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(1859-1941)
El premio Nobel de literatura tiene una filosofía en la que el arte capta más
la realidad que la Ciencia, pero no reniega de las ciencias sino que
denuncia su insuficiencia para captar lo cualitativo, su carácter
reduccionista y la imposibilidad que subyace en su seno para tratar
cualitativamente lo emocional.
Su filosofía no está sistematizada y presenta múltiples temas en aras de la
expresión.
1. EL “ESPIRITUALISMO” EN BERGSON
El espiritualismo bergsoniano apunta a un evolucionismo no cientifista. Sus
características principales pueden resumirse en la proclamación de la
reforma del espíritu reclamando una vuelta consciente sobre sí por un
lado y por otro la finitud de la conciencia por su carácter situado.
En Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia propone despejar a
la conciencia de las construcciones intelectuales, porque la conciencia es la
marca característica de lo vivido actualmente, de lo actuante.
Los datos de la conciencia son cualidades de la pura acción y la libertad
que se sigue de ella. Critica la psicofísica por cuantificar las sensaciones.
Ciencia y filosofía han de ocuparse de los datos inmediatos de la
conciencia. El problema es que al transformarse en conceptos los datos
dejan de ser inmediatos. La ciencia cuando objetiva los datos de la
conciencia para poder medirlos, los cuantifica, pero la conciencia
bergsoniana es una multiplicidad cualitativa de datos.
Es una posición contra KANT, que niega el imperativo categórico por
considerar que no demuestra que la razón sea práctica. La autonomía moral
es sólo un modelo (una idea). La diversidad sensible de la percepción es
una construcción de la realidad.
El dato mediato de la conciencia es un continuum, es persistencia de lo
múltiple cualitativo, es duración.
KANT pensó el tiempo, pero se equivocó al conceptualizarlo
estáticamente. Para Bergson la duración es forma y contenido.
2. METAFÍSICA DE LA DURACIÓN
La duración (dureé) es el dato inmediato de la conciencia despejado de
toda construcción intelectual. Bergson la denomina (réelle) a diferencia de
la duración del tiempo ojetivo, aparente y homogéneo.
La duración es el flujo vivido, y en virtud de su intuición tenemos idea del
tiempo. Es un error pensar el tiempo como divisible, porque supone
espacializar el tiempo. Propone volver al tiempo auténtico. La temporalidad
originaria es duración, de la que somos conscientes, devenir sentido
cualitativamente y no mensurable.
No es una apertura subjetiva a un orden objetivo, sino que la existencia
espiritual aparece constante al igual que los estados de conciencia. Por
tanto no existe un yo inmutable, lo que hay es duración que se retrotrae al
pasado y al futuro progresando en toda su heterogeneidad.
La duración no es un estado inmodificable, sino una dialéctica entre lo que
nos determina y la espontaneidad creadora, una transición íntima que
constituye la existencia.
Identidad y diferencia acontecen en la duración, que es confirmación de lo
que no es en lo que es. Es memoria progresiva, no repetición de lo que ya
fue. La conexión entre experiencias pasadas y presentes es la duración de la
conciencia. Percibir no es contemplar, sino continuación de movimiento.
Cuando desligamos la percepción de la actuación, creamos, y que podamos
crear. Lo que hace que nuestra conciencia no sea absorbida por la
percepción es la memoria, central en la conciencia porque condensa en una
intuición los momentos de la duración y el registro de la misma.
En MATERIA Y MEMORIA trabaja la síntesis del pasado y del presente en
vista del futuro como una síntesis de transición, que expresa la cohesión de
la duración que conserva íntegramente el pasado con cada una de sus
diferencias. El olvido se explica porque la atención a la totalidad de la vida
restringe el campo del pasado a aquello que interesa prácticamente.
El pasado es en el presente y según los acontecimientos que se dan en él.
Nuestra conciencia es un tejido de acontecimientos que son hechos y
dimensiones del tiempo en cuyo interior se inscriben esos hechos. Desde la
conciencia es posible distinguir la diferencia entre pasado y presente que
caracteriza a la memoria.
No percibimos y luego retenemos memorísticamente, sino que LO
PRIMERO ES EL ACONTECIMIENTO y desde él, pensamos el tiempo.
El pasado es un componente del acontecimiento que pertenece a la
duración. El acontecimiento tiene sentido cuando es vivido, es decir,
cuando forma parte de un acto en cuyo interior se inscribe la duración. El
acontecimiento es un hacer, que forma en otros una cadena en la que se se
integra lo virtual con vistas a la acción. La interiorización es simultánea a
dicha cadena.
La duración no implica la conciencia de duración; pero sí implica la
ELECCIÓN y la INDETERMINACIÓN. La vida vivida no es un objeto para
la conciencia. Distingue Bergson un YO PROFUNDO, pura duración,
interioridad no espacializada (duración) y un YO SUPERFICIAL
¿contente? Con los otros y el mundo (tiempo homogéneo). En AMBOS lo
real es externo, materia yuxtapuesta. Lo interno es espíritu, duración.
EN LA CONCIENCIA NO HAY COSAS, SINO HECHOS
IMBRICADOS EN LA DURACIÓN, QUE ES EN SÍ MEMORIA, QUE
PRESENTA EL PASADO COMO MEMORIA, NO COMO PASADO,
SINO CONTINUAMENTE COMO PRESENTE.
El pasado se autoconserva en la duración, lo vemos crecer y lo
distinguimos de los estados actuales. Tenemos relación mediata con el
pasado, porque nos lo representamos. Nuestra conciencia se imagina el
pasado, se autoconserva en la duración. (Bola de Nieve)
M-PONTY ha denunciado la duración bergsoniana porque identifica esta
duración con el tiempo constituido por la conciencia. Para recuperarlo no
es suficiente con denunciar la espacialización del tiempo. M-PONTY parte
de la ESPACIALIDAD DEL CUERPO, y así el espacio no es
exclusivamente geométrico, sino que se abre la temporalidad originaria,
porque el tiempo no es exclusivo del espacio geométrico, sino que también
pertence al espacio vivido sin agotarse en él.
Bergon no mostró que hay un espacio vivido junto a un tiempo vivido, y no
como él pensaba una oposición del tiempo al espacio. La concepción
bergsoniana del tiempo, huye del espacio y se basa en la memoria.
La percepción pura (materia), sin memoria, es esencial a la conciencia. La
memoria pura (espíritu).
La percepción es el fondo de intuición real, sobre el que se expande la
percepción consciente. La percepción pura es el acto fundamental por el
que situamos las cosas, la condición de posibilidad de la unión de materia
(objetiva y extensa) y memoria (subjetiva y extensa).
Hay un dato inmediato de la conciencia que no puede equipararse a la
introspección. La percepción pura es instantánea, anónima, sustentando en
la movilidad que define a la percepción.
La memoria no es puramente espiritual porque deja su huella en los
cuerpos.
El CUERPO es sólo un transmisor carente de espiritualidad. El presente no
es más que el pasado abriéndose paso hacia el futuro. La percepción
prolonga el pasado en el presente y por ello se nutre de memoria.
Gracias al MOVIMIENTO somos capaces de medir el tiempo, porque
nosotros nos movemos, y tenemos conciencia de nuestro movimiento.
Movimiento más conciencia son capaces de prolongar su pasado en el
presente, de repetirse creativamente, encadenando multiplicidades en la
unidad.
Multiplicidad cualitativa, cualidades sensibles, extraídas de la materia que
se ¿?? Por interacción del espíritu, como realidad que transciende lo físico,
pero que actúa en la materia.
LIBERTAD es en BERGSON el momento en estado puro en el que se vive
y se siente el surgimiento del movimiento, y a la vez, la relación que se
sigue y la conciencia de la diferenciación.
El hombre se convierte a la ¿¿¿??? Retomando a la duración real del yo
profundo. La duración es obra del espíritu y de su libertad y es un hacer
que hace que todo se haga. No es el tiempo de la física.
El tiempo de la física presupones la unidad del TIEMPO REAL, que es
continuidad del antes y del después para una conciencia, el tiempo que
puede vivirse.
Pero si habitamos dos flujos (TIEMPO REAL y TIEMPO HOMOGÉNEO)
nuestra conciencia no podría pensar la simultaneidad de dos instantes,
porque el tiempo real no tiene instantes, sino que creamos los instantes al
espacializar el tiempo. La simultaneidad de instantes es cuantitativa, la
duración es cualitativa. AMBAS pueden integrarse en la metafísica de
BERGSON.
Existe una COMPLEMENTARIEDAD entre duración real y tiempo
espacializado que evita que cada uno tengamos nuestra propia duración. La
duración se puede contar gracias a la simultaneidad en el instante, que nos
permite darnos cuenta del movimiento del reloj y relacionar sus
movimientos con los nuestros.
La duración es la que le da sentido al tiempo. La simpatía es posibilitada
por el interior puro.
En el ESSAI la duración individual (yo) no explica el CAMBIO.
En LA EVOLUCIÓN CREADORA entiende Bergson el cambio como
participación en el ÉLAN VITAL CREADOR.
La intuición quiere APREHENDER la movilidad del movimiento y NO
EXPLICARLO mecánicamente.
El MOVIMIENTO puede ser explicado mediante la proyección de la
duración sobre la materia aprehendida desde su METAFÍSICA positiva.
Propone una METAFÍSICA que penetre en el interior de las cosas, que
capte el movimiento si lo acompaña.
Los movimientos de los otros se captan por simpatía, por una aprehensión
interior de lo que hay análogo entre ellos y nosotros. No cuantifica, la
metafísica interna cualitativamente. Es una METAFÍSICA POSITIVA, que
capta la duración correcta, formada por intuición, desde el interior de la
experiencia.
QUIERE DEFINIR POSITIVAMENTE AL ESPÍRITU
A las cosas mismas por una metafísica. Conceptualizamos la vida porque
queremos comprenderla, pero la simbolización no es suficiente.
La METAFÍSICA POSITIVA no parte de conceptos, sino que su meta es
LA INTUICIÓN DE LA DURACIÓN. LA CIENCIA COMPRUEBA
HECHOS Y LOS DESCUBRE, PERO NO INVESTIGA LA FUENTE
COMÚN DE LA MATERIALIDAD DEL UNIVERSO, LO QUE DA
SENTIDO AL UNIVERSO.
Es una realidad espiritual que se puede revivir a partir de nuestra duración
y en simpatía con la naturaleza. El movimiento de la ciencia es relativo.
Ignora que su movilidad es el fluir de la duración. No profundiza en el
devenir. La duración vivida es creación, porque está en movimiento y
además es libertad porque no pertenece a la materia inerte. Así se conjugan
necesidad y libertad.