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ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL.

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Sumario: 1. Antecedentes. 2. Causales que autorizan la formulación de la acusación contra el


Presidente de la República. 2.1. Por actos de su administración que hayan comprometido
gravemente el honor o la seguridad de la Nación. 2.2. Por actos de su administración que hayan
Infringido abiertamente la Constitución o las leyes. 2.3. Diferencias de procedimiento respecto del
Presidente de la República. 3. Causales que autorizan la acusación contra los Ministros de Estado.
3.1. Haber comprometido gravemente el honor o la seguridad de la Nación. 3.2. Infracción de la
Constitución. 3.3. Infracción de las leyes. 3.4. Haber dejado la Constitución o las leyes sin ejecución.
3.5. Comisión de delitos de traición, concusión, malversación de fondos públicos y soborno. 4. Causal
que autoriza la acusación de los magistrados de los tribunales superiores de Justicia y del Contralor
General de la República. 5. Causales que autorizan la acusación de generales y almirantes de las
instituciones pertenecientes a las Fuerzas de la Defensa Nacional. 6. Causal que autoriza la
acusación de intendentes y gobernadores. 7. Formulación de la acusación. 8. Tramitación de la
acusación en la comisión. 9. Tramitación de la acusación en la Cámara de Diputados. 9.1. Efectos
jurídicos de la declaración de admisibilidad de la acusación. 10. Tramitación de la acusación en el
Senado. 11. Efectos jurídicos de la declaración de culpabilidad de la acusación por parte del Senado.
12. Evaluación crítica de la acusación constitucional.

1.- ANTECEDENTES.-

Entre los principios que conforman el Estado de Derecho se


encuentran el control del poder y la subsiguiente responsabilidad de las
autoridades.2 El denominado juicio político es una especie de control horizontal
inter-órganos al que se someten las autoridades que ejercen relevantes funciones
públicas,3 con la única excepción de los parlamentarios. La excepción se debe, por
una parte, a razones históricas pues la institución, cuyo origen se remonta al siglo
XIV, se difundió en la Inglaterra del siglo XVII como un instrumento del Parlamento
en su lucha contra las pretensiones absolutistas de los reyes Estuardo. Por otra
parte, se ha señalado que, luego de la sustitución de las monarquías por las
repúblicas, la irresponsabilidad del rey se trasladó al Parlamento como órgano que

1 Texto tomado de Silva Montes, Rodrigo y Vega Méndez, Francisco: Manual de


Procedimiento Constitucional. Ed. Jurídica de Chile, Santiago, 2015, páginas 162-175
2 Cf., v. gr., Loewenstein, Karl: Teoría de la Constitución. Ed. Ariel, Barcelona, 1986, trad.
Alfredo Gallego Anabitarte, pp. 68-72. También, Cea Egaña, José Luis: Derecho Constitucional
chileno. Ediciones Universidad Católica de Chile, 2013, Tomo III, pp. 334-335.
3 Cf., v. gr., Loewenstein, Karl: Teoría de la Constitución. Ob. cit., pp. 263-267.

1
expresa la voluntad soberana del pueblo.4 La institución se hizo innecesaria en la
Inglaterra del siglo XVIII, luego de la “gloriosa revolución” de 1688-1689, pues el
objetivo de separar del cargo a la autoridad acusada con un impeachment, se
lograba de modo más eficaz y menos sangriento, con los mecanismos
parlamentarios de la moción de censura. Sin embargo, el hecho de que los
parlamentarios no sean objeto de acusación constitucional no es sinónimo de
irresponsabilidad, ni una excepción absoluta al principio de control y de
responsabilidad de un Estado de Derecho, pues sus actos sólo quedan protegidos
en ejercicio de su función; “pero subsiste la responsabilidad personal, en todos sus
órdenes, en cuanto a los actos que queden fuera del ámbito de tal beneficio y,
lógicamente, en los que quepan en la esfera de su actividad privada,” 5 como indica
la regulación constitucional del instituto de la inviolabilidad de opinión de los
parlamentarios.
Desde Inglaterra la institución pasó a sus colonias en Norteamérica.
La Constitución de Estados Unidos la contempla en el párrafo 7 de la Sección III, de
su Artículo Primero.6 De allí pasó a incorporarse en el ordenamiento constitucional
de Chile en la Constitución liberal de 1828,7 luego en la Carta Política autoritaria de
1833,8 adoptándose el sentido de la Constitución de Estados Unidos en su reforma

4 Cf. Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ed. Jurídica de Chile,
Santiago, 2000, Tomo VI, pp. 125, 129 y 130.
5 Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, p. 130.
6 El Párrafo 7, de la Sección III, del artículo 1° de la Constitución de Estados Unidos de
Norteamérica dispone: “En los casos de responsabilidades oficiales, el alcance de la sentencia no
irá más allá de la destitución del cargo y la inhabilitación para ocupar y disfrutar cualquier empleo
honorífico, de confianza o remunerado, de los Estados Unidos; pero el individuo condenado quedará
sujeto, no obstante, a que se le acuse, enjuicie u castigue con arreglo a derecho”. Toinet, Marie-
France: El sistema político de los Estados Unidos. Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1994,
trad. Glenn Amado Gallardo Jordán, p. 482.
7 El artículo 47 de la Constitución de 1828 disponía al efecto: “Art. 47. Son atribuciones
exclusivas de la Cámara de Diputados: 1° Proponer las leyes relativas a impuestos y contribuciones,
tomando en consideración las modificaciones con que el Senado las devuelva. 2° Conocer a petición
de parte, o proposición de alguno de sus miembros, sobre las acusaciones contra el Presidente y
Vice-presidente de la República, Ministros, miembros de ambas Cámaras y de la Corte Suprema de
justicia, por delitos de traición, malversación de fondos públicos, infracción de la Constitución, y
violación de los derechos individuales; declarar si hay lugar a la formación de causa, y en caso de
haberlo, formalizar la acusación ante el Senado.” A su vez, el artículo 48 de la Constitución liberal
de 1828 disponía: “Art. 48. Es atribución exclusiva del Senado: Abrir juicio público a los acusados
por la Cámara de Diputados, y pronunciar sentencia con la concurrencia, a lo menos, de las dos
terceras partes de votos”. Valencia Avaria, Luis: Anales de la República. Ed. Andrés Bello,
Santiago, Chile, 1986, p. 159.
8 El artículo 38 de la Constitución de 1833 disponía: “Son atribuciones exclusivas de la Cámara
de Diputados: (…) 2ª Acusar ante el Senado, cuando hallare por conveniente hacer efectiva la
responsabilidad de los siguientes funcionarios:
A los Ministros de Despacho y a los Consejeros de Estado en la forma, y por los crímenes
señalados en los artículos 92, 93, 94, 9596, 97 y 107.
A los generales de un Ejército o Armada por haber comprometido gravemente la seguridad
y el honor de la Nación; y en la misma forma que a los Ministros de Despacho y Consejeros de
Estado.

2
de 1874,9 que se prolonga a través de la Constitución de 1925 y la de 1980.
En consecuencia, el artículo 52 de la Constitución Política de 1980 al
regular las atribuciones exclusivas de la Cámara de Diputados, junto con la
fiscalización de los actos del gobierno (N° 1 del citado artículo 52), regula también
la atribución de la Cámara que consiste en declarar si han o no lugar las
acusaciones que no menos de diez ni más de veinte diputados formulen contra las
autoridades y por las causales que enumera taxativamente el número 2) del referido
artículo 52.
En términos generales, la acusación constitucional está configurada
en tres momentos o etapas. Las dos primeras etapas se cumplen en la Cámara de
Diputados y la tercera en el Senado. La primera etapa corresponde a la formulación
de la acusación que deben realizar no menos de diez ni más de veinte diputados; la
segunda etapa corresponde la declaración de admisibilidad o no de la acusación
que debe declarar la Cámara de Diputados y la tercera etapa corresponde al
conocimiento y resolución de la acusación por parte del Senado.
Se trata, pues, de un instituto de justicia política, como señala Zúñiga
Urbina, “entender la acusación en juicio político como un instituto de justicia política,
permite dar cuenta de su doble naturaleza: jurisdiccional y política, y de una
evolución histórica, asociada a instituciones torales del Estado de Derecho: el
Parlamento y la responsabilidad (…) Nuestra tesis es que estamos ante una
aparente responsabilidad penal y que en realidad el instituto de la acusación
constitucional nos sitúa ante una responsabilidad constitucional”.10 Tocqueville, en
el contexto estadounidense, precisó que se entiende por juicio político “el fallo que

A los miembros de la Comisión Conservadora, por grave omisión en el cumplimiento del


deber que le impone la parte segunda del artículo 58.
A los Intendentes de las provincias por los crímenes de traición, sedición, infracción de la
Constitución, malversación de los fondos públicos y concusión.
A los magistrados de los tribunales superiores de justicia por notable abandono de sus
deberes.
En los tres últimos casos la Cámara de Diputados declara primeramente si ha lugar o no a
admitir la proposición de acusación, oyendo previamente el informe de una comisión de cinco
individuos de su seno elegida a la suerte. Si resultare la afirmativa, nombrará dos Diputados que la
formalicen y prosigan ante el Senado”.
Por su parte, el artículo 39 de la Constitución ordenaba: “Son atribuciones de la Cámara de
Senadores: (…) 2ª Juzgar a los funcionarios que acusare la Cámara de Diputados con arreglo a lo
prevenido en los artículos 38 y 98”.
Finalmente, el artículo 98 citado disponía: “El Senado juzgará al ministro acusado ejerciendo
un poder discrecional, ya sea para caracterizar el delito, ya para dictar la pena. De la sentencia que
pronunciare el senado no habrá apelación ni recurso alguno”. Valencia Avaria, Luis: Anales de la
República. Ob. cit., pp. 179 y 188.
9 Valencia Avaria, Luis: Anales de la República. Ob. cit., pp. 202-203.
10 Zúñiga Urbina, Francisco: “Acusación en juicio político: notas sobre la justicia política”, en
Revista de Derecho, U. C., Santiago de Chile, 1993, vol. 20 N° 2 y 3, Tomo II, pp. 719-721, citado
por Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, pp. 211-212.

3
pronuncia un cuerpo político momentáneamente revestido del derecho de juzgar”.11
La acusación constitucional se encuentra regulada en el citado número
2) del artículo 52 de la Constitución Política y en el N° 1 de su artículo 53; en el
Título IV “Tramitación de las acusaciones constitucionales”, que comprende los
artículos 37 a 52 de la Ley N° 18.918, orgánica constitucional del Congreso
Nacional; en los artículos 304 a 313 del Reglamento de la Cámara de Diputados y
en los artículos 189 a 197 del Reglamento del Senado.

2.- CAUSALES QUE AUTORIZAN ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL CONTRA


EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.-

La letra a) del N° 2 del artículo 52 de la Constitución establece las


causales por las que se puede acusar al Presidente de la República:
“Son atribuciones exclusivas de la Cámara de Diputados: (…) 2)
Declarar si han o no lugar las acusaciones que no menos de diez ni más de veinte
de sus miembros formulen en contra de las siguientes personas: a) Del Presidente
de la República, por actos de su administración que hayan comprometido
gravemente el honor o la seguridad de la Nación, o infringido abiertamente la
Constitución o las leyes.”
Las causales previstas para el Presidente de la República son las
mismas que contemplaba la Constitución de 1925, además, guardan una cierta
simetría con lo previsto en el inciso final del artículo 27 de la Constitución referido a
los deberes que jura o promete respetar en la ceremonia de investidura del cargo,
al disponer: “En este mismo acto, el Presidente electo prestará ante el presidente
del Senado, juramento o promesa de desempeñar fielmente el cargo de Presidente
de la República, conservar la independencia de la Nación, guardar y hacer guardar
la Constitución y las leyes, y de inmediato asumirá sus funciones”.

2.1.- POR ACTOS DE SU ADMINISTRACIÓN QUE HAYAN COMPROMETIDO


GRAVEMENTE EL HONOR O LA SEGURIDAD DE LA NACIÓN.-

En primer lugar, se debe entender la voz “administración”, en sentido


amplio, “comprensivo también de su gobierno”12, esto es, “toda actuación que se
realice por el Presidente en tal calidad dentro del período en que tenga a su cargo

11 Tocqueville, Alexis de: La democracia en América. Ed. Fondo de Cultura Económica,


México, 1963, trad. Luis R. Cuéllar, Primera Parte, cap. VII, p. 112. Para Tocqueville, pp. 113-114,
el juicio político en Estados Unidos de Norteamérica por su objeto es “más bien una medida
administrativa que un acto judicial”. Al respecto señala que “el fin principal del juicio político en los
Estados Unidos es quitar el poder a quien hace de él mal uso e impedir que ese mismo ciudadano
se encuentre revestido de él en el porvenir. Es, como se ve, un acto administrativo al que se ha dado
la solemnidad de una sentencia”.
12 Cf. en este sentido, Molina Guaita, Hernán: Derecho Constitucional. Ed. Lexis Nexis,
Santiago, Chile, 2006, p. 420; Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob.
cit., Tomo VI, p. 138.

4
el mando”.13
En segundo lugar, los actos realizados por el Presidente en su
administración deben haber comprometido, puesto en peligro o expuesto
“gravemente” el honor o la seguridad de la Nación, esto es, de un modo grave o
importante. Con la exigencia que conlleva este adverbio de modo se excluye de la
acusación actos triviales o que no revisten la gravedad o importancia requerida para
configurar la causal.
En tercer lugar, la referencia al honor de la Nación debe entenderse
tanto en un sentido subjetivo, esto es, el comprensible orgullo de la comunidad
nacional respecto de sí misma y de su imagen ante las demás naciones, como en
un sentido objetivo, esto es, el reconocimiento internacional de los rasgos que
caracterizan a una Nación.
Finalmente, la “seguridad de la Nación” exige que la acción objeto de
la acusación ponga en peligro o riesgo dicho bien jurídico, esto es, la seguridad de
la comunidad nacional, como señala Molina Guaita “aquí puede tratarse tanto de la
seguridad externa como de la interna”,14 que el inciso segundo del artículo 24 de la
Constitución establece dentro de sus atribuciones genéricas al declarar “su
autoridad se extiende a todo cuanto tiene por objeto la conservación del orden
público en el interior y la seguridad externa de la República”.

2.2.- POR ACTOS DE SU ADMINISTRACIÓN QUE HAYAN INFRINGIDO


ABIERTAMENTE LA CONSTITUCIÓN O LAS LEYES.-

Los actos cometidos por el Presidente de la República en su


administración, concebida en sentido amplio como se indicó antes, deben haber
infringido abiertamente la Constitución o las leyes. Según el Diccionario de la Real
Academia española de la lengua, “infringir” es “quebrantar leyes, órdenes, etc.” En
este caso, a diferencia de la causal prevista para los Ministros de Estado, no
cualquier infracción autoriza una acusación contra el Presidente de la República,
sino que se exige que éste haya infringido abiertamente la Constitución o las leyes,
lo cual significa, según el Diccionario citado, que la infracción debe haberse
producido “sin reserva, francamente”, o “clara, patentemente”.

2.3.- DIFERENCIAS DE PROCEDIMIENTO RESPECTO DEL PRESIDENTE DE


LA REPÚBLICA.-

La letra a) del N° 2 del artículo 52 de la Constitución establece algunas


fundamentales diferencias en la acusación constitucional del Presidente de la
República respecto de las demás autoridades que pueden ser acusadas.
En primer lugar, el período en que el Presidente de la República puede

13 Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, p. 138.
14 Molina Guaita, Hernán: Derecho Constitucional. Ob. cit., p. 420.

5
ser acusado es durante el ejercicio de su mandato y hasta seis meses después de
cesado en el cargo. En el caso de las demás autoridades la acusación debe hacerse
también durante el ejercicio del cargo; pero sólo hasta tres meses después de
expirado éste. Además, en los seis meses siguientes a la expiración del cargo, el
Presidente de la República no podrá ausentarse del país sin acuerdo de la Cámara
de Diputados, no pudiendo ausentarse en caso alguno si la acusación ya estuviere
aprobada por la Cámara, esto último según dispone el inciso antepenúltimo de la
norma citada, para todas las autoridades que pueden ser acusadas.
En segundo lugar, el penúltimo inciso de la disposición referida ordena
que “para declarar que ha lugar la acusación en contra del Presidente de la
República se necesitará el voto de la mayoría de los diputados en ejercicio”. En
cambio, para declarar que ha lugar la acusación contra las demás autoridades se
requiere solamente la mayoría de los diputados presentes, según dispone el inciso
final del artículo 52 de la Constitución.
En tercer lugar, desde el momento mismo en que la Cámara de
Diputados declare que ha lugar a la acusación contra las demás autoridades,
excluido el Presidente de la República, éstas quedan suspendidas en sus funciones.
Lo que no ocurre con el Presidente de la República.
En cuarto lugar, en el Senado el quórum exigido para declarar la
culpabilidad del Presidente de la República es de los dos tercios de los senadores
en ejercicio, y sólo por la mayoría de los senadores en ejercicio en los demás casos.

3.- CAUSALES QUE AUTORIZAN ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL CONTRA


LOS MINISTROS DE ESTADO.-

Los Ministros de Estado están definidos en el artículo 33 de la


Constitución Política de 1980 como “los colaboradores directos e inmediatos del
Presidente de la República en el gobierno y administración del Estado”.
Por su parte, el artículo 36 de la Constitución establece su
responsabilidad individual y colectiva al disponer: “Los Ministros de Estado serán
responsables individualmente de los actos que firmaren y solidariamente de los que
suscribieren o acordaren con los otros Ministros”.
Por otra parte, el inciso primero del artículo 35 de la Carta Política
establece” “Los reglamentos y decretos del Presidente de la República deberán
firmarse por el Ministro respectivo y no serán obedecidos sin este esencial
requisito”.
Del estatuto constitucional y legal de los Ministros de Estado aparece
su íntima dependencia de las instrucciones que imparta el Presidente de la
República sobre los sectores de actividad correspondientes. Por ello se ha criticado
la inclusión de los Ministros de Estado entre las autoridades que pueden ser objeto
de acusación constitucional en un régimen presidencialista como el de Chile, pues

6
se ha estimado que “se presenta una incongruencia manifiesta, dada la
concentración del poder en el Jefe del Estado y la entera subordinación de los
Ministros al Presidente, que se accione contra aquéllos, cuando ha de presumirse
que sus actos han sido efectuados por inspiración, orden y, en todo caso, bajo la
responsabilidad del Presidente”.15 En este sentido, con razón, Silva Bascuñán
previene que “un sentido realista debiera llevar a la renuncia de todo afán de utilizar
la acusación constitucional como instrumento para modificar el sentido de la
Constitución Política amparado en el presidencialismo”.16
Las causales que autorizan la formulación de una acusación
constitucional en contra de los Ministros de Estado se encuentran taxativamente
señaladas en la letra b) del número 2) del artículo 52 de la Constitución Política de
la República en los siguientes términos:
“Son atribuciones exclusivas de la Cámara de Diputados: (…) 2)
Declarar si han o no lugar las acusaciones que no menos de diez ni más de veinte
de sus miembros formulen en contra de las siguientes personas: (…) b) De los
Ministros de Estado, por haber comprometido gravemente el honor o la seguridad
de la Nación, por infringir la Constitución o las leyes o haber dejado éstas sin
ejecución, y por los delitos de traición, concusión, malversación de fondos públicos
y soborno (…)”
Las referidas causales que autorizan la acusación constitucional en
contra de los Ministros de Estado se tratarán en los apartados siguientes.

3.1.- HABER COMPROMETIDO GRAVEMENTE EL HONOR O LA SEGURIDAD


DE LA NACIÓN.-

Se trata de la misma causal que opera en contra del Presidente de la


República y en contra de los generales o almirantes de las instituciones
pertenecientes a las Fuerzas de la defensa Nacional. Respecto a ella cabe señalar
en primer lugar, que la causal exige “comprometer” el honor o la seguridad de la
Nación y, por tanto, los Ministros de Estado con su acción deben haber puesto en
riesgo los valores jurídicos protegidos. Como señala Silva Bascuñán, “no es
indispensable, por lo tanto, según la acepción del vocablo [comprometer], que el
daño esté ya producido, sino que, razonablemente, se estime configurado tal peligro
en virtud de las características del acto”.17 En segundo lugar, el adverbio de modo
“gravemente” significa que la acción del Ministro de Estado revista gravedad o
importancia para configurar el riesgo que se quiere evitar, esto es, la vulneración
del honor o la seguridad de la Nación. En tercer lugar, con respecto a la referencia

15 Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, p. 212.
16 Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, p. 213.
17 Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ed. Jurídica de Chile,
Santiago, 2000, Tomo VI, p. 145.

7
al honor o la seguridad de la Nación, nos remitimos a lo señalado anteriormente, en
el análisis de la misma causal aplicada al Presidente de la República.

3.2.- INFRACCIÓN DE LA CONSTITUCIÓN.-

A diferencia de la causal similar establecida para el Presidente de la


República, en este caso no se exige que la Constitución se infrinja “abiertamente”,
esto es, que revista gravedad. Por tanto, la causal es más amplia tratándose de
Ministros de Estado. La razón de ello es “que de las violaciones a sus normas [de
la Constitución] o a las leyes, respondan, en toda su magnitud y alcance, los
Ministros de Estado, de manera que la acusación al Presidente sólo se interponga
cuando se trate de infracciones abiertas y graves. Ello armoniza con el carácter
solidario que guardan la responsabilidad del Ministro y del Presidente”.18

3.3.- INFRACCIÓN DE LAS LEYES.-

La actuación de un Ministro de Estado que en ejercicio de su cargo


importa infracción de las leyes, tampoco requiere la exigencia de gravedad
contemplada para el Presidente de la República. Por tanto, cualquiera infracción de
las leyes cometida en ejercicio de su cargo autoriza la acusación constitucional en
su contra. Por otra parte, la Constitución no distingue y, por tanto, la acusación
procede tanto por infracción de las leyes sustantivas como adjetivas. La única
exigencia es que se trate de una norma que revista el carácter de precepto legal en
el sistema de fuentes formales del Derecho Constitucional chileno, lo cual incluye
además de las leyes ordinarias, a las leyes orgánicas constitucionales, leyes de
quórum calificado, decretos con fuerza de ley y decretos leyes; pero, desde luego
no a las normas infra-legales como aquellas emanadas de la potestad
reglamentaria. Silva Bascuñán ha destacado que “algunas formas delictivas
pertinentes aparecen configuradas en los arts. 228, 236 y 239 del Código Penal”.19
El artículo 228 del Código Penal dispone: “El que, desempeñando un empleo público
no perteneciente al orden judicial, dictare a sabiendas providencia o resolución
manifiestamente injusta en negocio contencioso-administrativo o meramente
administrativo, incurrirá en las penas de suspensión del empleo en su grado medio
y multa de once a quince unidades tributarias mensuales. Si la resolución o
providencia manifiestamente injusta la diere por negligencia o ignorancia
inexcusables, las penas serán suspensión en su grado mínimo y multa de seis a
diez unidades tributarias mensuales. Por su parte, el artículo 236 del Código Penal
prescribe: “El empleado público que arbitrariamente diere a los caudales o efectos
que administre una aplicación pública diferente de aquella a que estuvieren
destinados, será castigado con la pena de suspensión del empleo en su grado

18 Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, p. 148.
19 Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, p. 151.

8
medio, si de ello resultare daño o entorpecimiento para el servicio u objeto en que
debían emplearse, y con la misma en su grado mínimo, si no resultare daño o
entorpecimiento.” Finalmente, el artículo 239 del citado Código ordena: “El
empleado público que en las operaciones en que interviniere por razón de su cargo,
defraudare o consintiere que se defraude al Estado, a las municipalidades o a los
establecimientos públicos de instrucción o de beneficencia, sea originándoles
pérdida o privándoles de un lucro legítimo, incurrirá en la pena de presidio menor
en sus grados medio a máximo. En aquellos casos en que el monto de lo defraudado
excediere de cuarenta unidades tributarias mensuales, el juez podrá aumentar en
un grado la pena señalada en el inciso anterior. Si la defraudación excediere de
cuatrocientas unidades tributarias mensuales se aplicará la pena de presidio mayor
en su grado mínimo. En todo caso, se aplicarán las penas de multa del diez al
cincuenta por ciento del perjuicio causado e inhabilitación absoluta temporal para
cargos, empleos u oficios públicos en sus grados medio a máximo.”

3.4.- HABER DEJADO SIN EJECUCIÓN A LA CONSTITUCIÓN O A LAS


LEYES.

Este es otro aspecto en que se distingue esta causal de la regulación


de la causal aplicable al Presidente de la República, pues tratándose de los
Ministros de Estado la causal es más amplia al sancionar no sólo actos que
impliquen infracción a las leyes, sino también omisiones que conduzcan a dejar sin
efecto la Constitución o las leyes. Se trata, pues, de una culpabilidad que adopta la
forma de una negligencia, esto es, la de hacer menos de lo debido. En este sentido,
también se configura la causal “cuando no se precisa la forma o marco en que se
habrá de actuar, lo que ocurre, por ejemplo, si no se dicta el reglamento conforme
al cual ha de cumplirse la disposición legal”.20

3.5.- COMISIÓN DE DELITOS DE TRAICIÓN, CONCUSIÓN, MALVERSACIÓN


DE FONDOS PÚBLICOS Y SOBORNO.-

La causal prevista en la Constitución en este caso corresponde a la


comisión de ciertos delitos durante el ejercicio del cargo de Ministro de Estado.
En primer lugar, configura la causal la comisión del delito de traición
que, a su vez, se encuentra tipificado en el Libro II del Código Penal, Título I
“Crímenes y simples delitos contra la seguridad exterior y soberanía del Estado”, y
Título II “Crímenes y simples delitos contra la seguridad interior del Estado”.
En segundo lugar, la causal se configura con la comisión del delito de
concusión, que constituye una exacción ilegal o arbitraria de dinero realizada por un

20 Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, p. 151.

9
funcionario público en provecho propio. Se encuentra tipificada, v. gr., en los
artículos 157 y 241 del Código Penal.21 El artículo 157 citado dispone: “Todo
empleado público que sin un decreto de autoridad competente, deducido de la ley
que autoriza la exacción de una contribución o de un servicio personal, los exigiere
bajo cualquier pretexto, será penado con inhabilitación absoluta temporal para
cargos y oficios públicos en cualesquiera de sus grados y multa de once a veinte
unidades tributarias mensuales. Si la exacción de la contribución o servicio personal
se hiciere con ánimo de lucro, el empleado culpable será sancionado conforme a lo
dispuesto en los párrafos 2 u 8 del Título IX, según corresponda.” A su vez, el
artículo 241 del Código Penal previene: “El empleado público que directa o
indirectamente exigiere mayores derechos de los que le están señalados por razón
de su cargo, o un beneficio económico para sí o un tercero para ejecutar o por haber
ejecutado un acto propio de su cargo en razón del cual no le están señalados
derechos, será sancionado con inhabilitación absoluta temporal para cargos u
oficios públicos en cualquiera de sus grados y multa del duplo al cuádruplo de los
derechos o del beneficio obtenido.”
En tercer lugar, se contempla el delito de malversación de fondos
públicos, que se encuentra ubicado en el Título V del Libro II del Código Penal, cuyo
epígrafe es “De los crímenes y simples delitos cometidos por empleados públicos
en el desempeño de sus cargos”. Se trata de delitos contra la probidad.22 Se
encuentra tipificado en los artículos 233 a 238 del Código Penal, que contemplan
diversas figuras delictivas, tales como sustracción de fondos (artículos 233 –forma
dolosa- y 234 –forma culposa- del Código Penal); distracción de fondos (artículo
235 del Código Penal); aplicación pública diferente (artículo 236 del Código Penal),
que “propiamente corresponde al concepto clásico de la malversación como
‘inversión indebida”,23 y negativa de un pago o entrega (artículo 237 del Código
Penal).
En cuarto lugar, el delito de soborno, es contemplado en el Código
Penal chileno como una forma de cohecho activo,24 sancionada en los artículos 248,
249 y 250 del Código Penal. El Diccionario de la real Academia de la lengua
española define la voz “sobornar” como “corromper a alguien con dádivas para
conseguir de él algo”.

21 Cf. Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, p.
152.
22 Cf. Etcheberry, Alfredo: Derecho Penal. Parte especial. Ed. Jurídica de Chile, Santiago,
2004, reimpresión 3ª edición, Tomo IV, p. 236.
23 Etcheberry, Alfredo: Derecho Penal. Parte especial. Ob. cit., Tomo IV, p. 244.
24 Etcheberry, Alfredo: Derecho Penal. Parte especial. Ob. cit., Tomo IV, p. 252.

10
4.- CAUSAL QUE AUTORIZA LA ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL CONTRA
LOS MAGISTRADOS DE LOS TRIBUNALES SUPERIORES DE JUSTICIA Y EL
CONTRALOR GENERAL DE LA REPÚBLICA.-

La causal que autoriza la formulación de una acusación constitucional


en contra de los magistrados de los tribunales superiores de justicia y del Contralor
General de la República se encuentra señalada en la letra c) del número 2) del
artículo 52 de la Constitución Política de la República en los siguientes términos:
“De los magistrados de los tribunales superiores de justicia y del Contralor General
de la República, por notable abandono de deberes”.
Corresponde, pues, precisar quiénes son magistrados de los
tribunales superiores de justicia. Lo son los magistrados de la Corte Suprema, de
las Cortes de Apelaciones y de las Cortes militares. Silva Bascuñán, precisa que
también debe incluirse a “los auditores que forman parte de la Corte Marcial y los
oficiales navales de alta graduación que participan de la Corte Naval, porque todos
ellos son jueces permanentes que gozan de los derechos y prerrogativas del
personal ordinario de justicia (art. 106 del Código de Justicia Militar).”25
La causal que autoriza la acusación en este caso es “notable
abandono de deberes”, prevista en nuestro ordenamiento constitucional desde la
Constitución de 1833. En la síntesis de Molina Guaita hay una interpretación
restrictiva y una amplia de la noción “notable abandono de deberes”. En un sentido
restringido la expresión “se refiere sólo a los deberes externos o formales de los
acusados (…) Pero no puede el Senado, por no estar integrado por hombres de
Derecho, pronunciarse sobre los deberes de fondo, esto es, si el Tribunal interpretó
y aplicó o no adecuadamente las disposiciones legales”. 26 En un sentido amplio se
incluye, además, “la negligencia inexcusable, la ineptitud manifiesta en el ejercicio
de la función”.27
Para Silva Bascuñán, la expresión significa sustancialmente “dejar de
hacer en grado excesivo, lo que corresponde a realizar en el cumplimiento de las
obligaciones inherentes al cargo”.28 La difundida opinión de Jorge Hunneus excluye
de la causal “notable abandono de deberes”, el juzgamiento de la aplicación de las
leyes por parte de los magistrados,29 opinión que prevalece actualmente
(interpretación restrictiva). Respecto a la procedencia de la causal en los casos de
los delitos de cohecho, falta de observancia de las leyes que reglan el proceso o

25 Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, p. 160.
26 Molina Guaita, Hernán: Derecho Constitucional. Ob. cit., p. 422. En el mismo sentido, cf.,
Roldán, Alcibíades: Elementos de Derecho Constitucional de Chile. Imprenta Litografía Barcelona,
Santiago-Valparaíso, 1917, p. 358, nota 1.
27 Molina Guaita, Hernán: Derecho Constitucional. Ob. cit., p. 422.
28 Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, p. 164.
29 Hunneus, Jorge: La Constitución ante el Congreso. Tomo I, Anexo 9, pp. 466 y siguientes,
citado por Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, p. 165.

11
prevaricación, en los términos previstos en el artículo de la Constitución Política
(interpretación amplia), Silva Bascuñán estima la procedencia de la causal “notable
abandono de deberes” en este caso, a partir del cambio de naturaleza del juicio
político en Chile en 1874. Desde entonces, estima que “no hay contradicción alguna
(…) en sostener, por un lado, que incluso los magistrados de los Tribunales
Superiores, como los demás funcionarios judiciales, por los delitos que menciona el
art. 84 [actualmente el artículo 79 de la Constitución Política], sólo pueden ser
castigados del modo y forma que determina la ley, y en afirmar, por otro, que los
más altos jueces pueden ser acusados por esos mismos delitos, desde que
constituyen, por su naturaleza, infracción de los más graves deberes funcionarios,
ya que aún condenados en el juicio político serán juzgados en la misma forma, por
semejantes procedimientos e iguales órganos, que los demás magistrados…”30

5.- CAUSALES QUE AUTORIZAN LA ACUSACIÓN DE GENERALES O


ALMIRANTES DE LAS FUERZAS DE LA DEFENSA NACIONAL.-

La letra d) del N° 2 del artículo 52 de la Constitución Política de 1980


dispone que la acusación procede en contra de “los generales o almirantes de las
instituciones pertenecientes a las Fuerzas de la Defesa Nacional, por haber
comprometido gravemente el honor o la seguridad de la Nación”. En cuanto al
significado y alcance de esta causal, que es la misma que se aplica al Presidente
de la República y a los Ministros de Estado, corresponde remitirse a lo expuesto
sobre ella en el estudio de las causales aplicables al Presidente de la República.
Destaca por su ausencia, y considerando la historia de los golpes de
Estado en Chile, la causal que, en cambio, sí se aplica a los intendentes y
gobernadores; pero no a los generales y almirantes, esto es, la que conforma el
delito de sedición, es decir, alzarse en armas contra la autoridad regularmente
constituida. La explicación de tan notoria ausencia se debe obviamente a que el
poder constituyente originario de esta Constitución se originó precisamente en un
golpe de Estado.

6.- CAUSALES QUE AUTORIZAN LA ACUSACIÓN DE LOS INTENDENTES,


GOBERNADORES Y DE LA AUTORIDAD QUE EJERZA EL GOBIERNO
EN LOS TERRITORIOS ESPECIALES A QUE SE REFIERE EL ARTÍCULO
126 BIS.-

La letra e) del N° 2, del artículo 52 de la Constitución Política de 1980,


dispone que procede la acusación constitucional en contra de “los intendentes,
gobernadores, y de la autoridad que ejerza el Gobierno en los territorios a que se
refiere el artículo 126 bis “por infracción de la Constitución y por los delitos de

30 Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, pp. 174-
175.

12
traición, sedición, malversación de fondos públicos y concusión”.31 Respecto de la
causal conformada por infracción a la Constitución, se advierte que, como en el caso
de los Ministros de Estado, no se exige cierta entidad, importancia o gravedad de la
infracción para que la acusación proceda, por lo que corresponde remitirse a lo
dicho entonces.
Respecto a los delitos que conforman la causal, se reiteran, como en
el caso de los Ministros de Estado, los delitos de traición, malversación de fondos
públicos y concusión, por lo que corresponde también remitirse a lo dicho en dicho
apartado. Sin embargo, se agrega aquí el delito de sedición, que se configura como
alzamiento en armas contra la autoridad constituida, regulado en el Código Penal
como delitos contra la seguridad interior del Estado.
Dado el carácter dependiente del Presidente de la República de los
intendentes y gobernadores, en su calidad de órganos administrativamente
desconcentrados, procede la misma crítica planteada respecto de los Ministros de
Estado.

7.- FORMULACIÓN DE LA ACUSACIÓN.-

De conformidad con lo previsto en el artículo 52 de la Constitución


Política corresponde formular la acusación a no menos de diez ni más de veinte
diputados. La exigencia de un mínimo de diez diputados intenta conferir seriedad a
la acusación a través de un mínimo consenso para su formulación. Por el contrario,
el límite de veinte diputados para la formulación de la acusación pretende evitar una
especie de prejuzgamiento en contra del acusado que haría inoficiosa la
deliberación posterior de la Cámara de Diputados conducente a la admisibilidad o
no de la acusación por la corporación.
La formulación de la acusación en contra de los Ministros de Estado
sólo puede interponerse durante su ejercicio en el cargo y hasta tres meses después
de cesado en él, según dispone el inciso antepenúltimo del artículo 52 de la
Constitución Política, que declara asimismo que “interpuesta la acusación, el
afectado no podrá ausentarse del país sin permiso de la Cámara y no podrá hacerlo
en caso alguno si la acusación ya estuviere aprobada por ella”.
Por su parte, el artículo 37 de la Ley N° 18.918, exige que las
acusaciones se presenten siempre por escrito, y la fecha de su presentación será
aquella en que se dé cuenta de ellas a la Cámara de Diputados, lo que deberá
hacerse en la sesión más próxima que se celebre. A su vez, el artículo 38 de la Ley
N° 18.918, dispone que “en la misma sesión en que se dé cuenta de una acusación,
la Cámara de Diputados procederá a elegir, a la suerte y con exclusión de los
acusadores y de los miembros de la mesa, una comisión de cinco diputados para

31 Se trata de los territorios especiales creados por la Ley N° 20.193, de 2007, correspondientes
a Isla de Pascua y al archipiélago Juan Fernández.

13
que informe si procede o no la acusación.” El artículo 305 del Reglamento de la
Cámara de Diputados dispone que “dicha Comisión estará facultada para sesionar
simultáneamente con la Cámara, de conformidad con lo dispuesto en la letra b) del
artículo 225”.

8.- TRAMITACIÓN DE LA ACUSACIÓN EN LA COMISIÓN.-

La tramitación de la acusación por la comisión designada en la Cámara


de Diputados se encuentra regulada en los artículos 38 a 42 de la Ley N° 18.918.
El artículo 39 de la citada ley dispone: “El afectado con la acusación será notificado
personalmente o por cédula por el secretario de la Cámara de Diputados o por el
funcionario que ésta designe, dentro de tercero día contado desde que se dé cuenta
de la acusación. En todo caso se le entregará al afectado o a una persona adulta
de su domicilio o residencia copia íntegra de la acusación.”
“El afectado podrá, dentro de décimo día de notificado, concurrir a la
comisión a hacer su defensa personalmente o presentarla por escrito.”
“El secretario de la Cámara certificará todo lo obrado en el expediente
respectivo y comunicará estos hechos a la autoridad administrativa para los efectos
de lo dispuesto en el inciso tercero del número 2) del artículo 52 de la Constitución
Política.”
La ausencia de comparecencia del acusado o de defensa escrita no
obsta a la continuación del procedimiento. El artículo 40 de la Ley N° 18.918 dispone
que “si el afectado no asistiere a la sesión a que se le cite o no enviare defensa
escrita se procederá sin su defensa.”
Desde la fecha de la comparecencia del afectado o desde que se
hubiere acordado proceder sin su defensa, la comisión tendrá un plazo de seis días
para estudiar la acusación y pronunciarse sobre ella. El artículo 41 de la Ley N°
18.918 dispone que “la última sesión que celebre [la comisión] se levantará
solamente cuando finalizaren las votaciones a que hubiere lugar”.
“El informe de la comisión deberá contener, a lo menos, una relación
de las actuaciones y diligencias practicadas por la comisión; una síntesis de la
acusación, de los hechos que le sirvan de base y de los delitos, infracciones o
abusos de poder que se imputen en ella; una relación de la defensa del o de los
acusados; un examen de los hechos y de las consideraciones de derecho, y la o las
resoluciones adoptadas por la comisión.”

9.- TRAMITACIÓN DE LA ACUSACIÓN EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS.-

Transcurrido el plazo de seis días para que a comisión se pronuncie


sobre la acusación, y aunque dentro de él no se haya presentado informe por la
comisión, el artículo 42 de la Ley N° 18.918 dispone que “la Cámara de Diputados
sesionará diariamente para ocuparse de la acusación. Para este efecto, y por la sola

14
circunstancia de haber sido notificado de acuerdo con el artículo 39, el afectado se
entenderá citado de pleno derecho a todas las sesiones que celebre la Cámara.”
A su vez, el artículo 43 de la Ley N° 18.918 contempla la posibilidad
de que el acusado suscite una cuestión previa de inconstitucionalidad de la
acusación, pues según dispone la norma citada, antes de que la Cámara inicie el
debate, “sólo el afectado podrá deducir, de palabra o por escrito, la cuestión previa
de que la acusación no cumple con los requisitos que la Constitución Política
señala”.
“Deducida la cuestión previa, la Cámara la resolverá por mayoría de
los diputados presentes, después de oír a los diputados miembros de la comisión
informante”.
“Si la Cámara acogiere la cuestión previa, la acusación se tendrá por
no interpuesta. Si la desechare, no podrá renovarse la discusión sobre la
improcedencia de la acusación y nadie podrá insistir en ella.”
El debate sobre la acusación se contempla en el artículo 44 de la Ley
N° 18.918, en los siguientes términos: “Desechada la cuestión previa o si ésta no
se hubiere deducido, la sala de la Cámara de Diputados procederá del siguiente
modo:
a) si el informe de la comisión recomendare aprobar la acusación, se dará la
palabra al diputado que la mayoría de la comisión haya designado para sostenerla,
y después se oirá al afectado, si estuviere presente, o se leerá la defensa escrita
que haya enviado, y
b) si el informe de la comisión recomendare rechazar la acusación, se dará la
palabra a un diputado que la sostenga y después podrá contestar el afectado o, si
éste no lo hiciere, un diputado partidario de que se deseche.”
La ley N° 18.918, en su artículo 45, reconoce tanto al afectado, como
al diputado informante de la comisión, el derecho para rectificar hechos antes del
término del debate.
El artículo 46 de la Ley N° 18.918 dispone que “en la última sesión que
celebre la Cámara para conocer de la acusación, se votará su admisibilidad”.
“La referida sesión sólo podrá levantarse si se desecha la acusación o
si ésta se acepta…” Por su parte, la Constitución Política dispone en el inciso final
de su artículo 52, que para declarar que ha lugar a la acusación se requiere la
mayoría de los diputados presentes.
En caso de que se admita la acusación, la Cámara de Diputados
nombrará una comisión de tres diputados para que la formalice y prosiga ante el
Senado. En efecto, el artículo 46 citado dispone en su inciso final que “aprobada la
acusación, la Cámara de Diputados deberá comunicar este hecho al Senado y al
afectado, dentro de las veinticuatro horas siguientes de concluida la sesión a que
se refiere este artículo. Del oficio correspondiente se dará cuenta en la sesión más
próxima que celebre el Senado”.
15
En perspectiva crítica, se ha señalado que el citado artículo 46 de la
Ley N° 18.918, al disponer que “en la última sesión que celebre la Cámara para
conocer de la acusación, se votará su admisibilidad”, incurre en una impropiedad
“puesto que ‘admitir’, según el Diccionario, importa ‘recibir o dar entrada a algo’, en
tanto que, en el fondo, mediante la decisión que acepta la acusación, la Cámara la
hace suya, para que más adelante se pronuncie el Senado en cuanto a su
fundamento sustancial. La admisibilidad, entre tanto, incide en la esfera de aquello
que es previo al ejercicio mismo de la facultad material o sustantiva confiada a la
definición de la Cámara, la cual ha de resolver si está o no conforme con la
acusación, en el supuesto de que sea realmente admisible, es decir, simplemente
si la acepta o la rechaza.”32

9.1.- EFECTOS JURÍDICOS DE LA DECLARACIÓN DE LA ADMISIBILIDAD DE


LA ACUSACIÓN.-

La declaración de la admisibilidad de la acusación constitucional en


contra de un Ministro de Estado por la votación de la mayoría de los diputados
presentes en la sala produce diversos efectos jurídicos.
En primer lugar, según dispone el inciso final del artículo 52 de la
Constitución, el Ministro de Estado queda suspendido de su cargo desde que la
Cámara de Diputados declara la admisibilidad de la acusación, hasta que el Senado
se pronuncie, caso en que cesa la suspensión, si se le absuelve de la acusación o
si el Senado no se pronunciare dentro de los treinta días siguientes, o se transforma
en destitución del cargo si se le declara culpable. Esta solución constitucional en
Chile merece ser criticada pues contraría el principio de presunción de inocencia.
En efecto, en Estados Unidos de Norteamérica, en su oportunidad, “se rechazó
sabiamente una proposición de que los funcionarios serían suspendidos en el
desempeño de sus funciones durante el proceso, y ahora los funcionarios continúan
en el ejercicio de su empleo hasta que se da contra ellos una sentencia
condenatoria”.33
En segundo lugar, según dispone el inciso antepenúltimo del artículo
52 de la Constitución, desde el momento de la declaración de admisibilidad de la
acusación en contra de un Ministro de Estado, el acusado en ningún caso podrá
ausentarse del país. En la misma lógica de las disposiciones citadas, Silva
Bascuñán entiende que, desde que se ha dado lugar a la acusación en la Cámara
de Diputados, “el acusado debe entenderse suspendido también (…) de su derecho
a renunciar al cargo y, por su lado, a su turno, también suspendida la facultad

32 Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, p. 191.
33 Harrington, Benjamin: Vida constitucional de los Estados Unidos. Doubleday, Page &
Company, Nueva York, 1919, trad. Toribio Esquivel Oregón, p. 115.

16
correlativa de la autoridad competente de admitir su dimisión ante ella o de
removerlo por cualquier causa mediante acto puramente administrativo”.34

10.- TRAMITACIÓN DE LA ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL EN EL SENADO.-

El artículo 53 de la Constitución, que establece las atribuciones


exclusivas del senado, dispone en su N° 1°: “Conocer de las acusaciones que la
Cámara de Diputados entable con arreglo al artículo anterior”.
A su vez, el artículo 47 de la Ley N° 18.918 dispone: “Puesto en
conocimiento del Senado el hecho de que la Cámara de Diputados ha entablado
acusación en conformidad al número 2) del artículo 52 de la Constitución Política,
el primero procederá a fijar el día en que comenzará a tratar de ella”.
“La fijación del día se hará en la misma sesión en que se dé cuenta de
la acusación. Si el Congreso estuviere en receso, esta determinación la hará el
presidente del Senado.”
Para tales efectos, el artículo 48 de la Ley N° 18.918 dispone que “el
senado o su presidente, según corresponda, fijará como día inicial para comenzar
a tratar la acusación alguno de los comprendidos entre el cuarto y el sexto, ambos
inclusive, que sigan a aquel en que se haya dado cuenta de la acusación o en que
la haya recibido el presidente.”
“El Senado quedará citado por el solo ministerio de la ley a sesiones
especiales diarias, a partir del día fijado y hasta que se pronuncie sobre la
acusación.”
La Ley N° 18.918, en su artículo 49, dispone que el Senado citará al
acusado y a la comisión de diputados designada para formalizar y perseguir la
acusación a cada una de las sesiones que celebre para tratarla. El artículo 50 de la
Ley N° 18.918 dispone que “formalizarán la acusación los diputados miembros de
la comisión especial. Si no concurren, se tendrá por formalizada con el oficio de la
Cámara de Diputados.”35
“A continuación hablará el acusado o se leerá su defensa escrita. El
acusado podrá ser representado por un abogado.”
“Los diputados miembros de la comisión especial tendrán derecho a
réplica, y el acusado a dúplica. Cumplido lo anterior, el presidente anunciará que la

34 Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, p. 194.

35 El artículo 192 del Reglamento del Senado dispone: “El Senado tomará conocimiento de la
acusación por medio de la relación que hará el Secretario”. A su vez, en su artículo 193 ordena:
“Terminada la relación de que trata el artículo 192, formalizarán la acusación los Diputados miembros
de la Comisión Especial, quienes podrán dividir entre sí las materias o aspectos que ella comprenda.
Si no concurren los Diputados acusadores, se tendrá por formalización el oficio de la Cámara de
Diputados”.

17
acusación se votará en la sesión especial siguiente.”36
El artículo 51 de la Ley N° 18.918 establece una importante norma de
procedimiento al señalar que “cada capítulo de la acusación se votará por separado.
Se entenderá por capítulo el conjunto de los hechos específicos que, a juicio de la
Cámara de Diputados, constituyan cada uno de los delitos, infracciones o abusos
de poder que, según la Constitución Política, autorizan para interponerla.” El artículo
196 del Reglamento del Senado, que reproduce la disposición citada, agrega: “En
todo caso, el Senado deberá fallar dentro de los treinta días siguientes al fijado para
comenzar a tratar la acusación”.
El N° 1 del artículo 53 de la Constitución dispone que “el Senado
resolverá como jurado y se limitará a declarar si el acusado es o no culpable del
delito, infracción o abuso de poder que se le imputa.” Que el Senado conozca
como jurado significa conocimiento en conciencia, esto es, “leal y honradamente,
en conciencia, según su leal saber y entender, la solidez de la acusación, debiendo
corresponder la decisión, por lo tanto, al concepto íntimo que se haya formado en
cuanto a su seriedad y fundamento”.37 Asimismo, dispone que la declaración de
culpabilidad deberá ser pronunciada en el caso de los Ministros de Estado por la
mayoría de los senadores en ejercicio. El artículo 52 de la Ley N° 18.918 dispone
que “el resultado de la votación se comunicará al acusado, a la Cámara de
Diputados y, según corresponda, al Presidente de la República, a la Corte Suprema
o al Contralor General de la República. Sin perjuicio de lo anterior, y para los efectos
del proceso a que haya lugar, se remitirán todos los antecedentes al tribunal
ordinario competente.”

11.- EFECTOS JURÍDICOS DE LA DECLARACIÓN DE CULPABILIDAD DE LA


ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL POR EL SENADO.-

Los efectos jurídicos de la declaración del Senado de culpabilidad del


delito, infracción o abuso de poder imputado en la acusación constitucional en
contra de un Ministro de Estado, se encuentra previstos en el N° 1 del artículo 53
de la Constitución Política, y son los siguientes.
En primer lugar, el efecto principal de la declaración de culpabilidad
del Ministro de Estado es la destitución del cargo. En segundo lugar, aparece como
sanción accesoria la inhabilidad para desempeñar ninguna función pública, sea o
no de elección popular, por el término de cinco años. Se debe tener presente el N°
14 del artículo 32 de la Constitución Política que en su cláusula final dispone: “Los
funcionarios acusados por la Cámara de Diputados y condenados por el Senado,

36 El artículo 195 del Reglamento del Senado dispone: “Los Diputados miembros de la
Comisión Especial dispondrán, en conjunto, hasta de media hora para replicar. El acusado podrá
duplicar por igual tiempo, cumplido lo cual el Presidente anunciará que la acusación se votará al
iniciarse el Orden del Día de la sesión especial siguiente”
37 Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., Tomo VI, p. 197.

18
sólo pueden ser indultados por el Congreso”.
Finalmente, el citado artículo 53 de la Constitución establece que el
funcionario declarado culpable será juzgado de acuerdo a las leyes por el tribunal
competente, tanto para la aplicación de la pena señalada al delito, si lo hubiere,
cuanto para hacer efectiva la responsabilidad civil por los daños y perjuicios
causados al Estado o a particulares. En la fundada opinión de Silva Bascuñán,
desde la reforma constitucional de 1874 a la Carta Política de 1833, “el juez ‘no
puede desconocer los hechos ni su relación con el funcionario declarado culpable’,
pero el Tribunal es libre para determinar si configura o no un delito penal, que es
distinto a la expresión delito utilizada por el constituyente”.38

12.- EVALUACIÓN CRÍTICA DE LA ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL.-

En términos generales, se ha estimado que la acusación constitucional


en Chile, en la práctica “ha demostrado una eficacia débil”,39 en atención a que bajo
la Constitución de 1925, con prescindencia de las acusaciones a intendentes y
gobernadores- sólo en diez casos el Senado estableció la culpabilidad del acusado,
tendencia que se prolonga en la Constitución de 1980.
En el mismo sentido, respecto del Derecho comparado, se
pronunciaba, ya en 1959, Karl Loewenstein, quien señalaba que entonces “pese a
los esfuerzos cuidadosos de algunas recientes constituciones de conformar dicha
institución como un procedimiento judicial de acuerdo con las exigencias del Estado
de derecho, la acusación está prácticamente, por todas partes, anticuada. Habiendo
nacido en el primer período del constitucionalismo, cuando los Parlamentos bajo los
Estuardo la usaron como arma de venganza contra los consejeros y ministros de la
corona, la acusación ha perdido su justificación en los Estados parlamentarios, en
virtud de la formación y articulación d la responsabilidad política del gabinete. Aún
en los regímenes presidencialistas, donde la inamovilidad del jefe del ejecutivo
justificaría este control inter-órgano extraordinario de la asamblea, su valor
psicológico es nulo, dejando de lado, por otra parte, su inutilidad política”. 40
Por otra parte, si bien la institución obedece a los principios de control
del poder y de responsabilidad de las autoridades, propios del Estado de Derecho
y, además, debe cumplir con los principios del debido proceso aplicables a todo
órgano que ejerza jurisdicción, dada la naturaleza del juicio político, como señala
Cea Egaña, “tal rigor en el cumplimiento de las reglas procesales que rigen la
acusación dista de ser el mismo, ni siquiera parecido, a lo estatuido en la legislación
procesal penal, incluidos el Ministerio Público y los tribunales competentes. Aquí se
trata, por el contrario, de actuaciones procesales impuestas a órganos políticos,

38 Molina Guaita, Hernán: Derecho Constitucional. Ob. cit., p. 431.


39 Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ob. cit., pp. 213-214.
40 Loewenstein, Karl: Teoría de la Constitución. Ob. cit., pp. 266-267.

19
para designios públicos y con la libertad de apreciación típica de actuaciones de
esta índole”.41

Bibliografía.-

1.- Biblioteca del Congreso Nacional de Chile - www.leychile.cl - documento


generado el 29-Ene-2015.
2.- Cea Egaña, José Luis: Derecho Constitucional chileno. Ediciones
Universidad Católica de Chile, 2013, Tomo III.
3.- Etcheberry, Alfredo: Derecho Penal. Parte especial. Ed. Jurídica de Chile,
Santiago, 2004, reimpresión 3ª edición, Tomo IV.
4.- Loewenstein, Karl: Teoría de la Constitución. Ed. Ariel, Barcelona, 1986,
trad. Alfredo Gallego Anabitarte.
5.- Molina Guaita, Hernán: Derecho Constitucional. Ed. Lexis Nexis, Santiago
Chile, 2006.
6.- Roldán, Alcibíades: Elementos de Derecho Constitucional de Chile.
Imprenta Litografía Barcelona, Santiago-Valparaíso, Chile, 1917.
7.- Schweitzer, Daniel: Acusación constitucional, regímenes de emergencia y
otros estudios jurídicos. Ed. Andrés Bello, Santiago de Chile, 1972.
8.- Silva Bascuñán, Alejandro: Tratado de Derecho Constitucional. Ed. Jurídica
de Chile, Santiago, 2000, Tomo VI.
9.- Tocqueville, Alexis de: La democracia en América. Ed. Fondo de Cultura
Económica, México, 1963, trad. Luis R. Cuéllar.
10.- Toinet, Marie-France: El sistema político de los Estados Unidos. Ed. Fondo
de Cultura Económica, México, 1994, trad. Glenn Amado Gallardo Jordán.
11.- Valencia Avaria, Luis: Anales de la República. Ed. Andrés Bello, Santiago,
Chile, 1986.

41 Cea Egaña, José Luis: Derecho Constitucional chileno. Ob. cit., Tomo III, p. 336.

20
12.- Zúñiga Urbina, Francisco: “Acusación en juicio político: notas sobre la
justicia política”, en Revista de Derecho, U. C., Santiago de Chile, 1993, vol. 20 N°
2 y 3, Tomo II, pp. 719-721.

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