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Desde Cainco, tal como señala el BID, la encuesta piloto tiene como objetivo obtener una
noción del estado de la innovación y esto debe ser validado por encuestas posteriores.
Partiendo de esa premisa, para Cainco era de esperarse que la innovación se centre en la
adquisición de bienes de capital, dado el carácter industrial de la economía cruceña,
porque la manufactura implica transformación mediante equipos y maquinaria. El aspecto
más preocupante es que las pymes innovan muy poco, dado que son el semillero de las
empresas que a futuro orientarán la vocación productiva departamental.
Para Luis Barbery, presidente de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz
(Fepsc), en Santa Cruz el sector privado apuesta con decisión a la innovación. No solo a
nivel individual, sino en el plano institucional.
“Una prueba de ello es la primera Feria Internacional Universitaria de Ciencia Tecnología
e Innovación, organizada la semana pasada por universidades bolivianas públicas y
privadas, con el apoyo de la Fepsc”, dijo.
A decir de Barbery, invertir en innovación es una decisión inteligente; sin embargo, hay
que entender que muchas veces existen dificultades en la gestión que obligan a ser
austeros en la asignación de recursos y esta falta de disponibilidad no permite ampliar las
inversiones en innovación en el nivel que se desea.
Para el exdecano de la facultad de Ciencias Económicas de la Uagrm, Vicente Cuéllar,
existe un ‘divorcio’ entre la universidad pública y el sector productivo que ocasiona que no
se fomente la innovación y tampoco la investigación. “En muchos casos los
emprendimientos son unipersonales, por eso no existe la inversión deseada en
innovación”, explicó.
Acción concreta
Es el entorno donde se gestan nuevas ideas y se las prueba en el mercado, y esta es una
de las razones por las que Cainco decidió crear la agencia Santa Cruz Innova, que busca
no solo mejorar los resultados en las firmas cruceñas, sino posicionarse como un ente
que fomente el desarrollo de la investigación, desarrollo e innovación en todos los
sectores.
En ese marco, ya se está estableciendo una agenda de trabajo para realizar actividades.
Un ejemplo de ello es el primer taller de Gestores de la Innovación, que se realizará en
diciembre, donde se presentará la herramienta digital de autodiagnóstico de la Innovación
Empresarial.
Por su parte, Barbery recomienda unir la academia, el sector público y el sector privado.
“Es la ruta adecuada para elevar la capacidad del conjunto de la sociedad para crear y
aplicar el conocimiento, porque la competitividad está ligada a la innovación”, expresó.
Elkim Echeverría, director de planeación de Ruta N, agencia de innovación de Medellín,
explicó que la innovación no está en la adopción de nuevas tecnologías en las empresas,
sino en la mente de los que la forman, y que es fundamental que se potencie ese talento
formando equipos en las organizaciones.
Pocos visualizan la innovación como lo que es, una herramienta para la competitividad
que junto con la internacionalización, constituye uno de los pilares fundamentales para el
crecimiento empresarial. La innovación no es un fin en sí misma; no hay porqué innovar
siempre, ni en todas las dimensiones posibles de la actividad empresarial. Pero sí es
necesario evaluar permanentemente la conveniencia de hacerlo, y en su caso actuar con
decisión. Se puede innovar para crear nuevo valor a través de nuevos productos y
servicios, y no sólo eso, también introduciendo nuevos enfoques de marketing o modelos
de negocio. Se puede innovar para ser más productivos, implantando nuevos procesos, o
mejorando los actuales a través de la incorporación de nuevas tecnologías. Pero todo
esto no basta si al mismo tiempo no se crea un contexto favorable a la innovación
sostenida a través de innovaciones organizativas, de gestión e incluso estratégicas.