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La Guerra Sucia y la violencia revolucionaria

I. La violencia del Estado mexicano, a partir del sexenio de Miguel Alemán (46-
52) contra el movimiento obrero se convirtió en un elemento indispensable y
recurrente, para imponer al naciente charrismo sindical y mantener sometidos
y controlados a millones de trabajadores, organizados en sindicatos
corporativizados que, a pesar de todo, intentaban, cuando menos, defender las
conquistas logradas en períodos anteriores. El ejército juega, a partir de
entonces, el papel de policía político al servicio de la burguesía pro
imperialista, utilizando lo que se conoce como “guerra sucia”, es decir,
acciones ilegales como las torturas, las ejecuciones extrajudiciales, las
detenciones-desapariciones y demás crímenes de Lesa Humanidad.
II. Durante el sexenio de Ruiz Cortinez (52-58) y a principios del de López
Mateos (58-64) se produjeron, entre otros, los movimientos magisteriales y
ferrocarrileros que fueron salvajemente reprimidos por miles de policías y
soldados, llevando presos a sus dirigentes, acusados del delito de disolución
social. Surgen ahí Demetrio Vallejo, Valentín Campa y Othón Salazar.
III. El 23 de mayo de 1962 fue asesinado, por el ejército, junto con su
familia, el dirigente campesino zapatista Rubén Jaramillo, cuando apenas
unos días antes había sido recibido por el Presidente de la República y había
negociado la pacificación de la zona donde operaba, a cambio de la solución
de sus ancestrales demandas de Tierra y Libertad.
IV. Así, a mediados de los ´60, encontramos un panorama desolador entre
obreros y campesinos, controlados, corporativizados, reprimidos y
encarcelados; impedidos por la violencia del Estado de levantar y resolver sus
legítimas demandas. Especialmente, en Chihuahua, el ejército se pone al
servicio de los caciques que despojan a los campesinos de sus tierras, roban
sus pertenencias, violan a sus mujeres y asesinan impunemente a todos los
opositores. Por eso surge la autodefensa armada que, siguiendo el ejemplo de
la Revolución Cubana, se convierte en el Grupo Popular Guerrillero,
encabezado por el profesor Arturo Gámiz. Este primer grupo cae combatiendo
en el intento de asaltar el cuartel militar de Madera, Chihuahua. Los
sobrevivientes reconstruyen el grupo y vuelven a actuar en 1967 y 1968.
Encabezados por Óscar González Eguiarte son fusilados por órdenes de
Gustavo Díaz Ordaz, jefe máximo del ejército, el 11 de septiembre de 1968.
V. Desde principios de la década del ´60, aparece un movimiento estudiantil,
cada vez más influenciado por las ideas de izquierda, opositoras al régimen,
simpatizantes de la naciente Revolución Cubana y de sus dirigentes. Desde la
veterana Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México
(FECSM) y de las renovadas federaciones estudiantiles de los estados, nace
la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED), con la Declaración
de Morelia, de 1963. Su actividad empieza a sentirse no sólo al interior de las
escuelas, sino en las plazas públicas y al lado de las luchas obreras,
campesinas y del pueblo en general. En Guerrero, Puebla, Chihuahua,
Michoacán, Nuevo León, Baja California, etc., los estudiantes empiezan a
jugar un papel cada vez más protagónico en la lucha por mejorar las
condiciones de vida del pueblo y en la defensa de la educación pública. El
ejército reprime directamente muchas de sus manifestaciones y encarcela a
muchos de sus dirigentes.
VI. En Guerrero, desde principios de la década del ´60 un movimiento
cívico se había manifestado una y otra vez contra las acciones de los gobiernos
arbitrarios y corruptos. Varias veces había corrido la sangre del pueblo en las
plazas y cada vez más los dirigentes se convencían de la necesidad de
organizar la resistencia armada de las masas. El 18 de mayo de 1967, en
Atoyac, una pacífica reunión de profesores y padres y madres de familia fue
disuelta a balazos por la policía, obligando al dirigente más visible a
remontarse a la sierra para no ser aprehendido o asesinado, su nombre: Lucio
Cabañas Barrientos, miembro de la JCM y expresidente de la FECSM. Más
tarde Lucio Cabañas será el fundador del Partido de los Pobres y de su brazo
armado, la Brigada Campesina de Ajusticiamiento.
VII. En abril de 1968 se fugó de la cárcel el profesor Genaro Vázquez Rojas,
apoyado por un comando armado. A partir de ese momento constituyó una
organización guerrillera que se llamó Asociación Cívica Nacional
Revolucionaria. Con un prestigio ganado a pulso en las luchas cívicas
anteriores, Vázquez Rojas desplegó sus acciones con un gran apoyo popular.
Sus arengas empezaron a ser conocidas en las universidades del país y en las
zonas urbanas más politizadas.
VIII. En ese contexto estalla un movimiento estudiantil en respuesta a la
intervención brutal de los granaderos en las vocacionales 2 y 5 del IPN y una
preparatoria incorporada a la UNAM. Se sumó a esta represión la que
sufrieron los estudiantes y militantes de organizaciones políticas (que
recordaban el asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, por Fidel
Castro y sus combatientes, el 26 de julio de 1953), y que decidieron
solidarizarse con los politécnicos. A partir de allí los estudiantes
experimentaron diversas formas de lucha, incluyendo las trincheras con sillas,
mesabancos y hasta vehículos quemados, para impedir el paso a los camiones
de granaderos; piedras, palos y lo más agresivo, las bombas molotovs.
IX. Durante el mes de agosto la violencia del Estado se reduce y las
movilizaciones pacíficas de los estudiantes crecen hasta llenar, el 27 de
agosto, el Zócalo capitalino, con cientos de miles de manifestantes, no sólo
estudiantes y maestros, sino también obreros, profesionistas, padres y madres
de los estudiantes. Los jóvenes aprenden a evadir a los granaderos o a
enfrentarse en brigadas de acción rápida que cubren toda la ciudad con sus
volantes informativos y sus llamados al pueblo a sumarse, para obtener la
solución a los seis puntos del pliego petitorio. Hasta el 13 de septiembre, día
de la impresionante manifestación del silencio, los estudiantes mantienen su
actividad en la vía pacífica.
X. El 18 de septiembre el ejército nacional toma la Ciudad Universitaria y las
preparatorias. El 22 le toca el turno a Zacatenco y el 23 de septiembre las
fuerzas represivas toman el Casco de Santo Tomás. Allí los estudiantes
resisten varias horas hasta que son desalojados. Las vocacionales han corrido
la misma suerte. Los dirigentes estudiantiles, no sólo los del Consejo Nacional
de Huelga (CNH), sino los miles de dirigentes de escuelas y coordinadores de
brigadas, sienten una gran responsabilidad ante esta situación y buscan la
solución, la salida pacífica, ante el despliegue de tanta violencia del Estado.
XI. Estaba el CNH buscando la negociación con los representantes del
gobierno, cuando sucede la matanza indiscriminada del 2 de octubre, en
Tlatelolco. Los pocos grupos estudiantiles radicales que se estaban
organizando para responder con armas a las agresiones de los granaderos o
los policías, jamás calcularon el grado de violencia que iba a ejercer el Estado
contra la masa estudiantil y el pueblo que los apoyaba. Pero eso les dio, a
muchos, la medida de lo que se necesitaba para desarrollar la violencia
revolucionaria contra el régimen.
XII. En Tlatelolco fueron asesinados muchos estudiantes, trabajadores, amas
de casa, niños y ancianos; pero, por otra parte, ahí nacieron muchos
guerrilleros que después de reflexionar, planear y organizarse, aparecieron
realizando expropiaciones bancarias, para comprar armamento, vehículos,
casas, alimentos, ropa y medicinas, para mantener combatientes profesionales
y desarrollar la guerra de guerrillas, rural y urbana. Después se conocerán con
nombres específicos, como Los Lacandones, Los Guajiros, Los Procesos, Los
Comandos Armados del Pueblo y el Frente Urbano Zapatista, que se sumarán
a los sobrevivientes de Chihuahua y de Guerrero, y a los del Movimiento de
Acción Revolucionaria (entrenado en Corea del Norte), al Frente Estudiantil
Revolucionario, de Jalisco, a Unión del Pueblo, a los sonorenses de las
Fuerzas Armadas de la Nueva Revolución, a las Fuerzas Armadas de
Liberación del noreste del país y a la Liga de Comunistas Armados, de Nuevo
León, entre otros.
XIII. Uno de los argumentos más contundentes que proclamaron los grupos
guerrilleros de los años ´70, para justificar el uso de las armas para cambiar el
sistema, fue la matanza del 2 de octubre. Muchos grupos que se resistían a
iniciarla llegaron todavía confiados a la manifestación del 10 de junio del 71,
en San Cosme, D.F. Allí conocieron a Los Halcones, un grupo paramilitar de
reciente creación, especialmente preparado para atacar manifestaciones
opositoras al gobierno. Ahí, Los Halcones dejaron un saldo de muertos y
heridos suficiente para motivar el surgimiento de futuros guerrilleros.
XIV. La historia posterior va a desembocar en la creación de la Liga
Comunista 23 de Septiembre, organización que logra coordinar a la gran
mayoría de los grupos guerrilleros del país, con excepción del Partido de los
Pobres, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, las Fuerzas Revolucionarias
Armadas del Pueblo y el Frente de Liberación Nacional, entre otros. Contra
la Liga y los demás grupos guerrilleros el Estado crea la tenebrosa Brigada
Blanca, que deja un saldo de miles de mexicanos torturados, más de mil
desaparecidos, cientos de ejecuciones extrajudiciales, encarcelamientos con
juicios amañados y el terror desatado entre poblaciones enteras.
XV. Por este terrible saldo de crímenes de Lesa Humanidad y de víctimas
inocentes, durante 12 sexenios de gobiernos pro imperialistas urge la
instalación de un Tribunal Popular Nacional y la constitución de una Gran
Comisión de la Verdad que reivindique la participación de los luchadores
sociales orillados a tomar las armas y castigue a los represores que cometieron
crímenes de Lesa Humanidad, que violaron de mil maneras el Estado de
Derecho y las leyes internacionales de la guerra.
XVI. CONCLUSIÓN. Las grandes represiones y crímenes de Lesa
Humanidad de 1946 a la fecha, crearon en el pueblo y particularmente en su
juventud, una conciencia antigobiernista que en muchos de los casos
desembocó en la organización y actuación de grupos guerrilleros que
buscaban el cambio de régimen y el establecimiento de una sociedad justa,
libre y democrática, por medio de la violencia revolucionaria. Sus objetivos
no fueron cumplidos en aquel momento. La democracia electoral que se inició
con las reformas de 1976-77, tuvo este 1 de julio una primera victoria y debe
reconocerse en ella la participación de más de 30 millones de mexicanos que,
desde mucho antes, desde su trinchera social, política, sindical, campesina,
estudiantil o guerrillera, aportaron su sangre y su vida, y serán recordados por
el Pueblo de México y las futuras generaciones de luchadores sociales y
políticos. La siguiente victoria ya está fraguándose, sin duda.

Profr. José Luis Alonso Vargas


Miembro de la Juventud Comunista de México del 14 de agosto de 1964 a agosto de 1970; del grupo Los
Procesos de agosto a diciembre de 1970; de Los Guajiros en todo 1971; de las Fuerzas Revolucionarias
Armadas del Pueblo de 1973 a 1974; del PCM de 1979 a 1981; del PSUM de 1981 a 1987; del PRD de 1989 a
1994. Actualmente milita en el Movimiento Comunista Mexicano.

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