del Reino,
pero estos textos eventualmente serían comprensibles de manera más
sencilla y plausible como una muestra de entusiasmo escatológico
ocasional (como mostró en 1892 Weiss para desesperación de
muchos), y no sería legítimo utilizarlos para deducir de ellos una
presunta “creencia” constituyente del mensaje de Jesús. Dicho de otro
modo: incluso los textos aducidos por los partidarios de la presunta
escatología “presentista” son interpretables a la luz de los dichos de
futuro, mientras que la inversa no es cierta.
5) Atribuir a Jesús la creencia en un Reino presente implica –quiérase o
no– afirmar que se equivocó no sólo con respecto a lo que no vio, sino
también con respecto a lo que sí vio. Ahora bien, Jesús era un
visionario, pero no era un ciego ni un loco ni un autista. No resulta
concebible que un individuo astuto como él hubiera podido confundir la
gloriosa magnificencia del esperado Reino de Dios (que entrañaría la
radical transformación del mundo y la instauración sobre la tierra de la
justicia, la paz y la piedad) con la triste realidad –de hambre,
enfermedades, violencia y crucifixiones– que tenía ante sus ojos. Jesús
no parece haber tenido una idea tan paupérrima del Reino de Dios.
6) La escatología de presente, en todas sus variantes, presenta una
obvia utilidad ideológica y apologética para las Iglesias cristianas (y por
eso, dicho sea de paso, sería ingenuo esperar que los teólogos –y el
creyente común– renuncien a esa idea: hacerlo mostraría demasiado
claramente que la casa está construida sobre arena).
Por supuesto, si alguien quiere creer que el Reino de Dios empezó con
Jesús es muy libre de hacerlo, como es libre de creer en nacimientos
virginales, en la posibilidad de caminar sobre las aguas o en que los
ateos son demonios disfrazados. Otros creen en rocas parlantes, en
casas encantadas o en la existencia de duendes en los jardines. Y
también, desde luego, se es libre de creer que Jesús de Nazaret predicó
un reino de Dios presente. Allá cada cual con sus creencias y con los
modos de encontrar un sentido a su vida. Pero quien pretende que los
textos evangélicos leídos con los ojos de la sana crítica le amparan, se
limita a autoengañarse. Y quien presenta la idea de una creencia de
Jesús en la presencia del reino de Dios como un resultado seguro de la
investigación histórica sobre el personaje, o peca de ignorancia o de
charlatanería (o de ambas cosas).
Así pues, a la pregunta: “¿Qué hacen los teólogos con la conclusión más
verosímil, la de que Jesús creyó –como Juan Bautista– en un fin
inminente?”, la respuesta es: al ver en ella una aporía (un callejón sin
salida), intentan barrerla debajo de la alfombra, como intentan barrer
tantas otras cosas problemáticas deducibles de los textos evangélicos,
como la presencia de armas en el grupo de los discípulos del galileo, los
arrebatos de ira de Jesús, su violencia verbal y física (como la de su
intervención en el Templo), su frecuente anuncio de la condenación, el
reconocimiento de su carácter pecador al someterse al bautismo de
Juan, los prejuicios etnocéntricos y antipaganos del galileo, y tantas
otras cosas que –de no ser barridas–, vendrían a ensuciar la pulcritud
del bonito cuento de hadas sobre el Jesús ad usum Delphini que llevan
tanto tiempo contando.
La próxima semana volveré al tandem Juan – Jesús.
Saludos cordiales de Fernando Bermejo
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