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astucias
hechos,
vida,
Historia
l
y
hijo,
Bertoldino
la
Bertoldo,
rústico
del
sutilísimas
nieto...
su
cacaseno
de a
Croce
Cesare
Giulio
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GUITT ©F
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U. MJM ■.-.
v. ,-3'..
HISTORIA
LA DE
BERTOLDINO SU HIJO,
Y LA DE
CACASENO SU NIETO:
MADRID MDCCCXXIIL
EN LA IMPRENTA DE D. LEONARDO NUÑEZ,
calle de los Remedios número 20.
i
DE LA VIDA, HECHOS,
Y ASTUCIAS SUTILÍSIMAS
TRATADO PRIMERO.
INTRODUCCIÓN.
PREGUNTAS T. RESPUESTAS
entre el Rey y Bertoldo.
Rey. v^uién eres tú? Cuándo naciste?
Y de qué tierra eres ?
Bert. Yo soy un hombre, nací cuando mi
madre me parió, y mi tierra este mundo.
Rey. Quién son tus ascendientes y des
io ^Historia de la vida
tendientes? — Bert. Las judías en la olla,
porque cuando cuecen suben y bajan, y co
miendolas yo, vienen á parar en mí.
Rey. Tienes padre y madre, hermanos y
hermanas?
Bert. Si los tengo, pero todos han muerto. /
Rey. Pues cómo los tienes, si dices que
se han muerto? — Bert. Porque cuando sa
lí de mi casa los dejé á todos durmiendo, y
por eso digo que todos han muerto, pues uno
que duerme está como si lo fuera; y yo ha
llo tan poca diferencia del uno al otro , que
creo evidentemente que el sueño es herma
no carnal de la muerte. -, -:,, ,,
Rey. Cuál es la cosa mas veloz del mundo?
Bert. El pensamiento.' .-.
Rey. Cuál es el mejor Vino que hay?
Bert. El que uno bebe en casa agena.
Rey. Cuál es aquel mar que nunca se llena?
Bert. La codicia en el avariento.
Rey. Cuál es la cosa mas fea que se pue
de dar en un mozo?
Bert. La desobediencia.
Rey. Cuál es la cosa que se puede notar
mas en un viejo? — Bert. La lascivia.
Rey. Qué cosa es la mas de notar, y de
lito mas enorme que se puede hallar en un'
mercader ? Bert. La mentira.
del rústico Bertoldo. ir
Rey. Cuál es aquella gata , que por delante
te lame, y por detrás te araña?
Bert. La muger ramera.
Rey. Cuál es el mayor fuego de una casa?
Bert. La muger viciosa , y la lengua de
un criado.
Rey. Cuáles son las enfermedades incu
rables? Bert. La locura, la verídica gan
grena, y las deudas del tramposo.
Rey. Quién es el hijo que quema la lengua
á su madre? Bert. El pávilo de la vela.
Rey. Cómo me traerás tú aquí una criba
de agua sin verterla?
Bert. Esperaría que helase, y congelada
la traería sin verterse.
Rey. Que cosas son las que el hombre bus
ca, y no las quisiera hallar?
Bert. Los animales inmundos que se ha
llan en la camisa, los puntos en las medias,
y el bañado infecto.
Rey. Cómo cogerías una liebre sin perro?
Bert. Esperaría que estuviese cocida, y en
tonces la cogeria.
Rey. Tú tienes buenos sesos si se vieran.
Bert. Y tú mejor humor si no comieras.
Rey. Ea, pídeme todo lo que tú quisieres,
que yo estoy pronto para darte todo lo que
pidieses. _ Bert. Quien no tiene nada su
12 Historia de la vida
yo mal puede dar á otros.
Rey. Pues por qué no te puedo dar lo
que tú pidas?
Bert. Porque yo ando buscando felicidad
y tú no las tienes , y así no me la puedes dar.
Rey. Para que sepas si soy feliz, no te bas
ta el verme sentado sobre este alto trono?
Bert. Aquel que mas alto se sienta, está
mas expuesto á caer y precipitarse.
Rey. Mira cuantos señores y caballeros an
dan al rededor de mí para obedecer mis órde
nes. Bert. tambien los hormigones andan al
rededor del árbol, y le roen la corteza.
Rey. Pues yo luzco en mi corte como bri
lla el sol entre las lucientes estrellas.
Bert. Tú tienes razon, pero yo veo mucha
oscuridad con la adulacion.
Rey. Concluyamos: quieres quedarte en la
corte? Bert. Aquel que se halla en libertad
no debe buscar la esclavitud.
Rey. Quién te movió a venir aquí?
Bert. El creer yo que un Rey fuese mas
grande que los demás hombres, con diferen
cia de diez ó doce pies mas alto que ellos, y
que sobrepujase sobre todos los campanarios
y tejados; pero ahora veo que eres un hom
bre ordinario como los demás, y que no tie
nes mas diferencia fuera de ser Rey.
*.
del rústico Ber toldo. 13
Rey. Así es verdad. Yo confieso soy un
hombre como los demás en la estatura, pero
en poder y riqueza sobrepujo á todos ellos
no solo diez pies , sino tambien mil varas.
Ahora solo deseo que me digas qué te motiva
para hacer semejante discurso?
Bert. El borrico de tu factor.
Rey. Qué tiene que ver el asno de mi fac
tor con la grandeza de mi corte ?
Bert. Te diré: primero que tú vinieras al
mundo, ni tu corte se instituyera, el asno ya
rebuznaba, y aun cuatro mil años antes.
Rey. Á, á, á, lindo asunto para reir has
puesto. Bert. Siempre la risa abunda en la
boca de los locos.
Rey. Y tú eres un rústico malicioso.
Bert. Mi naturaleza lo permite.
Rey. Yo te mando que luego al instante te
quites de mi presencia, y si no te haré echar
con tu daño, riesgo y vergüenza.
Bert. Yo me iré, pero advierte que son las
moscas de una calidad y naturaleza tan por
fiada, que aunque las echen, vuelven luego;
y así, si tú me mandas echar, tengo de volver
de nuevo á importunarte.
Rey. Pues vete, y si no vuelves delante de
mí como dices hacen las moscas, he de man
dar te corten la cabeza.
del rústico Bertoldo. 15
ALEGORÍA PRIMERA.
ASTUCIAS DE BERTOLDO.
RIÉNDOSE BERT0LD0
de la sentencia del Rey , que habia estado
escuchando , le dice así:
Re
Bert. X\.ey mío , tu no tienes conoci
miento. '»
Rey. Pues por qué no le tengo?
Bert. Porque te crees de lágrimas de
mugeres.
Rey. Pues por qué no tengo de creerlas?
Bert. No sabes tú que su llanto es enga
ñoso, y que cada cosa que ellas hacen ó di
cen es todo hecho con artificio, pues aunque
parece que lloran con los ojos , rien con el
corazon; suspiran delante de tí, y por detrás
hacen burla; hablan al revés de lo que pien
san; y el derramar lágrimas, el repelarse,
morderse, mudar de rostro, todos son frau
des de los engaños, que se los dictan sus in
saciables deseos y pasiones mugeriles.
. ASTUCIAS DE BERTOLDO.
EL RET ENFADADO,
y Bertoldo riendo.
L LE VA N A BE RTO LDO
delante de la Reyna.
BERTOLDO SE LIBRA
del diluvio.
BURLA DESVERGONZADA
de un palaciego entremetido á chistoso.
GRACIOSA ASTUCIA
de Bertoldo para volver delante del Rey
como se lo habia mandado.
ASTUCIA INGENIOSA
de Bertoldo. para librarse del castigo.
IDEA FANTÁSTICA
que se les puso en la cabeza á las ciuda
danas de aquel pueblo.
ASTUCIA PRECIOSA
de Bertoldo para quitar de la cabeza de
las mugeres el capricho ó tema referido,
CURIOSIDAD DE MUGERES
que por naturaleza trae consigo
semejante sexo.
ASTUCIA DE BERTOLDO
para no bajar al ReyJa cabeza. :
ALEGORÍA SEGUNDA.
ASTUCIA DE BE RTOLDO
para parecer delante del Rey en el modo
que se ha dicho.
ALEGORÍA DE BERTOLDO.
ALEGORÍA TERCERA.
AGUDÍSIMA ASTUCIA DE
Bertoldo para escaparse del saco.
ALEGORÍA CUARTA.
EL ALGUACIL SE DETERMINA
-,- ¡ --i ''„ á entrar en el saco. ' V Vi
D, espiies
-: , que Eertoldo
. puso ai alguacil
. '.den-i
*
tro del saco, dejándole bien asegurado, de
terminó escaparse, y no esperar la tempes
tad que. le estaba amenazando. Discurrió sa-,
lir por la maóana temprano, pero siendo pre
ciso pasar por los cuartos de la Reyna, rece
laba ser .déso&ie'rto$ nías no obstante se de
terminó , "acechando antes muchas veces , in-,
cunando,el oído á la cerradura de la puerta,,
por si acaso oía algun ruido, y ;nó oyendo á,
nadie por todas aquellas. salas (porque esta
ba i en el mas profundo sueño) abriói con tien
to la puerta del cuarto en donde dormía la
Reyna ; y acercándose á la cama con gran si-
1o2 Historia de la vida
lencio , observó que estaba' dormida , y aquí
imaginó pegaría otro' ftueVo.cHasco; y de he
cho lo ejecutó j pues ' "tomando sus vestidos,
se los puso, y así disfrazado de muger pasó
por todos los otros cuartos en donde dormian
las damas, y cogiendo todas las llaves que es
taban colgadas cerca de la cama de la porte
ra, abrió las demás puertas con gran diligen
cia, y bien presto se vió fuera del recinto de
palacio. Acaeció que habia nevado aquella
noche 5 y temiendo ser descubierto por las
pisadas, quitóse los zapatos, y se los puso al
revés , de suerte que las pisadas denotaban
ser de alguno que habia venido á palacio, y
no de quien hubiese salido. En ninguna par
te le parecía estaba seguro, hasta que al fin
halló detrás de la muralla de la ciudad un
horno, en el que metiéndose dentro se asegu
ró del temor que le tenia asustado*
NO HALLANDO LA RETNA
sus vestidos , culpa al alguacil de que los
habia hurtado, y creyendo hablar conBer-
toldo , habla con el alguacil metido en el
Psaco.
or la mañana entraron las damas á vestir
á la Reyna, y no hallando los vestidos que
habían dejado allí la noche antes, se queda
del rústico Sertoldo. 103
ron admiradas y confusas, y no pudiendo en
contrarlos mandó la Reyna la trajesen otros.
Levantóse tan sumamente enfadada, que inme
diatamente se fué adonde había dejado á
Eertoldo en el saco, y no viendo el centine
la que habia puesto para segura custodia, pen
só entre sí que el guardia habia sido el la
dron de los vestidos. Tan furiosa se puso, que
aseguró que si le cogia, ó podia haberle á las
manos, habia de mandarlo ahorcar al momen
to. Mas no obstante el enfado, se arrimó al
saco, y le dijo, y bien (pensando hablar con
Bertoldo) estás ahora de tan buen humor co
mo el que siempre has gastado?
Alg. Señora , yo estoy dispuesto ya para
desposarme con ella cuanto antes pueda ser.
Reyn. Pues qué es lo que quieres cuanto
antes? alguna purga? . .
Alg. La habeis ya dispuesto?
Reyn. No, pero haremos que luego al pun
to se disponga.
Alg. Cuanto mas antes sea, lo estimaré
mucho, porque deseo despachar con ello.
Reyn. No pasará mucho tiempo sin que
quedes consolado.
Alg. Mucha es la ansia que tengo de al
canzar esta dicha, y así haz que despachen
y vengan luego sin dilacion. Reyn. Digo
io4 Historia de la vida
que dentro de un poco te llevarán donde ella
está, y con eso estarás contento y gustoso.
Alg. Pues si el concierto ha sido de que
ella venga á este cuarto, y que aquí nos he
mos de desposar en secreto, y cobrar yo los
dos mil doblones, cómo es eso de ir yo don
de ella está ? Procura que la traigan aquí sin
tardanza, que yo estoy pronto á cumplir lo
contratado. Reyn. Qué desatinos está ha
blando aquí este bestia ? Qué dice de la es
posa^ y de doblones ? Sacadle la cabeza del sa
co que quiero verle la cara.
He
Reyn. jLlombre , quién te ha puesto en
este saco? , '' ¡ ,
Alg. Aquel que había de ser novio me
puso , quien no queriendo por esposa aque
lla que tú le querías dar, ha renunciado en
mí esta fortuna ; y así desde luego puedes
mandar que la conduzcan aquí juntamente
con los doblones que tú en dote le ofreciste,
que yo estoy pronto para todo cuanto con él
estaba tratado.
Reyn. Qué esposa ni qué doblones? Ha
del rústico Bertoldó. 105
bla mas claro , para que pueda entenderte. '
Alg. La esposa y los doblones que tú que
rías dar á aquel rústico es lo que espero.
Reytk ¡Ay! ay! ya veo que aquel astuto
le ha engañado. .. i.r? ;.. .> .¡ ...
' Alg.^Digo que me aseguró cuanto he. dis
eño , y para- que hiciera sus veces. .me hizo
entrar i en esté saico^ y si se ha escapado, ha
sido para que no le 'obliguen á-casar con vio
lencia.. Y. así vamos al instante á celebrar el
desposorio , pues yo estoy pronto á hacer gus
toso lo que él haria obligado . - ím:
gu é1d'a e¡l pó Ém'A LGUA ClL
muy apaleado, vuélvenle á poner dentro
'JSde.üsdco.,y Je 'manda Ja Reyna echar
ALEGORÍA SEXTA.
BERTOLDO ES DESCUBIERTO
en el horno , habiéndole visto por casuali
dad una vieja : divulgóse por toda la ciu
dad que la Reyna estaba en el horno.
'
1 16 Historia de la vida
yo muera te pido me concedas una gracia,
que por ser la última, espero de tu piedad
recibirla.
Rey. Di, que estoy pronto para conceder
te lo que me pidas; y así despacha, que ya
que mueras no quiero ser tan cruel que me
niegue á lo que por último me suplicas.
Bert. Pues lo que te ruego es, que man
des á tus ministros no me ahorquen mientras
yo no halle y señale un árbol que sea de mi
gusto donde se haga el castigo; pues siendo
así, yo moriré muy contento y gustoso.
Rey. Si mas no pides, desde luego te con
cedo esta gracia. Ea, llevadle, y no le ahor
queis sino del árbol que él señalare. Así lo
niapdq, y así lo habeis de cumplir, quieres
mas? — Bert. No pido mas, y por el favor
que me haces te doy las debidas gracias.
Rey. Ten paciencia, que es forzoso hacer
justicia.
MUERTE DE BERTOLDO.
EPITAFIO DE BERTOLDO-
Aquí yace en aquesta tumba obscura
XJn rústico villano y un portento,
Que teniendo de bruto la figura,
,
12o Historia de la vida
Tuvo el alma con noble entendimiento.
Fue Bertoldo su nombre , y aseguró
En la gracia del Rey su valimiento^
Pero esta pompa le acortó los dias,
Pues le privó de nabos y judías.
TESTAMENTO DE BERTOLDO,
que se halló debajo de las almohadas de
su cama despues de su muerte.
DE BERTOLDINO,
HIJO DEL SUTIL Y ASTUTO
BERTOLDO,
y las agudas respuestas de Marcolfa
su madre.
*34
TRATADO SEGUNDO.
INTRODUCCION.
BERTOLDINO SE ASOMBRA
de ver tanta gente á caballo , lo que en su
vida habia visto , y dice :
MARCOLFA SE DETERMINA
á ir á la corte con Bertoldino.
PROVOCA B ERTOLDINO
en la cara del sastre las puches , y éste
muy enfadado le dice'.
LA RETNA SE MARAVILLA
de la elocuencia de Marcolfa.
confersacion.de bertoldino
y la madre dentro del cuarto.
ALEGORÍA SEGUNDA.
DESPUES DE LA.LOCURA
que habia ejecutado, su madre le pregun-
^ tó de este modo.
¡
de Bertoldino, 189
ALEGORÍA TERCERA.
BERTOLDINO SE METE
dentro de un ceston en donde habia una ga
llina clueca, y en lugar de ella se sienta
él sobre ¿os huevos.
, . ALEGORÍA CUARTA. .
BERTOLDINO VUELA
con las grullas.
ALEGORIA QUINTA.
r.
,
.». -de Bert&ldinos " »i -
. E "¡ALEGORÍA ^EXTA.
VA EL MÉDICO Á VER
á Bertoldino , y entre los dos hay
grandes coloquios,
Bert. 3~ an y lasamo.
Reyn. Qué?
Bert. No te he dicho que samalo?
Reyn. No te entiendo.,
Bert. Quiero decir malaso.
Reyn. Peor que peor.
Bert. Ahora sí que lo diré. Te digo que
he comido lamaso , ya discurro me habrás
entendido, pues bien claro me he explicado.
Vuelvo á decir, que se llama masallo. Esta
vez me habrás entendido mejor.
Reyn, Qué desatinos estás diciendo? Qué
infiernos de nombres son estos que tú dices
de lasamo, samalo, malaso, lamaso y masa
llo? No entiendo lo que tú quieres decir. Di-
me tú, Filandro, qué es lo que le has dado
de merendar, porque este majadero no lo ha
de acertar á decir.
Fil. Señora quiere decir salchichon. Vea
V. M. qué buena cabeza tiene, pues de cinco
veces no lo ha acertado á nombrar, como si
esto fuera un punto de dificultosa gramática.
El lector podrá presumir lo que la Reyna
de Bertoldino. 237
reiría con semejante paso. Llegó el Rey á la
sazon, y le contaron el ya referido lance, de
manera que volvió de nuevo la risa; y co
mo se divulgó en todo palacio, generalmen
te reían todos. Duró la fiesta todo aquel dia
y muchos despues, A todos se les habian que
dado tan impresas en la memoria las cinco
palabras de lamaso, samalo, malaso, lasamo
y masallo, que cuando llegaba la ocasion de
poner en cualquier mesa algun salchichon,
ninguno acertaba á llamarle por su nombre
propio, sino con los nombres extravagantes
ya dichos. Mandó finalmemte la Reyna que
llevasen á Bertoldino á su casa, pero que
pusieran un coche porque era su gusto fue
ra con esta decencia; y así que llegó le pre
guntó Marcolfa.
Marc. Qué has visto en la ciudad que sea
de tu gusto? ¿
Bert. La olla que hay en la cocina del Rey.
Marc. Qué particularidad tiene la olla de
la cocina del Rey?
Bert. Que caben en ella mas de mil tazas
de sopas, porque es muy alta y tiene una
gran barriga. — Marc. Reniego de tí, qup
siempre estás pensando en comer-..
Bert. Quien no piensa en comer no pien
sa en vivir, y si yo no comiera me moriria.
238 Ridiculas simplezas
Marc. Es mucha verdad; pero ahora quie
ro me digas qué es lo que has aprendido de
bueno en la corte?
Bert. El andar subiendo y bajando escale
ras por mi gusto.
Marc. Es cierto que eres gran sugeto, y
dás muestras de tus grandes talentazos.
Bert. Pregunto, y los gansos son ánades?
Marc. Bueno vá. Sí, sí. Porque me dejes.
Bert. Una cosa te quena preguntar, y se
me ha olvidado. — Marc. Tal sería ella.
Bert. Ya, ya me acuerdo. Dime, quando
tú me engendraste estabas presente?
Marc. Ay pobre de mí! Ya te he dicho
que no me rompas mas la cabeza con tus gran
des desatinos, pues con tus tontadas me dás
tanto enfado que ya te tengo aborrecimiento.
Bert. No te enfades. Escúchame , y te
contaré una gracia que yo he observado. Es
tando en el cuarto de la Reyna he visto que
no tiene mas que dos piernas, cosa que me
ha maravillado, porque nuestra vaca tiene
cuatro, qué te parece? Responde.
Marc. Qué quieres que responda ? Digo
que cuando te hice hubiera sido mejor haber
hecho una torta.
Bert. Mejor hubiera sido , que con eso á
mí me hubieras dado un pedazo.
de Bertoldino, 24?
ALEGORÍA SÉPTIMA.
MARCOLFA SE VA A LA CIUDAD,
queda encargado a Bertoldino que cuide
de Iqs pollos , y los deja llevar á un
gavilán.
BERTOLDINO CORTA
las orejas al burro del hortelano.
EL HORTELANO SE QUERELLA
al Rey contra Bertoldino , al cual luego
envió á llamar. Viene con las orejas del
burro en el pecho , y el Rey le dice.
de Bertoldino. 253
ta, como se suele decir, de veinte y cinco alfi
leres. Tan bonita le pareció al araño, que ena
morado de su hermosura, la hizo una guiñadita
á Ja ventana donde estaba ; y como le habia to
cado en el corazon la flecha de Cupido, em
pezó á pasear la calle arriba y abajo hacien
do de petimetre, y alzándose en puntillas se
paseaba con mucha ligereza por la calle. La
desdeñosa viudilla conoció la intencion de su
enamorado, y haciendo la desentendida, se re
tiraba ácia dentro escondiéndose como suelen
hacer las viudillas zalameras. Una vez se aso
maba, y le hacia un gestillo, otra vez una gui
ñada , todo con el fin de chasquearle y darle
poste , de manera que el pobre arañon se de
jó llevar de su cariño quedando abrasado con
tanto fuego como sentia en su pecho. Pero no
pudiendo resistir á su amoroso incendio , pen
só en ver cómo podia subir por la tapia para
entrar por la ventana. Púsolo por obra , y em
pezó á trepar consintiendo era alguna de las
que ya vmd. me entiende. Prosiguió su empre
sa ácia el balcon con ánimo de alcanzar su fin,
y despues de haberle logrado volverse por el
mismo camino á la calle. Con estas cuentas que
iba haciendo entre sí mismo , subia mUy alegre
mi buen enamorado, cuando ella se asomó al
mismo tiempo; y viendo atrevimiento y des
254 Ridiculas simplezas
vergüenza tan grande, pareciéndola poco aten
to, presuntuoso y nada cortés , fué corriendo á
buscar una caldera de lejía que tenia pronta
para cocer en ella unos calzones de un piojo
opilado que tenia en su casa de huésped; y
apénas vió que echaba las garras al balcon pa
ra entrar dentro, le encajó toda la caldera de
lejía cociendo sobre la cabeza á fin de pelar
le bien y castigar su osadia. Pero el araño
era muy picaro y conoció la intencion, y para
resguardo se puso por yelmo una cáscara de
nuez. Luego que vió el diluvio de agua hirvien
do sobre sí, se puso para recibirla de tal suer
te, que si le cayese algo fuese sobre la cabeza,
de lo que no se le daba nada, por la preven
cion del yelmo que le defendió mucho; y así
fué poco el daño que recibió, librándose de esta
suerte del primer golpe de esta desgracia. Pero
como duró algo mas tiempo el chorreo del agua,
aun mas de lo que él gastó para caer en el sue
lo, le sucedió la fatalidad de que con el gol
pe que dió en tierra se le cayó el yelmo , y le
cogió la cabeza el agua , de suerte que le cocie
ron los sesos, y se pasaron de la mollera á otra
parte. Desde entonces hasta ahora han tenido
siempre las arañas los sesos atrás, por lo que
hicieron juramento de vengarse de un hecho tan
afrentoso. Y así se vé al presente que las ara-
de Bertoldino. 255
ñas andan siempre á caza de moscas por ven
ganza del ultraje que recibieron de la viu-
dilla, y por esto en todos los desvanes, rin
cones y agujeros tienden sus redes como ho
micidas, y toman venganza de ellas; y es muy
comun cuando prenden á una arrancarla la
cabeza, y el resto lo dejan libre.
Esto mismo creo le ha sucedido á mi hi
jo, al cual le aconteció que una vez que iba
corriendo detrás de una cabra por una cues
ta arriba se cayó acia atrás, y rodando co
mo venia dió con la cabeza en un tronco de
sahuco, de lo que desde entonces le sobrevi
no habérsele escapado el juicio á la parte pos
terior, y por esto ha quedado tan ligero de
cabeza como el sahuco , y desde entonces tam
bien anda siempre cogiendo y matando mos
cas, Esta es la causa del poco juicio que tie
ne, con que así VV. MM. harían una accion
muy loable en darnos licencia para volver
nos á nuestra choza; porque yo, si no me
engaño, creo que se ha de cumplir la senten
cia de mi marido Bertoldo (de felice memo
ria ) , que dijo : Que el que este acostum
brado á cebollas, no busque pasteles. Y así,
siendo nosotros nacidos y criados en lugares
rústicos é incultos, no debemos pretender ni
es razon salir fuera de nuestro centro. En
256 Ridiculas simplezas
la corte el cortesano, y en la aldea el aldeano.
Reyn. Has dicho muy bien, Marcolfa, pe
ro quien ha bebido en la mar bien puede
tambien beber en un rio. Yo te aseguro que
siento bastante la simplicidad de Bertoldino,
pero al mismo tiempo creo que estando mas
en la corte conversando con las gentes, pue
de suceder llegue á lograr mas juicio del
que tiene 5 y así no hay que desesperar de su
curacion.
Marc. Quien nació loco no sanó nunca.
Reyn. Quien mal bayla bien enfada.
Marc. Quien tiene vicio desde su infancia
hasta el sepulcro le alcanza.
Reyn. El que no tiene juicio tenga piernas.
Marc. A un mal mortal no vale ni médico
ni medicina. — Reyn. Mas vale un pájaro en
la mano que ciento volando.
Marc. Mas vale ser pájaro en el campo que
estar regalado en jaula.
Reyn. Todo derecho tiene su revés.
Marc. Todas las cabezas suelen tener pelo,
pero no todas suelen tener sesos.
Reyn. Todas las cosas se pueden soportar
excepto el mal tiempo. — Marc. Nunca ja
más se hizo la lejía sin que lloviese.
Reyn. Una hora de buen sol seca mil lejías.
Marc. Quien no tuerza bien la ropa no
de Bertoldino. 257
la secará en tres dias Reyn. Habla mas cla
ro que no te entiendo. Marc. No hay peor
sordo que aquel que no quiere oir.
Reyn. Prosigue , que ya te escucho, y co
mo cuentes otra fábula adecuada al asunto
que me persuada con razones concluyentes, yo
daré licencia para que os retireis á vuestra
aldea; dándoos palabra, como quien soy, de
no hacer oposicion ni impedirlo (aunque lo
siento de corazon), y os ofrezco daros con
que toda la vida seais ricos, y lo paseis bien
en las montañas.
TRATADO TERCERO.
INTRODUCCION.
.
269
ALEGORÍA PRIMERA.
HERMINIO Á MARCOLFA.
STRAMBOTE.
HERMINIO, MARCOLF A,
Bertoldino y Dominga.
STRAMBOTE,
Si te vienes conmigo, prenda mia,
A caballo vendrás en mi pollino ;
Verás hecha un espejo mi al quería , - - ,
Todo su ajuar el gallo y el cochino.
Del gilguero la acorde melodía
Oirás entre las plumas que previno j
Y tendrás el contento duplicado,
Tordos cazando y mirlos en el prado.
Así que acabó de cantar Dominga empezó
á preguntar
HERMINIO Á CACASENO.
ALEGORÍA SEGUNDA.
DOMINGA, CACASENO
y Herminio,
HERMINIO, DOMINGA,
Marcolfay Bertoldino.
Herm. Alabeis de saber que estando en
la plaza la otra mañana el comprador de pa
lacio comprando unos cabritos de un monta
ñés de estas sierras (discurro será conocido
vuestro), estuvo contando de qué suerte os
tratábais, y dando noticia de vuestro Caca-
seno. Llegó esta voz á los oídos del Rey, y
este me ha mandado venir en persona pa
de Cacaseno. 279
ra que le lleve á su presencia. Está muy an
sioso de verle, por lo cual estais obligados
por cortesanía y agradecimiento á darle gus
to en una cosa tan fácil, y que solo pende
de vuestra buena voluntad y fiel afecto al
soberano.
Dom. Qué se entiende ! No señor , no
puede ser, porque mi hijo es tan simple y
tan bruto, que estoy muy cierta que si vá á
la corte le ha de suceder algun trabajo.
Marc. Nuera querida, hija mia, no ten
gas miedo por eso que yo iré en su compa
ñía. Y has de tener entendido que los brazos
de los soberanos son muy largos y llegan á
lo mas dilatado del mundo; y considerando
esto, es menester obedecerlos con precepto ó
sin él, y sobre todo por obligacion, en la
cual estamos constituidos.
Bert. Y con especialidad al Rey Albuino,
á quien debemos todo lo que tenemos. Con
que así , Dominga , sosiégate , que ésta es
nuestra mayor fortuna.
de Cacaseno. 281
ALEGORÍA TERCERA.
MARCOLFA CONSIGUE BE
Dominga su nuera que la deje llevar á
Cacaseno á palacio. Ponénle sus mejores
vestidos, y dan principio á la
jornada.
HERMINIO, M ARCOLE A
y Cacaseno.
ALEGORÍA CUARTA.
MARCOLFA, HERMINIO
y Cacaseno.
T
, ,,
t. 'de Cacaseno, 389
ALEGORÍA QUINTA.
HERMINIO T CACASENO,
CACASENO T MARCOLFA.
MARCOLFA PREGUNTA
el motivo al criado.
Marc. y^Jué es lo que ha sucedido?
Criad. Has de saber que despues que meren
dó me dijo que queria dormir. Yo juzgando
que no fuese tan simple, le dije que subiese
sobre esa cama; y él se agarró con manos y
pies de una de las columnas de ella de tal mo
do, que cuando llegó al remate no se pudo sos
tener la columna, con lo que se rompió, y él
dió en tierra con todo su cuerpo como le vés.
Marc. No te maravilles de esto , porque en
nuestra montaña como no se usan camas de es
ta moda, se ha imaginado que el cielo de ella
era en donde él se habia de echar á dormir , y
créeme que éste ha sido el motivo. Ay desdi
chada de mí ! Qué es lo que veo ! Él no habla.
Cacaseno? Cacaseno?
Cacas. Déjame, no me despiertes, que estoy
durmiendo.
302 Historia de la vida
Marcolfa le levantó del suelo hecho un
cesto de sueño y le tendió sobre la cama , cer
ró las ventanas y le dejó durmiendo. En este
intermedio el criado fué á dar cuenta á los Re
yes del suceso, los que se quedaron admirados
de semejante ignorancia, y al mismo tiempo
se maravillaban de la membria tan feliz que
conservaba Marcolfa de todos los dichos de
Bertoldo. Volviendo de nuevo á hacer conme
moracion de la inocencia de Cacaseno cuando
se puso boca abajo esperando que le diesen la
mano para besársela , y retozándoles el impul
so de la risa una sencillez tan rara como que
rer también subirse al cielo de la cama, re
doblando la risa, luciéronle volviese á con
tarles la historia, y siempre la celebraban con
mucho mas gusto. El Rey le mandó que tor
nase á ver lo que pasaba, y cuanto mas antes
le diese noticia de las novedades que sobrevi
niesen con el inocente Cacaseno. Mientras que
estaba durmiendo , Marcolfa cansada del via-
ge, y como habia comido bien, se fué á des
cansar; pero cuando estaba en lo mejor de su
sueño la despertó un gran golpazo que dió Ca
caseno de la cama abajo.
de Cacaseno. 3°3
CACASENO T MARCOLFA.
MARCOLFA T CACASENO.
'-MARCOLFA T LA RETNA,
V E ig T I
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M4&PQIFA$¿.FUÍPAR¿lWC/ISJí
e«. /« que habia. dejado a\Cacaseno.Este se
U$n<h'jQjcara.de puahc&i urrcriado le vé, dá
cstMéiW RejideJo qu?,.está haciendo, y le
.mandaiqug s.e.iJecJfewái palacio que le .
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RETNA T CACASENO.
AUG 20 1940
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