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Aquel chico obnubilado por el subidón de las risas hacía pinitos como locutor
deportivo en Radio Reus. Por allí bramaba Peisowich, un loco maravilloso capaz de
hacer horas y horas de radio con un folio en blanco. Este argentino inspiró más aún
la vocación de Andreu por tomarse la risa en serio. De repente se vio junto a unos
colegas teatreros de Tarragona haciendo 'El Terrat', ópera prima que emulaba un
frenesí vecinal caracterizado por personajes dignos de 13 Rue del Percebe. Andreu
se crió en la terraza de su primera casa, observando la realidad que se terciaba en el
exterior. De esa misma manera emprendería su segunda crianza: la de los
micrófonos. Y de pronto, a un chaval que no le llenaba estudiar para sacarse el COU,
se vio estudiando más de lo que hubiese imaginado.
Gracias a Francino, que tuvo algo que ver con el despegue de Buenafuente en más
de una ocasión, le llama la SER de Barcelona. "¿Te haría ilusión venir?" Le preguntaba
el director. Y Andreu, que llevaba 8 años en Radio Reus sin perseguir nuevas
fronteras, pensaba: "Si a mí lo que más me gusta es dormir". Contrariando la opinión
de su madre, que temía la marcha del hijo a la gran ciudad, Buenafuente se presentó
en los estudios de Radio Barcelona. En ese momento, el director le dice: "Oye:
exactamente a Radio Barcelona no vas a entrar. No, te explico... resulta que la Onda
Media está desapareciendo. Queremos que formes parte de la FM, una innovación
muy cañera que va a revolucionar el consumo y la calidad de la radio". Andreu, que
aún tenía tiempo para coger el último autobús del día a Reus, decidió quedarse,
asumir los nervios y salir del paso una vez más. "Si no estás nervioso es que no
estás vivo", decía Jesús Hermida.
Descubrió a Letterman en el año 95, tras unos años conduciendo 'El Terrat' en la
SER. Cerca de él estaba Juan Ramón Mainat, responsable de contenidos. Este buen
hombre le dijo: tú tienes que hacer algo así. Andreu no se veía. Es más: cuando se
vio por primera vez con ó plenamente en que se la pegaría. Pero a la gente le hizo
gracia y le pidió más.
Buenafuente tuvo que fundar su empresa de forma involuntaria para char a la gente
que quería y poder a anzar nuevos proyectos. Fue al notario, pidió un crédito
exorbitante para hacer su escarceo televisivo y... a jugar. De hecho, algunos críticos
frivolizaron aquel juego. Llegaron a tildar de "niños" a su equipo. ¡Como si fuese algo
negativo! ¿Acaso podemos adoptar una actitud más vital que la de un niño? La
ternura, una ingenuidad ávida de conocimientos, la búsqueda interminable de
diversión... 'El Terrat' pasó de la FM a la SL con más responsabilidades que nunca.
El caso es que aquellos niños ya sonaban por todo el país. Un día, a Buenafuente le
surge la oportunidad de darse a conocer más a ese nivel y acepta hacer el programa
en Antena 3. El salto no terminó de agradar a un alto índice de espectadores
catalanes. "Se va a matar, no le van a entender..." susurraban por las calles. Y Andreu
se decía: "Pero si yo voy a hablar en español". Buenafuente llegó a padecer
pesadillas en las que se veía saliendo al plató sin saber hablar en castellano. Pero al
nal debutó en Antena 3 convencido de que el público respondería como una
extensión de sí mismo, como si se tratase de su familia. "Buenas noches, estoy
cagao... agradecería un poquito de ánmo", les confesó minutos antes de empezar el
show. Y él, que ya sabía leer aplausos, notó un buen rollo especial en ese debut. La
sintonía sonaba genial, los colaboradores brillaban tanto como el presentador y
siempre se reservaba un hueco a la improvisación, debilidad por la que todavía
aspira y suspira.
¿El programa fue un éxito absoluto? Sin duda... si piensas que vives de lo que te
gusta, se parezca más o menos a lo que tenías en mente. Las audiencias, ese
numerito que parece acondicionar nuestra alegría y hasta nuestro futuro, siempre ha
resultado difícil de medir, se corresponda o no al cariño que percibas al salir a la
calle. El éxito implica renunciar a cosas igual que el fracaso te invita a superar otros
cercos. Y eso que el muchacho trató de gustar a todos por igual, utopía advertida por
muchos veteranos. El éxito no es más que un ruido que caduca, una bocanada de
reacciones imposible de digerir en una sola sentada. Sean comentarios positivos o
negativos, suelen tender al exceso, lo cual acentúa peligrosamente tus manías e
incluso tus virtudes.
"Nene, los de la tele estáis llenos de tonterías", le decía su amigo y maestro Pepe
Rubianes, legendaria gura de la escena, muy respetada en Cataluña. Hacer humor
consume humor, por lo que Andreu, igual que cualquier otro compañero, no es risa la
mayor parte del tiempo. La corrección nos ha vuelto más mesurados y, por tanto,
más aburridos. El último gran incorrecto fue Pepe Rubianes, un auténtico hombre
libre, amante de la Barceloneta, del mar, del sexo y del tabaco, sobre todo contrario a
las imposturas de una sociedad preocupada por el qué dirán. Y, efectivamente,
pensaba que la televisión desfasa la longevidad de muchos monólogos. De repente,
un texto pierde exclusividad y tienes que reproducir otro para la semana que viene. Y
él estuvo 8 años llenando butacas con el mismo.
En uno de sus rastreos nocturnos por las radios locales, Andreu sintonizó a Berto
Romero en Ràdio 4. Es su mayor cómplice desde hace tiempo, un chico con la
cabeza muy bien amueblada para el espectáculo. Andreu dice que nunca le ha visto
llegar con mala cara al trabajo. Es el orden y la estabilidad que necesita abrazar para
trabajar con seguridad. Es el compañero de juegos con el que improvisa 'Nadie sabe
nada', en teatro y en la SER, parafraseando un comentario del perspicaz Juan José
Millás, en pleno atracón de divagaciones.
Buenafuente continúa presentando 'Sense Títol', ahora para toda España, con la
experiencia que profesan 20 años de profesión. Ese programa, ahora conocido como
'Late Motiv', existe y persiste en Movistar + como la única referencia viva del formato
Letterman en España. Crear es lo que tiene, asociar ideas que nunca antes hayan
sido asociadas frente a un imaginario colectivo. Ya sea junto a Jordi Évole, Silvia
Abril, David Fernández, Edu Soto, David Broncano o Raúl Pérez, el programa sigue en
antena, reinventándose como un foro donde peregrinan los mejores amantes del
entretenimiento.
'Late Motiv', ahora en Movistar +.
Me quedo con una frase que le escuché a Andreu: "Un mal día te lo cura un
programa". Eso sí, ese subidón caduca. Luego necesitas más. En la vida y en los
programas, el guión es un monstruo que se aferra a tu miedo y engulle la
improvisación. Hacer programas te enseña a plani car unos tiempos para después
abandonarte al poder de la sorpresa, a provocar la complicidad de la gente.
Buenafuente lo sabe y lo comparte con los suyos para nuestro regocijo en 'Late
Motiv'. Mientras renueven este programa hay esperanza. Entrevistas a modo de
conversaciones distendidas, actuaciones musicales, colaboradores emergentes...
libertad televisiva, en de nitiva. Lo que haga falta por amor al late.
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