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EL SEMBRADOR SALE A SEMBRAR

Mateo 13:1-9 (RVR1960) (Mr. 4.1-9; Lc. 8.4-8)

Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar.

Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la


playa.

Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.

Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la
comieron.

Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía
profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.

Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.

Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta
por uno.

El que tiene oídos para oír, oiga.

Contexto:

Qué es una parábola: una parábola es una historia sacada de la vida real para explicar una
verdad del Reino, a diferencia de una fábula donde hay animales que hablan. En las
parábolas, vemos situaciones cotidianas, el día a día de quienes iban a escuchar al maestro
que era Jesús, quien pudo mostrar cosas escondidas desde la eternidad no sólo para sus
primeros oyentes, sino también para nosotros. Cumpliendo así aquello que ya anunciaba
el Salmo 78:2.

Donde en el salmo 78 que es un masquil atribuido a Asaf que un masquil es una especie de
Salmo didáctico, también eran grupos de Salmos compuestos para la adoración.

Al igual que estos Salmos didácticos y las parábolas, cobran sentido a quienes estaban
dispuestos a dejarse enseñar, pero se vuelven incomprensibles para quienes solo ven por
sus propios intereses.

La economía en la Palestina de Jesús.

La economía en la Palestina, era fundamentalmente agropecuaria, la agricultura en la


Palestina de Jesús, dependía básicamente de la lluvia, y esto también iba marcando
algunas épocas importantes de del pueblo y del trasfondo familiar. Existían fiestas
relacionadas con las cosechas, como la fiesta de los primeros frutos y la fiesta de los
tabernáculos.

1
Los campos donde se sembraba eran distintos a los que vemos hoy, primero porque no
existían cercos entre campo y campo, sino que ente un predio y otro se ponían piedras
como delimitación, asimismo existían senderos entre los cultivos, que los caminantes
usaban para acortar camino. Seguramente es en este lugar por en medio de un campo
sembrado donde se dice que Jesús y sus discípulos caminan un día de reposo (Mr 2.23),
cuando comienzan con sus manos a arrancar espigas. En estos campos, que no siempre
tenían límites claros y al depender de la lluvia básicamente, es que se aprovechaba cada
espacio de tierra para sembrar, eso provocaría que en los límites de ese campo se incluirían
los espacios con espinos, con piedras y también la orilla de los senderos de los caminantes.

Es necesario esta aclaración, porque algún lector de la Biblia que no conozca el contexto de
la siembra del oriente, pueda pensar que el sembrador de la parábola es un descuidado al
desperdiciar semillas arrojándolas a lugares no aptos para que el grano germine y
produzca su fruto.

Es necesario comprender con claridad los tres elementos principales que posee esta
parábola:

El sembrador

La semilla

Los distintos terrenos

El sembrador: El sembrador es explicado solo en Marcos 4:14, donde dice que el


sembrador es aquel que siembra la Palabra de Dios. La misma palabra del Reino que es
anunciada en Mateo. Cuando alguno oye no importando que tipo de terreno sea, es uno
que oye la Palabra de Dios. Nuestra fe Romanos 10:17 (NTV) 17 “Así que la fe viene por oír,
es decir, por oír la Buena Noticia acerca de Cristo.”

El sembrador no es alguien que pueda alterar las semillas sino alguien que se compromete
a ejercer su función de esparcir las semillas dadas por Dios, semillas que él no es capaz de
producir. No puedes alterar al sembrador o hacerlo más atractivo para mejorar la semilla.

Somos llamados a sembrar la Palabra de Dios, sin importar el corazón que nos esté
escuchando, así como el apóstol Pablo le encarga a Timoteo que “predique la Palabra” 2ª
Timoteo 4.

Predica la palabra Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los
vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que
instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y
doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo
comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y
apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.

2
El día que el Señor nos juzgue, no nos juzgará acerca de nuestra vestimenta, o acerca de
nuestros éxitos en este mundo, sino que en base a nuestra fidelidad a la predicación del
evangelio.

La semilla. La semilla es sin duda la palabra del Reino de Dios, inaugurado por la venida
de Jesucristo, un reino que fue prometido a los profetas y que fue manifestado por la
aparición de Jesucristo, tal como lo señala el apóstol pablo en la carta a los Romanos.

Romanos 1:1-3 (RVR1960)

1 Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de


Dios, que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, acerca
de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

El evangelio es acerca de Jesucristo, el evangelio tiene poder porque es Cristo anunciado,


el cual ha vencido no solo a la muerte y al pecado, sino a satanás para que nosotros no
tengamos que arrebatar nada de él, puesto que ha sido desarmado, ha sido vencido como
lo declara la carta a los Colosenses.

La semilla es el anuncio de parte de Dios, de la misma forma en que Dios comisionó a


Isaías 6:8-10.

8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?
Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.

9 Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no
comprendáis.

10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no
vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya
para él sanidad

El evangelio es una semilla que nos es entregada, es un informe del cielo que recibimos,
por lo tanto no es una invención humana, somos embajadores, rogando a los hombres que
se reconcilien con Dios. Al ser embajadores y llevar en nuestro poder un mensaje oficial
que no es nuestra propiedad, tenemos la obligación de no alterarlo. Al igual que en la
antigüedad se encontraba prohibido mezclar las semillas para el pueblo de Israel Lv 19:19
donde dice el Señor …”tu campo no sembrarás con mezcla de semillas”, ordenando que
esto sea guardado.

Los distintos terrenos: Generalmente, esta parábola, es utilizada como una mensaje para
no convertidos, los cuales no han escuchado el evangelio, como si el evangelio se tratara
sólo de un mensaje a través del cual fuimos salvamos una vez, de manera que lo que
después escuchamos, son instrucciones para ser un buen cristiano y vivir una vida
moralmente correcta que agrade a Jesús, donde no me mezcle con las personas del mundo.

3
Pero el evangelio no es sólo la forma en que fuimos salvados, sino es la noticia de cómo
somos salvados día a día por la gracia que Cristo obtuvo por medio de su perfecta
obediencia, de manera que ahora andemos en una vida que se va renovando día a día no
como un ejemplo nuestro en si mismo, sino como nos hacemos más como Cristo y menos
como nosotros.

Los distintos terrenos corresponden a distintas personas y su reacción al evangelio y a


cualquier palabra relacionada con el Reino. Hoy en esta congregación están representados
estos terrenos, existen aquellos que se asemejan a los de la orilla del camino, a los
sembrados entre piedras, hay quienes se identifican con los espinos en los cuales crecerá a
palabra durante un tiempo hasta que sea ahogada y no produzca fruto, y hay quienes
quizá pasen aflicción o afanes igual que los anteriores pero que la semilla podrá fructificar,
podrá dar fruto apacible, quizá no mañana, pero si en algún tiempo.

Los de junto al camino: El terreno a sembrar, estaría delimitado por caminos en los cuales
caería la semilla, aunque era menos de la que finalmente quedaría en buena tierra. Este
terreno duro y transitado, no es un lugar apto para el crecimiento de la semilla, para que la
palabra de Dios anunciada pueda cumplir su propósito.

 Aquel que oye la palabra del reino y no la entiende, porque viene el malo y la
arrebata.

Esto muestra la actividad sin descanso de satanás para quitar la palabra de aquellos que ni
siquiera alcanzaron a comprender la predicación del evangelio por distintas causas.

Los sembrados entre piedras

 Dentro del campo habrían piedras en las cuales también caería parte de la semilla.
Este oidor recibe la palabra, la comprende y de hecho se alegra por lo que oye. Es
alguien que posee una fe superficial, un corazón no apto para que la Palabra de
Dios eche raíces y cumpla el propósito, es aquel que la ha entendido, pero que la ha
olvidado al mismo tiempo en que su emoción terminó. Cuando se secaron sus
lágrimas, la semilla siguió el mismo camino.

Es como el desierto florido, el cual frente a una lluvia inusual, muestra colores bellos pero
es de corta duración. Tal como la neblina de la mañana.

Los sembrados entre espinos: los espinos representan las riquezas y afanes que se hallan
en el campo de Dios, en el mundo. Con esto podemos ver alguien que no solo escuchó,
sino alguien que pudo haber asistido a la iglesia durante algún tiempo. Es más pudo
haberse bautizado después de hacer una confesión pública de fe, pudo inclusive cambiar
de vida. Prosperar económicamente, pero terminó amando más las riquezas y el estatus
que al Dios que da las bendiciones, este ha puesto su foco al Igual que lo señala el apóstol
pablo en Romanos 1, puso los ojos en las creaciones antes que el creador.

Puso su esperanza en las riquezas, las cuales son inseguras, inciertas, cambiantes. Pero
además las riquezas terminan ahogando a quienes las poseen.

4
Eclesiastés 5:10-12 (RVR1960)

10 El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará
fruto. También esto es vanidad.

11 Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen. ¿Qué bien,
pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos?

12 Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja
dormir la abundancia.

No es que las riquezas sean un problema en sí mismo, pero Jesús hablaba en serio cuando
dijo que era difícil para un rico entrar en el Reino, ahí tenemos el joven rico.

Pero también la Palabra habla de los afanes y en ese sentido debemos considerar nuestras
vidas.

El NT, se da cuenta que nuestras vidas son llevadas de un lado a otro por las
preocupaciones. El afán es inevitable, pero se da una nueva orientación, quedamos libres
cuando lo descargamos sobre Dios, no porque Él nos conceda todos los deseos, sino
porque la oración nos libra del afán.

Los sembrados en buena tierra

Son los que poseen un corazón sincero, un corazón renovado para poder dar fruto
abundante, una cosecha excepcional que tiene que ver no solo con nuestro crecimiento, ni
tampoco con los frutos del espíritu, sino que tiene que ver además con la expansión del
Reino y con las cosas fuera de lo común que harán aquellos cuyos corazones son terrenos
fértiles. Lo cual sigue con las siguientes parábolas, como la semilla de mostaza, el tesoro
escondido y la perla de gran precio.

Un autor señala lo siguiente:


Este tipo de persona oye porque quiere oír. Reflexiona en lo que oye, porque tiene fe en
quien habla. Así alcanza una medida de verdadero entendimiento. Pone el mensaje en
práctica y lleva fruto: conversión, fe, amor, gozo, paz, paciencia, etc.
Hay, sin embargo, una diferencia en el grado de fertilidad. No todos se arrepienten con la
misma intensidad, ni son igualmente confiados, valientes, leales, mansos, etc., por eso
también no todos son igualmente productivos en la conducción de otras vidas a Cristo.

CRISTO
Cristo anunció lo que oyó con el Padre, señalando que su doctrina no era suya sino
del Padre.
Cristo esparció la semilla no importando el terreno, hablo a las multitudes, se acercó
a quienes nadie habría considerado digno de oír el mensaje de Salvación.
Cristo fue la semilla que al morir dio fruto para vida eterna. El dio su vida por las
ovejas, aquellas ovejas que tendrían un corazón transformado para recibir la Palabra
de salvación.

5
Aplicación

Prediquemos la palabra, sin alterarla.


Atendamos la palabra, sin adecuarla.
Practiquemos la palabra dando fruto eterno.

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