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ISSN 1988-6047 DEP.

LEGAL: GR 2922/2007 Nº 15 – FEBRERO DE 2009

“VALORES-EDUCACIÓN-SOCIEDAD”
AUTORÍA
JOSÉ ÁNGEL GARCÍA FUENTES
TEMÁTICA
EDUCACIÓN EN VALORES
ETAPA
EDUCACIÓN PRIMARIA

Resumen

Una de las responsabilidades más importante que recaen en la escuela es la de formar a las
personas, educarlas de acuerdo con unos valores que le permitan integrarse dentro de la sociedad
como personas responsables, solidarias, participativas, críticas, cooperativas, etc.., de manera que
contribuyan a crear una sociedad mejor. Y en todo ello intervienen un conjunto de elementos que
forman un entramado donde el entorno, profesores, sociedad, comunidad, influyen unos en otros
constituyendo una serie de valores que no siempre son los adecuados.

Palabras clave
Educación, valores, sociedad, libertad y responsabilidad.

1.- LOS VALORES ÉTICOS.

La educación ha de estar comprometida con el desarrollo de los valores éticos fomentando la


adquisición de éstos por parte de las personas. Esto quiere decir que no basta con instruir a las
personas, sino que es necesario también formarlos éticamente para integrarlos positivamente en la
sociedad, en la cultura.
Para ello, será necesario formar el carácter de la persona, inculcando los valores, principios que
son comúnmente aceptados. Actualmente, nos encontramos en la sociedad del crecimiento económico,
que además ha entrado en una crisis económica que va a tener su repercusión también a nivel social.
Para superar dicha crisis se hará sumamente importante la existencia de una serie de valores y
principios éticos.
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Habría que preguntarse qué es la ética. La ética siempre ha querido basarse en qué es el
hombre. El problema es que el hombre cambia según el momento, la sociedad… siendo muy difícil
concretar qué es la ética (podríamos hablar de varias éticas según el momento en que nos
encontremos). ¿Qué son los valores éticos? Estos se basan en los derechos humanos (siendo éstos
aquellos derechos que cada persona considera necesario universalizar) y se traducen en actitudes,
hábitos, maneras de vivir…Para poder desarrollarlos en las personas requerirán autodominio y
disciplina razonable, así como no ceñirlos a una única asignatura, sino trasladarlos a todos los ámbitos
de la educación sirviendo de modelo a los aprendices. La enseñanza de los mismos no recae
solamente en la escuela, sino que es factor de educación, y como tal necesita de la ayuda de otros
niveles como la familia, la sociedad…
La difusión y aceptación de estos valores éticos dentro de un marco general, no debe suponer el
rechazo de la persona a su dimensión individual. La paz, la igualdad, la libertad, vida…no son
incompatibles con ella. Al mismo tiempo, su aceptación y cumplimiento garantizan una vida digna, feliz
y justa.
Al igual que pasa con otros derechos humanos, la igualdad de todos no ha sido siempre
conseguida. Para intentar invertir dicho proceso aparece el Estado como elemento encargado de velar
por el cumplimiento de los valores, principios y derechos. Sin embargo, no se llevan a cabo medidas
políticas para que se cumplan, ni se denuncian las fisuras de dichos derechos (es decir, la teoría no se
cumple en la práctica). Desde la escuela y la familia también se puede y debe colaborar para el
desarrollo y cumplimiento de los mismos.
Todas las personas tenemos los mismos derechos y deberes, pero, unido a lo comentado
anteriormente, las diferencias en cuanto a propiedades y bienes hace que no se disfruten igual. Así
mismo, gozamos de una igualdad de oportunidades, que dentro del Estado del Bienestar se entiende
como una redistribución desigual de los bienes básicos para igualar a todos (dar más a los menos
favorecidos= principio de la diferencia). Sin embargo es fácilmente comprobable que este principio no
se cumple en su totalidad, tal como ocurre con las mujeres, los extranjeros…
Todos y cada uno de estos principios y valores morales no han de fundamentarse en la religión o
autoridad trascendental u original, pues quedarían desvirtuados respecto a su fin primario. El origen de
la ley moral es la razón humana. Así, sólo sería moral aquello que es universal para cada uno de los
seres humanos.
Siguiendo a Kant, el hombre adquiere la autonomía moral cuando desarrolla la capacidad de
establecerse unas leyes que regulen su vida. Por lo tanto, la moral se va a basar en la autonomía de las
personas.

2.- LA LIBERTAD.

La libertad es otro de los derechos fundamentales, pero dentro de ella habría que distinguir entre
libertad negativa y positiva. La primera de ellas hace referencia a las libertades civiles. La segunda hace
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referencia al uso que se hace o a la forma de llevar a cabo dichas libertades civiles. Lo que sí queda
claro, es que para que se de este principio se hacen necesarias una serie de normas y leyes.
El desarrollo de la creatividad, originalidad y conciencia crítica supone la máxima finalidad
educativa para eludir las redes invisibles que coartan las libertades (por ejemplo, a través de la
televisión enviando imágenes que influyan sobre los espectadores intentando coaccionarlos sutilmente).
Siguiendo con el aspecto educativo, la Educación para la Libertad ha sido síntoma de una
educación antiautoritaria e imaginativa, a través de la cual y mediante la inculcación de una serie de
valores y principios morales y éticos se busca el formar personas responsables, capaces de actuar en
base a estos principios y de justificar el porque de su actuación en base a los mismos. Todo esto no
será posible hasta el momento que la persona no adquiera la autonomía moral, la responsabilidad
moral, y esta no aparece hasta que uno es capaz de elegir un principio adecuado a cada caso y
procurar darle la interpretación más justa.
Esta responsabilidad en cuanto a las actuaciones personales, adquiere una doble dimensión: por
una parte individual (consigo mismo) y colectiva (de cara al resto de la sociedad). Es decir, la necesaria
implicación de todos en el cumplimiento de los diferentes derechos y deberes individuales y colectivos.
El problema está en que nos encontramos en una sociedad en la que dichos valores no tienen el
suficiente peso específico que en teoría deberían tener. De ahí que para que dichos valores adquieran
su dimensión real, la sociedad debe de conocerlos, respetarlos y creer en ellos. Sólo así, predicando
con el ejemplo, asimilando la práctica a la teoría, dando una muestra de corresponsabilidad social en
cuanto a la difusión y aceptación de los mismos, conseguiremos trasladar los valores y principios
morales que queremos propagar en la sociedad.
Dentro de la difusión y defensa de dichos valores y principios resalta la función y responsabilidad
del educador. La educación es una función pública, a través de la cual se intenta educar a personas
capaces de ser críticas, creativas, que puedan mejorar en un futuro no lejano a mejorar la sociedad en
la que les ha tocado vivir. Enseñar a ser ciudadanos dentro de una sociedad democrática, a través de la
inculcación de unos valores morales básicos para la convivencia. Esto es, la ética de la responsabilidad.
Para ello, la educación no puede ser neutra, todo lo contrario, debe ser una educación
comprometida con aquello que pretende enseñar, sin caer por el contrario en los excesos del
dogmatismo. Es decir, el educador debe implicarse activamente en la educación, manifestando sus
creencias sin miedo a ello. Su misión es promover una serie de valores y principios morales y éticos,
formar el carácter de las personas.
El riesgo como he comentado anteriormente es caer en el dogmatismo, en la aplicación
prescriptiva, fanática de dichos principios. Para evitar esto, se ha de promover una aplicación coherente
de cada uno de los principios, siendo responsable de la utilización de los mismos, de sus
consecuencias, dando libertad de pensamiento para cada uno, cada cual debe de ser capaz de pensar
por uno mismo en función de sus creencias, sus pensamientos pero siempre dentro de unos valores
éticos y adecuados. En este aspecto hay que resaltar que la educación es cosa de todos, no podemos
dejar recaer el peso de la misma en las instituciones correspondientes, sino que todos tenemos que
colaborar en la misma, la responsabilidad es compartida, la llamada corresponsabilidad.
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Un factor muy importante dentro de este contexto es el enseñar a ser responsable, síntoma
inequívoco de la adquisición de la autonomía y conciencia moral. Responsable de las acciones propias
a nivel individual y colectivo-social (corresponsabilidad). Este aspecto es fundamental empezar a
tratarlo desde edades tempranas, ya que si en estas no se adquiere dicho principio, difícilmente se
conseguirá con el paso de los años.
Aquí es donde aparece una incoherencia, pues nos encontramos en una época en la que el
Estado desarrolla una política social, de exaltación de una serie de principios y derechos, que luego
choca si tenemos en cuenta que la sociedad actual se caracteriza por un marcado carácter individual,
privativo si cabe, en el que se valora lo propio como tal, sin tener el mismo trato y respeto por aquello
que se considera público, de todos. Este hecho se considera como una de las principales causas de la
crisis del llamado Estado del Bienestar.
A través de la educación, y por medio de la escuela se debe enseñar que al igual que tenemos
una serie de derechos, es nuestro deber aprovecharlos al máximo, desarrollando una actitud
responsable hacia los mismos (corresponsabilidad). En este sentido va a jugar un papel fundamental un
valor en concreto, la solidaridad.
Retomando el tema comentado anteriormente, atendiendo a las características de la sociedad,
se podría pensar en una educación a contracorriente que podría hacer caer al educador en una actitud
escéptica. Todo lo contrario, el educador, siguiendo con la ética de la responsabilidad, ha de promover
el desarrollo de los valores y principios morales, respondiendo de ellos, independientemente de cual
sea el resultado a posteriori sabiendo que el trabajo que ha llevado a cabo ha sido el correcto.

3.- LA TOLERANCIA.

Dentro de las diferentes sociedades y a lo largo de la historia, ha habido una tendencia a buscar
la unificación de todo, a la exaltación de una única visión, creencia, realidad…que ha llevado al rechazo
de todo aquello que no cumplía con esa norma. De esta forma se ha justificado un problema que hoy en
día sigue muy vigente: la intolerancia, que se manifiesta a diferentes niveles. Por un lado a nivel
individual, y en segundo lugar a nivel colectivo, siendo este más problemático. En muchas ocasiones
dicha intolerancia no tiene justificación atendiendo a los principios y valores que defendemos, aunque
esto no sirva para acabar con ella.
Hay varias razones o motivos en los que se ampara la tolerancia. Estos son:
- Diferencia de creencias y opiniones: dentro de ellas se encuentran las diferencias
ideológicas en cuanto a creencias y religiones. Cabe señalar la necesidad de no
caer en el error de asociar la religión a la política, pues esta en repetidas
ocasiones se ha servido de medios violentos para imponer la primera. Hemos de
aceptar que cada religión descansa en una serie de creencias igualmente válidas
y aceptables.

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- Diferencias económicas: también llamadas sociales, culturales…para justificarlas
se utilizan argumentos de corte utilitario atendiendo a las consecuencias negativas
que pueden acarrear.
- Diferencias físicas o fisiológicas: suele responder a una serie de estereotipos
sociales basados en una serie de prejuicios.
La intolerancia puede ser concebida como conservadora y reaccionaria. Da muestra de rechazo
a aquello que es diferente y se considera inferior atendiendo a unos prejuicios. Para frenar este proceso
se ha de utilizar la educación, la sensibilidad pública y la realización de unas políticas sociales
encaminadas hacia ello.
El hecho de predicar la tolerancia no debe hacernos caer en la indiferencia, escepticismo. Se
deben establecer unos criterios, unos límites para aquello que es o no tolerable. Estos límites se
encuentran en los valores, principios y derechos humanos. Todo aquello que vulnere cualquiera de
estos aspectos no debería ser tolerable. Si bien en determinados casos los límites la
tolerancia/intolerancia no están demasiado claros.
Ante estos casos se ha de encontrar siempre una solución dialogada, buscando la máxima
coherencia en la aplicación de los mismos, dando muestra de pertenecer a una sociedad democrática.

4.- JUSTICIA.

Dentro de dicha democracia juega un papel fundamental la justicia, entendida como el eje central
de todos los valores y principios morales, y que va a estar complementada por la solidaridad. Siguiendo
a J. Rawls, se pueden establecer una serie de principios de justicia sobre los que se apoyaría el Estado
del Bienestar: Igualdad para todos, Igualdad de oportunidades y el Principio de la Diferencia. Los
encargados se velar por el cumplimiento de dichos principios serían la Constitución, Parlamento y
Poder Judicial, aunque también va a jugar un papel fundamental la acción de los ciudadanos que no
pueden evitar su responsabilidad en el cumplimiento de los mismos, para lo cual va a ser muy
necesaria una actitud solidaria. Ser justos nos hace más solidarios.
Dentro de este Estado del Bienestar, de carácter democrático, en el que se subraya el papel
responsable de las personas a nivel colectivo, el ser un auténtico ciudadano, hay que señalar esto que
no es incompatible con el carácter singular, particular e individual de cada persona, es más, esto es lo
que debe de dar riqueza a la convivencia, a la vida en sociedad, cada ciudadano puede aportar sus
propias características, peculiaridades, intereses, necesidades, expectativas para entre todos construir
ciudadanos mejores y comprometidos en mejorar nuestra sociedad y los ciudadanos que en ella se
mueven. La aportación que se pueda hacer por muy pequeña que sea servirá para conseguir entre
todos este estado de bienestar.

La solidaridad aparece como complemento de la justicia pues nos permite denunciar todas las
injusticias y compensar los vacíos que puedan provenir de la misma (la justicia se ampara en leyes que
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no siempre pueden atender las diferencias individuales). Es aquí donde se hace más importante una
actitud solidaria, a nivel individual y colectivo que sea ejemplo evidente de corresponsabilidad social.
Desde este punto de vista, la justicia puede entenderse como algo artificial, pues si todos
tuviéramos de todo no haría falta la justicia. La justicia aparecería por tanto como medio para evitar la
autodestrucción por la falta de autoordenación y solidaridad.
Sin embargo, y a pesar de la difusión de todos los valores y principios morales, uno se da cuenta
que la mayoría de los conflictos habidos en la historia se han solucionado a través de la guerra y
violencia. Esto da muestra de que no vale con que los fines sean buenos, también los medios utilizados
para ello han de serlo.
Aquí juega un papel muy importante el Estado, que aparece como la figura para gobernar,
controlar, organizar a los hombres evitando los conflictos, aunque a última hora sean los mismos
Estados los que declaren los conflictos atendiendo a una serie de intereses que debilitan el ideal de la
paz, puesto que a pesar de promulgar una serie de leyes para evitar la violencia, establecer una línea a
seguir por todos los ciudadanos, no se predica con el ejemplo y lo que cuesta tanto conseguir a través
de décadas y décadas se puede perder en muy poco tiempo.

5.- VIOLENCIA.

De ahí que se considere que la Ética y la Política no puedan ir de la mano, siempre que esta
última utilice como medio la violencia. La única posibilidad recaería en la utilización de los diferentes
principios de la política siempre que estos no actúen en contra de los principios morales y éticos de
quien lo tiene que aplicar .
Para acabar con la violencia, que se encuentra en el origen de la naturaleza humana y política,
es necesario por tanto la participación de las instituciones políticas, pero también de cada uno de los
ciudadanos, tomando conciencia de la importancia que tiene el desarrollo de una formación en una
serie de principios y valores éticos, que nos conduzcan hacia la paz. Dificultando este aspecto aparece
la sociedad actual, en la que a través de variados interlocutores se hacen bien patente diferentes
manifestaciones de la violencia: de genero, xenofobia…
Para luchar contra esto, es necesario diferenciar y contextualizar lo que entendemos por
educación para la paz, sabiendo que la impotencia no es excusa para intentar cambiar la dinámica
existente. Una serie de ámbitos y actitudes sobre los que actuar serian:

- El educador ha de enseñar sin miedo a manifestar sus puntos de vista. Ha de


tener una actitud comprometida y promulgar una enseñanza llena de contenido.

- Combatir todo tipo de manifestación violenta sea el medio que sea donde aparece:
televisión, libros…
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- Aceptar la importancia de la tolerancia y respeto a la diversidad.

- Fomentar aptitudes cooperativas y de colaboración entre iguales.

- Favorecer el diálogo como medio para revolver conflictos.

- Respetar las diferencias de opinión, de pensar, de actuar de todas las


personas.

- Desarrollar el diálogo, la reflexión y pensamiento como capacidades que pueden


ayudar en su consecución.

- Contribuir a crear ambientes saludables de buena convivencia y de respeto por los


derechos de los demás.

6.- EL EDUCADOR.

El educador como ya se ha dicho con anterioridad tiene una responsabilidad pública. Su trabajo
consiste en transmitir unos conocimientos y una forma de vida que constituyan las bases para que los
niños/as a los que estén educando puedan llegar a desenvolverse en la sociedad y que contribuya a
mejorarla.
El educador es solo un eslabón en un proceso educativo que tiene otros agentes y otros
factores, y cuyo objeto, son personas, es decir, seres totalmente maleables a gusto de uno. El educador
entiende su trabajo como un trabajo de formación global de la persona, responsable de esa formación y
pone los medios para lograrlo. Eso es lo que se entiende por ética de la responsabilidad. La
responsabilidad en este caso de avanzarse en la difusión y aceptación de un sistema de valores
básicos para la convivencia.
En este sentido, dentro del sistema educativo el educador constituye el referente fundamental
donde se apoya los niños y niñas, debe de actuar como guía orientando los procesos de formación de
personalidades dentro del aula, de ahí la enorme responsabilidad que lleva a cuestas, y el lugar para
lograrlo es la escuela, un espacio de socialización e integración dentro de la sociedad, y donde se lleva
a cabo gran parte de la formación que van a recibir los niños y niñas desde pequeños.

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La escuela, la familia, junto con la televisión son los espacios en que son socializados los niños y
esa socialización ha de consistir también en enseñar a valorar lo público, en cuidar la propiedad
colectiva, desde el aire, a los pupitres. El hacer que los alumnos y alumnas se sientan responsables y
cuiden de todo aquellos que les rodea, no sólo lo material (que lo cuiden como si fuera de ellos, que de
hecho lo es) sino también las relaciones con los compañeros, profesores y el resto de personas que
conforman la realidad escolar, creando climas saludables y ricos que favorezcan los procesos de
enseñanza y aprendizaje.
El profesor debe ser capaz que los niños y niñas trasladen estos valores fuera del centro
escolar, que no sea una enseñanza cerrada sólo al entorno educativo sino que lo lleven fuera de él y
sean capaces de aplicarlo con la familia, amigos y vecinos.
Los medios de comunicación juegan hoy día también un papel fundamental ya que transmiten
una serie de valores y principios que no concuerdan con la realidad, y que en muchas ocasiones
producen confusión entre determinados sectores de la población, de ahí la importancia de saber
adoptar una actitud crítica ante las informaciones que nos bombardean día a día y poder construir en
nuestros alumnos y alumnas sus propias ideas y preferencias de acuerdo a esos valores
preestablecidos de antemano.

Bibliografía.
- Barber, B. (1998) Un lugar para todos: cómo fortalecer la democracia y la sociedad civil. Barcelona:
Paidós.
- Delval, J. (2006). Hacia una escuela Ciudadana. Madrid: Morata.
- Muñoz, J. (2007). Educación para la Ciudadanía y los derechos humanos. Barcelona: Mirador.
- Sabater, F. (2004). El valor de educar. Barcelona: Ariel.
- VVAA. (2005). Educar para la Ciudadanía. Barcelona: Octaedro.

Autoría
ƒ Nombre y Apellidos: José Ángel García Fuentes
ƒ Centro, localidad, provincia: Sanlúcar de Barrameda, Cádiz.
ƒ E-mail: joseangelgf@hotmail.com

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