Вы находитесь на странице: 1из 5

Palabras en el VI Congreso

Internacional
de Derecho Procesal
Constitucional
y IV Congreso de Derecho
Administrativo
de la Universidad
Monteávila

Carlos Ayala Corao


Carlos Ayala Corao

Tomo la palabra brevemente para agradecerles a los organizadores


de este VI Congreso Internacional de Derecho Procesal Constitucio-
nal y IV Congreso de Derecho Administrativo de la Universidad Mon-
teávila, por haberlo dedicado en homenaje a mi persona como profesor
titular en Derecho Público durante más de 30 años en las aulas universi-
tarias nacionales e internacionales.

Les agradezco sinceramente desde lo más profundo de mi corazón,


aunque les soy sincero al expresarles que en cierta forma también lo siento
algo inmerecido al menos por anticipado. No sé si será que acercándome
a mis 60 años, siento que algunos como que nos vamos poniendo viejos
sin parecerlo y lo más importante, sin sentirlo.

Este reconocimiento tiene lugar en esta querida casa de estudios,


en la si bien no tengo el honor de ser profesor regular en sus aulas, he
dictado diversas charlas y conferencias desde su fundación. Por ello, doy
las gracias a su Magnífico Rector, a su Decano de Derecho, y muy espe-
cialmente, a los organizadores de este Congreso, en cabeza de los jóvenes
profesores y algunos también ex alumnos: Gonzalo Pérez Salazar, Luis
Petit y Jorge Kiriakidis y sus respectivas esposas.

Es verdaderamente digno de reconocer el esfuerzo que ya va por el


sexto año consecutivo organizando estos Congresos con sus memorias
publicadas, contando con la activa participación no solo de conferencis-
tas nacionales sino también internacionales de alto prestigio, como los
que hoy nos acompañan, -particularmente, en momentos tan difíciles
como los que ha estado viviendo el país en estos años, no solo en lo
político sino en lo social y económico-.

No podemos hablar aquí de Derecho Constitucional, ni de Dere-


cho Procesal Constitucional ni de Derecho Administrativo solamente de
manera abstracta o teórica, obviando las circunstancias actuales por las
que atraviesa en nuestro país, porque ellas han determinado en definitiva
su grave erosión y su pérdida de vigencia. Al menos por nuestra parte,
sería sencillamente irresponsable hacerlo. No podemos fingir demencia.
Porque hoy en día hablar de Derecho y de Estado Constitucional de

Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Monteávila 77


Palabras en el VI Congreso Internacional de Derecho Procesal Constitucional
y IV Congreso de Derecho Administrativo de la Universidad Monteávila

Derecho o de derechos humanos ya se ha convertido en algo subversivo y


hasta peligroso. Profesores, jueces y abogados en ejercicio han sido hosti-
gados, perseguidos y hasta presos, por causa del ejercicio de su profesión
o por la defensa de los valores del Derecho y la justicia, o simplemente
por expresar sus ideas contrarias al gobierno.

Desafortunadamente estas circunstancias también han afectado el


avance del Derecho en nuestras universidades y en la sociedad. Hemos
regresado a una línea básica de tener que defender los principios más
elementales del Derecho y la civilización desde los siglos XVIII y XIX,
como son el Estado de Derecho, la separación de poderes y la indepen-
dencia judicial, la libertad individual, la libertad de expresión, el derecho
al voto y la igualdad sin discriminaciones.

Vivimos un Estado sin Derecho, que consiste en un Estado Autor-


itario que manipula el Derecho en beneficio del partido en el poder,
para preservarlo a toda costa. Para ello, se ha utilizado las institucionales
formales de la democracia y el Estado de Derecho para desmontar sus
instituciones y principios constitucionales. El gobierno ha secuestrado a
los poderes públicos y en especial al Judicial. La Revolución Socialista es
el nuevo Leviatán que devora a sus hijos; es la nueva “razón de estado”
absoluta, a cuyo servicio incondicional están los poderes públicos –hoy
día a excepción del legislativo-, a través de la Constitución manipulada.
Así, la Constitución de todos los venezolanos ha pretendido ser sustitu-
ida por una constitución “paralela” del partido de gobierno, representada
en una ideología contenida en el plan socialista llamado el “Plan de la
Patria”.

Se pretende así exigir el cumplimiento de decisiones abiertamente


contrarias a la Constitución que son bendecidas o que incluso emanan
directamente del Tribunal Supremo de Justicia, en especial de su Sala
Constitucional. Frente a ello debemos advertir, que un presupuesto esen-
cial para la existencia de una justicia constitucional es su independencia,
por lo que esa jurisdicción para ser tal, requiere que sus jueces y órganos
sean verdaderamente independientes. Tenemos jueces fieles al gobierno y
no fieles a su deber de ser los guardianes de la Constitución. Una justicia

78 Derecho y Sociedad
Carlos Ayala Corao

dependiente del poder político no es justicia sino una gran injusticia, y su


consecuencia está a la vista del país y toda la comunidad internacional.
Sencillamente, la huida de la justicia ha causado la huida del Derecho!

No se respeta ni la soberanía popular representada en la Asamblea


Nacional electa en diciembre del año 2015, ni sus facultades constitucio-
nales expresas para dictar leyes, ni los controles parlamentarios para la
aprobación del presupuesto nacional, los créditos públicos y contratos de
interés nacional; ni las facultades constitucionales de investigación par-
lamentarias a Ministros y demás funcionarios públicos; ni los controles
parlamentarios y los límites materiales y temporales de los estados de
excepción, todos los cuales han sido burlados mediante una conspiración
entre el Poder Ejecutivo y el Tribunal Supremo de Justicia.

Esta situación que tenemos como resultado, de leyes, decretos, sen-


tencias, actos administrativos, resoluciones ministeriales y demás actos y
hechos de los poderes públicos abiertamente contrarios a la Constitución
y a los instrumentos internacionales sobre derechos humanos, ha config-
urado en Venezuela un “estado de cosas inconstitucionales”, conforme al
concepto desarrollado por la jurisprudencia constitucional comparada.

Ello nos plantea un tema fundamental para el Derecho Procesal


Constitucional, como es el de las sentencias inconstitucionales dictadas
por los propios tribunales constitucionales y su eventual revisión. Bajo el
Derecho internacional, algunas de esas sentencias inconstitucionales han
sido juzgadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos como
inconvencionales. El tema tiene una importancia fundamental, especial-
mente en el marco de la futura construcción institucional del país y el
rescate de la vigencia de la Constitución. A tal fin, en su momento y ante
una Sala Constitucional independiente, debemos considerar entre otros
mecanismos, el exorbitante instituto procesal constitucional del “recurso
extraordinario de revisión de sentencias”, pero para ser aplicado a los
fallos inconstitucionales de la propia Sala Constitucional y reordenar el
estado de cosas inconstitucionales que padece el país.

Revista de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Monteávila 79


Palabras en el VI Congreso Internacional de Derecho Procesal Constitucional
y IV Congreso de Derecho Administrativo de la Universidad Monteávila

Este podría ser parte del temario que propongo a los organizadores
para el próximo Congreso de Derecho Procesal Constitucional, que
todos esperamos se celebre en democracia.

El Derecho Público sustantivo y adjetivo al cual me he dedicado en


los últimos 38 años de mi vida desde que egresé de las aulas universitar-
ias de pregrado en Derecho, tarde o temprano será la herramienta indis-
pensable para la institucionalización del país ante la distorsión y disloque
jurídico ocurrido. Por eso creo que bien vale la pena seguir dedicándonos
a nuestra disciplina, aun en lo más oscuro de la noche, porque después
siempre hay un amanecer.

Quiero terminar en un last but not least, agradeciendo a quienes son


el motivo de mi diaria inspiración y animación. La causa de este hom-
enaje es en realidad Carmen, mi esposa, quien me ha acompañado en
estos últimos 34 años de nuestro matrimonio como el jardín florido de
mi felicidad. Pero ese jardín ya tiene por ahora cuatro árboles frondosos
que son mis queridos tres hijos Carlos, Corina y Juan Pablo, y mi yerno
Gonzalo Rodriguez Carpio.

No me queda pues sino dar de nuevo las gracias. Gracias a Dios por
este regalo, y gracias a todos y a todas ustedes por hacerlo posible; y deseo
todo el éxito en esta nueva jornadas que hoy estamos comenzando.

Caracas, 10 de noviembre de 2016.

80 Derecho y Sociedad

Вам также может понравиться