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3.

3 Aproximaciones al tratamiento

3.1. Las intervenciones psicoterapéuticas en el tratamiento de la


conducta suicida

3.1.1. Terapia cognitivo-conductual


Se denomina terapia cognitivo-conductual porque emplean
técnicas cognitivas y técnicas conductuales. La técnica
fundamental de la TCC es la restructuración cognitiva, pero para
complementar el cambio también incluye una variedad de técnicas
conductuales. La intervención se centra en modificar conductas
disfuncionales, pensamientos negativos alterados. También se
hace énfasis a la relación entre la actividad y el estado de ánimo,
la activación conductual.
La TCC adopta un formato estructurado, es de tiempo limitado y
se basa en el modelo cognitivo-conductual de los trastornos
afectivos. La duración de la terapia oscila entre 15-20 sesiones de
50 minutos y de frecuencia aproximadamente semanal, si el caso
fuera menos breve la terapia puede reducirse a 6-8 sesiones y si
fuera mas grave se prolongaría.

3.1.2. Terapia Interpersonal


Desarrollada originalmente por Klerman y Weissman. Se
parece a la terapia cognitiva, pero aborda principalmente las
relaciones interpersonales actuales y se centra en el contexto
social inmediato del paciente. El formato original dispone de 3
etapas a lo largo de 12-16 semanas, con una sesión a la semana.
Los síntomas y el malestar se relacionan con la situación del
paciente en las siguientes áreas: duelo, disputas interpersonales,
transición de rol y déficits interpersonales. Las sesiones de terapia
priorizan hacer comprender los sucesos más recientes en
términos interpersonales que el paciente esta pasando y en la
exploración de diversas alternativas para manejar dichas
situaciones.
3.1.3. Terapia familiar
La Terapia familiar hace de las relaciones familiares la
parte principal de su intervención. Desde la TF se entiende la
familia como un sistema en el que todos los miembros están
conectados, de forma que si uno de los miembros presenta un
problema, los otros miembros participan de alguna manera en su
resolución. Se trata por tanto de un modelo que trata de
comprender el comportamiento individual en el contexto de las
relaciones con los diferentes miembros de la familia.
Diferentes escuelas utilizan la terapia familiar, dividiéndose ésta
en conductual, psicodinámica y sistémica y presentando las
siguientes características comunes:
 Incluye varias fases diferenciadas: evaluativa,
psicoeducación, intervención sobre el funcionamiento de
varias áreas como: cognitiva, afectiva, interpersonal y
conductual; y retroalimentación.
 El paciente debe asistir a la mayoría de las sesiones
acompañado de su familia.
 Suele constar de un mínimo de seis sesiones, con una
duración aproximada de una hora.
3.1.4. Terapia psicodinámica
Deriva del psicoanálisis y se basa en la teoría de Freud con
respecto al funcionamiento psicológico: la naturaleza de los
conflictos puede ser en gran medida inconsciente, convirtiéndose
en el objetivo de la terapia el resolver estos conflictos, el problema
actual del paciente. La terapia psicodinámica se centra en el
tiempo presente.
Una variante de este tipo de tratamiento, aplicada en pacientes
con conducta suicida, es la terapia psicodinámica deconstructiva.
Es un tratamiento desarrollado para problemas complejos de
conducta, como las adicciones, trastornos de la alimentación y
también para autolesiones y conductas suicidas recurrentes.
3.2. Tratamiento farmacológico de la conducta suicida
El tratamiento farmacológico deberá incluir tanto la patología de
base como aquellos síntomas que puedan actuar como factores de
riesgo adicional entre los cuales están la ansiedad, insomnio,
impulsividad, etc.
3.2.1. Fármacos antidepresivos
Las propiedades serotoninérgicas y catecolaminérgicas de
los antidepresivos les confieren eficacia contra la depresión y la
ansiedad, las cuales muchas veces anteceden a la ideación y
conducta suicidas. La acción sobre el sistema serotoninérgico
reduce la impulsividad y la agresividad, vinculadas a menudo con
la conducta suicida.
El mayor acceso y uso de los antidepresivos desde finales de los
años 80 ha coincidido con una reducción notable de las tasas de
suicidio por lo que es posible la relación entre estos factores.
En los pacientes con trastorno depresivo que presentan agitación
asociada estaría indicado un tratamiento inicial y de menor
duración con ansiolíticos. Al ser fármacos que pueden provocar
dependencia, se deberá realizar un seguimiento y evitar su uso en
pacientes con antecedentes de dependencia y abuso de
sustancias.
Entre los fármacos más usados están la Fluoxetina y Citalopram.

3.2.2. Litio
Se desconoce el mecanismo fisiopatológico por el cual el
litio reduce el riesgo de suicidio, pero este resultado podría
deberse a una reducción de la impulsividad, de la agresividad y de
la falta de control conductual. Produciendo una estabilización del
humor y disminuyendo la angustia y la conducta agresiva del
paciente.
Se manifiesta que el tratamiento con litio a largo plazo reduce
cinco veces el riesgo de conducta suicida (intentos y suicidios
consumados) en pacientes con trastorno bipolar y otros trastornos
afectivos mayores. Este efecto lo atribuyeron a la disminución de
la agresividad e impulsividad con el tratamiento y sugieren que el
litio podría ser más efectivo en la reducción de riesgo suicida que
otros estabilizadores como la carbamazepina, divalproato y
lamotrigina.

3.3. Terapia electroconvulsiva


La TEC consiste en provocar una crisis comicial generalizada
mediante la estimulación eléctrica de áreas cerebrales. Aunque la
manera en que esto de produce no está completamente aclarado, la
TEC ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de ciertos trastornos
mentales, como la depresión mayor grave, la manía y la esquizofrenia.
La técnica necesariamente es realizada con anestesia general pero se
han descrito efectos secundarios inmediatos, como confusión mental,
amnesia y cefalea y algunos trastornos cognitivos a corto plazo.
La decisión de indicar la TEC deberá basarse siempre en criterios como
la gravedad de la enfermedad, la consideración de indicaciones y
contraindicaciones médicas, después de probar con otros tipos de
tratamiento y comprobar la resistencia a éstos, considerar también las
situaciones especiales como el embarazo o el riesgo grave de suicidio,
además de la preferencia del paciente.

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