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1.

ANATOMIA DEL INTESTINO GRUESO

El intestino grueso constituye la porción final del aparato digestivo que da


continuidad al intestino delgado en el abdomen inferior derecho a través de la válvula
ileocecal. Se trata de un tubo muscular, de unos 1,5 -1,8 metros de longitud, cuyas
funciones principales son el transporte del contenido intestinal espesado (heces) y su
almacenamiento temporal, así como la absorción de Cl, Na y agua (1-1,5L
aproximadamente). El potasio puede secretarse y absorberse, mientras que la mayor parte
del agua presente en la luz intestinal, se absorbe ya en el intestino delgado.

En el intestino grueso se distinguen las siguientes regiones (Fig.1)


 El ciego, con su apéndice vermiforme.
 El colon ascendente, transverso, descendente y pélvico o sigmoide
 El recto y el ano

1.1. El ciego y el apéndice

El ciego es la primera porción del intestino grueso que se continúa con el colon
Ascendente. El ileón se abre a él por una apertura protegida por la válvula ileocecal y de
su fondo, parte el apéndice vermiforme. Si se distiende con heces o gas, el ciego se puede
palpar a través de la pared anterolateral del abdomen. El ciego, que suele quedar a 2,5 cm
del ligamento inguinal, está envuelto casi en su totalidad por el peritoneo y no se puede
levantar libremente; sin embargo, el ciego no tiene mesenterio, pero está totalmente
cercado por peritoneo y tiene la movilidad de un balón. Así todo, suele confinarse a la
pared lateral del abdomen a través de uno o más pliegues cecales de peritoneo.

El apéndice vermiforme es un tubo en forma de gusano, de 6 a 10 cm de longitud, que se


origina en la cara posteromedial del ciego, debajo de la unión ileocecal (Fig.2). Dispone
de un mesenterio triangular corto, el mesoapéndice, que proviene de la cara posterior del
mesenterio del íleon terminal.

1.2. El colon
Se describen cuatro partes – ascendente, transverso, descendente y sigmoide-que se
suceden formando un arco.

El colon ascendente, se extiende por la derecha de la cavidad abdominal, desde el


ciego hasta el lóbulo derecho del hígado, donde gira a la izquierda en la flexura
cólica derecha. Es más estrecho que el ciego y se encuentra en un plano retroperitoneal.
Está recubierto por peritoneo por delante y a los lados, aunque dispone de un
mesenterio corto en cerca de un 25 % de personas. Se separa de la pared anterolateral
del abdomen por el omento mayor.

El colon transverso mide aproximadamente 45 cm de longitud y es la porción más


grande y móvil del intestino grueso. Cruza el abdomen desde la flexura cólica derecha
hasta la flexura cólica izquierda, donde se dobla hacia abajo, transformándose en el
colon descendente. La flexura cólica izquierda (flexura esplénica) se sitúa delante de la
porción inferior del riñón izquierdo y se inserta en el diafragma a través del ligamento
frenicocólico. La flexura cólica derecha (flexura hepática) se sitúa por delante del riñón
derecho y sobresale por el lóbulo derecho del hígado. Se arquea a través del abdomen,
situándose por debajo del estómago y se oculta por el epiplón mayor, quedando por
delante de la mayoría de las estructuras a la altura de la pared abdominal posterior,
duodeno, páncreas, vasos mayores y porciones de los riñones. Es muy móvil
porque presenta mesenterio, el mesocolon transverso, derivado de la duplicación
posterior de las capas del epiplón mayor.

El colon descendente sigue un trayecto retroperitoneal desde la flexura cólica izquierda


hasta la fosa iliaca izquierda, donde se continúa con el colon sigmoide. El peritoneo cubre
el colon por delante y a ambos lado y lo une a la pared posterior del abdomen. Pese a que
el colon descendente es un órgano retroperitoneal, un 33% de las personas tienen un
mesenterio corto; no obstante, no suele medir lo suficiente para determinar un vólvulo del
colon. Mientras desciende, el colon pasa por delante del borde lateral del riñón izquierdo.

El colon sigmoide se caracteriza por un asa en forma de S, de longitud variable (suele


medir 40 cm), y une el colon descendente con el recto. Se extiende desde la fosa iliaca
hasta el tercer segmento sacro, donde se une al recto, rectosigmoide. Suele disponer de
un mesenterio largo y, por tanto, de una gran libertad de movimientos, sobre todo en su
porción media(Fig.3).
1.3. Recto y conducto anal

El recto se continúa con el colon sigmoide a la altura de la vértebra S3 y se unen por el


extremo inferior del mesenterio de éste. Tiene unos 12 cm de longitud y se extiende desde
el colon sigmoide hasta el conducto anal. Se encuentra en la parte posterior de la pelvis y
en su parte distal, se ensancha formando la ampolla rectal(Fig.4).

El conducto anal es la porción terminal del tubo digestivo. Se encuentra fuera de la


cavidad abdominal y en la unión recto-ano hay una transición brusca del epitelio. Tiene
unos 4 cm de longitud y se abre al exterior por un orificio llamado ano. Éste tiene dos
esfínteres, el esfínter anal interno y el esfínter anal externo. El primero es un
engrosamiento de la musculatura lisa circular del recto, rodea los 2/3 inferiores del
conducto anal y es involuntario. El segundo, rodea el conducto anal y se superpone, en
parte, al esfínter interno. Está integrado en la musculatura estriada esquelética del suelo
de la pelvis, siendo voluntario desde los 18 meses de edad aproximadamente.
1.4. Vasos sanguíneos del intestino grueso y apéndice

Las arterias del ciego, apéndice, colon ascendente y gran parte del colón transverso
provienen de la arteria mesentérica superior. La arteria mesentérica inferior riega la
porción distal del colon transverso, el colon descendente y el recto. El drenaje venoso de
las venas mesentérica superior e inferior corresponde al de las arterias a las que
acompañan. La vena mesentérica inferior suele ser un afluente de la vena esplénica, que
luego se une con la vena mesentérica superior para formal la vena porta(Fig.5).
1.5. Vasos linfáticos del intestino grueso

Desde cualquier zona del intestino grueso, la linfa fluye de manera secuencial hacia los
ganglios epicólicos, situados directamente sobre el intestino; hacia los ganglios
paracólicos, situados a lo largo del borde mesentérico; hacia los ganglios (meso-) cólicos
intermedios, a lo largo de las arterias cólicas (ileocólica, cólicas derecha, media e
izquierda); y hasta los ganglios mesentéricos superior e inferior, que suelen drenar a los
troncos intestinal es que desembocan en la cisterna del quilo.

1.6. Inervación del intestino grueso

La inervación simpática del colon descendente y sigmoide proviene de la porción lumbar


del tronco simpático y del plexo hipogástrico superior a través de los plexos situados
sobre la arteria mesentérica inferior y sus ramas. La inervación parasimpática proviene
de los nervios esplácnicos pelvianos, que transmiten fibras presinápticas desde la porción
sacra de la médula espinal.

2. HISTOLOGÍA DEL INTESTINO GRUESO

Las capas del intestino grueso son similares a las del intestino delgado: mucosa,
submucosa, muscular y serosa (Fig.6).

La función principal de la mucosa es la absorción de agua, sodio, vitaminas y minerales.


El transporte de sodio es activo (dependiente de energía) y condiciona que el agua se
desplace a favor de gradiente osmótico. En consecuencia, el quimo líquido que entra en
el colon se concentra para dar lugar a unas heces semisólidas. El potasio y el bicarbonato
son secretados hacia la luz del colon.

La capacidad absortiva del colon favorece la captación de muchas substancias como


sedantes, anestésicos y esteroides. Esta propiedad tiene una notable importancia
terapéutica cuando no se puede administrar el tratamiento farmacológico por vía oral
(p.ej. vómitos).

2.1. Mucosa

No presenta pliegues circulares ni vellosidades intestinales una vez superada la válvula


ileocecal. Desde la superficie relativamente lisa de la mucosa, se extienden criptas
profundas y muy juntas hasta la muscular de la mucosa, éstas son las llamadas glándulas
tubulares rectas o criptas de Lieberkühn. El revestimiento de las glándulas tubulares del
colon comprende:

1. Un epitelio cilíndrico simple de superficie formado por enterocitos absortivos y células


caliciformes. Los enterocitos cilíndricos absortivos tienen microvellosidades apicales
cortas y las células caliciformes participan en el transporte de iones y agua. Todas las
regiones del colon absorben iones Na+ y Cl-.

2.Un epitelio glandular, que reviste las glándulas o criptas de Lieberkühn, constituido por
enterocitos y principalmente por células caliciformes, además de células madre y algunas
células enteroendocrinas dispersas. Las células de Paneth pueden aparecer en el ciego.

Existe una lámina propia y una muscular de la mucosa, además de los folículos linfoides
que llegan a la submucosa.

2.2. Submucosa

Se encuentran con regularidad adipocitos y no se reconocen glándulas.

2.3. Muscular

Tiene una característica específica. Los haces de su capa longitudinal externa se fusionan
para formar las tenias del colon. Éstas son tres bandas de orientación longitudinal a modo
de lazos, de 1cm de anchura cada una. La contracción de las tenias del colon y la capa
muscular circular determina que el colon forme unos sacos llamados haustras.
2.4. Serosa

Presenta unos sacos de tejido adiposo dispersos, los cuales forman salientes saculares
llamados apéndices epiploicos.

El apéndice es un pequeño saco tubular de fondo ciego que surge a nivel del ciego en la
porción distal a la unión ileocecal y sus capas se parecen a las del intestino grueso(Fig.7).
Los rasgos típicos del apéndice, especialmente en la gente joven, es la existencia de masas
de tejido linfoide en la mucosa y submucosa, que viene representado por múltiples
folículos linfoides, y los linfocitos, que infiltran la lámina propia. Los folículos linfoides
alcanzan la mucosa y submucosa e interrumpen la continuidad de la muscular de la
mucosa.
El recto, o porción terminal del tubo digestivo, es una continuación del sigma y tiene dos
partes: 1) la parte superior o recto propiamente dicho, y 2) la parte distal o conducto anal.
La mucosa es más gruesa, con venas prominentes y las criptas de Lieberkühn son más
largas (0,7mm) que en el intestino delgado y están revestidas principalmente por células
caliciformes (Fig.8). En el conducto anal, las criptas van desapareciendo de forma gradual
y la serosa es sustituida por una adventicia.
El conducto anal se extiende desde la unión anorrectal al ano. Un rasgo característico de
la mucosa de este conducto es que dispone de 8 a 10 columnas anales longitudinales, cuya
base se corresponde con la línea pectínea. Las columnas anales se conectan en su base
por unas válvulas, correspondientes a los pliegues transversales de la mucosa. Se
identifican unos pequeños sáculos, llamados senos anales o criptas, por detrás de las
válvulas. Las glándulas mucosas anales desembocan en cada seno.

Las válvulas y los senos impiden las fugas desde el ano. Cuando el conducto anal se
distiende por material fecal. Las columnas, los senos y las válvulas se aplanan y se
produce la descarga de moco desde los senos para lubricar el paso de las heces.

Distalmente a la línea pectínea, el epitelio cilíndrico simple de la mucosa rectal es


sustituido por un epitelio escamoso estratificado. Esta zona de transformación epitelial
tiene importancia clínica en patología: los adenocarcinomas colorrectales (tumores de
tipo glandular), se originan por encima de la zona de transformación, mientras que los
carcinomas epidermoides (parecidos a la epidermis) lo hacen por debajo de la misma
(conducto anal).
En el ano, la capa muscular interna de músculo liso se hace más gruesa para generar el
esfínter anal interno. La capa muscular longitudinal se extiende por encima del esfínter y
se une al tejido conjuntivo. Por debajo de esta región, la mucosa corresponde a un epitelio
escamoso estratificado con unas pocas glándulas sebáceas y sudoríparas en la submucosa
(glándulas perianales análogas a las glándulas sudoríparas axilares). El esfínter anal
externo está formado por músculo esquelético y se localiza dentro del músculo elevador
del ano, también con función de esfínter.

3. ASPECTOS MORFOFUNCIONALES

Anatómicamente es un tubo de unos 120 cm de longitud, que comienza en la válvula


ileocecal y termina en el esfínter anal externo. Tiene un diámetro en su porción inicial de
7 cm, disminuyendo en su porción distal a 2 ó 3 cm.

Este segmento está dividido en las siguientes regiones:


- el ciego, zona de recepción del contenido ileal, con un divertículo o apéndice con
células grasas y agregados linfáticos,
- el colon ascendente
- el colon transverso
- el colon descendente
- el colon sigmoide
- el recto
- la ampolla anal, con sus esfínteres interno y externo.
Como particularidad morfológica hay que destacar la concentración en tres bandas, de la
capa muscular longitudinal externa conocida como teniae coli, entre las cuales dicha capa
muscular se hace más fina. Y la aparición de unos abultamientos denominados haustras,
a lo largo de casi todo el intestino grueso, generados por la contracción del músculo
circular o radial.

La inervación extrínseca de esta región proviene de dos ramas parasimpáticas distintas.


El ciego, el colon ascendente y el transverso son inervados por el vago, mientras que el
colon sigmoide, el recto y la ampolla anal son inervados por los nervios pélvicos de la
médula sacra.
La inervación simpática procede, en la parte superior del intestino grueso, del ganglio
mesentérico superior, y en la región distal e inferior, del ganglio mesentérico inferior. El
recto y la ampolla anal reciben inervación simpática del plexo hipogástrico inferior.

La estimulación simpática determina inhibición en los movimientos del colon, mientras


que la estimulación parasimpática vagal provoca contracciones segmentarias de la región
proximal del colon, y la estimulación parasimpática pélvica ocasiona movimientos de
expulsión y contracción en algunos segmentos del colon.

La morfología del recto y ampolla anal la estudiaremos cuando analicemos su función, la


defecación.

4.-PARED INTESTINAL.

Respecto a la estructura de la pared intestinal, sigue la morfología general del sistema. La


capa muscular longitudinal externa en bandas (teniae coli), bajo la cual se encuentra un
plexo mientérico denso. La capa circular muscular que se encuentra por debajo, presenta
conexiones con la longitudinal, lo que determina una unidad funcional importante para la
génesis de los movimientos intestinales. En el recto y ampolla anal, el músculo circular
es más prominente y el longitudinal continuo, desapareciendo las bandas musculares.

Respecto a la mucosa, se caracteriza por la falta de pliegues y vellosidades, lo que supone


una superficie interna 1/30 menor que en el intestino delgado, a pesar de su mayor
diámetro. No obstante, el recto posee pliegues transversales (válvulas de
Houston), columnas rectales, senos y válvulas.

La superficie epitelial del colon es lisa, con invaginaciones que dan lugar a las criptas de
Lieberkühn. Este epitelio está limitado en su polo basal por la banda muscular de la
mucosa, y entre ambos límites aparece un complejo subepitelial ubicado entre criptas
adyacentes, que se denomina corión, el cual realiza una importante función de
defensa frente a las bacterias intestinales y sus toxinas, ya que forma un complejo retículo
histiocitario subepitelial, cuyas células están firmemente unidas por sus regiones laterales
mediante fibras de reticulina, dando lugar a una barrera impenetrable desde la luz
intestinal. Esta región es rica en fibroblastos que participan en el mantenimiento de la
estructura de este tejido; en plasmocitos y linfocitos, en mastocitos y en macrófagos.

Las células epiteliales, son enterocitos especializados en la absorción, con una superficie
luminal formando microvellosidades, aunque menos numerosas que en el intestino
delgado, con proyecciones glicoproteícas hacia el lumen, que dan lugar al glicocálix. De
igual forma que en el intestino delgado, las porciones apicales de las membranas de
células adyacentes, forman desmosomas y complejos de uniones, que crean una barrera
entre el lumen intestinal y el espacio intersticial. Las células caliciformes, son las
encargadas de la secreción mucosa y son las principales constituyentes de las criptas,
junto con las células endocrinas, localizadas en la base de estas criptas, las cuales secretan
enteroglucagón y VIP.

5. FUNCIÓN MOTORA
Como ocurre en el resto del tubo digestivo, en este segmento también pueden observarse
ondas lentas de despolarización con un ritmo de 2/min en el ciego a 6/min en el colon
sigmoide, que determinan el ritmo eléctrico básico del intestino grueso.

Estas contracciones originan tres tipos de movimientos en el intestino grueso, que


coinciden con regiones concretas del mismo: los movimientos antiperistálticos, los
movimientos de segmentación y las contracciones en masa.

Los movimientos antiperistálticos son característicos del ciego y colon ascendente. Estos
movimientos se caracterizan por ser contracciones estrechas de 1 cm, de tipo peristáltico
que se propagan en ambas direcciones, con lo cual se produce una continua mezcla del
contenido cecal y un mantenido contacto con la mucosa, favoreciendo la reabsorción de
agua y electrólitos. Este tipo de movimiento supone que el ciego pueda almacenar el
contenido de varias comidas.

Los movimientos de segmentación son característicos del colon transverso y


descendente. Se caracterizan por abarcar segmentos fijos de varios centímetros, que
segmentan el contenido en pequeñas porciones. Pasados unos 30 minutos, se inicia otra
andanada de segmentaciones en los mismos segmentos iniciales, pero segmentando al
contenido en puntos distintos a los anteriores. Las segmentaciones del intestino grueso,
dividen a éste en segmentos ovoides adyacentes conocidos bajo el nombre
de HAUSTRAS, las cuales se diferencian de las producidas en el intestino delgado, por
ser más regulares y abarcar una mayor longitud. Como puede verse en la figura, estas
segmentaciones propulsan el contenido sólo unos pocos centímetros y en ambas
direcciones, por lo que frenan el movimiento del contenido intestinal en dirección anal,
mezclándolo y amasándolo con las secreciones mucosas, favoreciendo a su vez, una
mayor superficie para la absorción de líquido y electrólitos.

La propulsión que provocan ambos tipos de movimientos es lenta (menos de 5cm/hora)


en condiciones de reposo. No obstante en condiciones estimuladas (después de realizar
una ingesta), esta velocidad se incrementa a unos 10 cm/hora.

El último tipo de movimientos, son conocidos como movimientos en masa, que se


originan entre tres y cuatro veces al día, fundamentalmente en la porción final del colon
transverso y en el colon descendente. Estos movimientos coinciden con la ingestión de
alimentos, siendo más intensos tras el desayuno. Se caracterizan por una fuerte
contracción que hace desaparecer las contracciones segmentarias, alcanzando un máximo
en 30 segundos para luego relajarse en dos o tres minutos, para comenzar otra nueva
contracción. Este proceso dura entre 10 y 30 minutos, para después desaparecer
totalmente y empuja el contenido cólico varios centímetros en dirección anal. El estímulo
para este tipo de movimientos no es único, y parece que están implicados varios factores,
como pueden ser: la distensión de la pared intestinal, el reflejo gastrocólico, el reflejo
duodenocólico, la actividad física, toxinas bacterianas, algunos productos químicos,
sustancias irritantes y los laxantes. Mientras que el sueño y el reposo disminuyen la
probabilidad de su aparición.

Los factores que modifican y originan estos movimientos son varios. Las influencias
parasimpáticas colinérgica son excitadoras, mientras que las purinérgicas son inhibidoras.
El simpático ejerce un efecto inhibidor a través de los receptores beta, y excitador por lo
receptores alfa, aunque estos últimos son más escasos. No obstante es el sistema
intrínseco el que proporciona la autonomía al intestino grueso, mientras que la inervación
extrínseca relaciona estos movimientos con el estado psicológico del individuo, y
participa en la organización de los reflejos largos del sistema (reflejo gastrocólico y
duodenocólico), reforzando la acción del plexo mientérico.
Algunas hormonas gastrointestinales también están implicadas en la generación y
modulación de estos movimientos, así la gastrina, colecistocinina y el polipéptido
intestinal vasoactivo (VIP) los estimulan, mientras que el enteroglucagón los inhiben. La
serotonina también ejerce un efecto estimulador.

También se conoce una respuesta motriz del colon a las características de la ingesta. Así
una comida de más de 1000 calorías estimula los movimientos del colon y
rectosigmoideos. La grasa es otro estímulo importante para estos movimientos. Estos
efectos son mediados con toda seguridad por las hormonas gastrointestinales.

6.-TRÁNSITO INTESTINAL (Figura).

El tránsito del contenido cólico es muy lento. Los 150 ml que se vierten en el ciego cada
vez que se abre la válvula ileocecal, quedan almacenados en el ciego, aunque éste se
contrae -por efecto de la distensión- para desplazar parte del contenido almacenado hacia
el colon ascendente. Por esta razón, este vertido ileal se mezclará con sucesivas
evacuaciones del íleon, por lo que en esta región se pueden encontrar restos de varias
comidas. Lo mismo puede decirse del colon transverso y descendente, donde el contenido
cólico vuelve a frenarse en su recorrido, freno que desaparece momentáneamente en cada
movimiento en masa que se origina en estas regiones, y que propulsa el contenido hacia
el colon sigmoide. El movimiento en el colon sigmoide y recto es aún más lento y se ha
podido comprobar, que en esta región se pueden encontrar hasta un 25% de los restos no
digeridos de una comida tomada 72 horas antes.

7.FUNCION SECRETORA Y ABSORVATIVA

La secreción cólica esta compuesta fundamentalmente por mucus procedente de las


células caliciformes, y un componente acuoso y electrolítico, rico en bicarbonato y en
potasio, además de la secreción de cloruro mediante el canal CFTR (canal regulador de
la conductancia transmembrana de la fibrosis quística), cloruro que procede de la
actividad de un transportador basolateral que introduce en la célula 2Cl-, un Na+y un K+.
El bicarbonato producido intracelularmente por la anhidrasa carbónica, se intercambia
por el cloruro luminar, cloruro que es sacado por un transporte facilitado al espacio
intercelular. El hidrogenión resultante de la escisión del carbónico, es intercambiado por
el sodio luminar, siendo este intercambio de sodio importante en la superficie luminar de
esta región, pues no existe el cotransporte de sodio ligado a azúcares y aminoácidos, dada
la carencia de los mismos. Existe otro transportador luminal de sodio (llamado canal
epitelial de sodio, que también se encuentra en el túbulo colector y en los pulmones) que
depende de la aldosterona. El potasio luminar está en muy baja concentración, ya que ha
estado absorbiéndose a lo largo de toda la mucosa del intestino delgado. Este hecho unido
a la diferencia de potencial que se puede registrar entre el lumen y el espacio intersticial
cólico (-30 mV) (generada por la absorción del sodio), genera la fuerza eléctrica y química
suficiente para que el potasio pase al lumen a través de las uniones estrechas
intercelulares, que son mucho más permeables a los cationes que a los aniones.

Como ocurre en el intestino delgado, el motor de todo este trasiego de iones es la bomba
de sodio/potasio existente en la membrana basolateral de los enterocitos cólicos. Esta
bomba crea una presión osmótica en el espacio intercelular, que favorece el paso de agua
desde el lumen (se han identificado aquoporinas tipo 2 en el colon distal y por lo tanto,
una dependencia de la acción de la vasopresina), y dado que el hinchamiento de este
espacio está limitado por las uniones intercelulares, se crea la presión hidrostática
suficiente para que el agua pase a los capilares sanguíneos de la zona.

La capacidad normal de absorción en el colon humano es de unos 460 mEq de sodio y


más de 2000 ml de agua al día, no obstante en una ingesta normal de agua, el colon
participa en la absorción de unos 400 ml al día. En esta absorción influye la composición
de fibras en la dieta, pues el contenido de fibras es un estímulo que incrementa los
movimientos cólicos y favorecen la defecación, por lo tanto disminuyen el tiempo de
tránsito intestinal y en consecuencia el tiempo de absorción cólica. En estas circunstancias
la pérdida de agua es mayor, por el contrario en dietas pobres en contenido fibroso, se
incrementa considerablemente el tiempo de tránsito cólico, con lo que se produce una
mayor absorción de agua, con respecto a los valores medios normales indicados; una
mayor desecación de las heces y una disminución de la frecuencia de defecación
(constipación).

La función de la secreción cólica se puede resumir en:


- evita la excoriación de la mucosa
- asegura la cohesión del bolo fecal
- protege a la mucosa de la acción bacteriana, y
- protege a la mucosa de la acidez del metabolismo bacteriano.

8.-REGULACIÓN

La secreción y absorción cólica están bajo la acción de factores neuroendocrinos, así el


parasimpático parece estimular estos procesos, mientras que el simpático los inhibe. La
aldosterona estimula la absorción del sodio y, por tanto, la del agua, así como la secreción
de potasio y bicarbonato. La 9-alfa-fluorohidrocortisona, estimula la absorción de sodio
y agua. Por último, el ácido desoxicólico (en una concentración de 3mmol/l) y el
quenodesoxicólico (a concentración de 5mmol/l) provocan un incremento de la secreción
de sodio y agua, sin modificar la absorción.

9.-PROCESADO COLICO DE LAS HECES

El peso medio de las heces (de 100 a 200 gr/día) depende del tipo de dieta. Así una dieta
rica en proteínas reduce considerablemente el peso normal de las heces, mientras que una
dieta rica en fibras vegetales, la aumenta.

El contenido ileal que se evacua en el ciego es muy distinto del que se puede observar en
las heces evacuadas, ver tabla, lo cual sugiere un proceso activo de metabolización y
absorción/secreción del colon, donde participan además de los enterocitos intestinales,
las bacterias del mismo y las enzimas del intestino delgado que pasan con el contenido
ileal.

En el mismo ciego comienza la digestión bacteriana de la celulosa, almidón y proteínas


no digeridas, dando lugar a la formación de ácidos orgánicos, anhídrido carbónico e
hidrógeno, que forman los gases intestinales. Se forma amoníaco procedente de la
desaminación de los aminoácidos y transformación de la urea. Las sales biliares son
transformadas en ácidos biliares y la bilirrubina en urobilógeno, que da el color
característico de las heces, y el colesterol en coprostanol. Así mismo, se absorben los
electrólitos y el agua, lo que deseca el material intestinal, el cual es mezclado con la
secreción mucosa para lubrificarlo, y evitar así el daño de la mucosa. Prácticamente en la
porción derecha del colon se consigue la composición final de las heces, estando éstas
sometidas a mayor desecación por parte de la porción izquierda del intestino grueso.

La acción bacteriana del colon puede dividirse en dos categorías, la flora cólica derecha,
denominada clásicamente flora de fermentación, y la flora cólica izquierda,
denominada flora de putrefacción. Esta flora está compuesta por 1013 gérmenes, los
cuales se renuevan de dos a tres veces por día. Su importancia funcional puede resaltarse
por el hecho de que su carencia, origina un incremento del volumen del colon por
retención de agua, provocado por las macromoléculas no digeridas por las bacterias.
Además estas bacterias sintetizan vitaminas como el ácido fólico, la biotina, vitamina K,
complejo B, tiamina, etc.

10.-DEFECACIÓN

ASPECTOS MORFO-FUNCIONALES.

La defecación, es la función asignada a la última región del intestino grueso, y es el


resultado del tratamiento intestinal de los materiales no digeridos ni absorbidos. Para
realizar esta función se especializa morfofuncionalmente un pequeño segmento del
intestino grueso, que está formado por dos regiones, una que actúa como órgano de
capacidad, el recto, y otra que regula la salida de este contenido al exterior, la ampolla
anal con sus esfínteres interno y externo.

El recto es un órgano de capacidad, porque es capaz de adaptarse a su contenido sin


incrementos apreciables de la tensión. Esta adaptación es secundaria al incremento de
tensión inicial provocado por la entrada de contenido fecal, y aparece unos 30 segundos
después del pico de tensión. Esta adaptación es consecuencia de las propiedades
viscoelásticas de la pared del recto, y explican la evolución de la sensación de la necesidad
defecatoria. Por otra parte, en la mucosa del recto hay receptores de tensión que se
estimulan con el incremento inicial de tensión desarrollado por la entrada de materia fecal
en el recto, estímulo que desaparece a medida que las fibras viscoelásticas se adaptan al
nuevo volumen, disminuyendo así la tensión de la pared rectal y en consecuencia el
estímulo para los receptores.
La ampolla anal está limitada en su zona superior por el esfínter anal interno, y
distalmente por el esfínter anal externo. El esfínter interno es un anillo de fibras
musculares lisas que rodean a la ampolla anal en sus dos tercios superiores. El esfínter
externo está formado por un anillo de fibras musculares de tipo esquelético, que se
solapan por fuera con la región más distal de las fibras musculares lisas del esfínter anal
interno. Estos esfínteres se encuentran tónicamente cerrados en condiciones de reposo,
con lo cual, en dichas condiciones, no entra contenido fecal en dicha ampolla anal. A esta
falta de contenido fecal, contribuye también la presencia de los fascículos pubiorrectales
del elevador del ano, los cuales se originan en la parte posterior del pubis y rodean a la
ampolla anal por su parte superior y posterior, de forma que en condiciones de reposo,
estos fascículos se encuentran tónicamente contraídos, con lo que elevan al ano, formando
un ángulo entre éste y el recto, que oblitera el paso del contenido rectal.

La inervación sensorial del ano y el recto viaja al sistema nervioso central, por las fibras
de los nervios erectores y del plexo hipogástrico. La inervación motora del esfínter
externo procede del plexo pudendo, y la del elevador del ano del sacro. La del esfínter
interno y las capas musculares del recto, reciben doble inervación: simpática a partir del
plexo mesentérico inferior y del hipogástrico; parasimpática a partir de los nervios
erectores.

REFLEJO RECTO-ANAL INHIBIDOR

El estímulo para la defecación comienza con la activación de los receptores de la pared


rectal, ante el incremento de la tensión provocado por el ingreso de materia fecal en el
recto. Ingreso, que coincide con un movimiento en masa, desarrollado en los segmentos
superiores del intestino grueso, o también con un incremento de la presión
intraabdominal. Estos receptores se estimulan por presiones de 20 a 30 cm de agua. La
distensión rectal dispara el reflejo rectoanal inhibidor, además de la percepción
consciente de la necesidad defecatoria. El reflejo rectoanal inhibidor determina la
relajación del esfínter anal interno, y simultáneamente la contracción refleja del esfínter
anal externo, reflejo este último que ha de aprenderse en los primeros meses de la vida.
No obstante esta contracción refleja del esfínter anal externo, dura alrededor de un
minuto, por lo que su contracción refleja es una medida de urgencia, que evita la salida
incontrolada de las heces. Los receptores del recto y ampolla anal analizan el contenido
fecal, diferenciando si es líquido, sólido o gaseoso, gracias a lo cual, el individuo puede
tener consciencia de las características del contenido rectal, y ejercer un control voluntario
más fino del esfínter externo.

DECISIÓN VOLUNTARIA

A partir de este momento el individuo elige voluntariamente una de estas dos opciones:
continencia o defecación. Si elige continencia, genera voluntariamente una contracción
de los fascículos pubiorrectales del elevador del ano, con lo que cierra el paso del recto a
la ampolla anal, e incrementa la contracción del esfínter anal externo, mientras que las
fibras viscoelásticas del recto se adaptan a la nueva presión y cesa la estimulación de los
tensorreceptores del recto.

Si elige defecación, genera voluntariamente un incremento de la presión intraabdominal,


de la contracción de los músculos rectales y la relajación del elevador del ano y el esfínter
anal externo, propulsándose así el contenido fecal del recto. El incremento de la presión
intraabdominal se consigue, mediante la contracción de los músculos abdominales, y una
inspiración profunda frente a una glotis cerrada. Este incremento lleva consigo un
incremento momentáneo de la presión arterial torácica, seguida rápidamente por una
caída de tensión por disminución del retorno venoso al corazón.

La frecuencia de evacuación depende de cada individuo, aunque la media normal se


considera de una vez al día, aceptándose márgenes desde dos veces al día hasta una vez
cada cinco o seis días. Naturalmente este ritmo depende del tipo de dieta seguido, y de
los condicionamientos socioculturales. No obstante no se puede decir que exista
necesidad fisiológica de evacuaciones reguladas por reloj; sino sólo aquellas que
mantengan a una persona en situación cómoda y sin trastornos asociados, como pueden
ser las náuseas, dolor de cabeza, pérdida de apetito y sensación general de incomodidad,
que suelen acompañar a la constipación (retardo no fisiológico de la evacuación).

Todos aquellos elementos que lleven a un incremento de la distensión de las paredes del
intestino grueso, favorecen la evacuación, por disminuir el umbral de excitabilidad de las
fibras musculares intestinales, y así hacerlas más sensibles al ritmo eléctrico básico.
Muchos laxantes (catárticos) ejercen esta acción irritando al músculo liso, mientras que
otros lubrifican las heces desecadas (aceite mineral).

Mientras que la constipación no tiene, normalmente, ningún efecto tóxico sobre el


organismo, excepto la molestia por incremento del volumen abdominal y otras derivadas;
la diarrea, que es el fenómeno contrario a la constipación, si tiene consecuencias fatales
para el organismo, dada la rápida pérdida de agua, potasio y bicarbonato, que llevan a una
deshidratación, perturbación en el equilibrio ácido/base del cuerpo, y serios problemas en
las células excitables.

REFERENCIAS.
(1) Keith L. Moore, Arthur F. Dalley. Anatomía con orientación clínica. 4ª edición.
Ed. Panamericana; 2002.
(2) David le Vay. Anatomía y fisiología humana. 2ª edición. Ed. Paidotribo; 2004.
(3) Thibodeau G.A., Patton, K.T. Anatomía y fisiología. 6ª edición. Ed. Elsevier;
2007.
(4) Keith L. Moore, Anne M. R. Agur. Fundamentos de anatomía con orientación
clínica.2ª edición. Ed. Panamericana; 2003.
(5) Abraham L. Kierszenbaum, Laura L. Tres. Histología y biología celular,
introducción a la anatomía patológica. 3ª edición. Ed. Elsevier Saunders; 2012.
(6) Welsch U. Histología/Sobotta. 2ª edición. Ed. Panamericana; 2009.
(7) B. Young, J.W. Heath. Histología funcional, Wheater ́s. 4ª Edición. Ed. Elsevier
Churchill Livingstone; 2000

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