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“Café Society”, de Woody Allen

En los márgenes de Hollywood en los años 30, Café Society es la crónica irresistible de una historia
de amor fallida.

Por Jean-Baptiste Morain

Quizá algún día nuestros descendientes con frente gigante se pregunten por qué a varias
generaciones de espectadores les gustaban las películas de Woody Allen. Y quizá les
responderemos, mediante nuestros clones, obvio, que entendíamos de qué nos hablaba y que
compartíamos la sensación de ser como él: intentar resistir a la despiadada crueldad de lo real, de
la familia, del trabajo, del dinero, de la madre, de la guerra, de los celos, del odio, del amor, de la
madre, de la amistad, del sexo, del crimen, de la política y de la madre otra vez. Que nos
reconocíamos en esa voz que decía que no estábamos solos. Y todo eso, gracias al humor.

Si bien Woody Allen, a los ochenta años, ya no actúa en sus películas, eligió contarnos en Café
Society con su propia voz en off su nueva historia, o más bien la de Bobby Dorfman (Jesse
Eisenberg), en la que inmediatamente reconocemos un universo que nos es familiar: el de una
familia de pequeños comerciantes judíos del Bronx de antes de la guerra, donde los padres se
gritan y se agreden durante todo el día. Tienen tres hijos, entre ellos una chica casada con un
intelectual comunista y un joven (Bobby) que sueña con dejar Nueva York para ir a Hollywood. Allí,
su tío Phil (Steve Carell) ya tiene una brillante carrera como director de una agencia de grandes
estrellas. Pero Bobby no va a durar mucho en la Costa Oeste. ¿Por qué? Porque se enamora de una
mujer, Veronica (Kristen Stewart), amante de su tío Phil.

Hay dos películas en esta bella comedia romántica. La historia muy graciosa de la familia Dorfman
(el hermano que se convierte al catolicismo la noche previa a su ejecución porque los cristianos
tienen vida eterna) es la que siempre fue el telón de fondo del universo de Allen. Y luego la historia
romántica, una de esas historias de amor que por fallidas son las más atractivas. Como las historias
desgarradoras de In the Mood for Love o Breve encuentro. Pero acá hay un pequeño plus: pensar
en el primer amor cada día de tu vida, teniendo la certeza de que él también piensa en vos en el
mismo momento. Woody Allen, ese viejo cineasta astuto, lo aprehende y nos lo muestra con un
simple movimiento de cámara, un signo de puntuación falsamente trivial, que puede emocionar
hasta las lágrimas.

Café Society

De Woody Allen

Con Jesse Eisenberg, Kristen Stewart y Steve Carell

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