6 / E L P A I S C U L T U R A L / N° 1174

Jean-Michel Basquiat

“El pintor más or

Fernando García cultura mecánica de Paul McCarthy
(desde Buenos Aires) (algo así como George Bush entre So-
doma, Gomorra y El Exorcista) o el
gabinete sedicioso de Cady Noland se

L
A MUESTRA “Bye Bye articulan con las visiones distópicas de
American Pie” que despliega Ballard en frases que figuran en el ca-
en la sala más grande del tálogo de la muestra (“Charles Man-
Malba de Buenos Aires la son presidente”) y los ensayos sobre
obra de seis artistas fundamentales de la caída de la economía productiva
los últimos 30 años del arte de los Es- que se despliegan en dicho volumen.
tados Unidos es, probablemente, el El catálogo en sí es casi una obra más
guión expositivo más audaz y corrosi- de la muestra.
vo que se haya visto en este museo En este contexto brilla por contras-
porteño desde su fundación en 2001. te la obra pictórica del legendario
Si bien la colección permanente no le Jean-Michel Basquiat. Frente al resto,
corre el bulto al arte político —de Ber- su sección es un extraño remanso te-
ni y Portinari a León Ferrari— o ha re- niendo en cuenta que se trata de una
cibido obra de la vanguardia más anti- pintura hiperactiva, marginal y osten-
artística (la antológica del grupo siblemente brut. Durante el montaje
Fluxus, por ejemplo), nunca había es- mismo de la muestra Larrat-Smith dia-
tado tan cerca de cuestionar desde sus logó sobre la vida por detrás de los
paredes la propia dinámica social que cuadros de Basquiat, que murió de una
lo funda. sobredosis en 1988, a los veintisiete
Curada por el canadiense Philipp años, y cuya obra se ve por primera
Larratt-Smith (a quien se comisionó vez en Buenos Aires.
en 2009 una muestra sobre Andy
Warhol que batió todos los récords de EL PROBLEMA RACIAL.
asistencia del museo), “Bye Bye Ame- —¿Cómo diría que el trabajo de
rican Pie” toma su nombre prestado Basquiat refleja los cambios dramáti-
del hit de Don Mc Lean que fijó el cos de la cultura americana que están
amargo ocaso de los 60. La estereoti- en el corazón del concepto de la mues-
pada familia feliz de la tapa del catálo- tra American Pie?
go toma la forma de la cáscara que —El asunto racial es la rajadura
oculta el monstruo social desplegado mayor de la historia americana. Que
en la sala. Fotos de heroinómanos (La- ahora haya un presidente mestizo a
rry Clark), la perversión del sistema cargo de la Casa Blanca no ha alterado
informativo-publicitario (Jenny Holzer este hecho central. Basquiat abrazó su
y Barbara Kruger), una monstruosa es- identidad de negro americano y sus
obras están repletas con referencias a
la historia, la cultura, el deporte y la
música negras. Su trabajo habla inevi-
tablemente de la posición de los ne- Basquiat, Untitled, 1987
gros en Estados Unidos. Creo que esta
2012 Jean-Michel Basquiat ADAGP París SAVA Buenos Aires

es una de las razones que lo empujó a

tomar drogas. Debió ser duro estar en
la piel de Basquiat. La presión debió
haber sido increíble. Ahí estaba él, la
gran cosa nueva del mundo del arte y
aún así los taxis de Nueva York no se
le detenían porque era negro. De los
seis artistas de la muestra hay algunos
que operan en la superficie del yo: me
refiero a Basquiat, Larry Clark y Nan
Goldin. Los otros tres están trabajando
en el campo del superego: las ambi-
guas prohibiciones y preceptos de
Jenny Holzer, la yuxtaposición impac-
tante entre el lenguaje del marketing y
el estilo visual del agitprop (propagan-
Basquiat, 1984 da de agitación) en Barbara Kruger y
la crítica cultural implícita en la de-
construcción que hace Paul McCarthy
de los mitos y las narrativas de Ho-
llywood y Washington. Puestas juntas,
estas trayectorias ofrecen un diagrama
del cambio de valencias en la cultura
americana desde los 60, y revelan el
deseo de muerte bajo la superficie del
sueño americano.
—Los críticos ciertamente están di-
vididos acerca de la obra de Basquiat
aun en sus colaboraciones con
Warhol. ¿Podemos ver en esa actitud
cierto prejuicio por sus comienzos
como una bestia del graffiti?
—En los años 80 hubo galerías y
museos que se resistían a tomar a Bas-
quiat en serio. Esta es una de las razo-
nes por las que su trabajo está muy
mal representado en las colecciones de
los museos. Su escalada a la fama fue
tan relampagueante y explosiva que
mucha gente lo tildó de oportunista. El
hecho de que su lugar en el mercado
fuera fuerte mientras carecía de sopor-
te crítico, solo refuerza la percepción
de que sus precios altos fueron solo el
resultado de una burbuja especulativa.
El mercado del arte realmente despegó
en los primeros 80 y un grupo de pin-
tores fueron arrastrados en el momen-
to: Julian Schnabel, Eric Fischl, David

15 junio 2012