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ESTABLECIDO
Recuperación
Complicaciones prevenibles
Déficits sensitivos
Déficit de la audición
Otras disfunciones
Movilidad
Algo común a casi todos los pacientes con ictus establecido es la dificultad
para mantener el equilibrio en posición de sentado y, por supuesto, el equilibrio en
posición de pie. Este problema no se relaciona necesariamente con el hemisferio
afectado sino más bien con la necesidad de aprender a desarrollar nuevos reflejos
para mantener el equilibrio. Existen tres determinantes principales para mantener el
equilibrio en el individuo normal: visión, propiocepción y función laberíntica. En
general deben operar como mínimo dos de estos tres factores. Si el paciente ha
permanecido durante un largo tiempo en la cama, la hipotensión transitoria debida al
cambio súbito de postura puede producir insuficiencia vascular cerebral con vértigos
transitorios. Indudablemente, las disfunciones visuoespaciales y visuomotores
también podrían interferir sobre el mantenimiento del equilibrio.
Deambulación
Autocuidados
Tareas domésticas
Recuperación neurológica
En los pacientes con ictus establecido que presentan una subluxación del
hombro del lado más afectado, la tendencia es siempre a culpar a la subluxación del
dolor de hombro. Sin embargo, muchos hombros subluxados no son dolorosos. Lo
que tiende a pasarse por alto es una contractura dolorosa del hombro que también
se presenta. Cuando se detectan los primeros signos de distrofia refleja asociados
con vasoconstricción en general se puede revertir con rapidez el círculo vicioso por
medio del uso de medidas simples como calor, ejercicios suaves de estiramiento
para recuperar los movimientos completos sin dolor en el hombro, un agente
analgésico oral, baños de contraste para la mano y el brazo y otras medidas
similares para contrarrestar el dolor y la vasoconstricción. Si estas medidas se
utilizan con frecuencia y vigor antes de que hayan comenzado a desarrollarse
cambios estructurales rara vez es necesario utilizar medidas más drásticas para la
distrofia refleja.
La mano y la muñeca
El uso de una férula de reposo en panqueque por la noche, así como la rutina
diaria de ejercicios de estiramiento, pueden ayudar a prevenir el desarrollo de
contracturas de los flexores de los dedos. El paciente que tiene cierto retorno de la
función motora voluntaria en la extremidad superior pero espasticidad en los flexores
más dominantes y por lo tanto tiende a mantener la mano y la muñeca en una
posición flexionada andaría bien utilizando una férula con abertura dorsal para la
mano a fin de mantener ésta y la muñeca en una posición mejor de función e impedir
que la espasticidad de los flexores domine la postura de la mano.
En la hemiplejía aparece edema declive de la mano, que a veces se extiende
hacia el brazo, particularmente cuando la función voluntaria en la extremidad
superior es escasa o nula. Existe una alteración del mecanismo de hombro que
ayuda al flujo venoso y linfático en el brazo. Cuando se comienza a acumular edema
declive es preferible proporcionar al paciente otro medio de mantener el miembro
elevado, en lugar de colocarlo en un cabestrillo contra el tórax. Se recomienda
utilizar una plancha para el antebrazo en la silla de ruedas del paciente con el
extremo de la mano elevado. Mientras el paciente está acostado la extremidad
superior afectada se puede elevar sobre almohadones. El uso del cabestrillo puede
limitarse a los momentos en que el paciente deambula.
Trastornos de la comunicación
Es difícil determinar con rapidez cuáles son los problemas específicos del
paciente en la afasia. A veces es necesario continuar la evaluación durante muchas
visitas antes de que se pueda determinar con precisión los tipos de afasia y
aconsejar a los otros miembros del equipo de rehabilitación cómo deben intentar
comunicarse con el paciente. Los métodos utilizados pueden variar de manera
considerable a medida que progresa el proceso de rehabilitación y que el paciente
muestra alguna mejoría.
En pacientes con afasia grave los principales beneficios tempranos de la
terapia del habla son los cuidados de sostén brindados por el patólogo del habla. La
mayoría de los patólogos del habla concuerdan en que probablemente la
recuperación espontánea de ésta no concluya hasta después de los tres primeros
meses. Transcurrido este tiempo, cuando el paciente alcanza una meseta en la
mejoría funcional con la terapia del habla y ya no progresa durante dos o tres
semanas, la terapia se puede suspender durante un tiempo o limitarse a algunas
tareas que se puedan realizar en el hogar con un seguimiento periódico. Sin
embargo, en la mayor parte de los casos los pacientes muestran progreso con la
terapia del habla y es factible que sigan la terapia de forma ambulatoria. Esto puede
continuar durante un período prolongado, de 12 a 24 meses.
Casi todos los pacientes con ictus establecido tienen fatigabilidad muy fácil.
Algunos de estos pacientes, cuando se los coloca en un ambiente o en una situación
en los cuales se sienten obligados a mantenerse activos por períodos prolongados,
experimentan fatiga acumulativa que a veces da la impresión de un estado
depresivo. En general, para la mayoría de los pacientes con ictus, una de las formas
más efectivas de contrarrestar la depresión es promover una sensación de progreso
y mejoría.
Aspectos profesionales
Esta lesión es, debido a la afección multisistémica, una de las lesiones más
catastróficas –desde el punto de vista social, económico y físico- que le pueden
ocurrir a un adulto joven.
Mecanismos de lesión
Primeros cuidados
A. Completa: la lesión es completa, tanto motora como sensitiva, por debajo del
nivel segmentario.
B. Incompleta: sensación conservada solamente; implica que existe cierta
sensación presente por debajo del nivel de la lesión con parálisis motora
completa.
C. Incompleta: función motora conservada pero sin utilidad práctica para el
paciente; por lo tanto, inutilidad motora.
D. Incompleta: función motora conservada por debajo del nivel lesional. Los
individuos en este grupo pueden utilizar funcionalmente los miembros inferiores y
muchos pueden caminar con auxiliares o sin ellos.
E. Recuperación: estos individuos están libres de “síntomas neurológicos”: sin
debilidad, sin pérdida sensitiva, sin trastornos esfinterianos. Se pueden presentar
reflejos anormales.
Pérdida motora
Nivel C4
Nivel C5
Nivel C6
Los pacientes con lesión por debajo de C6 pueden realizar todas las
actividades que llevan a cabo los pacientes con lesiones de nivel superior y además
son más diestros para vestirse; a menudo lo hacen de forma completa, pueden
empujar sus sillas de ruedas por largas distancias y habitualmente se trasladan de la
cama a la silla. Comenzando en este nivel, los individuos pueden conducir un
automóvil con controles manuales y equipo adicional de adaptación.
Nivel C7
Nivel D1
Nivel D6
Nivel D12
Nivel L4
Reacción psicológica
Sobre la premisa de que el individuo con lesión medular ha sufrido una de las
lesiones más catastróficas desde el punto de vista físico y social, y apreciando que
esta persona ha regresado físicamente a la lactancia en términos de la necesidad de
ayuda para bañarse, vestirse, alimentarse, evacuar y movilizarse, existen
adaptaciones sorprendentes para superar las semanas, meses y años que siguen.
Disfunción vesical
Disfunción intestinal
La inervación para la liberación del tono del esfínter anal es igual que para la
evacuación vesical; la inervación sensitiva para apreciar la distensión del intestino
terminal es la misma que para la distensión vesical. El estímulo de la evacuación
intestinal es la distensión. Por lo tanto, el individuo con lesión medular, antes de su
entrenamiento en regulación, experimenta fases alternantes de constipación y
defecación incontroladas, ya que el componente muscular voluntario inhibe la
evacuación intestinal.
Disfunción respiratoria
Disfunción sexual
Hipotensión ortostática
Adaptación de la temperatura
Alteraciones metabólicas
HUESO
PROTEINEMIA
HIPERCALCEMIA
DISFUNCIÓN HEPÁTICA
DISREFLEXIA AUTONÓMICA
Producido por estímulos nocivos en las partes corporales por debajo del nivel
lesional, el reflejo ocurre con mayor frecuencia en respuesta a la distensión de la
vejiga y el intestino.
Complicaciones potenciales
Ulceración isquémica
Dado que las presionas hidrostáticas en los capilares son bajas y debido a
que el cese del flujo ocurre incluso en presencia de presión arterial positiva parece
lógico que se pueda presentar una isquemia tisular completa cuando se aplican
presiones del orden de la presión capilar.
Entre las complicaciones a las que está expuesta la persona con lesión
medular se encuentra la trombosis venosa profunda. La trombosis venosa profunda
y su consecuencia, el tromboembolismo pulmonar, representan una complicación
grave en la lesión medular traumática, principalmente dentro del primer mes
posterior a la lesión. La trombosis venosa profunda se desarrolla con mayor
frecuencia en lesiones completas que en lesiones incompletas y es más habitual en
las lesiones torácicas y cervicales. Pueden ocurrir episodios subclínicos de
embolización pulmonar con mayor frecuencia que lo que se reconoce habitualmente.
Los hallazgos pueden ser del tipo “agudo” y presentarse como una reacción
inflamatoria que incluye calor, edema y rubor locales, o solo edema o induración. El
hueso heterotópico puede producir obstrucción venosa por compresión externa.
Espasticidad
Las medidas quirúrgicas han incluido neurectomía del nervio obturador para
la espasticidad aductora que interfiere en las tareas de enfermería y la
deambulación, neurectomía ciática para los flexores de la rodilla y los flexores
plantares espásticos y alargamiento tendinoso, en particular del tendón de Aquiles y
el flexor de la rodilla.
Dolor
Otro tipo de dolor ha sido rotulado como dolor visceral y sigue a la distensión
por enemas o a la distensión vesical. Este malestar es de naturaleza abdominal. Una
anomalía visceral como la úlcera péptica o la colecistitis también puede producir un
malestar abdominal no localizado vago.
Función gastrointestinal
Después del alta hospitalaria comienza toda una vida de cuidados. Los
objetivos continuos incluyen el perfeccionamiento de las ganancias físicas ya
logradas, el mantenimiento de la capacidad y la adaptación funcionales alcanzadas y
la identificación de problemas potenciales o ya desarrollados. Esta asistencia incluye
una reevalución regular ambulatoria, así como estudios periódicos en internación a
intervalos de 6 a 18 meses.
Después de la lesión del hospital la persona con lesión medular, cuando sea
posible, será dada de alta para dirigirse a su domicilio, el que deberá sufrir
alteraciones físicas.