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El 5 de abril de 1992, el entonces presidente de la

República, Alberto Fujimori, optó por ejecutar una polémica


premisa que había hecho madurar con anticipación. El
anuncio de la disolución del Congreso, así como de la
intervención de las instituciones, produjo repercusiones que
superaron el simple remezón de una noche de otoño.

Sin embargo, a lo largo de estos 25 años muchos peruanos


se han preguntado si el hoy recluido mandatario pudo
haber optado por una alternativa distinta en su lucha frente
al terrorismo y la crisis económica.

Para el analista político Luis Nunes, el autogolpe fue una


medida excesiva que no puede ser justificada. Además, destaca que el mandatario debió
buscar alternativas que no irrumpan el orden democrático.

“Fujimori tuvo algunos buenos equipos de trabajo y sí tenía la potestad de negociar con el
Congreso. Fue un sacudón para el Estado de derecho”, señala a El Comercio.

Luis Benavente, director de Vox Populi, coincide con lo dicho y sostiene que, tomando como
reseña lo dicho por Alberto Fujimori aquella noche, cualquier otro régimen podría arrogarse la
potestad de optar por el autoritarismo ante las situaciones de adversidad.

“La incapacidad de gestión política no puede conducirnos a eso. El gobierno de Fujimori no


tenía mayoría en el Congreso, como no la tiene ahora Pedro Pablo Kuczynski. Es como si el
ahora presidente viniera a decirnos que su desventaja en el Legislativo no le permite
reconstruir el país. Cambio 90 no hizo un real intento de hacer alianzas políticas”, precisa.

Herencia a largo plazo

Al margen de las alternativas, las consecuencias del autogolpe han sido diversas y se han
manifestado a lo largo y tendido de estas dos décadas y media. Apoyo (ahora Ipsos) efectuó
una encuesta a dos días del anuncio de Alberto Fujimori, obteniendo como resultado que el
71% de los peruanos aprobaba la disolución del Congreso. No obstante, 20 años después, un
sondeo de la misma compañía reveló que solo el 47% aprobaba la decisión.

Enrique Castillo, analista político y conductor del programa dominical “Agenda política”,
considera que las instituciones intervenidas la noche del 5 de abril de 1992 no lograron su
autonomía y tampoco se libraron de sucumbir ante la corrupción. A ello se le debe añadir el
"tiro de gracia" a los partidos políticos.

“Las agrupaciones políticas fueron satanizadas, perseguidas en un momento en el cual se


estaban formando grupos importantes. Libertad, por ejemplo. El PPC tenía una buena
generación, Acción Popular también. Nos dejó en el oscurantismo en ese ámbito. Ocasionó
que los partidos no se vuelvan a recuperar”, apunta.

Castillo añade que si bien la Constitución Política de 1993 apaleó la grave situación económica
que enfrentaba el Perú, el documento nunca estuvo orientado a garantizar la defensa de los
derechos y el afianzamiento de una mejor política en el país.

Por su lado, Nunes argumenta que el autogolpe ocasionó una división en el país que aún no ha
sido atendida.
Finalmente, Luis Benavente señala que en todo este tiempo la ciudadanía ha perdido más
confianza en las instituciones y en resolver los problemas a través de los acuerdos políticos.

DEUDAS DE LA VERGÜENZA

Como era de esperarse, Vladimiro Montesinos Torres encabeza la lista de deudores de las
reparaciones civiles por delitos de corrupción. De los 546 millones que adeuda, ha pagado 1
millón 150 mil soles . Esto es el 0,21 por ciento . “Pagar” es un decir, porque la cifra
mencionada es lo que se le ha embargado hasta el momento.

Lo que debe el ex asesor de Fujimori representa el 31,75 por ciento del total de las
reparaciones civiles impagas.

La decisión de no pagar es una forma de conducta que define a los sentenciados por
corrupción.

El testaferro de la mafia de Montesinos, Juan Valencia Rosas , no ha abonado ni un solo


centavo de los 154 millones 250 mil soles de reparación civil.

Tampoco el ex presidente Alberto Fujimori , quien le debe al Estado 27 millones 460 mil 216
soles . Ni un centavo.

Es, sin duda, un acto de desprecio a la justicia.

El ex comandante general del Ejército y ex presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas
Armadas, Nicolás Hermoza Ríos , pieza fundamental del régimen de Fujimori y Montesinos,
tampoco ha honrado ni un sol de los 10 millones de soles que adeuda.

Entre los diez sentenciados por delitos de corrupción que más le deben al Estado se encuentra
otro testaferro importante de la red de Montesinos, Juvenal Mendívil Dávila (150 millones de
soles), la esposa del ex asesor presidencial, Trinidad Becerra Ramírez (150 millones de soles), y
los empresarios José Enrique Crousillat (80 millones de soles) y José Francisco Crousillat (80
millones de soles), aunque este último ha comenzado a pagar. Ya abonó 185 mil soles, según
las cifras oficiales.

Ex miembros de la cúpula militar del régimen de Fujimori y Montesinos se encuentran entre


los que menos pagan las reparaciones civiles.

El ex jefe nominal del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) contraalmirante (r) Humberto
Rozas Bonucelli debe 35,3 millones de soles; el ex jefe nominal del SIN y ex ministro de
Defensa general EP (r) Julio Salazar Monroe tiene pendiente de pago 73 millones; el ex
secretario personal de Hermoza, el general EP (r) Luis Abt Torres , 4,9 millones; el ex
comandante general de la Marina vicealmirante (r) Américo Ibárcena Amico , 4,9 millones; el
ex ministro del Interior, general PNP (r) Fernando Dianderas Ottone , 4.8 millones de soles; y el
ex ministro de Defensa, general EP (r) Carlos Bergamino Cruz , 3,6 millones, entre otros.

Los pocos condenados que han honrado las reparaciones civiles son la ex secretaria de
Montesinos Matilde Pinchi Pinchi , que ha abonado un millón de soles, y los tres empresarios
de origen israelí que se enriquecieron con la venta de armas: Zvi Sudit, Ilan Weil Levy y Rony
Lerner . Cada uno pagó 500 mil soles que les fijó el tribunal.
Lamentablemente, son casos aislados de cumplimiento de la sentencia. En un acto de burla
inaceptable, la mayoría prefiere sacarle la vuelta al Estado (en la edición web de La República
se publica la lista completa de los deudores ).

MAGISTRADOS NO PAGAN NADA

En la lista de deudores destacan ex magistrados que renunciaron a su autonomía y se


sometieron a los dictados del régimen. No han pagado un solo sol.

Ellos son Feliciano Almeyda Peña , Nelson Reyes Ríos , Víctor Castillo Castillo y Jaime Iberico
Iberico , entre otros.

El ex ministro del Interior general EP (r) Juan Briones Dávila no ha abonado nada de los 300 mil
soles de reparación civil. Purga condena por su participación en el golpe del 5 de abril de 1992.

Los compañeros de promoción de Montesinos también deben importantes sumas los


generales EP (r) Luis Delgado de la Paz (300 mil soles); Homero Nureña León (231 mil 1 46);
Marco Rodríguez Huerta (216 mil 337); Juan León Varillas (99 mil 800); Roger Burgos León (60
mil soles); y José Villanueva Ruesta (32 millones 799 mil soles).

Perú en el siglo XXI, una cuidadosa publicación del Fondo Editorial de nuestra Universidad,
propone un examen al país. La situación que enfrenta el Perú de comienzos del siglo XXI es, a
primera vista, contradictoria: importantes signos de malestar social frente a fuertes índices de
crecimiento económico. El libro reúne los trabajos de los más destacados estudiosos de la
realidad peruana – Julio Cotler, Augusto Álvarez Rodrich, Ernesto de la Jara y los profesores de
nuestra Universidad Javier de Belaunde, Farid Kahhat, Élmer Cuba, Óscar Dancourt y Salomón
Lerner, por nombrar solo a algunos de ellos–, que fueron expuestos en el marco de las
Jornadas Perú en el Siglo XXI, el año pasado en la Universidad de Salamanca.

El conjunto de estudios y las perspectivas interdisciplinarias que compila esta edición parten
de un recorrido histórico de los principales eventos en la formación de la nación para dar luces
a la situación que enfrentamos. Así, aborda cuestiones como la alternancia entre esperanza y
fracaso en la historia del país, el legado de casi dos décadas de violencia política, la capacidad
del país de insertarse en la globalización, el perfil de los peruanos y sus clases dirigentes, las
políticas públicas y las instituciones que las producen, la inserción del mercado nacional en la
economía mundial, los medios de comunicación y las posibilidades de desarrollo del país en las
nuevas tendencias económicas.

Para Luis Pásara, editor de esta publicación, “el libro parte de una pregunta inquietante: ¿por
qué el Perú ha combinado, en la última década, alto crecimiento económico con importante
malestar social?, y ofrece, desde áreas bien delimitadas y perspectivas disciplinares distintas,
elementos para una respuesta que el lector puede elaborar”. Así, el libro es una invitación a la
reflexión, a replantear preguntas y tentar soluciones. Lectura fundamental para el
planeamiento de una agenda para el cambio del país.

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