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PROYECTOS CRITICADOS
LA CAJA DE HERRAMIENTAS
(INVESTIGACION JURIDICA INTEGRAL)
1
Juan Carlos Valdivia Cano
©COPYRIGH
JUAN CARLOS VALDIVIA CANO Es propiedad del Autor:
Derechos Reservados conforme a ley.
2
a Margarita, mater et magistra, que me enseño la libertad y la disciplina a la vez.
3
Contenido
PROLOGO ................................................................................................ 7
INTRODUCCION .................................................................................... 10
PRIMERA PARTE ................................................................................... 18
FASE CERO DE LA INVESTIGACION JURIDICA ............................................ 18
INTRODUCCION ...............................................Error! Bookmark not defined.
¿QUE ES “FASE 0”? ...................................................................................... 21
HIJOS DE LA CONTRAREFORMA ................................................................ 23
CONDICIONES MINIMAS PARA PLANTEAR PROBLEMAS RELEVANTES 24
LA CAPACIDAD DE ADMIRACION ............................................................ 25
CRITICA Y AUTOCRITICA ............................................................................. 26
EMPAPAMIENTO ......................................................................................... 27
EL SENTIDO DEL RENACIMIENTO .............................................................. 27
CIENCIA Y FILOSOFIA ............................................................................... 29
EL DERECHO, LOS VALORES Y EL ARTE .................................................. 30
EXTRAPOLACIONES EN LA INVESTIGACIÓN JURIDICA REGIONAL(UNA
SECUELA POSITIVSTA) ......................................................................... 33
1. INTRODUCCIÓN ....................................................................................... 33
TALIBANISMO METODOLÓGICO ................................................................. 35
2. CARTESIANA ............................................................................................ 36
3. IMPUTACIÓN Y CAUSALIDAD ................................................................. 37
4. LA ASESORIA REALMENTE EXISTENTE ................................................ 40
5. ¿EL DERECHO ES UNA CIENCIA? .......................................................... 41
POSITIVISMO ...................................................Error! Bookmark not defined.
SE HACE CAMINO AL ANDAR ...................................................................... 45
BLOQUEOS EN LA INVESTIGACION ..............Error! Bookmark not defined.
LIBERTAD Y TOLERANCIA ........................................................................... 46
7. EL PROBLEMA ES EL PROBLEMA .......................................................... 46
4
8. GRADUARSE CON TESIS ........................................................................ 48
9. EL INVESTIGADOR AMATEUR ................................................................ 53
10. INICIADOS ................................................................................................. 55
11. HONESTIDAD INTELECTUAL ................................................................... 57
12. IR AL GRANO ............................................................................................. 59
13. LA FORMA ES EL FONDO ........................................................................ 60
TERCERA PARTE:
5
CONCLUSIONES .................................................................................. 105
SUGERENCIAS .................................................................................... 108
ANEXO ........................................................ Error! Bookmark not defined.
ANEXO DOS
Caracteristicas de la ciencia según Mario
B u n g e ......................................................................................................... 111
ANEXO DOS
INFORME AL DECANO ........................................................................ 117
LISTA DE TÍTULOS DE INVESTIGACIONES DE ESTUDIANTES ........... 120
................................................................... Error! Bookmark not defined.
6
PROLOGO
Marcial Rubio Correa
7
Parece difícil admirarse con el objeto de una disciplina que, como
nuestro Derecho, se entronca directamente con la Ley de las XII Tablas de
la Roma del 450 antes de Cristo. Sin embargo, algunos admirados del siglo
XIII renovaron el Derecho Romano al bajar la Edad Media y contribuyeron
decisivamente al florecimiento europeo. Otros nuevos admirados,
reconstruyeron el Derecho Romano en la revolución liberal de los siglos
XVIII y XIX y dieron a luz el fenómeno liberal en el campo jurídico. El hito
destacado de este último proceso fue el Código Civil francés de 1804,
también denominado Código Napoleón.
8
tema ni aburrido ni lateral. Esto da un interés adicional al libro que tenemos
entre manos.
No nos extraña que Juan Carlos Valdivia Cano haya hecho este buen
trabajo y en esta línea de pensamiento. Lo hemos encontrado por varios
años, en foros en los que los profesores universitarios de compromiso con
su labor, se reúnen a cuestionar su trabajo y a averiguar cómo pueden
mejorarlo. Las obras de las personas no se explican por episodios sino por
trayectoria y la de Valdivia está muy claramente ubicada en la vereda de la
admiración, no de la repetición. Constatar esto es grato no sólo porque
compartimos la profesión y el interés por el Derecho sino, fundamentalmente,
porque tenemos una larga amistad en común.
9
INTRODUCCION
10
estado general de la educación en el país, el descenso del nivel cultural o
humanista en la mayoría de Universidades, la ausencia de discusión académica
pública. Oral o escrita. Todo lo cual tiene que ver con la concepción, prácticas,
relaciones académicas, estilo pedagógico, métodos didácticos, técnicas. Y
hasta en una cierta limitación para replantearlos (auto) críticamente. Se ha
olvidado la finalidad de las Humanidades, de la mal llamada “cultura general”,
(particularmente en su indesligable relación con el Derecho). Y como ocurre
cuando no se sabe para qué sirve algo, se acaba por creer que no sirve para
nada, por simple ignorancia y se le expulsa del plan de estudios . Tal vez eso
explica el menosprecio (mal) disimulado, la función de “relleno” que se asigna
a los estudios de humanidades. Y su comprensible desconexión con las
materias de “especialidad”.
13
Es un problema que no se ha resuelto regionalmente, ni siquiera se ha
discutido, habiéndose aceptado dogmáticamente, por la inercia de la
tradición positivista transmitida de promoción en promoción. Esa corriente
que sostiene que el derecho es una ciencia, sin discusión, sin
esclarecimiento ni fundamentación. O un conjunto de normas, que es a lo
que se reduce todo un mundo “complejo y dinámico” como el mundo del
derecho.
14
Eso pasa, por ejemplo, por esclarecer la confusión entre Derecho y
ciencias causales; por dejar de extrapolar métodos y exigencias no jurídicas
cuando no es pertinente; por dejar cierto dogmatismo en la enseñanza de la
investigación jurídica; por buscar que al estudiante de Derecho se le exija
lo mínimo en cuanto a formalidades previas y el máximo en cuanto a
resultados y logros y no al revés, como ocurre regionalmente, etc. En cuanto
al Proyecto o Plan de investigación, por ejemplo, la relevancia en el
problema y su planteamiento claro y consistente parece suficiente en un
trabajo de enseñanza de investigación jurídica inicial, antes que la
confección de un proyecto completo y la temerosa sumisión a las normas
obligatorias del profesor, al cumplimiento estricto de todos los detalles del
proyecto, que no habría por qué rechazar si fueran adecuados a problemas
jurídicos.
CUESTIONES DE METODO
Aunque nuestro punto de vista es tan parcial como cualquier otro, trata de
no descuidar ninguno de los aspectos que consideramos propiamente
jurídicos: el normativo o instrumental, el social, el político, el lingüístico, el
axiológico o valorativo, etc. La Filosofía del Derecho es el instrumento que
los articula. El estudio de la influencia de una corriente jurídica, o los males
de la extrapolación, o el autoritarismo del profesor talibanesco hacen de
estos asuntos inseparables un problema filosófico, jurídico y social y debe
ser tratado como tal.
15
Una investigación jurídica tiene objetivos propios y distintos de otras
disciplinas. Ninguna puede imponer sus dictados a la otra. De ahí que, más
que en la exhaustividad o la cantidad de información, confiamos en la
relevancia de la interpretación y la argumentación en las investigaciones
jurídicas, piedra de toque para evaluar una tesis en derecho. Lo que
rogamos tener en cuenta a la hora de las exigencias académicas con
respecto al Proyecto.
16
En la Fase Uno también nos ocuparemos del carácter y condiciones del
Proyecto. Si el Proyecto es auténtico, no puede adelantarse en absoluto a la
aventura de la investigación. No puede dar detalles de todo lo que va a
ocurrir en la investigación, como algunos suelen exigir.
Por otro lado, en el Derecho pueden darse y se dan casos singulares, mucho
más significativos y relevantes que un nutrido conjunto de casos
homogéneos. Aquellos no se consideran sólo por su frecuencia o repetición,
por sus posibilidades de generalización, sino por su importancia intrínseca.
La generalización no es imprescindible en todas las investigaciones
jurídicas, como se puede mostrar con lo mejor de la literatura en este rubro.
De ahí que un caso singular no generalizable, que conecte y alumbre una
mayor extensión visual del derecho, una cierta pluralidad y riqueza, nos
interesa precisamente por no ser general, (el ejemplo más sugestivo a este
respecto me parece “Ciriaco de Urtecho, litigante por amor" de Fernando de
Trazegnies).
A fines del siglo pasado Roland Barthes denunciaba las forzadas exigencias
de generalización a su elegante manera: “Una opinión obstinada,
proveniente una vez más de un presunto modelo de las ciencias físicas, le
dice al oído que sólo puede retener en la obra elementos frecuentes,
repetidos, a menos de hacerse culpable de 'generalizaciones abusivas' y de
'extrapolaciones aberrantes'; usted no puede, le dicen, tratar como
'generales' situaciones que sólo se encuentran en dos o tres partes”.
Los casos singulares aludidos antes son no sólo válidos sino más valiosos
jurídicamente. Y no nos hemos conformado con declararlos piadosamente
como “excepciones”. ¿Por qué no considerarlos como objeto de
investigación si la pertinencia salta a la vista? Y lo inverso también ha
ocurrido. Ante ello hemos tenido en cuenta una pauta del doctor Alfredo
Prado Pantigoso: “Es normal que el investigador, al ejecutar la investigación,
haya encontrado información valiosa en sí, pero poco útil para aprobar o
desaprobar lo que se propuso en las hipótesis de trabajo. Sería inoportuno
incluir esta información”.
17
PRIMERA PARTE
IMPORTANCIA DE LA TESIS
18
, la mala calidad de la educación universitaria se agravó entre otras razones
con la eliminación de la tesis como requisito obligatorio para obtener el grado
académico de Bachiller en Derecho. Sobre todo cuando algunos deducen de
ello que la tesis pierde importancia o ya no la tiene en absoluto, llegando
incluso a eliminarla como opción alternativa para graduarse. Pero rectificarse
es divino: hay que volver a exigirla en pre grado. Reconocer el error.
Lo que lleva a pensar que, si se la mantenía, era sólo porque la ley lo disponía
y nada más. Lo que denuncia el desconocimiento de la necesidad, el
significado y la finalidad de la tesis, aunque se hable maravillas de ella en los
discursos de aniversario institucional. Esto puede explicar, a su vez, el
formalismo y la desidia con la que se encara esa actividad institucionalmente,
(la asesoría de tesis). Por eso, obligatoria o no, no debería desaparecer
nunca la posibilidad de graduarse mediante una tesis de investigación en
derecho.
Hemos oído decir que la sustentación de una tesis no es idónea para evaluar
correctamente a un graduando en la carrera de Derecho. La idea que parece
haber detrás de esta afirmación es que la función esencial del abogado es la
defensa judicial: por eso es imprescindible graduarse con la sustentación de
expedientes. Pero aunque no sea judicial, la defensa jurídica de un punto de
vista, ante un problema jurídico, es materia normal de una investigación
jurídica, a condición que el problema sea estrictamente jurídico. Y se le pu ede
pedir en el grado todo lo que se supone solo tienen los expedientes. No es
un examen de derecho procesal, sino un grado para obtener un grado
profesional. Lo sustantivo, es decir lo esencial, no es el derecho adjetivo
19
ninguna razón válida para castigar al graduando que desea dedicarse a
investigar en su vida profesional, obligándolo a sustentar expedientes, aunque
sean pocos. Al contrario: es obligación y necesidad de la universidad, tener e n
cuenta a los siempre pocos alumnos que piensan dedicarse a la investigación
o a la educación jurídica y que desean graduarse con la elaboración y
sustentación de una tesis. La tesis es un instrumento idóneo si los profesores,
y, en general, la Universidad lo hacen así, (tiene que ver, evidentemente, el
tipo de asesorías). El instrumento no es en sí mismo útil o inútil; depende
siempre del usuario, del operador.
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ya ocurrió, es como tirar el agua sucia junto con el bebé. También la
administración de Justicia es onerosa y sufre corrupción, y a nadie se le ha
ocurrido eliminarla como institución: tirar el bebé junto con el agua sucia. Por
otra parte, es ingenuo limitar el mínimo de páginas en una tesis. No es asunto
de cantidad sino de sustancia. Si lo que alguien tiene que deci r lo dice muy
bien en 50 páginas, ¿para qué exigirle 200? Julio C. Tello se doctoró con una
brillante tesis de 27 páginas. Y Einstein sólo necesitó 37 para la Teoría de la
Relatividad. Einstein y Tello hubieran sido desaprobados en esas
universidades donde exigen mínimos de 100 ó 150. Lo que se debe evaluar
es la calidad del trabajo, su suficiencia o insuficiencia, no la cantidad de
páginas y menos el acuerdo o desacuerdo con la posición o punto de vista
del graduando. Una tesis puede ser considerada brillante, aunque el lector o
dictaminador no esté de acuerdo con la posición ideológica del autor.
La discusión de este y otros temas que aquí tocamos sin agotar, forma parte
de lo que llamamos “fase cero de la investigación jurídica”.
21
problema y elaborar un Proyecto, necesita otras condiciones más, que son
los puntos que componen la Fase Cero. No la agotan porque es inagotable.
Aquí solo ejemplifican y parten de una perspectiva, no de una verdad. Esta
es la problemática de la Fase Cero de la investigación jurídica: unos puntos
aparentemente disímiles que le pueden indicar al estudiante lo que implica
“estar preparado para hace el Proyecto”. No es un asunto de cantidad.
22
“metodología de la investigación”, evidentemente). Si las técnicas y los
métodos no son neutrales y dependen de las implícitas concepciones de sus
creadores o transmisores, tal vez no es suficiente con enseñar sólo técnicas
y métodos para formar investigadores. Más aún si tenemos en cuenta la
complejidad y particularidades del Derecho.
HIJOS DE LA CONTRAREFORMA
“Cierra la puerta que hay tombo”. Es una frase frecuente en las combis, pronunciada
con la seguridad que le da al cobrador la total inconciencia, ante los oídos impávidos
de los pasajeros que tal vez comparten su peruanísimo punto de vista: “cierra la
puerta que hay tombo”. La frasecita no parece inquietarles en lo más mínimo. Sin
embargo, no se negará que este joven peruano es muy representativo del Perú de
hoy (y de siempre). Si no hay tombo todo es posible. Y que los pasajeros se caigan,
se despanzurren y se mueran. Cada vez que escucho esta frase y otras análogas
recuerdo a Octavio Paz, el premio Nobel de literatura mejicano: “Somos hijos de la
Contrarreforma. Esta circunstancia, así como la influencia de las culturas
prehispánicas, han sido determinantes en nuestra historia y explica las dificultades
que hemos experimentado para penetrar en la modernidad. Creo que esto ha sido
particularmente cierto en los casos de los grande virreinatos; Perú y México” (El
alba de la libertad). ¿Qué tiene que ver la Contrarreforma con la anomia del
cobrador de combi? Mucho y directamente. Mostrarlo requiere hacer una
comparación con la Reforma luterana que dividió a la cristiandad en dos,
terminando con la secular primacía católica. ¿Qué representó históricamente cada
una? En lo que interesa aquí, a pesar de sus paradojas o limitaciones, la Reforma
luterana representó con su conducta, la crítica a la autoridad eclesiástica hasta la
ruptura total. Constituye un elemento esencial de la gestión del espíritu moderno y
23
el derecho a la comunicación directa con Dios, sin intermediarios
institucionalizados.
Esa comunicación directa con Dios (es decir con la propia conciencia) es en la
práctica, la experiencia de la autocrítica y la reflexión. Esa autocritica se ha
fogueado con la cismática y dura crítica a la autoridad papal. Y según el poeta
mejicano la crítica y la autocrítica definen mejor la modernidad que el desarrollo
industrial. La crítica y la ruptura protestante con la autoridad institucional (si se
entiende crítica como conocimiento y no como maledicencia o “raje”) elimina el
intermediario oficial de la divinidad: enfrenta al presente con su yo, con su propia
conciencia. Ya no hay confesión sino introspección o auto examen (“conversación”
directa con Dios). Eso agudiza la inteligencia: decidir uno mismo si lo que ha hecho
es, o no, malo moralmente, previo examen detallado y prolijo.
Lógica católica: ¿para qué analizar los pecados si el cura los perdona? No tendrá
que ver con el bajo nivel crítico y autocritico en el mundo contra - reformado. Como
nuestro cobrador, la mayoría no ejercita esas facultades, sabe que lo que se castiga
es el escándalo, no el pecado, y que todo depende del “ampay”. Mientras que el
protestante tiene incorporado, internalizado, al policía, al juez o a la autoridad que
haga las veces. No necesita “tombo” exterior para cerrar la puerta de la combi. Lo
tiene dentro, más adentro aún que la conciencia.
24
esquemáticamente aquellas de las que se ocupa (de ahí el adjetivo
“mínimas”). Entre otras posibilidades, creemos que se pueden dividir estas
condiciones en dos grupos: culturales y técnicas.
Las culturales tienen que ver en primer lugar con nuestra historia (con
nuestro autoconocimiento) con la formación de nuestra idiosincrasia
hispanoamericana y la incidencia de esto en las actividades intelectuales y
de investigación: la Contra reforma por ejemplo. Las técnicas tienen que ver
con las mediaciones o nexos entre la cosmovisión, la concepción jurídica
del sujeto investigador y su objeto de investigación. Esto incluye una
reflexión crítica sobre estas mediaciones y las exigencias que se le suelen
hacer a los estudiantes universitarios a este respecto. Esto teniendo en
cuenta los rasgos específicos del Derecho: el objeto jurídico. Eso implica
también repensar los conceptos de “hipótesis”, “marco teórico”, “marco
operativo”, “variables”, “indicadores”, “unidades de estudio” “matrices”, en
relación a materias jurídicas que, como se sabe, tienen características
propias y aún sui generis, (que no pueden dejar de incidir en la elaboración
del Proyecto). Todo lo cual nos lleva —más adelante— a replantearnos
comparativamente las características propias de la ciencia, la fi losofía, el
arte, si bien de manera esquemática. Ahora vamos a dichas condiciones
LA CAPACIDAD DE ADMIRACION
25
en relación con la “capacidad de admiración”, atrofiada según él por las ideas
recibidas acríticamente, los lugares comunes, la educación escolástica,
repetitiva y, por supuesto, por la televisión. La religión tiene aquí un papel
fundamental. “La religión, señala Carlos Alberto Montaner, por su propia
naturaleza, tiene que ser rabiosamente conservadora. Todo cambio, de
alguna manera sutil, atenta contra sus cimientos. Toda nueva forma de
interpretación es una forma de herejía. Es cierto que las religiones cambian
y se modifican, pero también es cierto que el cambio o es lento e
imperceptible o resulta doloroso y cismático. Las religiones cambian, porque
toda obra humana está sujeta a la mutabilidad consustancial al hombre, pero
nada cambia tan pausadamente como las religiones”.
7. CRITICA Y AUTOCRITICA
Si no hay capacidad crítica ni autocrítica no hay capacidad de
admiración. Y no hay problema relevante y no hay investigación de calidad.
Hay que reeducar al alumno en la admiración, la curiosidad, el deseo y la
duda. Esto choca con la escolástica pero hay que comprarse el pleito. El
profesor tiene que ser un incentivador, un “tentador” (Nietzsch e). Y eso
parece requerir cierta fuerza para reconocer errores y defectos y aprender
de ellos: capacidad de autocrítica, sin la cual tampoco hay investigador que
valga. Esa capacidad que Octavio Paz ha puesto como criterio para
considerar la modernidad de una sociedad por encima del criterio industrial
o económico, en una especie de versión moderna del viejo “conócete a ti
mismo” de la tradición griega occidental: "La modernidad no se mide por el
nivel de desarrollo industrial, dice Paz, sino por la capacid ad crítica y
autocrítica”. Es la virtud por
26
observación rigurosa, postergación de la opinión, aplazamiento del juicio,
curiosidad, sensatez, pasión por la búsqueda de la verdad , aun poniendo en
cuestión esa misma búsqueda. La crítica y autocrítica son dos fases de una
misma operación cultural que intenta “limpiar” el punto de vista del
investigador de toda contaminación ideologizante. La cultura es justamente
una operación de desideologización, de desmitificación y de reconstrucción
constante, y no uno de acumulación informativa. Si el aprendizaje del
investigador no decide entrar en estos procesos imprescindibles, ¿qué tipo
de investigación podrá hacer?
EMPAPAMIENTO
27
sí mismo y a su entorno; y, a través del Derecho a decidir y gobernarse por
sí mismo. Descubre a la vez un nuevo mundo, una nueva era (mundial,
global), y, con el sentido de individualidad, un novísimo sentimiento: la
importancia y el valor de lo nuevo, pero también una cierta pérdida de fe en
todo tipo de dogmas; duda religiosa, metafísica, filosófica, espacial. Y una
especie de soledad cósmica, resultado de la sospecha de estar solos aquí
abajo.
KELSEN
28
aprovechable. En lo que a nuestro tema concierne, Kelsen no coloca al
Derecho en el saco genérico de la “ciencia” y ni siquiera en el de las “ciencias
sociales” en general. Su punto de vista es más específico y ahí está su
aporte. Aquí el “objeto” y el “método” no son exactamente los de las ciencias
sociales en general. A esa distinción llega Kelsen después de discriminar
entre “Naturaleza” y “Sociedad”, luego entre “Ciencias Naturales” y “Ciencias
Sociales”, y finalmente entre “Ciencias Sociales Causales” y “Ciencias
Sociales Normativas”.
CIENCIA Y FILOSOFIA
29
establecido...mientras que la categoría de la necesidad es la categoría
fundamental en el pensamiento científico”.
Si el ser del Derecho incluye también el “deber ser”, es decir, si los valores
forman parte de su objeto y son consustanciales con él, el Derecho es una
disciplina por lo menos parcialmente filosófica. Aunque el Derecho fuera
30
irreductible a la filosofía, no se puede negar que comparte con ella una
dimensión esencial: la axiológica. Y la axiología es disciplina filosófica, salvo
error. ¿Cómo se amalgama esto con la cientificidad del derecho, si lo
axiológico es lo más importante?
31
actividad científica. La reflexión jurídica también es una reflexión filosófica
desde el momento en que para crear, interpretar y aplicar una norma, hay
que tener claro sus “primeros principios”, su fundamento. Pero aunque la
filosofía es indesligable del Derecho no lo agota, como habíamos dicho.
Los valores son puntos de conexión entre Derecho y Filosofía. Pero como
este punto de conexión es esencial en ambos lados, derecho y filosofía, no
puede considerarse una mera conexión sino una fusión. El Derecho, como
la Filosofía, no es solo una disciplina crítica y en crisis sino, también como
ella, creadora de valores, de pautas que orientan y dirigen la vida de los
hombres. Por esto también es política y arte: arte de gobernar.
32
EXTRAPOLACIONES EN LA INVESTIGACIÓN JURIDICA REGIONAL (UNA
SECUELA POSITIVISTA)
1. INTRODUCCIÓN
33
ciencias sociales?, ¿el Derecho es una ciencia social? Entonces es una ciencia.
Pero para Kelsen no todas las ciencias sociales son iguales, hay causales y
normativas y el derecho es de estas últimas. A pesar de ello, cuando en el medio
académico se habla de ciencias sociales, sólo se piensa en ciencias sociales
causales y entre ellas se incluye al derecho. Esta es la extrapolación que
examinamos y criticamos, en la hipótesis que el derecho sea una ciencia (social)
una actividad básicamente cognitiva. Si el derecho es una ciencia social, es
necesariamente una ciencia: una actividad cognitiva que intenta explicar algún
aspecto de la realidad social a partir de generalizaciones y abstracciones dentro de
una especialidad, un campo circunscrito, cerrado y excluyente. La hipótesis
kelseniana es que no es lo mismo ciencias sociales causales (que es a lo que se
refieren quienes usan el término “ciencias sociales”) y Derecho; no da lo mismo y
no es sólo cuestión de palabras. El Derecho no es una actividad básicamente
cognitiva sino organizadora, reguladora y sancionadora de la vida social, aunque,
por supuesto, como toda disciplina, requiere del conocimiento de la realidad. Pero
eso no define esencialmente el carácter del derecho. Muchas disciplinas no
científicas requieren del conocimiento de algún aspecto de la realidad. La diferencia
de naturaleza subsiste con la ciencia. Ni siquiera en general se puede situar al
Derecho y la ciencia en la misma familia. Y voy a dar aquí algunas razones en este
ensayo. Este punto de vista, parte de la idea que entre científico y jurídico, no hay
sinonimia, aún está en minoría en nuestro medio.
34
Extrapolar es aplicar el (supuesto o real) método de investigación de una disciplina
a otra, donde no es pertinente o adecuado porque no corresponde con su identidad
disciplinaria, con su naturaleza (nada natural por supuesto). Se extrapola el método
de una disciplina cognitiva (ciencia social o natural) a una disciplina no cognitiva
(normativa, argumentadora, reguladora o sancionadora de conductas: el Derecho).
El Derecho no intenta, básicamente (aunque sí aleatoria o secundariamente)
conocer o explicar la realidad, los fenómenos de la vida social o de la naturaleza,
sino resolver contradicciones de intereses (conflictos, litigios, líos, etc.) o
incertidumbres jurídicas, en base a la interpretación y a través de la argumentación.
TALIBANISMO METODOLÓGICO
Aplicar a priori al Derecho la metodología de investigación científica (o lo que se
toma por eso) sin discutir previamente sobre su carácter, puede caer en eso que
Leví Farias y Carlos Ramos Núñez llaman “talibanismo metodológico”. No es
todavía una discusión resuelta y creo que sí es relevante regionalmente. Afirmar
de palabra que lo que uno hace es científico, sin mostrarlo, no es una prueba de
cientificidad y no es una actitud científica. Quien lo muestra ya no necesita decirlo.
No está demostrado que lo que se llama investigación científica sea aplicable al
derecho, ni siquiera se ha intentado, entre otras cosas, fundamentarlo, por el déficit
de discusión académica e intelectual regional. Más de una vez en nuestro medio
se confunde método científico (que no se crea a priori) con el cumplimiento de los
requisitos formales para elaborar el proyecto de investigación, sus ítems (variables,
hipótesis, indicadores, etc.). La experiencia de muchos graduandos quejosos y
culposos muestra que hay problemas reales a ese respecto: no saben qué, ni cómo
hacer, porque creen que el problema está en ellos y no en las impertinencias e
inadecuaciones que se producen como consecuencia de las extrapolaciones. La
metodología no necesita calzador, debe fluir armónicamente. Y para eso tiene que
ajustarse a su objeto. Y nuestro objeto es el derecho, los problemas jurídicos de
cierta relevancia, no el conocimiento o la explicación de la realidad.
35
et aequi, arte de lo bueno y equitativo, derivado del conocimiento de las cosas
divinas y humanas. Donde ars no significa especialidad científica. . Arte y derecho
suponen operaciones esenciales de interpretación-expresión, como todo arte. La
actividad jurídica no busca resultados objetivos sino equitativos o razonables y no
es lo mismo. Es una cuestión de criterio subjetivo y de decisión reguladora de la
conducta. La cual parte de estimaciones, valoraciones, o voliciones poco o nada
científicas y objetivas. La objetividad significa correspondencia entre lo que se dice
con algún aspecto de la realidad, que es su referente. Es lo que buscan las ciencias,
no el derecho. Es objetivo un conocimiento que no depende del punto de vista, de
la opinión de uno o más sujetos, sino que, independientemente de ellos, ocurre en
la realidad real (cosa también discutible). En la actividad jurídica es necesaria la
objetividad cuando se trata de determinar hechos, pero es aleatoria porque lo que
se busca o debe buscarse, a partir de los hechos, es una solución justa a una
problema que no es científico cognitivo, sino jurídico interpretativo. Es la diferencia
entre ser y deber ser. Y si el derecho se ocupa en primer lugar del deber ser, hay
que ser consecuentes hasta el final. Por eso en el derecho hay casos de puro
derecho, sin relación con hechos.
2. CARTESIANA
Se supone que un elemento imprescindible del espíritu científico, que nace con la
modernidad europea, es la actitud escéptica, prudente y hasta metódicamente
desconfiada. Omnibus dubitamtum (dudo de todo) decía Descartes en el amanecer
de esa época. Es la primera clave de su Discurso del Método. Investigar es ante
todo cuestionar, plantear problemas, dudar, desconfiar, hacer preguntas; es
ejercicio crítico por excelencia. Y, en criterio de Octavio Paz, el ejercicio crítico (y
auto crítico, que es su fundamento) es lo que mejor define la modernidad, más que
las chimeneas de la industrializo la tecnología de punta, que son consecuencia del
espíritu moderno y no su causa.
36
¿Acaso hay método científico general para todas las disciplinas científicas? ¿Acaso
hay un método general para cada ciencia en particular, por ejemplo la biología?
¿Acaso hay ciencia en general siquiera? Galileo Galilei no utilizó un método sino
que lo inventó. Los métodos no se aplican, se crean al investigar, sobre la marcha
¿Es correcto partir del supuesto que el Derecho es una ciencia sin discusión
alguna? ¿No es una actitud dogmática, acrítica o anti científica? ¿No es prejuiciosa?
¿No se construye el método al andar, a medida que se resuelven los diversos
problemas que se presentan en la investigación, en el afán de lograr los objetivos?
¿No lo han hecho así los más grandes creadores científicos?
Ni Newton, ni Einstein, etc., siguieron métodos sino que los crearon a la medida de
los problemas que investigaban, previo planteamiento (formal o informalmente,
explícita o tácitamente). Sí hay método específico y debe haberlo, pero se construye
con cada investigación adecuándose a su objeto, sin perder de vista los fines que
se ha planteado. Lo que no significa que los manuales de investigación no sirvan,
si se les lee críticamente y se les aplica con creatividad. Si faltan estos últimos
ingredientes el dogmatismo es inevitable. (Dogmatismo: médula de la educación
tradicionalista, acrítica, o escolástica, predominante).
Todo lo cual no niega tampoco la utilidad del proyecto y de las pautas o consejos o
reglas metodológicas generales, si no se les asume dogmática o mecánicamente.
Lo que no está ocurriendo en la enseñanza de la metodología de investigación
jurídica regional. Eso produce actitudes formalistas, exigencias impertinentes,
bloqueos en la investigación, relaciones tensas entre asesor y asesorado,
perplejidades metodológicas y la frustrante angustia de querer hacer las cosas bien
y no poder, debido a las absurdas exigencias extrapoladas: talibanismo
metodológico.
3. IMPUTACIÓN Y CAUSALIDAD
Los conceptos sólo tienen valor instrumental, sirven o no, nada más. Por eso
adoptamos instrumentalmente, como herramienta, sin afán de verdad sino de
utilidad, la hipótesis kelseniana según la cual la naturaleza es un conjunto de
37
elementos que se vinculan causalmente y la sociedad un conjunto de personas
vinculadas por normas. En la primera rige el Principio de Causalidad, en la segunda
el Principio de Imputación. La fórmula del Principio de Causalidad es: si se produce
una condición llamada causa, tiene que producirse necesariamente una
consecuencia llamada efecto. La fórmula del Principio de Imputación es: si se
produce una condición establecida por una norma, debe producirse una
consecuencia llamada sanción, aunque no siempre se produzca. Sanción se
entiende no sólo como punición, como castigo, sino también como premio o
reconocimiento. Son consecuencias de un supuesto, en ambos casos.
Imputación, del verbo imputar, que quiere decir atribuir las consecuencias de un
hecho a alguien o a algo. Echar la culpa o el mérito a alguien, por algo. Es una
operación de interpretación de la realidad, no un principio de conocimiento, como
en la causalidad. Considerar que se pierde una guerra por castigo de alguna
divinidad, o se gana por premio, es imputar. Se atribuye a la divinidad el poder de
decidir sobre el resultado de una guerra. Aquí, en la imputación, interviene la
voluntad, alguien decide, alguien ejercita su voluntad. Y en el derecho crea una
norma para comparar la conducta con ella, y luego sanciona. En este caso no rige
el inexorable principio de necesidad, como en la causalidad natural. Esto tiene su
particularidad, porque si se produce en la realidad la condición prevista por el
supuesto de una norma, debe, pero no siempre se produce la consecuencia llamada
sanción. No siempre que se cometen delitos se aplica un castigo necesariamente.
Especialmente en el Perú.
38
el mundo social no rige la necesidad sino la libertad, uno es libre de cumplir la norma
o no (pero se atiene a las consecuencias jurídicas). Imputar no es explicar sino
interpretar. El hombre no tiene una naturaleza sino una historia, algo propio de un
ser consciente y libre que decide su destino todos los días y a cada momento.
39
en el pueblo joven Ciudad de Dios? Esto es un asunto causal-socio jurídico. Lo
jurídico en sentido estricto es imputativo (este podría ser un criterio para evaluar un
proyecto jurídico: que plantee un problema estrictamente jurídico y no socio-jurídico,
que es más sociológico que jurídico por ser causal).
4. BLOQUEOS
La relación educativa moderna, y con más urgencia entre asesor y asesorado, debe
ser horizontal, no vertical. No se investiga siguiendo un reglamento sino tratando de
cumplir los objetivos, demostrar, o revocar, las hipótesis. Por supuesto que todo
proyecto requiere el planteamiento de un problema y unos objetivos son
imprescindibles, entre otros, es necesario considerarlos. Pero necesario no significa
obligatorio. El tesista requiere explicaciones cuando le hacen sugerencias que
parecen órdenes, cuando no está muy clara la necesidad y nadie la explica bien.
Comte introdujo la manía de querer aplicar los métodos de las ciencias físicas
(disciplinas diseñadas para la naturaleza) a lo que en esa época comenzó a
llamarse ciencias del espíritu o ciencias humanas o sociales, sin tener muy en
cuenta la enorme diferencia (que no niega la relación) y la complejidad de lo humano
(lo espiritual en específico) en relación a lo natural.
41
que decir que la mayoría de definiciones, por ejemplo las de diversos diccionarios,
le atribuyen ciertos rasgos generales comunes, por ejemplo el carácter cognitivo.
Cuando hablan de ciencias, Mario Bunge o Marcial Rubio, creo que están pensando
en su sentido moderno (que es en el que pensamos espontáneamente la mayoría:
la física, la biología, etc.) desde Copérnico.
Más allá de la animalidad o la naturaleza, hay algo que complica estas ciencias: la
presencia del espíritu humano, que se expresa por la libertad y la imprevisibilidad,
la conciencia, los valores, el lenguaje, el sentido del humor, la razón, el sentido
artístico, ético, etc. Ninguna ciencia, ninguna especialidad es capaz de abrazar esta
complejidad integralmente, porque ellas parten de la elección de un campo
particular de la realidad, bien circunscrito y limitado, encerrado en hitos o mojones
abstractos o concretos: una especialidad, una actividad cognitiva. Ser especialidad
no es un rasgo contingente sino necesario de lo que hoy entendemos consciente o
inconscientemente por ciencia, en sentido moderno, referida a esa disciplina del
conocimiento que va de Galileo a Einstein o Hawking. Por eso hablar de ciencias
especializadas es una tautología. Toda ciencia lo es. No hay ciencia en general, hay
ciencias específicas.
Es que el Derecho es mucho más de lo que les hacen creer los profesores
positivistas a sus alumnos. Son decisivas la perspectiva jurídica del profesor y su
calidad. Como cuenta, autobiográfico, Mario Vargas Llosa, en El pez en el agua: “en
las clases del doctor Gulman el Derecho parecía más profundo o importante que lo
meramente asociado a los litigios: una puerta abierta a la Filosofía, a la Economía,
a las ciencias sociales”. Pero MVLL no dice que tenemos que aplicar los métodos
de estas últimas ciencias al derecho. Ese carácter de apertura del Derecho, además
de ser un mixto, impide que pueda ser una especialidad, porque ésta circunscribe o
aísla su campo. En un problema jurídico como el de Conga, por ejemplo, el
especialista en Derecho Minero no entendería nada si no tuviera claro la
inseparabilidad de lo jurídico con el problema económico, ambiental y político.
Pero subsiste el afán por considerar que el Derecho es ciencia, porque subsisten
las condiciones que producen esa superstición derivada de un obsoleto
42
racionalismo unido al tradicionalismo escolástico, más obsoleto aún: cientificismo
positivista “pop”. Hace tiempo que fue denunciado por Ernesto Sábato en Hombres
y Engranajes: “Lo que quiere destacarse es cómo llegó a dominar la mentalidad de
la ciencia y cómo cayó en los extremos más grotescos cuando se aplicó en las
regiones alejadas de la materia bruta. Y la curiosa pero explicable paradoja que sus
más fanáticos defensores sean los hombres que menos la conocen” (Alianza
Editorial, Madrid, pág. 32). Lo que no ven los positivistas es que la ciencia no se ha
hecho para las regiones “alejadas de la materia bruta”.
La ideología positivista aparece en la época del esplendor liberal con Comte. Sin
embargo, ideología positivista e ideología escolástica se hacen uno entre nosotros,
en yuxtaposición ante la imposible unidad o armonía (fusión) debido a la
incompatibilidad de fondo.
Mientras tanto, Mario Bunge plantea diez condiciones para caracterizar a la ciencia.
Y ninguna se ajusta completamente a lo que el Derecho tiene de específico. Lo que
hace que tampoco el mismo Bunge considere al Derecho como ciencia. No son los
únicos casos, los citamos como ejemplo, no como prueba de nuestros juicios. Y
cómo no hay consenso respecto a lo que es esencialmente una ciencia, el que
sostiene que el Derecho lo es debe señalar con qué concepto de ciencia le atribuye
cientificidad. De eso depende la posición que cada uno adopte. ¿Tal vez haya
acuerdo mínimo en que se trata de una actividad cognitiva que implica especialidad?
¿O ni siquiera eso?
43
El Derecho tampoco parece una pura técnica. Si lo fuera ¿dónde colocar por
ejemplo, de Ulpiano a Norberto Bobbio, más de dos mil años de jusfilosofía, de
filosofía jurídica? Bunge reconoce una ética y una lógica al Derecho. Y esos
ingredientes lo hacen filosófico. La jus filosofía nace con el Derecho. Por eso hay
una Filosofía del Derecho y no encontramos una Filosofía de la contabilidad, de la
medicina, de la ingeniería, hablando académicamente. Y no porque no sea posible
sino porque en el Derecho la filosofía es imprescindible e inseparable. Si esto es así
¿cómo encaja aquí lo del derecho como ciencia? ¿Una ciencia que engulle a la
filosofía? Cualquier problema jurídico relevante puede revelarse como problema jus
filosófico si se busca llegar al fundamento, a los valores jurídicos en discusión. Y
en los casos difíciles hay que hacerlo, llegar al fondo de la colisión de valores que
subyace al conflicto legal o judicial. Todo eso muestra lo poco prudente que puede
ser la aplicación de lo que se llama método científico a la investigación jurídica, sin
una discusión previa sobre los rasgos específicos del Derecho, sobre lo que es
ciencia y sobre lo que es investigación científica. Y aunque la discusión sobre la
cientificidad del Derecho pueda parecer ociosa o bizantina, no lo es en el medio
académico regional porque nunca se ha dado y porque sufrimos las consecuencias
de estas omisiones, de no dar este tipo de discusiones: actitudes escolásticas que
son poco motivadoras.
Si no esclarecemos todo lo posible el objeto jurídico no se puede crear un método a la medida del
caso de Derecho: un método ad hoc. La discusión también es necesaria en nuestro medio porque,
como se dijo, la mayoría de agentes jurídicos lo cree una ciencia, a priori, sin fundamento ni
discusión; o una ciencia social en general. Y eso tiene más de una consecuencia dogmatizante.El
argumento subyacente es que tratándose de una ciencia social ciencia al fin al Derecho le
corresponde el método científico de investigación, como si hubiera uno sólo para todas las
ciencias. Sin embargo, aun aceptando la hipótesis que el derecho fuera una ciencia social, el
mismo Kelsen advierte y recuerda que no se trata de una ciencia social a secas, una ciencia social
causal en general, sino una ciencia social normativa.
Eso significa que el método es cualitativamente distinto (la imputación, no la
causalidad) y que el objeto jurídico es sui generis (normas, conductas, valores,
instituciones y conceptos jurídicos en relación). No es un detalle irrelevante porque
de eso depende el destino de la investigación jurídica específica: el método y el
objeto. Luego, la pregunta previa no es si el Derecho es ciencia o no, aunque esta
discusión sea conveniente, sino qué tipo de disciplina es el Derecho, dentro y fuera
del ámbito académico. Por lo pronto podemos decir, con Kelsen, que el Derecho no
es una disciplina ni causal, ni cognitiva (no busca explicar fenómenos sociales o
naturales, ¿por qué se producen? ¿Cuál es su causa?) Sino prescriptiva, porque
intenta afectar la conducta humana regulándola mediante normas y principios. Por
tanto tiene que investigar sobre este deber ser, necesario para resolver esos
problemas. No busca esencialmente lo que es. Lo que importa aquí no es tanto la
causalidad como la imputación, la sociedad y no la naturaleza, lo que debe ser y no,
básicamente, lo que es, aunque lo que es también sea a veces necesario en el
44
Derecho, obviamente: el Derecho es indiscernible de la vida social. Es social. No
por eso tiene que ser ciencia, salvo en un sentido a precisar. Y algunos se pueden
considerar válidos.
Derecho: un mixto heterogéneo con su propia lógica, sus propios conceptos, sus
propias instituciones, su propia ética, sus propias normas y principios, sus propios
métodos y técnicas. Y no ha sido derogada todavía la regla kantiana de adecuación
del método al objeto de investigación. Antonio Gramsci, gran pensador italiano de
los años veinte, decía algo decisivo a ese respecto: que no hay método a priori en
la investigación cuando es investigación de verdad, lo que implica, entre otras, un
punto de vista original o un problema nuevo. “Debe dejarse claro que toda
investigación tiene su método determinado y construye su ciencia determinada, y
que el método se ha desarrollado y se ha elaborado con dicha investigación y dicha
ciencia y forman un todo con éstas. Creer que se puede hacer una investigación
científica aplicándole un método tipo, elegido porque ha dado buenos resultados en
otra investigación a la que se adaptaba naturalmente, es una extraña alucinación
que tiene que ver muy poco con la ciencia._ (“La Política y el Estado Moderno_, Ed.
Península, Pág. 29). Es la misma idea expresada poéticamente por Antonio
Machado en el poema XXIX de “Campos de Castilla”, en la misma época:
“Caminante no hay camino…”
Como en el Derecho la pregunta no es: por qué se produce tal o cual fenómeno, tal
hecho, sino qué relación tiene con normas, conceptos, instituciones, principios, en
referencia a un problema jurídico y qué solución se le puede dar, no hay método de
investigación general, ni dentro ni fuera del derecho, que se pueda aplicar a cada
caso jurídico específico y obtener la solución como por arte de magia. . Y cómo lo
que existen en Derecho son puros casos específicos e incertidumbres jurídicas
específicas, que además deben ser originales cuando pretenden ser propuesta de
investigación, se puede decir que no hay método a priori (aunque el método sea
indispensable y hasta se pueda hacer explícito o formalizar a posteriori). Si ya
tuviéramos la respuesta antes de empezar a buscar, si ya en el Proyecto tuviéramos
el método y la solución, la investigación dejaría de ser una aventura, dejaría de ser
una investigación. Lo que hay son pautas, lineamientos metodológicos generales,
consejos que siempre son bienvenidos pero insuficientes para los casos concretos
de investigación siempre más complejos. El método se inventa.
45
LIBERTAD Y TOLERANCIA
7. EL PROBLEMA ES EL PROBLEMA
46
es un asunto esencial o exclusivamente empírico. Empieza siendo teórico. Empieza
siendo metodológico. Es esencial la pregunta leninista: ¿por dónde empezar?, ¿qué
hacer? La tesis parte de la invención o descubrimiento o simple explicitación de un
problema evidente que nadie plantea académicamente o uno oculto que el
investigador hace visible, etc. Puede ser muy conocido pero nunca (bien) formulado.
La formulación no es sólo menester formal. Para descubrir o inventar o hacer
explícitos problemas relevantes de investigación hay que estar preparado. No nos
referimos a la capacitación sino a la buena formación. Y lo que uno comprueba
dentro de las universidades en la región es que, en general, los alumnos no están
preparados para plantear problemas, cuestionar, poner en tela de juicio ciertos
aspectos de la realidad jurídica o no jurídica; pareciera más bien que se les ha
educado para bloquearles esa capacidad. Una hipótesis es que esto tiene que ver
con la tóxica simbiosis entre positivismo “pop” y paradigmas escolásticos en la vida
académica regional. Eso da cientificismo (o positivismo) no ciencia. Son
consecuencia de ello las inadecuadas exigencias y el exceso de importancia
respecto a las formalidades del proyecto, en detrimento de la investigación misma,
de su contenido, objetivos, sustancia y relevancia jurídica, en nuestro caso.
47
Al parecer, no está muy claro para muchos en qué consiste el planteamiento de un
problema, la explicitación de una contradicción en su raíz fundamental. Esta
radicalidad se dificulta incluso con la satanización de la palabra “radical”, asociada
equívocamente a terrorismos y extremismos políticos. Esa radicalidad, el esfuerzo
por llegar al fundamento de los problemas, su raíz, es insoslayable en Derecho y
filosofía; o mejor, fusiona el Derecho con la Filosofía. Se hacen uno: jus filosofía.
Leopoldo Chiappo define la filosofía como una “crítica de los fundamentos”. Y el
Derecho, por lo menos en los casos importantes o algo complejos también es eso:
una crítica de los fundamentos& jurídicos. ¿Qué principios colisionan, cuáles son
aplicables en cada caso específico de ponderación? Entre Filosofía y Derecho no
hay diferencia de natura sino sólo de tema, de objeto, (ambas constituyen y se
fundan en una ética. La ética es tan filosófica como jurídica). Llegar a la raíz de los
problemas es tocar lo funda-mental. Es triste ver cómo se ignora o se ningunea a la
filosofía desde una visión “especializada” del Derecho, que ha perdido la gana por
verlo en su complejidad, integralmente, como es.
48
Lo que no se puede hacer es negar la posibilidad, al alumno que lo desee, de
graduarse con una tesis de investigación, siempre que la facultad lo prepare para
ello durante su pre-grado y lo asesore adecuadamente. Esa no es labor de un
profesor solamente, el de metodología de investigación jurídica. Es labor de todo
profesor de Derecho que investiga, que debe investigar en su propia materia de
enseñanza, por lo menos. Y dar cuenta al alumno de lo que investiga y de cómo
investiga. Es una de las maneras eficaces de educar en la investigación, sin dejar
solo en esa tarea al profesor de metodología de investigación, que tiene que lidiar
con la mentalidad escolástica de la mayoría estudiantil. Al profesor que no investiga
ni siquiera en su propia materia sólo le queda repetir y repetir. Es desmotivador, por
aburrido. Y si no investiga no pública. Eso se ve, eso es objetivable en la evaluación.
Y tiene que ver directamente con la acreditación, tratándose de una actividad cuya
importancia tiene todos los consensos: la investigación.
49
De esa idea peregrina se deriva esta otra: que el abogado que litiga es mejor
profesor que el que no lo hace. Es una generalización demasiado grosera y una
falsa discusión, porque ser mejor profesor no depende de si litiga, o no. Depende
de cómo es el profesor y de la materia particular. Tanto entre los que litigan y los
que no litigan se puede encontrar una gran diversidad de calidad. Podemos
encontrar juristas como Marcial Rubio Correa, que nunca han litigado, y cientos de
profesores de Derecho que litigan, pero cuya de calidad es mediocre o peor.
Tal vez sus ocupaciones no les permiten leer otra cosa que la que requieren para la
defensa de sus casos, y no tienen tiempo, ganas o posibilidad de investigar y
renovarse y renovar su materia de enseñanza (por eso tienen que repetir lo que les
han enseñado sus profesores año a año). Cosa que sí puede hacer (aunque no
todos lo hagan) quien sólo se dedica a enseñar e investigar. Es obvio que si un
profesor enseña Derecho Procesal, es mejor que litigue, o que haya litigado un buen
tiempo, con tal que se mantenga actualizado no sólo en su concepción del Derecho
Esa formación con una mejor base o cimiento de Teoría General del Derecho,
desarrolla o ayuda a desarrollar el criterio jurídico propio, la aplicación de los
principios antes que la memorización legislativa y el sobre dimensionamiento de lo
adjetivo y de lo formal lo que dice la ley. Sobre todo en un país con tanto cambio
legislativo, se requiere criterio jurídico autónomo y capacidad para sostenerlo a
partir del buen conocimiento del sistema, para poder hacerlo funcionar dentro de la
especialidad. Las especialidades jurídicas no se encierran en sí mismas ni se aíslan
de las otras especialidades, como en las ciencias, sino que se vinculan a ellas
50
porque son ingredientes que conforman el sistema. Es sintomático que no se
organicen jamás eventos sobre Filosofía del Derecho o sobre Teoría General del
Derecho, disciplinas jurídicas que permiten miradas integrales sobre él y ayudan a
contrarrestar el dogmatismo y el formalismo jurídico, debido a la perspectiva global
que proporcionan, lo que da contexto y sentido al enfoque de los asuntos
particulares. Y el Derecho tiene que verse así porque es un sistema (abierto e
imperfecto) y no un conjunto de normas. Y como se presenta lo que es, falazmente,
como lo que debe ser, resulta que en algunas facultades de Derecho se educa a los
estudiantes con esa idea implícita casi siempre: que lo sustantivo del Derecho es lo
adjetivo. Son la pura boca que pronuncia las palabras de la ley, máquinas de
aplicación: zombis judiciales. Y como la paradójica idea de la superioridad de lo
adjetivo sobre lo sustantivo está extendida, aunque no sea consciente ni
expresamente, se llega a asumir que así debe ser (falacia naturalista). Pero del
hecho que algo es, no se puede inferir que así debe ser. Y el Derecho tiene que ver
esencialmente con el deber ser jurídico.
A la reducción del Derecho a su aspecto adjetivo hay que agregar otra reducción
más. Consiste en abstraer del Derecho Adjetivo (de los procedimientos o procesos
reales que se toman como casos para graduarse) el razonamiento, la interpretación,
los valores y el sentido. Lo que es notorio en la sustentación de expedientes para el
grado de abogado. ¿Cómo así? El estudiante puede conocer y muchas veces
conoce (a veces de memoria) los artículos procedimentales concernientes a los
expedientes que le ha tocado sustentar el trámite pero muchas veces no da cuenta,
por su cuenta, de la sustancia del problema jurídico implicado, ni de su fondo
principista creador y legitimador; es decir, de los fundamentos, la doctrina y las
instituciones jurídicas en juego. No hay posición propia. Y si no hay posición propia
no hay algo esencial. Los expedientes no tienen privilegio. Se puede hacer una tesis
51
sobre aborto eugenésico sin expedientes. Eso no la hace menos relevante, ni
menos jurídica. La capacidad de interpretación y argumentación debería ser el
criterio para evaluar a un graduando, cualquiera que sea la modalidad que se
adopte. Pero, en definitiva, hay más participación de la memoria que de la reflexión
y eso no es saludable pedagógicamente. Sin embargo, todos, abogado, juez, fiscal
o investigador, tienen que documentarse lo mejor que puedan, examinar
críticamente las diferentes posiciones y sus respectivos argumentos o criterios, etc.,
y proponer una solución argumentada. Tienen que investigar e investigan.
No hay que olvidar que una condición para que un proyecto de investigación sea
aprobado es su relevancia. Y la relevancia tiene, cuando menos, dos aspectos:
importancia social y mérito investigativo. Del hecho que el tema sea importante para
la comunidad no se deduce necesariamente que amerite una investigación. Puede
ser un problema fundamental cuya solución no requiera de una investigación
académica y formal. Una tesis para demostrar que hay pobreza en el Perú es
irrelevante, por ejemplo, aunque el problema de la pobreza es decisivo y de la
máxima importancia en el Perú. Habrá que cambiar de objetivo. No es relevante
como problema de investigación, aunque sí como problema social.
52
del hombre. Conocer los procedimientos es muy importante, para el que litiga o va
a litigar, pero no lo esencial.
9. EL INVESTIGADOR AMATEUR
La primera investigación sirve principalmente para aprender a investigar. La
investigación también es, entre otras cosas, una práctica, una actividad humana.
Pero más que a una actividad de información solamente, se parece a un juego de
reflexión entre dos (o más) personas: asesor y asesorado. También se le puede ver
como una carrera de obstáculos, en la cual se traza un camino en relación a ciertos
objetivos e hipótesis y se inventa un método de investigación ad hoc, a medida que
se vencen dichos obstáculos y simultáneamente. Pero para que este objetivo se
cumpla, para que ese juego sea auténtico, los asesores deben cumplir su trabajo
cabalmente: por el contenido, la forma y el método inseparables. El método y la
forma dependerán de la sustancia de la investigación: el problema. El tipo de
asesoría es muy importante y hasta decisivo.
Los problemas se resuelven uno detrás de otro, o más de uno a la vez, si se puede.
Cada investigador tiene su propio (des)orden. Y de la huella que dejamos con la
solución de cada problema, con el conjunto de problemas, pequeños o grandes, de
fondo o forma, resueltos, hacemos método al andar, a lo Machado, trazamos un
camino. Se hace camino al andar y al andar se hace camino. Método es camino
razonable, no a priori sino a posteriori. La sistematización y explicitación del método
viene después de la investigación, no antes. Al final de la investigación se ha
inventado un método (sin querer queriendo) que debe ser recreado, replanteado,
resituado, (lo hizo José Carlos Mariátegui con el marxismo en forma genial).
Federico Engels, el amigo de Marx, decía que el método es una guía para la acción,
un instrumento para usarse creativamente, no un dogma eclesiástico. El marxismo
de Marx es un método, no una doctrina, no una ideología. Muchos discípulos la
convirtieron en eso en el siglo pasado. Es algo que debe ser aplicado con
imaginación libre, sin rigidez ni formalismos, sin escolástica ni dogmatismo,
pensando críticamente en los fines u objetivos y no en el cumplimiento de
formalidades solamente.
¿Cómo conviene el trabajo de los asesores? Hay que empezar por discutir el
carácter de su labor: en mi opinión el asesor no es una autoridad, no debería haber
relación jerárquica, vertical, con el asesorado. El que el profesor o el asesor se crean
autoridad sin serlo, genera, en vez de resolver, problemas de comunicación con el
asesorado. No hay órdenes que dar ni recibir. Asesor y asesorado pueden cumplir
libremente su tarea.
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La primera condición del asesor es la de ser completamente franco con el
asesorado. Si es de manera elegante y delicada, mejor. El detalle y la claridad de
las observaciones y comentarios críticos y apologéticos del asesor son
imprescindibles, abarcando todos los aspectos esenciales y secundarios
relacionados. No sirven las observaciones lacónicas, genéricas, vagas,
infundamentadas, inexplicadas, etc. (ejemplo: mejore sus variables, sin hacer
ninguna aclaración, como nos mostró un compungido estudiante).
Crítica no quiere decir hablar mal o rajar o renegar o maldecir sino toma de distancia,
aplazamiento de la opinión, examen prolijo, es decir, darle muchas vueltas y mirar
de todos lados el problema. Critica no es maledicencia, crítica es examen y
conocimiento.
Lo que da el asesor son sus opiniones, que no tienen carácter obligatorio sino
facultativo. El asesorado decide qué hacer con esas opiniones. El asesor no se
inmiscuye con la posición o punto de vista que adopta el asesorado, sino con su
capacidad para plantearla, defenderla: lo que se evalúa es la forma, el método, la
coherencia, la consistencia del trabajo, a partir de los objetivos, hipótesis y criterios
del asesorado no los del asesor. De no ser así sólo se aprobaría a los tesistas que
piensan como él, lo cual es aberrante en educación, porque colisiona con el principio
de libertad y tolerancia frente a la diversidad de puntos de vista. Está muy ligado al
estado de cosas democrático, como dice Kelsen.
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Sólo hay una alternativa y es la más divertida: ponerle todas las ganas, toda la
pasión posible. El que se aburre es el que trabaja a medias, o a cuartas. El
impaciente lo único que sabe es que quiere acabar cuanto antes. Mata el tiempo,
no lo vive. El investigador requiere deseo y paciencia a la vez: la constancia es la
mejor expresión de la potencia personal (hablaba Zaratustra). Una gota de humildad
es necesaria también. No se puede saber lo que es investigar hasta que llega la
primera investigación en serio. Esto que pareciera evidente no lo es para los
novatos, ya que suelen encontrarse con sorpresas después de haber decidido
graduarse haciendo una investigación de verdad (no bamba).
10. INICIADOS
Otra condición sine qua non en la asesoría es, evidentemente, que el asesor debe
seguir al graduando constantemente, de comienzo a fin, aunque esto puede variar
de acuerdo a la relación particular con cada uno. El asesorado debe cumplir con
entregar sus avances de investigación, sin dejar de plantear todos sus problemas,
incluso los que teniendo relación con el trabajo de investigación, no sean asuntos
académicos (la angustia del graduando, por ejemplo). El asesor no debe limitarse
al comentario de los aspectos puramente formales, debe discutir a fondo sobre el
fondo del problema. El método se construye y evalúa inseparable de ese fondo. El
asesor tiene que saber derecho, si se trata de una investigación jurídica. Parece
obvio, pero no lo es para todos. El asesor es un tutor horizontal. El grado, la
sustentación de la tesis, es un verdadero rito de iniciación. Y esto no es una
metáfora antropológica: es literal. No es sólo una exigencia académica; implica y
complica nuestro ser en su destino esencial: la vocación. (¿Quién soy?, ¿qué hago
en el mundo?, ¿cuál es mi tarea específica?, ¿tengo tarea específica?). La tesis es
iniciación, como se ha practicado en formas menos sofisticadas desde la sociedad
primitiva, manteniendo su sentido: la necesidad de hacerse merecedor, digno de ser
considerado adulto entre los adultos y de aportar algo a la comunidad. Por eso en
55
la asesoría no basta con decirle al graduando _mejore sus variables_ y punto. Se
debe explicar claramente qué es lo que debe mejorar y por qué. De no haber error
u omisión no se requeriría una mejora ¿no es cierto?
Todo ello después de aclarar qué es una variable en Derecho, y para qué puede
servir en la investigación jurídica. Es un término o elemento o atributo que, según
se dice en los manuales, varía. También varían los puntos de vista de los diversos
autores de manuales de investigación científica, que son los que se usan
impertinentemente en Derecho. Hay que adecuarlos al Derecho, cuando se pueda.
Y matar la tautología completando la definición (variable es algo que varía).
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generalmente menos reciente, más trabajoso, más caro y menos variado que una
revista. Aunque no sugiero que se le excluya, ni mucho menos. Al contrario.
Por otra parte, es ingenuo limitar el mínimo de páginas en una tesis. No es asunto
de cantidad sino de sustancia. Si lo que alguien tiene que decir lo dice muy bien en
50 páginas, ¿para qué exigirle 200? Julio C. Tello se doctoró con una brillante tesis
de& 27 páginas. Y Einstein sólo necesitó 37 para la Teoría de la Relatividad.
Einstein y Tello hubieran sido desaprobados en esas universidades donde exigen
mínimos de 100 ó 150. Lo que se debe evaluar es la calidad del trabajo, su
suficiencia o insuficiencia, no la cantidad de páginas y menos el acuerdo o
desacuerdo con la posición o punto de vista del graduando. Una tesis puede ser
considerada brillante, aunque el lector o dictaminador no esté de acuerdo con la
posición ideológica del autor.
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Reconocerlo será un triunfo de la verdad gracias a la honestidad y limpieza del
investigador. Obstinarse en demostrar por cualquier medio que nuestras hipótesis
son correctas, aun forzando las cosas, es ingenuo y revela cierto infantilismo
intelectual. La hipótesis sólo sirve como instrumento de trabajo, como herramienta
de búsqueda. El fin de la investigación no es que se confirmen las hipótesis del
investigador a ultranza, sino que la verdad avance algo más, aunque sea un
milímetro, gracias a la hipótesis. Los errores también sirven, las hipótesis no
confirmadas también hacen avanzar. La verdad es revolucionaria, decía Gramsci,
un líder que tenía gran autoridad ética e intelectual para decirlo. El que una hipótesis
no se confirme no es malo para nadie. Esto lleva a las condiciones subjetivas de la
investigación.
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hay problema que plantear o resolver; es básicamente descriptiva, se usa para
hacer manuales. Mientras que en el trabajo de tesis se presenta un proyecto donde
se plantea un problema relevante, desde un punto de vista. Siempre hay un punto
de vista que desarrollar: una tesis. La tesis es una toma de posición frente al
problema planteado en el proyecto. El desarrollo de un punto de vista aplicado
puntualmente. El autor-investigador toma la palabra y dice lo que piensa respecto a
los diferentes aspectos del problema. El perspectivismo aquí no sólo es inevitable
sino también saludable y enriquecedor. Es una prueba del pluralismo y la tolerancia
que impregnan los ambientes auténticamente democráticos.
12. IR AL GRANO
En la primera investigación el novato se enfrenta con una serie de problemas que
son más o menos comunes en esta primera experiencia: temores, confusiones,
ignorancia, bloqueos, sorpresas desagradables. El asesor debe conocerlas,
advertirlas y explicarlas de antemano al asesorado. El asesorado puede ignorar
muchas cosas, algunas muy simples, que sin embargo para él pueden ser motivo
de angustia evitable, si es comentada por un buen asesor. El novato, por ejemplo,
puede perderse en los antecedentes, en los prolegómenos, en la introducción, sin
saber cómo salir (porque tal vez nunca entró). La solución práctica probablemente
sea novedad para él, como casi todo en esta nueva experiencia: no empezar por
los antecedentes. Comenzar por el meollo del problema, que a estas alturas
(después de la aprobación del proyecto) ya debe estar claro. Y a partir de ahí
extenderse de acuerdo a las necesidades de argumentación, de acuerdo a las
hipótesis y objetivos planteados y a los hechos, ideas o documentación investigada.
La angustia aludida se debe, tal vez, a que el novato imagina o visualiza de golpe
el conjunto de dificultades o problemas que probablemente deberá superar hasta
concluir su trabajo. Y como las visualiza de golpe, todas juntas, se descorazona o
se asusta y hasta puede abandonar el desafío, tirar la esponja. Creer que hay que
solucionar todos los problemas de golpe es un error de perspectiva, se
sobredimensiona la dificultad. No perderse en los antecedentes, ir al grano, y desde
ahí reflexionar y desarrollar los puntos necesarios para demostrar las hipótesis. Esto
hace superfluo el relleno.
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Es mejor, pero no siempre posible, trabajar ordenadamente siguiendo ciertos pasos
sucesivos y preclusivos. A veces hay que abordar un problema que se supone va ir
al final, o retomar un problema que se dejó inconcluso al comienzo. Esto puede
ocurrir, entre otras razones, porque nos hemos entrampado o bloqueado en el
desarrollo de un punto (lo cual es normal) o por otras muy distintas razones. Y cómo
hay otros puntos, la solución automática es cambiar de tarea. Y luego examinar con
el asesor el entrampamiento o bloqueo, si lo hay.
Hay muchas cosas que hacer en el trabajo de tesis y, en consecuencia, nada que
justifique pérdida de tiempo o decisión de parar. Para empezar, hay mucho que leer
antes y durante la elaboración de una tesis, directa o indirectamente relacionado
con ella, y mucho que escribir. Una tesis es una especie de crónica de una
investigación y la investigación misma a la vez. En cualquier punto se puede abordar
una tarea investigativa distinta a la que hacemos en ese momento. Eso no es
problema si no se deja de tener en cuenta, en todo el proceso de investigación, las
hipótesis y los objetivos, que son los faros que iluminan nuestro viaje de
investigación. Pero los fines u objetivos reales, no los fingidos o puramente formales
o incongruentes con respecto al problema. El bloqueo sólo se da generalmente en
relación a un punto y no frente a todos los puntos y alternativas de trabajo específico
y tareas o menesteres que se requieren en una investigación: la computadora aquí
es gran aliada.
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poner a trabajar aún con el proyecto imperfecto o inacabado, que irá
perfeccionándose y acabándose en el camino (si se requiere un proyecto formal).
Esa es la naturaleza del proyecto: estar inconcluso, abierto y listo para el cambio.
Es esencialmente provisional y ello no es un defecto. La investigación es una
aventura del espíritu. El investigador mismo se parece más a un aventurero que a
un profesor tradicional. Alfredo Bullar ha comparado a Fernando de Trazegnies con
Indiana Jones por su talento investigador y más de una analogía con el doctor Jones
(Homenaje a Fernando de Trazegnies Granda, Tomo I, Fondo Editorial PUCP): Al
leerlo no se puede dejar de admirar lo que piensa de la manera que le provoca
decirlo. No importa que suene a locura o irreverencia. Finalmente todo gran
descubrimiento fue siempre acusado en sus inicios de locura o irreverencia. Valor,
coraje, capacidad de improvisación, inteligencia, habilidad, decisión, constancia,
perspicacia, desenfado, gracia, meticulosidad y originalidad son parte de los
recursos que este aventurero lleva siempre en su mochila intelectual (&) Nadie como
él ha asumido el Derecho de una manera tan aventurera. Nadie ha explorado
territorios tan inhóspitos e inexplorados con tanto éxito, para encontrar lo que
buscaba y rescatar tesoros de valor insospechado.
Una primera idea obvia: no hay diferencia entre lo que dice una tesis y la manera
cómo está hecha. La forma es contenido. Una segunda idea obvia: siempre hay algo
previo al proyecto formal: uno va con todas sus creencias, supuestos o ideas a
realizar una investigación y no como una tabula rasa. Incluso tal vez toda la
investigación ya está lista en el momento que vamos a formalizarla a través de un
proyecto escrito. Pero su formulación no es sólo cuestión de forma. La manera como
está hecha, es significativa, emite sentido, tanto como la forma como está dicha. La
forma y el método son inseparables de un contenido cualquiera. No se reflexiona
con la mano en la quijada (en pose vallejiana, o el pensador de Rodin) y después
se escribe. La redacción es reflexión, hasta la versión definitiva: aquí también el
medio es el mensaje, el vehículo es el viaje (Mc Luhann). La mejor forma de pensar
es redactando y corrigiendo, desde el planteamiento del problema hasta las
conclusiones. Dando por entendido que la mejora en la redacción también es una
manera de corregir el yo investigador y no sólo el contenido de la tesis. Toda
investigación es trabajo crítico y auto crítico. Es otra forma de esculpirse uno mismo.
El trabajo de redacción puede ser simultáneo al trabajo de campo, si hay alguno, o
al trabajo documental y de fuentes, dependiendo de las posibilidades del graduando
y del tipo específico de investigación.
61
académicos. El alma humana se desnuda objetivándose en la escritura. El fondo es
la forma.
62
FASE UNO DE LA INVESTIGACIÓN JURIDICA
INTRODUCCION
Esta es una primera guía para la elaboración del proyecto de investigación jurídica.
Las demás se elaboraran según las necesidades que se nos planteen a partir de
las consultas o críticas de los profesores, especialmente de los que están
elaborando un proyecto o piensan hacerlo .Pueden presentar sus proyectos o sus
informes de investigación, o artículos o ensayos producto de ella, a la Unidad de
Investigación de la Facultad y solicitar cualquier ayuda o informe al suscrito que,
como encargado, está dispuesto a colaborar en cualquier problema que tenga que
ver con la investigación jurídica, de cualquiera de los miembros de la facultad de
derecho en cualquierade sus estamentos.
63
¿POR DONDE EMPEZAR?
Lo primero que habría que decidir, como Facultad de Derecho, son las condiciones
que debe reunir un Proyecto de investigación jurídica, para su aprobación. Para la
elaboración del proyecto de investigación jurídica hay que decidir que ítems se
consideran necesarios (no “obligatorios” porque la investigación no se basa en la
autoridad sino en el principio de libertad fundamentada). Pero previamente, ¿con
qué criterio tomamos esa decisión? Por ejemplo ¿queremos hacer difícil la vida de
los estudiantes que quieren graduarse voluntariamente con tesis? ¿queremos
simplificársela, como está intentando el gobierno con lo administrativo?
OBJETIVOS
ANTECEDENTES
HIPOTESIS
MARCO CONCEPTUAL
MARCO OPERATIVO
DESARROLLO
65
aplicando la reflexión anterior (punto uno). Tratar de extraer su relevancia, su lógica
o su sentido, evaluando su consistencia en relación a sus hipótesis y objetivos, con
la participación de todos 3) Y puede y debe haber una (auto) crítica institucional de
lo que se hace a este respecto y nadie debería tomarlo a mal, sobre todo si es por
escrito y de buena fe. Lo que podría y debería dar lugar a una discusión. La crítica
es lo que hace posible el avance, el salto cualitativo. Ese planteamiento debe
representar un esfuerzo de síntesis y claridad.
Eso supone no sólo un cierto conocimiento del tema, sino la capacidad reflexiva
para persuadir, a quien lee el proyecto, que efectivamente existe un problema, una
contradicción, una cuestión que además es relevante. La dificultad es mayor para
el joven estudiante que hace su primera investigación para graduarse, ya que en
67
nuestro medio no suele impartirse una educación muy crítica, por decirlo
suavemente ¿Cómo se puede plantear problemas relevantes si no hay educación
crítica? Nuestra realidad peruana presenta mayores desafíos educativos a este
respecto. Se han visto casos en los que quien se gradúa en Derecho, con tesis,
tiene que hacer dos paralelas: una para satisfacer los formalismos imperativos
extrapolados que se suelen aplicar al Derecho de manera mecánica; y otra para sí
mismo, desarrollando su propia idea, o sea: la tesis firme y la tesis bamba con
reconocimiento académico. A Fernando Savater la Universidad no le acepto su tesis
sobre E. M. Cioran para el doctorado en Filosofía. Y ahora que desde hace tiempo
se ha convertido en un magnífico y emocionante libro, uno puede ver todo lo
horrorosa que puede ser una rígida educación academicista.
Por lo demás, el sentido común suele ser falso, o vago. Algunos lo confunden con
el buen sentido jurídico, con la recta razón. La diferencia es cualitativa. La capacidad
de admiración, como la capacidad crítica y la capacidad de indignación, son
cualidades que se construyen, algo que requiere de educación, es decir, de
disciplina y libertad a la vez. Algo que uno puede llegar a merecer por propia fuerza,
asociada a una rigurosa (que no significa rígida) preparación. Requiere también la
capacidad de estar alerta a los cambios sociales, tecnológicos, políticos, culturales,
etc. de la realidad circundante. Eso no significa que el tema tenga que ser novedoso
necesariamente. Cuando el enfoque, es decir, el punto de vista del investigador lo
sea, eso es suficiente aunque el tema sea viejísimo. Esto no excluye la originalidad.
Es evidente, también, que el investigador que debuta no puede tomar un tema que
le haya sido sugerido y que no es de su agrado, ni de su conocimiento, ni de su
interés. El novato puede y le conviene escuchar sugerencias, pero será él quien
deba decidir finalmente qué tema escoger, y ese tema tendrá que ser de su agrado
o interés (que no siempre coinciden) porque eso supone una fuerte ventaja
psicológica. Una vez que haya elegido tema deberá contar con un asesor, que él
debería escoger, que tendrá que trabajar con él desde el primer momento: ese
68
primer momento en la fase uno es el planteamiento del problema, meollo de la
investigación e índice más valioso de la capacidad del investigador. Plantear
problemas relevantes es más importante e interesante que resolverlos.
Pero la riqueza y complejidad del Derecho se revela en los casos difíciles. Es más
razonable entregar avances de investigación que entregar la tesis terminada, como
a veces se hace, se aligera la tarea y se avanza sobre seguro, como quien construye
un edificio. El graduando continuará desarrollando los otros ítems después que el
asesor considere el planteamiento del problema como relevante. Luego los
presentará al asesor para que haga las observaciones y comentarios, y así
sucesivamente.
No basta con exigir al alumno que investigue, que elabore planes o proyectos de
investigación. La investigación supone el planteamiento de problemas y, por tanto,
alguien que pueda hablar de esto con claridad al alumno que no ha sido educado
para “plantear problemas” sino sólo para “resolverlos”. Hay que decirle cómo es
posible y de donde sale la capacidad crítica para plantear problemas u la capacidad
crítica y auto crítica que es lo fundamental y qué la puede bloquear. No hay recetas
ni sebo de culebra. Nietzsche (a quien seguimos en este punto), cree que eso
significa enseñar a pensar, a ver, a leer y a escribir.
Hay que insistir en que esta capacidad para plantear problemas relevantes no está
al alcance de todos, que requiere de cierta preparación y algunas condiciones. Estas
condiciones previas al planteamiento del problema son, como se ha dicho, el tema
de la Fase Cero de Investigación. Se trata de reflexionar respecto a lo que supone
plantear problemas relevantes y, hecho esto, buscar medios para resolverlos. Las
herramientas, los instrumentos, las técnicas y métodos no son leyes imperativas ni
dogmas, sino medios para un fin, “guías para la acción”, pautas que deben ser
asumidas plásticamente para que funcionen. La rigidez es enemiga de la
creatividad, como el dogmatismo de la investigación. Todas las investigaciones
tienen su origen en un problema que se quiere solucionar, o por lo menos plantear
y describir lo más claramente con ese fin. Una investigación es inconcebible sin el
planteamiento de un problema.
70
¿Qué sentido tendría una investigación sin problema de por medio?, ¿cuál sería el
objetivo de la investigación si no hubiera problema? “Todos los animales, dice Mario
Bunge, buscan cosas y modifican sus estructuras de comportamiento para eludir o
resolver los problemas que les plantean las situaciones nuevas. Pero sólo el hombre
inventa problemas nuevos: es el único ser problematizador, el único que puede
sentir la necesidad, el gusto de añadir dificultades a las que le plantea el medio la
capacidad de percibir “novedad”, de “ver” nuevos problemas, de inventarlos, es un
indicador del talento científico”. Y creo que se puede extender al talento jurídico.
Para Henry Bergson, por ejemplo, el planteamiento de problemas es tan importante,
que considera que la verdadera actividad crítica se da menos en la solución que en
el planteamiento de problemas. Solucionar problemas planteados por otros
corresponde más bien a la actividad escolar. Y Karl Marx decía que plantear
correctamente problemas es en cierta manera, resolverlos.
71
resolverlo, o despejarlo para hacerlo más claro, o para dejarlo expedito para su
solución o disolución. . Un genio pregunta: ¿por qué cae la manzana? Un niño de
cinco pregunta: “¿las hormigas duermen?” “¿de dónde sale el viento?”. Son claras
precisas y concisas. Capacidad de admiración no es atarantamiento o rostro
boquiabierto, es exámen cuidadoso.
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Sin embargo, no vemos oposición con un segundo sentido del vocablo método.
Según éste, se conciben las ideas metodológicas como un conjunto de pautas
previas y generales. Pero justo por ser generales son insuficientes para el problema
específico. En ningún caso pueden reemplazar el talento del investigador y menos
someterlo a criterios de autoridad. No son dogmas que por sí solos se van a
encargar de la investigación. Eso sería contradecir el espíritu del derecho, la
filosofía, la ciencia y el arte, (actividades básicamente críticas o anti dogmáticas).
En suma, sostenemos la utilidad de ciertas reglas o consejos previos a la
investigación, pero tratamos de tener presente la advertencia de Gramsci: “Debe
dejarse claro que toda investigación se ha elaborado y desarrollado con la
elaboración y el desarrollo de la investigación” (“El estado Moderno”).
OBJETO
73
Las disciplinas que, como el Derecho, se ocupan de la conducta humana, en lo que
el ser humano tiene de específico, de humano, requieren tener en cuenta la
complejidad de la especie y de los individuos. Es ineludible. El hombre no es sólo
un “animal racional”, en la hipótesis que se le pueda considerar del género animal.
También es un animal con humor, con libertad, con emociones, lenguajes,
intuiciones, imaginaciones, sueños y valores, etc. Un animal espiritual, parece
contradictorio.
El Derecho, como hace ver tan claramente Fernando de Trazegnies, no tiene por
qué ser desarticulado en sus diversos aspectos (dogmático-positivista, filosófico-
abstracto y sociológico). El Derecho debe ser tratado en lo posible de manera
integral y sin mutilaciones. Un Derecho mutilado no es un Derecho equitativo,
porque para que sea equitativo tiene que tener en cuenta no sólo la letra de la norma
sino su sentido, sus principios, “el imperio de las circunstancias”, la “naturaleza de
las cosas”, “la ceguera de la justicia”, etc.(J.Freund). Para que un Derecho pueda
ser justo tiene que ver global o integralmente sus problemas, dar cuenta de todos
los elementos en juego.
Luego del Planteamiento del problema presentamos los conceptos o ítems mínimos
que pueden conformar el proyecto de investigación en derecho, con las aclaraciones
necesarias mínimas, siempre inspirados en el estilo del arte minimalista.
OBJETIVOS
Hay una relación entre lo que se llama “sentido común” y “método de investigación”,
porque ambos se vinculan a la idea de racionalidad de los medios con los fines: el
camino más inteligente. Pero el “sentido común” debe contar con fundamento para
no confundirse con el prejuicio, la superstición, la idea recibida, el dogma religioso
o político; para convertirse en “buen sentido”. El “sentido común” es un invitado
omnipresente y muchas veces necesario a la hora de tomar decisiones durante la
pesquisa. Pero cuando la enseñanza de la investigación es obligatoria, dogmática
o equívoca, en el afán de cumplir y no pensar, el tesista prefiere hacer lo que le
ordenan, contra el sentido común que es su propio sentido; el cuál termina siendo
olvidado y abandonado. Es irracional.
74
Los objetivos son las finalidades que se propone el tesista, que busca alcanzar con
el cumplimiento de esas finalidades que se ha propuesto investigar, el problema
que ha planteado en el proyecto. Un error frecuente entre novatos es poner
objetivos que no son sinceros, porque los objetivos reales no están claros y hay que
“rellenar” ese rubro de todas maneras para aprobar. Los objetivos no pueden ser
obligatorios, porque nada debe serlo en la enseñanza de investigación; pero son
imprescindibles o necesarios, que es distinto, como es distinto lo necesario de lo
obligatorio en general. Un proyecto sin objetivos o sin objetivos sinceros es
simplemente absurdo (los objetivos soplados por un buen samaritano, para cumplir,
por ejemplo). Los objetivos (sinceros) le dan sentido a toda la investigación y deben
estar presentes en el espíritu del investigador desde el primero hasta el último
momento de la aventura. Si el investigador aplica este consejo o recomendación,
podrá utilizar cada ocurrencia existencial, cada hecho o experiencia de la vida, cada
lectura, cada conversación, cada obra de arte, cada amigo o enemigo, etc, para los
fines de su investigación. Siempre podrá “jalar agua a su molino” investigativo.
VARIABLES
En su sentido más obvio, pero insuficiente, es que se trata de algo que puede variar,
que es inestable, inconstante, mudable. El diccionario de la Real Academia señala
que una variable es una “magnitud que puede tener un valor cualquiera de los
comprendidos en un conjunto”. Eso supone, en primer lugar, que una variable solo
existe y funciona dentro de un conjunto, dentro de un todo. Y, en segundo lugar,
que se trata de una magnitud. Pero una magnitud es “una propiedad física que
puede ser medida”: “el tamaño de un cuerpo”, por ejemplo, es o puede ser una
variable, porque una variable es un criterio para medir, pesar, etc. ¿Cómo se aplica
esto al derecho? Simplemente no se podría, si se mantiene como está: es decir
propiedad física que puede ser medida: magnitud. Salvo por excepción,
aleatoriamente, en derecho no trabajamos especialmente con “magnitudes” o
“propiedades físicas”.
75
de “variables” en el derecho, habría que dejar de pensar en “magnitudes” o en
“propiedades físicas”, manteniendo la idea de valor, pero dándole sentido jurídico,
teniendo en cuenta las aclaraciones disciplinarias que detallamos en
“Extrapolaciones…” (Siguiendo a Kelsen).
El diccionario francés Flanmarion nos dice que, desde el punto de vista gramatical,
son variables “el género, el número, la función, etc”. Cada uno de ellos es un criterio
de comparación entre dos o más factores. En derecho una variable es un criterio
de valor jurídico que sirve de piedra de toque o eje de discusión y opera en el
proyecto, en el desarrollo de la investigación y su informe, y en las conclusiones o
76
soluciones, siempre provisionales. Por ejemplo, en el famoso caso de “los petro
audios”, donde la discusión es si las pruebas obtenidas ilícitamente deben ser
admitidas, o no, en nuestro sistema jurídico. Las variables pueden ser aquí la
“legitimidad” o “constitucionalidad” de esas pruebas. Aquí lo que varía son las
diferentes y hasta opuestas posiciones en esta discusión: por eso también hay
criterios de ilegitimidad e inconstitucionalidad en juego. N0 sirven para medir
realidades sino para evaluar conductas humanas.
MARCO TEORICO
MARCO OPERATIVO
77
basta con mencionar que se harán encuestas y no basta con elaborar un
cuestionario; se tendrá que consignar a quién y por qué se hacen dichas
encuestas a tales personas y por qué se hacen esas preguntas y no otras.
78
79
Segunda parte
El Problema
80
que articula los diversos aspectos de la vida jurídica, dándoles unidad,
coherencia y sentido, evitando las mutilaciones, reducciones y
subordinaciones innecesarias. Cuando se dice que el derecho no es una
ciencia social causal, no debe entenderse que derecho y sociedad son dos
cosas separadas y diferentes. Entre Derecho y Sociedad no hay una simple
relación. El Derecho es social en sí mismo. Pero se suele aislar por
abstracción este aspecto de las exégesis jurídicas. O se le considera como
subordinado y externo.
Ya Kant afirmaba que no hay disciplina que tenga tantos problemas para
definir su objeto como la Jurisprudencia. Y aún hoy se insiste en que “la
razón por la cual el Derecho se llama Derecho, es un misterio que hasta
ahora nadie ha logrado develar”. Esta es por lo menos la idea de Francesco
Galgano, Catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Bolonia, (primera
Universidad del mundo, creada en el siglo XI). Precisamente aquella
81
Institución universitaria a través de la cual el Derecho romano era
recepcionado en los albores de la baja Edad Media, después de varios siglos
de relativa desaparición a la caída del Imperio Romano de Occidente.
83
Como dice Gianni Vattimo (para no salir de Italia) “la novedad es que no
hay novedad”. Salvo la conciencia del misterio, que el sano escepticismo de
Galgano expresa. Lo que no es poco. Sobre todo en relación a ciertos
imperturbables ambientes, donde aún se vive como si todo estuviera hecho
y dicho para siempre en las leyes, como en el siglo XIX.
Nos hace falta un poco del refrescante “viento de libertad”, tan indispensable
en la vida jurídica, como en la investigación. Este viento que emana, por
ejemplo, del peculiar discurso de Fernando de Trazegnies sobre el derecho,
que consideramos imprescindible en este ensayo. Su visión del Derecho es
la más adecuada a nuestros objetivos, y por eso nos ocuparemos de ella en
esta parte. Pero antes de dar una revisión general a la obra de ese gran
jurista, queremos recordar que en la “Fase Cero” ya planteamos
esquemáticamente una idea aproximativa de lo que implica la actividad
jurídica: normas, conductas y valores, como ejes abstractos infaltables en
esta actividad. Sin embargo, la descripción de dichos “ejes” no agota el
Derecho y es estática. Normas, conductas y valores forman una unidad
concreta e indiscernible en la dinámica de la vida social, junto a lo s demás
aspectos. Veamos algo de esa complejidad sucintamente en cuatro puntos.
DERECHO EN CONTEXTO
84
Nadie como Fernando de Trazegnies para representarnos la riqueza, la
heterogeneidad y la extensión de la vida jurídica. Una revisión, aunque sea
somera, de su intempestiva y estimulante obra, nos exonera de mayores
demostraciones. Y eso es lo que queremos hacer precisamente: que el
lector se haga una idea de esa complejidad. Hace tiempo que ese gran
pionero jurídico se ha instalado plenamente en un nuevo “te mpo” jurídico,
ampliando simultáneamente las fronteras o límites del Derech o tradicional.
No es puro azar, aunque al factor azaroso no le falte un lugar en sus
convicciones.
Es bueno llamar la atención sobre las conductas y los valores jurídicos para
romper con la estrechez del positivismo, pero él va más lejos. Para captar
la perspectiva de nuestro jurista tal vez haya que volver a los glosadores y
post glosadores medievales de Bolonia y hasta la creativa Roma de los
pretores y los jurisprudentes; hasta la Roma de Ulpiano, perennizada en el
Corpus Juris Civilis. Para Ulpiano la Jurisprudencia, lo que ahora llamamos,
con razón o sin ella, Derecho no sólo es el “arte de lo bueno y de lo justo”
sino, previamente, “conocimiento de las cosas divinas y humanas”.
Ineludible condición para practicar ese arte. Sin el conocimiento de las
cosas “humanas y divinas” no hay conciencia jurídica, criterio jurídi co
propio. Y no es una noción metafórica. La noción de Ulpiano quiere decir
exactamente lo que dice, literalmente. El arte del Derecho implica “el
conocimiento de las cosas divinas y humanas”. No basta con averiguar lo
que dice la ley.
85
TRANSDISCIPLINA
86
Perú Republicano del siglo XIX”. O en el no menos intempestivo diagnóstico
que comentaremos a continuación.
Es importante y sin embargo difícil comentar cabalmente el discurso de
Fernando de Trazegnies con motivo del Premio COSAPI. Se diría que cada
frase es una espléndida idea, y esta rica densidad provoca citarlo todo entero
y casi impide una selección. Sólo puedo decir que todos los invitados a la
fiesta, logran en ella una inesperada, compleja y dinámica re conciliación.
El misterio de Galgano queda límpidamente despejado: “En verdad es sólo a
partir de la teoría de la complejidad dinámica que el Derecho se hace
inteligible”.
DERECHO Y POSMODERNIDAD
Se trata, como veremos, de una creativa distorsión que intenta corregir los
excesos o desequilibrios de la modernidad misma, ampliando los límites y
fronteras después de volver a la raíz para examinarlo de raíz. La
Postmodernidad no es una nueva etapa histórica (lo de “etapas históricas”
también es moderno): es la desilusión de la modernidad, el desencanto
87
crítico, la generosa absorción de sus virtudes o fuerzas, (el camino de la
lucidez, se dice, está empedrado de desilusiones). Una vez más: la novedad
es que no hay novedad. Pero llegar a esta conclusión antes que todos y por
medios propios supone un largo recorrido, una tremenda inversión de
energías y una intuición. Supone hacerse cargo de todo lo que en la historia
jurídica occidental vino después de Ulpiano, es decir, de toda la historia del
Derecho y, en el fondo, de toda la cultura occidental.
RACIONALISMO
Se diría que Occidente no se cura aún de su secular racionalitis: “El
racionalismo, señala nuestro jurista, que marcó de una manera tan decisiva
la civilización occidental, soñaba con un mundo perfectamente ordenado,
donde todo debía tener su lugar; y ese lugar era descubrible por la razón
humana. Dentro de esta perspectiva todo estaba sometido a leyes y, en el
fondo, nada era nuevo sino simplemente descubierto. La realidad no tenía
sorpresas, no tenía azar; por consiguiente no tenía verdaderas novedades,
no tenía creaciones que no respondieran al rigor implacable de las leyes
naturales...”.
El racionalismo es la exacerbación del valor de la razón, del intelecto
como medio privilegiado de conocimiento, desde que “un día, en las
plazuelas de Atenas, Sócrates descubre la razón”, como señala Ortega y
Gasset. Esa exacerbación se expresa en el capitalismo moderno a través
de otros “ismos” que son sus expresiones parciales: positivismo o
cientificismo, por ejemplo. En este sentido, el positivismo cientificista es una
expresión del racionalismo: una ideología europea que ha contagiado sus
hábitos a una parte del mundo.
88
En cierta forma, la historia de la razón es historia de la independencia de
esta facultad frente a las demás facultades “no racionales”. En cada etapa
histórica esa independencia adopta formas específicas. Lo constante es el
“in crescendo” en la sobrevaloración de sus posibilidades, siempre
acompañada de un cierto menosprecio por las facultades “no racionales”,
como la intuición, la imaginación (“la loca de la casa”), las experiencias
oníricas, etc. En la Edad Media esa razón se proyecta en la forma de un Dios
que, después de muchos siglos de abstracción (de destilación decía Friedrich
Engels), se ha convertido en algo que “está en todas partes y en ninguna”,
en una “razón pura”, en una idea vacía. La divinización de la razón se gestó
en la Teología (la demostración “racional” de la existencia de Dios): Dios
concebido como razón esencial y luego como “razón pura”.
POSITIVISMO Y EXEGESIS
Como se sabe, hay dos familias jurídicas que cubren el ámbito de la cultura
occidental: la familia anglosajona y la familia romano -germánica. A ésta
última pertenece nuestro sistema de Derecho peruano, (en esto también
somos occidentales). Ahora bien, en esta familia la fuente jurídica más
importante es la Legislación, es decir, el conjunto de normas generales
creadas por el poder estatal, (aunque no siempre fue así). No la
jurisprudencia, (familia anglosajona), ni los principios, ni la doctrina, ni la
costumbre, ni la voluntad de los individuos.
Lo anterior no significa que la Legislación sea en sí misma, por toda la
eternidad, más importante que las otras fuentes de Derecho; sólo significa
que para una cultura, en un cierto período histórico (el nuestro) aún sigue
siendo considerada así. Ese período se inicia con la Codificación
Napoleónica, que tiene su origen en la Revolución francesa y en cierto modo
representa su culmen histórico. Dato importante para nosotros, puesto que
las actitudes positivistas que examinamos sólo pueden entenderse si se tiene
en cuenta ese contexto y su enorme influencia mundial.
89
En la etapa pre revolucionaria francesa (el “antiguo régimen”), como en la
colonia pre republicana, no había un sistema jurídico, es decir, un conjunto
estructurado de normas y principios propios, no había la unidad de nuestros
sistemas de hoy. Las normas no estaban centralizadas ni unificadas, o
codificadas. En realidad lo que había era una heterogénea pluralidad
normativa de carácter estamental (o clasista). En consecuencia, la
desigualdad humana estaba legitimada jurídicamente. Si no había una ley
para todos sino varias de acuerdo al status, no podía haber “igualdad” ante
ella. Y estos privilegios se complementaban muy bien con un poder judicial
compuesto, en buena parte, por magistrados generalmente identificados con
los intereses de su propia clase.
Con este injusto estado de cosas quiere acabar la Revolución. Y sólo logra
consolidar un nuevo orden gracias a la unificación sistemática del Derecho y
a la declaración de la igualdad de los hombres ante la ley. Vale decir gracias
a la Declaración de los Derechos del Hombre (1791) y a la Codificación
Napoleónica, obra sólo comparable al no menos famoso corpus justianianeo.
O a Las Partidas de Alfonso X. Se trataba de elaborar códigos tan complet os
y tan perfectos, (desde el punto de vista racionalista de la época) que no
dejaran lugar a las interpretaciones “subjetivas” de los jueces (justamente
repudiadas del antiguo régimen). En realidad esta codificación napoleónica
logra fusionar espléndidamente varios siglos de estudios romanistas, con los
ideales modernos de la reciente Revolución burguesa. Y fue a partir de los
comentarios de esta codificación y de las reglas que inspiraron estos
comentarios, que se desarrolla la llamada “escuela de la exé gesis” y, en
cierta medida, el positivismo que inspira nuestras prácticas y co ncepciones
jurídicas regionales hasta hoy (2016)
90
Algunos exégetas napoleónicos llegan a cultivar a tal extremo la
sobrevaloración del texto legal, que un jurista de la época llegó a acuñar una
frase que se ha hecho tradicional: “yo no conozco el Derecho Civil, sólo
conozco el Código Napoleón”. Sin embargo, después de casi dos siglos de
influencia de dicho Código, en un período de variados y algunos catastróficos
cambios de todo orden, la posición de los exégetas se ha hecho francamente
insostenible. Ya era insostenible en la Francia de 1900. Reapareció la
necesidad de la interpretación.
91
genérico), o un conjunto de normas estatales (positivismo jurídico), sin más.
También es digno de atención el tipo de juicios que se han hecho para
justificar esas respuestas, (sin embargo, el hecho de que alguien sostenga
que el Derecho es ciencia no lo hace automáticamente positivista. Todo
dependerá de lo que se entienda por ciencia). La mayoría sostiene que el
Derecho es una ciencia y hay que aplicarle la “metodología científica”. Pero
no es suficiente con esa respuesta: hay que examinar las justificaciones que
se dan. Casi todas las respuestas coinciden en que ciencia es una disciplina
del conocimiento, una actividad cognitiva.
La ideología es un velo invisible que sólo permite ver lo que ella quiere. En
este caso impide ver otros aspectos jurídicos sustanciales, (fuera de las
normas) y la complejidad de conjunto. Y es frecuente que quién sólo ve el
derecho como un “conjunto de normas”, lo vea en lo académico como una
“ciencia”, es decir, como una disciplina cognitiva con un territorio bien
delimitado e indiscutible. Y el Derecho no es bien delimitado y sí bastante
discutible y no es básicamente cognitivo sino normativo. Hablamos del
positivismo “pop”. ¿A qué sino se debe esa cuasi unanimidad, Se nos
ocurren dos alternativas de respuesta a esas preguntas: a) o lo encuestados
poseen buenas razones que explican sus respuestas (coherentes,
suficientemente persuasivas) b) o no las tienen y existen motivos menos
conscientes y justificables. Esto lleva a examinar las respuestas respectivas
sin ánimo de exhaustividad.
92
por ejemplo, no es ni una ni otra cosa, ni fáctico ni formal. Y Bunge no cree
en la cientificidad del derecho. Bunge no es excepción. Compárese las diez
características que atribuye a la ciencia, con el Derecho, (lo intentamos en
Anexo de este libro). Y en textos como el de Alfredo Prado Pantigoso sobre
“Metodología de la Investigación”, el Derecho no aparece en ninguna de las
clasificaciones de las ciencias. Lo cual es digno de reflexión, porque en el
dictado de su curso de Metodología de Investigación Jurídica, Alfredo Prado,
lo considera así y, en consecuencia, se aplica el “método científico”. Lo cito
a él no como excepción sino como la regla.
Algo semejante sugieren los que hablan del derecho como un conjunto de
conocimientos “observables”, “experimentales” y “verificables”: las
características que se suelen considerar como propias de las ciencias
naturales causales. Pero en derecho lo observable y lo experimentable es
muy secundario, y lo verificable imposible, porque no se trata de actividades
cognitivas, explicativas de la realidad, que pueden verificarse: las soluciones
jurídicas no son verdaderas o falsas sino justas o injustas, correctas o
incorrectas jurídicamente, bien o mal fundadas, etc., y eso no se puede
“verificar”. Depende de argumentos, no de pruebas científicas. Es oportuno
recordar que, incluso para Mario Bunge, el concepto de ciencia ha sido
concebido tomando como “modelo” arquetípico a la ciencia física, y el mism o
reconoce que “permanece excesivamente ligado a ese modelo”. Eso explica
las extrapolaciones de método.
93
para la futura solución de conflictos en la vida profesional. Lo que interesa
resaltar es que los conocimientos que se obtienen se dan a partir de
relaciones de imputación, de reglas en relación con conductas que pueden o
no cumplirse. Esas conductas no se producen con el rigor de la necesidad,
sino por el influjo de la voluntad, la libertad y el carácter imprevis ible de lo
humano.
Es muy común escuchar que: “el derecho es una ciencia que regula la
conducta humana”. Pregunta: ¿Cómo una ciencia, una actividad cognitiva,
de conocimiento, puede regular la conducta humana? Aquí el maridaje
forzado entre derecho y ciencia alcanza su máxima expresión. Imagínese un
Newton, un Einstein, que practicaron las ciencias, dando normas para regular
la conducta humana. Ellos eran científicos, no autoridades con potestad.
Crear o dar normas es una actividad cualitativamente distinta de la ciencia,
aunque puedan vincularse. Todo está vinculado con todo.
94
estas normas demuestran la cientificidad del derecho y que tienen que ver
con la ciencia. ¿Y a qué otras normas propias podrían referirse?
Se dice también del Derecho en sentido académico: una “ciencia” que tiene
su “campo de estudio” y “método de estudio” propios. Tampoco se sabe a
qué “campo de estudio” y a qué “método de estudio” se refiere exactamente,
ni de qué “autonomía” se habla. Se hacen demasiadas afirmaciones puras.
En cuanto a los “principios propios”, es cierto que el Derecho los tiene , pero
ello no demuestra que sean científicos sino sólo eso: que son propios. Por lo
demás, los principios jurídicos, o principios generales del Derecho,
precisamente por ser propios, son jurídicos y no científicos, autónomos
también frente a la ciencia. En cuanto a las “normas básicas”, si fueran
condición de cientificidad, todas las instituciones tendrían rango “científico”
(suponiendo un poco delirantemente que no se trata de reglas metodológicas
sino de conducta social). Pero si se trata de reglas de mét odo de
investigación y no de “normas jurídicas”, tendríamos que saber exactamente
cuáles son estas “normas básicas” que hacen del Derecho una ciencia.
95
tiene que ver con la actividad científica, que no está para regular
conductas. Parte del objeto del Derecho, como disciplina académica, es
obviamente el estudio de normas jurídicas. Pero las normas jurídicas no
agotan ese objeto. Y el trabajo no termina con el estudio, la explicación y la
descripción de las normas. Sólo son el instrumental que opera a través de
la interpretación y a partir de un hecho jurídicamente significativo que se
intenta regular. Tenemos que opinar, tenemos que argumentar y decidir no
sólo conocer. Mientras se estudia derecho no se pueden suspender los
juicios valorativos. La interpretación y aplicación de una norma a un hecho
concreto sólo es posible en relación a objetivos considerados va liosos
jurídicamente, sin los cuales esta compleja actividad no tendría sentido.
Una ciencia debe poseer un objeto indiscutible, y, como se ve, el objeto del
Derecho no lo es. Sigue en discusión y las posiciones varían de acuerdo al
punto de vista. Lamentablemente nadie se molesta en señalar cual sería el
“campo propio” que, una vez más, sólo mencionan sin aclarar. Algo
semejante ocurre con los “métodos propios”. No se dice cuáles son estos.
No se sabe si se habla de métodos de interpretación o de investigación. Pero
el futbol y la pintura tienen su campo propio y no son ciencias. No son
exactamente lo mismo. Por esto hay que distinguirlos. Y esta distinción es
más importante si se tiene en cuenta que ni en la investigación ni en las
interpretaciones jurídicas se ha creado un sistema de validez universal y es
muy dudoso que ello pueda ser posible. Esta es otra de la “aporías” a
propósito de la interpretación jurídica.
96
derecho, como ya dijimos. Es un asunto de conexiones entre concepciones
del mundo y concepciones del Derecho. Juan Monroy Gálvez aclara bien
esto: “...como la ideología que haga suya un persona es expresión de la
concepción que tenga del mundo, el derecho como sistema de normas es,
en atención a la ideología de quien la propone, una interpretación de la
sociedad y de las relaciones que en su interior se produzcan”. Es como para
tenerlo en cuenta.
97
“concretización”, (Konrad Hesse). La posición de algunos no parece
derivarse de una toma de posición jurídica consciente, sino de otros casos
de “asunción sicológica” de una conducta absorbida del medio ambiente, sin
beneficio de inventario, como ya vimos.
98
excluyentes. Al contrario, aunque distinguibles en teoría, parecen
inseparables en la práctica. La doctrina es una fuente del Derecho, la
interpretación un arte mediante el cual se le aplica en la realidad. Su
confusión es significativa. Por ello, esclarecer bien un caso puede ser tan
fructífero como un conjunto, porque forma parte de ese conjunto.
99
de recursos al lenguaje, al precedente y a la filosofía jurídica”. (L. H. Tribe).
Interpretar es un acto recreativo en el que se da contenido a una norma. Una
norma es a la vez un instrumento que señala límites y “material de trabajo”.
101
jurídica no excluye algunos límites y condiciones, igualmente ineludibles en
la búsqueda de correctas soluciones jurídicas.
102
abstractos de la norma se llenan de sentido, cobran vida. Y la interpretación
deviene creación.
Son trabajos que nos ofrecen datos. No hay duda de que estos datos pueden
ser muy útiles, pero pareciera que el investigador sólo busca eso: datos. De
lo que se trata es de trabajar esos datos. Lo estrictamente relevant e en la
investigación jurídica es lo que se hace y se puede hacer con los datos, lo
cual supone conciencia respecto de los tipos de investigación posibles, sus
niveles de complejidad, etc. Un trabajo de mera recolección de datos y
elaboración de fichas no es (y tal vez ni siquiera prioritario), por más útiles
que puedan ser. Se trata, como ya dijimos, de que el alumno aprenda a
inventar y plantear problemas relevantes. Para eso debe ser preparado, para
reflexionar críticamente y con un máximo de autonomía sobre problemas
jurídicos.
103
encuestados (de 53) consideran como dificultad mayor el “enunciado del
problemas”. Pero no creo que entienden por tal lo que nosotros entendemos
por “planteamiento del problema”, sino sólo el título o tema de una
investigación posible -aunque no haya problema. Una formalidad sin
contenido que no requiere de reflexión, es decir, de planteamiento de
problemas.
104
alumnos varios años pensando en sus problemas en la investigación, esta
respuesta confirma su actitud formalista. Si el alumno no tiene planteado muy
claramente su problema de investigación, menos podrá saber cuáles son las
variables, si no tienen una idea clara y distinta del concepto “variable” sino
una definición memorística. El problema está, una vez más, en el
planteamiento del problema. ¿De dónde saldrían las variables, indicadores,
(en los trabajos explicativos o causales por lo menos), si el problema no está
nítidamente planteado?. ¿De dónde saldrían las variables s i tienen carácter
causal y el tema de investigación no es causal sino prescriptivo?
CONCLUSIONES
105
exigencias injustificadas e impuestas por obligación y muchas más
consecuencias.
106
Derecho y de las dificultades y desacuerdos que hay para definirlo y se
imponga de hecho la cientificidad del derecho sin discusión.
Consideramos conveniente:
• La discusión pública de los temas eje que se han planteado aquí. Lo cual
sólo es posible si se toman las decisiones políticas y promueve la discusión
y la publicación de revistas, libros y eventos que tengan que ver con la
investigación jurídica. Y, en general, un decidido apoyo a todo lo que sea
investigación, producción y creatividad académica, para cuya evaluación no
debe importar la posición ideológica o filosófica adoptada, sino la calidad
intrínseca del producto.
108
• Carlos Fernández Cesáreo lo ha dicho muy claro: “el Derecho
comporta una pluralidad metódica para acceder a él”. Hay una multiplicidad
de posibles investigaciones relevantes en el Derecho. Pero para
desarrollarlas hay que afrontar necesariamente el problema de su identidad
y particularidades y no temer al cambio.
109
110
ANEXO UNO
“Mi vida era feliz hasta que conocí a Mario Bunge” (grafitti en baño de la UNSA)
Pero Bunge hace más que declaraciones. Señala de manera expresa las diez
características que, según él, hacen de una disciplina una ciencia. Me ocup o
de ellas, a continuación, haciendo un comentario comparativo en relación a
las características propias del Derecho.
111
la costumbre: la reflexión sobre el caso puntual a resolver, con objetivos
distintos a los de la ciencia, que es disciplina cognitiva: hacer justicia, no
explicar la realidad. El Derecho no se separa o no debe separarse en ningún
momento de los valores que se supone persigue.
LA CIENCIA ES ANALITICA
El vocablo “análisis” tiene un significado más preciso que en el del lengua je
común: significa separación de elementos (física o mental) por razones de
simplificación, es decir, de método y de exhaustividad.
112
Una operación simplificadora es una que reduce y empobrece porque abstrae
o separa elementos. Es necesaria y conveniente en algunas ciencias, pero
insuficiente y a veces inconveniente en el Derecho (en sentido académico)
que no analiza sino que interpreta y argumenta, en un contexto donde se
juzga, valora, evalúa, y resuelve. Por tanto, decir que el Derecho es analítico,
en este sentido preciso, es secundario y muy parcialmente cierto.
En otro sentido más lato el del lenguaje común “análisis” significa estudio,
reflexión más o menos completa, más o menos sistemática, sobre un aspecto
de la realidad. Y, en este sentido, también se puede hablar de análisis
jurídico, pero sólo en este sentido genérico. Dentro de las operaciones
mentales, el análisis es separación abstracta o concreta de elementos; en el
derecho esos elementos no se separan sino que se relacionan y
conjuncionan en la interpretación.
LA CIENCIA ES ESPECIALIZADA
La especialización supone una disciplina circunscrita, claramente delimitada
e indiscutible; el objeto es claro y separado del resto de la realidad; no hay
discusión sobre su naturaleza ni crisis de identidad; mientras que el derecho
no es circunscrito ni cerrado, ni monotemático, sino abierto, complejo y
dinámico. El Derecho es más bien un caso de anti especialidad, como la
filosofía. La especialización tiene sentido en las actividades cognitivas.
Tomar una decisión judicial no es una operación analítica sino intuitiva, (esto
exige, previamente, buena información, documentación adecuada, etc.). Esto
no excluye sino que requiere una adecuada preparación intelectual, un buen
manejo jurisprudencial y un conocimiento suficiente de los hechos, las
normas y principios pertinentes, entre otras cosas.
114
Mario Bunge señala cinco características para que una disciplina sea clara y
precisa:
115
sino para darle sentido, para crearlo. Muchas disciplinas humanas, sino
todas, tienen métodos y no son ciencia: disciplina del conocimiento
especializado.
Los legisladores no crean conocimiento sino que dan “leyes generales”, pero
no en el sentido científico-cognoscitivo, sino en el sentido jurídico-
prescriptivo: es decir, normas jurídicas generales que no tienen mucho que
ver con la “Ley de la gravitación universal de Newton”, salvo el común
nombre de “ley”. No indican lo que es sino que prescriben lo que debe ser.
116
Suele confundirse las leyes científicas como la “ley de la gravitación
universal de Newton” y las leyes jurídicas dadas por el congreso, a pesar de
la evidente diferencia. En el fondo se trata de la confusión entre naturaleza
y sociedad, expresada (metodológicamente) en la confrontación
causalidad-imputación como lo vio Kelsen.
ANEXO DOS
INFORME AL DECANO
117
Facultad de Derecho. No es muy racional, si eso significa, entre otras, conforme a
los fines. Sin embargo, en nuestras Facultades regionales esto es plenamente
aceptado, sin discusión ni polémica, oral o escrita sobre estos asuntos, típicamente
jurídicos.
Se supone que si un estudiante elige la carrera de derecho, es porque quiere ser
abogado o juez, o fiscal, etc., por lo cual deberá ser entrenado para investigar en
esa materia y no en otra, porque lo necesitara en su vida profesional todos los días,
frente a cada problema relevante que se le presente: tendrá que investigar, si se
valora sinceramente el papel de la investigación en la vida universitaria y
profesional. En este caso todos los temas, sin excepción, son asuntos no jurídicos,
no de derecho. Y por eso no se enfocan jurídicamente sino causalmente y, en varios
casos, casi como puro acopio de datos.
Pero estos títulos, por si mismos, y las investigaciones respectivas que aquí
comentamos, solo prueban contundentemente las hipótesis planteadas en ese
documento (publicado en la revista Derecho de la respectiva Facultad y en la revista
ADUCA) por lo cual no abundare en este aspecto. Basta con leer los 12 títulos.
Desde los títulos se muestra cómo, a partir de un razonamiento bastante simplista
(el derecho es una ciencia, una especialidad científica) se pretende aplicar, en
consecuencia, el supuesto método científico, es decir el enfoque causal, según los
objetivos de las ciencias, a las investigaciones jurídicas (extrapolación de una
actividad cognitiva- causal, a una normativa o imputativa, no causal). Y todo eso
sin discusión.
118
Como su nombre lo indica, a partir de ese enfoque cognitivo, se pretende buscar
las causas que explican por qué se producen ciertos fenómenos (sociales o
naturales). Sin embargo, los que trabajan en el ámbito jurídico saben que este no
es el objetivo principal del derecho, ni la sustancia de la disciplina jurídica. Difiere el
objeto por su carácter; difiere el método que, como se dijo, aquí es la imputación y
no la causalidad. ¿Y que otros criterios podemos adoptar para contrastar las
disciplinas sino el objeto y el método?
Y ocurre que todas las investigaciones de los estudiantes de derecho, cuyos títulos
aquí presentamos, son puramente causales y ninguno es asunto estrictamente
jurídico. Este problema ha sido el motivo de las reflexiones en el documento
mencionado por ya largos años, aunque me sorprendió desde que comencé a
notarlo al volver a la universidad.
Como profesor de metodología de la investigación jurídica, no podía eludir esa
tarea sin faltar al deber profesional. Aunque la calidad y cantidad de investigación,
no pueden depender solo de los profesores de metodología. Si se adecuan los
métodos de investigación jurídica a los problemas jurídicos, creo que se podrá
alcanzar una significativa mejora, las investigaciones podrán ser más plásticas o
adecuadas, menos disforzadas.
No es inocente que se considere el derecho tan científico y tan causal como todas
las ciencias, porque de esto se sigue que, como hay una metodología de
investigación científica general, esa es la aplicable también a "la ciencia del
derecho" y, en consecuencia, que la metodología de investigación jurídica puede
ser enseñada por cualquiera, sea o no abogado: de ahí los temas y los métodos
que eligen los estudiantes de derecho aquí en esta muestra, a pesar del carácter
cualitativamente distinto del derecho frente a las ciencias. Lo cual no significa que
baste ser abogado, para enseñar metodología de investigación jurídica.
Creo que, en la medida que la “metodología de investigación” no constituye una
especialidad sino una epistemología, una "teoría del conocimiento", requiere una
formación mínimamente interdisciplinaria (filosofía contemporánea y ciencia
sociales es ideal). Y dedicarse a la investigación y a investigar como otros se
dedican a otros menesteres jurídicos y no jurídicos. Además de saber derecho, por
supuesto. El método de la investigación es inseparable de su objeto y el método
debe adecuarse a él.
119
Pero todo esto debería ser motivo de discusión y no de imposición. Y esta sería mi
única sugerencia: que se discuta sobre estos problemas públicamente y que quede
constancia de dicha discusión, para que pueda ser conocida por otros que podrán
mejorarla. O por escrito en la revista de Facultad. Es un asunto estrictamente
académico, especialmente universitario: la discusión de ideas. No podemos
desplazar lo académico priorizando factores extra académicos, sin afectar el
espíritu de la universidad y al estudiante como criterio principal. Salvo error u
omisión.
Muy atentamente.
2. Opinión y análisis de posibilidades de trabajo por los alumnos del tercio superior
pertenecientes al décimo y décimo segundo semestre del programa profesional de
Derecho de la UCSM, Arequipa, 2011.
120
7. Opinión sobre el uso de las bibliotecas por los estudiantes del programa
profesional de Derecho de la UCSM, Arequipa, 2011.
10. Influencia del uso de internet en el rendimiento académico de los alumnos del
programa profesional de Derecho de la UCSM, Arequipa, 2011.
13. Factores que influyen en el rendimiento académico en los alumnos del programa
profesional de Derecho de la UCSM, Arequipa, 2011.
14. Influencia del uso de las TIC’s por parte de los docentes en el rendimiento
académico de los alumnos del programa profesional de Derecho de la UCSM,
Arequipa, 2011.
121
BIBLIOGRAFIA
122
• “La Philosofhie du droit”; Henri Batiffol (Presses Universitaires de France
- 1981).
• Unidades de estudio
123