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CAUDAL DE LOS RIOS DEL PERÚ

Caudal mínimo, dícese de la mínima cantidad de agua que


circula por un curso de agua de modo natural o no natural.
Los ríos se encuentran regulados mediante presas construidas
por el hombre con diferentes finalidades y eso,
invariablemente, tiene como consecuencia la alteración del
régimen de circulación de caudales por el río. Esta
alteración repercute, a su vez, sobre las comunidades vivas
de los ríos regulados, ya que se modifica la disponibilidad y
calidad del agua en los tramos situados más abajo de las
presas, lo que puede provocar situaciones críticas para las
comunidades de agua dulce.
El primer factor limitante para los organismos acuáticos es
la cantidad de agua, que constituye el medio en que viven. Si
el agua es poca, el espacio disponible se reduce y los
animales tienen mayor dificultad para acceder a lugares
adecuados de refugio, de alimentación y de reproducción.
Debido a este tipo de limitaciones ha sido necesario
establecer un régimen de caudales mínimos ecológicos que
hagan compatible el desarrollo económico con el mantenimiento
de las comunidades fluviales afectadas por la regulación.
En algunos casos los caudales mínimos ecológicos se han
fijado en función de los caudales registrados a partir de
largas series de mediciones históricas del agua circulante de
modo natural (fijándose como un porcentaje del caudal medio),
y en otros en función de las necesidades de los organismos
que viven en las aguas afectadas por la regulación. Es
importante considerar dichas necesidades ya que éstas varían
en función de la época del año: al igual que varían los
caudales de modo natural entre épocas, las especies están
adaptadas a las condiciones naturales de los ríos en que
habitan, ya que han evolucionado en ellos.
Los caudales mínimos ecológicos deben asegurar la
productividad biológica suficiente del río para los objetivos
de gestión fijados para el mismo (producción piscícola o,
puramente, mantenimiento del equilibrio ecológico, por
ejemplo). Éste sería el caudal mínimo óptimo. Pero con
frecuencia es necesario fijar un caudal para situaciones
excepcionales de sequía, no debiéndose aplicar más que en
esas situaciones, ya que no serían soportables por las
comunidades fluviales más que en periodos cortos de tiempo.
No hay que confundir el caudal mínimo ecológico con el caudal
ecológico aconsejable, que también debería ser fijado en
función de las características del medio y los requerimientos
de los organismos de referencia.
En ocasiones, los ríos pueden sufrir de modo natural grandes
sequías que deben ser también reproducidas en el régimen de
caudales ecológicos, ya que existen organismos que precisan
de esa fase para completar sus ciclos vitales o para competir
adecuadamente con otros organismos invasores que pudieran
aprovechar las nuevas condiciones para desplazar a las
especies residentes.

La cantidad de agua que circula por un río (caudal) varía en


el tiempo y en el espacio. Estas variaciones definen el
régimen hidrológico de un río. Las variaciones temporales se
dan durante o justo después de las tormentas; la escorrentía
que produce la arroyada incrementa el caudal. En casos
extremos se puede producir la crecida cuando el aporte de
agua es mayor que la capacidad del río para evacuarla,
desbordándose y cubriendo las zonas llanas próximas (llanura
de inundación). El agua que circula bajo tierra, como la de
la arroyada en surcos o el agua subterránea, tarda mucho más
en alimentar el caudal del río y puede llegar a él días,
semanas o meses después de la lluvia que generó la
escorrentía. El caudal de un río aportado por las aguas
subterráneas recibe el nombre de caudal basal, que fluctúa en
función de la altura del nivel freático. Si no llueve en
absoluto o la media de las precipitaciones es inferior a lo
normal durante largos periodos de tiempo, el río puede llegar
a secarse cuando el aporte de agua de lluvia acumulada en el
suelo y el subsuelo reduzca el caudal basal a cero. Esto
puede tener consecuencias desastrosas para la vida del río y
sus riberas y para la gente que dependa de éste para su
suministro de agua.

La variación espacial se da porque el caudal del río aumenta


aguas abajo, a medida que se van recogiendo las aguas de la
cuenca de drenaje y los aportes de las cuencas de otros ríos
que se unen a él como tributarios. Debido a esto, el río
suele ser pequeño en las montañas, cerca de su nacimiento, y
mucho mayor en las tierras bajas, próximas a su
desembocadura. La excepción son los desiertos, en los que la
cantidad de agua que se pierde por la filtración o
evaporación en la atmósfera supera la cantidad que aportan
las corrientes superficiales. Por ejemplo, el caudal del
Nilo, que es el río más largo del mundo, disminuye
notablemente cuando desciende desde las montañas del Sudán y
Etiopía, a través del desierto de Nubia y de Sahara, hasta el
mar Mediterráneo.

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