Caudal mínimo, dícese de la mínima cantidad de agua que
circula por un curso de agua de modo natural o no natural. Los ríos se encuentran regulados mediante presas construidas por el hombre con diferentes finalidades y eso, invariablemente, tiene como consecuencia la alteración del régimen de circulación de caudales por el río. Esta alteración repercute, a su vez, sobre las comunidades vivas de los ríos regulados, ya que se modifica la disponibilidad y calidad del agua en los tramos situados más abajo de las presas, lo que puede provocar situaciones críticas para las comunidades de agua dulce. El primer factor limitante para los organismos acuáticos es la cantidad de agua, que constituye el medio en que viven. Si el agua es poca, el espacio disponible se reduce y los animales tienen mayor dificultad para acceder a lugares adecuados de refugio, de alimentación y de reproducción. Debido a este tipo de limitaciones ha sido necesario establecer un régimen de caudales mínimos ecológicos que hagan compatible el desarrollo económico con el mantenimiento de las comunidades fluviales afectadas por la regulación. En algunos casos los caudales mínimos ecológicos se han fijado en función de los caudales registrados a partir de largas series de mediciones históricas del agua circulante de modo natural (fijándose como un porcentaje del caudal medio), y en otros en función de las necesidades de los organismos que viven en las aguas afectadas por la regulación. Es importante considerar dichas necesidades ya que éstas varían en función de la época del año: al igual que varían los caudales de modo natural entre épocas, las especies están adaptadas a las condiciones naturales de los ríos en que habitan, ya que han evolucionado en ellos. Los caudales mínimos ecológicos deben asegurar la productividad biológica suficiente del río para los objetivos de gestión fijados para el mismo (producción piscícola o, puramente, mantenimiento del equilibrio ecológico, por ejemplo). Éste sería el caudal mínimo óptimo. Pero con frecuencia es necesario fijar un caudal para situaciones excepcionales de sequía, no debiéndose aplicar más que en esas situaciones, ya que no serían soportables por las comunidades fluviales más que en periodos cortos de tiempo. No hay que confundir el caudal mínimo ecológico con el caudal ecológico aconsejable, que también debería ser fijado en función de las características del medio y los requerimientos de los organismos de referencia. En ocasiones, los ríos pueden sufrir de modo natural grandes sequías que deben ser también reproducidas en el régimen de caudales ecológicos, ya que existen organismos que precisan de esa fase para completar sus ciclos vitales o para competir adecuadamente con otros organismos invasores que pudieran aprovechar las nuevas condiciones para desplazar a las especies residentes.
La cantidad de agua que circula por un río (caudal) varía en
el tiempo y en el espacio. Estas variaciones definen el régimen hidrológico de un río. Las variaciones temporales se dan durante o justo después de las tormentas; la escorrentía que produce la arroyada incrementa el caudal. En casos extremos se puede producir la crecida cuando el aporte de agua es mayor que la capacidad del río para evacuarla, desbordándose y cubriendo las zonas llanas próximas (llanura de inundación). El agua que circula bajo tierra, como la de la arroyada en surcos o el agua subterránea, tarda mucho más en alimentar el caudal del río y puede llegar a él días, semanas o meses después de la lluvia que generó la escorrentía. El caudal de un río aportado por las aguas subterráneas recibe el nombre de caudal basal, que fluctúa en función de la altura del nivel freático. Si no llueve en absoluto o la media de las precipitaciones es inferior a lo normal durante largos periodos de tiempo, el río puede llegar a secarse cuando el aporte de agua de lluvia acumulada en el suelo y el subsuelo reduzca el caudal basal a cero. Esto puede tener consecuencias desastrosas para la vida del río y sus riberas y para la gente que dependa de éste para su suministro de agua.
La variación espacial se da porque el caudal del río aumenta
aguas abajo, a medida que se van recogiendo las aguas de la cuenca de drenaje y los aportes de las cuencas de otros ríos que se unen a él como tributarios. Debido a esto, el río suele ser pequeño en las montañas, cerca de su nacimiento, y mucho mayor en las tierras bajas, próximas a su desembocadura. La excepción son los desiertos, en los que la cantidad de agua que se pierde por la filtración o evaporación en la atmósfera supera la cantidad que aportan las corrientes superficiales. Por ejemplo, el caudal del Nilo, que es el río más largo del mundo, disminuye notablemente cuando desciende desde las montañas del Sudán y Etiopía, a través del desierto de Nubia y de Sahara, hasta el mar Mediterráneo.
TEMA 7. Las Aguas y La Red Hidrográfica en España: Intr. Las Vertientes Hidrográficas Españolas. Las Cuencas Hidrográficas en España: Características y Distribución Geográfica
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