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CAS. N.

° 17410 - 2016

CUSCO

Sumilla. No resulta arreglado a derecho


que una Comunidad Campesina pretenda
la aplicación del artículo 92 del Código
Civil, para intentar buscar la caducidad
respecto del cuestionamiento de los
acuerdos tomados por la Asamblea
General de dicha comunidad, por parte de
un comunero asociado; toda vez que, una
Comunidad Campesina se rige por su Ley
especial N° 24656, Ley General de
Comunidades Campesinas, la cual no
establece plazo de caducidad alguno.

Lima, treinta y uno de octubre del dos mil diecisiete.

LA SALA DE DERECHO CONSTITUCIONAL Y SOCIAL PERMANENTE DE LA CORTE


SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA. VISTA la causa diecisiete mil
cuatrocientos diez - dos mil dieciséis; en audiencia pública llevada a cabo en la
fecha, con los señores Jueces Supremos Walde Jáuregui - Presidente, Rueda
Fernández, Wong Abad, Toledo Toribio y Bustamante Zegarra; y, luego de
verificada la votación de acuerdo a ley, se emite la siguiente sentencia.

I. MATERIA DEL RECURSO

RECURSO DE CASACIÓN. Se trata del recurso de casación interpuesto por: 1) la


demandada Comunidad Campesina Anansaya Urinsaya Ccollana de Anta, de
fecha dieciséis de junio de dos mil dieciséis, obrante a fojas doscientos cincuenta;
y, 2) por la codemandante Felipa Pillco Ayte, de fecha dieciséis de junio de dos
mil dieciséis, obrante a fojas doscientos setenta y cinco, ambos, contra la
sentencia de vista expedida por la Sala Civil de Cusco de la Corte Superior de
Justicia de Cusco dictada el treinta de mayo de dos mil dieciséis, obrante a fojas
doscientos veintiocho, que confirmó la sentencia de primera instancia, de fecha
veintitrés de setiembre de dos mil quince, obrante a fojas ciento cincuenta y cinco,
que declaró fundada en parte la demanda, y declara nulo el acuerdo adoptado el
veintitrés de octubre de dos mil once de descalificación y separación definitiva de
la comunidad demandada al codemandante Julián Avalos Arias, volviendo al
estado anterior de comunero calificado, y declara nulo el acuerdo adoptado el
diez de agosto de dos mil catorce solo en el extremo que se declara lote libre el
N° 164; e infundada la misma demanda, respecto del acuerdo tomado el once de
setiembre de dos mil once, en el que se revierte a la comunidad demandada el
huerto familiar que posee la codemandante Felipa Pillco Ayte y respecto al
acuerdo de declarar libre el lote N° 82 (huerto familiar) y sortearlo.

II. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE HAN DECLARADO PROCEDENTES


LOS RECURSOS DE CASACIÓN

Mediante resoluciones supremas de fecha seis de febrero de dos mil diecisiete,


obrantes a fojas ciento sesenta y cinco, y, ciento sesenta y ocho del cuaderno de
casación formado en esta Sala Suprema, se declararon procedentes los recursos
de casación interpuestos por la demandada Comunidad Campesina Anansaya
Urinsaya Ccollana de Anta, y por la codemandante Felipa Pillco Ayte,
respectivamente, por las siguientes causales: 1. Comunidad Campesina Anansaya
Urinsaya Ccollana de Anta: h) Infracción normativa del artículo 92 del Código Civil;
señala que, la Sala Superior debió aplicar el artículo 92 del Código Civil en su
totalidad, lo que conlleva también a aplicar el plazo para solicitar tal impugnación
de acuerdos de asociaciones. i) Infracción normativa del artículo 139 inciso 3 de
la Constitución Política del Estado; arguye que, las instancias de mérito han
vulnerado el debido proceso y la tutela jurisdiccional efectiva al momento de
emitir sentencia sobre el fondo del asunto, por cuanto conforme se advierte de
autos la presente demanda ha sido interpuesta después de haber transcurrido
más de cuatro años ininterrumpidos en uno de los casos y después de seis meses
en el segundo caso, cuyo hecho se contradice con el sistema jurídico, por cuanto
la caducidad es una institución jurídica de orden público que no admite pacto en
contrario, debiendo imperativamente el juez de la causa declarar de oficio por
imperio de la ley y no como resuelve obviando normas sustantivas. 2. Felipa Pillco
Ayte: i. Infracción normativa del artículo 139 incisos 3 y 5 de la Constitución Política
del Estado, de los artículos 50 inciso 6, 122 inciso 3 y 197 del Código Procesal Civil;
arguye que, la asamblea de fecha once de setiembre de dos mil once, ha sido
actuada vulnerándose manifiestamente el debido procedimiento, el cual no ha
sido observado por las instancias de mérito, pues estos no se han pronunciado
sobre tal afectación; no obstante, que el principio del debido procedimiento es
una manifestación del debido proceso en sede administrativa.

III. CONSIDERANDO

PRIMERO. Antecedentes. 1.1. Demanda: Con fecha catorce de enero de dos mil
quince, obrante a fojas setenta y nueve, los demandantes Julián Avalos Arias y
Felipa Pillco Ayte, interponen demanda de impugnación judicial de acuerdos de
asamblea general, contra, lo siguiente: a) Acta del once de setiembre de dos mil
once, culminada el dieciocho de setiembre de dos mil once, donde revierten a la
comunidad demandada el huerto familiar que posee la codemandante Felipa
Pillco Ayte transmitida por herencia por su hermano comunero hoy finado
Paulino Pillco Ayte. b) Acta del veintitrés de octubre de dos mil once, donde
aprueban la descalificación y la separación definitiva de la comunidad
demandada al codemandante Julián Avalos Arias, y volviendo al estado anterior
de las cosas se le considere comunero calificado de la comunidad demandada y
declarar sin efecto la separación definitiva. c) Acta del diez de agosto de dos mil
catorce, donde la demandada decide declarar lotes libres y destinaron para el
sorteo de los comuneros sin lotes, el huerto familiar, y el lote N° 164, que poseen
los demandantes. 1.2. Excepción: Mediante escrito del doce de marzo de dos mil
quince (fojas ciento uno), la Comunidad Campesina Anansaya Urinsaya Ccollana
de Anta, deduce la excepción de caducidad, la misma que por medio de la
resolución número cinco (fojas ciento veinticinco), se declaró improcedente. 1.3.
Contestación: La Comunidad Campesina Anansaya Urinsaya Ccollana de Anta, con
fecha diecinueve de marzo de dos mil quince (de fojas ciento nueve), contesta la
demanda, solicitando se declare infundada, manifestando que, es imposible que
la actora pretenda hacer uso de las tierras de la Comunidad utilizando un
testamento otorgado por su hermano, teniendo en cuenta que la Comunidad es
la única propietaria y solamente los comuneros hacen uso de sus tierras, hecho
que se encuentra establecido en su propia ley; la actora señala que con el
testamento dejado por su fallecido hermano es que venía poseyendo los terrenos
de la Comunidad haciendo hincapié al artículo 17 del Estatuto de la Comunidad;
sin embargo, efectuando un análisis de aquella norma, se tiene que la misma se
aplica a una descendencia directa y legal, es decir, de padres a hijos o viceversa,
más no de parientes colaterales como pretende hacer valer la actora; agrega que
si bien la parte actora indicó que en el año dos mil doce solicitó una
reconsideración a la Comunidad hasta en dos oportunidades, sin embargo,
aquellas cartas fueron presentadas una año después de haberse realizado la
asamblea materia de impugnación, cuando ya había caducado el derecho;
además que, pese a que se les requirió a que declararan nulo el testamento con
el que aducen ser dueños, estos hicieron caso omiso. 1.4. Sentencia de primera
Instancia:Con fecha veintitrés de setiembre de dos mil quince (fojas ciento
cincuenta y cinco), se emite la sentencia de primera instancia que declara fundada
en parte la demanda, sustentándose en que, respecto de la decisión de reversión
del huerto familiar en asamblea del once de setiembre de dos mil once, no existe
controversia en que el señor Paulino Pillco Ayte fue comunero al igual que su
deceso y que no tuvo descendencia, entonces, el huerto familiar que poseía de la
Comunidad demandada, podía ser revertido de acuerdo al estatuto comunal, no
estando sometido a juicio de validez el testamento otorgado por la aludida
persona, ni si a mérito de dicho documento los actores tienen derecho a la
propiedad o mejor derecho de propiedad sobre la Comunidad; sobre la
descalificación y separación definitiva de Julián Avalos Arias acordado en la
Asamblea del veintitrés de octubre de dos mil once, no existe prueba que
demuestre que la Comunidad hiciera conocer al demandante qué falta
disciplinaria cometió para merecer la sanción más grave, no dando la posibilidad
de ejercer su derecho de defensa, indicando la demandada que, les advirtió a los
demandantes que declararan nulo el testamento, lo que es inadmisible pues los
cargos se deben conocer antes de dar tiempo para descargar y lo afirmado por
la Comunidad no es un cargo, sino una amenaza/advertencia; ahora bien, sobre
la declaración de los lotes libres y destino para sorteo entre los compañeros sin
lotes, del huerto familiar y del lote N° 164 que poseen los demandantes
acordados en asamblea del diez de agosto de dos mil catorce, se infiere que el
lote N° 82 es el huerto familiar revertido, en tal sentido nada pueden cuestionar
los demandantes pues la Comunidad como propietaria puede y debe ejercer los
atributos de la propiedad libremente, en cuanto al lote N° 164 que fue concedido
a Julián Avalos Arias, al ser nula su descalificación y separación como comunero,
sus derechos como tal están intangibles. 1.5. Sentencia de vista: del treinta de
mayo de dos mil dieciséis (fojas doscientos veintiocho), confirmó la sentencia de
primera instancia, manifestando, respecto del acuerdo acogido por la Asamblea
General de la Comunidad Campesina del once de setiembre de dos mil once,
debe quedar claro que el carácter inalienable del territorio comunal, hace
imposible que un comunero pueda disponer a título personal de los bienes que
le pertenecen a la comunidad campesina, por tanto, no puede pedirse el derecho
de uso respecto de un bien de la comunidad aduciendo que le fue heredado; en
consecuencia, la decisión adoptada por la Asamblea General de la demandada
sobre la reversión del lote 82 conformante del territorio comunal de la
demandada, no es producto de una interpretación equivocada de nuestro
ordenamiento jurídico, ni puede catalogarse como arbitraria; en relación a los
acuerdos de la Asamblea General de la Comunidad Campesina del veintitrés de
octubre de dos mil once, y diez de agosto de dos mil catorce, no se refutan los
argumentos por los cuales se declaró fundada en parte la demanda, esto es, la
trasgresión del derecho de defensa de Julián Avalos Arias, al haber tomado la
decisión de descalificarlo como comunero, sin que se le haga conocer sobre las
imputaciones, ni que pueda efectuar sus descargos, por lo que se entiende que
dicho argumento fue acogido por las partes; en consecuencia, tampoco resulta
errado que se haya declarado nulo el acuerdo del diez de agosto de dos mil
catorce solo respecto del lote N° 164.

SEGUNDO. En primer lugar, se debe mencionar que, de las infracciones


normativas propuestas, se tiene que empezar a examinar la vinculada con la
causal al debido proceso, tutela jurisdiccional efectiva y motivación de las
resoluciones judiciales, derechos que se encuentran protegidos
constitucionalmente; por ende, este Tribunal Supremo procede a emitir
pronunciamiento respecto de la infracción normativa de los incisos 3 y 5 del
artículo 139 de la Constitución Política de Estado. 2.1. Así, conviene recordar que
el artículo 139 inciso 3 de nuestra Constitución Política consagra como principio
rector de la función jurisdiccional, dentro de nuestro ordenamiento jurídico, la
observancia del debido proceso; el cual, conforme a la interpretación que
reiteradamente ha sostenido la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
exige fundamentalmente que todo proceso o procedimiento sea desarrollado de
tal forma que su tramitación garantice a las personas involucradas en él las
condiciones necesarias para defender adecuadamente y dentro de un plazo
razonable los derechos u obligaciones sujetos a consideración[1]. 2.2.Asimismo,
se debe mencionar que el debido proceso tiene la función de asegurar los
derechos fundamentales consagrados en la Constitución otorgándole a toda
persona la posibilidad de recurrir a la justicia para obtener la tutela jurisdiccional
de los derechos individuales, a través de un procedimiento legal en que se dé
oportunidad razonable y suficiente de ser oído, ejercer el derecho de defensa,
producir prueba y de obtener una sentencia que decida la causa con arreglo a
ley. Uno de los principales componentes del derecho al debido proceso se
encuentra constituido por el denominado derecho a la motivación, consagrado
por el artículo 139 inciso 5[2] de la Carta Política, por el cual se garantiza a las
partes involucradas en la controversia, el acceso a una respuesta del juzgador que
se encuentre adecuadamente sustentada en argumentos que justifiquen lógica y
razonablemente, en base a los hechos acreditados en el proceso y al derecho
aplicable al caso, la decisión adoptada, y que, además, resulten congruentes con
las pretensiones y alegaciones esgrimidas por aquellas dentro de la controversia.
2.3. Además, aquello concuerda con lo establecido por el inciso 6 del artículo 50
del Código Procesal Civil, que prescribe: “Son deberes de los Jueces en el proceso:
[…] 6. Fundamentar los autos y las sentencias, bajo sanción de nulidad,
respetando los principios de jerarquía de las normas y el de congruencia”; por su
parte, el inciso 3 del artículo 122 de la norma en comento, señala: “Las
resoluciones contienen: […] 3. La mención sucesiva de los puntos sobre los que
versa la resolución con las consideraciones, en orden numérico correlativo, de los
fundamentos de hecho que sustentan la decisión, y los respectivos de derecho
con la cita de la norma o normas aplicables en cada punto, según el mérito de lo
actuado”. 2.4. Acerca de la infracción normativa de la codemandante Felipa Pillco
Ayte, se observa que esta parte recurrente sustenta su vulneración al debido
proceso y motivación de las resoluciones judiciales en concordancia con el
artículo 197[3] del Código Procesal Civil, sobre la valoración de los medios
probatorios; así, manifiesta que la Sala de mérito, respecto del Acta de la
Asamblea Comunal del once de setiembre de dos mil once, fue actuada
vulnerándose el debido procedimiento, pues alega que la decisión tomada por la
comunidad relacionado con la reversión del huerto familiar fue dada en forma
arbitraria y sin la presencia de la actora ni de su cónyuge, ambos demandantes.
2.4.1 Respecto de ello, se advierte de la sentencia recurrida que la Sala Superior
en el fundamento 18, menciona que al señor Paulino Pillco Ayte (hermano de la
codemandante) se le otorgó un huerto familiar constituido por el lote N° 82, el
mismo que formaba parte del territorio de la Comunidad Campesina demandada,
pero que al fallecimiento de dicha persona, éste nombró como heredera a la
citada codemandante, declarando como bienes a heredar el aludido huerto
familiar, documento que fue inscrito en la Partida N° 11052304 del Registro de
testamentos de la Zona Registral N° X Sede Cusco. A su vez, el Colegiado Superior
en el fundamento 20 de la sentencia de vista, manifiesta sobre el carácter
inalienable del territorio comunal, lo que imposibilita a un comunero a disponer
a título personal de los bienes que pertenecen a la comunidad campesina; así
concluye que, en aplicación del artículo 17 del Estatuto de la Comunidad
demandada, un terreno que fue asignado a un comunero tiene que ser revertido
a favor de la comunidad campesina al fallecimiento de este último, salvo que
exista una descendencia directa o legal, lo que no ocurre en el caso de ser
hermanos. 2.4.2. Atendiendo a ello, se aprecia del fundamento 23 que el
Colegiado Superior, relacionado al procedimiento llevado a cabo por la
Comunidad Campesina para decidir por la reversión del huerto familiar (lote N°
82), hizo mención a que la decisión adoptada fue considerando el testamento
dejado por el señor Paulino Pillco Ayte (hermano de la codemandante),
otorgándole en esa misma Acta del once de setiembre de dos mil once un plazo
al comunero Julián Avalos Arias (esposo de la actora y codemandante) para que
tramite la nulidad del citado testamento; entonces, no se desprende que la Sala
de mérito haya vulnerado el derecho a un debido proceso o motivación de las
resoluciones judiciales, pues se advierte que para emitir su fallo ha tomado en
consideración las pruebas aportadas al proceso, como es el caso de la propia acta
cuestionada y el testamento, concluyendo de esa manera que la decisión de la
comunidad no fue despótica o autoritaria, además que los argumentos de
defensa de la parte recurrente estaban dirigidos a que el testamento la legitimaba
para poseer el lote N° 82, así como que no tuvo participación en la asamblea,
argumentos que son los mismos que están contenidos en su demanda y
apelación. En consecuencia, existiendo una debida motivación y respeto a los
principios de congruencia y valoración conjunta de los medios probatorios,
resultan infundadas todas las causales procesales indicadas anteriormente,
respecto del recurso de casación de Felipa Pillco Ayte. 2.5. Respecto de la
infracción normativa de la demandada Comunidad Campesina Anansaya Urinsaya
Ccollana de Anta, sobre la vulneración al debido proceso; en cuanto al presente
recurso, se evidencia que la comunidad recurrente, pone en debate ante esta Sala
Suprema el hecho que en la sentencia de vista no se habría tomado en
consideración que la demanda fue interpuesta luego de cuatro años de haberse
levantado el Acta cuestionada del veintitrés de octubre de dos mil once; y,
después de seis meses respecto del Acta de fecha diez de agosto de dos mil
catorce, por lo que se habría producido la caducidad, debiendo –inclusive– el juez
declararla de oficio. 2.6.Sin embargo, en la recurrida se desprende que el
Colegiado Superior ha emitido pronunciamiento respecto de la excepción de
caducidad planteada por la parte demandada, tal como se observa de los
fundamentos 10 al 14, apreciándose de aquellos que, la Sala de mérito consideró
que para el presente caso no resultaría aplicar de modo analógico el plazo de
caducidad contemplado en el artículo 92 del Código Civil, pues las Comunidades
Campesinas se rigen por la Ley N° 24656 el cual no regula plazo de caducidad
alguna. Por tanto, se puede concluir con facilidad que en la sentencia de vista
materia del presente recurso de casación sí ha existido pronunciamiento referente
al plazo de caducidad que alega la Comunidad Campesina demandada, siendo
equivocado que la norma, imperativamente disponga que el Juez pueda
declararla de oficio, cuando ya exista una decisión originada a pedido de parte,
como ha ocurrido con la excepción de caducidad; es decir, en el presente proceso,
ya se puso en debate la cuestionada caducidad, desprendiéndose de esa forma,
que no existe vulneración alguna al derecho al debido proceso como así lo alega
la Comunidad Campesina, debiendo por ende, declarar infundada la infracción
procesal normativa propuesta.

TERCERO. Infracción normativa del artículo 92 del Código Civil.3.1. El recurso de


casación interpuesto por la Comunidad Campesina Anansaya Urinsaya Ccollana
de Anta, discute el hecho que la Sala Superior debió aplicar —en su totalidad—
el artículo 92 del Código Civil, el cual regula: “Todo asociado tiene derecho a
impugnar judicialmente los acuerdos que violen las disposiciones legales o
estatutarias. Las acciones impugnatorias deben ejercitarse en un plazo no mayor
de sesenta días contados a partir de la fecha del acuerdo. Pueden ser interpuestas
por los asistentes, si hubieran dejado constancia en acta de su oposición al
acuerdo, por los asociados no concurrentes y por los que hayan sido privados
ilegítimamente de emitir su voto. Si el acuerdo es inscribible en el registro, la
impugnación puede formularse dentro de los treinta días siguientes a la fecha en
que la inscripción tuvo lugar. Cualquier asociado puede intervenir en el juicio, a
su costa para defender la validez del acuerdo. La impugnación se demanda ante
el Juez Civil del domicilio de la asociación y se tramita como proceso abreviado”.
3.2. Respecto de aquella norma, el Quinto Pleno Casatorio Civil, Casación N°
3189-2012-Lima Norte, del tres de enero de dos mil trece, en su fundamento 265,
establece: “En cuanto a la infracción material referida a la interpretación errónea
del artículo 92 del Código Civil, debemos mencionar que el derecho de
impugnación de acuerdos se complementa con el derecho al voto de cada
asociado, porque constituye un derecho potestativo y personal,para de esta
manera velar por la adecuada formación de la voluntad de la asociación, […]”;
asimismo, en el fundamento 269, indica: “Este Pleno Casatorio Civil además ha
acordado que son susceptibles de impugnación tanto los acuerdos de la Asamblea
General, los del Consejo Directivo y de todo órgano creado en la Asociación
Civil. […]”. [Resaltado agregado] 3.3. Por consiguiente, de lo desarrollado por el
mencionado Pleno Casatorio Civil, se aprecia que el artículo 92 del Código Civil
está dirigido para regular la impugnación de acuerdos pero para las asociaciones,
lo que difiere de una Comunidad Campesina, que como lo mencionó la Sala
Superior aquella está regulada por la Ley especial N° 24656, Ley General de
Comunidades Campesinas; además, como lo precisa en el fundamento 269 del
citado pleno, son susceptibles de impugnación, de acuerdo al artículo materia del
presente recurso, tanto los acuerdos de la Asamblea General, los del Consejo
Directivo y todo órgano creado en la Asociación Civil. Entonces, no resulta
razonable la aplicación del artículo 92 del Código Civil al presente caso, pues no
estamos ante una impugnación de una asociación, sino de una comunidad
campesina; por ende, el plazo de caducidad establecido en dicha norma tampoco
resulta aplicable, más aun, que existe una Ley puntual que regula la actividad de
una comunidad campesina, el cual no estipula plazo de caducidad alguno. 3.4.En
consecuencia, se puede establecer que no resulta arreglado a derecho que una
Comunidad Campesina pretenda la aplicación del artículo 92 del Código Civil,
para intentar buscar la caducidad respecto del cuestionamiento de los acuerdos
tomados por la asamblea general de dicha comunidad, por parte de un comunero
asociado; toda vez que, una Comunidad Campesina se rige por la Ley N° 24656,
la cual no establece plazo de caducidad alguno; por tal motivo, el recurso de
casación interpuesto por la Comunidad Campesina Anansaya Urinsaya Ccollana
de Anta deviene en infundado.

IV. DECISIÓN

Por estas consideraciones, declararon: INFUNDADOS los recursos de casación,


interpuestos por la demandada Comunidad Campesina Anansaya Urinsaya
Ccollana de Anta, de fecha dieciséis de junio de dos mil dieciséis, obrante a fojas
doscientos cincuenta, y por la codemandante Felipa Pillco Ayte, de fecha dieciséis
de junio de dos mil dieciséis, obrante a fojas doscientos setenta y cinco; en
consecuencia, NO CASARON la sentencia de vista, de fecha treinta de mayo de
dos mil quince, obrante a fojas doscientos veintiocho; en los seguidos por Felipa
Pillco Ayte y otro contra la Comunidad Campesina Anansaya Urinsaya Ccollana
de Anta, sobre Impugnación de Acuerdos; DISPUSIERON la publicación de la
presente resolución en el Diario Oficial “El Peruano” conforme a ley; y los
devolvieron. Interviene como Juez Supremo Ponente el señor Bustamante Zegarra.

S.S. WALDE JÁUREGUI, RUEDA FERNÁNDEZ, WONG ABAD, TOLEDO TORIBIO,


BUSTAMANTE ZEGARRA.

[1] Corte Interamericana de Derechos Humanos OC-9/87 “Garantías Judiciales en Estados de


Emergencia”, párr. 28.

[2] Artículo 139 de la Constitución Política del Perú. Son principios y derechos de la función
jurisdiccional: […] 5. La motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas las instancias,
excepto los decretos de mero trámite, con mención expresa de la ley aplicable y de los
fundamentos de hecho en que se sustentan.

[3] Artículo 197. Todos los medios probatorios son valorados por el Juez en forma conjunta,
utilizando su apreciación razonada. Sin embargo, en la resolución sólo serán expresadas las
valoraciones esenciales y determinantes que sustentan su decisión.

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