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Las galaxias son agrupaciones de miles de millones de estrellas.

Nuestra propia galaxia, es un ejemplo


típico. Estrellas, gas y polvo interestelar orbitan alrededor del centro de la galaxia debido a la atracción
gravitatoria de todas las demás estrellas. Nuevas generaciones de estrellas nacen a partir del gas que se
condensa en regiones llamadas nubes moleculares gigantes y las estrellas, a veces, forman cúmulos de
estrellas. Cuando una estrella alcanza el final de su evolución, puede devolver mucho gas al medio
interestelar que será la fuente para una nueva generación de estrellas. Podemos imaginar a las galaxias
como sistemas que transforman gas en estrellas y éstas nuevamente a gas.

Cuando miramos una galaxia, la luz que vemos viene de dos fuentes. Primero, vemos luz de sus miles de
millones de estrellas; puesto que muchas galaxias están muy lejanas, no vemos estrellas individuales - sólo
la luz difusa combinada de todas. Segundo, vemos luz fluorescente emitida por el gas ionizado por las
estrellas luminosas calientes. Estas nubes de gas resplandeciente marcan los sitios donde nacen nuevas
estrellas - a menudo, suelen parecerse a las cuentas de un collar por la forma en que se encadenan en los
brazos de las galaxias espirales. La luz de las estrellas y del gas es amortiguada, a una cierta distancia, por
el polvo dentro del medio interestelar de la galaxia.

Comparadas con el Sistema Solar, las galaxias son inmensas. Viajando a la velocidad de la luz, tomaría
cerca de dos segundos ir de la Tierra a la Luna, y cerca de cinco horas y media, para ir del Sol a Plutón.
Llevaría 25.000 años para ir desde el centro de la Vía Láctea a la posición del Sol. La Vía Láctea tiene más
de cien mil millones de estrellas, pero las estrellas están tan lejos, unas de otras, que casi nunca colisionan.
Incluso los pasos cercanos entre dos estrellas son sumamente excepcionales. Puesto que las estrellas
raramente interactúan entre sí, sus órbitas, alrededor de la galaxia, raramente cambian. Las órbitas de las
estrellas reflejan el movimiento del gas a partir del cual se formaron las estrellas. Por lo tanto, la forma de
una galaxia nos habla de las condiciones en que se formó, salvo que la galaxia haya sufrido una colisión.

Mientras que las estrellas dentro de una galaxia están separadas por distancias muy grandes comparadas
con sus tamaños, las galaxias están separadas de sus vecinas más cercanas por distancias que son mucho
más pequeñas cuando se comparan con las distancias entre las estrellas dentro de las galaxias. Así, no son
inusuales las colisiones entre galaxias conforme éstas se mueven a través del espacio intergaláctico. Cuando
las galaxias colisionan se penetran unas a otras y se producen choques de estrellas y las nubes de gas, en
una galaxia, son comprimidas y frenadas por nubes de gas de la otra galaxia. Las órbitas de las estrellas
pueden ser sustancialmente perturbadas (debido a la fuerza gravitacional que una galaxia ejerce sobre la
otra) y la comprensión de las nubes de gas puede estimularlas a colapsar y formar estrellas con una tasa
especialmente alta.

Debido a que las estrellas en las galaxias están tan lejos, una señal de una galaxia es generalmente muy
débil. Desde el patio posterior de su casa es difícil ver galaxias a simple vista, incluso las más cercanas. El
mapa del SDSS muestra las galaxias de las profundidades del cosmos, casi tantas galaxias como estrellas.
Las estrellas aparecen como puntos pequeños (las estrellas brillantes tienen una estructura en forma de
cruz, debido a un efecto provocado por una parte del telescopio). Las galaxias más brillantes y grandes son
fáciles de identificar: son señales de luz con una gran variedad de formas, desde elípticas a espirales. Las
mucho más numerosas galaxias débiles son más difíci borrosas y de contraste más bajo que las estrellas
puntuales.

¿Qué es una galaxia?


Las galaxias son enormes conjuntos de cientos o miles de millones de estrellas, todas
interaccionando gravitacionalmente y orbitando alrededor de un centro común. Todas las
estrellas visibles a simple vista desde la Tierra.

Las galaxias son enormes conjuntos de cientos o miles de millones de estrellas, todas
interaccionando gravitacionalmente y orbitando alrededor de un centro común. Todas las
estrellas visibles a simple vista desde la Tierra pertenecen a nuestra galaxia, la Vía Láctea.
El Sol es solamente una estrella de esta galaxia. Además de estrellas y planetas, las galaxias
contienen cúmulos de estrellas, hidrógeno atómico, hidrógeno molecular, moléculas
complejas compuestas de hidrógeno, nitrógeno, carbono y silicio entre otros elementos, y
rayos cósmicos.

Las galaxias adoptan formas determinadas, y se clasifican según esa forma

Las hay espirales (Sa, Sb, Sc), espirales barradas (SBa, SBb, SBc), elípticas (E0 hasta E7),
SO (intermedias entre S y E) e irregulares. Nosotros pertenecemos a una galaxia Espiral
(una Sb), que contiene polvo oscurecedor, y gas interestelar, con muchas estrellas jóvenes
azules en los brazos espirales, y estrellas viejas rojizas en el núcleo.

¿Qué es una galaxia?

Una galaxia es un conjunto masivo de estrellas, nubes de gas, planetas,


polvo y materia oscura -probablemente, el 90% de la masa galáctica-, elementos
todos ellos que orbitan alrededor de un centro común y están unidos
gravitatorialmente. También forman parte de este entramado subestructuras como
las nebulosas.
Se calcula que en el universo existen más de 100 mil millones de galaxias,
divididas a lo largo de la historia por su morfología en tres clases principales –
elípticas, espirales e irregulares– y representadas mediante ilustración a través
del diagrama de diapasón de Hubble.
Se señala al astrónomo persa al-Sufi como el pionero en intuir la existencia de
galaxias, y más concretamente al francés Charles Messier, quien, a finales del
siglo XVIII, compiló un listado de objetos no estelares en el que se incluían más de
una treintena de las citadas galaxias.
Como habitantes de la Tierra, y por ende del Sistema Solar, los seres humanos
ocupamos un pequeño espacio de la Vía Láctea (camino de leche), una galaxia
con forma espiral.

Planetas
Un planeta es un cuerpo que no emite luz y que orbita alrededor del Sol u otra estrella. Los
planetas pueden consistir en roca y metal, como los planetas interiores del Sistema Solar, o
predominantemente de líquido y gas, como los planetas gigantes exteriores. No están
considerados planetas los cometas u otros pequeños objetos como los meteorides. Los asteroides,
sin embargo, son en ocasiones denominados planetas menores. Un planeta puede tener una masa
de hasta aproximadamente diez veces la de Júpiter, por encima de la cual se convertiría en una
enana marrón. (Artículo recomendado: Júpiter estuvo a punto de ser una estrella)

Tipos de planetas

Los planetas se denominan de la siguiente manera:

– Planetas Gigantes: son planetas con una masa y un diámetro mucho mayor que la de la Tierra,

particularmente están formados mayoritariamente por


gas; también son conocidos como gigantes gaseosos. En el Sistema Solar los planetas gigantes
son Júpiter, Saturno, Urano, y Neptuno, aunque hay cada vez más evidencias de objetos similares
en torno a otras estrellas, son los planetas extrasolares.

– Planetas inferiores: son planetas cuya órbita es más próxima al Sol u a otra estrella. En el caso de
nuestro Sistema Solar; con un radio menor al de la Tierra, es decir, como Mercurio o Venus.

– Planetas jovianos: cualquiera de los cuatro planetas gigantes del Sistema Solar: Júpiter, Saturno,
Urano y Neptuno; También conocidos como gigantes gaseosos. Los planetas jovianos tienen
gruesas atmósferas, bajas densidades, grandes diámetros y están constituidos principalmente por
hidrógeno y helio.

– Planeta menor: es un nombre usado para denominar a los asteroides.

– Planeta superior: Cualquier planeta cuya órbita se encuentra más alejada del Sol (y por tanto de
mayor radio) que la de la Tierra; es decir, Marte, Júpiter, Saturno y Neptuno.

– Planeta terrestre: son pequeños planetas con una alta densidad y con una superficie sólida y
rocosa. En el Sistema Solar los planetas terrestres son Mercurio, Venus, la Tierra y Marte.

Qué es Planeta:
Como planeta se denomina al cuerpo celeste primario sin luz propia que describe
una órbita alrededor de una estrella. La palabra proviene del latín planēta, y este a
su vez del griego πλανήτης (planétes), que significa ‘errante’ o ‘vagabundo’.
Como tal, para que un cuerpo celeste sea considerado como planeta, según
la Unión Astronómica Internacional, debe orbitar alrededor de una estrella,
poseer una masa suficiente como que su gravedad domine las fuerzas presentes
como cuerpo rígido, muestre equilibrio hidrostático (y, en consecuencia, una forma
aproximadamente esférica), además de dominar de manera absoluta su órbita, lo
cual implica que haya barrido de esta cualquier otro cuerpo similar.
Planetas exteriores e inferiores
Existen diferentes maneras de clasificar los planetas en nuestro sistema solar.
Una de ella los divide en planetas exteriores o superiores y planetas interiores
o inferiores, siendo que los primeros son aquellos cuyas órbitas son mayores que
la de la Tierra, es decir, que se sitúan a mayor distancia del Sol, mientras que
los planetas interiores o inferiores se caracterizan por presentar órbitas
menores que la de la Tierra, de modo que se encuentran más cerca del Sol.
¿Qué es un planeta?

Los planetas de nuestro sistema solar no aparecieron de la nada. Tampoco lo hizo el Sol. Todos
ellos eran parte de una enorme nube de gas y polvo. La gravedad reunió muchos materiales en el
centro para crear el Sol. Los residuos giraron alrededor del Sol en formación, colisionaron entre sí y
se acumularon. Algunos tuvieron suficiente gravedad para atraer incluso más gas y polvo, y
eventualmente formaron planetas. Mira aquí para aprender más.
Los científicos pasaron mucho tiempo discutiendo sobre qué es en realidad un planeta. En 2006,
acordaron una definición. Dijeron que un planeta debe hacer tres cosas: La primera podría parecer
obvia; debe orbitar alrededor del Sol. En segundo lugar, debe ser suficientemente grande para
tener la suficiente gravedad como para formar una forma esférica. Y en tercer lugar, debe ser
suficientemente grande para que la gravedad despeje los objetos de similar tamaño cercanos a su
órbita alrededor del Sol.

¿Qué es una estrella?


Las estrellas están compuestas de hidrógeno y helio.

Una estrella es una enorme esfera de gas en revolución. El gas es atraído


hacia el interior por la fuerza gravitatoria, aumentando así, la presión de la
estrella. Esto origina una serie de reacciones nucleares en su interior que
liberan energía hacia el exterior en forma de radiación electromagnética,
luz y calor.
La composición media de una estrella de la secuencia principal es un 70%
de hidrógeno, un 28% de helio, un 1,50% de carbono, ozono, oxígeno y
neón, y un 0,50% de hierro y otros elementos.
La nucleosíntesis es el origen de la energía de las estrellas. En el núcleo de
una estrella se producen reacciones nucleares para formar elementos
ligeros, con la consiguiente liberación de energía. Una estrella produce
energía por fusión nuclear.

Dentro del núcleo de la estrella, dos protones de hidrógeno colisionan y se


fusionan para formar en primer lugar deuterio (hidrógeno pesado) y más
tarde dos isótopos de helio. Durante este proceso se libera gran cantidad
de energía. Cada gramo de hidrógeno convertido en helio libera unos
200.000 kw/h.
Nuestra estrella más cercana, el Sol, quema unas 600 toneladas de
hidrógeno por segundo. Esto significa que pierde 4 millones de toneladas
por segundo. Esta energía producida en su interior puede tardar 2 años en
llegar a la superficie y tan sólo 8 minutos en llegar hasta la Tierra en forma
de luz y calor.
Las nebulosas son, sin ninguna duda, las formaciones estelares más
llamativas que podemos observar en el universo. Antiguamente el
nombre se aplicaba a cualquier objeto astronómico difuso, incluidas las
galaxias más allá de la Vía Láctea (la Galaxia de Andrómeda era
conocida como la Nebulosa de Andrómeda)…
Las estrellas son esferas de gas que se mantiene unido gracias al equilibrio entre la
fuerza gravitatoria de la masa que la conforma y que tiende a agruparla y el gas que
tiende a expandirse. Las estrellas son altamente energéticas debido a las
reacciones nucleares que se dan en su interior, de una gran potencia.

Podemos observar estrellas situadas a millones de kilómetros de distancia gracias a


esta energía que generan y que se emite al espacio exterior en forma de radiación
electromagnética (luz), neutrinos (partículas ‘exóticas’) y viento estelar (gas).

Si quieres distinguir el brillo en mitad de la noche de los planetas y las estrellas,


basta con que analices cómo es la luz que ves: si titila, se trata de una estrella.

Las estrellas son esferas de gas que se mantiene unido gracias al equilibrio entre la
fuerza gravitatoria de la masa que la conforma y que tiende a agruparla y el gas que
tiende a expandirse. Las estrellas son altamente energéticas debido a las
reacciones nucleares que se dan en su interior, de una gran potencia.

Podemos observar estrellas situadas a millones de kilómetros de distancia gracias a


esta energía que generan y que se emite al espacio exterior en forma de radiación
electromagnética (luz), neutrinos (partículas ‘exóticas’) y viento estelar (gas).

Si quieres distinguir el brillo en mitad de la noche de los planetas y las estrellas,


basta con que analices cómo es la luz que ves: si titila, se trata de una estrella.
Qué es una nebulosa

Una nebulosa no es más que una nube de polvo interestelar compuesto


de hidrógeno, helio y otros gases ionizados. La mayoría de las que
conocemos tienen un tamaño de cientos de años-luz de
diámetro. Aunque son mucho más densas que el espacio que las rodea,
su densidad es mucho más baja que el vacío que podríamos crear en
nuestro planeta. A fin de cuentas, el espacio no está completamente
vacío, hay una pequeña cantidad de átomos de hidrógeno por metro
cúbico. Una nebulosa del tamaño de la Tierra tendría una masa de sólo
unos pocos kilogramos.

Suelen ser regiones en las que está teniendo lugar la formación de


estrellas. Tal es el caso de los conocidos Pilares de la Creación en
la Nebulosa del Águila. En estas fábricas estelares lo que sucede es que
el gas y el polvo se acumula bajo su propio efecto gravitacional,
acumulando más materia y creando un bucle retroalimentado. Eso
provoca que se atraiga aun más materia y su gravedad siga aumentando
hasta que, eventualmente, se crea una protoestrella. El resto de
materiales que no llegan a incorporarse a la estrella se convierten en el
material del que se originarán los planetas y el resto de objetos que
compondrán el incipiente sistema planetario.
La mayor parte de las nebulosas que conocemos son el resultado del
colapso gravitacional del material del medio interestelar. Cuando
comienzan a surgir las estrellas en su interior, la radiación ultravioleta
que emiten hace visible el gas que las rodea, permitiendo que podamos
observarlo en el espectro visible. Es el caso de la Nebulosa Roseta y la
Nebulosa Pelícano, cuyas imágenes acompañan este bloque del artículo.

¿Qué son las nebulosas?


Básicamente las nebulosas son concentraciones de gas, entre los que predominan el
hidrogeno, el helio y polvo estelar. En general las nebulosas se encuentran en las galaxias
irregulares y en las galaxias espiraladas. Son muy importantes en el Universo, ya que
dentro de las nebulosas es donde nacen las estrellas a partir de la condensación y
agregación de la materia.

A pesar de que son solo nubes de gas y polvo, no todas las nebulosas son iguales y se las
clasifica en tres grupos:

Nebulosas oscuras o de absorción: Se caracterizan por no emitir luz, por lo que no son visibles de
forma directa.

Nebulosas de reflexión: Este tipo de nebulosas reflejan la luz de las estrellas cercanas que
no emiten radiación suficiente para que la nebulosa sea iluminada.

Nebulosas de emisión: Este es el tipo más común de nebulosas, son visibles y emiten luz
debido a la energía que reciben de las estrellas cercanas.

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