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Ensayo. Experimento mental. Sí, se puede decir así. El ensayo es el resultado de un experimento
mental, por cuanto el autor explora y extrae conclusiones sobre las ideas más simples o más
complejas. Se dice que nada hay que pueda escapar al escrutinio de este explorador mental. Y
es ahí donde radica su valor: en la originalidad, en el dominio que sabe mostrar el ensayista
sobre un tema que ha hecho suyo, no solo por cuanto constituye parte de sus vivencias, sino
porque ha sabido encontrar un punto de vista atractivo para sus destinatarios probables.
Este tipo de escrito demanda experiencia y documentación. La experiencia sin la documentación
se puede quedar en simple opinión que no despierta mayor interés. La documentación sin
experiencias personales no irá más allá de un artículo informativo de los tantos que leemos a
diario. Es el compromiso con el objeto de reflexión, es el haber encontrado una alternativa
creativa a un tema común, lo que te llevaría a convertirte en un “hacedor” de ensayos.
Pues bien, una recomendación: Antes de comenzar a escribir, define conscientemente tu
propósito, documéntate acerca de tema, sea cual sea, y luego busca en el almacén de tus
experiencias aquellas que podrían darle un sabor de intimidad a los datos con que cuentas. Con
esa sencilla receta que no abarca otros ingredientes que la definición del propósito,
documentación y asignación personal de sentido, es suficiente para que desde los primeros
experimentos descartes los resultados ingratos.
288 | el ensAyo
1.- El ensayo
2.- Estructura del ensayo
3.- Extensión del ensayo
4.- El tono
5.- Selección y delimitación del tema
6.- Características que definen el ensayo
7.- Ensayistas prestigiosos
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buenas, desgraciadas o dichosas, derrotadas o triunfantes, son personas muy poco comunes y
tienen unas vidas fascinantes.»
genial. Me anoto.
294 | el ensAyo
7.- Prioriza la amenidad sobre el rigor científico, si bien en algunos casos su objeto es, precisamente,
la divulgación científica.
8.- Pone de manifiesto la solidez o puerilidad del bagaje cultural del autor.
9.- Es asistemático, pero no carece de rigor científico.
10.- “No se propone ser exhaustivo ni es concluyente…es una construcción abierta, no cerrada”,
tal como enfatizan los autores Carmen y Magdalena galindo y Armando Torres-Michúa (1997)
en su libro Manual de redacción e investigación.
Ernesto Sábato
Ensayista y novelista argentino, escribe numerosos ensayos, entre ellos El escritor y sus fantasmas,
donde además de los miedos y neurosis del escritor de ficción, también aborda cuestiones filosóficas,
centrándose en la subjetividad humana, el racionalismo y el arte.
«Tengo la impresión de que Henríquez Ureña -claro que es absurdo decir eso- había leído todo.
Todo. Y al mismo tiempo, que él no usaba eso para abrumar en la conversación. Era un hombre
muy cortés, y -como los japoneses- prefería que el interlocutor tuviera razón, lo cual es una
virtud bastante rara, sobre todo en este país, ¿no?».
En el texto siguiente se han eliminado las tildes. Identifica seis términos que requieren acentuación
ortográfica, y aplica la tilde.
“La identidad, lo identico, lo identificado como definicion y contexto marcan la experiencia isleña a
partir de una historia instituida por tratados internacionales que no son la cultura de diferencia, pero
que si advierten juridicamente lo que es la falsa ocurrencia de un ser historico legitimado por acuerdos
entre metropolis”. (“La identidad negada” del escritor y ensayista dominicano odalís Pérez.)
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Para aumentar el vocabulario, busco en el diccionario las siguientes palabras, y
luego anoto dos sinónimos y dos antónimos de cada una para luego redactar
oraciones. 1º.- Escrutinio: ___________________________________________
2º.- Vivencial: ____________________________________________
3º.- ocaso: ______________________________________________
4º.- Vislumbre: ___________________________________________
5º.- Delimitar: ___________________________________________
El ensayo
El ensayo es un escrito en prosa muy particular, pues tiene la objetividad de la ciencia y la subjetividad
del arte; es el fruto de la reflexión profunda. Más aún, es un escrito que se define por la actitud del
autor, no por el objeto de la reflexión.
El ensayo es el resultado de una especie de experimento mental, ya que el autor observa y extrae
conclusiones sobre ideas simples o complejas. Ningún tema escapa a la mente exploradora del
ensayista.
Su valor radica en la originalidad, en el dominio que sabe mostrar sobre un tema que ha hecho suyo
por sus propias vivencias.
El origen del ensayo se remonta al Renacimiento. Se considera creador a Michael Montaigne, pues
este escritor daba a sus escritos el nombre de ensayo, Essais. Además, durante mucho tiempo los
que practicaron este género, imitaron el carácter de meditación moral que él proyectaba en sus
escritos. Algunos consideran que Montaigne por sí solo estableció la autonomía del género.
Aunque es asistemático, el ensayo no es un escrito superficial, en el que “como quiera” se va a salir
airoso. El ensayista debe contar con autoridad y dominio del tema y del estilo. Debe poseer una sólida
cultura, y es deseable una buena dosis de carisma para despertar el interés de los posibles lectores.
Son muchos los tipos de ensayo. En general, se pueden clasificar en dos grandes tendencias: científicos
y literarios. Como expresión del texto discursivo, el ensayo presenta las tres partes de este tipo de
texto: introducción, desarrollo y conclusión. Se nutre de la prosa expositiva lo mismo que de la
argumentativa, sin descartar otras formas como la descripción, la narración, e incluso el diálogo.
1.- Alvino Romero, S. (2006). Manual práctico de redacción general. Tercera Edición. Santo Domingo:
Editorial Búho.
2.- Espinosa Peña, S. y Herrera Argüelles, S. (2008). Lengua española II. México: Editorial Pearson
Educación. Prentice Hall.
3.- Fernández, F. (1983). Lectura y Redacción. Santo Domingo: universidad Católica Madre y
Maestra, Departamento de Publicaciones.
4.- galindo, C.; galindo, M.; Torres-Michúa, A. (1997). Manual de redacción e investigación. México,
D. F. Editorial grijalbo, S. A.
5.- garcía Molina, B. (1999). Redacción. Curso superior. Santo Domingo, R. D. Editorial Surco1999.
6.- garcía Molina, B. (2012). Redacción. Métodos, organización y expresión del pensamiento. 10ma edición.
Santo Domingo, República Dominicana: Editorial Surco.
7.- Lázaro Carreter, F. Manuales de orientación universitaria.
8.- Paz, o. (1996). El laberinto de la soledad. Extraído de http://www.ensayistas.org/antologia/
XXA/paz/paz2.htm
9.- Sánchez Lobato, J. (Coordinador) Cervera Rodríguez, A.; Hernández garcía, g.; Pichardo
Niño, C. (2006). Saber escribir. Madrid: Santillana Ediciones generales, S. L. Editorial Aguilar.
10.- Wikipedia
11.- (Recuperado el 19 de julio desde: https://docs.google.com/viewer?a=v&q=cache:lz-
ipocNfwMJ:www.br.inter.edu/dirlist/Educacion_CienciasSociales_EstudiosHuman/filome
na_cintron/Repaso%2520PCMAS/Para%2520un%2520arte%2520de%2520escribir.
doc+para+un+arte+de+escribir&hl=es&gl=do&pid=bl&srcid=ADgEEShbuuD0ruHIT
MuYhkEyo48QqC1Do_cLoAKgFnDoKV16fI2ps9gA-Mm37EDP7Va0Di3oT_5sL4cE-
nVAhP5bfthAsWRW_T3kQfpfZDTQugZF6sy87RCooFMbVwamBVvKsLvX5JMw&sig
=AHIEtbTgd0rFX2-WvofXILHemEL8u5o4jQ)
298 | el ensAyo
Actividades de la unidad XII
Ejercicios de asimilación
Los ejercicios de asimilación tienen como objetivo ponerte en situación de “darle vueltas al
material”, hacerlo conocido, volverlo amigable. Aún no se trata de ver tus destrezas intelectuales o
tu capacidad de aplicación. Eso llegará más adelante en la medida en que leas, releas y vuelvas a leer,
y se produzca la internalización del contenido.
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Evidentemente, escribir es sólo cuestión de tener algo que decir y de decirlo lo mejor posible.
Por lo tanto, de substancia y de forma.
Prescindamos por el momento de lo que resulta anterior aún a eso, que es la preparación general,
el fondo de cultura y de adiestramiento específico indispensable para tener algún depósito
contra el cual girar. Sobre eso vendremos luego, aunque sea previo. Asumamos que ese fondo
existe en mayor o menor medida, y que nuestro escritor en ciernes experimenta unas ganas
irresistibles de expresarse literariamente. Lo primero, repito, en ese trámite, es lo que se
quiere decir: la substancia.
La substancia puede ser de índole muy variada; substancia de pensamiento, substancia de
cosas o substancia de emoción. En otras palabras: el escritor se pone ante la cuartilla como
un meditador, como un “reportador” o como un poeta…aunque sea en prosa. Obviamente, el
trance menos severo es el del que llamo “reportador”. Tiene éste el mundo, o una parcela de
él, frente a sí. Las cosas que se propone entresacar de él y revelar o destacar al lector están
ahí: es sólo cuestión de elegirlas con acierto, por lo que tienen de insólitas o, al contrario, de
características; por lo que tienen en todo caso, de significativas. Si no ve eso, no vale la pena
que escriba. El escritor es por definición, un señor que cree ver más o mejor que los demás.
No hay modo de quitarle al oficio esa vanidad. Y ya el ver claras las cosas significativas, el verlas
con su propio perfil, no es poca substancia. De los buenos informadores, entran pocos en libra.
Otro modo de substancia es la emoción que se experimenta ante las cosas o por la ausencia y
nostalgia de ellas. Es la materia del poeta; del escritor de sensibilidad o el escritor de fantasía.
El primero es el que se conmueve con presencias; el segundo, el que se emociona con
ausencias. Aquél podrá informar primero de las cosas que le impresionan, como en el caso del
cronista o del narrador, pero lo más importante de su materia será siempre la herida que ellas
hacen en su sensibilidad, y su acierto expresivo consiste en respirar por esa herida. El segundo
se crea un mundo a su gusto o su angustia. Tendrá que ser un mundo interesante, un mundo
en que el aleteo de su fantasía sea bastante vigoroso para despertar la fantasía que los demás
hombres llevan dormida.
Y finalmente, está el escritor cuya materia es el pensamiento. Se parece mucho al escritor
emotivo; sólo que en él la sensibilidad es de la inteligencia y de la conciencia, y consiste en la
aptitud para reaccionar con ideas ante las cosas del mundo, o ante las ideas mismas de él y de
los demás.
Es evidente que esas substancias _ imágenes de cosas, emociones, ideas_, se tienen o no se
tienen cuando se va a escribir. No sé que haya ninguna fórmula para hacerse de ellas, para
agenciárselas a la fuerza. La cultura contribuye mucho a esa dotación, pero si no va
acompañada de sensibilidad, la cultura por sí sola no vale. Hay mucha gente cultísima que no
sabe escribir, no ya por-
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Apuntes pArA el estudio del espAñol ( i y ii ) | 301
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que carezca de la técnica del caso, a que luego me referiré, sino porque tiene lo que
pudiéramos llamar la cultura pasiva, sin vibración de sensibilidad bastante para irradiar las
substancias de ella. Miran, sienten y piensan para sí. La experiencia del mirar, el sentir y el
pensar no los llena y estremece al punto de que necesiten desbordarse en la comunicación
literaria. El escritor genuino es siempre una sensibilidad que no puede contenerse. Por eso
generalmente, se les paga tan mal.
Una vez en posesión de esa materia efusiva, el problema del escritor es precisamente la efusión;
cómo expresarla, cómo sacársela de dentro y darle un cauce comunicativo. Y aquí me parece
que no hay más que dos vías posibles: la de la inspiración y la del método.
La inspiración es un modo de expresarse que, misteriosamente, se ordena a sí mismo. Es propio
de los escritores poéticos, pero no patrimonio exclusivo de ellos. Hay días en que también el
reportador ve las cosas más significativas que nunca; impudorosamente parecen mostrarle de
por sí su perfil desnudo y agruparse en su justa jerarquía, sin que haya más que trasladar al
papel su misteriosa espontaneidad. También el meditador habitualmente afanado tras la
esquivez y sutileza de los conceptos, tiene días en que éstos se le echan encima como un
rumoroso enjambre y le punzan lo más delicado de la conciencia, como si quisieran incitarle al
hallazgo y la plenitud. En esos días, se dice que se está “inspirado”.
Vaya usted a saber de qué depende eso. A lo mejor, de una buena digestión, de una víspera de
sueño reparador. O tal vez de un culto destilamiento que lentamente se le ha ido produciendo
entre los cuarzos del espíritu.
La inspiración, pues, es un estado de gracia. Lo mismo le puede sobrevenir al escritor novicio que
al veterano. Los poetas dependen casi enteramente de ella (por eso escriben tan poco…si son
poetas de verdad). Los demás, no pueden depender de cosa tan adventicia, sobre todo si son
escritores profesionales. Cuando las imágenes y las ideas no hallan su camino de por sí, no hay
más remedio que abrírselo. Esto es lo que se llama metodizar la exposición. Método significa,
como es sabido, camino.
Permítaseme tomar el ejemplo que me es más cercano en este momento. Mientras esto escribo,
ando un poquillo afortunado. Mal que bien, esto va saliendo con cierto orden, sin que yo
hiciera demasiado plan previo de expresión. Sencillamente, antes de ponerme a escribir, puse
en una cuartilla, a la carrera, diez o doce renglones de tipo telegráfico, con las ideas y las
fórmulas verbales que de entrada se me ocurrieron acerca del tema. Como no tenían orden
espontáneo alguno, se lo he ido dando al escribir. Pero mucho más a menudo ocurre que uno
no está tan “de vena”; y entonces sí hace falta un esquema previo de lo que se va a decir, un
“esqueleto” en que los conceptos se jerarquizan y articulan lógicamente. He aquí, pues una
primera recomendación para el novicio que quiera irse habituando a la expresión ordenada,
sobre
Ejercicios
1.- Explica de qué trata este escrito.
2.- ¿Cuál es el propósito de Jorge Manach en este ensayo?
3.- Transcribe algunas expresiones que sirvan de soporte a tu opinión.
4.- ¿Cuáles son las consideraciones de Mañach respecto a la soltura en el escribir?
5.- ofrece por lo menos tres de las recomendaciones de este autor.
6.- Ilustra con ejemplos la manera en que el autor hace convivir la denotación y la connotación para lograr sus
7.- ¿Cuál es el tono creado por el emisor de este escrito?
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III. Ahora te presento un fragmento de otro ensayo, esta vez del escritor mexicano Octavio
Paz.
Léelo con atención, degústalo, y luego responde las cuestiones que aparecen debajo.
Todos santos, día de muertos
(Fragmento)
Octavio Paz
El solitario mexicano ama las fiestas y las reuniones públicas. Todo es ocasión para reunirse.
Cualquier pretexto es bueno para interrumpir la marcha del tiempo y celebrar con festejos y
ceremonias hombres y acontecimientos. Somos un pueblo ritual. Y esta tendencia beneficia a
nuestra imaginación tanto como a nuestra sensibilidad, siempre afinadas y despiertas. El arte
de la fiesta, envilecido en casi todas partes, se conserva intacto entre nosotros. En pocos
lugares del mundo se puede vivir un espectáculo parecido al de las grandes fiestas religiosas
de México, con sus colores violentos, agrios y puros, sus danzas, ceremonias, fuegos de
artificio, trajes insólitos y la inagotable cascada de sorpresas de los frutos, dulces y objetos que
se venden esos días en plazas y mercados.
Nuestro calendario está poblado de fiestas. Ciertos días, lo mismo en los lugarejos más apartados
que en las grandes ciudades, el país entero reza, grita, come, se emborracha y mata en honor
de la Virgen de Guadalupe o del General Zaragoza. Cada año, el 15 de septiembre a las once
de la noche, en todas las plazas de México celebramos la Fiesta del Grito; y una multitud
enardecida efectivamente grita por espacio de una hora, quizá para callar mejor el resto del
año. Durante los días que preceden y suceden al 12 de diciembre, el tiempo suspende su
carrera, hace un alto y en lugar de empujarnos hacia un mañana siempre inalcanzable y
mentiroso, nos ofrece un presente redondo y perfecto, de danza y juerga, de comunión y
comilona con lo más antiguo y secreto de México. El tiempo deja de ser sucesión y vuelve a ser
lo que fue, y es, originariamente: un presente en donde pasado y futuro se reconcilian.
Pero no bastan las fiestas que ofrecen a todo el país la Iglesia y la República. La vida de cada
ciudad y de cada pueblo está regida por un santo, al que se festeja con devoción y regularidad.
Los barrios y los gremios, cada uno de nosotros —ateos, católicos o indiferentes— poseemos
nuestro Santo, al que cada año honramos. Son incalculables las fiestas que celebramos y los
recursos y tiempo que gastamos en festejar. Recuerdo que hace años pregunté al Presidente
municipal de un poblado vecino a Mitla: “¿A cuánto ascienden los ingresos del Municipio por
contribuciones?” “A unos tres mil pesos anuales. Somos muy pobres. Por eso el señor
Gobernador y la Federación nos ayudan cada año a completar nuestros gastos.” “¿Y en qué
utilizan esos tres mil pesos?” “Pues casi todo en fiestas, señor. Chico como lo ve, el pueblo
tiene dos Santos Patrones.” […]
Ejercicios:
1.- ¿Qué es lo que nos dice octavio Paz acerca del espíritu festivo de los mejicanos?
2.- ¿Cuál es el propósito del ensayo?
3.- ¿Cómo introduce este ilustre ensayista su tema?
2.- ofrece tu opinión acerca de las vivencias del autor en este asunto
4.- ¿Qué dices del tono del discurso?
5.- Comenta el pasaje relativo a la Fiesta del grito y la personalidad de los mexicanos.
6.- Trata de encontrar algún paralelismo entre mexicanos y dominicanos. Argumenta tu opinión.
Haz un listado previo de coincidencias y diferencias.
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Apuntes pArA el estudio del espAñol ( i y ii ) | 309
Coincidencias Diferencias
Mejicanos dominicanos Mexicanos Dominicanos
Paralelismo:
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IV. Selecciona en la Web o en un periódico o revista, un ensayo típico de diez o veinte párrafos,
y revisa los siguientes aspectos:
1.- ¿Puedes identificar la introducción? Transcríbela.
2.- Especifica la presentación expositiva del tema
3.- Determina cuál es el tono del discurso. ¿En cuáles expresiones se hace evidente? Anótalas.
4.- Revisa cuál es la función del lenguaje que predomina, si denotativa o la connotativa. Muéstranos
tres o cuatro frases que justifiquen tu respuesta.
5.- observa si el autor manifiesta rigor científico en este ensayo. ¿En cuáles expresiones identificas
el rigor o la ausencia de él?
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Apuntes pArA el estudio del espAñol ( i y ii ) | 311
V. Después de buscar información en la Internet, redacta una biografía de uno de los
ensayistas de renombre. Enfócate en las cualidades de su discurso. Redacta con los datos un
ensayo. Emplea un tono intimista, como si se tratara de tu amigo personal.
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VI. Elige un tema de tu interés, uno cuyas vivencias y posteriores impresiones sean para
ti re-levantes, y quieras compartir con otros tus consideraciones al respecto. Elabora un
ensayo de cinco párrafos por lo menos. Cuida la estructura y el estilo. Crea un tono adecuado
al tema y al propósito.
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3.- La función denotativa del lenguaje predomina en el ensayo de tipo:
(Literario, científico, irónico)
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