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Básico de Pastoral Vocacional Vocación en la Biblia

La vocación en la Biblia
Los diferentes textos bíblicos
vocacionales y su interpretación
teológica
Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos
Institutos Vocacionales

D1 En el texto bíblico la vocación se narra. Este dato sólo ya nos ofrece


una enseñanza: la vocación es un acontecimiento que sucede en la vida del
hombre y en el caminar histórico del pueblo de Dios.
Un acontecimiento de salvación, un hecho de gracia, una intervención
amorosa de Dios, que toca con su fuerza creadora lo más profundo del
corazón. Sin embargo, no se trata de un acontecimiento puntual, sino de un
proceso, que se va dando con matices diversos a lo largo de toda la vida.
Un permanente acontecer.
Los relatos bíblicos, que aparentemente se sitúan en sólo un momento,
contienen una experiencia de vida vocacional condensada en sus rasgos
fundamentales. Por eso son de gran utilidad para quien quiera hacer un
discernimiento sobre la llamada de Dios.1
Para introducirnos en el tema, y antes de estudiar los diferentes tipos de
textos vocacionales, se explicarán a continuación siete rasgos típicos de la
experiencia vocacional, fundamentando las afirmaciones con algunos
ejemplos de la Biblia. Cada uno de ellos se puede utilizar como un criterio
de discernimiento vocacional.
La vocación está relacionada con el proyecto de un pueblo No es un fin
en sí misma, ni tiene sentido meramente individual; está al servicio del
pueblo de Dios que se entiende como todo él llamado y enviado. Está
estrechamente vinculada a lo que Dios quiere hacer del pueblo de Israel y de

1El texto bíblico no se limita a narrar la vocación en su origen. Con frecuencia describe el proceso vocacional de los personajes, prácticamente a lo largo
de toda su vida. Un caso típico es el del profeta Jeremías, el texto inicial de Jr 1, 4-11 es como una condensación o resumen de una serie de poemas que
el mismo libro ha conservado y se conocen como las confesiones de Jeremías (Jr, 11-18-12,6; 15, 10-21; 17, 14-18; 18, 18-23; 20, 7-18). Lo mismo ocurre
con la vocación de Moisés, la de Isaías, la de los discípulos de Jesús, la de Pablo.
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todos los pueblos de la tierra. Este nexo profundo se puede comprobar en


todos los textos, un ejemplo es el de Abrahán: El Señor dijo a Abrahán: Sal
de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre, y vete a la tierra
que yo te indicaré. Yo haré de ti un gran pueblo (Gn 12, 1-2). Del mismo
modo Jesús llama a sus discípulos (Mc 1, 16-20) inmediatamente después de
haber anunciado la inminente llegada del reino de Dios (Mc 1,15); los llama
para ponerse al servicio de ese proyecto.
Una experiencia vocacional será auténtica cuando abra a la persona al
servicio del pueblo y lo ponga en relación profunda con el proyecto de Dios
sobre la humanidad, despertando una solicitud en torno a sus necesidades.
El encuentro con Dios precede al llamado. Las narraciones vocacionales
comienzan frecuentemente con una teofanía, es decir, una manifestación de
Dios. El encuentro personal con Dios y su miste-rio suele ser el primer
momento de toda vocación. Este encuentro con Dios precede al llamado y
lo envuelve a lo largo de toda su trayectoria. Por eso con frecuencia se
presenta en oración a los que han sido llamados. La vocación de Isaías tiene
lugar después de una impresionante visión de Dios (Is 6,5). Los primeros
discípulos parten de un encuentro personal con Jesús que queda grabado en
su memoria (Jn 1, 38-39). Los momentos más centrales del proceso
vocacional de Jesús vienen marcados por la oración.
La vocación no ocurre de pronto. Antes se da un encuentro pro-fundo
con la santidad, la bondad, la misericordia, el amor de Dios. Encontrarse con
él implica ir descubriendo su proyecto, su corazón. Y comprender que desde
siempre ha pensado para nosotros un lugar en ese proyecto. Toda vocación
brota del amor de Dios.
Dios nos llama por nuestro nombre. Queda bien claro que se trata de una
llamada personal. El hombre se sabe profundamente conocido, y sobre todo,
amado por Dios. Esto se subraya con la mención del nombre: ¡Moisés,
Moisés! (Ex ); ¡Samuel, Samuel! (1Sm 3, 5). Cuando se relata la llamada a los
doce apóstoles, se menciona el nombre de cada uno de ellos (Mc 3, 13-19).
También con la sensación de haber sido llamados por Dios desde siempre:
Lo expresa Jeremías: Antes de formarte en el vientre te conocí, antes que
salieras del seno te consagré, te constituí profeta de las naciones (Jr 1,5); y
también Pablo: Dios me eligió desde el seno de mi madre y me llamó por
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pura benevolencia (Gál 1,15).


La vocación se da en medio del consuelo que viene de Dios. Pue-des dar
un paso vocacional con firmeza cuando te sabes amado y, en un sentido pro-
fundo, recreado interiormente por el amor de Dios, porque ha pronunciado
tu nombre.
La vocación toca lo más profundo y cambia tus planes. No se trata de algo
superficial. Resuena en lo que en la Biblia se llama el corazón. Por eso se
llega a describir como una seducción, como un no poder ser de otra manera.
Provoca un cambio radical en la persona, en su estilo de vida, en su
valoración de las cosas, en sus decisiones. El sentido profundo de la llamada
de Dios se expresa por el cambio de nombre, que significa una
transformación profunda. Abrán se llamará Abrahán, es decir, padre del
pueblo; Simón se llamará Cefas, es decir, roca. Este cambio también se
describe como una acción del Espíritu. El profeta Isaías se reconoce como un
hombre de labios impuros, pero es transformado por una intervención de
Dios. El ángel le anunció a María: El Espíritu del Señor vendrá sobre ti, y el
poder del Altísimo te cubrirá con su sombra (Lc 1,35). Esta transformación
aparece como un largo proceso que se puede contemplar en los discípulos
de Jesús. Su primera tarea consistirá en estar con él (Mc 3, 14); su vida se
verá trans-formada poco a poco hasta que lleguen a ser apóstoles. La
vocación nos convierte, en cierta medida, en extraños para quienes estaban
más cerca de nosotros, porque los criterios nuevos que proceden de esta
experiencia no siempre son comprendidos.
Toda vocación supone ya cierto cambio, una novedad, sobre todo en las
maneras de juzgar la realidad. Pero sobre todo se expresa en la disposición
a dejarse transformar por el espíritu en un proceso formativo que te brinda
la comunidad. No te consideras algo logrado, ya conseguido, sino en camino
de ser.
La vocación es para la misión. Dios llama siempre para una misión y es lo
que determina el cambio que se da en la persona. Este es el dato que aparece
con más claridad en las narraciones vocacionales. El para qué de la vocación
nunca es la persona del llamado, nadie es llamado para sí mismo, sino el
pueblo de Dios. El centro de los relatos es la encomienda de una misión y el
cambio de nombre señala precisa-mente hacia esa misión. La raíz más honda
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de la misión está en el corazón de Dios: es una conmoción en su corazón. El


por qué de la vocación, su razón fundamentadota, sólo se puede encontrar
en Dios. Esto se expresa reiterativamente, por ejemplo, en la llamada a
Moisés: He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he escuchado el clamor
que le arrancan sus opresores, he bajado para librarlo (Ex 3). En otras
ocasiones se expresa un dolor de Dios porque su pueblo se ha apartado de
él: me da un vuelco el corazón. En el evangelio de Mateo, el envío de los
discípulos nace de esta conmoción que experimenta Jesús: Al ver a la gente
se le conmovieron las entrañas porque ellos estaban como ovejas sin pastor
(Mt 9,36). La vocación es siempre para una misión relacionada con la causa
del pueblo: pare crear un pueblo (Abrahán), para liberarlo (Moisés,
Gedeón), para hacer que vuelva a su proyecto (Samuel, profetas), para dar
a ese pueblo un salvador (María), para anunciar y hacer presente el reino de
Dios (discípulos de Jesús). Esta misión no se realiza principalmente con las
tareas o con el trabajo, sino con la vida misma de quien ha sido llamado.
Así, lo más importante en la vocación de Abrahán es que llegará a ser padre
del pueblo; Moisés será, con toda su vida, guía del pueblo en su caminar por
el desierto; María será madre del Salvador; Matías será testigo de la
resurrección.
Una verdadera llamada de Dios descubrirá en el horizonte de la persona
la perspectiva apasionante de la misión. Un para qué de la vida que no se
reduce a la realización de unas tareas, sino que implica todo lo que soy y lo
que tengo, que me pone en función y al servicio de un fin. Sobre todo
consiste en poner la vida para ser un signo del amor definitivo, irrenunciable
de Dios. Cuando doy este paso, lo hago como Dios, con una verdadera
conmoción del corazón.
La llamada provoca resistencia. Los personajes bíblicos desean ponerse al
servicio del plan de Dios, pero a la vez les surgen grandes resistencias. Casi
siempre proceden de la percepción de su indignidad o de su poca capacidad
para la misión. Estas resistencias se expresan como objeciones en el diálogo
con Dios. Moisés dice: ¿quién soy yo para ir al faraón y sacar a los israelitas
de Egipto? (Ex 3,11)… no me creerán ni me escucharán (Ex 4,1)… pero Señor,
yo no soy un hombre de palabra fácil (Ex 4,10). Jeremías responde así a la
invitación del Señor: Ah, Señor, mira que no sé hablar, pues soy como un
niño (Jer 1,7). María presenta también su objeción: ¿Cómo podrá ser esto,
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puesto que yo no conozco varón? (Lc).


Cuando resuena en ti la llamada de Dios, tu corazón se transforma en un
campo de batalla. Tienes el deseo de responder, pero a la vez descubres los
grandes retos que presenta la misión. Esta tensión interior es bien expresada
por Jeremías: Tú me sedujiste, Señor, y yo me dejé seducir. Me has violenta-
do y me has podido (Jer).
Dios permanece con aquél que ha enviado. Los relatos de vocación
concluyen siempre con una respuesta a estas objeciones. Dios responde de
modo desbordante, con la promesa de su presencia constante cerca de aquél
que ha llamado y enviado a una misión. Así, a Moisés Dios le promete su
asistencia para que no vacile ante el faraón, le concede la potestad para hacer
prodigios en su presencia y, por si esto fuera poco, le dice: yo estaré en tu
boca y te enseñaré lo que has de decir (Ex 4,12). Cuando Jesús envía a sus
apóstoles para que hagan discípulos de entre todos los pueblos, les asegura:
Y sepan que yo estoy con ustedes hasta el final de este mundo (Mt 28,20).
Pablo, cultivando una certeza profunda de que Dios actuaba en medio de su
debilidad, llega a decir: Ya no vivo yo, sino es Cristo quien vive en mí (Gal
2,20). Se trata de una presencia eficaz que sostiene y fortalece a quien ha
sido llamado en medio de las dificultades.
La vocación se vive en la confianza y la gratitud a Dios, porque es él quien
capacita al hombre para el estilo de vida y para la misión que le ha
encomendado.
Se pueden distinguir al menos cuatro tipos de textos vocacionales en la
Sagrada Escritura. El primero conforma un esquema clásico: la narración
vocacional del Antiguo Testamento. Se trata de un género literario bien
definido. Este esquema es seguido también por algunos relatos del Nuevo
Testamento. Tiene una variante: el relato de anunciación, que presenta el
llamado de Dios desde antes del nacimiento. En segundo lugar están los
cantos del Siervo, en el profeta Isaías. Son verdaderas narraciones
vocacionales, pero atípicas, en el sentido de que juegan con la paradoja de
un siervo-ungido-enviado que a la vez es sufriente-despreciado-desestimado.
Se parecen un poco a las confesiones de Jeremías. El tercer tipo son los relatos
del seguimiento de Jesús o del discipulado, acompañados de las
interpretaciones de la vida y vocación de Jesús. Por último, están las
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narraciones vocacionales de la Iglesia naciente. En ellas se discierne


comunitaria-mente, a la luz del Espíritu, quién debe ser enviado. El conjunto
de estas narraciones nos ofrece una reflexión amplia sobre el llamado de
Dios, y cuatro perspectivas complementarias entre sí.
En todos estos relatos se puede constatar que existe una relación dinámica
entre la vocación de algunos y la vocación de todo el pueblo de Dios. De
aquí deriva un principio teológico importante: lo que se dice de algunos, de
alguna manera, se puede decir de todos; lo que se dice de todos, de alguna
manera, está simbolizado en algunos. Las narraciones vocacionales ocupan
un puesto importante en los libros bíblicos, vienen como encabezan-do los
grandes momentos de la Historia de Salvación. Para el pueblo de Dios el
acontecimiento vocacional no es algo irrelevante, sino un referente esencial
de su propia identidad.

El llamado al pueblo de Dios


Antes de estudiar las narraciones de la vocación personal, conviene poner
atención al llamado que Dios hace al pueblo en su conjunto. Continuamente
se describe al pueblo de Dios como llamado y enviado para realizar una
misión.
Se proponen a continuación dos ejemplos de este tipo de textos:

Pautas de análisis
En estas narraciones se describe el llamado que Dios ha hecho a su pueblo.
¿Cuáles son los términos que expresan este llamado? ¿Qué nos enseñan estos
textos sobre la vocación cristiana?

El Señor propone la alianza 3 Moisés subió al encuentro de Dios y el


(Ex 19,1-11) Señor lo llamó desde la montaña y le dijo:
19 1 A los tres meses justos de ha-ber «Así hablarás a la descendencia de Jacob;
salido de Egipto, los israelitas lle-garon al así dirás a los hijos de Israel: 4 Ya han visto
desierto de Sinaí. 2 Habían salido de lo que he hecho con los egipcios, y cómo
Refidín , llegaron al desier-to de Sinaí, y a ustedes los he llevado sobre alas de
allí acamparon, frente a la montaña. águila y los he traído a mí. 5 Ahora bien, si
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me obedecen fielmente y guardan mi por mano de hombre», recuerden 12 que en


alianza, ustedes serán el pueblo de mi otro tiempo estuvieron sin Cristo, sin
propiedad entre todos los pueblos, derecho a la ciudadanía de Israel, ajenos a
porque toda la tierra es mía; 6 serán para la alianza y su promesa, sin esperanza y sin
mí un reino de sacerdotes, una nación Dios en el mundo.
santa. Esto es lo que dirás a los hijos de 13Ahora, en cambio, en Cristo Jesús y
Israel». gracias a su muerte, los que antes estaban
7Cuando Moisés regresó de la montaña lejos, han sido acerca-dos. 14 Porque Cristo
llamó a los ancianos del pueblo y les es nuestra paz. Él ha hecho de los dos
comunicó todo lo que el Señor le había pueblos uno solo, destruyendo el muro de
ordenado. 8 Y todo el pueblo a una ene-mistad que los separaba. 15 Él ha
respondió: «Nosotros haremos todo lo anulado en su propia carne la ley con sus
que le Señor ha dicho». preceptos y sus normas. Él ha creado en sí
Moisés transmitió al Señor las palabras mismo de los dos pueblos una nueva
del pueblo. 9 Y el Señor le dijo: «yo vendré humanidad, restableciendo la paz. 16 Él ha
a ti en una densa nube, para que el pueblo reconciliado a los dos pueblos con Dios
pueda es-cuchar cómo hablo contigo, y uniéndolos en un solo cuerpo por medio
tenga siempre confianza en ti». de la cruz y destruyendo la enemistad.

Y Moisés refirió al Señor las pala-bras


17Su venida ha traído la buena noticia
del pueblo. 10 Después el Señor dijo a de la paz también para los de cerca; 18
Moisés: «Regresa a tu pueblo y purifícalos porque gracias a él unos y otros, unidos
hoy y mañana; que laven sus vestidos 11 y en un solo Espíritu, tenemos acceso al
estén preparados para el tercer día porque Padre. 19 Por tanto, ya no son extranjeros
al tercer día bajará el Señor sobre la o huéspedes, sino conciudadanos de los
montaña del Sinaí a la vista de todo el que forman el pueblo de Dios; son familia
pueblo». de Dios, 20 edificados sobre el cimiento de
los apóstoles y profetas, siendo el mismo
Cristo Jesús la piedra fundamental, 21 en
Cristo, constructor de paz y de unidad (Ef quien todo el Edificio, bien trabado, va
2,11-22) creciendo hasta formar un templo
consagrado al Señor, 22 y en quien también
2 11 Así pues, ustedes, los paganos de
ustedes van formando conjuntamente
nacimiento, los que son llamados
parte de la construcción, hasta llegar a ser,
incircuncisos por los que pertenecen a la
por medio del Espíritu, morada de Dios.
circuncisión «esa marca hecha en la carne

Los textos en los que se describe el llamado que Dios hace a su pueblo a
lo largo de la Historia bíblica ponen de relieve diversas situaciones que ese
pueblo vive. Situaciones históricas que se convierten en retos y caminos para
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que llegue a ser un pueblo libre y consciente, el pueblo llamado por Dios. El
Antiguo Testamento subraya el destino histórico del pueblo hacia la libertad,
en las diversas circunstancias que atraviesa: esclavitud, conquista, monarquía,
destierro, restauración, la voz de Dios le muestra un destino cada vez más
trascendente. Jesús responde por medio de sus palabras, de sus acciones y de
sus milagros a las situaciones sociales que vivía el pueblo de Israel sometido
al do-minio romano. Su intervención es como un rayo de luz que ilumina la
oscuridad en que vive ese pueblo, pero sobre todo lo ilumina con su muerte
y resurrección. La Iglesia, continuando la misión de Jesús, tiene la conciencia
de que está llamada a iluminar al mundo que la rodea.
En el texto bíblico llama la atención la frecuencia con que se mani-fiesta
esta conciencia del llamado a todo un pueblo. Se subrayan tres situaciones
que se repiten en la historia y señalan las dimensiones características de la
misión del pueblo de Dios 2:
Esclavitud-pecado. El hombre y el pueblo se encuentran constantemente
viviendo una situación de opresión y de esclavitud. Tiene que servir a Egipto,
a Babilonia, a otros dioses y señores. La mayor esclavitud la constituye su
propio pecado, por el que pierde la libertad interior y que es abundante-
mente descrito en la Biblia. Esta situación provoca angustia y clamor. El
clamar a Yahvé es expresión a la vez del sufrimiento y de la impotencia del
hombre que busca a Dios como refugio.
La acción de Dios tiende a hacer al hombre a imagen de su semejanza,
alguien dueño de sí mismo, soberano en la determinación de su existencia,
reflejo de la gloria de Dios. Quiere un pueblo de reyes y de sacerdotes, no
un pueblo de esclavos. Quiere hijos que lleguen a constituir una familia, que
le sirvan en y desde el amor.
Jesús toma en sus manos la causa del hombre. Él es el auténtica-mente
libre, el rey-señor. Su realeza, su señorío, consiste en que pone todo su poder
al servicio, para que los demás lleguen a ser libres. Lo hace como siervo de
Dios (Diakonos) a favor de los hombres interpretando su propio camino en
base a los cánticos del siervo de Yahvé en el profeta Isaías. En el hijo-siervo,
los hombres adquieren condición de hijos, imágenes de la imagen, hombres

2 Las dimensiones de la evangelización vienen muy bien presentadas en Rubio, L., Nuevas vocaciones para un mundo nuevo. Laicos, religiosos y
presbíteros para una nueva evangelización, Ed. Sígueme, Salamanca, 2002, pp. 29-35.
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liberados que se hacen servido-res, no dominadores, de los demás. Entre


ellos brilla el sentido del amor fraterno y del servicio mutuo.
El pueblo de Dios es ese grupo de hombres que en Cristo experimenta la
libertad, se reconoce como pueblo de hijos y de reyes y se sabe elegido-
enviado para ser testigo-proclamador de esa libertad integral y radical. Es el
pueblo que se pone al servicio de los hombres en un anhelo de liberarlos,
enfrentándose a todos los señores de la historia que pretenden destruir o
minimizar la imagen de Dios que el hombre está llamado a ser. La Iglesia
recibe la vocación-misión de ser espacio de libertad y agente de liberación.
Esta es la función de la diakonía, que se puede señalar como una dimensión
de la evangelización o misión del pueblo de Dios.
Distancia-lejanía de Dios. El pueblo que experimenta las dificultades en su
camino, llega a considerar a Dios como alguien que no escucha, lejano,
distante, en ocasiones hostil. Son frecuentes los dichos en los que se expresa
esta percepción de un abandono de Dios o incluso se llega a postular la
injusticia de Dios. Todo esto provoca una reacción de miedo y temor. Las
falsas imágenes de Dios surgen en la mente del pueblo y sustituyen al Dios
de la vida que ha dado sentido a su caminar.
La acción de Dios tiende a mostrar lo contrario: que él está cercano: Yo
seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Su profunda solidaridad se presenta bajo
hermosas imágenes como la columna de fuego y de nube en el éxodo, el
arca de la alianza, el padre amoroso, la madre tierna, el marido fiel en los
profetas. Dios revela y manifiesta su cerca-nía llegando a expresiones cumbre
como ésta: Con amor eterno te amé. Esta cercanía se hace patente en Cristo,
el testigo por excelencia, especialmente en la experiencia de la Cruz. Él es
solidario y cercano a todo hombre que sufre, puede comprendernos porque
también pasó por el sufrimiento.
En Cristo el creyente se experimenta como amigo de Dios, hijo en el Hijo,
llamado a la dignidad de ser colaborador en el plan de Dios. Sobre todo,
por la vivencia del perdón, tan claramente expresada, por ejemplo, en la
parábola del hijo pródigo, el miedo da paso al amor, el temor a la confianza.
La comunidad cristiana vive esta cercanía de Dios en Cristo.
Consecuentemente la reconoce, la agradece, la narra, la proclama, la
divulga... La Iglesia es así el ámbito de la enseñanza en torno a la verdad de
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Dios, a su cercanía y a su amor. En el texto griego a este testimonio se le


llama Martiria. Con esta expresión podemos designar toda la actividad de la
Iglesia que explicita por medio de la palabra el misterio del que participa, y
promueve la difusión del evangelio. Este testimonio es parte irrenunciable
de su misión como pueblo de Dios.
Soledad-división. La división y la soledad afectan a la entraña del existir
del hombre en el mundo. Es la suya una situación de lucha, de dispersión,
incluso de enemistad. El hombre, aún el más cercano, ha dejado de ser la
ayuda adecuada transformándose en enemigo: hombre/mujer; Caín/Abel;
pobres/ricos; esclavos/libres; judíos/gentiles... La reacción del hombre es el
resentimiento y el odio y su instinto se aviva con afán de venganza.
El proyecto de Dios consiste en que el hombre no esté solo; es hacer de la
multitud, un pueblo; de los dispersos, una fraternidad; que toda realidad
tenga a Cristo por cabeza y llegue a la comunión, a imagen de la unidad y
comunión trinitaria de Dios. Donde las relaciones no son de opresión o
explotación, sino de igualdad, afecto positivo y servicio.
Este proyecto tiene su realización y fundamento en Cristo, que establece,
especialmente con los excluidos y los pecadores, relaciones de familia. En su
amor repartido y su sangre derramada se reúnen los dispersos, se dan la
mano el cielo y la tierra.
El pueblo de Dios es ese espacio humano de quienes se saben reunidos y
reconciliados en Cristo, unos con él y unos entre sí. Reunidos por un solo
Dios, convocados en una sola fe, regenerados en un solo bautismo. Desde
esta experiencia brota la conciencia de ser en la Historia testigo y agente de
la comunión de los hombres con Dios y de los hombres entre sí. La
enemistad, por medio de la reconciliación, da paso a la fraternidad. A la
responsabilidad de ser unidad y de hacer la comunión se llama en los textos
Koinonia.
Integración de estas tres dimensiones. Una auténtica realización de la
comunidad cristiana implica necesariamente que se desarrollen, de una
manera armónica y orgánica, las tres dimensiones de la misión. No hay
auténtica martiría si ese anuncio no lleva a la comunión y a la solidaridad
con los pobres; no hay auténtica koinonía si no es anuncio explícito y a la
vez liberación. No hay, en fin, diakonía, si ese servicio rompe la comunión
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o acalla el testimonio expreso de la fe.


Ya podemos sacar una conclusión importante de cara a la pastoral
vocacional: todo proceso vocacional ha de despertar la conciencia de la
pertenencia al pueblo de Dios y del destino que Dios quiere para su pueblo
en este momento histórico. La vocación personal no existe de manera
individual, sino como perteneciente al pueblo de Dios de un modo dinámico
y orgánico. Toda vocación deberá cultivar unas coordenadas horizontales
que la arraiguen fuertemente en la pertenencia a la comunidad por lazos de
identidad, de afecto y de compromiso en medio de ella. La vocación existe
en la Iglesia y es para la Iglesia.
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La vocación personal en el antiguo testamento


La narración vocacional. En el Antiguo Testamento se configuró un género
literario propiamente dicho, que podemos llamar narración vocacional. El
primer dato sobresaliente es que la vocación se narre. Ya nos revela que la
vocación es un acontecimiento histórico, algo que ocurre en la vida del
hombre como intervención amorosa de Dios. Esta pequeña narración se
halla entrelazada profundamente con otra narración más grande: la de la
historia del pueblo. De manera que ambas son inseparables, como la doble
trama de una tela.
Nuevamente se presentan dos textos, a título de ejemplo:

Pautas de análisis
Estas narraciones describen el llamado de Dios a personas concretas en el
Antiguo Testamento. ¿Cuáles son las características de estos llamados? ¿Qué
nos enseñan sobre la vocación cristiana?

Dios llama al más pequeño arrasarla. 6 Así, Israel quedó en gran


(Jc 6,16.11-24) miseria por causa de Madián. Entonces los
israelitas invocaron al Señor...
6 1 Los israelitas ofendieron al Señor con
su conducta, y el Señor los entregó en
11 Un día el ángel del Señor vino a
poder de Madián durante siete años. 2 sentarse bajo el terebinto de Ofrá, que
Madián sometió dura-mente a Israel. Para pertenecía a Joás de Abiezer. Su hijo
librarse de Madián, los israelitas tuvieron Gedeón estaba desgranando trigo en el
que refu-giarse en las cuevas, cavernas y lugar donde se pisan las uvas para que no
refu-gios que hay en las montañas. 3Cuan- se enteraran los madianitas. 12 El ángel del
do los israelitas sembraban, los ma- Señor se le apareció y le dijo: «El Señor
dianitas, junto con los amalecitas y los de está contigo, valiente guerrero». 13 Gedeón
oriente, los atacaban. 4 Acampaban en su le respondió: «Por favor, mi señor, si el
tierra, arrasaban los campos sembrados de Señor está con nosotros, ¿por qué nos
la región hasta cerca de Gaza y no dejaban pasa todo esto? ¿Qué ha sido de todos
a Israel medio alguno de subsistencia, ni esos prodigios que nos cuentan nuestros
ovejas, ni bueyes, ni burros. 5 Pues ve-nían padres, cuando nos dicen que el Señor nos
con sus rebaños y tiendas como una nube sacó de Egipto? Ahora nos ha abandonado
de langostas, hombres y camellos y nos ha entregado en poder de Madián».
innumerables, e invadían la región para
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14El Señor lo miró y le dijo: «Ve-te, que Un hombre de labios impuros


con tu fuerza salvarás a Israel del poder de (Is 6,1-13)
Madián. Yo te envío». 15 Gedeón 6 1 El año de la muerte del rey Ozías vi
respondió: «Por favor, Señor, ¿cómo al Señor sentado en un trono alto y
salvaré yo a Israel? Mi familia es la más excelso. El borde de su manto llenaba el
insignificante de Manasés y yo soy el templo. 2 De pie, junto a él, había unos
último de la familia de mi padre». 16 seres de fuego con seis alas cada uno, con
Respondió el Señor: «Yo estaré contigo, y dos se cubrían el rostro, con dos cubrían
tu derrotarás a los madianitas como si se su desnudez y con dos aleteaban. 3 Y se
tratara de un solo hombre». gritaban el uno al otro: «Santo, san-to,
17 Gedeón insistió: «Si he alcanza-do tu santo es el Señor todopoderoso, toda la
favor, dame una señal de que eres tú quien tierra está llena de su gloria». 4 Los marcos
me habla. 18 Por favor, no te vayas de aquí de las puertas temblaban a su voz, y el
hasta que yo regrese. Yo traeré mi ofrenda templo estaba lleno de humo. 5 Yo dije:
y la depositaré ante ti». El le dijo: «Me «¡Ay de mí, estoy perdido! Soy un hombre
quedaré aquí hasta que regreses». 19 de labios impuros, que habito en un
Gedeón se fue, preparó un cabrito, y con pueblo de labios impuros, y he visto con
una medida de harina hizo panes sin mis propios ojos al Rey y Señor
levadura; puso la carne en su cesta y el todopoderoso». 6 Uno de los seres de
caldo en una olla, los llevó bajo el fuego voló hacia mí, trayendo un carbón
terebinto y se lo presentó. 20 El ángel de encendido que había tomado del altar con
Dios le dijo: «Toma la carne y los panes sin las tenazas; 7 tocó con él mi boca, y me
levadura, coló-calos sobre esta piedra y dijo: «Al tocar esto tus labios, desaparece
derrama el caldo». Gedeón lo hizo así. 21 tu culpa y se perdona tu pecado».
Entonces el ángel del Señor extendió el 8 Entonces oí la voz del Señor, que
bastón que tenía en su mano y tocó la decía: «¿A quién enviaré?, ¿quién irá por
carne y los panes sin levadura. Salió fuego nosotros?». Respondí «Aquí estoy yo,
de la roca y consumió la carne y los panes envíame». 9 Él me dijo: «Vete a decir a este
sin levadura, y el ángel del Señor pueblo: Por más que escuchen, no
desapareció de su vista. 22 Gedeón se dio entenderán; por más que miren, no
cuenta de que era el ángel del Señor, y comprenderán. 10 Endurece el corazón de
exclamó: «¡Ah, Señor, Señor! ¡He visto este pueblo, tapa sus oídos, ciega sus ojos,
cara a cara al ángel del Señor!». 23 El Señor no sea que sus ojos vean, sus oídos oigan,
le dijo: «La paz sea contigo. Nada temas, su corazón entienda, y se convierta y
no morirás». Gedeón construyó allí un quede sano». 11 Pregunté: «¿Hasta cuándo
altar al Señor y lo llamó Señor de la Paz. Señor?». Me respondió: «Hasta que las
Este altar está todavía hoy en Ofrá de ciudades queden destruidas y
Abiezer. despobladas, las casas deshabitadas, los
campos desiertos». 12 Porque el Señor
alejará a los hombres y será inmensa la
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desolación del país. 13 Y si aún queda en él que al cortarlos sólo queda el tronco. Pero
una décima parte, será también este tronco será semilla santa.
exterminada; como una encina o un roble,
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El esquema del género literario es el siguiente3:


A. Introducción. Datación del acontecimiento, localización, descripción de
las circunstancias.
B. Diálogo teofánico. Dios se manifiesta de alguna manera cerca del
personaje, en el cual surge, como una reacción, el deseo de
comprobar que es Dios quien llama.
C. Encomienda de una misión.
B’ Diálogo de misión. Contiene una presentación de objeciones de
parte de quien es llamado y una respuesta de Dios en la que ofrece
una garantía. Dios faculta al hombre para que pueda cumplir la
misión.
A’ Conclusión.
En estos relatos sólo Dios llama. Se nos muestra que Dios pone toda su
fuerza creadora en el acto de llamar. Hay en los personajes una
preocupación por comprobar que es el Señor quien llama, porque será en su
nombre y con su protección como emprendan la misión. La llamada no parte
de la iniciativa del personaje, el cual está entretenido en otras cosas, es clara
y contundentemente iniciativa de Dios. De modo que en la mayoría de las
ocasiones la intervención de Dios les viene a contrapelo, provocando un
cambio radical en su camino. Existe toda una tradición según la cual los que
son llamados y enviados han con-templado el rostro de Dios4.
La llamada se expresa unánimemente por medio de un verbo en
imperativo: ve y di a Faraón... Vete con esa fuerza que tienes y salvarás a
Israel... ve y di a ese pueblo... Esto supone un dinamismo profundo. La
llamada no se propone como una opción entre otras, sino como mandato
del Señor. El hombre conserva toda su libertad, pero no se le invita sólo a
hacer lo que pueda, sino lo que Dios quiere, como Dios lo quiere. Es
llamativo que en los textos bíblicos la vocación de los grandes personajes se
narra sucesivas veces. Se expresa con ello la necesidad de releer y resituar el
llamado a lo largo de la vida. Tal relectura se hará siempre en un diálogo
3 Este esquema se puede comprobar, por ejemplo, en los siguientes textos: Ex 3, 1-4,17: Moisés; Jc 6, 1-24: Gedeón; 1Sm 31-41: Samuel; Is 6, 1-13: Isaías;
Jer 1, 1-10: Jeremías; Ez 2, 1-15: Ezequiel. Para este tema un excelente mate-rial es Del Olmo Lete, G., La vocación del líder en el Antiguo Israel, Ed.
Universidad Pontificia de Salamanca, Salamanca, 1973, p. 403.
4 No sólo Moisés miraba a Dios cara a cara. También Jacob tuvo la experiencia de la lucha con Dios; Elías fue arrebatado por Dios; Gedeón tuvo miedo

ante la visión del ángel del Señor. Hasta el más sencillo de los personajes ha tenido este encuentro personal.
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profundo con Dios. Así podemos concluir que los personajes no “tienen” la
vocación. Más bien ocurre lo contrario, la vocación los “tiene” a ellos. La
vocación es algo que pertenece a Dios, al ámbito de lo divino y de alguna
manera posee al hombre. Por eso el hombre no puede llevar adelante este
envío como él quiera, sino agradando al corazón de Dios; no con sus solas
fuerzas, sino con la ayuda de Dios.
Dios llama configurando a la persona. Los autores bíblicos se complacen
en subrayar la incapacidad del hombre para la misión. Esta es una constante.
Una y otra vez argumentan su debilidad y su pobreza. Pero Dios responde
facultando a los personajes para cumplir la misión que se les está
encomendando. Expresiones como yo estaré contigo; yo pongo mis palabras
en tu boca; expresan más que una capacitación; equivalen a una verdadera
consagración.
En el centro del relato de vocación se encuentra la encomienda de una
misión. Podríamos denominarlo con razón relato de envío más que relato
de vocación. Porque el envío a favor del pueblo está en el corazón y en las
motivaciones de esta acción de llamar. Dios llama para enviar, no para
poseer. Su acción es salvífica, profundamente transitiva. Dios llama para
poner a su enviado, con todo lo que es, al servicio del pueblo.
El motivo de la llamada, evidentemente, no son las capacidades del
hombre, ni su clase social, ni su origen tribal. Precisamente van por esta línea
las objeciones que presentan y les hacen sentir incapaces para la misión. El
motivo de la llamada está más bien en la total libertad de Dios, en su amor
profundo y definitivo, en su voluntad salvífica y en su fuerza creadora que
se pone en juego a la hora de llamar.
La finalidad del envío está siempre en el pueblo de Dios. Ningún personaje
es llamado desde la óptica estrecha de su salvación o santificación individual,
sino para servir al pueblo descubriéndole el sentido de su historia y
ayudándole a construir su destino. Los que son llama-dos y enviados asumen
una función salvífica en el caminar del pueblo de Dios. Función que va más
allá de la realización de unas tareas y exige la dedicación de toda la persona.
La persona es enviada para ser un signo de la presencia de Dios en medio
del pueblo y no sólo para realizar una actividad. Así, Moisés se convierte en
padre y guía del pueblo, habrá otros que asuman la función de jueces, de
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reyes y de profetas, siempre a favor del pueblo de Dios.


Queda claro que la llamada no parte de las inquietudes de los personajes,
sino de una intervención de Dios que los inquieta y les cambia la vida. Aquí
podemos sacar otra conclusión importante: La pastoral vocacional no se
puede restringir a la búsqueda y seguimiento de los inquietos. Esto implicaría
una penosa reducción. Se trata más bien de sembrar inquietudes en nombre
de Dios, irrumpiendo en la vida de las personas para invitarlas a un modo
de vivir y de interpretar la existencia más pleno, acorde a la voluntad de
Dios. Despertar in-quietudes, es verdad, íntimas y profundas, pero que están
necesaria-mente ligadas a las necesidades de los demás y exigen la entrega
de sí mismo a Dios, pero también en el plano social y comunitario.
Algunos relatos excepcionales. Existen también, como en toda regla, las
excepciones. Hay relatos bíblicos que deben ser interpreta-dos con cuidado
para no absolutizar los puntos de vista que presentan.
El primero de ellos, clásico en la historia de la pastoral vocacional es el
relato de Abrahán en Gn 12, 1-9. Contiene enseñanzas de primer orden sobre
la vida de la fe. Pero es un relato atípico en el sentido de que no nos
encontramos propiamente con un personaje histórico del tipo de Moisés,
Gedeón, o Jeremías, sino con un modelo legendario, signo del primer
llamado del pueblo de Dios. Desde este relato de la vocación de Abrahán
no se pueden justificar ideologías como la de la obediencia ciega o la ruptura
con la propia realidad. Esto se ilustrará mucho mejor desde perspectivas
evangélicas.
Otro relato que se sale de lo corriente es la hermosa narración de la
vocación de Samuel, en 1Sm 3,1 – 4,1. El relato tiene un ritmo litera-rio
profundo y resalta la libre elección de Dios, pero desde aquí no se puede
justificar una práctica vocacional determinista en relación con los niños y
adolescentes, que no cuente suficientemente con su libertad y con su
maduración humana.
Por último, están los relatos de anunciación, en concreto la anunciación a
Ana en 1Sm 1 y el nacimiento de Sansón en Jc 13. Llevan al momento de la
concepción del niño acontecimientos que sucedieron cuando esos niños
fueron adultos. Vuelve a aparecer la idea de predestinación. Desde estos
relatos no se puede justificar una práctica vocacional en la que no se respete
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la libre voluntad de los candidatos.


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La vocación del siervo de Yavé


El título de “siervo” se da en la Biblia a personajes especialmente
relacionados con Dios: patriarcas, profetas, caudillos del pueblo, sacer-dotes,
reyes. El siervo, que aparece en cuatro relatos del profeta Isaías, resume todas
estas figuras, sobre todo la del Mesías-rey. No sabemos si se refieren a un
personaje histórico. Pero son unos textos vocacionales atípicos, que
muestran un dato importante de la revelación en torno al llamado de Dios.
Se les llama cantos del siervo de Yahvé porque se refieren a un personaje al
que se señala con ese nombre. Han sido amplísimamente estudiados por los
biblistas.
Nuevamente aparecen dos ejemplos:

Pautas de análisis
Los textos de la vocación del Siervo de Yahvé tienen unas características
peculiares. Intenta identificar esas características. ¿Cuál es su rasgo más
propio? ¿Qué resulta contradictorio o extraño en estos textos? ¿Qué nos
enseñan sobre la vocación como un don de Dios?

Tercer canto del siervo 5 Y ahora habla el Señor, Aquél que


desde el vientre me formó como siervo
Is 49, 1 Escuchen, habitantes de las islas; suyo, para que le trajera a Jacob y le
atiendan, pueblos lejanos: reuniera a Israel.
El Señor me llamó desde el seno ¡Tan valioso soy para el Señor y en Dios
materno, desde las entrañas de mi madre se halla mi fuerza!
pronunció mi nombre. 6 Él dice: “No sólo eres mi siervo para
2 Convirtió mi boca en espada afilada,
restablecer las tribus de Jacob y traer a
me escondió al amparo de su mano; me los sobrevivientes de Israel,
transformó en flecha punzante y me sino que te convierto en luz de las
guardó en su aljaba. naciones para que mi salvación llegue
3 Me dijo: “Tú eres mi siervo, Israel, y
hasta el último rincón de la tierra”.
estoy orgulloso de ti”,
4 Aunque yo pensaba: “En vano me
7 Así dice el Señor: el redentor y Santo
fatigué, por nada e inútilmente gasté mis de Israel, al que es despreciado y
fuerzas”; sin embargo, el Señor defendía aborrecido por las naciones, al esclavo
mi causa, mi Dios guardaba mi de los poderosos: Te verán los reyes y se
recompensa. pondrán de pie; los príncipes, y se
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postrarán; porque el Señor es fiel, porque Cuarto canto del siervo


te ha elegido el Santo de Israel. Is 50.4 El Señor me ha dado una lengua
8 Así dice el Señor: Te respondo cuando de discípulo para que sepa sostener con
me necesitas, te auxilio el día en que te mi palabra al cansado.
salvo, pues te formé y te constituí Cada mañana me despierta el oído,
mediador del pueblo para restaurar el para que escuche como los discípulos.
país, para repartir las tierras devastadas, 9 5El Señor me ha abierto el oído, y yo no
para decir a los cautivos: “¡Salgan!”, a los me he resistido ni me he echado atrás.
que están en tinieblas: “¡Déjense ver!” A
lo largo de los caminos pastarán, en
6 Ofrecí la espalda a los que me
todos los montes resecos tendrán pastos. golpeaban, mis mejillas a los que tiraban
mi barba; no oculté la cara ante los
10 No pasarán hambre ni sed, el viento insultos y salivazos.
sofocante y el sol no les hará daño, pues 7 El Señor me ayuda, por eso soportaba
el que se compadece de ellos los guiará, y las ofensas, por eso endurecí mi cara
los conducirá hacia manantiales de agua. como una piedra, sabiendo que no
11 Convertiré en caminos mis montañas y
quedaría defraudado.
se nivelarán mis senderos
12 ¡Miren! Vienen todos de lejos, unos del
8 Mi defensor está cerca ¿quién me
denunciará? ¡Comparezcamos juntos!
norte y del poniente, otros de la región
¿Quién me va a acusar? ¡Que venga a
de Sinín.
13 Griten, cielos, de gozo; salta, tierra, de
decírmelo!
alegría; montañas, rompan en
9Sepan que el Señor me ayuda: ¿Quién
aclamaciones, que el Señor consuela a su me condenará? A todos los carcome la
pueblo, se apiada de sus pobres. polilla y se gastan igual que un vestido.

El siervo es una figura misteriosa que combina paradójicamente en la


elección divina dos elementos: la investidura real con todo el poder que
supone y la experiencia del dolor y de la humillación. Es el elegido, el amado
por Dios, y al mismo tiempo el humillado, el des-preciado. El siervo es rey
en el sufrimiento, cargado con los pecados del pueblo es llamado varón de
dolores. Su característica más típica es la paradoja, es decir, la unión de los
contrarios, que siempre provoca un desconcierto. Si hoy nos sigue
cuestionando esta figura fue mucho más fuerte en aquel ambiente religioso
en el que se escribió.
La paradoja se acentúa crecientemente en los cuatro textos hasta llegar a
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identificar al siervo con el chivo expiatorio, que carga sobre sí los pecados
del pueblo. En el cuatro poema podemos reconocer una síntesis de la
experiencia religiosa de Israel y una crítica profunda al culto del templo. El
siervo va al sacrificio consolado por Dios.
Jesús se identificó con la imagen del pastor y del siervo. Esta figura fue
utilizada por los primeros cristianos para comprender la terrible muerte de
Jesús y para explicarla a los demás (Mt 12, 15-21; Hch 3, 13.26). Jesús es el
siervo sufriente. Todo su poder divino lo ha convertido en servicio para los
demás y así ha ganado para todos una vida nueva.
La imagen del siervo y su aplicación a Jesús redimensiona la vocación
cristiana, que solamente se va a comprender como servicio y don total de sí
mismo en beneficio del pueblo. Los cantos del siervo, así interpretados,
arrojan una conclusión: no hay vocación cristiana sin paradoja. La
aceptación de la voluntad de Dios y el seguimiento de Cristo siempre
conllevan una dosis de sufrimiento, de contradicción que es necesario
aceptar. Somos llamados a compartir el destino de Jesús, lleno de
dificultades, y a ser solidarios con el dolor y el sufrimiento del pueblo de
Dios. Si se quisiera ocultar esta parte de la vocación se estaría negando su
misma esencia.
Es importante presentar la vocación con todo su paradójico sentido de
elección y humilde servicio, sobre todo haciendo ver a los jóvenes que no
hay vida cristiana sin contradicción y dificultades.

La llamada de Jesús
Sobresalen los textos que nos transmiten la misma conciencia vocacional
de Jesús. Prácticamente son todos los evangelios. Muestran la importancia
que tiene la catequesis cristológica de la vocación. Jesús es el primer y
principal modelo vocacional. En él encontramos la funda-mental verdad
sobre la llamada de Dios que es a la vez envío a favor de los hombres.
Dos ejemplos a continuación:
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Pautas de análisis
Estos textos describen las actitudes vocacionales de Jesús. ¿Cuáles son las
notas más características de su vocación? ¿Qué nos enseñan sobre la vocación
cristiana?

En la sinagoga de Nazaret mismo”. Lo que hemos oído que has


hecho en Cafarnaún, hazlo también aquí,
Lc 4.14 Jesús, lleno de la fuerza del en tu pueblo. 24 Y añadió:
Espíritu, regresó a Galilea, y su fama se
extendió por toda la región. 15 Enseñaba -La verdad es que ningún profeta es
en las sinagogas y todo el mundo hablaba apreciado en su tierra. 25 Les aseguro que
bien de él. 16 Llegó a Nazaret, donde se muchas viudas había en Israel en tiempo
había criado. Según su costumbre, entró de Elías, cuando se cerró el cielo por tres
en la sinagoga un sábado y se levantó para años y seis meses, y hubo gran hambre en
hacer la lectura. 17 Le entregaron el libro todo el país; 26 sin embargo, a ninguna de
del profeta Isaías y, al desenrollarlo, ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de
encontró el pasaje donde está escrito: Sarepta, en la región de Sidón. 27 Y muchos
leprosos había en Israel cuando el profeta
18 El espíritu del Señor está sobre mí, Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado,
porque me ha ungido Sino únicamente Naamán el sirio.
para anunciar la buena noticia
a los pobres;
28 Al oír esto, todos los que estaban en
me ha enviado a proclamar la sinagoga se enfurecieron; 29 se
la liberación a los cautivos, levantaron, lo echaron fuera de la ciudad
a dar vista a los ciegos y lo llevaron hasta un precipicio de la
a libertar a los oprimidos montaña sobre el cual estaba edificada su
19 y a proclamar un año ciudad, con ánimo de despeñarlo. 30 Pero
de gracia del Señor. él, abriéndose paso entre ellos, se fue.

Después enrolló el libro, se lo dio al


20 Oración de Jesús en el huerto de los
ayudante y se sentó. Todos los que Olivos
estaban en la sinagoga tenían sus ojos fijos Lc 22, 39 Después salió y fue, como de
en él. 21 Y comenzó a decir-les: costumbre, al monte de los Olivos. Sus
-Hoy se ha cumplido ante ustedes esta discípulos lo siguieron. 40 Al llegar allí, les
profecía. 22 Todos lo apoyaban y se dijo: -Oren para que puedan hacer frente
admiraban de las palabras que había a la prueba.
pronunciado. Comenta-ban: -¿No es éste 41Se alejó de ellos como a la distancia
el hijo de José? de un tiro de piedra, se arrodilló y
El les dijo: -Seguramente me
23 suplicaba así: 42 –Padre, si quieres aleja de
recordarán el refrán: “Médico, cúrate a ti mí este cáliz de amargura; pero no se haga
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mi voluntad, sino la tuya. 43 Entonces se le 45 Después de orar, se levantó y fue


apareció un ángel del cielo, que lo estuvo adonde estaban sus discípulos. Los
confortan-do. 44 Lleno de angustia, oraba encontró dormidos, pues estaban
más intensamente, y comenzó a sudar rendidos por la tristeza. 46 Entonces les
como gotas de sangre que corrían hasta el dijo: -¿Cómo es que están durmiendo?
suelo. Levántense y oren, para que puedan hacer
frente a la prueba.
Un primer conjunto de textos nos refiere los orígenes de Jesús. Los
evangelistas son muy cuidadosos en la presentación de Jesús. Mateo lo ha-
ce a partir de la genealogía, el relato del nacimiento, la visita de los magos
y la huída a Egipto; incluye el anuncio de Juan, el bautismo y las tentaciones
y concluye presentando a Jesús como luz de las naciones. El texto de Marcos
es todo él una presentación de Jesús, gira en torno a la pregunta: ¿quién es
Jesús?, que se responde a lo largo de sus 16 capítulos. Lucas recurre al
esquema de la anunciación, añadiendo la genealogía y las tentaciones. Juan
lo hace a través del prólogo y del testimonio de los primeros discípulos.
Lo más importante es que se presenta a Jesús como el enviado del Padre
y como alguien consagrado a una misión. La afirmación de su naturaleza
divina no entra en contradicción con la descripción de todo un camino
vocacional realizado desde una asidua práctica de la oración, a través de la
cual fue descubriendo el sentido de la voluntad del Padre y de su misión.
Jesús es un ejemplo de discernimiento vocacional.
Un segundo grupo de textos son las referencias continuas que hacen los
evangelistas en torno a la conciencia de Jesús como enviado del Padre, y
aparecen en toda la vida pública y muy especialmente en los relatos de la
pasión. Se concentran en esa escena de Getsemaní, en la que Jesús conserva
toda su libertad y expresa su obediencia a la voluntad del Padre. Son
verdaderas lecciones de teología vocacional.
Por último, están las reflexiones de los mismos evangelios y de los otros
textos del Nuevo Testamento sobre la persona y vocación de Jesús. Desde
los solemnes himnos cristológicos hasta la profunda re-flexión de 1 Pe 2, 22-
24. En estas reflexiones se aplica a Jesús la imagen del siervo sufriente.
Sería muy largo detallar un estudio de este conjunto de textos, pero lo
que más nos interesa en este momento es dejar constancia del valor central
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de la cristología bíblica vocacional. Es un elemento que no debe faltar en la


catequesis vocacional.
Básico de Pastoral Vocacional Vocación en la Biblia

La vocación en la primera generación cristiana


Nos encontramos con un grupo de textos que tienen en común la
presentación del camino discipular detrás de Jesús. Les podemos llamar
textos del seguimiento o del discipulado. En estas breves narraciones se
condensa una historia vocacional que probablemente fue más larga y
compleja. Son así textos-síntesis de lo que ha ocurrido en la vida de los
discípulos a partir del conocimiento de la persona de Jesús.

Pautas de análisis
Estas narraciones dan cuenta del llamado que Jesús hizo a sus discípulos.
¿Cuáles son las características principales de este llamado? ¿Qué nos enseñan
sobre la vocación cristiana?

Llamado a los primeros discípulos encontró en primer lugar a su propio


hermano.
Jn 1 35 Al día siguiente, Juan se
Simón y le dijo: -Hemos encontrado al
encontraba en aquel mismo lugar con dos
Mesías (que quiere decir Cristo). 42 Y lo
de sus discípulos. 36 De pron-to vio a Jesús
llevó a Jesús.
que pasaba por allí, y dijo: -Este es el
Cordero de Dios. Jesús, mirándolo, le dijo: -Tú eres
Simón, hijo de Juan; en adelante te
37 Los dos discípulos le oyeron decir llamarás Cefas, (es decir, Pedro).
esto, y siguieron a Jesús. 38 Jesús dio media
vuelta y, viendo que lo seguían, les
preguntó: -¿Qué buscan? Llamado a Mateo
Ellos contestaron: Mt 9, 9 Cuando se iba de allí, vio Jesús
-Maestro, ¿dónde vives? a un hombre que se llamaba Mateo,
39 El les respondió: sentado en la oficina de impuestos, y le
-Vengan y lo verán. dijo:
-Sígueme.
Se fueron con él, vieron dónde vivía y
pasaron aquel día con él. Eran como las El se levantó y lo siguió. 10 Después,
cuatro de la tarde. mientras Jesús estaba sentado a la mesa en
casa de Mateo, muchos recaudadores de
40Uno de los dos que siguieron a Jesús impuestos y peca-dores vinieron y se
por el testimonio de Juan era Andrés, el sentaron con él y sus discípulos.
hermano de Simón Pedro. 41 Andrés 11 Al verlo los fariseos, preguntaban a

sus discípulos: -¿Por qué su maestro come


Básico de Pastoral Vocacional Vocación en la Biblia

con los recaudadores de impuestos y los Entiendan bien qué significa: misericordia
pecadores? quiero y no sacrificios; porque yo no he
12 Lo oyó Jesús y les dijo: -No necesitan venido a lla-mar a los justos, sino a los
médico los sanos, sino los enfermos. 13 pecadores.
Jesús llama directa y claramente a los discípulos: sígueme. Su invitación,
sencilla y cercana, marca una verdadera novedad en la revelación del
misterio de la vocación. Se convierte así en mediación necesaria de la nueva
llamada. Cuando Jesús llama, no caben objeciones. Los evangelistas se
esfuerzan en presentar una respuesta inmediata de seguimiento al Señor.
Probablemente se dio todo un proceso vocacional con cada uno de los
discípulos, el que requiere su propia naturaleza humana, pero se quiere hacer
ver la urgencia de una respuesta pronta y decidida a su invitación. La
invitación que Jesús hace remite de modo inmediato a su persona. Se trata
de seguirlo a él, de comprender, aceptar y compartir su doctrina, su estilo
de vida y su destino.
Existe una diferencia importante entre el modo como los rabinos
reclutaban a sus seguidores y el modo como Jesús elige a sus discípulos. En
el primer caso, la iniciativa es del discípulo, que ruega ser admitido en la
escuela de un maestro. Pero en el caso de Jesús la iniciativa parte de él. Los
evangelistas insisten en que es Jesús quien llama a los que él quiere. Como
en el Antiguo Testamento, queda muy claro que la iniciativa procede de
Dios.
La perspectiva del llamado de Jesús es la del discipulado. Sin embargo se
distinguen tres grupos que forman como círculos concéntricos: el de los
discípulos, el de los apóstoles y el de los doce. Con los tres grupos Jesús
mantiene una relación personal e íntima. Todos son llamados a un
seguimiento radical del Señor y a compartir su misión y su destino, pero de
manera diversa y complementaria. Aún se puede señalar un círculo más
estrecho: el de los tres que le acompañan en momentos especialmente
trascendentes como el de la transfiguración.
Cuando Jesús irrumpe en la vida de las personas, llama con cierta prisa. Se
nota una urgencia. La inminencia de la llegada del Reino de Dios y la
participación en este reino es lo que provoca esa premura. Hay que
responder con prontitud porque el Reino ya es una realidad que se desarrolla
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y hacia cuya novedad es necesario caminar. La res-puesta a la llamada de


Cristo supone una ruptura con el pasado y con la situación familiar y social.
Estos lazos con la parentela eran una fuente de riqueza y de identidad social
en la antigüedad. Así se entiende que el discípulo debe prescindir de toda
seguridad, para vivir en la provisionalidad y en la itinerancia que marca la
vida del Maestro.
Mc 3, 13-15 ofrece una clave importante. Dice que Jesús instituyó Doce,
para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar. Se señalan dos
características típicas de la vocación discipular: la unión con Jesús y la misión.
Vamos a poner atención a ambos elementos:
La unión personal con Jesús. Supone una adhesión incondicional a su
persona. Él es la razón última del camino que emprende el discípulo. Debe
llegar a identificarse totalmente con él. Pide una obediencia total a sus
exigencias, que se muestra claramente en los relatos de misión (vgr.: Mt 6,
25-34). Pero sobre todo exige que el discípulo comparta el destino de
abnegación y de muerte: el discípulo deberá olvidarse de sí mismo, cargar
con su cruz y seguirlo (Mt 10,24).
El envío misionero. Además de los relatos de vocación existen en los
evangelios relatos de misión5. Hablan sobre el contenido del envío y el
modo como debe llevarse a cabo. La misión consiste en anunciar con
fidelidad el mensaje de Jesús y en realizar una serie de actividades: curar a
los enfermos, expulsar demonios, etc., que dan credibilidad a dicho mensaje.
La misión consiste en una participación de la misma misión de Jesús y de su
autoridad. Por eso debe realizarse con su mismo estilo: El que quiera ser el
primero, que sea siervo y esclavo de todos, a ejemplo del Hijo del Hombre
(Cf. Mt 20, 20ss).
Lo que más nos interesa subrayar es que la vocación cristiana se entiende
desde la clave del seguimiento de Jesús, que contempla las necesidades de
los hombres y se dispone a ponerse a su servicio en el nombre de Dios. Esta
actitud de seguimiento y de entrega, de apertura y disponibilidad, está muy
bien expresada en Mt 9, 36-38: Al ver a toda aquella gente, se sentía
conmovido, porque estaban tristes y desalentados, como ovejas sin pastor.
Dijo entonces a sus discípulos: La mies es mucha, pero los obreros son pocos.
5 Son ejemplos de relato de misión: Mt 4, 23; Lc 10, 17; Lc 9, 1-2; Mt 28, 16-20; Hch 1, 21; Gal 1, 15-16.
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Por eso rueguen al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.

La vocación en la segunda generación cristiana


Agrupamos en este apartado los textos en los que la comunidad cristiana
envía personas. Son propiamente textos de misión. Nos interesa subrayar el
modo como estas personas son enviadas por Dios contando con la
mediación de la comunidad.

Pautas de análisis
Estas narraciones describen la experiencia de la comunidad cristiana que
llamaba y enviaba a algunos de sus miembros. ¿Cuáles son las características
de estos llamados? ¿Qué nos enseñan sobe la comunidad cristiana?
Un caso de buena suerte con nosotros, 22 comenzando desde el
(Hech 1,15-26) bautismo de Juan hasta el día en que fue
elevado a los cielos, entre a formar parte
1 15 Uno de aquellos días se levantó de nuestro grupo, para que sea, junto con
Pedro en medio de los herma-nos, que nosotros, testigo de su resurrección».
eran unos ciento veinte, y dijo: 16
«Hermanos, tenía que cumplirse la
23 Presentaron a dos: a José, apellidado
Escritura que el Espíritu San-to había Barsabás, por sobrenombre Justo, y a
anunciado por boca de Da-vid acerca de Matías. 24 Y oraron así: «Tú, Señor que
judas, el que siguió a los que arrestaron a conoces los corazones de todos, señala a
Jesús». 17 Era uno de los nuestros y cuál de estos dos has elegido 25 para
participaba de este misterio. 18 Pues bien, ocupar, en este misterio apostólico, el
con el dinero de su crimen compró un puesto del que se apartó Judas para irse al
campo, se tiró desde lo alto, quedó lugar que le correspondía».
destrozado, y se desparramaron todas sus 26 Echaron suertes, y la elección cayó
entra-ñas. 19 La noticia se divulgó por toda sobre Matías, el cual entró a formar parte
Jerusalén, de modo que el campo se del grupo de los once apóstoles.
llamó, en su propio dialecto Hacéldama, Los siete ministros de lengua griega (Hech
es decir, campo de sangre. 20 Así está 6,1-7)
escrito en el libro de los Salmos: Que su
morada quede desierta, y no haya quien 6 1 Por aquellos días, debido a que
la habite. Y también: Que otro ocupe su aumentaba el número de los discípulos,
cargo. 21 Es necesario, por tanto, que uno los creyentes de origen helenista se
de los que nos acompañaron durante quejaron contra los de origen judío,
todo el tiempo que el Señor Jesús estuvo
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porque sus viudas no eran bien atendidas


en la distribución diaria de los alimentos.
2 Los Doce convocaron a todos los
discípulos y les dijeron: «No está bien que
nosotros dejemos de anunciar la palabra
de Dios para dedicar-nos al servicio de las
mesas. 3 por tanto, hermanos, elijan de
entre ustedes, siete hombres de buena
fama, llenos del Espíritu Santo y de
sabiduría, a los cuales encomendaremos
es-te servicio, 4 para que nosotros
podamos dedicarnos a la oración y al
ministerio de la palabra».
5 La proposición agradó a todos, y
eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y
del Espíritu Santo, y a Felipe, Prócoro,
Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás,
prosélito de Antioquía. 6 Los presentaron
ante los apóstoles, y ellos, después de
orar, les impusieron las manos.
7La palabra de Dios se extendía, el
número de discípulos aumentaba mucho
en Jerusalén, e incluso muchos sacerdotes
aceptaban la fe.
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Los textos vocacionales de la Iglesia naciente6 están siempre en la línea del


seguimiento de Jesús, sin embargo, subrayan la mediación eclesial de la
llamada. Es la comunidad cristiana, y quienes la presiden, quien llama en
nombre de Dios y envía para continuar la misión de Jesús. Todo el proceso
del envío es profundamente comunitario: la presentación de los candidatos,
la asamblea que se reúne, los criterios de discernimiento, el mismo acto de
discernir en la oración, el envío solemne por la imposición de las manos, la
recomendación de los envidos por medio de cartas.
Estos testimonios de la Iglesia naciente nos enseñan una verdad de primer
orden sobre la vocación. La vocación cristiana se da en la Iglesia y por
mediación de ella. Es una cuestión más comunitaria que personal. No se
constituye tanto por una certeza íntima, cuanto por un envío de parte de la
comunidad, que continúa en el tiempo la acción de Jesús de llamar. En este
continuo llamar y enviar las necesidades comunitarias son determinantes.
Existe en el texto del Nuevo Testamento una reflexión importante sobre
la idoneidad de los ministros y el comportamiento de los que ocupan los
primeros puestos7. Esta reflexión no es casual. Responde a situaciones de
abuso en la comunidad por parte de los ministros. Por eso se deja muy claro
que las actitudes de humilde servicio y de verda-dera entrega de sí, son
necesarias en el ejercicio ministerial, al grado de que constituyen la identidad
más profunda del ministro y el cauce de su configuración con la persona de
Jesús. Esto que se dice de los ministros y de los apóstoles, se aplica también
a todo creyente. Aunque las vocaciones que se narran son las de quienes
ocupan los primeros puestos, todos son llamados al servicio humilde y
decidido a favor de los demás, en las diversas necesidades por las que pasan,
porque el servicio está en el corazón y en la raíz de la identidad cristiana.
Por último, aparecen una serie de reflexiones sobre otros ministerios y
servicios, que apuntan hacia la identidad específica de cada uno de ellos. En
especial hay una doctrina sobre los solteros, los viudos, los padres de familia,
los jóvenes, los que prestan servicios en la comunidad.

6 Son muchos los textos que narran el envío de distintas personas a la misión. Por ejemplo: la designación de Matías (Hch 1,21); el envío de los ministros
helenistas (Hch 7, 1ss); el envío de Pablo y Bernabé (Hch 13, 2); el mandato a Tito para que nombre presbíteros (Tit).
7 Cf. Mt 20, 20ss; Lc 26, 15, ss; Jn 13, 1-15; 1Pe 5, 1-5.
Básico de Pastoral Vocacional Vocación en la Biblia

Conviene reportar los principales textos vocacionales que aparecen en la


Biblia para que, como agente vocacional, hagas el esfuerzo de conocerlos y
aprendas a manejarlos con cierta agilidad, hasta que vayas haciendo tu
propia comprensión de la teología bíblica de la vocación:

Textos del llamado de Dios al pueblo en su conjunto:

 El Señor propone la alianza ....... Ex 19,1-11


 Renovación de la alianza ................. Ex 34
 Promulgación de la ley en el Orbe .....Dt 4
 Elección de Israel ...............................Dt 7
 La asamblea de Siquén ............ Jos 24,1-28
 Renovación de la alianza después del destierro Jer 31
 La alianza se extiende a todos los pueblosIs 55-56
 Reflexión orante sobre la elecciónSal 32, 105 y 106
 Juicio contra los pastores de Israel .... Ez 34
 Primera jornada de la actividad de JesúsMc 1, 14-38
 La auténtica felicidad.................. Mt 5,1-16
 La Iglesia convocada por la fuerza del Espíritu Hech 2
 La Iglesia, fundada en el evangelio1Cor 12-13
 Cristo, constructor de paz y de unidadEf 2,11-22
 Herederos de la salvación IPe 1,3-5.14-21;2,4-10

Textos de la vocación personal en el Antiguo Testamento.

 Abrahán ................................... Gn 12, 1-9


 Moisés ................................. Ex 3,1 – 4, 17
 Josué .Nm 27, 12-23; Dt 3, 21-28; 31, 1-23
 Gedeón ............................ Jc 6, 1-6 . 11-24
 Sansón ..................................... Jc 12, 1-25
 Samuel ............................. 1 Sm 3, 1 – 4, 11
 Saúl .............................. 1Sm 9, 26 - 10, 16
 David ................................ 1Sm 15, 1-15.17
 Jeremías .................................... Jer 1, 1-10
Básico de Pastoral Vocacional Vocación en la Biblia

 Isaías ........................................... Is 6, 1-13


 Amós ....................................... Am 6, 1-13
 Oseas ..............................................Os 1-3
 Eliseo ....................................1Re 19, 19-21
 Judit ............................................. Jud 8-9
 Jonás ................................... Jon 1, 1 - 2,11
 María....................................... Lc 1, 26-38
 Juan el Bautista ..........................Lc 1, 5-25

Los cantos del Siervo del Profeta Isaías.

 Primer canto .............................. Is 42, 1-7


 Segundo canto ........................... Is 49, 1-7
 Tercer canto .............................. Is 50, 4-9
 Cuarto canto.................. Is 52, 13 – 53, 12

Textos de la vocación de Jesús.

 Prólogo de san Juan ....................Jn 1, 1-18


 Testimonio del Bautista ...... Mt 4, 1-11 y ||
 Las tentaciones en el desiertoLc 4, 1-13 y ||
 Bautismo de Jesús ............ Mc 1, 9-15 y ||
 Anuncia la pasión/enseñanza sobre el servicio Mc 10, 32-45
 Inicio de su ministerio ..............Lc 4, 14-30
 Transfiguración ....................... Lc 9, 28-36
 Oración en Getsemaní .......... Lc 22, 39-46
 Oración de Jesús .............................. Jn 17
 Interpretación sacerdotal ... Hb 4, 14 – 5,10
 Himnos cristológicosEf 1, 3-14; Flp 2, 6-11; Col 1, 15-20
 Reflexión de los apóstoles1Pe 2, 22-24; 1Jn 1,1-4

Textos del llamado y la misión en el Nuevo Testamento.

 Juan el BautistaLc 1, 5-25 y ||; Jn 1, 19-36; 3, 22-36


 La llamada en el lago ............. Mc 1, 16-20
Básico de Pastoral Vocacional Vocación en la Biblia

 Los primeros discípulos ............ Jn 1, 35-51


 Diálogo con Nicodemo .............. Jn 3, 1-21
 Diálogo con la Samaritana ........ Jn 4, 1-42
 Diálogo con el ciego de nacimientoJn 9, 1-38
 Llamado de MateoMt 11, 2-14; Mc 2, 13-17
 Llamado a los doce ..... Mc 3,13-19; 6, 6-13
 Instrucciones sobre el discipuladoMc 8,27-9,1; 9,30-37; 10,32-45
 Exigencias del discipuladoLc 9, 57-62; Mt 8, 18-22; Lc 14, 25-35
 Algunos quieren seguir a JesúsMt 8, 18-22; Lc 9, 57-62
 Crisis de los doce .................... Jn 6, 60-71
 El hombre principalMc 10, 17-31; Lc 18, 18-30
 Envío de discípulos .......Lc 9, 1-6 . 10, 1-24
 El Padre envía obreros a la miesMt 9, 36-38
 Las discípulas de Jesús que lo acompañanMc 15,40-41; 16, 1-8
 Encuentro con el Resucitado y envíoLc 24, 13-35.36-49
 María Magdalena................... Jn 20, 10-18
 Encuentro con los discípulos y misiónJn 20, 19-29
 Segundo llamado de PedroJn 21, 1-14.15-23
 El envío evangelizador ......... Mt 28, 16-20

Textos que reflejan la experiencia vocacional de la Iglesia.

 Matías ................................ Hech 1, 15-26


 La elección de los siete ............ Hech 6, 1-7
 El llamado de SauloHech 9, 1-31; 22, 6-16; 26, 12-18
 Elección de PabloHch 9,1-30; 22, 5-16; 26, 10-18
 Reflexión de Pablo .................. Gal 1, 15-16
 El envío de Apolo ...............Hch 18, 23-28
 Envío de Pablo y Bernabé ....... Hch 13, 1-3
 La elección de los presbíteros ......Tit 1, 5-9
 Timoteo ............. 1Tm 1, 1-4.12-17; 4, 6-16

Instrucciones para los ministerios:

 Los jefes deben servir .......... Mt 20, 20-28


Básico de Pastoral Vocacional Vocación en la Biblia

 Eucaristía y servicio ............... Lc 22, 24-30


 Lavar los pies unos a otros ....... Jn 13, 1-20
 Despedida de los responsables de EfesoHch 20, 17-38
 El servicio de los pastores ........... 1Pe 5, 1-4
 Las verdaderas viudas ............. 1Tm 5, 3-12
 Los solteros ......................... 1Cor 7, 25-35
 Diversos ministerios en la comunidadEf 4, 7-13

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