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Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003.

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2. EL DIÁLOGO ENTRE PERSONAS


Beatriz Gallardo Paúls
Universitat de València-Estudi General

2.1. Planteamiento previo


El presente capítulo ha sido concebido, según indica el título, como una presentación
general del funcionamiento del diálogo entre seres humanos, expuesta de manera que
pueda resultar útil a los profesionales que diseñan sistemas de diálogo. Esta finalidad
justifica dos peculiaridades del texto: por un lado la visión necesariamente parcial del
proceso dialógico, y por otro, el hecho de que a veces las cuestiones introducidas
puedan resultar redundantes para el lector, según pertenezca al ámbito de la lingüística o
al de la informática. Estas dos disciplinas presentan una considerable distancia
discursiva, a la que se suma otra diferencia importante: el hecho de que mientras todo
informático o ingeniero, por el simple hecho de ser hablante, posee un conocimiento
intuitivo, natural, sobre el lenguaje, para el lingüista no existe nada similar a un
“conocimiento natural” sobre informática.

2.2. El enfoque lingüístico del diálogo


Una de las características de la lingüística que más suele sorprender a los
investigadores en informática o inteligencia artificial es la pluralidad de escuelas,
terminologías y enfoques que tratan de explicar el lenguaje y su uso, muchas veces
desde posiciones explícitamente enfrentadas. Por lo general les resulta exasperante, e
incomprensible, que muchas de las preguntas que plantean al lingüista obtengan como
respuesta un lacónico “depende”… Pero esta situación es habitual para el estudioso de
la lengua, y coexiste con la naturaleza poliédrica de nuestro objeto de estudio. Así, a la
hora de plantearnos un estudio científico del diálogo (hablamos del diálogo no
planificado, excluyendo construcciones literarias o cinematográficas que adopten ese
formato por convención estilística), hemos de saber cuál es el planteamiento teórico en
que nos ubicamos.
Los primeros intentos de estudiar el diálogo desde bases teóricas estrictamente
lingüísticas se dan en la década de los 70, en dos escuelas muy distantes: los
generativistas (por ejemplo, Gordon y Lakoff 1971) y la escuela de análisis del discurso
de Birmingham, basada en el modelo estructuralista sistémico (John Sinclair, Malcolm
Coulthard, Michael Stubbs, David Brazil). Con todo, la eclosión de este tipo de estudios
en las décadas de los 80 y 90 es posible por el desarrollo de la pragmática y su enfoque
marcadamente interdisciplinar. Lo que se ha dado en llamar “análisis del discurso” o
“análisis conversacional” sólo es posible por la incorporación de estudios procedentes
de la psicología social, la psicología del aprendizaje, o la sociología.

2.2.1. La lingüística perceptiva


Algunas escuelas desarrolladas a finales del siglo XX han intentado incorporar a sus
planteamientos epistemológicos esa pluralidad de enfoques y perspectivas que hemos
mencionado, convirtiéndola en un rasgo definitorio de la ciencia del lenguaje. Así
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ocurre con la LINGÜÍSTICA PERCEPTIVA1 en la que se enmarca este trabajo, según la cual
los hablantes organizamos los estímulos verbales (como el resto de estímulos), de
acuerdo con las leyes perceptivas que nos individualizan como especie. Estas leyes
fueron formuladas a principios del siglo XX por psicólogos de la Teoría de la Gestalt
(E. Rubin, M. Wertheimer, W. Köhler); se distinguen tres leyes básicas (cierre, igualdad
y proximidad) a las que se suma un principio general (ley de la pregnancia o de la buena
forma) que trata de jerarquizar la aplicación de las otras tres:
- Ley de la clausura: dado un universo perceptivo formado por ciertos estímulos, el
sujeto tiende a organizarlos en conjuntos cerrados. Por ejemplo, cuando oímos un
enunciado tendemos a interpretarlo como un todo con sentido completo.
- Ley de la proximidad: el sujeto tiende a agrupar los estímulos próximos, lo que
significa que “cerramos” el significado del enunciado atendiendo a la disposición de los
sintagmas en la cadena fónica.
- Ley de la igualdad: el sujeto tiende a agrupar (cerrando) los estímulos que son
iguales o parecidos.
- Ley de la pregnancia o de la buena forma: el cierre de los estímulos se adecua a
esquemas (“buenas formas”) que el sujeto adquiere culturalmente. Por ejemplo, cuando
los hablantes occidentales aprenden a dibujar ideogramas chinos, es frecuente que
tracen las líneas en un sentido diferente al de los hablantes nativos.
En la explicación fenomenológica del lenguaje, la aplicación de estas leyes permite
identificar cuatro niveles o estructuras lingüísticas simultáneas: rección, concordancia,
orden y énfasis, que mantienen correspondencias teóricas con otras unidades y
categorías, tal y como refleja el siguiente cuadro:

Dimensión del
Ley Estructura
Nivel Unidades lenguaje
perceptiva chomskyana
focalizada
Cierre Rección E. Profunda Regente-Regido Significados
Concordante-
Igualdad Concordancia E. Superficial Concordado Funciones
Proximidad Orden E. Lineal Tópico- Comentario Formas
Buena Forma Énfasis E. Enunciativa Foco-Presuposición Uso pragmático
Figura 2.1. Leyes perceptivas y niveles del lenguaje

Las leyes perceptivas que utiliza el hablante para el uso del lenguaje (codificación y
descodificación) son las mismas que utiliza el analista en su explicación del fenómeno;
ambos procesos se realizan mediante la organización de los estímulos en formas,
destacando unos como figuras y el resto como fondo explicativo.

2.2.2. La pragmática

1
En la bibliografía estructuralista de la segunda mitad del siglo XX encontramos diversas propuestas (más o
menos diseminadas) de explicación fenomenológica de hechos lingüísticos. No obstante, los primeros modelos que
tratan de explicar globalmente el lenguaje desde una perspectiva perceptiva o guestaltista son la Lingüística Cognitiva
desarrollada por R.Langacker desde mediados de los años setenta (Langacker 1991; Cuenca, Hilferty 1999) y la
Gramática Liminar, formulada en 1980 por Ángel López García (López 1980). La Lingüística Cognitiva es un
modelo básicamente sintáctico, que analiza toda predicación en términos de perfil y base (o dominio cognitivo); la
Lingüística Perceptiva o Liminar traslada la distinción de figuras y fondos a todos los componentes de la gramática,
no sólo a la sintaxis.
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La disciplina lingüística que se preocupa del “hacer” del lenguaje (no ya del “decir”,
propio de la gramática) es la PRAGMÁTICA2, cuyas categorías fundamentales se
identifican desde la dimensión “actuativa” o “ejecutoria” simultánea a la emisión de
enunciados.
Cuando hablamos de diálogo y conversación nos situamos en la óptica propia de la
pragmática del receptor3, es decir, la que considera cualquier enunciado es, por
definición, un enunciado dirigido a un oyente concreto en una situación comunicativa
concreta, o dicho de otro modo, que cualquier enunciado se inserta en contextos de
emisión y recepción simultánea (hay relaciones de interdependencia constitutiva entre
ambas instancias).

2.3. Acotar el campo: ¿conversan los ordenadores?


Suele decirse que mediante el sistema de diálogo un usuario puede conversar con el
ordenador. Sin embargo, estrictamente hablando, los ordenadores no pueden conversar.
En pragmática definimos la conversación como un tipo de diálogo regido por un sistema
concreto de toma de turno que exige interlocutores humanos. Lo que sí pueden hacer los
ordenadores es dialogar, es decir, participar en un sistema de intercambio de
intervenciones.

2.3.1. Tipos de diálogo previsibles: interacciones transaccionales


Existen muchas propuestas de clasificación de los diálogos atendiendo a variables de
diferente naturaleza (por ejemplo, cf. Vion 1994). Aquí asumiremos una distinción
básica de la sociología del lenguaje según la cual existen dos tipos fundamentales de
interacción (Fishman 1971, 83); creemos que esta distinción puede resultar útil en tanto
ayuda a “deshechar” las conversaciones que no serán previsibles en sistemas de diálogo
persona-máquina:
1. interacciones personales: son las que carecen de una finalidad ulterior. En su
expresión estricta son interacciones que se sustentan por sí mismas (“hablar por
hablar”), y que apuntan a la función fática del lenguaje, según la cual demostramos al
interlocutor nuestra disponibilidad para el diálogo o el contacto. Un ejemplo frecuente
es, por ejemplo, la “conversación de amor”, que se basa en una “retórica de lo obvio”
donde apenas hay información que transmitir (Gallardo 1998), y el intercambio se
utiliza para reforzar lazos sociales, interpersonales; obviamente, el diseñador de
sistemas no ha de manejar este tipo de acontecimientos comunicativos, en los que la
información (cuantificable, con valor referencial) queda totalmente supeditada a la
comunicación (no cuantificable, con valor relacional).

2
El término “pragmática” se documenta desde 1938, en un texto del semiólogo Charles Morris, que
identifica tres enfoques posibles: la sintaxis se encarga de las relaciones de los signos entre sí, la
semántica estudia la relación del signo con la realidad externa, y la pragmática analiza la relación entre
los signos y los usuarios. Como se sabe, el desarrollo fundamental de este enfoque es posterior a Morris, y
arranca de las conferencias de Austin (1955) en torno a la noción de acto de habla.
3
Existen tres grandes áreas pragmáticas:
- la pragmática del emisor, adopta una perspectiva enunciativa en torno a categorías como acto de
habla, presuposición o máxima conversacional.
- la pragmática textual es la más cercana a la gramática, pues se preocupa de la incidencia de los
hechos verbales en la construcción gramatical de las emisiones: anáfora, referencia, deixis, negación…
- la pragmática del receptor amplía la perspectiva “egologista” (Francis 1988) de la pragmática
enunciativa: el emisor es alguien que antes (y simultáneamente) recibe emisiones ajenas.
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2. interacciones transaccionales4: son las que realzan las distancias sociales y la


relación funcional5 que mantienen los hablantes, y tienen siempre alguna finalidad que
va más allá del “hablar por hablar”: peticiones de información, establecimiento de
acuerdos, modificación de relaciones institucionales, etc. Este tipo de interacciones
puede presentar una toma de turno libre (conversacional), o marcada (entrevista,
consulta, juicio oral, conferencia, clase, etc.). Los sistemas de diálogo se diseñan de
acuerdo con este modelo interaccional, en el que un usuario dirige cierta demanda al
ordenador: información, reserva de localidades, operación bancaria, etc.
Cuando se trata de interlocutores humanos, lo habitual es que ambos tipos de
interacción se solapen, pero podemos establecer algunas generalidades, y reservar las
interacciones personales para contextos no marcados situacionalmente y para relaciones
funcionales simétricas. Incluso en las llamadas “conversaciones monotópicas”6
(peticiones de hora, consultas telefónicas, ciertas “charlas de negocios” etc.) podemos
identificar turnos cuya explicación es social, fática (saludos de apertura y cierre,
agradecimientos, ciertos actos ilocucionales expresivos…). El propio modelo griceano,
por ejemplo, que identifica unas máximas conversacionales dependientes del principio
de cooperación, asume por un lado que la conversación humana tiene una finalidad
informativa7, pero admite a la vez que las máximas se someten a otro tipo de leyes
como la cortesía (Grice 1975)8.
Con interlocutores no humanos, lo previsible es que las interacciones sean siempre
transaccionales, ya que se trata de intercambios orientados a una meta; sin embargo, el
diseñador del sistema deberá tener en cuenta que los hablantes pueden construir sus
turnos sin atender exclusivamente a la eficacia informativa (así lo demuestra la
“disección” a que deben someterse los corpus de Mago de Oz).
La relevancia teórica de esta distinción tiene más alcance del que podría parecer,
puesto que los tipos de acontecimiento comunicativo se consolidan como ESQUEMAS
9
COGNITIVOS manejados por los hablantes . Esto significa que el usuario, cuando inicia

4
El término “transacción” se utiliza también en el análisis del discurso para identificar un tipo de
unidad conversacional donde los participantes suelen negociar el contenido o el tema del intercambio; es
típica de cierto tipo de diálogos marcados situacionalmente (por ejemplo, en la interacción didáctica:
“Hoy hablaremos de los terremotos”). También es frecuente designar como “transacción” a cada una de
las etapas que componen una interacción transaccional (por ejemplo, en una conversación telefónica de
petición de hora para el médico, se negocian diferentes aspectos de la misma: mañana o tarde, día de la
semana, hora, etc.; “phases”, “topic packets”)
5
Según Fishman, la relación funcional entre los participantes es el “conjunto de derechos y
obligaciones mutuas culturalmente definidos” (1971, 83): madre-hija, cónyuge-cónyuge, amiga-amiga,
maestra-alumna, jefe-empleado, etc.
6
Sacks y Schegloff (1973, 307) definen las conversaciones monotópicas como aquellas donde el
primer tema de conversación enlaza directamente con la secuencia de cierre.
7
De ahí que las gramáticas funcionalistas de fines del siglo XX asocien las teorías griceanas con la
función informativa. Por ejemplo, Gutiérrez (1997) reformula como “Principio de información” el
principio griceano de cooperación: “Haz que tu enunciado sea tan informativo como sea necesario en la
instancia de comunicación en que te hallas comprometido”.
8
"There are, of course, all sorts of other maxims (aesthetic, social or moral in character), such as 'Be
polite', that are also normally observed by participants in talk exchanges, and these may also generate
nonconventional implicatures. These conversational maxims, however, and the conversational
implicatures connected with them, are specially connected (I hope) with the particular purposes that talk
(and so, talk exchange) is adapted to serve and is primarily employed to serve. I have stated my maxims
as if this purpose were a maximally effective exchange of information; this specification is, of course, too
narrow, and the scheme needs to be generalized to allow for such general purposes as influencing or
directing the action of others" (Grice 1975, 47; subrayado nuestro).
9
Los esquemas cognitivos, identificados por psicólogos como Piaget o Bartlett, son entidades
conceptuales de alto nivel (Minsky 1975, Schank y Abelson 1977). Según sus características se
distinguen: esquemas visuales o marcos (frames), esquemas situacionales o guiones (scripts), esquemas
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cierto tipo de esquema dialógico (por ejemplo una consulta de información) incorpora
cierta previsión sobre cuál será su desarrollo, así como ciertas expectativas sobre la
conducta del interlocutor (el sistema). Por el momento, y en tanto en cuanto nuestra
cultura no desarrolle un tipo específico de acontecimiento comunicativo para estos
casos (por ejemplo, el “diálogo informático”), los seres humanos incorporan su praxis
dialógica habitual (interpersonal) al diálogo con el ordenador.

2.3.2. La toma de turno conversacional y su aplicación al sistema de diálogo


El hecho de que una interacción sea (predominantemente) personal o transaccional
afecta a todos los elementos que participan en el proceso comunicativo10 y determina su
sistema de toma de turno, es decir, su funcionamiento pragmático.
Los primeros que utilizan el SISTEMA DE TOMA DE TURNO como rasgo caracterizador
de los acontecimientos comunicativos son los etnometodólogos de la Universidad de
California (Sacks, Schegloff, Jefferson 1974). Siguiendo en parte su descripción11,
incluimos en la toma de turno conversacional las siguientes variables:
1. Alternancia de hablante: no sólo la conversación, sino las actividades dialogadas
en general, exigen este rasgo de cambio de interlocutor. Este factor, evidentemente, está
presente en los sistemas de diálogo.
2. Orden del turno: en la conversación el orden de los turnos no es fijo, sino variable,
y existen reglas que garantizan el cambio fluido, ya sea porque se mantiene el hablante
que usa la palabra, porque selecciona directamente al interlocutor, o bien porque se
autoselecciona uno de los participantes. En otros acontecimientos comunicativos puede
haber moderadores encargados de asignar el turno (debates), presidentes que distribuyen
el turno tras previa petición (asambleas, juntas, Claustros universitarios); también en los
acontecimientos ceremoniales como la inauguración del curso académico, el juicio oral,
la lectura de tesis... existe un orden para los turnos. Un aspecto importante, relacionado
con esta distribución no marcada del turno, es la posible especialización de los
participantes en cierto tipo de intervención; en la entrevista o la encuesta, por ejemplo,
existe una convención según la cual a un participante corresponden los turnos
iniciativos (preguntas) y al otro los reactivos (respuestas). Tal especialización no es
posible en el contexto conversacional, donde cualquier interlocutor puede construir, en
principio, cualquier tipo de turno. En los sistemas de diálogo encontramos varias
posibilidades: sistemas de iniciativa única (cf. capítulo de Ramón López-Cózar en este
mismo volumen), y sistemas de iniciativa mixta, en que los turnos desencadenantes
pueden ser emitidos por el sistema y por el usuario.

sociales, de autoconcepto. La informática utiliza una versión reduccionista del concepto de “frame” al
realizar el proceso de etiquetado identificando conceptos (por ej., “consulta”), argumentos (“ciudad-
origen”, “ciudad-destino”, “fecha”) y relaciones (“salida”, “llegada”)... (cf. capítulos de Julia Lavid y
Encarna Segarra, en este volumen).
10
Emisor/destinador, receptor/destinatario, forma del mensaje, canal, código, tópico y situación,
según la clásica adaptación hecha por Jakobson a partir del modelo de Shanon y Weaver.
11
Los etnometodólogos proponen un total de 14 rasgos definitorios de esta toma de turno
conversacional (Sacks, Schegloff, Jefferson 1974, 699): 1) cambio(s) de hablantes recurrente(s); 2) en
general, cada vez habla un solo participante; 3) los solapamientos (habla simultánea) son frecuentes pero
breves; 4) con frecuencia, las transiciones entre los turnos no son espaciadas; 5) el orden de los turnos no
es fijo, sino variable; 6) la duración de los turnos no es fija, sino variable; 7) la longitud de la
conversación no se especifica previamente; 8) lo que dicen las partes no se especifica previamente; 9) la
distribución relativa de los turnos no se especifica previamente; 10) el número de participantes puede
variar; 11) el habla puede ser continua o discontinua; 12) existen técnicas de distribución del turno; 13)
se utilizan distintas unidades construccionales del turno; y 14) hay mecanismos de rectificación para los
errores y violaciones de la toma de turno.
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3. Duración del turno libre, no predeterminada: en la conversación los turnos


carecen de estructura y longitud predeterminada, y existen diversos procedimientos para
que un hablante pueda monopolizar el uso de la palabra dentro de ciertos límites; en el
ámbito estructural, este rasgo explica la recursividad12 de las unidades conversacionales
(paralela, como señala Briz 2002, a la de las unidades sintácticas). Hay otros
acontecimientos, por ejemplo la tertulia o el coloquio, que imponen más restricciones
temporales, cuya rigidez es máxima en acontecimientos ritualizados (por ejemplo la
homilía de una misa católica). En principio, podríamos decir que la interacción con el
ordenador tampoco tiene restricciones en cuanto a la duración de los turnos, pero no
parece verosímil una libertad total. Dado que, como hemos señalado, nos encontramos
ante una interacción transaccional, puede ocurrir que el usuario construya los turnos
iniciales de solicitud excesivamente largos; esto plantea problemas y obliga al sistema a
provocar diversas secuencias laterales (cf. infra). Se requieren, pues, turnos
relativamente cortos, que dosifiquen el intercambio de información.
4. contenido de los turnos no predeterminado: en una conversación los hablantes
pueden elaborar sus intervenciones sin limitaciones previas de contenido: se puede
conversar sobre cualquier tema. Puede haber restricciones que se basen en la relación
social de los hablantes, o en el contexto, pero no vienen dadas por el marco
conversacional (Van Dijk 1978). En otros acontecimientos como el debate, por ejemplo,
los participantes son seleccionados precisamente por el contenido de su discurso a
propósito del tema en cuestión. Esta predeterminación aumenta en los rituales, que
trascienden al plano simbólico; en las entrevistas, el entrevistador condiciona el
contenido de los turnos del entrevistado; en las interacciones transaccionales
monotópicas también hay restricciones de contenido. Un sistema de diálogo está
siempre limitado por el lexicón que incorpora el módulo de reconocimiento; son
sistemas de dominio restringido, es decir, previstos sólo para un cierto universo
semántico y conceptual, de tal manera que el reconocedor no puede decodificar
términos que no estén previamente inventariados.
5. número de participantes no fijo, sino variable. El sistema de toma de turno
conversacional permite la incorporación de nuevos interlocutores in medias res, así
como el abandono de uno o varios de los participantes, siempre que se hayan cumplido
ciertas condiciones como no dejar un intercambio sin finalizar; esto no es posible en la
mayoría de acontecimientos que presentan una toma de turno marcada. En el sistema de
diálogo se prevé la interacción entre dos voces, con independencia de que, por ejemplo,
en el lado del usuario pueda participar ocasionalmente más de una persona; se trata
siempre de dos únicas instancias discursivas.
6. longitud del intercambio no predeterminada. Frente a otros acontecimientos que sí
establecen de antemano con mayor o menor exactitud el momento de su finalización
(coloquio, reunión, junta, asamblea, entrevista,...), la conversación puede prolongarse
sin más restricción que la voluntad de los participantes. El cierre conversacional se
genera localmente, sobre la marcha. Cuando la interacción es transaccional, sin
embargo, existe un objetivo cuya consecución pone fin al encuentro.
7. diseño local, turno por turno. Las intervenciones son condicionadas en su
estructura y finalidad comunicativa por la intervención inmediatamente anterior, no es
posible una planificación exacta.

12
Recursividad: característica de las unidades sintácticas que permite estructuras en las que un
elemento x puede ser sustituido por una suma x+x que cumpla la misma función. En términos
generativistas clásicos, la recursividad es la posibilidad de escribir “O” a la derecha de la ecuación, por
ejemplo: “O → SN + O”.
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Estos siete factores constituyen la toma de turno libre propia de los acontecimientos
conversacionales:

Sistema de
Rasgo Conversación
diálogo
- alternancia + +
- orden libre + +
- duración del turno libre + -
- contenido del turno libre + -
- número de participantes variable + -
- longitud del intercambio libre + -
- diseño turno por turno + +
Figura 2.2. Rasgos de la toma de turno conversacional

2.3.3. La oralidad
El diálogo no planificado que construye el usuario en su interacción con el sistema
incorpora todos los rasgos propios de la oralidad, que plantea problemas fundamentales
al módulo de reconocimiento (cf. capítulo de M. Inés Torres en este mismo volumen).
Junto a las peculiaridades fónicas encontramos, también, peculiaridades sintácticas que
plantean problemas, además, al módulo de comprensión.

2.3.4. Los principios conversacionales


Junto a estas características de funcionamiento pragmático, la conversación
interpersonal de los seres humanos se somete a tres principios13 generales que son:
1. un principio interno al sistema lingüístico, estructural, la predictibilidad, que
supone la tensión entre dos fuerzas o direcciones comunicativas:
- la ilocutividad que el hablante imprime a su emisión, y
- la orientación interactiva con la que trata de implicar al oyente.
A partir de la predictibilidad podemos identificar las unidades básicas de la
conversación (acto de habla, intervención e intercambio).
2. un principio que concilia la naturaleza verbal del sistema con el mundo
extraverbal: la informatividad; identificamos las secuencias conversacionales como
unidades definidas a partir de su referencialidad, es decir, su tema compartido; pero esta
referencialidad no es concebida como algo estático (la función representativa del
lenguaje conjuga también este aspecto semántico), sino dirigida por una intención
comunicativa en la que colaboran los interlocutores.
3. y un principio externo al sistema, la prioridad, que considera cualquier emisión
como una posible amenaza de los vínculos sociales, y que por tanto establece
mecanismos de protección de tales vínculos.

13
Hablamos de “principios” para referirnos a lo que Briz (2002) identifica como “órdenes”: los
órdenes interno, social e informativo que identifica este autor (del grupo Val.Es.Co) corresponderían,
respectivamente, a los principios de predictibilidad estructural, prioridad social y desarrollo informativo.
Podemos establecer alineamientos epistemológicos, respectivamente, con las leyes perceptivas de la
igualdad, la buena forma y la clausura (la ley de la proximidad se relaciona con el principio de la
ilocutividad, estrechamente unido a la predictibilidad, tal y como exponemos en este apartado).
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2.4. Principios que regulan la conversación (I): la predictibilidad


La noción teórica fundamental de la pragmática del receptor es, sin duda, la de
14
PREDICTIBILIDAD, que aparece en todas las escuelas preocupadas por describir su
funcionamiento. Se trata de un principio de carácter interno, constitutivo, que regula el
encadenamiento de las intervenciones mediante restricciones sintácticas, semánticas y
pragmáticas, y que nos permite establecer cuáles son las unidades del diálogo y su
organización estructural. Paralelamente a la escala de rango gramatical, donde
organizamos las unidades de una manera jerárquica:

oración > sintagma > palabra >morfema > fonema,

en la pragmática del receptor distinguimos una escala de rango de tres niveles:

intercambio > intervención > acto de habla.

Este principio general determina la segmentación de la cadena conversacional en


unidades estructurales, a partir, como hemos mencionado, de la tensión que mantienen
dos características de los enunciados: su ilocutividad y su orientación interaccional. La
ILOCUTIVIDAD se corresponde con la intención del hablante, mientras que la
ORIENTACIÓN INTERACCIONAL se refiere a las posibles obligaciones que la emisión
impone (o no) al oyente; podemos pensar, pues, que la ilocutividad responde a la
dimensión enunciativa (monológica) del habla, mientras que la orientación interactiva
viene dada por su inserción en la cadena dialógica. Estos dos criterios derivan de la
tensión dialógica constante entre el YO y el TÚ conversacional15, a partir de los cuales se
crea el espacio interlocutivo (Jorques 1997, 36).

2.4.1. Categoría supraordinada: el intercambio


Una vez hemos identificado cierto acontecimiento comunicativo como “consulta”,
“entrevista”, “reunión de trabajo”, o “charla informal”, por ejemplo, nos planteamos la
segmentación en unidades. El conocimiento natural que cualquier hablante tiene sobre
el código permite una identificación, casi intuitiva, de un primer nivel de segmentación
en grupos de intervenciones que muestran cierto carácter unitario; si pedimos a
cualquier sujeto que nos divida en “trozos” un fragmento de diálogo literario o
cinematográfico, por ejemplo, la tendencia más general será agrupar los turnos que
hablan sobre lo mismo y tienen cierta integridad semántica: una pregunta con su
respuesta, un juicio con su conformidad o desacuerdo subsiguiente, etc.
Desde un punto de vista pragmalingüístico, la unidad máxima del diálogo, el
INTERCAMBIO, es una unión de un mínimo de dos intervenciones, ligadas entre sí por
una relación de predictibilidad. Su versión mínima, el PAR ADYACENTE, es identificado
por los etnometodólogos (Sacks, Schegloff 1973, 295) por una relación de PERTINENCIA
CONDICIONADA, de tal manera que a una primera parte determinada le corresponde una

14
Son varios los conceptos teóricos que dan cuenta de esta noción: pertinencia condicional, principio
de clasificación constante, restricciones de encadenamiento…
15
En palabras de un clásico de la lingüística: "La conciencia de sí no es posible más que si se
experimenta por contraste. No empleo yo sino dirigiéndome a alguien, que será en mi alocución un tú. Es
esta condición de diálogo la que es constitutiva de la persona, pues implica en reciprocidad que me torne
tú en la alocución de aquel que por su lado se designa yo. Es aquí donde vemos un principio cuyas
consecuencias deben desplegarse en todas direcciones. El lenguaje no es posible sino porque cada
locutor se pone como sujeto y remite a sí mismo como yo en su discurso." (E. Benveniste 1958, 181)
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(o varias) segunda(s) parte(s) también determinadas (es decir, que la pertinencia del
segundo turno, por ejemplo una aceptación, está condicionada por la aparición del
primero, por ejemplo una invitación o un ofrecimiento).
Esta característica, como hemos dicho, es la más destacable de las estructuras
dialógicas, y explica algunas de sus complejidades, como por ejemplo el hecho de la ya
mencionada “organización local” (local management), es decir, que se decide turno por
turno (Sacks, Schegloff, Jefferson 1974). La tan manida “creatividad” del lenguaje,
identificada por los generativistas, es total en cuanto a construcción gramatical, pero en
pragmática se ve siempre subordinada a la predictibilidad de las emisiones; cuando el
sistema de diálogo plantea una pregunta al usuario (“¿desea algo más?”), existen
limitaciones pragmáticas, semánticas y sintácticas para el turno que construirá el
hablante. Igual que en semántica léxica las ambigüedades son siempre deshechas por la
contextualización, en semántica conversacional debemos atender siempre a la
interpretación de los interlocutores, según lo que Stubbs y otros identifican como un
“principio de clasificación constante”: “cada emisión establece una serie de
predicciones, clasificando así, de modo provisional, la siguiente emisión” (Stubbs
1983, 102). En los casos en que una intervención admite dos interpretaciones posibles,
son los participantes quienes negocian esa pluralidad de sentidos.
Los intercambios mínimos, como hemos apuntado, tienen una estructura de dos
intervenciones, vinculadas por una relación de predictibilidad, lo que se ajusta a
estructuras que llamaremos Inicio-Respuesta [I, R], por ejemplo:

Turno I Turno II
Saludo Saludo
Pregunta Respuesta
Petición Concesión / Negativa
Ofrecimiento Aceptación / Rechazo
Invitación Aceptación / Rechazo
Juicio Conformidad / Disconformidad
Autocrítica Disconformidad / Conformidad
Reproche Aceptación / Negación
Figura 2.3. Tipología de pares adyacentes

Estas estructuras, llamadas pares adyacentes, son la manifestación conversacional


mínima, susceptible de ampliación según cuál sea la finalidad comunicativa de los
hablantes. Es el turno inicial [I] el que establece los límites temáticos (proposicionales)
en los que se sitúan los turnos sucesivos. En palabras de Stubbs (1983, 113), el
intercambio podría considerarse: “como una unidad de información en la que el marco
proposicional vendría definido por el inicio. Cualquier emisión que completara la
proposición -dando, por ejemplo, un valor determinado a la variable- formaría parte
del intercambio. El intercambio se puede definir, por tanto, en términos de una
disminución de opiniones, es decir, de un aumento de la predicibilidad, lo cual quiere
decir que el intercambio se define en términos semánticos. La predicibilidad y la
terminación semántica se actualizan formalmente en una sintaxis elíptica creciente.”
La estructura interna del intercambio nos lleva a niveles inferiores de la escala de
rango, formados por las intervenciones y los actos de habla.

2.4.2. Categoría básica: turno e intervención


Las unidades constitutivas del intercambio vienen definidas por el sistema de toma
de turno: en principio podemos pensar que cada vez que hay un hablante nuevo,
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 10 -

tenemos una intervención nueva. Sin embargo, el análisis de los datos conversacionales
obliga a considerar que el turno de habla distribuye dos cosas distintas, que la
bibliografía suele distinguir como TURNO e INTERVENCIÓN16 (Gallardo 1993). En el
fragmento siguiente, por ejemplo, es evidente que no podemos considerar equiparables
las emisiones de F y las de B:
(05)
F: mira/ yo me metí en el privado/ que estoy a(ho)ra’n Godella/ y HALA/ allí un-veintisiete
horas o veintiocho horas// luego me salió lo de Castellón/ reduje el horario a lo de Castellón
→ B: [sí
F: [luego me salió traducción para televisión/ y también Y CLARO↑/ llega un momento en que
dices/ bueno//
→ B: [ya
F: [y esto qué es/ que/ qué (( ))
[3.89. B-5 (89-98)]

Las intervenciones de B no son verdaderos turnos, pues no tienen más función que la
de mantener la distribución de los papeles participativos en el intercambio; son
emisiones exclusivas del oyente, que sólo se explican por referencia a intervenciones en
curso. Este tipo de intervenciones sin turno pueden cumplir dos funciones básicas,
según sean:
1. APORTACIONES: son intervenciones que se refieren a una intervención ajena, y se
pronuncian por lo general en solapamiento: “mm”, “ya”, “ajá”, “sí”, “c(l)aroo”. Puede
tratarse de simples continuadores, que ratifican la distribución de papeles, o de
reconocedores, que además dan la razón al hablante. Se les llama también señales de
oyente, o señales de atención, pues demuestran al hablante que se le hace caso. Según
revela el análisis de los corpus de Mago de Oz, los hablantes no proporcionan este tipo
de señales cuando el interlocutor es artificial; sin embargo, puede haber casos en que el
reconocedor los lexicalice como unidades aceptables, susceptibles por tanto de una
interpretación literal.
2. TURNOS DE PASO: no se producen en solapamiento; se utilizan para rechazar la
posesión de la palabra, especialmente en secuencias de cierre: “y nada”, “y eso”, “pues
nada”, “vale”...

A este respecto es pertinente introducir un doblete terminológico nuevo, cuyo


alcance explicativo, pensamos, puede rentabilizarse ampliamente en la lingüística
computacional. Nos referimos a la distinción teórica entre ENUNCIACIÓN (E.) y
ENUNCIADO (e.), cuyo reflejo en el proceso de etiquetado podría resultar bastante útil
para evitar ambigüedades. Resulta fácil ver que algunas palabras y frases del texto
dialógico no se refieren a aquello de que se está hablando (el enunciado), sino a lo que
se está haciendo (la enunciación). Por ejemplo, si identificamos “perdón” como
<marcador de dato válido>, lo situamos en el plano de la enunciación, pero no es una
información del enunciado. Etiquetas del tipo de <confirmación>, <corrección>,
<cierre>, o <cortesía> se sitúan en un nivel distinto al de <afirmación> y <negación>,
pues estas dos, aunque también son acciones, pueden constituir en sí mismas un
enunciado. En tales casos, será útil identificar rasgos posicionales que, por ejemplo, nos
permitan distinguir entre un “bueno” que aparece como constituyente único de un turno:
(06)

16
Esta dualidad del sistema de toma de turno se refleja en distinciones como to have de turn / to have
de floor (Edelsky 1981) o tour / réplique (André-Larochevouby 1984). En este trabajo mantenemos esta
distinción terminoógica con algunos matices respecto a nuestras publicaciones previas: utilizaremos
“intervención” para cualquier uso de la palabra que hace el sujeto, y reservaremos “turno” para las
intervenciones que efectivamente el interlocutor sanciona como tales (el “move”del análisis del discurso
británico).
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 11 -

A: ¿quiere saber los horarios de regreso?


→ B: bueno
y el que aparece como MARCADOR DE POSICIÓN ERRÓNEA, en típica posición inicial,
que ya no admite la misma interpretación literal:
(07)
A: ¿quiere saber los horarios de regreso?
→ B: bueno/ es que no sé qué día regresaré

En el primer caso tenemos un elemento que pertenece al nivel del enunciado,


mientras que en el segundo es un MARCADOR DISCURSIVO que afecta al nivel de la
enunciación. Algo similar ocurre con términos como “sí”, “no”, “bien”. Como veremos
al hablar de los actos de habla, el uso de las mismas palabras puede referirse a niveles
significativos distintos (E./ e.); la pragmática debe proporcionar al informático los
rasgos permitan al módulo de comprensión distinguir tales usos.

En resumen, las intervenciones son los huecos estructurales que sustentan las
emisiones de los interlocutores, y que están limitados por un cambio de hablante. Un
TURNO, por su parte, es una intervención que se encarga del progreso temático e
informativo del intercambio; frente a la oración gramatical, el turno es considerado
como una unidad natural, identificable por cualquier hablante. Su tipología viene
determinada por la combinación de los dos criterios ya mencionados, es decir, una
perspectiva enunciativa y una perspectiva interactiva:
- por un lado, según la ILOCUTIVIDAD17 o intención comunicativa básica, un hablante
puede hacer dos cosas fundamentales: iniciar un intercambio (ilocutividad iniciativa:
“¿has visto mis gafas?”) o continuarlo (ilocutividad reactiva: “están en la mesa”).
Como veremos, estas dos acciones básicas pueden especificarse en niveles de mayor
concreción.
- por otro lado, esas emisiones que reflejan la voluntad del hablante, pueden elegir
entre imponer al interlocutor obligaciones conversacionales o no (predictibilidad u
ORIENTACIÓN INTERACTIVA), es decir, construir esos inicios y esas reacciones como
emisiones predictivas y/o predichas.

Estos dos criterios, la ilocutividad y la orientación interactiva, se combinan en el


cuadro siguiente, que permite identificar cinco tipos de intervención: el inicio, la
respuesta (las intervenciones prototípicas, que integran los pares adyacentes), el
informe, la reacción evaluativa (emisiones sin obligaciones), y la respuesta/inicio (que
explota al máximo la predictibilidad). Obviamente, existe una correlación entre los dos
criterios, de manera que los inicios y las respuestas prototípicas son respectivamente
predictivos y predichas, pero junto a estas unidades prototípicas existen otras
posibilidades de alta rentabilidad estructural: el informe, la respuesta/inicio y la reacción
evaluativa.

17
La ilocutividad es un rasgo que Austin y Searle establecen para el acto de habla, y que luego la
escuela de Ginebra aplica (con matices) a la intervención (Roulet 1981), pues distinguen funciones
ilocutivas entre intervenciones (estas funciones son lineales y no jerárquicas: I, R/I, R) y funciones
interactivas dentro de la intervención (constituyentes directores y subordinados dentro de la intervención;
gracias a la recursividad estos constituyentes pueden tener también funciones ilocutivas).
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 12 -

Orientación interactiva

Predictiva No predictiva Predicha No predicha


Ilocutividad

Respuesta/inicio
Iniciativa Inicio (I) Informe (Inf)
(R/I)

Respuesta/inicio
Reactiva (R/I)
Respuesta (R) Reacción Evaluativa (R.Ev.)

Figura 2.4. Tipos de turno

Un mismo turno (un mismo hablante) puede tener más de una intervención,
generalmente porque incluye un límite de intercambio:

(06) RESPUESTA + INICIO:


B: ¿diga?
→ M: holaa//eee-/ ¿está Begoña?
→ B: soy yoo/// ¿quién eres?
M: soy Merche
[3.89.A-2]

(07) REACCIÓN EVALUATIVA + INICIO:


A: pero ya lo han dicho críticos/ que va a ser un fracaso como la otra vez=
P: ooh
A: = que se hizo la exposición/ porque↑/ el mundo está en un problema/ en puertas dee/ crisis
económica en todos sitios/ ¿sabes?
→ P: aaay/ chica- es que s'están gastando demasiao dinero// ¿tú sabes los millones que se han gastado
allí?// ¿y en el tren ese de alta velocidad?
[COC. 89, 563-566]

Por lo que se refiere a la organización interna de estas emisiones, ya hemos señalado


al hablar de la toma de turno, que no existe una estructura fija constitutiva del turno. No
obstante, se puede hablar de una “estructura ideal” que maneja unidades inferiores: los
ACTOS DE HABLA.

2.4.3. Categoría subordinada: el acto de habla


El ACTO DE HABLA es la unidad por excelencia de la pragmática enunciativa, y su
identificación por parte de John Austin (1955) supone, de hecho, la inauguración de la
pragmática como disciplina. Este autor señala que la emisión de cualquier enunciado
(ya sea en acontecimientos monológicos o dialógicos) supone la realización simultánea
de tres acciones:

Actos de habla simultáneos


Emisor Acto ilocutivo Intención Querer
Mensaje Acto locutivo Significado Decir
Receptor Acto perlocutivo Efecto Lograr
Figura 2.5. Los actos de habla

Los actos ilocutivos, determinados por la intención comunicativa del emisor, fueron
clasificados por John Searle (más conocido en informática por sus objeciones al test de
Turing y el experimento de la "Cámara china") en cinco tipos fundamentales (Searle
1976):
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 13 -

Tipo de acto Definición de Searle Ejemplos


Representativo El acto refiere cierto estado de cosas aseveraciones, afirmaciones,
creencias
Directivo El acto provoca cierta conducta en el preguntas, sugerencias, invitaciones,
oyente llamadas, peticiones
Expresivo El acto expresa un estado psicológico felicitaciones, agradecimientos,
pésames
Compromisorio El hablante se compromete en la desafíos, apuestas, juramentos,
realización de un acto futuro promesas, retos
Declarativo La emisión de cierto enunciado en ciertas bautizos, declaraciones de guerra,
condiciones socioculturales provoca ciertas inauguraciones
consecuencias en ese contexto
Figura 2.6. Actos de habla ilocucionales

Esta tipología18 de los actos atiende exclusivamente a la ilocutividad (Searle habla de


fuerza ilocucional), esto es, la intención comunicativa del hablante (pragmática del
emisor), pero no tiene en cuenta la posición dentro de la intervención (pragmática del
receptor). Cuando los actos de habla se consideran desde esta perspectiva estrictamente
dialógica, como soporte de la predictibilidad, se establece una clasificación diferente.
Aunque el acto de habla pueda considerarse como una unidad monológica (por ejemplo,
Briz 2002), su consideración en el contexto conversacional impone también una
dimensión interactiva, esto es, dialógica19, que nos lleva a distinguir tres tipos de actos
determinados por el encadenamiento de las intervenciones. Existen dos posibilidades
básicas, según tengan relevancia en el cambio de turno (actos dinámicos o de enlace,
que pueden ser retroactivos o proyectivos), o se limiten al desarrollo temático
manteniendo la distribución del turno (actos estáticos o constitutivos). En el turno 41
del fragmento siguiente, perteneciente a una conversación de dos amigos encontramos
esa “estructura ideal”, de tres componentes:

(08)
40 A: mira/ yo/ siempre he pensado que nunca había- que noo estoy todavía preparado/ me da la
impresión de que tengo que hacer muchas cosas↑/ antes de poder dedicarme a salir con

18
Existen innumerables propuestas de clasificación de los actos de habla ilocucionales, pues éste ha
sido uno de los temas estrella de la pragmática enunciativa, ya desde los trabajos del propio Austin. La
propuesta de Searle puede considerarse como una posición clásica (por lo demás, compatible con el
enfoque perceptivo que asumimos en nuestra investigación, ya que cada tipo realza perceptivamente un
elemento de la cadena comunicativa; cf. López García, 1989).
Las clasificaciones iniciales del análisis del discurso británico, por ejemplo, establecen 22 actos (luego
reducidos a 17) que pueden cumplir cuatro funciones: metainteractiva, interactiva, de toma de turno y de
aparte (Coulthard 1977; Coulthard, Brazil 1981), aunque hay otras propuestas de agrupación (Edmondson
1981). Para la escuela de Nottingham (Butler 1985) existen ocho funciones y 17 tipos de acto: función
pretópica (marcador y llamada), preparatoria (comienzo y prefacio), estructuradora (metadeclaración y
conclusión), de desarrollo temático (información, desencadenante, expresión directiva, acusación), de
respuesta (reconocimiento, réplica, reacción y excusa), de aceptación, de evaluación y de acento
silencioso. Con frecuencia estas taxonomías se ven condicionadas por las limitaciones contextuales y
sociolingüísticas de los datos analizados; así ocurre, por ejemplo, con la tipología de actos manejada por
Labov y Fanshell (1977) para el discurso terapéutico: las acciones metalingüísticas, representaciones,
peticiones y desafíos son cuatro actos fundamentales en la entrevista médica, pero no pueden hacerse
extensivos a cualquier discurso dialogado.
19
La bibliografía suele hablar de MOVIMIENTOS, aunque se trata de dos maneras distintas de
considerar los mismos hechos (matizamos así la postura de Gallardo 1993, 1996); la terminología del
análisis del discurso de Birmingham llama move a la intervención (Coulthard define el movimiento como
la contribución mínima de un hablante a un intercambio). En Vark et al. (1977) se llama move a lo que
aquí llamamos acto: “Moves are simply different kinds of initiations and responses classified according
their purposes”.
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 14 -

alguien/// y que- y que/ no tengo tiempo para hacer todas esas cosas/ y- y dedicarle tiempo A
ELLA/ yo creo que sí la quiero pero noo// no sé
→ 41 C: yaa/ que no te apetece estar ahora atado a nadie/ ¿es eso?
[ML 84. A1]

Como vemos, el hablante realiza tres actos20, cada uno de los cuales opera en dos
niveles distintos: la fuerza ilocucional y la orientación interactiva:
- según la orientación interactiva, tenemos un acto que enlaza con el turno previo
(1), otro que desarrolla el contenido proposicional (2), y otro que cede el turno y que
enlaza con la intervención siguiente (3).
- según la fuerza ilocucional, tenemos un acto representativo que demuestra haber
entendido lo que dice el interlocutor, otro que amplía ese entendimiento, y un acto
directivo que solicita confirmación al primer hablante.

Acto: orientación
Texto (08) Acto: fuerza ilocucional
interactiva
ya Retroactivo Representativo: asentimiento
que no te apetece estar ahora atado a Constitutivo Representativo: ampliación o
nadie glosa
¿es eso? Proyectivo Directivo: petición de
confirmación
Figura 2.7. Doble clasificación de los actos de un turno de habla

Los actos que hemos llamado dinámicos, o de enlace, cimentan el entramado


conversacional, y en ocasiones pueden estar desprovistos de contenido proposicional
(temático), dedicándose en exclusiva a esta función. La bibliografía identifica algunas
estructuras que son típicas de esta “posición bisagra”:
- Actos de enlace retroactivo: los prefacios (marcan la relación con la intervención
anterior: marcos, prefacios, marcadores de posición errónea, marcadores de disyunción,
marcadores de constraste) y reinicios (autointerrupciones del propio hablante al
comienzo del turno, que se utilizan para captar la atención).
- Actos de enlace proyectivo: señalan el final de la intervención y la cesión del turno:
son básicamente preguntas añadidas (“¿no?”, “¿eh?”, “¿sabes?”) y prolongadores
(“y eso”, “ y nada”); las preguntas añadidas (ejemplo 08) vehiculan la predictibilidad
pero carecen de la suficiente entidad (posibilidad de aparecer aisladas) como para
suponer una nueva intervención en el mismo turno (ejemplo 06).
La situación normal es que las funciones de enlace y constitutivas se fusionen en un
mismo acto, como ocurre por ejemplo en el siguiente enunciado, procedente de un
corpus de Mago de Oz; en el primer acto, la anáfora21 vehicula el carácter predicho de la
intervención:

(09)
M3: ese día hay tres trenes// el primero sale a las siete horas y treinta minutos de la mañana/ el
segundo a las diez horas y treinta minutos/ y el tercero a las veintidós horas y tres minutos//
¿desea algo más?
[Corpus de Basurde, Oz: Diálogo A030]22

20
Esta estructura tripartita ideal da a los actos constitutivos una posición “enmarcada” que reproduce
la estructura global de la conversación: [apertura [ temas] cierre].
21
Correferencia del adjetivo demostrativo “ese” y un elemento previo del discurso (de la intervención
del interlocutor).
22
Agradezco muy sinceramente a Antonio Bonafonte y a María Jesús Machuca que me hayan
facilitado diferentes corpora que he analizado para elaborar esta ponencia.
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 15 -

El análisis estructural de los actos se completa teniendo en cuenta su fuerza


ilocucional (enunciativa) y el tipo de intervención en que aparece:

Acto: orientación Acto: fuerza Tipo de


Texto (09)
interactiva ilocucional intervención
ese día hay tres trenes// Retroactivo y Acto representativo
constitutivo
el primero sale a las siete horas y treinta Constitutivo Acto representativo
minutos de la mañana/ el segundo a las R
diez horas y treinta minutos/ y el tercero
a las veintidós horas y tres minutos//
¿ desea algo más? Constitutivo y Acto directivo I
proyectivo
Figura 2.8. Doble clasificación de los actos y las intervenciones de un turno de habla

La taxonomía de actos de habla que inventariemos para el diseño de un sistema de


diálogo será importante en el nivel del etiquetado pragmático. Más allá de la distinción
teórica general de cinco fuerzas ilocutivas básicas, será necesario que el sistema de
diálogo reconozca tipos de actos de habla en un nivel de mayor concreción, rentable
para cada aplicación; por ejemplo, los actos declarativos pueden resultar inútiles en una
aplicación de consulta climatológica, pero serán muy válidos en una aplicación de
reserva de entradas o de gestión de cuentas bancarias... Para el establecimiento de las
etiquetas posibles (por ejemplo, en el corpus BASURDE: <confirmación>,
<corrección>, <falta de comprensión>, <cortesía>, <afirmación>, <negación>,
<cierre>...) resulta imprescindible la distinción ya mencionada entre enunciado y
enunciación, puesto que una misma construcción sintáctica puede funcionar de manera
distinta en los dos niveles23. De ahí que algunos modelos se vean obligados a establecer
rangos de categorización (por ejemplo, “actos de diálogo”, “marcos”, “casos”) que
reflejan de manera parcial esta distinción E. /e.

Como hemos señalado, los actos de habla son la unidad básica de la pragmática del
emisor, los elementos enunciativos mínimos que construye el hablante para transmitir
significados. En los ejemplos que hemos visto, esos significados se elaboran de manera
explícita, y basta un diccionario para poder entenderlos. Sin embargo, el hablante
humano recurre con mucha frecuencia a una manera de hablar no explícita; existen una
serie de categorías pragmáticas enunciativas cuya interpretación adecuada precisa algo
más que el diccionario, ya que junto a una comunicación basada en el código, existe
otra que se apoya en las inferencias24.
A partir de Grice (1957) podemos establecer esta clasificación de los significados no
explícitos (Gallardo 1996f):
1. la INFERENCIA CONVENCIONAL es la que tiene anclaje en el significante, es decir,
en el uso de ciertas palabras concretas. Existen dos tipos básicos:
1.1. las PRESUPOSICIONES pueden definirse como "todas las informaciones que, sin
estar abiertamente puestas (es decir, sin constituir en principio el verdadero objeto del
mensaje que se transmite), son sin embargo automáticamente entrañadas por la

23
Esta dupicidad se refleja en el hecho de que la toma de turno distribuya dos tipos de unidades; las
intervenciones sin turno (aportaciones y turnos de paso) sólo afectan a la enunciación, pues tienen nulo
valor informativo, mientras que los turnos admiten la clasificación en ambos niveles (semántico y
pragmático).
24
Si bien es Grice (1957, 1975) el que identifica inicialmente las implicaturas conversacionales, y
categoriza los diferentes “modos de significar”, son D. Sperber y D. Wilson quienes a partir de la máxima
de la relevancia desarrollan la llamada Teoría de la Relevancia (Wilson, Sperber 1979; Sperber, Wilson
1986), que magnifica (con frecuencia, exageradamente) la importancia de estas estrategias no explícitas.
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 16 -

formulación del enunciado en el cual se encuentran intrínsecamente inscritas, sea cual


sea la especificidad del marco enunciativo" (Kerbrat-Orecchioni, 1986: 25). Los
ejemplos son bien conocidos:
10. Juana ha dejado de querer a su marido
(→ Juana quería a su marido.)

11. Es francés, pero no le gusta el queso


(→ a los franceses les gusta el queso.)

12. John consiguió parar a tiempo


(→ John paró a tiempo.)

13. Marta lamenta haberte insultado


(→ Marta te insultó.)

14. Fue Juan el que me hizo las fotos


(→ alguien me hizo las fotos.)

15. ¿Quién es el catedrático de Lingüística de Valencia?


(→ en Valencia hay un catedrático de Lingüística.)

16. Si te hubieras portado bien, habríamos ido al cine


(→ no te portaste bien.)

En todos estos casos, es el uso de ciertos elementos de la lengua (gatillos


presuposicionales) lo que activa el significado añadido: verbos de cambio de estado,
expresiones nominales, estructuras hendidas, estructuras condicionales, preguntas no
polares…

1.2. la IMPLICACIÓN TRÓPICA se activa también por el uso de ciertas palabras, pero en
este caso se trata de expresiones lexicalizadas; son significados cuyo valor derivado no
nace en el discurso, como alternativa a un significado literal que choca con el contexto,
sino que se halla cristalizado en la lengua: frases hechas, refranes, preguntas retóricas,
modismos…
17. -Se ve que te gusta ir al grano, ¿verdad?
(→ se ve que te gusta abordar directamente las cuestiones problemáticas.)
- Es la manera de evitar unos cuantos pasos en falso
(→ es la manera de evitar unos cuantos errores.)

18. -Creí que encontraría entradas.


-Ya sabes, no por mucho madrugar....
(→ no podías hacer nada para encontrar entradas.)

19. -Mamá, dile a Juan que no me pegue


-Dijo la sartén al cazo: no me toques que me tiznas
(→ tú también le pegas a él.)

2. La IMPLICATURA CONVERSACIONAL es una inferencia no convencional, que ya no


procede del significante (de las palabras que usa el emisor), sino de la aplicación de
ciertas máximas; es, pues, un significado implícito no convencional. Como ya hemos
señalado, tales máximas fueron identificadas por Grice (1975) como reglas derivadas
del Principio de cooperación, y son cuatro:
- la máxima de cantidad: haz que tu contribución sea tan informativa como sea
necesario, y no más de lo necesario:
20. Juana tiene tres hijos
(→ Juana tiene tres hijos y sólo tres.)

- la máxima de calidad: intenta que tu contribución sea verdadera, no hables de


aquello que creas falso, o de lo que no tengas evidencia:
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 17 -

21. Ha dicho que te recoge a las diez


(→ es cierto que lo ha dicho.)
22. Juan tiene dos doctorados
(→ yo creo que los tiene y tengo pruebas adecuadas de que es así.)

- la máxima de la pertinencia: sé relevante ("ve al grano", en algunas traducciones):


23. A propósito de hijos, ¿ha llamado el mío?
(→ estamos hablando de hijos y es pertinente que yo mencione al mío.)
24. Pásame la sal
(→ pásame la sal, ahora.)

- la máxima de la manera: sé claro y conciso; evita la oscuridad y la ambigüedad; sé


ordenado.

Estas implicaturas, a veces, resultan incongruentes con el contexto de enunciación, y


obligan al receptor a buscar interpretaciones alternativas; en tal caso, hablamos de
implicaturas retóricas, o anómalas; se basan en la estrategia general de la indirección.
25. -¿Puedes decirme la hora?
-Acaba de empezar el telediario.
(→ es una hora aproximada a la del momento en que habitualmente empieza el telediario: son más o
menos las nueve.)

26. Discurso Fúnebre de Marco Antonio tras la muerte de César (Julio César, de W. Shakespeare)
ANTONIO: Buenos amigos, caros amigos, que no sea yo quien os precipite a esa repentina explosión.
Los que han cometido la acción son honorables; ¿qué agravios personales tenían para
hacerlo?; desgraciadamente, lo ignoro; son hombres prudentes y honorables, y, sin duda, os
darán buenas razones de ello. No vengo, amigos míos, a seducir vuestros corazones. No soy
orador, como lo es Bruto. Sólo soy, como todos sabéis, un hombre sencillo y sin arte, que
quiero a mi amigo; y eso bien lo saben los que me han permitido hablar de él públicamente,
pues yo no poseo ni el talento, ni la palabra, ni la valía, ni el gesto, ni la elocuencia, ni la
fuerza, para conmover a los hombres. Os hablo sin artificios, os digo lo que vosotros sabéis;
os enseño las heridas de nuestro querido César, pobres, pobres bocas mudas, y les ruego que
hablen por mí; pero si yo fuese Bruto y Bruto fuese Antonio, existiría un Antonio que irritaría
vuestros espíritus y daría a cada una de las heridas de César un acento que levantaría y
amotinaría a las mismas piedras de Roma.

27. Nota escolar de una maestra al padre de su alumno:


"Señor Rodríguez: su hijo, más que hacer los deberes, los perpetra". (Quino: Diez años con Mafalda)

28. -La soprano produjo una serie de sonidos que correspondían aproximadamente a la partitura de
un aria de Rigoletto.
(→ la soprano cantó un aria de Rigoletto y la cantó mal.)

3. Los SOBREENTENDIDOS, por último, son inferencias no convencionales y no


conversacionales, que se apoyan exclusivamente en la relación concreta que mantienen
los interlocutores (exigen, pues, la existencia de una historia conversacional previa).

29. Sara, que está de vacaciones en una playa, invita a su hermana a que vaya a visitarla:
A.-Anímate a venir, aquí ligan hasta las feas...
(→ tú eres fea y no ligas, pero aquí incluso tú puedes.)
B.-Oye, la fea lo serás tú, ¿vale?

30. Ejemplo de Bertuccelli 1995


-Vamos, chicos, está listo el rancho
(→ la comida es tan mala como la de los cuarteles.)
-Oye, si no te gusta la comida la haces tú, ¿vale?

31. De Un tranvía llamado Deseo:


-Estella: ¿Qué ocurrió?
(→ ¿qué hiciste (para que nuestra familia se arruinara)?)
-Blanche: ¡Qué fácil es para tí echarme la culpa de todo!
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 18 -

Todos estos significados son transmitidos por los actos de habla con los que el
hablante rellena la intervención. Su interpretación se incorpora siempre a la respuesta
del interlocutor.

2.4.4. Resumen
En definitiva, el principio estructural que gobierna el encadenamiento de las
unidades conversacionales se manifiesta en dos dimensiones:
- una dimensión ilocutiva, propia del emisor, y que refleja su intención comunicativa,
- una dimensión interactiva, que involucra al receptor, y que le impone (o no)
obligaciones de habla.
Estas dos dimensiones están presentes en la tipología de actos25 y la de
intervenciones, tal y como resumimos en el siguiente cuadro:

Criterios pertinentes de clasificación


Unidades
Ilocutividad Orientación interactiva
Representativos
Directivos De enlace retroactivo
ACTO Compromisorios De enlace proyectivo
Expresivos Constitutivo
Declarativos
Iniciativa ±Predictiva
INTERVENCIÓN
Reactiva ±Predicha
Figura 2.9. Unidades conversacionales

2.5. Principios que regulan la conversación (II): la informatividad


La organización estructural de la conversación maneja las unidades que hemos visto
hasta ahora: actos, intervenciones e intercambios. Las SECUENCIAS son unidades
conversacionales con entidad temática y/o funcional; desde un punto de vista estructural
están formadas por uno o más intercambios completos, pero lo que las identifica es su
integridad temática-informativa.
En el ámbito de la pragmática enunciativa y textual, la organización informativa fue
bien estudiada por los lingüistas del Círculo de Praga, que en su Perspectiva Funcional
de la Oración (FSP) asumían este criterio para distinguir TEMA y REMA (V. Mathesius) o
para identificar el grado de DINAMISMO COMUNICATIVO (J. Firbas) y la PROGRESIÓN
TEMÁTICA (F. Danes) de los textos. Estos estudios, en general, abordan la construcción
del tema y la trasmisión de información como tareas de un único hablante; lo que nos
interesa en este apartado es ver cómo los participantes de una conversación realizan
estas tareas de manera conjunta, colaborativa. Aquí ya no es pertinente, pues, la
distinción entre ilocutividad y orientación interactiva, pues las secuencias
conversacionales se construyen necesariamente de manera interactiva.

La conversación, y en general todo acontecimiento comunicativo dialogado, se


organiza como una sucesión de secuencias acorde a una estructura abstracta más o
menos predeterminada, que los sujetos conocen en virtud de su competencia
comunicativa; esta predeterminación presenta en la actividad conversacional cotidiana
su grado mínimo, y podemos proponer para este acontecimiento comunicativo una

25
Es previsible que la combinación de los dos criterios permita una tipología de subactos, si bien se
trata de una empresa todavía pendiente. El grupo Val.Es.Co., de la Universitat de València (Antonio Briz,
Salvador Pons, Julia Sanmartín, Antonio Hidalgo, y otros) trabaja actualmente en estas cuestiones.
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 19 -

estructura simple de tres elementos: [apertura [temas de conversación] cierre]. En las


conversaciones de naturaleza más específica (conversación telefónica, conversación
transaccional monotípica) sí es posible encontrar esquemas más claros, pues los temas y
los actos ilocutivos posibles se someten a restricciones sociolingüísticas. Así, por
ejemplo, en su modelo informático de consulta de transporte público (OVR: Openbaar
Vervoer Reisinformatie), Vark et al. (1977) asumen que en la realización de tales
consultas los hablantes siguen un cierto esquema dialógico26 que facilita la previsión de
sus intervenciones: “Dialogue acts in OVR conversations are also assumed to be part of
a plan and the listener is assumed to respond appropiately to this plan and not only to
isolated utterances”. Ese esquema dialógico es la estructura ideal abstracta de una
conversación de petición de información, que se organiza básicamente mediante las que
llamaremos secuencias concordantes de petición (cf. infra).

Tales estructuras forman parte de la competencia comunicativa del sujeto, y algunas


de ellas han sido descritas por la lingüística textual y la psicología cognitiva (Van Dijk
1978, 108). En los acontecimientos dialógicos, la construcción de las estructuras se
realiza colaborativamente27, mediante el Principio de Cooperación (Grice 1975) y sujeto
a restricciones como el PTLIC (Principio de tratamiento lineal de la información,
Auchlin 1988). Así, un hablante puede proponer un tema de conversación, pero no
puede desarrollarlo si el interlocutor no lo topicaliza; si quiere contar una historia, puede
utilizar mecanismos como los turnos-pre que obliguen al oyente a solicitar esa historia;
si quiere cerrar el intercambio, puede hacer propuestas de cierre, pero el interlocutor
puede ignorarlos y tratar de que la conversación siga, etc.

2.5.1. Secuencias marco


Hemos señalado antes una “estuctura ideal” de la intervención donde los actos de
enlace enmarcan el contenido temático desarrollado por los actos constitutivos. Esta

26
Los investigadores holandeses, a partir del análisis de un corpus de conversaciones reales, proponen una
superestructura de seis fases que reflejan acciones típicas de este tipo de dialógo:
1. saludos
2. petición (query) por parte del cliente
3. pausas del operador mientras busca la información
4. información del operador; se señala que es frecuente la emisión de turnos de reconocimiento por parte del
cliente
5. subpeticiones que tratan de aclarar puntos o completar la información dada; pueden ser desencadenadas por el
cliente o por el operador
6. despedida.
Como se ve, esta propuesta identifica como fases unidades que en realidad pertenecen a niveles
distintos; por un lado, se identifican como fases concretas los períodos de silencio (que pertenecen al
turno del operador, cf. Gallardo 1993), y sin embargo no se da ningún estatus a los turnos de oyente
(acknowledge) que va dando el cliente para demostrar su atención (y que son turnos del sistema
secundario); por otro lado, tanto las fases de petición de información como las de información pueden
ocupar una sola intervención o exigir una construcción dialógica, algo que no se contempla como
relevante.
27
Algunos autores señalan que los participantes en la interacción no siempre comparten sus
expectativas sobre la estructura que tendrá; Criado de Val, por ejemplo, indicaba (1980, 15) que nunca
hay una sola cadena de habla, sino tantas como interlocutores: “Aun cuando el mecanismo de la emisión y
la réplica parece ser el vínculo lógico entre las emisiones, lo cierto es que cada interlocutor alterna su
relación con el mensaje y la secuencia que procede de su propio pensamiento y de su propia situación.
Las acumulaciones, que tanto se producen en la conversación, y las continuas interferencias son síntoma
de una realidad profunda: cada interlocutor conserva su propia secuencia, aunque sea modificada por la
de su oponente”.
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 20 -

estructura enmarcada se da también en las interacciones humanas28, donde llamamos


SECUENCIAS MARCO a las que abren y cierran las conversaciones. En términos
perceptivos, las secuencias de apertura son las que permiten el tránsito desde el silencio
a la conversación, mientras las de cierre realizan el cambio inverso, incorporando a la
relación de los hablantes las consecuencias que haya podido tener el encuentro
hablado29; actúan, pues, como FRONTERA PERCEPTIVA.

Frontera: Secuencias Marco

Figura:
conversación

Fondo: Silencio

Figura 2.10. Fondos y figuras en la conversación

Estas secuencias de apertura y cierre tienen mucha importancia para los hablantes
humanos, ya que primero establecen los términos en los que se va a desarrollar la
interacción, y después incorporan a la relación las posibles consecuencias
interpersonales que haya tenido el contacto (esta función fronteriza plantea en ocasiones
problemas de interacción: ¿cómo termina una conversación de ruptura de una relación?,
¿cómo nos despedimos en una fiesta de despedida/de bienvenida?). Según Goffman, las
aperturas y cierres son el espacio donde se condensa casi toda la conducta ritualizada
que conservan las sociedades occidentales, lo que él llama INTERCAMBIOS DE APOYO.
Entre los elementos frecuentes en las secuencias de apertura podemos citar:
- saludos
- presentaciones
- identificaciones
- estrategias de abordaje
Estructuralmente aparecen pares adyacentes del tipo saludo-saludo y llamada-
respuesta, que facilitan el encadenamiento fluido de las intervenciones mediante el uso
de intervenciones R/I, lo que Sacks (1972b, 343) identifica en las conversaciones
telefónicas como LEY DE LA CADENA:
(32)
ring ........................................I
B: ¿diga? ....................................R/I Apertura: ley de la cadena
N: ¿Carmen? ...............................R/I “Entonación firmada” para el reconocimiento
B: holaa .......................................R/I
N: buenaas...................................R
B: ¿qué tal? .................................I Primer intervalo temático: más saludos
N: bien ........................................R Respuesta de paso a la pregunta de interés
B: ¿mm? ......................................I Repetición: topicaliza el saludo de antes
N: psá/ sí .....................................R
B: ¿ayer? .....................................I Nueva petición de información
N: ya te contaré ...........................R Aplazamiento de la respuesta
B: ¿cuándo?// ja/ ha.....................I
N: cuando pueda..........................R
[3.89. B-2]

28
Esta estructura enmarcada no aparece en otros sistemas de comunicación animal, donde sí existen
conductas inaugurales de saludo, pero no de despedida.
29
"Nos ponemos de acuerdo en los límites del acuerdo, en el 'marco' que separa el contenido del
cuadro de las sombras sobre la pared que lo rodean". (M. Wolf 1979, 36-37)
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 21 -

O en el siguiente ejemplo de conversación telefónica transaccional:

(33)
US: ring/ ring .......................................................................................I
OP: información de RENFE/ buenos días............................................R + I
US: hola/ buenos días ..........................................................................R/I
OP: hola ...............................................................................................R
US: quisiera preguntarle un tren que sale para dirección Murcia.........I
OP: sí <SIMULTÁNEO>
US: el sábado o el viernes por la noche
[Corpus de Basurde, RENFE, Diálogo 012]

Las secuencias de cierre se construyen, como toda la conversación,


colaborativamente. Cuando un hablante da por acabada una interacción, emite un
PRECIERRE, que da a los interlocutores la posibilidad de aceptarlo o no. Estos precierres
son:
- turnos de paso: ("bueno", "pues nada", "vale", "y eso"...), se cede la palabra para
dar oportunidad de que otro hablante introduzca algún tema nuevo
- turnos de límite de tópico: expresiones rutinizadas del tipo “cliché cum proverbio”
que de forma convencional dan por terminado un tema; suelen ser expresiones más o
menos sentenciosas (“pues eso, que no somos nadie”, “siempre igual”).
Si un interlocutor no quiere aceptar el cierre, emitirá alguna REAPERTURA, que
muchas veces adopta el formato de marcador de contraste del tipo “¿qué iba a
decirte?”. Si le parece bien el cierre, contestará al precierre con alguna estructura
simétrica. En el siguiente caso, por ejemplo, la reapertura es producida por el
intercambio que negocia el próximo encuentro. Los pares simétricos se suceden con
varias reaperturas por parte de A:
(34)
F: muy bien// me voy a ir pues// quedamooos// sobre menos veinte menos cuarto
A: vale
F: en eeel
A: NO/ a menos veinte mejor
F: en la autoescuela
A: sí
F: vale/ ¿mm?
A: vale
F: ¿de acuerdo?
A: menos veinte/ porque asíi/ como cogeré te- mm- tests para llevarme [a casa
F: [vale// solamente tengo que
coger la toalla/ tuya (( ))
A: °(la bolsa/ a ver/ los calcetines/ zapatillas/ sí)°
F: ¿eh?
A: sí/ (e)stá todo ya
F: ¿eh?
A. QUE SÍ/ QUE SÍ/ qu'está todo ya
F: de acuerdo pues// nos vemos luego pues
A: VAleee
F: ¿vale?
A: valeee
F: ta luego
A: 'sta luego
[9.89.A-9]

Las secuencias de cierre, como hemos dicho, incorporan las consecuencias del
encuentro a la relación de los hablantes, por lo que socialmente son muy importantes.
Según Goffman (1971, 93) "el adiós lleva al encuentro a un final sin ambigüedades,
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 22 -

resume la consecuencia del encuentro para la relación y refuerza la relación para el


período en que se prevé que no habrá contacto".

2.5.2. Secuencias temáticas


Las secuencias temáticas son las que desarrollan los temas de conversación. Existen
cuatro tipos fundamentales, cada uno de los cuales focaliza una dimensión de la lengua:
secuencias de historia, de concordancia, de lateralización y de inserción.

Secuencias de historia
Hablamos de SECUENCIA DE HISTORIA cuando uno o más intercambios atienden,
básicamente, a la función de relatar ciertos hechos. Lo importante (la dimensión
focalizada), como en los actos de habla representativos, es la transmisión de
información, por lo que podemos pensar que predomina el criterio semántico. Desde el
punto de vista de la toma de turno, existe un hablante que monopoliza la palabra,
mientras el o los otros se mantienen en el papel de oyente y se limitan a emitir turnos
del sistema secundario para demostrar su correcta recepción de la historia.

NARRACIÓN

HISTORIA MORALEJA

TRAMA EVALUACIÓN

EPISODIO (1...n)

MARCO SUCESO (1...n)

COMPLICACIÓN RESOLUCIÓN
Figura 2.11. La superestructura narrativa según Van Dijk (1978)

Estas historias conversacionales tienen como esquema cognitivo de referencia el


relato ficcional30, cuya estructura ha sido trabajada desde múltiples escuelas, desde los
estructuralistas checos o Propp, hasta la narratología de Greimas o Todorov. La
pragmática del receptor31 ha rastreado cómo estos guiones narrativos, cuya
superestructura fue definida por la lingüística textual32, se plasman en el
encadenamiento de los turnos.
La generación conversacional de este esquema utiliza las siguientes fases:
30
Evidentemente, el relato ficcional se alimenta a su vez de los relatos conversacionales, por su obvia
anterioridad cronológica. D. Tannen (1989) señala la retroalimentación existente entre ambos tipos, y
recoge las investigaciones de J. Bruner sobre la importancia del pensamiento narrativo como principio
organizativo general de las construcciones cognitivas. Bruner afirma que el pensamiento narrativo
pensamiento narrativo “strives to put its timeless miracles into the particulars of experience, and to locate
the experience in time and place” (apud. Tannen 1989, 28).
31
Lo que resumimos en este apartado procede de, entre otros, Kintsch, Van Dijk 1973; Labov,
Fanshel 1977; Stein, Policastro 1984; Polanyi 1985; McGann, Schwartz 1988; Toolan 1988; Cheepen
1988; Tannen 1989; Ricoeur 1979; Courtés 1991.
32
Van Dijk (1978, 144) define la superestructura como “un tipo de esquema abstracto que establece
el orden global de un texto y que se compone de una serie de categorías, cuyas posibilidades de
combinación se basan en reglas convencionales”.
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 23 -

1. Prólogo de historia: turnos introductorios que garantizan el desencadenamiento


fluido de la historia conversacional. El hablante que quiere contar algo ha de asegurarse
la atención prolongada de los interlocutores, lo que consigue mediante dos tipos de
estrategias:
- marcadores de disyunción (“por cierto…”, “a propósito…”): indican la relevancia
de la historia respecto al habla en curso.
- turnos introductorios33 o “prehistorias”: turnos que obligan al receptor a solicitar la
historia: “¿A que no sabes lo que pasó en la manifestación?”, “¿Sabes qué, mami?”.
La única respuesta posible es una intervención R/I (“¿Qué?”), que legitima localmente
la narración como respuesta de un par adyacente; esta estrategia pre- es frecuente en
ciertos chistes.
- estructuras “de acertijo” (Schenkein 1978) que adelantan las conclusiones de la
historia y obligan a los oyentes a dar retroalimentación34, a pedir algún tipo de
explicación aclaratoria; las conclusiones se presentan como un foco cuya presuposición
(la historia) es desconocida para el oyente. En este punto se juega con el concepto de
“noticiable” que construye cada cultura (Sacks 1968; Tannen 1989; Van Dijk 1978); por
ejemplo, en la fecha en que fue grabado el texto siguiente, un gasto de treinta y tantas
mil pesetas en un hotel por parte de una estudiante era algo que debía explicarse,
mientras que en la actualidad sería narrativamente poco destacable:
(35)
→ E.: pero yo m'he gastado tren-ta-y-tan-tas mil pelas
N.: JODEER/ ¿qué ibas/ a un hotel de lujo?
E.: nooo/ un hotel normal // y era habitación doble//
N.: jolín/ ¿y cómo [te has gastado tanto dinero?
M.: [¿cuánto te costaba?
E.: estuve casi quince díaaas//
M.: claroo tíaaa // ¿cuánto te costaba?
E.: dos mil quinientas/// AHORA/ en teléfono se me ibaaaa// había una llamada de Virginia que le
cobraron novecientas pelas
[7.89. B (977-987)]

2. LA HISTORIA: la historia vehicula siempre información de tres niveles o estructuras


(Polanyi 1985: narrativa (hechos), descriptiva (contexto espacio-temporal) y evaluativa
(la pertinencia de la historia en el marco de la conversación, la moraleja). La estructura
narrativa refiere un cambio de estado o un acontecimiento, por lo que utiliza
necesariamente cláusulas de acción; los otros dos niveles (descriptivo y evaluativo)
pueden no aparecer, o tener una presencia mínima. Los hablantes tienden a facilitar los
datos de contextualización mediante construcciones de reconocimiento, más que de
presentación (recognition-type descriptions, Sacks 1986, 132).
La historia da forma a uno de los modelos de pensamiento identificados por J. Bruner
(1986, 23), y que según él tiene por objeto la intencionalidad humana; de ahí que sea
frecuente utilizar estructuras narrativas de longitud variable como justificación para
cierta conducta. El siguiente ejemplo pertenece al Corpus de Basurde:

33
Schegloff (1980, 113) define estas intervenciones como “various types of talk that appeared to be
produced by speakers and understood by recipients as talk not only "in its own right" but also "on behalf
of", and specifically preliminary to, other talk that might follow, contingent on the response”.
34
La retroalimentación es una petición de información con la que un interlocutor en posición de
oyente “alimenta” la posición enunciativa/narrativa del que tiene la palabra. Los psicólogos suelen utilizar
el término (“feed-back”) desde una concepción más estática, para referirse a las conductas de oyente que
mantienen la distribución del turno (Wittezaele y García (1992, 65) recogen una entrevista a Gregory
Bateson y Margaret Mead donde explican cómo se introduce esta concepción sesgada del término en la
terminología psicológica y cibernética.)
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 24 -

(36)
M0: Bienvenido al sistema automático de información de trenes regionales y de largo recorrido/ ¿qué
desea?
U0: sí// mire/ es que prontamente/ de hecho el sábado me voy a Port Aventura y he quedado con unos
amigos valencianos allí en el parque/ entonces yo voy desde Sabadell pero ellos vendrán en el
Euromed desde Valencia/ y llegan a Tarragona/ entonces les tengo que recoger y me gustaría
saber pues a qué hora les puedo recoger en Tarragona
[Corpus de Basurde, Diálogo A520]

3. el tercer elemento importante es la PARTICIPACIÓN DEL OYENTE de la historia. Para


dar por terminada una historia conversacional, lo normal es que el receptor proporcione
una intervención evaluativa en la que muestra su conformidad o disconformidad con la
evaluación propuesta por el narrador: así, en el siguiente fragmento, una de las
receptoras sanciona la historia contada por R con una intervención de conformidad que
está próxima a una expresión lexicalizada:
(37)
R.: [ya/ ya/ peroooo que- que en ese plan↑// o sea/ es una gente que me tenía- me decía/ a las nueve
de la mañana↑/ y se/ personar-en una casa completamente vacía↑/ y se personaban a las cinco
de la tarde/// y yo llamando por teléfono histérica↑/ a las- a las doce de la mañana/ desde las
nueve/ a las doce de la mañana y ya me decía/ la- la mujeeer de los-del-del que me tenía que
poner la chimenea↑/ que lo había localizado↑/ y que le-lo sentía mucho↑/ pero no podía venir
hasta las cinco de la tarde/// yo me presentaba allí a las cinco de la tarde/ y ellos llegaban a las
seis/ o sea/ justo cuando yo tenía↑/ o seis menos cinco/ justo cuando yo tenía que marcharme
aaa- a trabajar/// bueno/ era era de-de mencial/// era absolutamente [de locos
→ S.: [ay// es que/ tener que
depender de esa gente↑
[OTI: 2479-2502]

Secuencias de concordancia
La secuencia de concordancia se define por la predictibilidad que liga sus
intervenciones, por lo que adopta una estructura prototípica de [I, R]. Sea cual sea la
extensión que presente la secuencia, siempre subyace un esquema de par adyacente.
Tenemos, pues, secuencias concordantes de invitación, de petición, de ofrecimiento, etc.
en las que el primer hablante impone obligaciones conversacionales al segundo: un
turno reactivo. De ahí que el correlato enunciativo obvio de estas secuencias sea el acto
de habla expresivo35 y, por extensión, la estructura concordante del lenguaje (una
aceptación “concuerda” con una invitación de la misma manera que, por ejemplo en
ciertas lenguas, el sustantivo impone sus marcas formales al adjetivo).
Cuando un hablante plantea a su interlocutor una intervención iniciativa, posee
ciertas expectativas sobre cuál va a ser la respuesta: planteamos una invitación con la
pretensión de que nos la acepten, hacemos una solicitud esperando la concesión,
formulamos un juicio que funciona como una pregunta sobre la conformidad… Cuando
el segundo interlocutor satisface esas expectativas, lo normal es una estructura
secuencial simple, que se adapta al par adyacente, como ocurre en los siguientes casos
de petición de información:

35
Este alineamiento puede parecer sorprendente en un primer momento, ya que resulta obvio que las
secuencias concordantes vehiculan, sobre todo, actos directivos (recordemos: aquellos donde el hablante
trata de lograr cierta conducta en el oyente). Pero esta dirección es perceptivamente más destacable
cuando la asume el interlocutor que actúa como oyente, cosa que, como veremos, ocurre típicamente en
las lateralizaciones. En cambio, el alineamiento de la secuencia concordante con el acto expresivo
obedece a la saliencia perceptiva que en ambos casos adquiere la predictibilidad: la respuesta del hablante
2 ante la acción del hablante 1 es equiparable, en su carácter reactivo, a la felicitación, el agradecimiento,
el pésame…, con independencia de que estos actos se construyan en turnos iniciativos o reactivos.
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 25 -

(38)
M: bienvenido al sistema de información de trenes regionales y de largo recorrido// I1 + I2
¿qué desea?
U: hola buenas tardes/ quería información para ir a Benicarló el tres de julio R2 + R1/I3
M: a Benicarló-Peñíscola/ ¿quiere viajar desde Barcelona? R.Ev + I4
U: sí //por favor R4
M: le consulto horarios de Barcelona a Benicarló-Peñíscola/ el lunes tres de julio// un Inf. + R3 + I5
momento/ por favor//(.) ese día hay nueve trenes/ el primero sale a las ocho de la
mañana/ y el último a las veinte horas y treinta minutos// ¿algo más?
U: ¿a partir de las diez de la mañana cuál es el primer tren que sale? R5/I6
M: a partir de las diez horas el primero sale a las diez horas y cinco minutos/ y llega las R6 + I7
doce horas/ ¿desea algo más?
U: ¿cuánto cuesta el billete? R7/I8
M: ese es un intercity/ el precio del viaje de ida en segunda clse es de dos mil Inf. + R8 + I9
cuatrocientas pesetas/ y de tres mil ochocientas el de ida y vuelta/ ¿desea realizar
otra consulta?
U: no/ esto es todo gracias R9 + I10
M: gracias por utilizar este servicio R10
[Corpus de Basurde, Diálogo A430]

Cuando el interlocutor no proporciona una respuesta satisfactoria para el primer


hablante (lo que llamaremos una respuesta prioritaria, cf. infra), tenemos secuencias
ampliadas, donde la estructura normal es que el hablante uno emita una o más versiones
de insistencia, cuya finalidad es obtener ese turno que busca.

Secuencias laterales
El aspecto predominante en una secuencia lateral es cierta discontinuidad formal y/o
semántica, en virtud de la cual la dirección del intercambio se abandona
momentáneamente (a veces definitivamente), ya sea porque se necesita cierto tipo de
“reparación conversacional” (secuencias laterales internas, provocadas por el mismo
discurso) o porque el interlocutor introduce momentáneamente un tema nuevo, a veces
de motivación contextual (secuencias laterales externas). Es, pues, una secuencia de
concordancia, cuyo aspecto más relevante es la ruptura del ritmo dialógico en curso;
esta discontinuidad formal, que rompe el encadenamiento de inicios y respuestas, se
corresponde con la estructura lineal del lenguaje, cuyas unidades son descritas en
términos de secuencialidad (tema y rema, tópico y comentario, etc.). El acto de habla
paralelo es un acto directivo, como hemos apuntado.
Las secuencias laterales internas pueden ser de diversos tipos:
-Externa: lateralidad máxima: apoyo contextual. El aparte obedece a algún hecho
contextual, ajeno al tema que se está desarrollando.
-Interna: estas lateralizaciones son provocadas por el propio discurso; se incluyen
aquí todas las actividades metadiscursivas de reparación conversacional (Stubbs 1983:
secuencias metacomunicativas; Schegloff 1972: metapreguntas; Coulthard 1977: actos
metainteractivos). Podemos establecer distinciones de manera que hay secuencias
laterales internas:
-de corrección: la secuencia es desencadenada por la equivocación del hablante;
la corrección la provoca él mismo (conducta socialmente prioritaria) o el interlocutor:
(39)
OP: Buenos días
US: mire/ yo quería saber/ para el día siete de enero
OP: sí
US: Barcelona Madrid
OP: mm mm
US: ¿qué horario tiene y qué precio?
OP: vamos a ver/ mire aquí hay uno que sale por ejemplo a las ocho y media de la mañana
US: [mm
OP: [es un TALGO=
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 26 -

US: [sí
OP: [= luego está el rápido Sierra de Gredos/ a las diez y media de la mañana
US: ¿a qué hora llegan a Madrid?
OP: el primero llega a las catorce cincuenta
US: [sí
OP: [este otro lleva- llega a las diecisiete cincuenta y cinco
US: sí
OP: y luego/ hay un TALGO a las doce de la mañana/ que llega allí a las diecinueve cero cinco
US: sí
OP: otro TALGO a las quince treinta
US: hum
OP: y llega a las veintidós horas y luego hay dos nocturnos/ hay un- a ver- porque era/ perdón/ ¿el
siete de enero qué es?/ ¿un- un miércoles?
→US: el siete de enero es un sábado
→OP: ¿siete de enero?/ noo
→US: no/ miércoles
→OP: un miércoles ¿verdad?/ sí/ vale entonces…
[Corpus de Basurde, RENFE, Diálogo 011]

-de aclaración o verificación: recepción dudosa o problemática, que por lo


general provoca un relanzamiento del turno conflictivo:
(40)
US1: ¿hay precio especial por grupo?
OP: hombre/ umm/ se hace/ ¿qué harán ida y vuelta?
→ US1: ¿eh?
OP: ¿harán ida y vuelta?
[Corpus de Basurde, RENFE, Diálogo 001]

(41)
M0: ¿qué desea?
U0: hola/ es que quería ir con un grupo de amigos a Bilbao para el próximo verano// me gustaría
mirar precios para la primera quincena de agosto o la segunda// y también para saber un poco
si hacen descuentos por grupo o por carnet joven/ gracias
→ M1: lo siento/ pero creo que no le he entendido bien// a Bilbao/ el martes uno de agosto/ ¿qué más
ha dicho por favor?
[Corpus de Basurde, Diálogo 150]

-de malentendido: la equivocación del oyente se demuestra en su intervención,


y el primer hablante provoca la lateralización:
(42)
OP: entonces/ ¿cuántas personas viajarán?
US: viajaremos cinco// un niño pequeño/ un adulto y tres niños
OP: a ver (.) un adulto/ tres niños/ ¿qué edades tienen?
US: tienen diez/ ocho y tres años
→ OP: diez/ ocho y tres// luego hay a más a más uuun-un bebé o (.)
US: no/ yo me refería al pequeño al
OP: en total entonces ¿qué son/[ cuatro?
US: [cuatro/ sí
OP: ¡ah! valee/ es que yo le he entendido cinco personas
US: si he dicho cinco/ pero es que no me acordaba que voy sola/ que no voy con mi marido
OP: vale/ son cuatro personas
[Corpus de Basurde, RENFE, Diálogo 003]

-de acertijo: provocación intencionada del malentendido, para transmitir


significados indirectos o para obligar a explicitar algunas informaciones.

Las secuencias laterales externas suelen provocar incisos breves tras los cuales se
“retoma el hilo” de la conversación; los hablantes son conscientes de un “aparte” en la
línea discursiva.
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 27 -

Secuencias de inserción
La secuencia de inserción es aquella que aparece incrustada en el interior de otra; por
lo general, un hablante en posición reactiva necesita una información concreta antes de
poder dar su respuesta, por lo que intercala un nuevo inicio solicitando esa información
necesaria. La secuencia, pues, se define por la confluencia de los tres elementos
realzados en los tipos anteriores:
- al igual que la secuencia de historia, transmite significados que son necesarios para
la progresión temática
- al igual que la secuencia de concordancia, adopta la estructura de un par adyacente
[I, R]
- al igual que la secuencia lateral, supone una discontinuidad que interrumpe de
algún modo el discurso.
(43)
US: ¿hay alguno más de intercity?
OP: no/ intercity es el único
US: ¿y para volver de Madrid a Barcelona?
→ OP: ¿también en intercity?
US: sí
OP: pues sale de allí a las siete de la mañana
[Corpus de Basurde, RENFE, Diálogo 002]
Desde el punto de vista perceptivo, esta secuencia se asocia con la ley de la buena
forma y con la estructura enunciativa; la toma de turno nos presenta, como en las
lateralizaciones, un oyente que ignora su rol reactivo y asume estructuras iniciativas

Resumen
En el cuadro inferior resumimos las correspondencias perceptivas que podemos
establecer con cada tipo de secuencia:

Secuencias→ Historia Concordancia Lateralización Inserción


Ley Cierre Igualdad Proximidad Buena Forma
Criterio realzado Significado Función Forma Uso
H monopoliza el O: turno predic- O: turno predic-
Toma de turno Alineamiento H-O
turno tivo tivo
Estructura
[Inf, R. Ev.] [I, R] [I [I, R] R]
prototípica
Acto de habla Representativo Directivo Expresivo Compromisorio
Figura 2.12. Tipos de secuencia conversacional

2.6. Principios que regulan la conversación (III): la prioridad


Como acabamos de ver, la predictibilidad (en su doble dimensión ilocucional e
interactiva) y la informatividad son los principios que determinan la disposición de los
elementos conversacionales en la cadena discursiva.
A estos dos principios se suma otro, de carácter social, que se encarga de que esa
disposición proteja la imagen social de los implicados en el intercambio, ya que toda
intervención supone una potencial amenaza para la imagen de los hablantes. La
36
PRIORIDAD opera jerarquizando las alternativas posibles que ofrece cierta situación

36
El concepto de prioridad (preference) es identificado por los etnometodólogos estadounidenses;
según Atkinson y Heritage (1984, 53) la noción aparece en clases de Harvey Sacks de 1973. Ideas
relacionadas son la distinción de Durkheim entre rituales sociales negativos (prohibiciones, evitación,
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 28 -

comunicativa según sus consecuencias sociales negativas; así, por ejemplo, hecha una
invitación por el hablante 1, lo socialmente prioritario es que el hablante 2 acepte:
(44)
A: ¿salimos esta noche?
B: vale, ¿cómo quedamos?

Si, por el contrario, se produce un rechazo de la invitación, la prioridad aconseja una


construcción indirecta, dando excusas, o presentando la negativa como algo que
obedece a circunstancias objetivas, ajenas a la voluntad del que habla37:
(45)
A: ¿salimos esta noche?
B: ¡ay!, es que justo mañana tengo examen

La prioridad es fácilmente identificable en las segundas partes de los pares


adyacentes, que se disponen en un continuum que se extiende entre ambos tipos de
respuesta:

Turno I Turno II
Turno prioritario Turno no prioritario
Saludo Saludo No saludar
Pregunta Respuesta esperada Respuesta no esperada
Petición Concesión Negativa
Ofrecimiento Aceptación Rechazo
Invitación Aceptación Rechazo
Juicio Conformidad Disconformidad
Autocrítica Disconformidad Conformidad
Reproche Aceptación Negación
Figura 2.13. Prioridad en los pares adyacentes

En general, la construcción de los turnos prioritarios es simple, rápida y directa. En


cambio, los turnos no prioritarios recurren a estrategias conversacionales como
aplazamientos, el uso de atenuantes y modalizadores, pausas, prefacios (“es que…”,
“bueno…”), marcadores de no prioridad (“por cierto…”), excusas (“lo siento,
pero…”), expresiones de duda (“me parece que…”), etc. (Levinson 1983; Gallardo
1991).
La prioridad no es exclusiva de los turnos reactivos, sino que está presente en toda la
interacción38; por ejemplo, es prioritario el ofrecimiento a la petición, por lo que existen

distanciamiento) y positivos (afirmación de relación social entre actor y receptor), o la distinción de


Brown y Levinson (1978) entre imagen positiva y negativa.
37
La prioridad es un principio social, externo al sujeto, por lo que no tiene nada que ver con la
sinceridad de los hablantes; aunque sea mentira y estemos encantados con la negativa, construimos el
intercambio de acuerdo a este principio general (salvo en casos de extrema confianza, en los que la
imagen social no peligra, y de ahí que “la confianza dé asco”).
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La prioridad, por ejemplo, es la causa de que, tal y como señala G. Skantze (++++) los hablantes
busquen el acuerdo en las expresiones referenciales y traten de reducir las actividades de negociación; es
prioritario aceptar las denominaciones que propone el interlocutor, mientras que resulta no prioritario
cuestionarlas y abusar de las transacciones metadiscursivas: “To make the conversation efficient, the
speakers coordinate their use and interpretation of referring expressions. In order to reduce de amount of
negotiation, the speakers will strive to establish a common ground. This common ground, built up
between speakers, will not only consists of common beliefs, but also of common means of referring to
those beliefs, resulting in a coordination of referring expressions”. Estas adaptaciones a la manera de
nombrar del otro han sido probadas también en la interlocución con hablantes extranjeros (Sanders 1987,
154).
Curso impartido en el seminario de Industrias de la Lengua, celebrado en Soria en julio de 2003. - 29 -

estrategias para provocar este tipo de acto de habla en el interlocutor. El ejemplo 46


muestra una alternativa prioritaria a la petición:
(46)
A: ¡mm! ¡qué buena pinta tiene ese pastel!
B: ¿quieres un trozo?
A: ¡sí, gracias!

Las pre-peticiones, por su parte, comprueban las condiciones de aceptación antes de


hacer la petición, de tal manera que si se comprueba adelantadamente que la concesión
será imposible, se evita; en el ejemplo 47, la prepetición impide una petición explícita,
directa; por el contrario, ésta se realiza indirectamente y con un verbo en tiempo pasado
(“me apetecía”), algo que evidentemente es mucho menos amenazante para la imagen
de los hablantes:
(47)
A: ¿esta noche necesitas el coche?
B: pensaba salir un rato, ¿por qué?
A: no nada, es que me apetecía ir al cine
B: bueno, pues cógelo
A: gracias

Las pre-historias tienen un efecto similar, pues, como hemos visto, logran convertir
una historia del hablante en algo solicitado por el oyente:
(48)
A: ¿a que no sabes lo que me pasó anoche?
B: ¿qué?
A: historia

Este principio completa las restricciones que gobiernan el encadenamiento de los


turnos conversacionales, situando los actos de habla en el entramado de las relaciones
sociales que unen a los hablantes, y protegiendo su imagen.

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