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durante la revolución
constitucionalista
H i s tori a
Comité para la Conmemoración
del Centenario de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos
R e p r e s e n ta n t e s
P o d e r E j e c u t i vo F e d e r a l
P o d e r L e g i s l at i vo F e d e r a l
P o d e r Ju d i c i a l d e l a F e d e r ac i ó n
Patricia Galeana
Secretaria Técnica
Consejo a sesor
I N E H R M
S ecretaría de C ultura
Secretario de Cultura
Rafael Tovar y de Teresa
Prsentación
Jesús G onz á lez S chm a l . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Autoridad del Centro H istórico
de la Ciudad de M éxico
La revolución constitucionalista
en la Ciudad de México
Patr ici a G a le a na . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
I nstituto Nacional de E studios H istóricos
de las R evoluciones de M éxico
Importante. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Preámbulo o frontis. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
Opinión del señor ingeniero
don Jesús Galindo y Villa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29
Opinión del señor coronel
don Ernesto Higuera. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
Opinión del señor licenci ado
don Luis Manuel Rojas.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Opinión del señor
don Rubén García Velázquez de León.. . . . . . . . . . 41
Opinión del señor don Alfredo Breceda. . . . . . . . . . 45
• 7 •
8 • Conteni do
La Leva. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
II
La Convención. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
IV
XIV
Desbordamiento de pasiones
en la Convención. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 553
XXIII
La soldadesca. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 639
XXVIII
Conclusión. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 665
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 667
Pr esen tación
• 11 •
1 2 • P r esentac ión
•
La revolución
constitucionalista
en la Ciudad de México
• 17 •
1 8 • La r evoluc ión Cons t i t uc ional i s ta .. .
1
Páginas 79-81 de la presente edición.
2
Páginas 88-89.
3
Página 97.
Patr ic i a Ga l e a na • 1 9
4
Página 169.
5
Páginas 171-216.
6
Página 229.
7
Página 272.
20 • La r evoluc ión C ons t i t uc ional i s ta .. .
Patr ici a G a le a na
Instituto Nacional de Estudios Históricos
de las Revoluciones de México
•
10
Páginas 417-450.
11
Páginas 501-505.
12
Páginas 519-539.
In inyectenéhual-tlalnamiquiliz nochintin in yelizzome
atocayohque ca mayanaliztica omomica-huemanque huan
omiquehueyaltepepan, ipan in iaompayob tonalhuan
itlamomoyahualiz nahuatiltecpanaliztli, huan imahuizpan
notzopelilicce, elehuilizcauhqui cihuanamíctcihurzintli
María Silva iaxca Ramírez Plancarte.
I n tlayocoyani
El autor
I m porta n te
• 25 •
Pr e á m bu lo o fron tis
• 27 •
28 • P r eámbulo o front i s
F. R a m ír ez P l a nca rte
•
Opi n ión del señor i ngen iero
don Jesús Ga li n do y Vill a
• 29 •
30 • P r eámbulo o front i s
México, D. F.
6 de septiembre de 1933.
Señor don Francisco Ramírez Plancarte.
•
Opi n ión del señor coron el
don Er n esto Higu er a
• 33 •
34 • P r eámbulo o front i s
cacería de las palabras esquivas, de las que hay que estar al acecho en
la quietud perpleja del misterio creador, con un halcón en la mano
para lanzarlo en su busca entre la gárrula muchedumbre que se des-
banda como los tordos a los primeros disparos del cazador. Tarea es-
cabrosa y dura la del escritor, que no tiene más compensación que los
hallazgos felices, el júbilo intenso de ver las “páginas blancas llevar
airosas el vestido negro de nuestro pensamiento”. Y tras de la pleni-
tud el desencanto; y tras del desencanto la plenitud. En este doloroso
vaivén destilan sangre los poros. Lo esencial es conformarse con el
propio destino y desterrar la envidia de nuestro dominio espiritual.
A este respecto, tiene Rafael Cansinos Assens, páginas admirables:
E r n esto H iguer a
Opinión del señor licenciado
don Lu is M a n u el Roja s
• 37 •
38 • P r eámbulo o front i s
•
Opi n ión del señor
don Ru bén Ga rcí a
Vel á zqu ez de León
• 41 •
42 • P r eámbulo o front i s
R ubén G a rcí a
•
Opi n ión del señor
don A lfr edo Br eceda
• 45 •
46 • P r eámbulo o front i s
•
Opi n ión del señor don
Feder ico Gonz á lez Ga r z a
• 49 •
50 • P r eámbulo o front i s
Estimado Sr.:
Se sirve usted pedirme mi opinión sobre el VI Capítulo, relati-
vo a la primera batalla en el seno de la Convención de Aguascalien-
tes, de su obra histórica La Ciudad de México durante la revolución
constitucionalista, capítulo cuya lectura tuve el gusto de escuchar
el 7 de los corrientes en la Sociedad Mexicana de Geografía y Es-
tadística.
El interés, cada vez más vivo, que en el auditorio fue desper-
tando su trabajo a medida que avanzaba usted en su lectura, de-
Opi nión de l s e ñor d on F e de rico G on z á l e z Ga r z a • 5 1
•
Opi n ión del señor Roberto
Qu irós M a rtí n ez
• 53 •
54 • P r eámbulo o front i s
•
Opi n ión del señor
don Gilberto Ru ba lca ba
• 59 •
60 • P r eámbulo o front i s
***
***
***
•
Opi n ión del señor
don R a fa el R a mos Pedru ez a
• 65 •
66 • P r eámbulo o front i s
Las descripciones son tan vivas, las siluetas poseen relieves tan
enérgicos que se puede afirmar que constituyen cuadros admirables
evocadores de escenas dramáticas. Diríase que la rueda del tiempo,
girando hacia atrás, nos permite volver a vivir aquellos días, en que
desgraciadamente la división del proletariado nacional, realizada
por la burguesía y el imperialismo, impidió que las masas tomaran
el poder político y que la revolución social hubiese consumado ma-
yores conquistas económicas.
Esperamos que los demás capítulos del libro mencionado, es-
tén acordes, en vigor descriptivo y tendencia revolucionaria, con
los dos magistrales, cuya lectura escuchamos con profundo interés.
R a fa el R a mos P edruez a
•
Opi n ión del señor
don Nicéfero Gu er r ero
•
A dv ertenci a
• 71 •
72 • Advertencia
•
I
L a Leva
para matar, están buenos para que los maten! Con tan deplora-
ble como bochornosa actividad, hervía constantemente en los
patios y cuadras de los cuarteles, una multitud de víctimas que
sin la menor instrucción militar, ni aun siquiera la indispensa-
ble del manejo del fusil, eran enviados a los frentes a servir de
carnaza a las tropas revolucionarias.
Los ferrocarriles, empleados únicamente para el transporte
de tropas y material de guerra, introducían en la plaza muy po-
cos carros de víveres, los que además de que su precio habíase
duplicado empezaban a ser negados por los almacenistas, quie-
nes ya veían en lontananza una perspectiva de enriquecimiento
rápido, pues pretextaban, hipócrita y audazmente, sufrir gran
escasez de ellos, cuando no de otra cosa estaban bien repletos
sus enormes bodegas. Item más; a consecuencia, como acabo
de decir, de encontrarse ocupados los ferrocarriles en activida-
des militares, la distribución de efectos comerciales en los pun-
tos que el gobierno controlaba paralizóse a tal extremo, que las
fuentes de producción industrial, carentes de tan indispensable
servicio, viéronse obligadas, a fin de poder subsistir, a reducir
la jornada de trabajo e igualmente a rebajar los salarios. Ante
tal situación, el espíritu público encontrábase muy abatido.
Afortunadamente los constitucionalistas estrechaban cada
día más su cerco de acero, arrollando y venciendo cuantos obs-
táculos oponíaseles a su avance triunfal. La prensa diaria El
Imparcial, El País, La Nación, La Tribuna y El Independiente,
que en su cobarde y convenenciera actitud, hiciérase cómplice
del general Huerta, insultando y helando a los revolucio-
narios, temerosa del castigo que se le esperaba, y creyendo
perversa y mañosamente halagarlos, comenzó a publicar,
aunque todavía con muchas reticencias, las derrotas sufridas
por los federales. La situación empezó entonces a definirse
con más claridad: la Revolución victoriosa marchaba ya sobre
la capital.
El general Huerta no esperó más, dejando en su lugar al li-
cenciado don Francisco Carbajal, huyó la noche del 15 de julio
90 • La Leva