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Física:
Psicológica:
Sexual:
Cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas, con o sin acceso genital,
del derecho de la mujer de decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva
a través de amenazas, coerción, uso de la fuerza o intimidación, incluyendo la violación
dentro del matrimonio o de otras relaciones vinculares o de parentesco, exista o no
convivencia, así como la prostitución forzada, explotación, esclavitud, acoso, abuso sexual
y trata de mujeres.
Económica y patrimonial:
Simbólica:
Modalidades de Violencia:
Además la ley señala que según las formas que se manifieste en los distintos ámbitos las
Modalidades son:
Violencia doméstica:
Aquella ejercida contra las mujeres por un integrante del grupo familiar,
independientemente del espacio físico donde ésta ocurra, que dañe la dignidad, el bienestar,
la integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, la libertad,
comprendiendo la libertad reproductiva y el derecho al pleno desarrollo de las mujeres. Se
entiende por grupo familiar el originado en el parentesco sea por consanguinidad o por
afinidad, el matrimonio, las uniones de hecho y las parejas o noviazgos. Incluye las
relaciones vigentes o finalizadas, no siendo requisito la convivencia;
Violencia institucional:
Violencia laboral:
Aquella que discrimina a las mujeres en los ámbitos de trabajo públicos o privados y que
obstaculiza su acceso al empleo, contratación, ascenso, estabilidad o permanencia en el
mismo, exigiendo requisitos sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia física o la
realización de test de embarazo. Constituye también violencia contra las mujeres en el
ámbito laboral quebrantar el derecho de igual remuneración por igual tarea o función.
Asimismo, incluye el hostigamiento psicológico en forma sistemática sobre una
determinada trabajadora con el fin de lograr su exclusión laboral;
Aquella que vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y responsablemente el número
de embarazos o el intervalo entre los nacimientos, de conformidad con la Ley 25.673 de
Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable;
Violencia obstétrica:
Aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las
mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y
patologización de los procesos naturales, de conformidad con la Ley 25.929.
Violencia mediática:
Esta situación ha cambiado, y dos trabajos recientes (Tauchen, Dryden y Long, 1991:
Domestic violence: a Nonrandom affair, International Economic Review, 32; Farmer y
Tiefenthaler, 1997: An economic analysis of domestic violence, Review of Social
Economy, LV) han abierto brecha abordando el problema no de la existencia de familias
con violencia, sino el de su estabilidad. La familia, ahora, se contempla como una
interacción no cooperativa donde cada cónyuge trata de satisfacer al máximo sus propias
preferencias con la limitación de que no se puede obligar al otro a permanecer en la familia
si su bienestar dentro de ella es inferior al que alcanzaría fuera. La inexistencia de intereses
comunes no impide que cada miembro de la pareja se preocupe por el bienestar del otro (¿el
amor?), pero esta modelización permite representar el que para uno de ellos la violencia sea
uno de los medios para satisfacer sus propios intereses o esté en su forma de ser.
En efecto, una parte de la violencia doméstica sería racionalizable en la medida que cumple
para quien la ejercita dos papeles: uno, instrumental, como medio para conseguir que el
otro modifique su comportamiento en la dirección que el violento desea; otro, expresivo,
como medio de manifestar su status o sus frustraciones.
Dado, por otra parte, que la violencia instrumental busca alterar un comportamiento,
tenderá a ser de tipo físico; en tanto que la violencia expresiva, al pretender manifestar
superioridad, quizá encuentre suficiente, o incluso más adecuado, el maltrato psicológico.
En ambos casos, se trata de una agresividad que, por definición, ha de ser contenida dentro
de ciertos límites, pues si se sobrepasan, si la mujer no aguanta más y abandona la familia o
si los malos tratos conducen a su muerte, esta violencia dejaría de cumplir sus fines
instrumentales o expresivos.
Tercero, un incremento en las rentas de los maridos violentos tiene un efecto ambiguo
sobre sus niveles de agresividad, ya que si bien mayores ingresos les permiten "financiar"
una mayor violencia expresiva, por otro lado, al facilitarles la "compra" del
comportamiento deseado en el cónyuge, reducen la violencia instrumental. En la medida
que ésta fuera física, el crecimiento en las rentas de los varones agresivos tendería a alterar
su pauta hacia una violencia de tipo psicológico. Los resultados empíricos disponibles
sugieren que el efecto de un mayor nivel de renta en el varón se traduce en más violencia
física en las parejas de rentas bajas, y en un menor nivel de ese tipo de violencia en las
parejas de rentas medias y altas.
Finalmente, menos hijos o de menor edad son circunstancias que afectan negativamente a la
violencia doméstica, ya que el mayor desamparo relativo frente a la misma de los más
pequeños lleva a la mujer a rebajar su tolerancia.
Por primera vez desde 1996, año del primer Latinobarómetro, el estudio pregunta cuál es el
tipo de violencia más dañina para la sociedad.
Con "sorpresa", apunta el informe, "la mayoría de los latinoamericanos (63 %) cree que la
forma más dañina para el desarrollo del país no es la que enfrentan en las calles, sino la
violencia intrafamiliar en casa, ya sea hacia las mujeres o los hijos".
Pese a que el índice de preocupación por la inseguridad se mantiene estable en los últimos
años, se ha reducido el número de encuestados que dice haber sido víctima de un delito (del
44 % de 2015 al 36 % de 2016).
Sin embargo, solo el 12 % de los entrevistados manifiesta "no tener nunca ningún temor" a
sufrir directamente la delincuencia.
DELINCUENCIA
La delincuencia, por lo tanto, está vinculada a las personas que violan las leyes y
al conjunto de los delitos. Por ejemplo: “En este barrio ya no se puede salir a la
calle: la delincuencia domina cada rincón”, “El gobierno prometió nuevas medidas
para combatir a la delincuencia”, “La delincuencia de la clase dirigente es el
principal flagelo de este país”, “Si no enfrentamos a la delincuencia, no tenemos
futuro”, “La desigualdad social está vinculada al crecimiento de la delincuencia”.
Los tribunales de menores son los órganos judiciales encargados de llevar a cabo
la resolución de los delitos realizados por aquellos. De esta manera, sus
sentencias pueden determinar desde el internamiento en un centro específico
hasta el pago de multas pasando por la realización de trabajos a la comunidad.
Por otro lado, nos encontramos con la conocida como delincuencia organizada.
Esta es la que lleva a cabo un grupo que está perfectamente estructurado, que
tiene sus jerarquías y que planifica de manera concienzuda todas y cada una de
las acciones delictivas que va a realizar.
En el año 1929 fue cuando por primera vez se recurrió a utilizar este último
término citado y se usó para referirse a todas las actuaciones que estaba llevando
a cabo la mafia. Desde ese momento se comenzó a usar con más frecuencia
hasta llegar hasta nuestros días donde se emplea para citar a todos aquellos
delitos que son cometidos por grupos de tres o más personas con el claro objetivo
de conseguir dinero, joyas o incluso poder. Contra este tipo de criminalidad existen
entidades tales como la Interpol.