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el será grande; pero su hermano menor será más grande que él, y de su descendencia
vendrán la totalidad de las naciones.” Br (Gn) 48:19
Sh´liaj Yoshua Ben Efrayim
Parashat 12 Vayejí
Bereshít (Gn) 47:28-50:26
28 Y Yaaqób vivió en la tierra de Mitzrayim diecisiete años; y fue el tiempo de Yaaqób los años de su
vida, ciento cuarenta y siete años.
29 Y llegaron los momentos para morir a Yisraél, y llamó a su hijo Yoséf, y le dijo: Si ahora he hallado
favor en tus ojos, pon ahora tu mano debajo de mis genitales, y haréis conmigo bondad y verdad. Por
favor no me sepultes en Mitzrayim.
30 Y cuando Yazca con mis padres, me llevarás de Mitzrayim y me sepultarás en sus sepulcros. Y dijo:
Yo haré conforme a tu palabra.
31 Y dijo: Júrame. Y le juró. Y se inclinó Yisraél sobre la cabecera del lecho.
48 1 Y sucedió después de estas cosas dijeron a Yoséf: He aquí, tu padre está enfermo. Y tomó con él
a sus dos hijos, a Menashéh y a Efrayim.
2 E informaron a Yaaqób, y dijeron: He aquí, tu hijo Yoséf viene a ti. Y se esforzó Yisraél, y se sentó
sobre el lecho,
3 y Yaaqób dijo a Yoséf: El Elohím Shadái me apareció en Luz en la tierra de Kenáan, y me bendijo,
4 y me dijo: He aquí te multiplicaré, y te aumentaré, y te pondré por congregación de pueblos; y daré
esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad eterna.
5 Y ahora dos hijos te nacieron en tierra de Mitzrayim, antes que viniese a ti a Mitzrayim, ellos son
míos; Efrayim y Menashéh, como Reubén y Shimón serán míos.
6 Y tu descendencia que dé a luz después de ellos, serán tuyos; por el nombre de sus hermanos serán
llamados por sus heredades.
Es un antónimo del título de esta Parashat; lo que le sucedió a Yaaqób después de estar
en Mitzrayim por 17 años de vivir en la tierra de Góshen.
Mut morir, matar. Este verbo se encuentra en todas las lenguas semíticas
(incluyendo en arameo que se encuentra en la Tanák) desde los tiempos más tempranos
y también en Mitzrayim. Hay unos 850 casos del verbo en hebreo en el Tanák. En
esencia, mut significa perder la vida. El término se refiere a muerte física, tanto de
hombres como de animales. En Br (Gn) 5:5 se relata que Adám vivió novecientos
treinta años, y murió. Yaaqób explica a Esáv que los más tiernos de su ganado podrían
morir si se les apuraban 33:13. En un caso este verbo se usa también para referirse a la
cepa de un árbol Iy (Job) 14:8. De vez en cuando, mut se aplica metafóricamente a la
tierra Br (Gn) 47:19) o a la sabiduría Iy (Job) 12:2. Además, tenemos una expresión
única hiperbólica que dice que el corazón de Nabal había muerto dentro de él, como una
manera de decir que se sentía sobrecogido por un gran temor Shm (1 Sm) 25:37. En el
radical intensivo del verbo, esta raíz se refiere al golpe que se imparte a alguien que está
a punto de morir. Abimélek, cuando una piedra de molino destrozo su cabeza, pidió a su
escudero que lo matara Shf (Jue) 9:54. Es más usual el radical causativo de este verbo
que puede significar causar la muerte o matar. Elohím causa muerte y da vida Dv (Dt)
32:39. Por lo general, en estos casos el sujeto y el predicado de las acciones son
hombres, aunque hay excepciones como cuando los flistím personifican el arca del
testimonio; quieren deshacerse de él para que no los mate Shm (1 Sm) 5:11. Otra
excepción: los animales pueden ser causantes de muerte Shm (Ex) 21:29. En fin, el
término describe el acto de matar en su sentido más amplio, incluso durante conflictos
bélicos y al cumplir sentencias de ejecución Yh (Jos) 10:26. Elohím sin duda es el
árbitro final de la vida y la muerte Dv (Dt) 32:39. Esta idea se destaca con particular
claridad en el relato de la creación, donde Elohím dice al hombre que de cierto morirá si
come del árbol del cocimiento del bien y del mal prohibida Br (Gn) 2:17 primera
6 <Sh´liaj Yoshua Ben Efrayim
mención del vocablo. Al parecer, la muerte no existía antes de esto. En el diálogo entre
la serpiente y Javáh (Eva), esta asocia la desobediencia con la muerte Br (Gn) 3:3). La
serpiente repitió las palabras divinas, contradiciéndolas Br (Gn) 3:4). Cuando Adám y
Javáh comieron del árbol prohibido, les sobrevino, a ellos y a sus descendientes, la
muerte física Rm (Ro) 5:12. Y como consecuencia sintieron vergüenza e intentaron
cubrir su desnudez Br (Gn) 3:7). El errar y/o la presencia de muerte requiere que se
cubra, pero la provisión humana no es suficiente; por tanto, Elohím ofrece su vestidura
con la palabra de redención Br (Gn) 3:15) y en forma tipológica, les cubrió con pieles de
animales Br (Gn) 3:21.
Desde cierto punto de vista la muerte resulta algo muy natural: “Está establecido para
los hombres que mueran una sola vez” Ib (He) 9:27. Puede ser aceptada sin rebeldía:
“Vamos también nosotros, para que muramos con él” Yhj (Jn) 11:16. Desde otro punto
de vista resulta algo sumamente antinatural. Es la paga del fallar Rm (Ro) 6.23), y en ese
sentido debe ser tenido. Ambas perspectivas aparecen en la tanák, y ninguna de las dos
debe ser pasada por alto.
Muerte física
La muerte parece ser necesaria para cuerpos como los nuestros. El deterioro físico y la
eventual disolución final son inevitables. No obstante, la Tanák habla de la muerte como
consecuencia del Errar. Elohím le dijo a Adám: El yom que de él comieres, ciertamente
morirás Br (Gn) 2:17. Shaúl nos dice que el errar entró en el mundo por un hombre, y
por el errar la muerte Rm (Ro) 5:12), y también que la paga del errar es la muerte Rm
(Ro) 6:23. Pero cuando examinamos más detenidamente el asunto, vemos que Adám no
murió físicamente el mismo yom en que desobedeció a Elohím. En Rm (Ro) 5 y 6 Shaúl
contrasta la muerte que sobrevino a consecuencia del pecado de Adám con la vida que
Mashíaj ha traído a los hombres. Ahora bien, la posesión de la vida permanente no anula
la muerte física. Lo que se infiere de todo esto es que la muerte que es consecuencia del
errar va más allá de la muerte del cuerpo.
Pero a este pensamiento debemos agregar el otro de que los pasajes de las Escrituras que
vinculan al errar y la muerte no modifican el concepto de la muerte. Dichos pasajes no
nos revelan otra cosa que no sea el significado usual de la palabra. Quizá debamos
entender que la mortalidad es el resultado del errar de Adám, y que el castigo incluye
tanto el aspecto físico como en el Rúaj.
Muerte como la separación del aliento del cuerpo y del hombre con Elohím.
Esta muerte es un castigo de Elohím. Es la separación del aliento del cuerpo y el Rúaj
que está en el hombre que vuelve a Elohím; por lo tanto podemos afirmar que es una
separación del cuerpo del aliento, del hombre con Elohím. Ya hemos observado que Rm
(Ro) 6:23 describe a la muerte como la paga del fallar. Es decir la recompensa que
merece el que erra. Shaúl puede hablar de ciertos hombres que erraron; pues el dice que
conocen el juicio de Elohím, que los que practican tales cosas son dignos de muerte Rm
(Ro) 1:32.
El hombre no ha quedado atrapado en una red tejida por la ciega fatalidad, habiendo una
vez cometido el errar, no hay nada que se pueda hacer para remediarlo. Elohím está por
encima de todas las cosas, y si bien ha decretado que la muerte es la paga del errar,
también ha resuelto dar vida permanente a los que erran la Toráh, por medio de la puerta
que es nuestro Mashíaj Yashua que nos lleva al Padre para que de esta manera
guardemos su Toráh.
En la Brit Ha Jadasháh (N.T) a veces destaca las serias consecuencias del errar haciendo
referencia a la segunda muerte Yhd (Jud) 12; Jz (Ap) 2:11, etc. Esta es una expresión
rabínica que significa perdición eterna. Debe entenderse en el mismo sentido que los
pasajes en los que Yashua habla del fuego permanente preparado para ha Satán y sus
Malakím Mt 25:41, el castigo permanente en contraposición a la vida permanente, Mt
25:46, y otros pasajes similares. El estado final del hombre que es castigado se describe
de varias maneras, tales como muerte, castigo, perdición, etc.
Pero es igualmente obvio que, según describe la Tanák, se trata de un estado que debe
mirarse con horror.
De acuerdo con a esto, la Brit Ha Jadasháh nos dice que la vida perpetua no es la
inmortalidad del aliento, sino espera la función del levantamiento del cuerpo de entre los
muertos. (No hay forma más gráfica de ilustrar el carácter definitivo y completo de la
derrota de la muerte).
Br (Gn) 47:27-31 Finalmente, llegó el tiempo en que Yisraél debía morir. Yisraél,
príncipe de Elohím, tuvo poder sobre el Malák y prevaleció, pero de todos modos debía
morir. Yoséf le dio Léjem para que no muriera de hambre pero eso no le garantizaba el
no morir de viejo o por enfermedad. Murió gradualmente; su vela se fue quemando
paulatinamente hasta el cabo, de modo que viera acercarse el tiempo. Ventajoso es ver
que la muerte se acerca antes que la sintamos para ser impulsados a hacer, con todas
nuestras fuerzas, lo que nuestras manos encuentren para hacer. Sin embargo, la muerte
no está lejos de ninguno de nosotros. Al ver que se acercaba su yom, la preocupación de
10 <Sh´liaj Yoshua Ben Efrayim
Yaaqób era su entierro; no la pompa de éste sino ser sepultado en Kenáan, porque era
la tierra prometida. Era tipo del cielo, la patria mejor, que claramente dijo esperar, Ib
(He) 11:14. Nada ayudará mejor a hacer más cómodo el lecho de muerte que la
perspectiva cierta del reposo en la Yerushaláyim de arriba. Hecho esto, Yisraél se apoyó
en la cabecera de la cama, alabo a Elohím, como se explica, ver Ib (He) 11:21, y
agradeció por todos sus favores; en debilidad se apoyó por sí mismo y expresó su
disposición a dejar el mundo. Aun quienes vivieron de la provisión de Yoséf, y hasta
Yaaqób, que le era tan querido, debían morir. Pero Mashíaj Yashua nos da el Léjem
verdadero para que podamos comer y vivir por siempre. Cuando nos acerquemos a la
muerte vayamos a Él y rindámonos y quien nos sostuvo durante la vida, nos saldrá al
encuentro y nos hará entrega de la salvación a la vida permanente con Yahweh en
shamáyim.
Br (Gn) 48:1-7 El lecho de muerte del creyente con las oraciones y consejos del hombre
moribunda es adecuado para impresionar seriamente a los jóvenes, a los dados a los
placeres, y los prósperos: haremos bien en ir con los hijos en tales ocasiones, si puede
hacerse apropiadamente. Si le place a Yahweh es muy deseable que nuestro testimonio
de moribundo se refiera a su verdad, a su fidelidad y a lo placentero de sus caminos, una
palabra de inspiración para el futuro de nuestras generaciones. Uno debiera desear vivir
así, como para dar fuerza y peso a nuestras exhortaciones en el lecho de muerte. Todo
Yahudí verdadero es bendecido en su muerte, pero no todos se van igualmente llenos de
haber dado su bendición a su generación que es para el tiempo, la tarea que cumplirán.
Yaaqób adoptó a los dos hijos de Yoséf. Que ellos no sucedan a su padre en su poder y
grandeza en Mitzrayim, sino que triunfen en el marco de la herencia de la palabra hecha
a Abraham. Así, pues, el viejo padre moribundo enseña a estos jóvenes a que se unan
como el pueblo de Elohím. Los nombra para que cada uno sea cabeza de una tribu.
Yaaqób hará que Efrayim y Menashéh sepan que ellos serán grandes y cumplirán en su
tiempo lo que su padre les declara para la posteridad; que será el esplendor del
surgimiento de Efrayim como el hermano mayor de entre las naciones.
Br (Gn) 48:8-22 Los dos hijos de Yoséf ahora son parte del propósito de Elohím. Yoséf
dice: Ellos son mis hijos, los que Elohím me ha dado. Yaaqób dice: Elohím me ha
mostrado tu simiente. Las palabras son doblemente para nosotros cuando las vemos
venir de la mano de Elohím. Él no sólo evita nuestros temores sino que excede nuestras
esperanzas.
Yaaqób menciona el cuidado que Elohím tuvo con él todos sus yamím. En su tiempo
había tenido una buena cantidad de dificultades, pero Elohím le evitó el mal de sus
problemas. Ahora que está muriendo se mira a sí mismo como redimido de sus errores y
sus pesares para siempre.
11 <Sh´liaj Yoshua Ben Efrayim
Al bendecir a los hijos de Yoséf, Yaaqób intercambia sus manos. Yoséf está dispuesto a
mantener a su primogénito, y pudo haber removido las manos de su padre. Pero Yaaqób
actuó no por error ni por afecto parcial a uno más que al otro; pero sí a través de una
palabra de inspiración por el Rúaj de Elohím que estaba en él, y por el consejo de
Elohím.
Elohím, está bendiciendo a su pueblo, le da más a uno que a otro, más regalos y
comodidades, y más de las cosas buenas de la vida. Usualmente le da más a aquellos con
menos posibilidades de recibir y de quien tiene Jésed (bondad). Él escoge las cosas
débiles del mundo; levanta al pobre del polvo.
¡Qué pobres son aquellos que no tienen riquezas sino las de este mundo! ¡Qué miserable
es el lecho de muerte para aquellos que no tienen un buen fundamento de esperanza,
pero sí terribles aprensiones de maldad, y nada más que maldad para siempre!
Br (Gn) 49:1-2 Todos los hijos de Yaaqób estaban vivos en ese momento. Su llamado
que los hizo reunirse fue un precepto para que ellos se unieran en amor y no se
mezclaran con los de Mitzrayim; y predijo que no iban a separarse como lo hicieran los
hijos de Abraham y de Yitzjaq, sino que todos debían formar un solo pueblo.
No vamos a considerar este discurso como expresión de sentimientos particulares de
afecto, resentimiento o parcialidad, sino como lenguaje del Rúaj Ha Qodésh que declara
el propósito de Elohím respecto del carácter, las circunstancias y la situación de las
tribus que descendían de los hijos de Yaaqób y que puede identificarse en sus historias.
Yoséf llegó a ser el pastor de Yisraél para cuidar de su padre y de su familia, y la roca de
Yisraél, su fundamento y firme soporte. En esto, como en muchas otras cosas, Yoséf fue
un notable tipo del Buen Pastor.
Yaaqób bendijo a todos sus hijos pero especialmente a Yoséf, “que fue apartado de sus
hermanos”. No sólo separado en Mitzrayim sino, por poseer una eminente dignidad y
por ser más apartado por Elohím.
Se dice de Benjamín que arrebatará como lobo. Yaaqób fue guiado por el Rúaj; de lo
contrario, hubiera hablado más de su amado hijo Binyamín. Tocante a él solamente
prevé y predice que su posteridad será una tribu guerrera, fuerte y osada, y que se
enriquecerá con los despojos de sus enemigos; que serán activos. El rey Shaúl y el
Sh’liaj Shaúl eran de esta tribu, Rm (Ro) 11:1; Fil 3:5; en el amanecer de su yom,
devoró la presa como perseguidor, pero en el repartió el botín como el hermano que
sería cuidado por su hermano Yahudáh; él compartió las bendiciones del León de
Yahudáh y participó en sus victorias.
Br (Gn) 49:28-33 Yaaqób bendijo a cada uno conforme a las bendiciones que Elohím
tenía como objetivo otorgarles en tiempos posteriores.
Habló del lugar de su sepultura desde un principio de la identidad y firmeza en las
palabras de Elohím, de que Kenáan sería la heredad de su simiente en el momento
debido. Cuando hubo terminado sus bendiciones y sus encargos y, por tanto, su
testimonio, se concentró en su tarea de morir. Encogió los pies en la cama, no sólo como
uno que pacientemente se somete al golpe, sino como quien alegremente se acomoda
para descansar, ahora que estaba agotado. Entregó libremente su Rúaj en la mano de
Elohím, el Padre de los Rujót. Si el pueblo de Elohím es nuestro pueblo, la muerte nos
reunirá con ellos. Bajo el cuidado del Pastor de Yisraél, nada nos faltará para el cuerpo o
el aliento. Permaneceremos firmes hasta que esté terminada nuestra obra; entonces,
expiraremos nuestros alientos en las manos de Aquel cuya liberación hemos esperado,
partiremos en shalóm y dejaremos tras nosotros una bendición para nuestros hijos.
Br (Gn) 50:1-6 Aunque los parientes y amistades justos que guardan la toráh y tiene el
testimonio de Yashua hayan vivido hasta una edad bien avanzada y estemos confiados
de que se han ido a shamáyim, podemos sentir la pérdida y respetar su recuerdo
llorándolos.
Br (Gn) 50:15-21 Diversos son los motivos que pudieron hacer que los hijos de Yaaqób
siguieran en Mitzrayim, a pesar de la visión que Abraham tuvo de su esclavitud allá.
Juzgando a Yoséf con el temperamento general de la naturaleza humana, pensaron que
ahora él se vengaría de los que lo habían odiado y dañado sin causa. No siendo capaces
de resistir ni de huir, intentaron ablandarlo humillándose. Le suplicaron como siervos
del Elohím de Yaaqób. Yoséf se sintió muy afectado al ver el cumplimiento total de lo
que vio mientras dormía. Les manda que no le teman a él sino a Elohím; que se humillen
ante el Señor y busquen el perdón de Elohím. Les garantiza su propia bondad para con
ellos. Véase que Rúaj tan excelente tenía Yoséf y aprendamos de él a devolver bien por
mal. Él los consoló y, para disipar todos sus temores, les habló amablemente. Los Rúaj
quebrantados deben ser curados y animados. No sólo debemos hacer el bien a quienes
amamos y perdonamos; también debemos hablarles bondadosamente.
Br (Gn) 50:22-26 Al honrar a su padre, Yoséf tuvo yamím largos en la tierra que, por el
presente, Elohím le había dado. Cuando vio que se acercaba su muerte, consoló a sus
hermanos con la seguridad del regreso de ellos a Kenáan en el debido momento.
Debemos consolarnos unos a otros con las mismas consolaciones con que hemos sido
consolados por Elohím y animarlos a descansar en las palabras que son nuestro apoyo.
Como una confesión de su propia firmeza y una confirmación de la de ellos, les encarga
que no dejen sin enterrar sus restos hasta el yom glorioso en que ellos se establezcan en
la tierra prometida. Así, pues, Yoséf por emunáh en la palabra sobre la tierra de Kenáan,
dio mandamiento acerca de sus huesos. Esto iba a mantener viva la expectativa de ellos
en cuanto a una pronta salida de Mitzrayim y a tener a Kenáan presente en forma
continua. Además, esto uniría a la posteridad de Yoséf con sus hermanos.
La muerte, como también la vida de este eminente hombre de Elohím, hijo de Yaaqób
fue verdaderamente excelente; ambas nos dan una firme exhortación de perseverancia en
el servicio de Elohím.
La Bendición
ָּב ַרְךbarak; raíz primaria; por implicación. Bendecir a Elohím (como acto de
alabanza), y (viceversa) al hombre (como beneficio); también (por eufemismo) maldecir
(a Elohím, o al rey, como traición): bendecir con abundancia, dar bendición, loar,
dichoso, proferir, saludar.
A. La raíz de esta palabra se encuentra en otras lenguas semíticas, las cuales, como la
hebrea, lo usan con mayor frecuencia con referencia a un Elohím.
Existen también paralelos del vocablo en egipcio. Barak aparece unas 330 veces en la
Tanák, comenzando por Br (Gn) 1:22 Y Elohím los bendijo, diciendo: Fructificad y
multiplicaos.
Las primeras palabras que Elohím dirige al hombre comienza de la misma manera: Y
los bendijo Elohím, y les dijo: Fructificad y multiplicaos Br (Gn) 1:28. De esta
manera se demuestra que toda la creación es bendecida por Elohím para su continua
existencia y multiplicación Th (Sal) 104:27-30 Todos ellos esperan en ti, para que les
des la comida a su tiempo.
28
Tú les das y ellos recogen; abres tu mano y se sacian de bien.
29
Escondes tu rostro, se turban; les quitas el rúaj de ellos, dejan de ser y vuelven al
polvo.
Barak se usa otra vez en relación al género humano, y a la pareja como tal hombre y
hembra en Br (Gn) 5:2, al principio de la historia de los hombres de emunáh, y de nuevo
después del diluvio para la multiplicación de la especia humana del hombre sobre la
tierra solo es por la bendición de Yahweh en Br (Gn) 9:1 Bendijo Elohím a Nóaj y a sus
hijos, y les dijo: Fructificad, multiplicaos y llenad la tierra.
El elemento central del pacto de Elohím con Abram es: Te bendeciré… y serás
bendición. Bendeciré a los que te bendijeren… y a ti bendecirán todas las
familias de la tierra
Br (Gn) 12:2-3 Y hare de ti una nación grande y te bendeciré y engrandeceré tu nombre
y serás de bendición. Bendeciré al que te bendijere y al que te maldiga maldeciré y a ti
bendecirán todas las familias de la tierra. Esta bendición sobre las naciones se repite
en Br (Gn) 18:18; 22:18; y 28:14; Br (Gn) 26:4; Yr (Jer) 4:2.
Elohím, ya sea en forma directa o a través de sus representantes, aparece más de 100
veces como el sujeto de este verbo.
Bendito por Yahweh mi Elohím sea Shem Br (Gn) 9:26 es una expresión de alabanza.
Bendito sea el Elohím Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano Br (Gn) 14:20 es
alabanza con acción de gratitud.
Tener o pedir bendición no es tan solo pedir por las riquezas materiales Yaaqób le dijo al
malák bendíceme y el malák le dio un nombre nuevo que indica la bendición para
cambio de destino, su naturaleza, autoridad y servicio; todo es sucedió cuando el malák
le dio su nombre Yisraél Br (Gn) 32:26-28
B. Nombre berakáh ְ הכָ ָרבbendición. La forma del radical de esta palabra se encuentra
en las lenguas semíticas del noroeste y del sur de la región semítica. Se usa
conjuntamente con el verbo barak bendecir 71 veces en el Tanák. El término aparece
con mayor frecuencia en Bereshít (Génesis) y en Devarím (Deuteronomio).
La bendición del Señor descansa sobre quienes le son fieles y oyen y guardan sus
mandamientos: Dv (Dt) 11:27 La bendición, si oyereis los mandamientos de Yahweh
vuestro Elohím, que yo os prescribo hoy;
Dv (Dt) 28:1 Acontecerá que si oyendo oyes la voz de Yahweh, tu Elohím, para guardar
y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Yahweh, tu
Elohím, te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.
La bendición no vendrá solo por hacer una declaración de padres a hijos, de Yahweh a
su pueblo o a los hombres; es en verdad el resultado a la obediencia a su palabra a sus
órdenes a ser apartados del mundo de sus obras de todo lo que dice la toráh.
Los millonarios, los hombres ricos de este siglo y durante todas las épocas de la historia
de la humanidad han desechado la palabra, ellos no tienen necesidades económicas y
esto se confunde con bendición. Ej. El rico epulón y Eleazar
Cuando los hombres de Yahweh y que sirven se llenan de riquezas y no las usan todas
para ser anunciada su toráh; la bendición que Yahweh da será para apartarlo del servicio
y ser esclavo del dinero, en esto punto las riquezas ahogara la palabra y esta se hará
infructuosa, sin fruto.
Bendición es tener a Yahweh, caminar con él, escuchar su voz, tener temor para
obedecer cada palabra y la dirección que nos da, tener bendición es tener a Yahweh y si
lo tenemos a él lo tenemos todo; él es nuestro padre el dueño de shamáyim y ha áretz.
Los hombres con títulos y los tengo, no los salvara el yom de juicio y muchos de los que
tienen títulos por no darlos a la obra y su servicio se perderán con todo y títulos y si el
conocimiento que ellos tiene no lo utilizan para su obra será para ellos causa del juicio el
yom de Yahweh.
18 <Sh´liaj Yoshua Ben Efrayim
Tener la bendición es poder ser de vida para muchos, que nuestras palabras sanen,
levanten, amonesten e instruyan eso es ser de bendición.
Sh´liaj
Yoshua Ben Efrayim