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TECNOLOGÍAS APLICADAS
Módulo 1. Introducción a la Eficiencia Energética y
Sostenibilidad
Luis Hernández-Callejo1
Es un hecho que la energía fluye hacia fuera de la Tierra y hacia dentro de la misma, por lo
que la energía de la Tierra debe ser vista como un concepto relativo. En la Tierra, la principal
fuente de energía es la nuclear, la sigue la energía electromagnética procedente del Sol y la
gravitacional debida a la interacción entre la Tierra, el Sol y la Luna.
No obstante, solo algunas de las capacidades energéticas descritas anteriormente pueden ser
empleadas en la Tierra, y la causa radica en la tecnología desarrollada hasta este momento. De
esta forma, es posible decir que la fuente de energía más importante es la electromagnética, y más
concretamente la energía solar, seguida por la energía nuclear y luego la energía gravitatoria. A
menor escala, también se dispone del magma caliente en el interior de la Tierra.
En la Tierra se produce un fenómeno muy interesante gracias a los vegetales, y las hojas que
los componen, ya que captan cierta cantidad de radiación solar, la cual es almacenada por ellos en
forma química, siendo este fenómeno llamado fotosíntesis. Posteriormente, esta energía podrá ser
liberada mediante un proceso de combustión (oxidación) a un ritmo aproximadamente igual al de
su almacenamiento.
Pero una fracción pequeña de la anterior energía ha sido almacenada a lo largo de millones
de años, sometida y enterrada a ciertas condiciones de oxidación y desintegración incompletas,
dando lugar a los combustibles que hoy conocemos como fósiles, como por ejemplo el carbón,
petróleo, gas, etc.
El Sol irradia gran cantidad de energía al espacio, pero tan solo una pequeña cantidad de la
misma alcanza la superficie de la Tierra. La energía que llega a la Tierra es la que origina los
fenómenos atmosféricos y el agua, entre otros.
De toda esta energía que llega a la Tierra, el 30% es reflejada de nuevo al espacio, por lo que
no será aprovechable por nosotros. El 50% de la energía es absorbida por la Tierra para calentar la
superficie de la misma, y posteriormente ser devuelta al espacio. El 20% de la energía restante se
encarga de formar parte del ciclo hidrológico, causando los vientos, mientras que el resto de dicha
energía es empleada para la fotosíntesis.
Lo primero es definir recurso como “(…) todas las cantidades conocidas de una fuente de
energía, o incluso supuestas con un cierto grado de incertidumbre”. Complementariamente, se
define reservas a “(…) las cantidades conocidas (recurso) que pueden ser técnica y
económicamente rentables (en la actualidad o en cierto plazo temporal establecido)”; como se
puede observar, el concepto de reserva lleva asociado la disponibilidad de la fuente de energía, y
que puede ser extraída y, por lo tanto, empleada.
Dentro de las reservas, las comprobadas son aquellas de las que se conoce su existencia y su
volumen, mientras que las no comprobadas son de las que se tiene cierta información razonable a
nivel geológico y de ingeniería.
Por tanto, el paso de recurso a reserva es muy sutil, ya que un recurso se convertirá en
reserva cuando sus técnicas de extracción avancen y hagan viable su extracción, o incluso cuando
el aumento de los precios de dicha energía lo propicie. Sirva de ejemplo la situación del aumento
de precios del crudo de petróleo en el Mar del Norte en 1973, cuya consecuencia fue que los
recursos pasaran a reservas y comenzara la explotación de los mismos. Suele ser común que la
aparición de nuevos yacimientos de una fuente de energía incremente los recursos de ésta y, en
ocasiones, también de sus reservas.
El paso de recurso a reserva lleva asociado unas restricciones técnicas y económicas. Por
ejemplo, la extracción completa de un pozo de gas ya no será rentable, o si es preciso emplear
más energía para extracción que la almacenada en dicho recurso.
Conviene recordar que los recursos no renovables tienen asociados un ciclo de vida, en el
cual la propia explotación del mismo causa la desaparición del recurso. Asociado a esto, aparece
el índice de producción (capacidad de un yacimiento), el cuál tiende a crecer exponencialmente
desde el primer instante, para después, y a medida que aumenta la dificultad para localizar el
recurso y su extracción, tras pasar por varios máximos, comienza a disminuir de forma progresiva
hasta cero. Teniendo en cuenta las producciones de un recurso fósil, las estimaciones de
producción futuras, es posible saber su vida esperada.
Figura 1.- Clasificación de las energías disponibles en la Tierra. Fuente Hernández Callejo
(2018).
4. ESTADO DE LAS DIFERENTES FUENTES DE ENERGÍA
Potencia disponible
Tecnología
por unidad
Turbina de gas de ciclo combinado 35-400 MW
Motor de combustión interna 5 kW-10 MW
Turbina de combustión 1.250 MW
Potencia disponible
Tecnología
por unidad
Microturbina 25 kW-1 MW
Mini-hidráulica 1.100 MW
Micro-hidráulica 25 kW-1 MW
Turbinas eólicas 200 W-3 MW
Módulos fotovoltaicos 20 W-100 kW
Solar térmica-torre de concentración 1-100 MW
Biomasa (gasificación) 100 kW-20 MW
Geotérmica 5-100 MW
Energía oceánica 100 kW-1 MW
Motor Stirling 210 kW
Almacenamiento de batería 500 kW-5 MW
1Empresas que prestan servicios generales de los que no se puede prescindir como el agua, el
gas y la energía.
controlar la energía reactiva transferida entre la red y el elemento de generación
distribuida,
si la generación es en continua, controlar el bus de tensión,
garantizar la inyección de potencia con calidad y
sincronización de la red.
Adicionalmente a estos elementos básicos, en ciertas ocasiones el operador de la red puede
solicitar del convertidor algunos servicios auxiliares, como por ejemplo, la regulación de la
frecuencia y la tensión local, el filtrado o compensación de armónicos, etc.
La electricidad tiene asociada algunos problemas, los cuales son debidos principalmente a
dos factores. En primer lugar, la generación debe estar asociada al consumo, o dicho de otra
forma, la energía eléctrica debe consumirse de forma instantánea. Si la generación y la demanda
están desequilibradas, originarán una inestabilidad del sistema y la pérdida de calidad de la
energía entregada por la fuente generadora.
En segundo lugar, otro gran inconveniente es la distancia física entre elementos de
generación y consumo. La infraestructura de transporte y distribución es la encargada de unir la
generación y el consumo, formando parte de un sistema global y único. Esta situación, y debido al
flujo de energía cambiante, puede causar que ciertos tramos de la infraestructura quede
congestionado.
Por lo tanto, parece justificada la necesidad de disponer de almacenamiento eléctrico en el
sistema energético. Además, ya que dicho almacenamiento estará repartido a lo largo de la
infraestructura de red, se puede hablar de distribuido.
7.3.1.1. Calefacción
Las opciones de energía renovable para calefacción (ambiente y agua) están centradas en dos
vertientes contrapuestas, la primera estrategia integra equipos descentralizados en edificios,
mientras que la segunda lo hace en forma de generación centralizada.
Las calderas de combustión de biocombustibles sólidas descentralizadas (por ejemplo pellets
de madera) son una tecnología convencional. Para las ciudades, la implementación de códigos y
normas para minimizar el impacto negativo sobre la salud de dichas calderas es importante, dado
que pueden contribuir a la contaminación del aire. Los sistemas solares térmicos se han usado
durante décadas para calentar el agua y, en cierta medida, también para calentar el ambiente. Se
ha estimado para 2030 en todo el mundo un potencial de más de 3.200 millones de m2 de
superficie en azoteas para instalar los colectores solares térmicos; esto supone un aumento casi
seis veces superior a la capacidad instalada en 2014. Históricamente, las ciudades han
desempeñado un papel importante en la promoción del uso de sistemas de energía solar térmica,
en particular para el calentamiento de agua.
Se ha demostrado que grandes cantidades de calor se pierden cada año a partir de la
generación de energía y los procesos industriales. La cogeneración es una de los procesos más
eficientes de reutilizar este calor, pero representa menos del 10% de la generación de energía
mundial, y su empleo está disminuyendo. Las redes de calefacción y refrigeración urbana son otra
forma de proporcionar energía más rentable. Las comúnmente llamadas redes de distrito,
consisten en una red de tuberías aisladas y subterráneas que bombean agua caliente o fría a
múltiples edificios en un distrito, vecindario o ciudad. Algunos sistemas solo conectan algunos
edificios, mientras que otros conectan miles de edificios y hogares en una ciudad, o incluso toda
la ciudad.
Sin embargo, a pesar de los beneficios, la instalación de las redes de distrito es bastante
limitada, y tan sólo representa una décima parte de la demanda de calor en los sectores comercial
y residencial. Por tanto, este hecho crea oportunidades significativas para ampliar aún más el uso
de energías renovables para la generación de calor distribuido a través de los sistemas de
calefacción en las ciudades o pueblos. Sin embargo, el potencial es dependiente de cada ciudad,
no solo por la diferencia en la disponibilidad de recursos renovables sino también porque
generalmente se requiere un nivel mínimo de densidad de calefacción para que ésta sea viable.
Las redes de distrito de calor urbanas que utilizan bioenergía han estado en funcionamiento
durante mucho tiempo en muchas ciudades, principalmente en los países nórdicos y en otras
partes de Europa. El calor se produce generalmente en grandes calderas conocidas como plantas
de calor, para luego ser transportado a través de las conducciones hasta los hogares, edificios
comerciales y plantas industriales. También se utilizan otros recursos de energía renovable, como
la geotermia (Islandia) y el exceso de calor residual industrial en varias ciudades de Europa. El
uso de energía renovable está creciendo en ciertas ciudades, como la geotérmica en Munich y
París, y los colectores solares en Dinamarca. La red de distrito se ha convertido en la piedra
angular del objetivo de Dinamarca, ya que pretende abastecer el 100% de sus necesidades
energéticas con energías renovables.
7.3.1.2. Refrigeración
A medida que las sociedades de climas cálidos prosperan y progresan, su demanda de
refrigeración aumenta rápidamente.
Casi todo el enfriamiento es proporcionado actualmente por sistemas de aire acondicionado
dependientes de la electricidad. Mucha de esta energía electricidad puede ser generada por energía
renovable, pero además la refrigeración también puede ser suministrada mediante opciones
renovables integradas en la infraestructura de los edificios que componen las ciudades.
Algunos de los dispositivos integrados en los edificios son los sistemas de enfriamiento
solar, como los enfriadores de absorción, los enfriadores de adsorción y los sistemas de
enfriamiento de desecante. Los enfriadores de absorción usan un refrigerante para enfriar el
medioambiente y representan más del 70% de los sistemas instalados en la actualidad.
Algunos hogares conectan sus sistemas de aire acondicionado a un panel solar fotovoltaico
montado en el tejado del edificio. Esto se está volviendo una práctica habitual en las ciudades,
especialmente con la disminución de precios del almacenamiento eléctrico en baterías.
Sin embargo, el mercado global para la refrigeración basado en energía renovable aún está
en una etapa incipiente, y las ciudades podrían hacer más para promover su aceptación. El
enfriamiento de distrito a través de una fuente de energía renovable también es una opción,
empleando para ello agua fría de ríos, lagos o el mar, calor residual para enfriadores de absorción
y energía solar (térmica y fotovoltaica).
7.3.1.3. Cocina
Actualmente, el 60% del uso de energía renovable en los edificios consiste en usos
tradicionales de la bioenergía, como por ejemplo la forma clásica de cocinar mediante fuego en
hogares o intemperie, lo cual se sigue empleando en países en vías de desarrollo.
Si bien lo anterior es una práctica rural, los hogares urbanos también usan combustibles
sólidos para cocinar en estufas/cocinas altamente ineficientes. Esto es perjudicial para la salud
humana, debido a la contaminación del aire en ambientes interiores. En los países desarrollados,
los habitantes urbanos tienden a tener mayores niveles de acceso a fuentes de energía comerciales
que las poblaciones rurales. Sin embargo, alrededor del 18% de las poblaciones urbanas en los
países desarrollados todavía usan leña y carbón para cocinar, y en los países menos desarrollados,
esta proporción alcanza cerca del 70%.
Por lo tanto, las estufas/cocinas modernas, que utilizan bioenergía o electricidad, son una
solución clave que se promueve activamente. La electricidad utilizada para cocinar puede a su vez
ser generada mediante una o varias fuentes de energía renovables.
7.3.2.Transporte
Aproximadamente un tercio del uso total de la energía empleada en las ciudades del mundo
está destinado al transporte, y se espera que podría crecer casi un 50% para 2030. Si la demanda
de energía resultante se satisface con combustibles fósiles, tendrá importantes consecuencias
adversas para la contaminación atmosférica y acústica en las ciudades, así como para el
calentamiento global.
Para el transporte ferroviario, las principales opciones son los trenes eléctricos, el tren ligero
y los sistemas de metro. Para el transporte rorado, las principales opciones son vehículos
eléctricos, biocombustibles (tanto líquidos como gaseosos) e hidrógeno (cuando se producen a
partir de energía renovable).
Al igual que con los edificios, la electrificación en el transporte puede impulsar la absorción
de energía renovable. Nuevamente los edificios e infraestructuras de las ciudades juegan un papel
crítico, ya que por ejemplo para la integración del vehículo eléctrico, estos espacios deberán
acomodar la infraestructura de recarga necesaria.
7.3.2.1. Biocombustibles
Los motores de combustión interna seguirán desempeñando un papel indispensable en el
sistema de transporte en el futuro previsible. Para disminuir su impacto medio ambiental, los
vehículos pueden ser alimentados con biocombustibles, una forma de energía renovable líquida o
gaseosa.
Los biocombustibles son generalmente clasificados como primera y segunda generación, de
acuerdo con las materias primas empleadas para su producción. Los biocombustibles de primera
generación o convencionales están hechos de productos agrícolas, como el maíz o la caña de
azúcar.
Para 2030, al mezclar biocombustibles líquidos con gasolina, diesel y queroseno, y biogás
con gas natural, estos biocombustibles podrían representar el 10% del consumo de energía en el
sector transporte. Sin embargo, se requeriría un desarrollo significativo del mercado de
biocombustibles para poder conseguir lo anterior.
Las políticas nacionales suelen abordar de forma centralizada el tema de los
biocombustibles, aunque algunas ciudades han lanzado sus propias iniciativas. Por ejemplo, en
Brasil, la ciudad de Curitiba está implementando a nivel regional un mandato de 100% de
biodiesel en su flota de autobuses municipales, como parte de su programa Biocidade.
Los biocombustibles de segunda generación, también conocidos como biocombustibles
avanzados, hechos de materias primas no comestibles como residuos y material lignocelulósico,
han comenzado a comercializarse a nivel comercial. Tienen el potencial de reducir las emisiones
de los gases de efecto invernadero en un 50-70% en comparación con el diesel y la gasolina. Para
biocombustibles convencionales, por ejemplo etanol a partir de maíz o biodiesel a partir de aceite
de palma, este potencial de reducción es menor, del 30 al 50%.
El biometano es una alternativa más limpia a los biocombustibles líquidos. Este
biocombustible se puede utilizar para una amplia variedad de opciones de transporte por carretera,
desde automóviles hasta camiones. El biometano puede producirse a partir de la depuración del
biogás generado por digestión anaerobia, o bien a partir del lavado del gas de síntesis generado en
la gasificación de la biomasa, siendo 100% renovable. También se incluye el metano del proceso
Power-to-Gas, cuando la energía eléctrica utilizada se ha generado a partir de fuentes renovables
y el hidrógeno se convierte biológicamente en metano en el digestor, conjuntamente con el C02.
En Suecia, el biometano se transporta desde la producción a los sitios de distribución como
gas natural comprimido, pudiendo recorrer de esta forma distancias inferiores a 200 km, mientras
que el gas licuado se prefiere para distancias más largas. En la capital del país, Estocolmo, 250
autobuses públicos a base de biogás están en funcionamiento como parte de la visión a largo plazo
de la flota de autobuses libres de fósiles de la Agencia de Transporte Público de Estocolmo.
Desde 1994, la región metropolitana de Lille en Francia ha utilizado la mitad de los bio-residuos
de la ciudad para producir biometano para su uso en autobuses públicos.
7.3.2.2. Hidrógeno
El hidrógeno se presenta como otra tecnología prometedora, a pesar de poderlo considerar
como en sus primeras etapas de implantación. Algunos países están considerando usar el exceso
de electricidad renovable para producir hidrógeno.
El hidrógeno se puede mezclar en redes de gas natural, pero también se puede almacenar y
usar en vehículos con pilas de combustible. Varias ciudades han desplegado autobuses que usan
hidrógeno, aunque a una escala limitada debido a los altos costos del vehículo. En Londres, ocho
autobuses han estado operando con éxito desde 2011, y como resultado la confiabilidad ha
mejorado significativamente desde su período de prueba entre 2007 y 2009. En Munich, el primer
operador de vehículos compartidos ofrece 50 automóviles impulsados por hidrógeno a clientes
privados.
A continuación se va a tratar de dar una visión a medio y largo plazo de las ciudades del
futuro, desde una perspectiva de la energía.
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