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Es importante entender que para los dos sexos se vive de forma diferente el
perdón de una infidelidad, es decir, los hombres y las mujeres tenemos
visiones diferentes acerca del tema; también depende de cuál de los dos
fue el infiel y las razones que lo llevaron a serlo.
Los hombres por su parte, aunque esto también es de las mujeres, sienten
herido su orgullo y autoestima, teniendo en cuenta también la sociedad
machista en la que vivimos, pues siempre será más reprochable ante la
sociedad la infidelidad de una mujer que la de un hombre. Los
hombres tienen menos recursos psicológicos para aceptar el engaño y
tienden a cuestionarse en muchos aspectos, más que las mujeres,
dudando de su aspecto físico, económico y hasta de su inteligencia.
Sin embargo, aunque para las mujeres pueda ser más fácil perdonar, les
resulta más complicado olvidar y sobreponerse a la situación por su
misma condición emocional, cosa que en el hombre que perdona una
infidelidad, no sucede en la mayoría de los casos, pues una vez
perdonan dejan atrás el suceso y pueden continuar sin mayores
problemas.
Esto crea una suposición de que al buscar el amor estás tratando de llenar
un hueco, cuando por supuesto no siempre es el caso (¿o sí?
Descubrelo aquí). No deberíamos tener que excusarnos por querer
alguien a quien abrazar los domingos por las mañanas, ni por lo
contrario explicar que no estamos buscando alguien que llene un vacío
profundo, ni alguien que supla nuestras carencias emocionales.
Por otro lado, mostrar las “ganas” puede tener implicaciones de estar
abierta a relaciones sexuales. Cosa que a las mujeres se les recrimina,
pues no es digno de una lady. Porque claro, si estás teniendo citas con
hombres es fácil suponer que estás teniendo sexo. Así que a cambio de
vulgaridades en muchas ocasiones la gente opta por llamarte
“desesperada”.
Al final todo se reduce a que tenemos una idea bastante loca sobre lo que
supone que debe ser el amor. Encontrar a alguien es el resultado de
una situación mágica, no debe ser calculada, predeterminada, ni
planificada. Por lo que si tomas el asunto en tus manos, estás yendo en
contra de la noción de cómo debería ser.
Eso sí, también están los que muestran demasiado entusiasmo: “Hola me
llamo Pepa y quisiera estar embarazada en julio”. O las que aún dejan
que sus relaciones pasadas arruinen las futuras y están en lágrimas
antes de que incluso el capuccino haya llegado a la mesa. Pero si tus
“ganas” son replanteadas en “esto es lo que quiero y esto es lo que soy”
puede que seas justo lo que él estaba buscando.