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Historia de México-4
Tema: El Régimen porfirista y Revolución Mexicana
Objetivo: Identificar las características más importantes
del periodo conocido como régimen porfirista y Destacar
los acontecimientos más importantes del periodo conocido como
Revolución Mexicana 1910-1917.
Régimen porfirista
José de la Cruz Porfirio Díaz Mori nombre completo, huérfano de padre desde los tres
años, Porfirio Díaz ingresó en el Seminario de Oaxaca para seguir la carrera eclesiástica,
pero pronto cambió de opinión. Cursó luego estudios de leyes en el Instituto de Ciencias y
Artes, donde fue discípulo del futuro presidente liberal Benito Juárez, quien impartía
derecho civil; en adelante sería seguidor suyo en lo político. El Instituto fue clausurado por
orden del presidente Santa Anna en 1854. Ese mismo año intervino en la Revolución de
Ayutla y apoyó al general Juan Álvarez para derrocar a Antonio López de Santa Anna.
Poco después, Porfirio Díaz ingresó en el ejército, y su carrera militar fue meteórica. En la
guerra de Reforma (1858-1861), conflicto civil en el que se enfrentaron conservadores y
liberales, apoyó la causa liberal. La guerra concluyó con la victoria de los liberales y llevó a
la presidencia a Benito Juárez (1861); finalizada la contienda, Porfirio Díaz fue ascendido a
general y elegido diputado.
Apenas un año más tarde tomó de nuevo las armas contra la invasión francesa (1862-
1863) y la coronación de Maximiliano I (1864-1867) como emperador de México. Fue jefe
de brigada en Acultzingo en abril de 1862 y ese mismo año participó en la batalla de Cinco
de Mayo al lado de Ignacio Zaragoza. En 1867 protagonizó una brillante acción militar en
Puebla: tras sitiar la ciudad, realizó un asalto sangriento y rápido contra las tropas del
emperador Maximiliano, que se refugiaron en los cerros de Loreto y Guadalupe. Sin
perder tiempo, avanzó hacia la capital de la República y la tomó el 2 de abril de 1867,
hecho que fue de gran trascendencia militar, pues adelantó la caída del Imperio de
Maximiliano y el triunfo de Juárez.
CIENCIAS SOCIALES
La época que va desde 1877 hasta 1911 se llama el Porfiriato por que la domina la figura
de Porfirio Díaz. Salvo el periodo de 1880 a 1884 que fue ocupada en la presidencia por
Manuel González.
Porfirio Díaz, de origen oaxaqueño, ha sido definido por los historiadores como caudillo en
su juventud, estadista en la madures y dictador en su vejes.
Plan de Tuxtepec
Esta vez la buena fortuna sonrió a Porfirio Díaz y después de 10 años de lucha política
finalmente logro escalar el poder presidencial
Manuel González contaba con toda la confianza del General Díaz cuando fue elegido
Presidente de la República para el período de 1880-1884 dándole a don Porfirio la
Secretaría de Fomento y posteriormente la gubernatura de Oaxaca.
González era un político diestro, aunque tenía mala fama, y sabía ser generoso con sus
adversarios, lo que llamó la atención de Díaz, que sabía que el país estaba cansado de
tanta guerra y tiranía.
Sin embargo, las reformas hacendarias y el bajo presupuesto con el que contaban las arcas
del país lo obligaron a pedir préstamos. Estos préstamos sólo podían venir de Londres, por
lo que Ignacio Mariscal, Ministro de Relaciones Exteriores fue enviado a negociar el
restablecimiento de relaciones entre ambos países. Los resultados de esta negociación y
las demás medidas adoptadas para solucionar la crisis hicieron que la población nunca le
perdonara esas faltas mientras fue Presidente, debido a los frecuentes escándalos de
corrupción y malos manejos en el gobierno de González. En noviembre de 1883, la
emisión de la moneda de níquel de 1, 2 y 5 centavos, que sustituía al circulante de plata
en esas denominaciones, provocó un motín en el Zócalo. El valor de González, quien bajó
del carruaje en el que llegaba para enfrentar a la multitud, evitó que hubiera una crisis
mayor.
En 1884 año de crisis mundial iniciada por una pronunciada caída de Wall Street, el
gobierno de González anunció que empezaría a pagar la deuda externa. En el llamado año
terrible en el comercio y de ayunos en la burocracia, el anunciar que como parte del
arreglo habría una emisión de bonos excedentes por 15 millones de pesos, provocó el
llamado motín de la deuda inglesa, que duró 4 días y sus noches y provocó serios
destrozos en el centro de la ciudad de México. El enojo no fue por el acuerdo en sí, sino
por los bonos que la gente supuso destinados a llenar bolsillos de los gobernantes.
Ese mismo año de 1884 el gobierno de González publicó el nuevo Código de comercio,
que actualizó las disposiciones legales para esa actividad y dio marco legal a las
instituciones bancarias que comenzaron a surgir.
Cuando entregó el poder a Porfirio Díaz para que éste cumpliera su segundo mandato, fue
declarado gobernador de Guanajuato por la Legislatura de dicho estado. Fue dueño de
una hacienda de Chapingo lugar donde falleció, cumplía su tercer período consecutivo de
gobernador en ese estado, donde fue muy popular. Murió de cáncer de páncreas el 8 de
mayo de 1893 y fue sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres.
CIENCIAS SOCIALES
Revolución Maderista
Tras varios meses de espera, y luego de ver cómo se desarrollaba la revolución, finalmente
el 14 de febrero de 1911, Francisco I. Madero cruzó la frontera para ponerse al frente del
movimiento y estableció su cuartel en Guadalupe, Chih., días después avanzó sobre Villa
Ahumada. El 1 de marzo Madero llegó con su columna a San Buenaventura, Chih., ahí lo
esperaban más de 300 hombres que habían ocupado el pueblo los días anteriores. Se
organizó un mitin y Madero saludó y reconoció el patriotismo de los guerrilleros
chihuahuenses.
Los días transcurrían y era necesario dar un golpe militar que favoreciera a la revolución,
motivo por el cual, el 4 de marzo Madero se trasladó a Galeana, Chihuahua para planear el
asalto a la importante población de Casas Grandes.
situadas al sur de la población, fue necesario emplear artillería para desalojarlos de dichas
casas; el combate se concluyó después de mediodía. Los maderistas derrotados perdieron
8 carros de provisiones, tuvieron un total de 58 muertos, 41 prisioneros, perdieron 207
caballos 153 mulas, 150 monturas, 101 rifles y el propio Madero salió herido. Los
federales contaron 13 muertos y 23 heridos y la columna auxiliar 24 muertos y 37 heridos,
entre éstos el citado coronel García Cuellar. El 22 de abril de 1911, Madero y sus tropas
establecieron su cuartel general en las márgenes del Río Bravo muy cerca de Ciudad
Juárez.
Con los revolucionarios frente a Ciudad Juárez, las partes en conflicto aceptaron un
armisticio pero no se llegó a ningún arreglo. El 8 de mayo se iniciaron los primeros
combates, desde las trincheras de un bando contra otro. Ese mismo día, desobedeciendo
las órdenes de Madero, Villa y Orozco incrementaron sus ataques por el sur y el oeste de
Ciudad Juárez. Avanzaron los hombres y adelantaron las trincheras. Madero envía un
emisario con bandera blanca a la línea de fuego para que dejen de disparar sus hombres,
pues se encuentran bajo un armisticio, pero el abanderado es abatido a tiros, sin saber
quiénes le dispararon si los propios maderistas o los federales. Un mayor número de
rebeldes se va sumando al ataque y entonces empiezan a avanzar sobre la ciudad
neutralizando las trincheras construidas por los defensores, y dinamitando las casas de
adobe, obligando a los federales a responder horadando pared por pared y en tremenda
lucha cuerpo a cuerpo. Los combates se extienden hasta el día 9. Finalmente Madero
autoriza a sus hombres a lanzarse al ataque y Orozco y Villa toman finalmente Ciudad
Juárez el 10 de mayo. La caída de ciudad Juárez significó el triunfo de la revolución
maderista. El 21 de mayo de 1911 se firmaron los tratados de Ciudad Juárez que pusieron
fin al movimiento. En ellos, se acordó la renuncia del presidente Díaz y del vicepresidente
Ramón Corral, el interinato de Francisco León de la Barra, que convocaría a nuevas
elecciones y el licenciamiento (desarme) de las tropas revolucionarias.
CIENCIAS SOCIALES
Decena Trágica
Para evitar una epidemia, los cadáveres fueron reunidos en distintas calles y luego se les
prendió fuego, lo que daba a la ciudad un aspecto aún más siniestro. Muchos edificios
públicos, casas y embajadas sufrieron tremendos daños. Para los colaboradores cercanos
del presidente Madero resultó extraño que Huerta no pudiera derrotar a los sublevados
considerando que tenía mucho más fuerzas y mejores pertrechos de guerra, en cambio los
rebeldes no alcanzaban los 600 hombres y todos estaban atrincherados en la Ciudadela.
Como se temía, Victoriano Huerta aprovechó las circunstancias para sus propios intereses
y apoyado por el embajador estadounidense Henry Lane Wilson pactó con los rebeldes.
Al caer la noche del 18 de febrero, Victoriano Huerta y Félix Díaz firmaron el pacto de la
Ciudadela, conocido también como pacto de la embajada, porque contó con el apoyo del
embajador estadounidense Henry Lane Wilson, en el cual se estipuló que Huerta asumiría
la presidencia provisional y en los siguientes meses convocaría a elecciones en las que
participaría Félix Díaz.
Sin embargo, era necesario revestir con fórmulas legales el golpe de estado. ¿Cómo
obtener las renuncias de Madero y Pino Suárez cuando estaban investidos con la voluntad
CIENCIAS SOCIALES
Huerta, por su parte, deseaba que el golpe de estado fuese revestido con las formas
legales necesarias para legitimar al nuevo régimen. Ambas partes sabían que para la
consecución de sus fines estaban de por medio la renuncias del presidente y del
vicepresidente. Huerta encontró en Pedro Lascuráin el personaje adecuado para concluir
su maniobra política sin mancharse las manos con un acto de ilegalidad. En su carácter de
secretario de relaciones exteriores y por mandato de ley, a Lascuráin le correspondía
tomar la presidencia en caso de ausencia o renuncia del presidente. Bajo este argumento,
Lascuráin se convirtió en el mediador para obtener el preciado documento.
Por la mañana del día 19 de febrero, un Lascuráin vacilante se presentó en Palacio para
suplicar al presidente que renunciara exigiendo garantías y se comprometió a garantizar la
seguridad de sus vidas, pero nunca le informó que su hermano Gustavo había sido
brutalmente asesinado unas horas antes.
Lascuráin ciertamente guardó las formas legales con apoyo del Congreso. Los diputados
aceptaron las renuncias de Madero y Pino Suárez y tomaron protesta al Secretario de
Relaciones como nuevo titular del poder ejecutivo quien no intentó por medio alguno,
retener el poder, lo tuvo durante 45 minutos, en los cuales nombró secretario de
gobernación a Huerta y presentó su renuncia. De esa forma, Huerta alcanzó la presidencia
y una de sus primeras medidas fue ordenar los asesinatos de Madero y Pino Suárez
ocurridos, la noche del 22 de febrero de 1913.
CIENCIAS SOCIALES
Emiliano Zapata
Pancho Villa
Pese a la tibieza de sus reformas, Pancho Villa apoyó la presidencia progresista de Madero
(1911-1913) y combatió luego la dictadura contrarrevolucionaria de Victoriano Huerta
(1913-1914), al que logró derrocar en colaboración con Emiliano Zapata y con el líder
constitucionalista Venustiano Carranza. Pero después de la victoria de esta segunda
revolución, Villa y Zapata se sintieron defraudados por Carranza, y volvieron a tomar las
armas, ahora contra él. Esta vez la suerte militar no estuvo de su parte: en 1915 el general
carrancista Álvaro Obregón derrotó a los villistas, afianzando a Venustiano Carranza en la
presidencia (1915-1920).
Perdido desde entonces su poder político y militar, Villa fue asesinado en 1923; la misma
suerte había corrido, cuatro años antes, Emiliano Zapata. Pese a la justicia de sus
reivindicaciones (se calcula que, en 1910, un millar de terratenientes daba empleo a tres
millones de campesinos sin tierras), ni siquiera sus ideales sobrevivieron a su fracaso. Los
sucesivos presidentes se reclamaron herederos de la Revolución, pero Venustiano
Carranza y sus inmediatos sucesores (Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, que
dominaría la escena política hasta 1936) se limitaron a domesticarla, sin llegar nunca a
emprender una verdadera reforma agraria.
El triunfo sobre la dictadura Huerta no significó la paz para la nación. Desde meses antes
de que concluyera la revolución, las relaciones entre la División del Norte al mando de
Pancho Villa y la primera jefatura de la revolución constitucionalista, en manos de
Carranza, se habían resquebrajado, y se anunciaba un enfrentamiento inminente.
El 10 de octubre de 1914, para sellar el pacto que debía surgir de las sesiones, antes de
iniciar los trabajos de la convención revolucionaria cada uno de los principales jefes Villa,
Obregón, Ángeles, Villarreal, entre otros pasaron al estrado y depositaron su firma sobre
alguna de las franjas de la bandera nacional como si con ello quisieran invocar a la Patria
para atestiguar la trascendencia del momento. Había iniciado la Soberana Convención
Revolucionaria.
Las mujeres temían salir de sus hogares, niños y ancianos procuraban no probar su suerte
con algún soldado ebrio, las cantinas y salones se mostraban abarrotados. Cientos de
soldados ocupaban las calles, se asoleaban en las plazas y jardines esperando órdenes de
sus superiores. Algunos ejércitos se encontraban en las afueras de la ciudad, listas para
movilizarse. Los principales caudillos no se sentían más seguros.
Nada impidió que las suspicacias y la desconfianza prevalecieran durante las semanas que
duró la Convención Revolucionaria. Para nadie era un secreto que nada se lograría dentro
del teatro Morelos. El encuentro de revolucionarios en Aguascalientes sólo era el preludio
del desencuentro definitivo. En los primeros días de noviembre, cuando la Convención
designó presidente de la república al general Eulalio Gutiérrez y los revolucionarios
dejaron la ciudad, la sociedad de Aguascalientes finalmente recuperó su tranquilidad, sólo
para perderla al siguiente año, cuando la revolución comenzó a devorarse a sí misma, y el
centro del país, se convirtió en el escenario donde debían enfrentarse las dos fuerzas más
poderosas: la División del norte al mando de Pancho Villa, contra el Ejército del noroeste
comandado por Álvaro Obregón. Se aproximaban los años más desgarradores del siglo XX
mexicano. Las ambiciones políticas de los caudillos arrastraron a la revolución
constitucionalista a su fracaso. La usurpación de Huerta pronto quedó en el olvido. En el
porvenir de la Patria se divisaba nuevamente la violencia revolucionaria entre quienes
habían sido compañeros de lucha por más de un año. Las facciones en pugna comenzaban
a delinearse. A Carranza lo respaldaba la División del Noroeste comandada por el general
Obregón y la del Noreste bajo la autoridad de Pablo González. El villismo, con sus
veinticinco mil hombres, gozaba del apoyo moral de los intelectuales maderistas que
desconfiaban cada vez más de los desplantes autoritarios don Venustiano. En Morelos el
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Aunque México se encontraba al borde de la guerra, nadie quería dar el primer paso. No
al menos en los momentos en que aún se festejaba la caída de Huerta. En su carácter de
Primer Jefe, Carranza convocó a una asamblea revolucionaria para limar asperezas y llegar
a un entendimiento definitivo que condujera al país hacia el sendero de la paz.
Con excepción de sus incondicionales, nadie creyó en los nuevos aires democráticos de
Carranza. No había buena fe en su convocatoria. Don Venustiano sabía que ni Villa ni
Zapata correrían el riesgo de presentarse en la capital, por lo cual la asamblea lo ratificaría
como Primer Jefe. Todo era una farsa; un engaño que se demostraba observando la lista
de revolucionarios encarcelados -Vasconcelos, Martín Luis Guzmán, Manuel Bonilla, entre
otros- por cuestionar la legitimidad de Carranza y criticar sus procedimientos políticos.
A instancias de otros jefes como Obregón, cuyo poder no podía ser menospreciado, la
asamblea cambió su sede y fue llevada a una ciudad neutral. A partir del 10 de octubre de
1914 iniciaron los trabajos de la Soberana Convención Revolucionaria en el teatro Morelos
de Aguascalientes. Era la última posibilidad para alcanzar la paz.
Como un acto de buena voluntad y tratando de convencer al mundo que sobre el interés
personal se levantaba el interés nacional, los principales generales estamparon sus firmas
en la bandera mexicana como si con ello invocaran a la Patria para atestiguar el doloroso
parto del cual salía la nación regenerada. Así, uno a uno, los jefes -Villa, Obregón, Ángeles,
Villarreal, entre otros- pasaron al escenario del teatro Morelos y se inclinaron frente al
pabellón tricolor extendido sobre una mesa de madera, para rubricar en alguna de sus
franjas. Por un momento los revolucionarios se llenaron de Patria.
En una de las primeras sesiones, el general Ángeles tomó la palabra para establecer que
era indispensable la presencia de todos los grupos revolucionarios en Aguascalientes; sólo
así la convención podía erigirse soberana. Pidió entonces se extendiera la invitación a las
fuerzas zapatistas para que enviaran una representación. La propuesta fue bien recibida y
el propio general Ángeles fue designado para viajar a Morelos a invitar personalmente a
Emiliano Zapata Los comisionados regresaron a la ciudad de Aguascalientes confiados en
que la presencia del zapatismo ayudaría en la consecución de la paz. En su paso por
México, Ángeles brindó asilo a José Vasconcelos que huía de la persecución carrancista
desatada en la capital en contra de los opositores de don Venustiano. El hecho, que
parecía insignificante, era reflejo de la situación nacional. El grupo carrancista no daba
muestras de querer la reconciliación.
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El discurso zapatista terminó por imponerse. El plan de Ayala fue adoptado por un
numeroso grupo de revolucionarios; Carranza fue destituido como primer Jefe y a través
de una votación el general Eulalio Gutiérrez alcanzó la presidencia de la república. Como
era de esperarse don Venustiano no reconoció ninguno de los acuerdos alcanzados por los
convencionistas y estableció su gobierno en Veracruz. Obregón se plegó a la autoridad del
Primer Jefe y le declaró la guerra al Villismo. Veía en la influencia de Ángeles sobre Villa
una de las razones fundamentales del fracaso de la Convención: “El esfuerzo de todos los
hombres honrados, por restablecer la paz en la República acaba de declararse impotente
ante la perversidad de la trinidad maldita, que forman Ángeles, Villa y Maytorena”.
Poco después surgen las diferencias entre los revolucionarios, que se dividen en dos
bandos: Emiliano Zapata y Francisco Villa (quienes apoyan al gobierno emanado de la
Convención de Aguascalientes) y Obregón y Carranza. Luego de dos años de lucha, Villa y
Zapata son vencidos y Carranza puede afianzar su gobierno.