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HIGINIO

MARÍN

HUMANISMO
ESTAMENTAL

C U A D E R N O S
EMPRESA Y HUMANISMO
I N S T I T U T O

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HIGINIO MARÍN HUMANISMO ESTAMENTAL

HUMANISMO ESTAMENTAL* 2
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34
De entre todas las características diferen-
ciales de la Edad Media respecto de la Anti-
Iniciamos ahora el estudio de la segunda de 47
güedad que conviene tener presente desde el
las formas epocales del Humanismo, y que de inicio, quizás la más importante sea la nueva y
modo genérico vamos a situar en el largo marcada índole religiosa del fundamento de
período que va de la desaparición del Imperio las organizaciones socio-políticas y de los con-
Romano de occidente, hasta los primeros tenidos culturales.
atisbos del Renacimiento en los siglos XIV y XV.
Es cierto que durante esta etapa subsiste
Es obvio que tratándose de una etapa tan
una aristocracia de corte patrimonial, nobi-
extensa, casi diez siglos, no puede pretenderse
aquí abarcarla en su conjunto ni exhaustiva- liaria y feudal, que sigue participando de la
mente. Nuestra intención se reduce a conside- función de organizar la vida civil, y también de
rarla en alguna de sus formas más característi- buena parte de la función educativa en su
camente diferenciales, y, por tanto, a menudo dimensión ejemplar. (Las distintas épicas nacio-
también terminales, no simultáneas o fronte- nales son una buena muestra, aunque algo
rizas con los períodos siguientes. No obstante, tardía, de la condición ejemplar de la nueva
conviene recordar que nuestro propósito no es aristocracia).
estrictamente histórico, y no se quiere -ni se También parece que en esa misma medida el
necesita- hacer justicia a las incontables mati- mundo medieval participa de la vigencia del
zaciones que precisaría el tipo general de
patrimonio como condición de posibilidad
sistema sociocultural que vamos a describir, si
se quisiera predicar de un período menor con- socioeconómica del desempeño de las fun-
creto, o de alguna zona precisa. Nuestra pre- ciones que hemos llamado aristocrático-huma-
tensión es comprensiva, y lo que buscamos son nistas: “La nobleza sólo tenía dos raíces: la pro-
esquemas de inteligibilidad de los sistemas piedad por la cual el hombre entraba en un
socioculturales en tanto que constitutivos de conjunto de relaciones que determinaban su
épocas diferenciadas. Nótese, por último, que lugar en la sociedad, y la caballería por la cual
la noción de época se apoya más bien en uni- asumía obligaciones y privilegios”.1 Dicha pro-
dades tipológicas diferenciadas, que en límites piedad sigue consistiendo en patrimonios de
de índole cronológica o geográfica. bienes raíces y muebles, cuya explotación está

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garantizada por alguna forma de disponibi- con frecuencia siendo excluidos también de las 3
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lidad de fuerza laboral humana. comunidades civiles cristianas al final de la


Edad Media.
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Ciertamente la relación y condición de los
antiguos amos y esclavos es ahora reproducida De ese modo la distinción romana entre
y sustituida en muchos de sus aspectos -sobre <personas> (sujetos de derechos con identidad
todo los económicos- por la forma feudal del jurídica) y <gentes>, cobra vigencia más bien
señorío y la servidumbre. Relación que ad extra, hacia fuera de las comunidades cris-
también en la Edad Media se establece nor- tiano medievales y respecto a quienes no
malmente como un sistema de explotación de forman parte de ellas, los nuevos bárbaros: los
los recursos humanos, en el que, a menudo, la infieles. Pero no tanto, o no en la misma
condición de siervo equivalía de hecho a la de forma, respecto a quienes integrando tales
esclavo, aunque programática o jurídicamente comunidades -siendo fieles cristianos-, no
tendiera a desaparecer la posibilidad de patri- tienen la suficiente dotación patrimonial para
monios humanos en la forma de esclavitud. eludir la condición de servidumbre. La nueva
No obstante es muy posible, por ejemplo, índole religiosa de la comunidad sustancial
que las novedades que el sistema feudal sobre la que se desarrollan las organizaciones
supone, al menos programáticamente, res- sociopolíticas del medievo, tiende a establecer
pecto al modelo clásico, sólo puedan percibirse una neta diferencia entre la condición social
con claridad si se repara en el hecho de que la que se deriva de la posición económico-pro-
antigua distinción entre <ciudadanos> (per- ductiva, y la de miembro de la comunidad en
sonas), y <gentes> (esclavos y meros habi- posesión de una cierta plenitud de derechos,
tantes), se modifica ahora al pasar a fundarse que se detentan en virtud de participar de
en un orden distinto al sociopolítico: el reli- aquella comunidad en su forma sustancial, y
gioso. Desde esta nueva instancia fundante la no por causas económicas o culturales. (Cierta-
distinción clásica se transforma en una dis- mente entre esos derechos no se cuenta la
tinción socioreligiosa entre <fieles> e igualdad política, y las misiones sociales que se
<infieles>, es decir, entre miembros de la pueden ejercer dependen todavía, con alguna
Iglesia en tanto que comunidad socioreligiosa excepción, de las dotaciones y disponibilidades
y quienes no forman parte de ella, -y acabarán económicas).

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No obstante, que la religión es el nuevo 4


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y que, por tanto, la forma de perfección
orden que asume y funda la forma y cohesión humana que el sistema sociocultural reconoce
de los ámbitos políticos y civiles, puede apre- como relevante y respecto a cuya realización
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ciarse también en que buena parte de los se polariza, ya no es una perfección mera-
efectos que implicaba la pena de destierro en mente cívico-política, sino ascético-religiosa, la
la sociedad antigua, los produce ahora la santidad y su reconocimiento ultraterreno, la
sanción religioso-eclesial de la excomunión: a salvación y bienaventuranza. De ahí que para
la exclusión de la comunidad (comunión) de poder lograrla, y estar por tanto integrado en
los bienes religioso-sobrenaturales, va unida el sistema sociocultural, no sea Suficiente
también en buena medida la muerte-exclusión formar parte de la comunidad de los hombres
social y la inhabilitación para el ejercicio de libres (ciudadanía civil) de la barbarie natural,
potestades públicas. y sea también necesario participar de la
Para la filosofía clásica mantener que el sociedad-comunión de los hombres libres de la
hombre es animal social, significa pensar que barbarie socioreligiosa (eclesial): la exco-
el individuo es por sí sólo insuficiente respecto munión y la condición de infiel.
al logro de su propia perfección, y que ésta Repárese ahora en que para los ciudadanos
sólo puede lograrse en y mediante la forma de del mundo clásico el destierro era la sanción
una vida social y política, la vida del ‘hombre correspondiente a la pena de muerte para las
libre’. El destierro social es, pues, la exclusión ‘gentes’; en el primer caso se producía la
de la posibilidad misma del incremento de la muerte social (revocable) del hombre, esto es,
humanitas, su recaída en la barbarie de una en tanto que humano-persona-ciudadano; en
excepcionalidad sin eminencia, inhumana. el segundo se producía la muerte (irrevocable)
Pues bien, si en la Edad Media esos mismos del hombre en tanto que viviente corpóreo.
efectos los produce también la excomunión, es Pues bien, la excomunión es la suspensión de
porque el orden religioso-eclesial resulta fun- la condición de partícipe de la comunidad de
dante incluso respecto del ordenamiento los fieles, y, por tanto, opera en las comuni-
político y jurídico de las comunidades civiles; dades civiles cristiano medievales produciendo
es decir, que el más operativo de los vínculos muchos de los efectos que causaba en las socie-
sociales es la comunidad de un credo religioso, dades antiguas el destierro. Si el destierro es

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un cierto tipo de muerte revocable porque medieval de la de ciudadano en las sociedades 5


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impide el crecimiento de lo constitutivo del antiguas.


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hombre libre, su vida política; la excomunión El segundo de los factores que resulta rele-
es la objetivación jurídico-eclesial de los vante a la hora de esbozar la nueva forma
efectos del pecado, que es en el orden reli- epocal del Humanismo, es la relativa diso-
gioso lo que la muerte orgánica en el bio- ciación entre el ideal pedagógico formador de
lógico, aunque, eso sí, todavía revocable, como un modelo antropológico, y el desempeño de
el destierro. Lo que aquí nos interesa, sin las funciones económicas y políticas de la aris-
embargo, no es que la excomunión sea en el tocracia patrimonial. Dicha disociación es espe-
plano socioreligioso, eclesiástico, lo que el des- cialmente grave en las primeras y más con-
tierro en las comunidades sociopolíticas de la vulsas etapas del nuevo dominio de los
Antigüedad, sino que en la Edad Media la pueblos bárbaros. Los procesos de romani-
excomunión llevaba aparejados junto a tales zación y cristianización suponen también una
efectos socioreligiosos también buena parte cierta revitalización del ideal educativo, y la
de los cívicos y políticos que producía el des- restitución de un programa para la realización
tierro. Y que esto es así porque tanto la iglesia de un modelo.
como el Estado son formas diversas de un El cortocircuito entre la condición aristo-
mismo elemento básico: la comunidad de los crática y el esfuerzo formador según un pro-
fieles cristianos. grama de vida, no se produjo, al menos princi-
palmente, por la transformación del patri-
Resulta difícil resistirse a la proposición de monio de condición necesaria en suficiente
que “en la Edad Media, la realidad social para el desempeño de las misiones aristocrá-
última era (...) la unidad común del pueblo cris- ticas, sino porque tales funciones empiezan a
tiano, del cual el mismo Estado no era nada depender y a consistir en la capacidad de
más que el órgano temporal”.2 En el orden garantizar la defensa respecto de un mundo
político, por tanto, la condición de fiel se en el que la barbarie se ha hecho amenaza ine-
corresponde, por así decir, con la de miembro ludible. Esa es la situación en la más lejana
de número de las sociedades cristianomedie- Edad Media: abrupta desaparición de institu-
vales, y tiende a constituirse en el correlato ciones, normas y criterios cívicos; la consi-

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guiente degradación, e incluso desaparición, 6


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espirituales encontraran expresión en un orga-
de la esfera pública de la vida; la correlativa y nismo sociológico definido. La vida espiritual
creciente privatización y militarización del no era una aspiración vaga ni una idea abs-
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ámbito civil; la reducción y el traslado del tracta. Era una vida en el pleno sentido de la
empeño estudioso y conservador de saberes y palabra, un modelo organizado de conducta,
ciencias a otros espacios; y la aparición de una personificada en distintas formas institucio-
pluralidad de agentes sociales que llevan a nales”.3
cabo las actividades aristocrático-humanistas. Es de la mayor importancia reparar ahora en
Simultáneamente al nuevo carácter fun- que durante la Edad Media -como durante la
dante del ámbito de los fines religioso-sobre- Edad Clásica-, es una parte del todo social la
naturales, y a la militarización de la aristo- que se hace cargo de la encarnación y custodia
cracia nobiliaria -con la consiguiente cesión de del principio conformador del orden sociocul-
alguna de las funciones que le eran propias-, tural: el ámbito de los fines sobrenaturales y el
aparece un tercer factor del que nos vamos a carácter religioso de los vínculos fundamen-
servir para caracterizar al Humanismo Esta- tales. Realizar socialmente este principio es
mental: la aparición de un nuevo tipo de vida una tarea para la que la Edad Media genera un
y de las instituciones que la organizan, la vida “modelo organizado de vida”, que es la reli-
religiosa. giosa, como en el mundo clásico un principio
Si se piensa este último fenómeno en corre- de índole natural generó la forma de vida aris-
lación con los dos anteriores resulta inmedia- tocrático-ciudadana.
tamente que, por un lado, las distintas formas Hay, sin embargo, en el “organismo socio-
de la vida religiosa terminarán haciéndose lógico definido” que encarna el ideal medieval
cargo de alguna de las funciones aristocrático- (la vida e instituciones religiosas), una cierta
humanistas de las que hizo cesión la nobleza aspiración secesionista respecto del propio
civil, y por otro, que la vida religiosa y sus insti- orden social que no es estrictamente clásica,
tuciones encarnan y manifiestan la primordia- sino característicamente medieval, y que surge
lidad del orden religioso-sobrenatural en el de una peculiar interpretación de elementos
sistema sociocultural del medievo: “Es caracte- estructurales del cristianismo, en síntesis con
rístico de la religión medieval que sus ideales factores histórico-coyunturales.

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El primero de esos elementos histórico- y desórdenes en las instituciones eclesiásticas, 7


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coyunturales es el desplome de la organización junto con una considerable degradación de las


del mundo antiguo: la falta de pujanza de las formas de vida religiosa. En tal coyuntura el
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instituciones cívicas para mantener el ordena- anhelo de reforma espiritual, y la aspiración de
miento social, supone una época de convul- independencia y distinción respecto de las
siones y recesión de las formas de vida hacia la estructuras oligárquicas de las potestades y
esfera privada y rural; las ciudades mantienen sociedades civiles, se trabaron casi indiscerni-
su vitalidad a duras penas, y las familias aristo- blemente, de modo que los “modelos organi-
cráticas crean en torno a sus patrimonios zados de vida” que pugnaban por restituir la
agrarios espacios sometidos a su dominio, y pureza del mensaje evangélico, preconizaron
por tanto, bien a salvo del desorden más o también -y a un tiempo- el abandono del tur-
menos general, bien sojuzgados a capricho, bulento mundo de las relaciones, quehaceres,
pero según su propio arbitrio en cualquier pasiones e intereses del siglo. Lo uno y lo otro
caso. se asimilaron coyunturalmente en el espíritu
A falta de un poder cívico que mantuviera de las instituciones que tomaron a su cargo la
las formas y los espacios sociales de la vida en regeneración espiritual de la Iglesia, y de las
las ciudades, también la organización eclesial y que dependió la integridad del carácter sobre-
sus jerarquías adoptaron con frecuencia la natural de la nueva religión cristiana en
única forma en la que podían subsistir: aquella coyuntura ciertamente difícil.
creando sus propios ámbitos de dominio fuera Cuando el esfuerzo de regeneración espi-
de las ciudades, o amparándose en el de algún ritual se asimiló con el de distinción del mundo
señor privado. “La iglesia cesó de ser urbana y civil, entonces la más eficaz salvaguarda de la
se convirtió en agraria. Por toda Europa había forma religiosa de la vida’ resultó ser la insti-
logrado enraizarse fuertemente. Los obispos tución de la ‘forma de vida religiosa’, en la que
se habían convertido en grandes magnates diferenciación y separación se operaron otra
territoriales que gobernaban sus posesiones vez indiscerniblemente, y como respuesta
como príncipes”.4 ‘adecuada’ a una coyuntura histórica, en la
Como era de esperar con dicha confusión se que la crisis espiritual es también confusión
simultanearon toda clase de injerencias civiles con un sistema sociocultural (<el mundo>), que

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se precipita en la arbitrariedad y la barbarie de 8


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estuviera animada del mismo espíritu de
unas estructuras que se fundan en potestades decidida sobrenaturalidad y de fervor ascético
económicas y guerreras: “En la lenta obra de que caracteriza a la reforma monástica”.6
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reconstrucción de la autoridad desde abajo, Conviene precisar, sin embargo, que no es el
que entre los siglos X y XI dio un nuevo contenido ni el espíritu de las reglas monás-
aspecto a Europa, el monasterio (...) ofrece la ticas lo que resulta ser un producto coyuntural
fascinación de un modelo alternativo al -(que además no se correspondería con la
desorden reinante y conserva pese a todo una situación descrita, pues sus orígenes y prece-
capacidad de formación cultural y de organi- dentes son orientales). En la vida de la iglesia
zación económica y civil del territorio que las reglas monásticas pueden ser una forma
hacen de él privilegiado punto de partida para particular de interpretar la perfección evan-
la recuperación”.5 gélica, pero no coyunturales; lo coyuntural (y
Todo se conjuró, en efecto, para reforzar lo que a nosotros nos atañe) es que la Iglesia
una vieja querencia cultural que ya hemos entera asimilara el espíritu y alguna de las
divisado en el capítulo anterior: el esfuerzo formas particulares del modelo monástico. Esa
por la realización de un modelo eminente de ‘coyuntura’ caracteriza una forma epocal de
vida se intenta mediante su distinción social, nuestra tradición que aquí vamos a llamar
de modo que la pureza o perfección de la rea- Humanismo Estamental, y es también el punto
lización de dicho modelo se hace correlativa a de vista (el ‘tipo’ o esquema de inteligibilidad)
su distinción (y ahora también secesión física) desde el que nos vamos a ocupar de la Edad
del todo comunitario. Como señala Dawson, Media. La legitimidad de ese punto de vista
una vez que los monasterios y las reglas para tratar de la esencia epocal de la Edad
monásticas se convirtieron en garantía de la Media depende, en efecto, de que la forma
autenticidad del anhelo religioso, -al observar que tome la comunidad de los fieles -la Iglesia-
y conservar en toda su materialidad “el prin- , sea determinante en orden a la conformación
cipio de un orden cristiano autónomo” en un del entero sistema sociocultural del medievo;
mundo carente de orden social-, entonces, “tal aspecto este que, al margen de lo que aquí
programa podría ser únicamente realizado a podamos mostrar, merece el acuerdo más
condición de que la iglesia, como conjunto, general de los estudiosos. Ese ha sido, precisa-

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mente, nuestro punto de partida en este sividad, como la forma propia de la dimensión 9
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capítulo, y es también la razón por la que nos religioso-sobrenatural en el mundo.


tenemos que ocupar de estas cuestiones socio-
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Para poder abordar esta cuestión con mayor
lógico-eclesiales, y particularmente de algunos profundidad necesitamos demorarnos en el
aspectos de las formas de vida monacales. esclarecimiento de varias cuestiones previas,
En torno al año 1150, San Roberto de alguna de las cuales, como la noción de
Molesme escribió su Exordio Parvum en el que “estirpe”, ya nos ha salido al paso antes. Puede
expuso buena parte del anhelo reformista del decirse que una estirpe o un linaje son en el
Císter: “...vosotros hermanos debéis estar orden sociocultural, lo que una especie en el
muertos a las cosas del siglo, según la frase del plano biológico o zoológico. Del mismo modo
apóstol: no es preciso morir al pecado para que una identidad biológica se constituye a
vivir en Dios”. La asimilación <mundo- partir de la índole de sus progenitores y de la
pecado>, por matizable que sea, no se debe a consiguiente dotación genética que comu-
un mero factor coyuntural; tiene un cierto nican en herencia, una identidad social se
apoyo evangélico donde “mundo” significa constituye en el mundo antiguo en virtud de la
algo así como renuencia o distancia respecto pertenencia de los antecesores a una estirpe
Dios. Ahora bien, la extensión del sentido precisa, y del patrimonio -ahora no genético-
ascético negativo del <mundo> al conjunto de que se recibe en heredad. Se tiene identidad
las actividades e instituciones de la vida his- social -un nombre- cuando se pueden desem-
tórica (secular) de los hombres, es sólo una peñar unas funciones en virtud de una
característica de las exigencias y de la forma dotación patrimonial que singulariza, o, como
misma de la vida monástica, que, si por una se diría en términos jurídico-romanos, que
necesidad de la iglesia coyunturalmente ‘personaliza’. En otras palabras, un patrimonio
agravada, pasa a determinarla en su conjunto, genético es para un ser vivo, lo que un patri-
no sólo agudizará la circunstancial incompati- monio cultural (fama y bienes) para un indi-
bilidad entre la sociedad y las formas civiles de viduo en el sistema social antiguo.
la vida por un lado, y la vida e instituciones En el orden sociocultural, sin embargo, no es
religiosas por el otro; sino que además consti- precisa la generación biológica, basta la
tuirá a estas últimas, y según una cierta exclu- adopción (fenómeno muy frecuente en Roma,

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por ejemplo). De ese modo se pone de mani- 10


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tural; la retrospectiva -en tanto que vene-
fiesto cierta independencia entre el orden cul- ración del origen- se llama ‘piedad’, y la pros-
tural y el biológico, de manera que el primero
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pectiva -en tanto que dar gloria por la propia
resulta irreductible al segundo: la identidad eminencia al origen y a lo que de uno mismo
cívico-política no reside en factores físicos y un procede- se llama ‘honor’. Piedad y honor son
acto jurídico como el de la adopción engendra las dos vertientes de una misma cima humana:
un hijo a efectos sociopolíticos. Tal acto es una la excelencia o la virtud. Tal forma de emi-
cierta metáfora de la reproducción física y con- nencia es la que se gana en el ejercicio de la
siste en la unión de la libertad del sujeto que defensa y organización de la propia comu-
adopta, y la naturaleza (ya no biológica sino
nidad; actividades mediante las que además se
sociocultural) de la ley que recibe, cobija y da
ganan las riquezas que forman el patrimonio
forma, El sujeto de derechos y deberes, el
hombre libre, realiza la adopción en tanto que socioeconómico de las estirpes. De ahí que los
toma la forma -la adopta- de padre para un siervos y esclavos no tengan linaje o estirpe en
hijo y según una ley. El resultado es en sentido sentido estricto, y no puedan, sociocultural-
estricto un dotar de patrimonio <genético- mente hablando, vincularse con su descen-
social> heredar una identidad (un nombre y su dencia y ascendencia en la forma de vene-
fama), un patrimonio material, una educación ración o glorificación. Ese vivir sin piedad y sin
y unas normas de comportamiento que son las honor es en lo que consiste en último extremo
leyes. la condición servil de quienes realizan activi-
Si para los seres vivos estar en el ‘mundo dades útiles para la satisfacción de necesi-
natural’ implica pertenecer a alguna de las dades: de las clases poiéticas, productoras o
‘especies’, para los hombres de la Antigüedad económicas de la antigüedad clásica. No obs-
estar en el mundo en el sentido sociocultural tante, la condición servil también se hereda
del término significa también pertenecer a (no sólo en Grecia y Roma, también en la Edad
alguna estirpe o linaje, portar un nombre y Media),7 si no como un patrimonio, sí como su
realizar unas misiones. Este estar en el mundo falta: sequela fue una de las formas con la que
se realiza cumplidamente según dos formas de los medievales designaron a la descendencia
intensificar la pertenencia al medio sociocul- de los hombres no libres.

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Recuérdese ahora, sin embargo, que no es el 11


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romana, o lo que siervos y esclavos en las polis
orden sociopolítico el fundante en la Edad griegas: la secuela de un origen que no se
Media, y que la nueva índole religiosa del fun- puede honrar. En este contexto Cristo es res-
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damento de las comunidades políticas del pecto Adán el fundador de un nuevo linaje, el
medievo, relativiza la “impiedad” de cualquier de los que entran a formar sociedad con Dios
forma de servidumbre o subordinación mera- que los adopta como hijos, y gozan de ciuda-
mente socioeconómica y política; precisamente danía en la nueva civitas Dei.
porque la piedad se ha hecho posible respecto Ahora bien, es posible, -y ésa es nuestra pro-
de un origen más radical que el sociocultural, y puesta-, que en el nuevo orden socio religioso
que se halla en el horizonte de la transcen- se reproduzcan también las diferencias que el
dencia abierta por la persona de un Dios Mundo Antiguo estableció en el sociocultural
creador, que es el origen de la propia exis- entre la ciudadanía libre y la servidumbre pro-
tencia, cuyo cabal cumplimiento consiste ductora y econó-mica. Lo que aquí se quiere
ahora en la plena realización de las formas de sugerir es que las formas de vida sociológica-
vinculación -religación- con ese origen radical mente establecidas como religiosas, y particu-
y transcendente; una piedad y un honor tras- larmente los modelos monacales, se confi-
cendentes, en cuya síntesis, que se llama san- guran durante el medievo como la nueva
tidad, consiste el modelo antropológico res- forma del <hombre libre>, las estirpes de los
pecto de cuya realización se polariza el sistema que están de una manera más cumplida como
sociocultural del medievo. piedad y santificación (la forma sobrenatural
Adán es ahora y respecto de la libertad del honor) en el mundo de Dios, en la Civitas
ascético-sobrenatural lo que un siervo (Adán y Dei, cuando ésta no es sólo una instancia
su linaje lo son del pecado) en el plano socio- ascético-teológica, sino también un sistema
cultural: el que tiene descendencia como sociocultural constitutivo de una época dife-
sequela, como falta e imposibilidad de renciada en nuestra tradición cultural.
<piedad-honor>, santidad, respecto del origen En la Edad Media ser monje es estar más a
radical, Dios. El entero género humano es salvo de una secuela que no es la de una defi-
desde Adán y respecto de la ciudadanía sobre- ciente dotación patrimonial o social, sino
natural, lo que las simples “gentes” en la urbe ascético-religiosa; la de la inminencia de las

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distracciones del <mundo> renuente a la gloria 12


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de las correlaciones entre la naturaleza
de Dios, para una naturaleza humana que humana y el mundo.
porta la sequela del pecado del primer padre
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Ahora bien, dicho estar a salvo del mundo
de un linaje de siervos, ahora del pecado: “A tiene también un sentido netamente transcen-
un ‘mundo’ enemigo y que merece desprecio, dente que se edifica sobre la renuncia a todo
a una historia irracionalmente dispuesta en linaje humano; no basta cambiar de nombre, o
una sucesión de violencias, miserias y catás- mejor, ese cambio es manifestación de que se
trofes, se contrapone la fortaleza monástica, la ha entrado a formar parte de un linaje sobre-
única verdaderamente capaz de dar sentido a natural por mediación de una abad (de abba;
ese mundo y a esa historia, porque es la única padre), que también adopta según una regla.
respuesta plena a la invitación de Cristo, y se La dotación que se recibe en herencia es una
proyecta hacia la realización del cumplimiento condición favorable para la eficacia de la Reve-
escatológico representado por la meta ultrate- lación y los méritos del Redentor. El celibato
rrena”.8 implica, en este contexto, la pública e ine-
La nueva sociedad de los hombres, la civitas quívoca manifestación de que tal patrimonio -
Dei, se ordena según el modelo de las socie- no la Redención, sino las condiciones favo-
dades humanas de la antigüedad, de modo rables para su eficacia- no se recibe vía gene-
que en ella reaparecen las estirpes y los linajes ración física o cultural, sino mediante la
como una forma más cumplida de partici- admisión-adopción de un abad del que se pasa
pación en la comunidad que es ahora sus- a ser hijo según la forma de una regla. ingresar
tancial, la religiosa, y como una realización en un monasterio es, pues, el correlato
ejemplar de la perfección contenida en el ascético-institucional a ser reconocido como
modelo con vigencia sociocultural, la santidad. miembro de un linaje. Los distintos modelos de
Tal programa lo pueden llevar a cabo más cum- vida religiosa tienden a constituirse en el plano
plidamente los que vienen a ocupar el puesto socioreligioso, en lo que eran las distintas
de los antiguos ciudadanos, es decir, quienes familias ciudadanas o estirpes en plano socio-
puedan quedar a salvo de la secuela de] político, cultural.
pecado, que se presenta como ineludible si la Para nuestra conciencia moderna puede
vida se desenvuelve en el contexto del “siglo”, resultar paradójica la propuesta de pensar la

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vida según las reglas monásticas como la forma 13


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decer sus propios deseos y deleites, sino según
de vida libre, incluso aunque fuera en términos el juicio y la orden de otro, y vivir en monas-
ascéticos y dentro del sistema sociocultural del terios, deseando que haya un abad en ellos”
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medievo. No obstante, si se recuerda lo que se (Cap. 5). Sin embargo, y con independencia del
dijo en el capítulo anterior respecto al ciu- fin religioso-sobrenatural de tales formas de
dadano greco-romano, y reparamos en que el vida, dicha sumisión a la norma y a una
esclavo no era quien Soportaba el peso de la voluntad ajena no es extraña al mundo clásico.
ley’, sino quien no estaba medido por ella, y El mismo Sócrates, por ejemplo, no duda en
quedaba, por tanto, expuesto a la falta de llamar esclavitud al vínculo de obediencia que
medida y a la arbitrariedad, a la barbarie; une al ciudadano libre con la ley de su ciudad.
mientras que estar sometido a la ley era justa- Así pensaba él que clamarían las Leyes de
mente quedar a salvo de la barbarie, estar Atenas en su contra si osara rebelarse: “Si
medido por la regia, la norma o logos de lo gracias a nosotras naciste y fuiste criado y
humano; entonces no podrá sorprendernos educado ¿puede caber en ti ni por un
que en la Edad Media quedar a salvo de las momento la idea de que no eras hijo ni aun
propias tendencias y del mundo renuentes - esclavo nuestro, tú y tus progenitores?”.
por la secuela del pecado respecto a Dios, es Si respecto del mundo antiguo se dijo que la
decir, vivir según la medida de una regla sustancia humana, en tanto que principio de
monástica, signifique también libertad: la operaciones o naturaleza suficientemente
libertad que es precisa como requisito o punto constituida, resultaba ser el término de una
de partida con ciertas garantías para poder gestación sociocultural, ahora puede decirse
tener ‘acceso’ -según una regla ‘ascética’- a la que no hay generación sociocultural que se
bienaventuranza final.9 tenga por capaz de constituir al hombre como
La libertad ascético-religiosa en su objeti- un principio de operaciones apto por sí mismo
vación monástica no tiene, desde luego, el para alcanzar la excelencia religiosa y la biena-
sentido de la autonomía individual más inme- venturanza final. Esa inaptitud del orden
diata, tal y como abiertamente se declara en la sociocultural es lo que constituye a las, por así
Regla de S. Benito como aspiración propia: decir, nuevas estirpes y linajes de las formas de
“No vivir por su propia libre voluntad, ni obe- vida religiosa, en el ámbito donde acontece la

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cumplida constitución de los sujetos humanos 14


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34
libre en tanto que acción que pugna por ajus-
como principio de operaciones, o como un tarse a la regla monástica, la que funda el
agente libre. Recuérdese ahora que libertad en nuevo tipo de sociedad de los que, como dice
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griego, eleutheria, significaba poder vivir de Cicerón, forman una república por compartir
acuerdo con la costumbre. Nada tiene, pues, un derecho que les acoge por igual. La nueva
de extraño que el nuevo sentido de la libertad, paideia de los hombres libres en esta también
ahora ascética y religiosa, consista en poder nueva república se llama ‘ascética’, y consiste
vivir de acuerdo con el modelo que se tiene en el esfuerzo por ajustar la vida a una regia,
por la Ley misma hecha vida, encarnada en su que es la forma misma de la sociedad (de las
cumplimiento que es el Dios hecho Hombre. comunidades monásticas), como en la polis y
Ahora bien, si lo dicho es constitutivo del cris- en la urbe lo fueron las leyes. Al respecto es
tianismo de cualquier época, creer, sin significativa una de las sanciones que San
embargo, que el modo en que eso es posible Benito prescribe en su Regla para castigar las
con una prevalencia casi exclusiva es mediante faltas graves: la excomunión. Obviamente no
las instituciones y formas de vida sociológica- se trata de la sanción canónica y eclesiástica,
mente diferenciadas como religiosas, y que sino de una excomunión particular, la
esta concepción se convierta en el principio exclusión de la república de los monjes que no
configurador de un sistema sociocultural, no permitía comer con los demás ni participar de
sólo no es constitutivo del cristianismo, sino algunos oficios sagrados. Se trata de la inhabi-
que tal concepción resulta exclusiva y caracte- litación de la propia acción para someterse a
rística de la época que nos ocupa. norma formando comunidad.
En la Edad Media la civitas Dei se institucio- Si es cierto, pues, que el monje es durante
naliza y cobra una forma social que se destaca algún tiempo en el orden socioreligioso de la
conformando un bios, una forma de vida dife- Edad Media, lo que el ciudadano en el mundo
renciada y con una misión social propia, que se antiguo, entonces el monasterio es una de las
genera en torno a sus peculiaridades ascético- versiones medievales de la polis y la urbe
teológicas, y que se estiman como el modo antiguas. La clausura y la regla de aquél son,
propio de testimoniar la prevalencia de lo en otro orden, lo que las murallas y la ley de
sobrenatural respecto del mundo. Es la acción éstas; ambas salvaguardan de una barbarie. El

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monasterio se presenta, pues, como el lugar 15


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constituirse en el correlato medieval de la de
donde cobra realidad la forma adecuada de la ciudadano u hombre libre? ¿No hay contra-
naturaleza humana, un islote de ‘racionalidad’ dicción en afirmar ahora que los monjes son en
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a salvo del mundo falto de la verdadera el sistema cultural medieval lo que los ciuda-
medida de lo humano. Aunque eso sí, no una danos en la Antigüedad? Ya cuando tratá-
ciudad de linajes humanos, sino el ámbito sal- bamos del Humanismo Aristocrático tuvimos
vaguardado del dominio de la inhumanidad; que precisar que aunque la aristocracia ciu-
el espacio de los hombres ‘libres’ en virtud de dadana posibilitada por el patrimonio no com-
su pertenencia a una estirpe, normada para prendía al conjunto de los hombres libres,
ceñir su vida a la realización de un modelo encarnaba, sin embargo, la realización del
eminente, a la conmensuración con una regla ideal de la ciudadanía y la libertad en el
que es la exclusión de la barbarie del pecado; mundo antiguo.
la norma de la sociedad de los hombres con Como ya hemos dicho las formas de vida
Dios y de la libertad espiritual: “¿Qué gran sociológicamente diferenciadas como reli-
hazaña -dice S. Agustín en su “Ciudad de giosas, tienden a convertirse durante el
Dios”- será menospreciar, por aquella celestial medievo y respecto al fiel, en lo que el aristó-
patria imperecedera, todas las blanduras y crata ciudadano es en el mundo antiguo res-
regalos del presente siglo (...) Sobre todo pecto del mero estatuto de libertad, o respecto
cuando se hace además por la auténtica del simple hombre libre sin suficiente dotación
libertad que nos exime de la tiranía del patrimonial: una suerte de especificación emi-
pecado, de la muerte y del demonio, y no por nente, la optimación o cumplimiento de las
codicia de loores humanos, sino por el ideal de posibilidades contenidas en el estatuto de ciu-
dar libertad a los hombres, de la servidumbre dadano o de fiel, y que para éstos resultan rea-
de los demonios”. lizables sólo en cierta medida o con preca-
Nuestro relato ha llegado a un punto en el riedad.
que puede parecer que hemos incurrido en He aquí la forma en la que el orden del
contradicción: ¿no iniciábamos el capítulo mundo antiguo mantuvo su vigencia en el
sugiriendo precisamente que la mera con- medio sociocultural de la Iglesia y de las socie-
dición de fiel -miembro de la iglesia-, tendía a dades medievales. Cuando las formas de vida

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sociológicamente diferenciadas como reli- mente humanas, mediante las que se con- 16
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giosas son erigidas en modelos hegemónicos formaba el modelo del homo humanus. La
respecto de la perfección cristiana en general, condición de posibilidad de dicho programa
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las otras formas de pertenencia a la sociedad era una suficiente dotación patrimonial; de
religiosa quedaron, por así decir, desatendidas otro modo, la satisfacción de necesidades
en sus formas específicas de perfección y reali- habría de atenderse mediante ocupación en
zación. Esto mismo es, en efecto, lo que acon- labores útiles y el ejercicio de actividades eco-
teció con la ciudadanía, o clase social práxica, nómicas. También el monje ha de quedar
respecto a las formas de vida productoras exento de la ocupación en trabajos para la
(poiéticas) dedicadas a labores útiles para la satisfacción de necesidades, al menos, en la
satisfacción de necesidades. misma medida que tales actividades son
Resulta, pues, que en la medida que dicho también una preocupación por las cosas del
tipo de vida se piensa como la forma perfecta ‘mundo’, cuyo abandono le resulta propio y
y excelente en orden al fin religioso-sobrena- constitutivo. El programa monacal tiene como
tural, empieza también a perfilarse en el seno punto de partida un cierto ocio -distinto de la
de la cristiandad medieval una contraposición otiositas moral- en virtud del cual se hace
entre la forma de vida de los simples fieles y las posible el oficio sagrado como profesión de los
formas religiosas y monacales, que reproduce consejos evangélicos en las reglas monásticas.
en un plano distinto la distancia entre las con- Dicho ocio socio-económico como punto de
diciones de servidumbre o mera libertad y las partida es precisamente el que propende a
de la aristocracia ciudadana en orden a la rea- hacer del trabajo casi una terapia ocupacional
lización del ideal humano cívico. de índole ascético.
Las similitudes entre el monacato y la aristo- San Benito, en efecto, prescribe en su regla
cracia ciudadana antigua no se agotan todavía una ocupación manual diaria (“opera manuum
en lo dicho. La característica del paradigma de cotidiana”), pero ésta no parece estar des-
vida anti-guo era la falta de “preocupación” tinada tanto a la producción de bienes en
respecto de la satisfacción de las necesidades orden a la manutención, como a la defensa
humano-corpóreas; el ocio, y la consiguiente contra la ociosidad: “otiositas ini-mica est
posibilidad de emplearse en tareas estricta- animae, et ideo certis temporibus occupavi

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debent fratres in labore manuum”. (“La ocio- 17


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hacer humano, resulta concebido según cierta
sidad es enemiga del alma, por eso han de ocu- precariedad o inadecuación respecto del logro
parse los hermanos a unas horas en el trabajo de los fines y de la excelencia de índole reli-
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manual”).10 giosa.
También en la conocida máxima ora et Bien es cierto que hay una cierta ambi-
labora queda patente que el trabajo -al con- güedad sin resolver que matiza cualquier
trario que la otiositas- no es tenido por una interpretación al respecto. El propio S. Benito
ocupación inapropiada en el programa de una en el capítulo XLVIII de la Regla, parece hacer
vida conformada en vistas a la perfección cris- depender la autenticidad de la forma del
tiana; no obstante, su funcionalidad ascética monje de una necesidad coyuntural: “Si las cir-
parece prevalecer sobre su forma y fines cunstancias del lugar o la pobreza exigen que
propios, de modo que el labora se polariza ins- ellos mismos (los monjes) tengan que trabajar
trumentalmente respecto del logro de una en la recolección, que no se disgusten, porque
adecuada disposición de las potencias precisamente así son verdaderos monjes,
humanas, y en orden a una perfección reli- cuando viven del trabajo de sus propias manos,
gioso-sobrenatural, no sólo de rango superior como nuestros Padres y los apóstoles”.
a la que se piensa que puede reportar el En cualquier caso no fue ésa la forma a la
labora, sino a la que el trabajo mismo no que propendieron las instituciones monásticas,
parece poder subordinarse en tanto que acti- y, como el propio S. Benito parece dar pie a
vidad humana y según su forma y fines pensar, el trabajo productivo y en vistas a la
propios, satisfacción de necesidades no pareció corres-
Forma y fin componen lo que en filosofía ponder a la forma y los fines de la vida
suele llamarse la “esencia” de cada cosa, lo monástica, excepto en situaciones de nece-
que una cosa es. Pues bien, que el trabajo no sidad: “Como trabajadores los hijos de San
sea considerado según su propia forma y fin, Benito no participaban normalmente de las
su esencia, dentro del programa de vida tenido labores agrícolas, sino de la horticultura; su
por ajustado al ámbito de los fines religioso- tarea principal era preparar el alimento no
sobrenaturales, significa que el “mundo” producirlo. Todas las interpretaciones poste-
mismo, en tanto que lo transformable por el riores acentuaron el alejamiento de la tierra.

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El espíritu de San Benito de Anniae, por De ese modo se identifican tanto el sentido 18
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ejemplo, impuso que los monjes debían abste- ascético negativo del término ‘mundo’ y las
realidades histórico-naturales de la vida de los
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nerse de trabajos pesados <por el honor del
sacerdocio> y para poder extender el oficio hombres por un lado, como lo mundano y lo
litúrgico. Poco a poco el opus manuum se res- profano por el otro, al tiempo que ambas asi-
tringió a las tareas de la cocina, y más aún, milaciones delimitan y definen el contexto de
desde el 822, en Corbie, cuando los religiosos las formas de ‘estar en el mundo’ que han de
delegaron las menos nobles de estas tareas en abandonarse para poder vivir una vida reli-
servidores laicos”.11 giosa en sentido pleno. Es decir, tanto el
mundo, como lo histórico y natural que no es
Al margen de su mayor o menor frecuencia, sagrado, lo profano, se funden asimilándose al
esa cierta distribución de funciones en el seno sentido ascético negativo de <lo mundano> y
del ámbito monástico (el ora para los monjes y constituyendo el espacio de las formas de vida
el labora para los laicos) se ajusta perfecta- no religiosas: “La distinción Iglesia-mundo
mente al sistema de señoríos y servidumbres tiende a concretarse en la época en esferas de
de las relaciones feudales que terminarán dedicación y actividades de las personas que
adoptando la mayor parte de los monasterios constituyen la Iglesia: lo propio de los clérigos
durante la Edad Media, al tiempo que muestra es el ámbito religioso o eclesiástico, y lo propio
una de las inercias culturales más característica de los laicos es el ámbito secular o del
del medievo cristiano, y que se deriva de la siglo”.12 En tal situación es difícil que en el
condición arquetípica del monacato, junto con orden socioeclesial la secularidad no terminara
las reminiscencias del mundo antiguo en lo presentándose como la nueva forma de bar-
que a la estima de las actividades poiético-pro- barie, que si bien no consiste en -ser ‘lo absolu-
ductivas se refiere: la consideración del trabajo tamente otro’ y extraño como los infieles, sí
como una actividad mundana que tiene que que parece consistir en la mayor distancia que
ser salvada, como el ‘mundo’ mismo, desde es capaz de tolerar la proximidad, un estar lo
fuera de ella, desde lo distinto o sagrado, y más distante posible aun manteniéndose
mediante la que lo sagrado no puede reali- ‘prójimo’; es decir, no una barbarie sustancial,
zarse. sino de grado: la más deficiente de las partici-

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paciones de lo mismo, o su <estado> menos estirpe socioreligiosa y participar de su patri- 19


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perfecto. monio en la forma de que éste deje libre el


espíritu (y a menudo también las manos).
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Frente a cualquier forma de barbarie se
destaca la vida religiosa y monacal caracteri- En el orden socio-cultural, puede decirse,
zándose como la encarnación de la nueva pues, que el modelo antropológico greco-
forma de libertad de los que gozan de una ciu- romano cifrado en un hacer y decir cosas que
dadanía cumplida en la civitas cristiana. Una ganen para el propio nombre y linaje la fama y
libertad que tiene su quicio sociocultural en la la inmortalidad de su memoria en la propia
pobreza como distinción y separación del tradición cultural, es ahora sustituido y
mundo. Esta es la forma en la que lo expresó ampliado por un hacer y decir acciones y
como consejo San Roberto del Molesme Y del palabras con las que se ganan para el alma,
Císter en su Exordio Parvuum: “...si nuestro inmortal de suyo, la gloria del reconocimiento
padre San Benito muestra que el monje debe divino, del que además la iglesia terrestre
hacerse extraño a los asuntos del siglo, está puede hacerse eco en la forma de guardar y
muy claro que todos esos bienes materiales no venerar la memoria de santidad. Si del modelo
deben ocuparle las manos ni el espíritu”. clásico el trabajo es sencillamente excluido, en
Ese era precisamente el principio de la vida el sistema cultural del medievo el trabajo
libre en el mundo antiguo: ‘tener libres las aparece concebido según una cierta ambi-
manos y el espíritu’ de las actividades propen- güedad, cuando no según una expresa falta de
dentes a la satisfacción de las necesidades idoneidad.
humano-corpóreas. Si en Grecia y Roma esa Ahora bien, si por regla general el programa
libertad se detentaba por la pertenencia a una de vida religioso no resultó socio-económica-
estirpe y la participación de su patrimonio, y se mente posibilitado por el propio trabajo, ni
ejercía para encarnar el ideal del homo por el patrimonio de los linajes civiles, ¿cómo
humanus. Ahora en la Edad Media, esa se abre la posibilidad socio-económica de las
libertad que no sólo es material, sino también formas de vida religiosa? La respuesta nos
ascética, se apresta a la imitación del modelo pone delante de un fenómeno generado por
del Dios Y Hombre perfecto, pero se tiene la Edad Media, y que es una síntesis concreta
acceso a ella también por pertenecer a una de la pervivencia de elementos del mundo

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antiguo y del nuevo orden cristiano: la oficios productores o no, que tienen alguna 20
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

limosna. finalidad económica.


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El término limosna lo vamos a utilizar en su La limosna abre la posibilidad de acceder a
acepción más amplia, es decir, no sólo como un tipo de vida -generalmente el de las reglas
aquellas cesiones de bienes materiales cuya monásticas- exento de atender a la “preocu-
restitución no se exige, y que se aplican al pación” mediante el ejercicio de oficios útiles,
alivio de un estado de necesidad perentoria, por la sola y voluntaria determinación del indi-
sino también toda clase de legados, herencias viduo, con independencia de su origen y
y donaciones con las que se quiere cubrir la dotación patrimonial.
seguridad en orden a la satisfacción de necesi- Se trata, pues, de un avance social de primer
dades; o dicho de otro modo, con las que orden al tiempo que un cierto elemento
además de las necesidades perentorias, se corrector de la desigual dotación patrimonial,
quiere también eliminar el carácter perentorio y de la exclusividad de estirpes y clanes socioe-
de las necesidades futuras, y así se puede llegar conómicos en orden a posibilitar el ejercicio de
hasta asegurar el ornato y la holgura. El objeto una forma de vida tenida por excelente. Pero
de una limosna no tiene pues, que ser necesa- es además y fundamentalmente, la forma en
riamente un bien exiguo, puede serlo también la que el patrimonio, y con él la totalidad del
un patrimonio, o una dote cuantiosa que sistema social antiguo, se subordina funcional-
permita superar el estado de necesidad y la mente en orden a posibilitar un programa de
dependencia de ulteriores donaciones. vida cuyo estatuto y objetivos son netamente
Pues bien, es mediante la limosna, en religioso-sobrenaturales.
sentido amplio, como la sociedad medieval Para mostrar que la limosna es una cate-
hace posible una nueva forma de vida, la reli- goría central en el esquema de inteligibilidad
giosa y monacal, que se caracteriza al menos del sistema sociocultural del medievo, tenemos
en los inicios de su extensión, por la necesidad primero que retomar una cuestión ya tratada,
de seguridad patrimonial para emplearse en y después adelantar otra que desarrollaremos
actividades distintas, y tenidas por más exce- más tarde; esta segunda que por el momento
lentes, que las originadas por las necesidades sólo enunciamos, es la propuesta de que en la
de la vida y el logro de objetivos materiales: los limosna se deja ver, emblemáticamente, el

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rasgo distintivo de la sociedad estamental estirpe no es necesariamente un linaje físico, 21


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

como forma epocal del humanismo: su sino sociopolítico, de modo que, por ejemplo,
peculiar forma de estar ordenada respecto de la adopción basta. La noción de estirpe con-
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un fin que no es estrictamente social o cultural. siste, pues, en hacer depender de la gene-
La que tenemos que retomar es la cuestión ración sociocultural la posibilidad-capacidad
de los linajes. Ya se ha sugerido el paralelismo de cumplir determinadas misiones socio-polí-
entre las nociones de especie y linaje. De modo ticas. En los sistemas socioculturales organi-
análogo a como las especies son los sujetos de zados según castas el sustento de las identi-
la historia natural, los linajes son los sujetos de dades sociales es biológico. En los que se orga-
la historia social de las comunidades políticas nizan según estirpes el sustento es socioju-
antiguas, ya sea en su forma positiva como rídico. En el primer caso las dotaciones econó-
estirpes, o negativa como sequela. Tanto en las micas y los estatutos sociopolíticos se trans-
especies biológicas como en los linajes socio- miten en virtud de la identidad física; en el
culturales resulta decisiva la sucesión de patri- segundo en virtud de la identidad jurídica.
monios genéticos o socioeconómicos: ellos En definitiva, una casta es la trasposición al
determinan la propia conformación y capa- plano sociopolítico de la estructura de las
citan para unas determinadas funciones cuyo especies biológicas. Es claro además que la
ejercicio termina por confirmar una identidad sociedad organizada según castas tiende a
biológica o sociocultural. reproducir la estaticidad e inamovilidad de las
Todavía podemos precisar un tanto más dis- identidades biológico-naturales (tendiendo
tinguiendo estirpe de casta. La noción de casta como lo natural aristotélico a quedarse sin his-
reside en hacer depender de la generación toria), de modo que con respecto a ella las
física la posibilidad-capacidad de ejercer unas formas de organización social según estirpes
determinadas funciones sociopolíticas y cultu- implican una mayor -aunque todavía mínima-
rales. Cuando las misiones sociales corres- movilidad, y por tanto, también mayor
ponden en propiedad a linajes físicos, esa libertad social, o, cuando menos, una cierta
sociedad está organizada según castas. Ahora independencia del orden biológico.
bien, el tipo de generación propia de las Obviamente en las sociedades organizadas
estirpes no es la física sino la socio-jurídica: una según estirpes la educación forma parte de la

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generación sociocultural, y ésta requiere cierta 22


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El riesgo de que los organismos sociológicos
conmensuración con el crecimiento biológico, encargados de las misiones religiosas se consti-
pero esto no es condición para la perfección
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tuyeran en estirpes, se hizo patente cuando las
del acto jurídico de la adopción, sino para la cuantiosas donaciones piadosas fueron que-
cumplida realización de la filiación según la dando adscritas a las instituciones monásticas,
forma de identidad propia de la estirpe, y que cuya forma de vida se fue adaptando a la
no consiste en la capacidad de realización de abundancia de los recursos, convirtiendo
unas funciones biológicas, sino socio-políticas.
primero el trabajo en un mero recurso
También se ha sugerido ya que el celibato es ascético, y abandonándolo después en manos
susceptible de ser interpretado desde el punto de los monjes menos eminentes y en los laicos.
de vista histórico-cultural como la ruptura de En ese momento tales formas de vida religioso-
la posibilidad de pensar el origen del linaje de monacales se hacen socioculturalmente indis-
los hombres consagrados como natural o bio- cernibles de las antiguas estirpes. De ahí que,
lógicamente causado y transmitido. Es decir, el
por ejemplo, la fundación de las llamadas
orden religioso no es una casta en la sociedad
órdenes mendicantes (que reducen al máximo
cristiano-medieval porque el celibato forma
parte de la consagración al servicio divino, por toda clase de propiedad institucional y en la
ejemplo, en la forma de las reglas monásticas. que los frailes dependen perentoria y constan-
temente de la limosna), puede ser también
Pues bien, buena parte de las convulsas interpretada, -además de como una solución
polémicas teológicas e institucionales en torno
pastoral a los nuevos ámbitos ciudadanos-,
a la pobreza de la vida religiosa que surcan casi
como una reivindicación del carácter sobrena-
toda la Edad Media, pueden ser interpretadas
como diversos intentos para evitar que el orga- tural de la religión cristiana y de la facultad y
nismo sociológico encargado de la función reli- por la que se llevan a cabo funciones religiosas,
giosa se constituyera según la forma de una cuyo ejercicio no es competencia propia de
estirpe, es decir, como un linaje sociocultural ningún linaje humano, ni hay patrimonio
cuyas misiones sociales se transmiten entre sus socio-cultural que capacite y legitime en el
miembros en virtud de la sucesión de un patri- mundo cristiano para detentar el ejercicio de
monio económico y político. los ministerios de Dios.

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Repárese ahora en que respecto de los De ahí que la excelencia religiosa que la 23
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

monjes los frailes no sólo suponen una cierta Edad Media reconoce sobre todo a clérigos y
monjes tuviera también a menudo el correlato
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urbanización del modelo paradigmático en la
época, sino que significan también una cierta de un estatuto -personal o institucional- socio-
reivindicación de la limosna como categoría económicamente privilegiado y que adoptó las
clave respecto de la autenticidad y perfección formas propias de la época: “... el estamento
de la forma de vida adecuada a la función reli- clerical adquiere en la única civitas o cris-
giosa. Reivindicación esta que como es sabido tiandad una situación social privilegiada, una
cierta intervención en asuntos temporales, o,
dio lugar incluso a enconadísimas disputas teo-
incluso, se convierte en titular de dominios
lógicas e institucionales.
feudales”.13 Pero esta situación es a un
La pobreza ascética e institucional es, pues, tiempo la consecuencia casi inevitable de la
un elemento clave en la incardinación de las forma misma del sistema sociocultural del
funciones religiosas en el medievo, y lo es de medievo, y el problema que gravita sobre su
un modo que puede llamarse acusadamente propia evolución y final disolución: si la ins-
medieval, porque se plantea con la exacer- tancia fun-dante del orden social es religioso-
bación propia de un mundo en el que la sobrenatural, y hay un grupo social que
función y la excelencia religiosa se han encarna la excelencia religioso-sobrenatural,
encarnado, según cierta exclusividad, en un entonces la condición social privilegiada que
se deriva para ese grupo social de su condición
grupo sociológico netamente diferenciado, y
arquetípica, no hace más que exacerbar sus
paradigmático respecto de la plenitud a la que
ansias de plenitud en la forma de una sobrena-
aspira el conjunto del sistema sociocultural. De turalidad opuesta a lo natural, o de una reli-
modo que su condición y posición ineludible- giosidad en oposición a secularidad que res-
mente aristocrática en el sistema sociocultural, guardara su condición arquetípica de la con-
ha de conciliarse con su específica aspiración a fusión con el mundo sociocultural. Y como al
la perfección cristiana, que se entiende mismo tiempo siguen encarnando el ideal de
además como constituyente de un bios dife- la época, éste evoluciona también hacia la
renciado, como una forma de vida sociológica extramundanalidad propia de tales formas de
mente arquetípica. vida, y hacia su crispación coyuntural, que, con

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no poca frecuencia, derivó en irregularidades 24


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mación de la libertad personal a salvo de las
doctrinales y disciplinares en el seno de la determinaciones biológicas o socio-culturales,
iglesia Medieval.
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o, si se quiere, la afirmación social de que la
La Reforma Protestante interpretó que el persona y su libertad fundamental no son el
celibato y la limosna no tenían de hecho otro fin de una gestación física o socio-cultural, y
fundamento que la crispación consiguiente a que aunque se desarrolle correlativamente con
la conjunción desgraciada de factores mera- esos procesos, no es generada en sentido
mente coyunturales. Hegel, por ejemplo, estricto por tales procesos, sino por un acto
apunta a este respecto que la idea de ‘san- directo y creador de un Dios omnipotente; que
tidad’ en la Iglesia medieval arrastra la de ‘ser- el hombre es, en definitiva, “persona”, algo
vidumbre’, por cuanto la distinción y sepa- más que naturaleza, ya sea biológica o social.
ración -abstracción para él-, del orden religioso vamos a verlo.
en la forma de una vita contemplativa, hace El orden religioso deja de ser “casta”
necesaria la ocupación de otras unidades
(familia biológica), si evita mediante el
sociológicas en las formas de vida activas útiles
celibato la posibilidad de ser comunicado o
respecto de la manutención, pero inhábiles
respecto del ideal de santidad, y que quedan, transmitido físico-biológicamente -suspensión
por tanto, postergadas a la servidumbre. de la hipótesis del carácter determinante del
Ahora bien, y aunque dicho juicio no esté falto patrimonio físico-genético-, en orden a la
de razón, si esa interpretación se toma por fijación del destino personal y social de los
suficiente, y se cree así poder prescindir del individuos. Y deja de ser “estirpe” (familia
contenido fundamental del esfuerzo medieval social) si elude la posibilidad de ser transmitido
por distinguir el orden religioso-sobrenatural mediante la sucesión de un patrimonio socio-
del político y socio-histórico, entonces se corre económico: la limosna, o lo que es lo mismo, la
el peligro -como así le ocurrió de hecho a suspensión del carácter determinante del
Hegel y a buena parte de la Reforma- de mismo origen social, y de la dotación eco-
perder de vista uno de los descubrimientos nómico cultural (patrimonio genético-social),
más fundamentales e irrenunciables que cobró en orden a prefigurar el propio destino social y
forma social en el mundo medieval: la afir- personal.14

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Si antes se dijo que una casta es un linaje momento absoluta respecto de las determina- 25
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

físico y una estirpe un linaje sociocultural y ciones físico-biológicas o culturales.


47
político, ahora puede decirse que las reglas El orden religioso no puede ser una ‘casta’
monásticas y las formas de vida religiosa se por el celibato de sus miembros; no es una
constituyen como un linaje religioso sobrena- ‘estirpe’ por la pobreza personal (que crista-
tural, sequela Christi; cuya distinción social de lizará en la limosna como condición de posibi-
las castas y de las estirpes es también la lidad socio-económica); y tiene en la obe-
primera forma de proclamación de la libertad diencia a una regla y a un abad, en el caso
respecto del origen y de las determinaciones monacal, la forma propia de su libertad, el
físicas y socioculturales: la libertad que se estatuto de su nueva ciudadanía. He ahí la
ejerce como determinación a la vida religiosa dimensión y la oportunidad cultural de los
es una completa novedad respecto del orden votos de castidad, pobreza y obediencia. La
biológico y cultural; de ninguno de estos dos forma misma del voto, un compromiso
órdenes deriva la posesión de sí que es precisa asumido en un momento biográfico y que
para tal autodeterminación porque ésta no obliga para el resto de los días, señala también
tiene precedencia posible al individuo singular el momento absoluto de la realización de esa
que la ejerce. nueva forma de libertad que es la entrega o la
completa renuncia, y que no se reduce a
El orden religioso es la expresión social de decidir el destino social -como ocurría con
un sentido de la libertad que es novedoso res- quienes siendo libres se vendían en esclavitud-
pecto de la Antigüedad, y que se introduce en , sino que hace depender de su cumplimiento
nuestra tradición como parte de los contenidos la propia salvación, es decir, el propio destino
doctrinales del Cristianismo: la libertad como eterno y personal: la forma de realización más
la posibilidad-capacidad de decidir el propio excelente a la que puede aspirar un hombre
destino personal, moral, y por ende, también cristiano, y medieval.
en cierta medida social (aunque todavía con la Tal forma de autonomía de las subjetivi-
restricción de que esto último sólo es posible dades individuales que se origina sin prece-
respecto de las formas de vida religiosa), con dencia alguna biológica o cultural que la
una independencia que es siempre en algún determine como su causa (aunque la induzcan

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y posibiliten), y que se ejerce en orden al 26


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¿Qué es un voto? Al margen de su forma y
propio destino, es la primera forma cabal- tipificación canónica, un voto es el ejercicio de
mente universal de la libertad. Universal - la capacidad-posibilidad de disponer de sí, de
47
católica- porque deja en suspenso las restric- disponer de nuestro ‘para siempre’ en una vez;
ciones de índole étnico-biológicas (como las tal tenencia o posesión de sí sólo acontece en
vigentes en los sistemas de castas y en los la donación del propio <si mismo>. El propio
antropocentrismos étnicos), y las restricciones Nietzsche es deudor de este sentido de la
culturales y sociopolíticas (como las vigentes libertad cuando sentencia que el hombre es el
en los sistemas de estirpes y en los antropocen- ser que puede prometer; el hombre puede
trismos políticos y culturales), en orden a prometer porque dispone de sí; prometer es
determinar para cada individuo singular -con posible en último extremo porque quien
independencia de su raza, comunidad política promete <se> promete; la promesa es una
o cultural- su pertenencia de pleno derecho a autodeterminación del que promete que,
la comunidad de los hombres sin detrimento cuando tiene la suficiente radicalidad, connota
alguno respecto de su forma sustancial: ser un que la naturaleza cobra su forma propiamente
núcleo de disponibilidad de sí mismo (una sus- humana, personal, cuando se hace el con-
tancia) en orden al propio destino moral y tenido de una disponibilidad cuyos fines no
eterno. son ya exclusivamente naturales, esto es, bio-
lógicos, históricos o culturales, sino que se
Es cierto que no fue durante la Edad Media instala en un <para siempre> que los trans-
cuando tales restricciones fueron desactivadas ciende. Esta es la novedad cristiana: la máxima
-como es obvio respecto de los infieles, o res- radicalidad de la posesión de sí, es decir, de la
pecto de las mujeres, y lo será más tarde res- libertad, es correlativa a la radicalidad del dar;
pecto los pobladores del nuevo mundo-, pero sólo puede darse a sí mismo quien se tiene,
el sentido de la libertad que ha cobrado forma pero tenerse o disponer de sí con tal radica-
social en el estatuto sociocultural de las formas lidad sólo es posible en el acto o en la forma
de vida religiosa, lleva entrañada una de un darse radical. El tener en su máxima
dinámica universalizante, que difícilmente sos- potencia sólo es posible en el dar. Un dar que
tendrá justificada mente tales restricciones en reduce la incoincidencia entre el donante y la
el plano sociocultural y político. donación, esto es, en el que acontece la iden-

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tidad de ‘sujeto’ y ‘objeto’, y en el que el con- cercano al optimismo antropológico clásico 27


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

tenido de la donación es en último extremo que la Reforma Luterana).


aquello mismo por la que ésta es posible:
47
Además de ese modo el orden religioso se
poder disponer de sí, el tenerse que es preciso configura, al menos conceptual mente, como
para poder ponerse con la forma de la la primera unidad social en sentido moderno:
promesa de un ‘para siempre’, de un voto; ser
si no se trata de una casta ni de una estirpe,
persona.
entonces es una simple función que depende
La libertad humana precisa, no obstante, ser por entero de su pertinencia social para sub-
asistida para cumplir esa posibilidad. Dicha sistir. La limosna es en el medievo el reconoci-
asistencia se llama gracia, sin la cual, la natu- miento de dicha pertinencia, pero es también
raleza es por sí sola insuficiente en orden a su la manifestación social de la prevalencia del fin
propia perfección: incapaz respecto de la posi- -y de la aptitud en orden al fin-, respecto del
bilidad en la que ella misma consiste como origen para legitimar las unidades del todo
potencia. social. De ahí que la limosna sea en relación al
Es cierto que tal radicalidad de libertad la patrimonio y en su orden, lo que en el plano
concibió el medievo en la forma del voto con existencial significa la idea de ‘vocación’ res-
una prevalencia casi absoluta y que es corre- pecto a la de ‘destino’: la suspensión del
lativa a la hegemonía del modelo monástico- carácter definitivo del origen y de las condi-
religioso. Pero por paradójico que pueda ciones iniciales, en favor de la vigencia de un
parecer, los votos son en la Edad Media la nuevo factor final, respecto del que el indi-
forma consumada de la libertad, el signo de la viduo mismo resulta decisivo, al disponer de sí
libertad posible del hombre. (El Protestan- en orden a lo absoluto: la salvación o la
tismo es al respecto un pesimismo radical: la muerte eterna. La limosna es el procedimiento
naturaleza humana corrupta no puede por el que el fin se hace posible desde sí
afrontar tamaña empresa. Ni la razón ni las mismo, con independencia de unas condi-
tendencias naturales, depravadas ambas por el ciones iniciales porque él mismo las hace surgir.
pecado, pueden cooperar en modo alguno con El fin suscita su propia provisión. De ahí que el
la libérrima misericordia de Dios que salva al intento por dar forma social a un sentido de la
hombre. El mundo medieval está aquí más humanidad, de la libertad, que fuera supe-

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ración del orden biológico o de las sociedades categoría esencial en el esquema de inteligibi- 28
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

según castas, y del orden sociocultural o de las lidad del medievo, que hemos llamado Huma-
sociedades según estirpes, desembocara en la
47
nismo
formación de la primera ‘clase’ social es
Estamental. Ser esencial significa aquí carac-
sentido estricto: aquella a la que accedía para
terizar diferencialmente al sistema sociocul-
ejercer un oficio -el divino-, cuya pertinencia
social generaba su propia posibilidad socioeco- tural, y que éste resulte funcionalmente
nómica -en este caso en forma de limosna-, y inviable sin la forma de relación socioeco-
que es el primer gran atisbo de movilidad nómica que es la limosna. Para terminar de
social en toda nuestra antigüedad. mostrarlo hemos de adentrarnos en la expo-
sición de la segunda de las razones que anun-
Es cierto que, como ha señalado Rafael ciábamos: el orden de la sociedad medieval.
Alvira, hasta la modernidad las distinciones
sociales jurídicamente formalizadas no eran Puede desde luego pensarse que la función
tanto de índole económico u horizontales - social de la limosna queda cumplidamente
como lo son las actuales clases sociales-, sino explicada por razones estratégico-políticas
más bien verticales como la de los estamentos, para la preservación de la condición de privi-
de modo que en una misma división convivían legio de las clases propietarias. En esa línea
distintos estatutos económicos. En ese sentido puede argumentarse que en un mundo
las formas de vida estructuradas en orden a la sometido a tremendas desigualdades, y en el
función religiosa no son tanto la primera clase que las condiciones de vida rondaban siempre
social como el primer gremio profesional; lo patético para buena parte del conjunto
“talleres de Dios” llama San Benito a las comu- social, las donaciones ‘piadosas’ completan la
nidades monásticas. Hay sin embargo dife- eficacia dormidera de la religión para evitar
rencias sustanciales respecto de los gremios violentas convulsiones sociales. Sin duda, dicha
artesanos que ahora no vamos a estudiar, pero utilidad debió de ser aprovechada en el doble
de las que nos ocuparemos en el capítulo III. sentido de apoyar determinadas situaciones de
Damos ya por concluida la exposición de la privilegio, y también de paliar urgentes cala-
primera de las razones en la que fundábamos midades: “A través de la munificencia de los
la propuesta de pensar la limosna como una señores la sociedad realizaba la justicia y

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suprimía, dentro de una pobreza generalizada también las misiones propias de cada unidad 29
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

la indigencia total”.15 social: satisfacción de necesidades, organi-


zación y defensa, bienes religioso-sobrenatu-
47
Es posible también resolver la cuestión de la
relevancia social de la limosna aduciendo fac- rales. Lo peculiar de tal distribución y dis-
tores meramente ocasionales, tales como, por tinción es que se piensa como la forma en que
ejemplo, el pavor milenarista a una catástrofe cada una de las unidades sociales puede
general. Lo que al parecer no carecería por acceder al ideal de la época; participando, eso
completo de fundamento: “...nunca en la his- sí, de modos diversos y tenidos por más o
toria de la iglesia -dice Duby-, fueron las menos perfectos, de manera que las distintas
limosnas tan abundantes como durante los misiones sociales y el ‘órgano’ sociológico que
cinco o seis decenios que rodean al ano mil. desarrolla cada una de ellas, son también dis-
Los fieles daban limosnas por cualquier tintos “estados de perfección”: formas más o
motivo: (...) lavar una falta, (...) para un menos adecuadas de realización del modelo
funeral, (...) y de este enorme trasvase de con vigencia en el sistema socio- cultural.
bienes raíces se beneficiaron en primer lugar Explicar la forma en la que fue concebida tal
las abadías benedictinas y secundariamente las ordenación social es también la justificación de
iglesias episcopales”.16 por, qué no hemos llamado religioso-monacal
Ahora bien, lo que fenómenos ocasionales sino estamental a esta forma epocal del huma-
Como el milenarismo destacan a un primer nismo. Hay una diferencia sustancial entre los
plano histórico, no fueron aspectos secun- sistemas socioculturales antiguo y medieval: en
darios en la psicología social de la época. En la el primero -griego y romano- la subordinación
relevancia social de la limosna, más o menos funcional no implica participación del bien o
ocasionalmente acrecentada, está cifrada la fin para el que se está ordenado. Las distintas
forma misma del orden social medieval: una partes sociales funcionalmente necesarias no
peculiar distinción y distribución de funciones participan del ideal de vida en orden al que se
entre agentes sociales también diversos subordinan; de modo que, aunque ordenadas
(órdenes o estamentos), por la que éstos respecto de él, éste les queda siempre fuera,
resultan mutuamente interdependientes en distante y ajeno, -a todos excepto, obvia-
orden a tres tipos de cuestiones, que son mente, a la aristocracia cuya forma de vida es

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el fin mismo del sistema social. Es un orden 30


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34
nación se llama ‘organismo’, cuyo bien es el
maquinario, que implica, desde luego, una vivir mismo, del que las partes participan en
cierta estabilidad para todos sus elementos, y tanto que integradas en su ordenación, en
47
que, en situaciones de extrema falta de orden tanto que orgánicamente subordinadas en la
-barbarie-, puede suponer también un cierto unidad del vivo, y que ya no es meramente ins-
bien para todos ellos (la pax romana o el trumental o maquinaria.
habitar dentro de las murallas de la polis). Pero Se trata, pues, de una unidad de orden
como el bien o fin en orden al que se subor- según un modelo orgánico. Ahora bien, si es
dinan las distintas partes es la formación del posible que la subordinación funcional sea
homo humanus mediante un determinado también participación es porque el bien o fin
tipo de vida del que algunas de ellas no parti- al que se ordenan y subordinan no es estricta-
cipan, a éstas les ocurre que, al menos cultural- mente hablando una forma social de vivir. Ese
mente, resultan enajenadas de su condición bien o fin es en la Edad Media y en último
humana. He aquí lo que se quiso significar con extremo extra-sociocultural, y el modelo
la expresión Humanismo Aristocrático: que antropológico no es meramente antropo-
eran sólo las funciones y formas de vida de un lógico, sino un modelo que es el mismo Dios
reducido grupo social, las que se consideraban hecho Hombre, mientras que el bien último es
aptas en orden a la realización del hombre. la salvación ultraterrena. En el mundo clásico
El Humanismo medieval se llama Estamental la subordinación no era participación porque
porque en él la subordinación funcional de las el fin último era una forma social de vida, pero
partes sociales implica también para todas en el medievo, el fin es una vida no terrena,
ellas participación del fin o bien respecto del eterna, la salvación a la que se puede tener
que se ordenan. acceso en virtud de estar integrado en un todo
En el plano social el término ‘orden’ significa social.
en la Edad Media ‘participación’, y la distinción Que la posibilidad del acceso a la salvación
de agentes sociales consiste en grados distintos se abra por la pertenencia a un sistema socio-
o formas más o menos perfectas de dicha par- cultural es imposible, en términos cristianos, si
ticipación. Cuando las partes funcionales parti- Iglesia y sistema sociocultural no se han asi-
cipan del bien o fin último del todo, su orde- milado. Pues bien, tal asimilación realizada

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según un modelo de unidad orgánico es preci- pación imperfecta de la forma propia de la 31


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

samente lo que los medievales llamaron Chris- santidad en el arquetipo religioso-monacal. La


tianitas, la unidad socio-eclesial y política de expresión socio-económica de esa subordi-
47
los fieles cristianos. La Christianitas es la nación vivificante-santificante es la limosna.
sociedad viva, esto es, en la que las partes Las actividades del mundo son respecto a ‘lo
subordinadas participan de la vida que es el religioso’ , lo que las funciones del cuerpo res-
bien del todo social. Eso sí, cada parte participa pecto a las del alma: su posibilitación vege-
según su propia índole, es decir, según ‘estados tativa, tanto más subordinadas cuanto más
de perfección’ que son también funciones en vivificante y rectora resulte la forma espiritual.
el sistema social medieval; estamentos: clero, El trabajo humano aparece de nuevo con-
nobleza y pueblo. cebido como el esforzado logro de una uti-
Como la Cristiandad es la sociedad viva en lidad para la viabilidad de la forma orgánica
virtud de la asimilación Iglesia/sistema socio- de la vida del hombre y de la sociedad de los
cultural, aquélla termina siendo pensada res- fieles. Ninguna ‘utilidad’ espiritual parece
pecto de éste, como el alma respecto de su poder reportar según su forma y fines propios
cuerpo según una interpretación dualista: la que no sea su eficacia terapéutico-ascética en
Iglesia es lo espiritual como el sistema socio- el orden individual, y su subordinación a la
político (el mundo) es lo corpóreo. Espiritua- posibilidad de unas formas de vida estricta-
lidad y extramundaneidad se asimilan y con- mente religioso sobrenaturales en el orden
funden constituyendo de ese modo a las social.
formas de vida religiosas y monásticas (fuera En la limosna no sólo se pone de manifiesto
del mundo natural por el celibato y del socio- el carácter espiritual y extramundano del esta-
cultural por la limosna), no sólo como el para- mento religioso, sino que se cifra también la
digma cultural de realización de la excelencia - forma corpóreo-mundana de los otros dos,
santidad-, sino como el elemento que al subor- nobleza y pueblo. Ambos conforman el orga-
dinar para sí a los restantes órganos sociales, nismo social cristiano, la pretensión medieval
los vivifica -santifica- con la vida del todo de realizar el Reino de Cristo en la tierra. No
social, pero según la índole propia de cada uno faltan testimonios de la época para ilustrar lo
de tales elementos, es decir como una partici- expuesto; por ejemplo, en “De Sacramentis

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christianae fidei”, Hugo San Víctor se expresa fin propio según cierta exclusividad, la san- 32
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

en estos términos: “Esta corporación (la de los tidad, que se hace así también excelencia
fieles cristianos) se compone de dos órdenes, sociocultural en el seno de la Christianitas.
47
los laicos y los clérigos, que forman los dos “Poseemos un gran número de documentos
lados de un único cuerpo (...). En el que hay -dice Southern- que describen la fundación de
dos vidas: una terrena y otra celestial; una cor- monasterios en el período transcurrido entre
poral y otra espiritual. En los laicos (...) está la el final del siglo X y comienzos del XII, y en
potestad terrena, En los clérigos (…) está la todos ellos se manifiesta el sostenido esfuerzo
potestad divina”. 17 social que se necesitaba para dar existencia a
La limosna es, por tanto, la objetivación un monasterio”. 18 Dicho ‘esfuerzo social’ es
misma de la ordenación del mundo medieval la forma misma de la unidad del sistema de
expresada en forma socio-económica. Las dependencias y complementariedades en el
formas de vida religiosas dependen de ella que la existencia, no ya de un monasterio, sino
correlativamente a su extra-mundaneidad; se de las instituciones mismas que tienen fines
trata de una forma económica (mundana) de religiosos y sobrenaturales, resultan cruciales
posibilitar un tipo de vida no económico para la identidad sociocultural de la Christia-
(extramundano). La segunda de las formas nitas.
epocales del humanismo puede llamarse esta- Nada tiene, pues, de extraño que las institu-
mental porque lo específico suyo -como lo de ciones eclesiásticas fueran las destinatarias de
la limosna- está en la articulación subordinada limosnas y donaciones piadosas cuantiosísimas
de los distintos ordines o estamentos, para y frecuentes durante todo el medievo: “La
configurar un orden (relaciones de subordi- práctica universal del donativo, el sacrificio
nación y complementariedad respecto un fin), ritual (...) y el flujo de donaciones de tierras en
que fuera él mismo cristiano, y pudiera garan- favor de la Iglesia (es) una de las corrientes
tizar a todas las partes que lo integraban el económicas más amplias y más regulares de
acceso al fin último, la salvación, mediante el esta época”.19
cumplimiento de sus misiones propias en tanto Con lo expuesto hasta ahora se deja ver ya
que subordinadas al nuevo orden de la vida con claridad el problemático estatuto sociocul-
religiosa, y al que se piensa como su forma y tural de la aristocracia civil y nobiliaria: la

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índole religiosa (santidad y salvación) del pro- tocracia nobiliaria es preciso que nos aden- 33
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

grama cristiano tal y como es interpretado en tremos en las formas socio-económicas que
la Edad Media, no sólo estima muy secundaria adoptó el que será el segundo de los esta-
47
y subordinada mente el ejercicio de oficios y mentos.
labores útiles, sino también el “decir y hacer” El hecho de que la subordinación funciona]
estricta y solamente cívico-político, esto es, las de los distintos estamentos implique también
formas de vida, aristocráticas. Ambas formas participación, significa que en el seno de la
de vida aristocrática y servil, son simple e insu- Christianitas la cualidad de fiel cristiano pro-
ficientemente histórico-naturales respecto del pende a ser condición necesaria y suficiente
fin que es religioso y sobrenatural. para un cierto estatus de miembro -ciudadano-
El problema se agrava si reparamos en que de las comunidades cristiano medievales. (En
la preeminencia de la aristocracia en el mundo este sentido se mantiene, aunque fundada en
clásico dependía en muy buena medida de que el orden religioso, la ya tardía extensión de la
el modelo antropológico o el programa de ciudadanía romana para los habitantes del
vida con vigencia social, y el fin de dicho pro- Imperio). Esta cierta equiparación u homoge-
grama coincidían; el fin no era nada distinto neización del conjunto de los fieles en el
de una determinada forma de vida, la aristo- medio social de la Cristiandad, deslegitima en
crática. Ahora bien, lo peculiar del sistema muy buena medida los contenidos ético-cultu-
estamental es que el modelo de una vida rales de la distinción entre personas -ciuda-
humana excelente no sólo no se identifica con danos libres- y gentes -siervos esclavos y meros
el fin -que obviamente es la salvación-, sino habitantes cuando son referidas al ámbito
que las distintas formas de vida se ordenan político, de modo que las diferencias entre
según su idoneidad como medios o instru- señores y siervos se desliza durante la prime-ra
mentos respecto de un fin que es distinto de Edad Media hacia factores más netamente
ellas. y en orden al que la extra mundaneidad económicos, tales como las diferencias patri-
se ha hecho paradigmática y criterio de per- moniales.
fección. Ya se apuntó al inicio que la forma feudal
Para comprender debidamente la solución del señorío y la servidumbre reedita buena
medieval a la problemática situación de la aris- parte de los aspectos económicos de la antigua

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relación amo-esclavo. Obsérvese que el feudo, con sus donaciones un monasterio (...). En 34
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

el dominio de un señor -domine-, es cierta primera fila de gastos hay que situar, por con-
extensión de su casa -domus-, y que no es siguiente, las donaciones religiosas”.20 El
47
extraño que sea el ámbito de las relaciones y sacrificio y el adorno, he ahí los dos fines de los
objetivos económicos en un sistema que, como patrimonios nobles. Ya hemos señalado que
el feudal, mantiene buena parte del orden los modelos de vida aristocráticos se caracte-
social clásico. rizan por hacer coincidir una determinada
No obstante en el marco de la Christianitas y forma de vida con el fin de la vida misma. La
del sistema estamental, dicha condición de pri- coincidencia entre fin y forma contiene
vilegio no se justifica por sí sola, y hace falta siempre un impulso estético cuya manifes-
un criterio de legitimación que no puede ser tación más primaria e inmediata es el ornato.
estrictamente económico ni político, porque Pero el adorno tiene que estar conmensurado
ambas misiones cobran legitimidad social en con la grandeza cuya medida es el dar en
tanto que funcionalmente subordinadas. todos sus sentidos: “En la Edad Media ningún
grande cerraba sus graneros a los miserables, y
La subordinación-legitimación de la con- esta generosidad daba lugar a una redistri-
dición económica de la aristocracia nobiliaria bución de los bienes de considerable mag-
viene dada por las múltiples formas de limosna nitud, entre los miembros de la sociedad
y donaciones piadosas en las que se emplean
rural”.21
los patrimonios. En términos económicos
“dar” es la acción aristocrática por excelencia: Ciertamente el “dar” como medida social de
“Todos los grandes señores, desde los reyes a lo que se tiene y de la grandeza es un
los simples castellanos, utilizaban la moneda fenómeno común a todas las aristocracias de
que cobraban o recibían en préstamo para dos la Antigüedad, y hay constancia, por ejemplo,
fines: el sacrificio y el adorno. Todos debían de la importancia de las donaciones patricias
servir a Dios para su propia salvación y para la en el seno de la institución de las clientelas.
del pueblo acogido a su protección. Por consi- También en la Edad Media el decoro de la
guiente daban mucho a las iglesias (...) y no propia grandeza obliga a dar con profusión:
hay un solo señor de alguna importancia que “Ser rico en el siglo XII, al igual que en tiempos
no haya construido una colegiata, mantenido anteriores no obligaba solamente a dar a Dios,

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sino también a los amigos, a acogerlos en gran 35


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34
nuidad social las actividades humanas natu-
número”.22 rales y culturales.
47
Sin embargo, hay en la Edad Media una La limosna no basta todavía, no obstante,
forma de dar, la limosna, que es específica- para constituir diferenciada mente al esta-
mente medieval. No se trata del socorro a los mento noble; hace falta una misión que le
pobres, sino del sostenimiento y posibilitación resulte propia y en virtud de la cual queden
de formas de vida religiosas. Esto puede ser integradas-legitimadas en el nuevo orden
más o menos frecuente en la Antigüedad social no sólo su privilegiada situación eco-
clásica, pero no cumplió en ella una función nómica, sino su forma misma de estamento y
social legitimante, ni significó la subordinación el conjunto de sus misiones sociales.
social de las misiones aristocrático nobiliarias. Recuérdese ahora que la nobleza feudal es
El sacrificio, las limosnas y donaciones para heredera de aquella primera iletrada y en la
abrir la posibilidad de instituciones religiosas, que el ideal formador de un modelo antropo-
son el reflejo social de aquel sentido de la lógico había decaído en las capacidades pre-
libertad que se expresó en las formas de vida cisas para asegurarse la propia condición de
religiosa: la libertad de poder consagrarse al poder y privilegio, en un mundo sin más norma
oficio divino con independencia de la proce- o medida de la excelencia que la capacidad de
dencia natural y cultural; el descubrimiento de defender o sojuzgar. En ese contexto las ‘vir-
un “sí mismo” que no viene determinado por tudes’ guerreras y las políticas terminan asimi-
la ascendencia natural o cultural, y que se lándose en la forma del segundo de los esta-
constituye como una forma de vida social- mentos medievales, la nobleza. De todas las
mente institucional izada, a instancias de una misiones aristocrático humanistas, la organi-
determinación individual. Ahora bien, la zación social, cultivo de saberes y ciencias,
forma medieval del descubrimiento de ese “sí enseñar y la guerra, el estamento nobiliario ya
mismo” supuso, otra vez, no sólo una dis- sólo puede hacerse cargo directamente de la
tinción del orden natural y del cultural, sino primera y la última, y eso en la medida que la
también su separación, y precisamente en la una depende o consiste en la otra.
forma de un “estamento social sobrenatural” Si cabe pensar la limosna como una síntesis
al que se subordinan sin solución de conti- del mundo medieval, ahora vamos a asistir a la

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aparición de una segunda síntesis, de una ins- 36


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34
que se podría llamar la proto-españa, en la que
titución que además y más fundamentalmente la lucha por el dominio cristiano de un ámbito
que encarnar las misiones sociales de la geográfico con fronteras “naturales” es
47
nobleza, viene a resolver el problema de la también y al mismo tiempo una cruzada. No
precaria condición a la que queda relegada la obstante, no se trata sólo de una característica
aristocracia, respecto de la perfección reli- de las cruzadas y de la historia de España, sino
gioso-sobrenatural que funda la sociedad de la Edad Media en su conjunto, en la que el
medieval, cuando es el ideal de la extra-mun- ejercicio cristianizador es también civilizador, y
danalidad el que se ha constituido en criterio en la que su defensa es a la vez un ejercicio
de perfección. Pues bien, la necesidad de posi- político, militar y religioso; un hacer que es
bilitar el acceso de las formas aristocráticas de una síntesis de esas tres dimensiones humanas
vida a la perfección y ejemplaridad socio-ecle- que se asimilan conformando una institución
sial, superando en cierto modo la mera instru- que tiene como misión la defensa de la Fe y de
mentalidad (que encarna la limosna) respecto la Iglesia, cuando esto significa también la
de la vida religiosa, es decir, accediendo sin defensa de unas fronteras geográficas y de la
mediación a la perfección religiosa -encar- forma de un sistema sociocultural preciso: la
nándola- mediante el ejercicio de su misión Cristiandad.
social propia, es el acta de fundación de las lla- La lucha contra el Islam, ‘maravillosa’ al
madas órdenes militares: “Las primeras tiempo que perentoria, fue la forma en que la
órdenes militares, las tres de Tierra Santa y las aristocracia nobiliaria subordinó su misión
tres españolas, eran la más pura encarnación propia -el ordenamiento social y su defensa, el
del espíritu medieval, una unión del ideal hacer guerrero- al fundamento religioso de las
monástico con el caballeresco, nacida en aquel sociedades medievales, según una cierta inme-
tiempo en que se había tornado maravillosa diatez que la convierte en una forma idónea
realidad la lucha contra el Islam“.23 para la realización de la excelencia sociocul-
Cabe añadir que no sólo en aquel tiempo, tural del sistema -la santidad-, superando la
sino sobre todo en aquellos lugares en los que precaria secundariedad que significaba la
la lucha contra el islam se había hecho nece- subordinación-dependencia funcional en
sidad perentoria. Entre todos ellos destaca la orden a la posibilidad de las formas de vida

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religiosas. La defensa del orbe cristiano en tér- estrictamente conformada en orden a la sal- 37
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

minos territoriales y políticos es la misión de las vación. De este modo las virtudes humano
órdenes militares, que, por ello mismo, se cívicas, la excelencia aristocrática, se con-
47
hacen también la encarnadura institucional vierten también en virtud y excelencia cris-
del modo de ser propio del estamento noble tianas, con una misión propias, y se encarnan
que termina por vertebrar el orden social en un agente social que al ejercerlas se justifica
medieval. en tanto que tal, el estamento noble.
Repárese ahora en que la limosna es un dar Así relata Huizinga el proyecto de fundación
en el que no acontece la identidad de sujeto y de una orden militar: “La orden representaría,
objeto, es decir, en el que el contenido de la pues, una íntima penetración de los estados
donación no es el principio mismo por el que (religioso y laico) con el gran fin de combatir a
el agente puede dar. Dicha incoincidencia es la los turcos. Los votos serían cuatro. Dos de ellos
razón misma por la que la limosna resulta ser los antiguos votos que compartían los monjes
una forma imperfecta del voto, y, por tanto, y los caballeros de hábito: el de pobreza y el de
también insuficiente en orden a garantizar la obediencia. Pero en lugar del celibato
excelencia sociocultural de las aristocracias absoluto pone Philippe de Mezieres la castidad
nobiliarias cuando tal excelencia tiene una conyugal, pues quería que estuviese permitido
consistencia religioso-sobrenatural, la san- el matrimonio por las razones prácticas de exi-
tidad. girlo así el clima oriental y de que la orden
En este contexto las distintas órdenes son resultara más deseable. El cuarto voto, desco-
manifestación de algo crucial para nosotros: nocido para las órdenes anteriores, es la
de la exigencia que sintió la aristocracia summa perfectio, la suprema perfección moral
política y económica por subordinar-legitimar de la persona. En la imagen multicolor de una
sus funciones, e incluso sus objetivos militares orden militar confluían, pues, todos los
a fines religiosos (Tierra Santa para las cru- ideales, desde los políticos hasta la aspiración
zadas, por ejemplo). Y que al hacerlo tomó las a salvarse”.24
formas de lo que hemos venido llamando el Que del conjunto de votos se excluya el
tipo de vida religioso-monacal, el que celibato no tiene, sin embargo, como única
encarnaba el programa de una vida humana explicación que la orden -resultara más

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deseable-; menos todavía el rigor de los climas 38


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34
filar la forma institucional de las aristocracias
orientales, de donde proceden, por cierto, las medievales, ya que la otra misión social estric-
primeras formas de vida retirada y célibe. La tamente natural, el laborare, no se concibe
47
excepción del voto de castidad es la forma en sino como una forma remota y mediata de par-
la que las órdenes se configuran como la sín- ticipar del bien común de las sociedades cris-
tesis medieval entre el ideal monástico de la tianas.
extramundanalidad (espiritualidad), y la forma En la síntesis de espiritualidad (orden), y
socio-cultural (corporalidad) de las aristo- mundaneidad (estirpe), la orden militar da
cracias nobiliarias: el linaje o la estirpe socio- forma de institución al propio modo de ser, a
política de los miles Christi, o, con la expresión la esencia, de la Christianitas medieval. Una
del obispo Gerardo de Cambrai (s. XII), de los función religiosa que es a un tiempo una
pugnatores. estirpe es la forma de ‘estar en el mundo’ sin
El oficio, también sagrado, de los defensores conformarse como un ‘estado mundanal’, es
de la Cristiandad es la forma en la que se decir, ejerciendo una actividad natural que sin
concibe que una excelencia natural pueda embargo reporta una perfección sobrenatural:
reportar la perfección sobrenatural. “Lo que un oficio sagrado. De este modo la aristocracia
había de inventarse en el siglo XII (dice medieval ya puede llevar a cabo sus funciones
MacIntyre) era un orden institucional en el que ejemplificando el modelo de una vida humana
las exigencias de la ley divina pudieran ser más que encarna la summa perfectio, la excelencia
fácilmente ensanchadas y vividas por la político-social y la aptitud en orden a la sal-
sociedad secular, fuera de los monasterios. vación. He ahí, por tanto, la solución medieval
Pues bien, institucional mente hablando, las al problema de concebir los modos de per-
órdenes militares son la solución medieval al fección propios de las formas de pertenencia a
problema de cómo las actividades humano la sociedad eclesial distintas de las estricta-
naturales pueden resultar aptas para la exce- mente contemplativas, las religiosas y mona-
lencia en orden a la salvación, que es también cales: ampliando dicho estatuto modificándolo
la excelencia sociocultural en un mundo como en vistas de una necesidad histórica de las
el medieval. No es extraño que tal problema se comunidades cristiano medievales, su defensa
planteara y se ‘resolviera’ con ocasión de per- del Islam. No es extraño, pues, que la lucha

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contra el infiel se les tornara maravillosa a 39


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34
política y guerrera a la que dota de la misión
unos hombres que, como los cristianos del propia de un estamento.
medievo, se ven coyunturalmente abocados a
47
Mientras que la cristiandad en términos cívi-
defender su propio mundo de una amenaza copolíticos era competencia propia de la aris-
exterior, cuando ésta -la defensa- se ha hecho tocracia nobiliaria, saecularis militiae, la cris-
también coyunturalmente la única forma de tiandad en su dimensión teológico-sobrena-
piedad con la que pueden merecer a un tural se mantuvo como función propia de otro
tiempo el honor ante los hombres y ante Dios. estamento preciso, el religioso, sacrum minis-
Tal ampliación no cobra sin embargo su terium. De este modo el ámbito de las reali-
máxima extensión en las órdenes militares, dades terrenas y seculares (del siglo), y el de las
pues éstas no son al fin y al cabo otra cosa que realidades sobrenaturales, quedaba neta-
órdenes religiosas, y no consisten tanto en el mente diferenciado. Y también, por desgracia,
sancionamiento de una actividad natural como encarnado en agentes sociales diversos, cuya
apta para el logro de la excelencia religioso- conformación no sólo se debía al cumpli-
sobrenatural, como en la ‘elevación’ de las miento de dichas misiones, sino que acabaron,
misiones sociales del hacer político y guerrero inercialmente al menos, por apropiárselas con
al estatuto de oficio sagrado, es decir, de un cierta exclusividad.
oficio mediante el que se puede profesar, al Ahora bien, la síntesis que significa la orden
menos parcialmente, la perfección de los con- militar es una solución en la que se enhebran
sejos evangélicos. No ocurre lo mismo en las los viejos principios del mundo antiguo y el
Cruzadas en las que los fieles cristianos pueden nuevo orden cristiano: el carácter libre-práxico
participar a título personal, haciéndose mere- de determinadas actividades humanas
cedores, mientras la empresa dure, de los (ampliado a la contemplación ascético-reli-
méritos y de la dignidad que la defensa de la giosa) sigue fundando la diferencia de fun-
Cristiandad pueden reportar. La ampliación ciones y clases en el mundo medieval. El
que ocasionalmente suponen las Cruzadas, trabajo en la forma de oficios y labores útiles,
cobra primero forma institucional en las y el tipo de vida que lo tuviera como forma
ordenes militares y termina después derra- básica de entrar en relación con el mundo, no
mándose sobre el conjunto de la aristocracia sólo quedaba fuera de la clase de acciones y

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vidas religioso-sobrenaturales por un lado, y se abstuvieran de colaborar en las tareas cam- 40


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

cívico-políticas por otro, sino que ese mundo pesinas. 25


47
mismo, el constituido por las interrelaciones Oratores y pugnatores, religiosos y nobles
con el medio ‘para la satisfacción de necesi- tienen en común que sus funciones estamen-
dades, se presenta como un ámbito inapro- tales no pasan por el ejercicio de labores pro-
piado, tanto para el logro de la excelencia en ductivas o por el desempeño de oficios con
orden a la salvación -santidad-, como para el fines exclusivamente económicos. Las dos
logro de la excelencia humana -nobleza-, formas de vida conforman el ambivalente
summa perfectio. modelo antropológico que sostiene al Huma-
La aristocracia nobiliaria funde en su forma nismo Estamental. Pocas formulaciones hay
y fines tanto el sentido de la vieja libertad tan explícitas como la que contienen algunos
política del mundo antiguo, como el ideal de de los versos dedicados a un Maestre de la
espiritualidad monástico medieval; el carácter Orden de Santiago, y compuestos por su hijo,
extramundano del arquetipo monástico, y el Jorge Manrique.
sentido clásico de las praxis libres, terminan “El vivir que es perdurable no se gana con
por conformar el estamento de los bellatores estados mundanales, ni con vida deleitable en
como socialmente distinto y superior al de los que moran los pecados infernales; mas los
que trabajan. La aristocracia, dice Duby, buenos religiosos gánanlo en oraciones, y con
“posee la tierra (...), vive en la ociosidad y con- lloros; los caballeros famosos con trabajos y
sidera las tareas productivas indignas de su aflicciones contra moros”.
rango y de esa libertad eminente cuyo privi- Aunque Jorge Manrique no es ya en muchos
legio pretende reservarse”. de sus rasgos un noble medieval, en él sigue
No faltan testimonios históricos al respecto. también vigente la convicción sobre la falta de
En el siglo XII, por ejemplo, el Conde de Pro- idoneidad del trabajo en orden a la confor-
venza está dispuesto a exceptuar a los hijos y mación de los modelos paradigmáticos del
nietos de caballeros de las obligaciones fis- mundo medieval:
cales, don una doble condición: que se “Pues la grande sangre de los godos, y el
armaran caballeros antes de los treinta y que linaje y la nobleza tan crecida, ¡por cuantas

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vías e modos se pierde su gran alteza en esta estamental; las utilidades de labores y oficios 41
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

vida! son ahora la misión propia de un estamento


diferenciado, que resulta también beneficiario
47
Unos por poco valer, por cuan baxos y aba-
tidos los tienen! de las misiones de los otros dos órdenes. El
trabajo forma un estamento respecto del cual
Otros por no tener, con oficios no debidos se las formas aristocráticas y religiosas resultan
mantienen”. dependientes en orden a la satisfacción de
El patrimonio, el tener que evita el empleo necesidades, y a la posibilidad del ocio preciso
en oficios no debidos, sigue vigente, en efecto, para tener libres las manos y el espíritu (gue-
como condición de posibilidad socioeconómica rrear y orar).
de las formas de vida libres, las ocupadas en Ese es el contexto en el que se puede
‘trabajos’ propios de “estados no mundanales” entender la significativa y curiosa ampliación
y asimilados directamente a un fin religioso. que hace Sto. Tomás de una conocida tesis aris-
Pero no eran trabajos y oficios sometidos a cri- totélica: “lo que podemos hacer por nuestros
terios de utilidad en orden a la satisfacción de amigos es como si lo pudiéramos nosotros
necesidades; entre estos últimos y los “trabajos mismos”, dice Aristóteles para desarrollar su
contra moros” hay la misma diferencia que noción de amistad, y para poner de manifiesto
entre un uso 1ibre” y noble del cuerpo, y el la complementación de las propias capaci-
otro siervo y útil. dades operativas en que consiste la sociabi-
Sin embargo, el viejo principio del mundo lidad humana; complementariedad que es ine-
antiguo, en el que “ni la labor ni el trabajo se ludiblemente necesaria incluso respecto del
consideraba que poseyeran la suficiente dig- logro del propio telos, o, dicho de otro modo,
nidad para constituir un bios (un modo de vida respecto de la autorrealización de las subjetivi-
humano), pues no podían ser libres ni indepen- dades individuales. Esa forma de amistad que
dientes de las exigencias y necesidades Aristóteles pensó que puede darse sólo entre
humanas”, resulta ahora considerablemente los iguales, es la que funda el sistema de inter-
rectificado: las vidas conformadas por el ejer- dependencias entre los estamentos de las
cicio de labores y trabajos, participan de los sociedades medievales que se establece preci-
bienes últimos a los que se ordena la sociedad samente entre los desiguales; lo que socioeco-

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nómicamente hablando significa que hay que La vieja distinción griega entre praxis-acción 42
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

ampliar la tesis aristotélica tal y como lo hizo y poiesis-producción, y sus correlatos sociales
como clases libres y serviles, junto con la preva-
47
Sto. Tomás: “cuanto podemos hacer por
nuestros amigos, lo podemos hacer por lencia del ideal religioso-monástico, han ter-
nosotros mismos, ya que lo de nuestros amigos minado, pues, por consumar de nuevo la
es nuestro”. 26 escisión entre las formas serviles de vida, y los
ordines de los hombres libres, ya sea según la
El doble sentido en que los tres estamentos forma del cuerpo (patrimonio-estirpe) para los
resultan dependientes entre sí, es proclamado, miles Christi, o según la forma del espíritu
a menudo incluso por autoridades eclesiás- (limosna-voto) para los servi Dei. Oratores y
ticas, como el modo de ser propio de las socie- bellatores velan para que el inerme vulgus
dades humanas. Hacia el 1036 el obispo acceda a los bienes sobrenaturales, bien en su
Gerardo de Cambrai describió los sistemas de forma eterna -la iglesia triunfante-, bien en su
dependencias estamentales con la convicción forma terrena según la concepción medieval,
de un hombre de su época: “Desde sus orí- esto es, la Iglesia militante (terrena) como con-
genes el género humano ha estado dividido en figuradora de un orden sociocultural, la cris-
tres: éstos rezan, aquéllos combaten, los tiandad. En cualquier caso el inerme vulgus
últimos trabajan. Y todos se ayudan unos a conforma su vida según una actividad,
otros. Cuando, sin preocupaciones por los laborare, que no se piensa que pueda reportar
asuntos temporales, los sacerdotes elevan su un perfeccionamiento intrínseca y específica-
alma a Dios, deben a los soldados estar dedi- mente humano.
cados a su función y a los campesinos el Tales relaciones de interdependencia entre
encontrar con que subsistir. Los campesinos, a los estamentos dejan ver al sistema cultural
su vez, son llevados hacia Dios por las ora- medieval como un denodado esfuerzo por
ciones y defendidos por las almas de los sol- conciliar las inspiraciones de la fe cristiana y de
dados. Los soldados en fin, se alimentan de las la antigüedad clásica. justo lo que, no a salvo
rentas de los campesinos y obtienen por la de cierta paradoja, constituyó más tarde el
intercesión de los sacerdotes el perdón de los impulso básico de la reacción renacentista
excesos de sus armas”. 27 contra la cultura medieval.

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En el medievo, por tanto, la aristocracia Como ha señalado el prof. Choza en su 43


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

militar y patrimonial se integra en el nuevo último libro*, la conocida distinción disciplinar 47


sistema de valencias culturales en el que puede y académica vigente en las universidades
seguir manteniendo su posición prevalente. medievales entre artes liberales y artes serviles,
Ahora bien, como ya se ha dicho, hay activi- puede interpretarse como el correlato
dades que correspondían a las antiguas aristo- medieval de la distinción entre actividades
cracias y de las que la nobleza medieval ha humanas libres (praxis), y oficios y labores
hecho cesión desde el inicio mismo de esta útiles o productores (poiesis). En ella se man-
época, de modo que son instituciones reli- tiene también, como es obvio y literal, la apre-
giosas las que pasan a ejercerlas. Así es, al ciación de la superioridad de las primeras res-
menos, en lo que se refiere al estudio y desa- pecto de las segundas. Superioridad que si en
rrollo de artes y saberes, que cristaliza en la el mundo antiguo residió, como apunta H,
conocida “clericalización de las ciencias que Arendt, “en la convicción de que ningún
domina la Edad Media”; 28 en el ejercicio de trabajo del hombre puede igualar la verdad y
la función pedagógico-docente -que cobra belleza del kosmos físico que gira eterna e
forma de institución con la fundación de las inmutablemente”; en la cultura medieval se
universidades- y también, aunque parcial- mantuvo refrendada por la creencia de que es
mente, respecto de la. misión pedagógico sólo “en el deleite de la contemplación” (y de
ejemplar, y de algunos aspectos de la organi- ésta en tanto que distinta de la acción), donde
zación social; piénsese, por ejemplo, en los tri- el hombre realizaba su plenitud más excelente,
bunales de justicia eclesiásticos. lo que según la forma medieval “confiere
Buena parte, por tanto, de las que hemos sanción religiosa al degradamiento de la vita
llamado misiones aristocrático-humanistas activa a una posición derivada y secun-
recaen ahora en quienes -con palabras de Sto. daria”.29 De modo que, como ha dicho Alvaro
Tomás- “eligen la pobreza para seguir a Cristo, D’Ors, “El tránsito del sabio griego que con-
y dejan todo cuanto tiene para servir a la templa los meteoros al sabio medieval ence-
comunidad, con su sabiduría, con su ejemplo, rrado en la clausura contemplativa de su
o para sostenerla con su intercesión”. cenobio resulta del todo consecuente”.30

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Lo que operó de hecho como un supuesto 44


CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34
cierta transformación del mundo, siguen
básico cultural, y también en buena medida siendo tenidas por un tipo de actividades defi-
filosófico-conceptual, la imposibilidad de con- cientes en relación al proceso de humanización
47
cebir una acción contemplativa y de insertar la de quien las ejercita. Lo que no quiere decir
praxis en el ejercicio de oficios y labores útiles, que sencilla e inapelablemente siguieran
da razón de la forma tan severa con la que el siendo tenidas por no humanas o humani-
sistema cultural medieval reprodujo la estrati- zantes, pero sí que no eran tenidas por el tipo
ficación social y la enajenación política y eco- de actividad mediante cuyo ejercicio una sub-
nómica de quienes se ocupaban en el laborare. jetividad humana pudiera constituirse según
Ahora bien, como ya se ha dicho antes, el des- su forma propia.
plazamiento del laborare no implica sólo una El nuevo ideal, la perfección de la vida cris-
determinada posición social para quienes lo tiana según su peculiar enculturación
llevan a cabo, sino que significa también la medieval, se concibe como plausible con una
depreciación del ámbito en el que aquél se prevalencia casi absoluta mediante la exención
realiza, es decir, del mundo como un plexo de de las preocupaciones del mundo en su doble
intereses o como el ámbito de los procesos his- acepción ascética y material.
tóricos y culturales. De ese modo la máxima Al final, por tanto, en el Humanismo Esta-
ascética contemptus mundi no sirvió sólo para mental se agudiza la oposición entre los tipos
inspirar las formas monásticas y religiosas de de vida que tienen como punto de partida el
vida; informó también al conjunto del sistema ocio -en cualquiera de sus muchas acepciones
cultural, y es uno de los principios configura- ya apuntadas-, y los que se desenvuelven en la
dores del Humanismo Estamental. esfera de lo que se piensa como su negación,
De ahí que el orden social siga intacto en sus el negocio, o la “preocupación”: las activi-
formas esenciales, y que, por ejemplo, la dades del mundo, y dentro de éstas, como su
limosna si bien es una complementación del forma más baja, la ocupación en labores y
patrimonio, no implique una transformación oficios útiles en orden a la satisfacción de nece-
esencial de dicho orden, al que sólo modifica sidades.
parcial y relativamente. Las actividades “Las riquezas son buenas (dice Sto. Tomás)
técnico-productoras de las que se deriva una en tanto que aprovechan para la virtud .../...

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Mas hay virtudes activas y contemplativas; y de riquezas. Así es como quedan configuradas 45
CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO Nº 34

ambas necesitan de los bienes externos de tres esferas diversas de actividad cuya diso-
diversa manera. Pues las contemplativas nece- ciación gravita todavía hoy sobre la confor-
47
sitan dichos bienes sólo para el sustento del mación de nuestras sociedades.
cuerpo; en cambio las activas los necesitan no
sólo para ello, sino también para ayudar a
quienes conviven con uno. Desde este punto NOTA BIOGRAFICA
de vista puede también considerarse la vida Higinio Marín es profesor Ayudante del
contemplativa como más perfecta, ya que Departamento de Antropología y Psicología
necesita menos de lo externo; y este tipo de en la Universidad de Navarra, y miembro del
vida es el que siguen quienes se entregan Departamento de Investigación del Seminario
totalmente al servicio del Señor, y es el que Permanente Empresa y Humanismo.
recomienda el consejo del Evangelio”.31
No se trata ahora de discutir la tesis ético-
psicológica que contienen las líneas prece-
dentes, sino de reparar en que es el punto de
vista que desarrollan el que prevaleció en la
conformación del sistema sociocultural
medieval, y de lo que nosotros hemos llamado
el Humanismo Estamental; de modo que la
organización de las comunidades estamentales
es una trasposición de dicha tesis ético-psico-
lógica al orden sociopolítico: si es a los reli-
giosos a quienes compete el ejercicio de las vir-
tudes contemplativas, y a la nobleza medieval
el desarrollo de las virtudes activas... ¿Qué
resta para el inerme vulgus? Pues nada más
que las destrezas periciales y útiles respecto de
la satisfacción de necesidades y la adquisición

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* El presente es la segunda parte de un nueva forma de comunidad que son las socie- 46
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estudio más amplio sobre las “formas epocales dades medievales, precisamente porque en
del humanismo”: el estudio epocal de los dis- ellas el orden fundante es el religioso, y los
47
tintos sistemas socioculturales de nuestra tra- siervos pueden venerar y honrar su origen, es
dición y en cuanto que polarizados a la reali- decir, son capaces de piedad y honor, aunque,
zación de un modelo antropológico. Se trata, eso sí, con unas restricciones que vamos a
pues, de un resultado parcial en el que, a estudiar, y en las que el mundo medieval es
menudo, se hace referencia a partes todavía más propiamente deudor del mundo antiguo
no publicadas . La primera parte, el “Huma- que de la doctrina cristiana de salvación.
nismo Aristocrático” ha sido publicada en esta 8. “El hombre medieval”. Alianza, Madrid
colección de cuadernos con el número 33. 1990, p. 95.
1. Southern, R,W., “La formación de la Edad 9. Es necesario advertir que los paralelismos
Media”. Rev. de Occidente, Madrid 1955, p. que se establecen en el plano cultural no son
117. sino perspectivas parciales e insuficientes res-
2. Dawson, Ch., “Ensayos acerca de la Edad pecto al contenido religioso y sobrenatural del
Media”. Aguilar, Madrid 1956, p. 104, cristianismo. Desde la filosofía de la cultura no
se puede dar razón de lo que es una religión,
3. Dawson, Ch., op. cit., p. 95. sino de su estatuto o función sociocultural,
4. Dawson, Ch., op. cit., p. 86. ahora bien, la religión por definición no es una
función social ni cultural, aunque las implique.
5. “El hombre medieval”. Alianza, Madrid
Pretender que el punto de vista cultural es per-
1990, p. 78.
tinente para dar razón de una religión en
6. Dawson, Ch., op. cit., p. 97. tanto que tal, es tanto como afirmar que la
7. Que el estatuto de la ciudadanía pro- religión es en esencia un producto humano, lo
penda durante la Edad Media a asimilarse con que no sólo incapacita para la comprensión del
un estatuto socioeclesial, la condición de fiel, hecho religioso, sino que distorsiona el análisis
significa que el fiel cristiano-medieval que es mismo de su dimensión cultural.
un mero siervo en el orden socioeconómico, 10. “Regla” de S. Benito, Cap, XLVIII, B.A.C.
goza, sin embargo, de la ciudadanía en la Madrid 1974.

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11. Duby, G. “Hombres y estructuras en la 22. Idem., p. 295. 47


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Edad Media”. Siglo XXI, Madrid 1971, p, 277.


23. Huizinga, J., “El otoño de la Edad 47
12. Viladrich, P. J., “Compromiso político,
Mesianismo. Cristiandad Medieval”. EUNSA, Media”, Alianza. Madrid 1990, p. 132.
Pamplona 1973, p. 34. 24. Idem., p. 132.
13. Viladrich, P. J. op. cit., p. 35
25. Extraído del “Estatuto de Frejus” citado
14. Bien es cierto que en Grecia y Roma
dicha posibilidad se mantuvo abierta para las por Duby, G., en “Hombres y estructuras de la
individualidades eminentes que escalaban Edad Media”. Siglo XXI. Madrid 1977, p. 74.
desde una humilde procedencia la fama y el
honor de su nombre. En efecto, pero en el 26. Sto. Tomás, “Surna contra gentiles”. L.
Mundo Antiguo dicha posibilidad no cons- 111, cap. XXXIV, 2.
tituía ella misma un orden o unidad social, tal
y como sí ocurre en la Edad Media y en la 27. Citado por Genicot, L., en “La espiritua-
forma del estamento religioso. lidad medieval”. Casall y Vall. Andorra 1959, p.
15. Duby, G. “Guerreros y campesinos”. 51.
Siglo XXI. Madrid 1976, p.65.
28. D’Ors, A., “Sistema de las ciencias”, Vol.
16. Duby, G., op. cit., p. 76.
1. EUNSA, Pamplona 1960,p. 14.
17. Citado por Viladrich, P. J. en op. cit.
* “La realización del hombre en la cultura”,
18. Southern, R.W., “La formación de la
Edad media”. Rev. de Occidente, Madrid 1955, RIALP. Madrid 1990.
p. 165. 29. Arendt, H., “La condición humana”. Seix
19. Duby, G., “Guerreros y campesinos”. Barral. Barcelona 1974, p. 30.
Siglo XXI, Madrid 1976, p. 70.
20. Duby, G., op. cit., p. 94. 30. D’Ors, A., op, cit., p. 14.
21. Idem., p. 295. 31. Sto. Tomás, op. cit., Lib. III, cap., XXXIII 3.

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