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1.

CULTURA POLÍTICA

La cultura política es un concepto complejo y multidimensional que, con mucha facilidad,


puede tornarse ambiguo, oscuro y vago. Diferentes enfoques de vertiente política,
sociológica y antropológica han iniciado la empresa de construir una definición consistente,
con resultados variables y hasta antagónicos (Almond y Verba 1963, 1980, Berezin 1997,
Krotz 1997, Laitin 1988, Parsons 1951, Swidler 1986 y Varela 2005, entre otros). Parte
de las dificultades en torno a este concepto se deben, como bien observan algunos autores, a
que los términos “cultura” y “política” suelen estar pocoespecificados (Berezin 1997,
Castro Domingo 2011 y Krotz 1990). Cada uno de estos conceptos posee sus propias
trayectorias, e incluso tienen diferentes sentidos para distintos estudiosos en los campos de
la ciencia política y las ciencias antropológicas. Lo mismo ocurre, por ende, con la noción
de “cultura política”.
Revisar este concepto no es una tarea fácil; por un lado, si bien hay autores que lo emplean
explícitamente, parten de la definición clásica de Gabriel Almond y Sidney Verba sin
cuestionar y/o proponer nuevas elaboraciones; hay otros que también lo utilizan de forma
explícita y construyen una conceptualización diferente; y finalmente, hay quienes no
emplean el término “cultura política” pero, de acuerdo con el objeto que abordan, pueden
entrar en este campo. el concepto “cultura política” está atravesado por dos enfoques: el
político y el socio-antropológico. El primero, anclado en la larga tradición politológica
norteamericana del análisis del comportamiento (comportamental behavioural); y el
segundo, en una tendencia que desde los años 60 y 70 atiende al universo simbólico y sus
sentidos, la disputa en torno a éstos y las ideas de dinamismo y heterogeneidad.
DEFINICION:
Almond y Verba (1963) The Civic Culture: Political Attitudes and Democracy in Five
Nations (enfoque político):la cultura política fue definida como el conjunto de orientaciones
cognitivas (básicamente conocimientos y creencias), evaluaciones (opiniones y juicios) y
actitudes (tendencias psicológicas que permiten a los individuos hacer valoraciones) que
una población manifiesta frente a diversos aspectos de la vida política y el sistema político.
Se observan tres dimensiones que constituyen el modelo de Almond y Verba —cognitiva,
afectiva y evaluativa

Las principales conclusiones teóricas legadas por el llamado “enfoque


cultural” impulsado por Almond y Verba pueden ser sintetizadas del siguiente
modo: en primer lugar, la cultura política es una variable capaz de
explicar comportamientos políticos que tienen una manifestación macro. Tal
como señalan los autores, “el lazo de unión entre la micro y la macro política
es la cultura política” (1963: 50). En segundo lugar, los distintos compo-
nentes que conforman la cultura política y el comportamiento político mantienen
(o debieran hacerlo) una relación de congruencia; y entienden por tal
a una relación de lealtad afectiva y evaluativa entre cultura y estructura.

Tres han sido las críticas más sustanciales: a) la definición de los componentes de
la cultura política y de la democracia son objeto de un sesgo ideológico y
etnocentrista (Welch 1993, etc.); b) la tajante separación que realizan los
autores entre la cultura política y la estructura y c) la relación de causalidad
establecida entre los valores, actitudes y juicios evaluativos y el comportamiento
político denota un “reduccionismo causalista” o una “causalidad recíproca”
(Barnes 1988, Barry 1978, Inglehart 1988, Pateman 1971, etc.).

Almond y Verba reformulan algunos de estos planteamientos en dos


libros: uno conjunto y otro en solitario, editado por el primer autor, publicado
en los años 90, cuyo sugerente título, A Discipline Divided. Schools and
Sects in Political Science, da sobradas cuentas del caudal de agua que corrió
bajo este puente.
Aquí los autores vuelven a remarcar la importancia de los valores y
creencias en la explicación de los comportamientos políticos pero señalan
que no deben ser considerados simples reflejos de las estructuras sociales o
políticas. Dando un giro a sus primeras formulaciones, desestiman la idea de
la coherencia y consistencia entre la cultura cívica y la estructura. Las actitudes
políticas pueden ser discontinuas e incongruentes e incluso, poco integradas,
sin llegar a provocar una desestabilización del sistema democrático 3.
Posteriormente, otros autores han apoyado con evidencia empírica estas mismas
conclusiones (Montero, Gunther y Torcal 1998).
Por tanto, los trabajos que abordan la cultura política durante la década
de los 90, son herederos del nuevo planteamiento que realiza Almond
(1990: 144) quien considera a la cultura política
…en primer lugar, en un haz de orientaciones políticas de una comunidad
nacional o subnacional; en segundo lugar, con componentes
cognitivos, afectivos y evaluativos que incluyen conocimientos, creencias
sobre la realidad política, sentimientos políticos y compromisos
con los valores políticos; en tercer lugar, el contenido de la cultura
política es el resultado de la socialización primaria, de la educación,
de la exposición a los medios y de las experiencias adultas de las actuaciones
gubernamentales, sociales y económicas; y en cuarto lugar, la
cultura política afecta a la actuación gubernamental y a la estructura
política, condicionándola aunque no determinándola porque su relación
causal fluye en ambas direcciones4

La idea de cultura política está ligada a la de cultura. En este sentido, si entendemos


por cultura el conjunto de creencias, valores, capacidades y creaciones que son
comunes a la totalidad de una población, o de un grupo social, podemos decir que la
cultura política consiste en el conjunto de creencias, valores, capacidades y
creaciones políticas que son propios de una sociedad.

La cultura política de una nación es la distribución particular de patrones de


orientación sicológica hacia un conjunto específico de objetos sociales los
propiamente políticos entre los miembros de dicha nación. Es el sistema político
internalizado en creencias, concepciones, sentimientos y evaluaciones por una
población, o por la mayoría de ella.

La cultura política se diferencia de otros conceptos igualmente referidos a elementos


subjetivos que guían la interacción de los actores sociales en el campo de las
relaciones de poder por su alcance y perdurabilidad. No se confunde, por ejemplo,
con el concepto de ideología política, porque éste se refiere a una formulación
esencialmente doctrinaria e internamente consistente que grupos más o menos
pequeños de militantes o seguidores abrazan o adoptan y hasta promueven
conscientemente (ideologías liberales, fascista, conservadora, etc.). La ideología
política se refiere más a un sector acotado y diferenciado de la población que a ésta
en su conjunto, como lo hace la cultura política, que tiene una pretensión general y
nacional. De ahí que se hable de la cultura política del francés, del norteamericano,
del mexicano, etc., aunque se reconoce la existencia de subculturas que conviven
dentro de la gran cultura Política.

La cultura política es un conjunto de valores, concepciones y actitudes que se


orientan hacia el ámbito específicamente político, es decir, el conjunto de elementos
que configuran la percepción subjetiva que tiene una población respecto al poder.
Según Inglehart, la cultura política es parte fundamental para que el desarrollo
económico genere una democracia estable, ya que la democracia no depende
únicamente del factor económica.

1.1. Definición de cultura

Según: Franz Boas (1930) La cultura incluye todas las manifestaciones de los
hábitos sociales de una comunidad, las reacciones del individuo en la medida en que
se van afectadas por las costumbres del grupo en que vive, y los productos de las
actividades humanas en la medida que se van determinadas por dichas costumbres.

La cultura política es un conjunto de valores, concepciones y actitudes que se


orientan hacia el ámbito específicamente político, es decir, el conjunto de elementos
que configuran la percepción subjetiva que tiene una población respecto al poder24.
Dentro de los factores de cultura política que más se encuentran en la literatura, que
influyen en la legitimidad de la democracia, son los factores históricos, tales como:
los anteriores gobiernos autoritarios, los procesos de transición y los efectos
económicos provenidos de los regímenes de facto.

1.2. Cultura política, los conceptos fundamentales:

Toda sociedad construye una forma de representarse al mundo y de explicarse los


distintos fenómenos tanto naturales como aquellos en los que interviene el hombre.
La cultura es el conjunto de símbolos, normas creencias, ideales, costumbres, mitos
y rituales que se transmite de generación en generación, otorgando identidad a los
miembros de una comunidad y que orienta, guía y da significado a sus distintos
quehaceres sociales. La cultura da consistencia a una sociedad en la medida en que
ella se halla condenadas herencias, imágenes compartidas y experiencias colectivas
que dan a la población su sentido de pertenencia, pues es a través de ella que se
reconoce a sí mismo en lo que es propio.

La política es el ámbito de la sociedad relativo a la organización del poder. Es el


espacio donde se adoptan decisiones que tienen proyección social, es decir donde se
define cómo se distribuyen los bienes de una sociedad, o sea, que le toca a cada
quien cómo y cuándo.
Los valores, concepciones y actitudes que se orientan hacia el ámbito
específicamente político, es decir, el conjunto de elementos que configuran la
percepción subjetiva que tiene una población respecto del poder, se denomina
cultura política.

La noción de cultura política es tan antigua como la reflexión misma sobre la vida
política de una comunidad. Para referirse a lo que hoy llamamos cultura política, se
ha hablado de personalidad, temperamento, costumbres, carácter nacional o
conciencia colectiva, abarcando siempre las dimensiones subjetivas de los
fenómenos sociales y políticos. Dicho de otra manera, desde los orígenes de la
civilización occidental ha existido una preocupación por comprender de que forma
la población organiza y procesa sus creencias, imágenes y percepciones sobre su
entorno político y de qué manera éstas influyen tanto en la construcción de las
instituciones organizaciones políticas de una sociedad como en el mantenimiento de
las mismas y los procesos de cambio.

La cultura política de una nación es la distribución particular de patrones de


orientación sicológica hacia un conjunto específico de objetos sociales –los
propiamente políticos- entre los miembros de dicha nación. Es el sistema político
internalizado en creencias, concepciones, sentimientos y evaluaciones por una
población o por la mayoría de ella.

En última instancia, el referente central de la cultura política es el conjunto de


relaciones de dominación y de sujeción, esto es, las relaciones de poder y de
autoridad que son los ejes alrededor de los cuales se estructura la vida política. Es el
imaginario colectivo construido en toro a los asuntos de poder, la influencia, la
autoridad y su contraparte, la sujeción el sometimiento, la obediencia y por
supuesto, la resistencia y la rebelión.

1.3. El papel que juega la cultura política en la sociedad

Toda sociedad construye una forma de representarse en el mundo y de explicarse los


distintos fenómenos tantos naturales como aquellos en los que interviene el hombre.
La participación cívica del ciudadano es, en sí misma, un bien o fin intrínseco sin el
cual la vida humana quedaría incompleta.

Los ciudadanos más educados tienden a valorar cada vez más la democracia y
cultivan un estilo más tolerante, moderado, limitado y racional en el terreno político
con sus adversarios.

La cultura se forma a partir de la forma en la que la comunicación ocurra entre los


sujetos que la crean. La cultura entonces denota todas las manifestaciones materiales
e inmateriales de la comunicación que existe en la vida social al haber una
interacción entre los individuos que la conforman.
Dicha interacción se va haciendo más compleja al ser cada vez más compartida, que
toma vida propia y se crea la sociedad. La sociedad aun cuando tiene vida propia no
es independiente del pueblo, quien la creó, por lo que está a merced de una gran
diversidad de intereses de muchos grupos.

La cultura política son los antecedentes de la sociedad y su respuesta a ello; es decir,


es el resultado de procesos históricos, y es a su vez la respuesta a los
acontecimientos pasados. La cultura política es la forma en que se manejen estos
acontecimientos y qué se elija para proceder a la acción a nivel grupal. El estudio de
cada uno de los fenómenos sociales que conforman la cultura política demanda
igualmente diversas aproximaciones, diferentes confluencias interdisciplinarias, así
como distintos enfoques metodológicos, a las múltiples disciplinas que concurren al
estudio de la cultura política o las culturas políticas: historia de la cultura, sociología
política, semiología, antropología política, psicología social, ciencia política,
lingüística y los estudios de comunicación de masas.

La cultura política se transmite de generación en generación gracias a la


socialización, y en especial a la socialización política. Esta la llevan a cabo
numerosos agentes pero entre ellos destacan:
 La familia: aunque no siempre es de forma directa, la familia mediante su
estatus, la educación etc. Inculca involuntariamente valores políticos al niño en
la adquisición del conocimiento.
 La escuela: Realiza también un trabajo, bien sea directa o indirectamente, que
hace que el retoño acepte como suyos determinados valores que le son
instruidos.
 Los medios de comunicación: aunque en principio no se les dio importancia,
hoy en día es innegable el hecho de que continuamente están en nuestras vidas, y
por ello influyen, y no solo en la infancia, en la conciencia de los individuos.

1.4. Cultura política y futuro

La humanidad se encuentra en una encrucijada acerca de su propia existencia vital,


de su propia salvación, por lo que la visión de futuro incluye la posible no existencia
de la civilización humana. La destrucción y el dominio han pautado las actuales
relaciones de los hombres con la naturaleza; aparece el cuestionamiento sobre la
supervivencia biológica de nuestra especie, dado el deterioro ambiental, el
agotamiento de sus propias condiciones de vida. La naturaleza nos envía múltiples
avisos en la actualidad, pero aún no nos hallamos preparados para una escucha
inteligente.

El culto a la desigualdad y sus consecuencias se ha tornado un paradigma de la


época presente, la existencia de un modelo de hombre, persona, impuesto por los
centros actuales de poder, tanto desde una óptica económica, como cultural e
ideológica priva a la diversidad de su valor y convierte a una parte de la humanidad
en seres de inferior categoría, incapaces de tributar a la construcción social en la que
cada ser humano participa.

La cultura se asocia, por lo general, a los productos de la actividad humana, tanto de


naturaleza material como espiritual, a la existencia de hábitos, tradiciones de cierta
durabilidad, que por su significación social se conservan en el espacio y en el
tiempo y, con los cuales, los hombres adquieren determinado grado de identificación
emocional, cognoscitiva y valorativa, tendiendo a la formación de lo que conocemos
como identidad cultural.

Esta identidad incluye una tendencia positiva a la conservación de lo creado, a su


mejoramiento y perfeccionamiento, así como a la potenciación de sus valores en el
discurso político.

La esencia de la cultura no puede ser aplicada sin tener en cuenta la esencia de lo


humano. El ser humano encuentra el fundamento de su ser allí donde comienza la
fuente de su vida, en la producción social, actividad de la cual no puede prescindir,
su modo de existencia. A través de esa forma peculiar de actividad, en la cual crea
los medios materiales indispensables para su vida, el hombre va estableciendo
simultáneamente relaciones sociales en las que asienta hábitos, experiencia,
conocimientos, técnicas, habilidades, instrumentos y maneras de concebir su
relación con el mundo, de ahí que no puede ser entendida en sentido lírico, sólo
como cultura espiritual, ya que es resultado vivo de la creación de valores humanos,
tanto materiales como espirituales; actividad en la cual el hombre reproduce en
todas sus gradaciones y manifestaciones la fuerza de lo humano.

1.5. Valores políticos

Al concebir la cultura política como un elemento movilizador de una proyección


integral de los sujetos hacia las estructuras del sistema, los sujetos dirigentes y los
productos de la actividad política, es imposible dejar de considerar el papel de los
valores que orientan la intervención en la vida política, aunque su abordaje sea tan
complejo como el de la propia cultura política en su conjunto.

Los valores se mueven a la vez en los planos espiritual y material de la actividad


humana; se forman a partir de cualesquiera de las áreas de la misma y tienden a
convertirse en un contenido relativamente estable de la cultura general. A pesar de
esto, suelen ser identificados con los valores morales que nos permiten
"experimentar una preferencia, sentido del deber u obligación hacia las relaciones o
acciones buenas, correctas o justas y aversión hacia sus manifestaciones contrarias."
Esto viene dado en primer término por la amplia penetración de la moral en las
restantes esferas del desenvolvimiento humano y el contenido normativo de ciertos
parámetros provenientes de la experiencia histórica social, en aras del buen
funcionamiento de las comunidades.

Con la palabra cultura se indica, en sentido general, todo aquello con lo que el
hombre afina y desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y corporales
procurando someter el mismo orbe terrestre con su conocimiento y trabajo hace más
humana la vida social, tanto en la familia como en toda la sociedad civil, mediante
el progreso de las costumbres e instituciones; finalmente, a través del tiempo
expresa, comunica y conserva en sus obras, grandes experiencias espirituales y
aspiraciones para que sirvan de provecho a muchos e, incluso, a todo el género
humano. De aquí se sigue que la cultura humana presenta necesariamente un aspecto
histórico y social y que la palabra cultura asume con frecuencia un sentido
sociológico y etnológico.

En este sentido se habla de la pluralidad de culturas. Estilos de vida común diversos


y escala de valor diferentes, encuentran su origen en la distinta manera de servirse
de las cosas, de trabajar, de expresarse, de practicar la religión, de comportarse, de
establecer leyes e instituciones jurídicas, de desarrollar las ciencias, las artes y de
cultivar la belleza.

Así, las costumbres recibidas forman el patrimonio propio de cada comunidad


humana. Así también es como se constituye un medio histórico determinado, en el
cual se inserta el hombre de cada nación o tiempo y del que recibe los valores para
promover la civilización humana.

La comprensión de la cultura y sus valores permite un acercamiento y posibilita un


diálogo basado en el respeto entre distintas sociedades. La cultura de un país o
grupo se puede ver como un flujo continuo, con energías creativas de nuevos
talentos contribuyendo al cambio. En un momento determinado, la cultura es una
compleja amalgama de glorias pasadas y de tendencias de vanguardia. La cultura es,
como todos lo sabemos, aquel núcleo en donde están comprendidos como válidos
una serie de valores tanto éticos como estéticos, de un conjunto de seres humanos
donde hay consenso en las creencias religiosas o metafísicas, en la forma de
reproducir la vida material, en la concepción que se tiene de lo bello y de lo bueno.
En general, la actitud que se tiene hacia la existencia y la realidad.

La cultura se tiene en cuenta asimismo en los debates sobre los conflictos étnicos.
Por ejemplo, los planteados entre hutus y tutsis (en Ruanda), entre bosnios y serbios
(en los Balcanes), entre tamiles y cingaleses (en Sri Lanka) se describen en todos los
caos como conflictos enraizados en diferencias culturales seculares.

La cultura se convierte en un modo de explicar (casi de justificar) la violencia étnica


y los conflictos actuales. Inmersos en una contradicción es importante comprender
que el concepto de cultura se desarrolló en un contexto histórico específico
(nacionalismo), en el cual se catalogó como una fuerza homogeneizadora y
unificadora que, en última instancia, servía de apoyo al Estado. Tal y como se
formuló en Alemania en el siglo XIX, dicho concepto implicaba la búsqueda de una
identidad unificadora de la clase media, privada de derechos y fragmentada
políticamente.

Para Barth, "hablar de etnicidad en relación con un grupo y su cultura equivale a


intentar aplaudir con una sola mano. La diferencia entre "nosotros" y "los demás"
está enraizada en la organización de la etnicidad: se trata de la propia alteridad de
los otros".

1.6. Cultura vs. Civilización

Ha habido una tendencia (aunque no constante y universal) a oponer el término


«Cultura» (subjetiva) al término «Civilización», reservando aquél para referirse a la
cultura subjetiva (o bien objetiva particular) y éste para la cultura objetiva, siempre
que, a su vez, esta cultura objetiva lleve asociada, de algún modo (principalmente a
través de la consideración de la confluencia de varias culturas), la nota de
universalidad (asociación que, en los siglos XVIII y XIX, se establecía por la
mediación de la «Idea de Progreso»).

El estudio de la cultura es el estudio de todos los aspectos de una sociedad: su


lenguaje, conocimientos, leyes, costumbres, etc. que otorgan a esa sociedad un
carácter distintivo y su personalidad. En el contexto del comportamiento del
consumidor, se define a la cultura, como la suma de creencias, valores y costumbres
adquiridas y transmitidas de generación en generación, que sirven para regular el
comportamiento de una determinada sociedad.

El impacto de su cultura en la sociedad es tan natural y tan enraizado que su


influencia en el comportamiento es notable. La cultura ofrece orden, dirección y
guía a los miembros de una sociedad en todas las fases de su resolución de
problemas humanos. La cultura es dinámica y gradual, y continuamente se
transforma para adecuarse a las necesidades de la sociedad.

La cultura se aprende como parte de la experiencia social. Desde niño se adquiere en


el entorno una serie de creencias, valores y costumbres que contribuyen a su cultura.
Ellos se adquieren a través del aprendizaje formal, informal y técnico. La publicidad
mejora el aprendizaje formal mediante el refuerzo de modelos deseables de
comportamiento o de expectativas y mejora el aprendizaje informal proveyendo
modelos de comportamiento. Debido a que la mente humana tiene la capacidad de
absorber y procesar la comunicación simbólica, la comercialización puede promover
exitosamente productos tangibles e intangibles y conceptos de productos a través de
medios masivos.
Los elementos de la cultura se transmiten por tres instituciones:

 La familia,
 La religión, y
 La escuela.

Una cuarta institución juega un rol mayor en la transmisión de la cultura, son los
medios de comunicación, tanto a través de los contenidos editoriales como de la
publicidad. Algunas manifestaciones de la cultura:

 Carácter nacional
 Subculturas
 Lenguaje no verbal: posturas, gestos, preferencia alimentarias.
 Importancia de los símbolos, tabúes, prohibiciones, actitudes rituales (ritos
de transición: la graduación, el matrimonio, la jubilación y la muerte).

Este significado cultural se extrae del mismo mundo de la cultura y se transfiere a


un bien de consumo a través de la publicidad y del sistema de modas. Luego se
transfiere a esos bienes a la conducta del consumidor mediante ciertos rituales de
consumo.
Factores sociales en el comportamiento del consumidor:

a) Grupo primario: es aquel en el que las relaciones personales son cara a cara
con cierta frecuencia y a un nivel íntimo y afectivo. En estos grupos se
desarrollan normas y roles. La familia, los grupos de un trabajo, los amigos, son
ejemplos de tales grupos. El grupo primario ejerce un control informal sobre sus
miembros, un control no institucionalizado pero no por ello menos eficaz.
b) Grupo secundario: aquí se incluyen todos aquellos grupos que no son
primarios, tales como las agrupaciones políticas, las asociaciones de ayuda,
comisiones vecinales, etc. En estos grupos el individuo no se interesa por los
demás en cuanto a las personas sino como funcionarios que desempeñan un rol.
Al contrario de los grupos primarios, el control que se aplica es formal es decir
hay reglamentaciones que establecen normas y sanciones.
c) Grupos de referencia: Es el grupo al cual uno quiere pertenecer, puede
definirse como un grupo de personas que influyen en las actividades, valores,
conductas y pueden influir en la compra de un producto y/o en la elección de la
marca.

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