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I. ¿QUÉ ES ACTITUD?
El sujeto con este tipo de actitud lleva a cabo sus actos con el propósito
de generar un beneficio para los demás o independientemente de que
pueda no generar ganancias o incluso que pueda provocar pérdidas.
Es poco habitual, pues la mayoría de acciones genera de manera
secundaria beneficios al propio sujeto aunque sea a nivel psíquico.
Daniel Katz definió varias funciones que las actitudes cumplen en nuestras
vidas:
Función utilitaria :
Según la función utilitaria o adaptativa simplemente nos acercamos a las
cosas que nos satisfacen y nos alejamos de las cosas que nos desagradan.
Por ello, nuestra actitud se forma de acuerdo con nuestra experiencia
directa en la vida diaria. Además, tratamos de adoptar la actitud del grupo
al que queremos pertenecer para encajar mejor en él. Sin embargo, esta
función no explica nuestra actitud hacia objetos abstractos.
Función Cognitiva:
Otra función de las actitudes es la cognitiva, según la cual nuestra actitud
sirve para ordenar y simplificar la realidad en la que nos movemos. Por
ejemplo, la creación de prejuicios y estereotipos, aunque en parte van en
nuestra contra al hacernos creer ideas falsas, son útiles para simplificar la
información que nos llega del exterior y poder encajarla.
Función expresiva:
Por último, las actitudes cumplen una función expresiva, según la cual
adoptamos las actitudes que nos permiten satisfacer la necesidad de
expresar nuestros sentimientos. Además, puesto que consideramos que
nuestras convicciones son las correctas, las valoramos positivamente y el
hecho de expresarlas nos produce satisfacción. Al expresar nuestras
actitudes construímos positivamente nuestro autoconcepto, lo cual se
traduce en un aumento de nuestra autoestima.
Los grupos con los que nos relacionamos son otra fuente
influyente en nuestras actitudes. Al respecto, hay tres autores que
han aportado datos importantes:
- Lo violento-la coacción
Una voluntad sana nos lleva a tener firmeza en los propósitos, solidez en
los objetivos y ánimo frente a las dificultades. Estos son los síntomas por
los que detectamos una voluntad bien formada.
Quien tiene educada su voluntad no está atado a las circunstancias, es
más libre y puede llevar su vida hacia donde quiera. La voluntad nos
lleva incluso más lejos que la inteligencia. Pero educarla no tiene que ser
una tarea pesada, sino alegre, porque nos conduce a ser mejores.
Una voluntad sólida, bien formada es como una armadura que nos
permite defendernos y atacar, nos protege de los vicios.
Es muy fácil dejarse llevar por el gusto, por aquello que me apetece y
me resulta más cómodo o fácil. En ocasiones nos lleva esto a dejar de
hacer cosas importantes; sin ir más lejos ocurre a veces que podemos
dedicar horas y horas a practicar un deporte, cultivar una afición o a
salir con los amigos, y esto nos lleva a abandonar por ejemplo el estudio,
los deberes familiares, el trabajo.
La intención no basta, como tampoco el saber lo que debemos hacer.
La voluntad se manifiesta en la acción.
Al igual que las señales nos indican aquello que está prohibido o lo que
hay si giramos en esa dirección: un callejón sin salida, hay señales que
percibimos en nuestro interior cuando dejamos de hacer algo que
creemos que deberíamos hacer, o que nos habíamos propuesto, o algo
que consideramos bueno para nuestra salud y se nos enciende un piloto
rojo dentro que nos indica falta de voluntad.
Algunas señales que nos indican falta de voluntad son por ejemplo:
Cada uno de ellos asume su responsabilidad, lucha una y otra vez todos
los días por cumplir y perfeccionar su quehacer cotidiano. Lo distinto en
ellos es la continuidad y la perseverancia, su voluntad está capacitada
para hacer grandes esfuerzos por períodos te tiempo más largos.
2. ACTOS DE LA VOLUNTAD
2.2. Deliberación
Es el acto final por el que la voluntad se inclina por una u otra de las
diversas posibilidades de adhesión que se presentan. Si la resolución es
positiva y la voluntad termina “queriendo”, se denomina volición (volere,
en latín “querer sí”). Si concluye “no queriendo”, o rehusando adherirse
al objeto presentado, entonces se llama “nolición” (nolere, en latín
“querer no”, rechazar, repudiar).
3. CUALIDADES DE LA VOLUNTAD
4. DESAJUSTES VOLITIVOS
Muchas personas creen que sus vidas podrían mejorar si tuvieran más de
esa cualidad esquiva conocida como la fuerza de voluntad. Con una
mayor fuerza de voluntad todos comeríamos de manera adecuada,
haríamos ejercicio con regularidad, evitaríamos las drogas y el alcohol,
ahorraríamos para la jubilación, no dejaríamos las cosas para más tarde
y en general alcanzaríamos todo tipo de metas.
6. EDUCACIÓN DE LA VOLUNTAD