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Ciclo : X
SECCIÓN: I
UDED: BAGUA
I.CONOCIMENTO:
Realizando un análisis “El debido proceso tiene por función asegurar los derechos
fundamentales consagrados en la Constitución Política del Estado, dando a toda
persona la posibilidad de recurrir a la justicia para obtener la tutela jurisdiccional
de los derechos individuales a través de un procedimiento legal en el que se dé
oportunidad razonable. El debido proceso en la Jurisprudencia del Poder Judicial
oído, de ejercer el derecho de defensa, de producir prueba y de obtener una
sentencia que decida la causa dentro de un plazo preestablecido en la ley
procesal.
“El derecho a un debido proceso supone desde su dimensión formal la
observancia rigurosa por todos los que intervienen en un proceso, de las normas,
de los principios y de las garantías que regulan el proceso como instrumento de
tutela de derechos subjetivos, cautelando sobre todo el ejercicio absoluto del
derecho de defensa de las partes en litigio. Desde su dimensión sustantiva se le
concibe cuando la decisión judicial observa los principios de razonabilidad y
proporcionalidad”. En ese sentido, el derecho al debido proceso, en su dimensión
formal, está referido a las garantías procesales que dan eficacia a los derechos
fundamentales de los litigantes mientras que, en su dimensión sustantiva, protege
a las partes del proceso frente a leyes y actos arbitrarios de cualquier autoridad,
funcionario o persona particular pues, en definitiva, la justicia procura que no
existan zonas intangibles a la arbitrariedad, para lo cual el debido proceso debe
ser concebido desde su doble dimensión: formal y sustantiva.
El debido proceso es un derecho humano abierto de naturaleza procesal y
alcances generales, que busca resolver de forma justa las controversias que se
presentan ante las autoridades judiciales. Se considera un derecho “continente”
pues comprende una serie de garantías formales y materiales. Como tal, carece
de un ámbito constitucionalmente protegido de manera autónoma, de modo que
su lesión se produce cuando se afecta cualquiera de los derechos que consagra, y
no uno de manera específica. Pero el concepto de debido proceso no se agota en
lo estrictamente judicial, sino que se extiende a otras dimensiones, de modo que
puede hablarse de un debido proceso administrativo, de un debido proceso
corporativo particular, de un debido proceso parlamentario, etc., pues lo que en
esencia asegura el debido proceso es la emisión de una decisión
procedimentalmente correcta con respecto de sus etapas y plazos, y sobre todo,
que se haga justicia.
El debido proceso puede descomponerse en debido proceso formal o adjetivo, el
cual alude al trámite y procedimiento utilizado para dictar una sentencia; y en
debido proceso sustantivo o material, el cual cuestiona directamente el fondo de la
decisión, cualquiera sea la materia que en su seno se pueda dirimir.
Ejemplo 01
Veamos, qué diría ese hipotético asistente judicial práctico si le anunciamos que
nuestro patrocinado no va a prestar declaración instructiva, que va a guardar
silencio. Probablemente se salga de sus casillas y nos diga: muy molesto: “¿para
qué cree, entonces, que ha sido citado?”. Es posible que apenas nos descuidemos
susurre al imputado: “tu defensor ignora las reglas básicas del proceso, sus
consejos te arruinarán”. Apréciese como esta rústica mente no alcanza a
comprender que lo que está en juego es el ejercicio de un derecho fundamental,
cubierto por el paraguas del debido proceso, previsto en los Tratados
Internacionales de Derechos Humanos y hasta en nuestra Ley de Hábeas Corpus
y Amparo, toda vez que nadie puede ser compelido a declarar en causa penal
contra sí mismo o sus familiares o reconocer responsabilidad.
Un empírico, secretario o magistrado, ante un caso como el referido creerá que la
solución reside en el artículo 127 del C. de PP, ya no en su versión primitiva que
consignaba la oración amenazadora. ”El Juez le manifestará (al inculpado) que su
silencio puede ser tomado como indicio de culpabilidad”, sino modificada por Ley
27834; de manera tal que insistirá en preguntar y repreguntar al reo, dejando
constancia en acta el silencio que guarda ante cada interrogante. Imaginémonos
qué impresión producirá en el órgano encargado de juzgar y fallar el acta
levantada por el juez instructor donde figura que frente a la larga lista de preguntas
el procesado responde callando. Queda claro, en consecuencia, que ni siquiera la
modificación del artículo 127, propio de un esquema mixto, predominantemente
inquisitivo, esto es, autoritario, ha dado en el clavo, ya que eliminar la explícita
referencia al silencio como indicio de culpabilidad no es suficiente si se mantiene
lo demás del texto de la norma. Una auténtica solución al problema exigiría seguir
las disposiciones del CPP 91 (artículo 121. Versiones de 1995 y 1997, artículo 68),
que al respecto enseñan que es derecho de todo imputado abstenerse de declarar
y que hacerlo saber es obligación de toda autoridad que lo someta a investigación
o proceso.
Para que se vea que este asunto de las declaraciones o del silencio del imputado
puede complicarse bastante más, traigo a colación el caso de un sujeto que sin
estar comprendido en una instrucción es mencionado como coautor por quien si lo
está, motivando que el Juez de la causa lo cite para rendir testimonial. ¿Cómo
debe proceder el Juez? ¿Será correcto qué examine al sujeto bajo las
formalidades del testimonio, es decir, previo juramento y sin advertirle que las
preguntas girarán en torno a un hecho que lo involucra?. ¿Puede admitirse que el
citado concurra asistido por un defensor, si es común afirmar en el foro que un
testigo, por ser ajeno a la causa, no tiene necesidad de patrocinador? ¿Qué
hacer?. Aquí el trámite no nos dice nada, sólo una visión democrática y por ello
constitucional del derecho penal aporta la irrefutable respuesta: Encartado o no,
sujeto a proceso formal o no, a nadie se lo puede interrogar sobre cargos
criminales que pesan en su contra sin advertirle de tal situación y su consiguiente
derecho a guardar silencio. Respetar esta exigencia, propia de sistemas que se
rigen por los estándares mínimos del debido proceso no es una muestra de
debilidad frente al delito y los delincuentes, sino un acto de consecuencia con el
principio de la presunción de inocencia, tanto más urgente de proteger en épocas
como las de hogaño, en las cuales la siniestra “colaboración eficaz” hace de falsos
arrepentidos agentes estelares de la delación al servicio del Estado y sus
regímenes de turno.
Ejemplo 2
Tratándose del derecho a la defensa, interesa preguntarse también por qué los
operadores oficiales de la justicia tienden a impedir el acceso del imputado o su
defensor a los actuados de la investigación; situación que encuentra prototípica
evidencia en la cerrada negativa a facilitar el expediente en tanto el inculpado no
haya rendido instructiva. El argumento que dice que con ello se aseguran los fines
del proceso y se evita la elaboración de coartadas, es de una cepa autoritaria que
no admite excusa. Si lo que se busca es convertir la declaración instructiva en una
manifestación no de descargo sino en la oportunidad para una celada que haga
fluir las contradicciones del imputado, entonces habremos hecho del secreto ilegal
de los actuados la herramienta más siniestra para perseguir el delito a cualquier
costo y habremos reducido la defensa técnica al papel de comparsa del abuso.
Parece increíble que a estas alturas de la evolución procesal el secreto de la
Inquisición tenga tantos encendidos seguidores. Esto no debe llamarnos la
atención pues en este campo hasta el Tribunal Constitucional ha errado. Basta
leer su sentencia, publicada el 21 de Julio de 2002 en El Peruano que dice:
“Sobre la aplicación del artículo 73 del C. de PP., dicho artículo tiene por objeto
evitar que cualquier persona que no tenga relación con el proceso tome
conocimiento de los hechos allí investigados e interfiera con el desarrollo de la
instrucción, no siendo aplicable tal reserva al inculpado, para permitirle ejercer su
derecho de defensa, siempre que previamente éste haya rendido su declaración
instructiva…”
Ejemplo 3
No se trata, según se ve, de llenar las cárceles para que alguien aumente su fama
de Juez “severo” o inflexible, que aspira ver reflejada en las páginas de un
periódico, sino de regirse puntualmente por los siempre justos criterios de
razonabilidad y proporcionalidad contemplados en el artículo 200 de la
Constitución, cuando haya que limitar o restringir derechos fundamentales, como
la libertad del procesado. Hacer lo contrario es enormemente grave y bien podría
ser calificado de secuestro.
Ejemplo 4
Petitorio:
-Se declare la insubsistencia de la denuncia fiscal de fecha 10 de mayo de 2005
formalizada ante el Poder Judicial por el fiscal demandado contra el señor
Fernando Cantuarias Salaverry.
-Se ordene notificar al Juez Penal de Lima para que asuma la calificación de la
denuncia fiscal, y disponga su devolución a la Trigésimo Octava Fiscalía Penal de
Lima, de modo que sea remitida a la Fiscalía Decana correspondiente a fin de que
ésta disponga que la denuncia sea calificada por otro fiscal.
FUNDAMENTOS:
CONCLUSIÓN:
Este Tribunal considera necesario señalar que el Ministerio Público es
titular del ejercicio público de la acción penal en los delitos y tiene el deber
de la carga de la prueba, asumiendo la conducción de la investigación
desde su inicio, para lo cual, previo estudio de los hechos, determinará si la
conducta incriminada es delictuosa; es decir, si hay razones atendibles
sobre la comisión de hechos constitutivos de un delito, para luego
determinar y acreditar la responsabilidad o inocencia del imputado; de
ocurrir la primera, calificará su procedencia formalizando la correspondiente
denuncia penal; en caso contrario, archivará la denuncia. Sin embargo, en
caso de no reunir la prueba suficiente sobre la constitución del hecho
delictuoso o la del presunto infractor, dispondrá la realización de una
investigación preliminar para reunir la prueba que considere necesaria; para
tal efecto, practicará u ordenará practicar los actos de investigación que
correspondan, así como las demás diligencias pertinentes. Con esta
finalidad conduce y controla jurídicamente los actos de investigación que
realiza la Policía Nacional.
II. COMPRENSION
Delito de fuente:
Denuncia
El objetivo del LA consiste en hacer que los fondos o activos obtenido a través de
actividades ilícitas o ilegales aparezcan como el resultado de actividades legales o
legítimas y así circulen sin problema alguno en el sistema económico-financiero de
un país.
PÉRDIDA DE DOMINIO:
CONCLUSIONES:
Ahora, resumamos qué tenemos por delante. Quien quiera delinquir para hacerse
rico, está debidamente advertido y notificado que el producto de sus ganancias al
ingresar al sistema, será reportado, investigado y perseguido en secreto sin su
conocimiento, con sus secretos financieros y de comunicaciones abiertos, para
que su dinero o bienes sean incautados a él, sus familiares y relacionados. Luego
será juzgado y condenado a una pena de cárcel de 8 a 20 años, sin beneficios
penitenciarios, sólo por no poder probar un origen lícito del patrimonio, aunque la
justicia no pueda sentenciarlo por otra actividad criminal.
Mientras purga cárcel, el patrimonio producto del dinero ilícito, será perseguido,
confiscado y transferido a otros, aunque esté registrado a su nombre o no.
A las personas naturales que creen que en el Perú, lavar dinero ilícito es un buen
negocio, tomen nota que ahora pueden terminar en la cárcel entre 8 a 20 años, sin
posibilidad de beneficios penitenciarios. Las personas jurídicas toman nota que
pueden ser desde multadas a extinguidas si se dedican o toleran la actividad de
lavado de dinero.
II.I.I SEÑALE TEXTOS JURISPRUDENCIA RESPECTO AL PRINCIPIO DE
DOBLE INCRIMINACIÓN Y EXPLIQUE CADA UNO DE ELLOS.
Ciertas causas motivaron la concreción actual del principio, entre ellas podemos
citar: la necesidad de actualizar constantemente los Tratados que quedaban
obsoletos por surgir nuevas conductas perseguibles no incluidas en ellos; los
cambios en la legislación penal de los Estados que pueden dar lugar a
delitos incluidos en la lista del Tratado, inexistentes en la legislación de una de
las partes; el problema de la calificación de los hechos por el Estado requerido y
por el Estado requirente; el cambio de calificación en el Estado requirente una
vez hecha la entrega; además del inconveniente de la no equivalencia de los
términos entre los idiomas de las dos partes contratantes. Y agrego además de
las distintas firmas por los Estados de distintos Tratados que regulan cuestiones
de Extradición que incluyen esta modalidad.
TRAFICO ILICITO DE
DROGAS
Denuncie o
intervencion
Detencion Preliminar
Prueba de Campo Decomiso Incautacion 15 dias
ampliar 8 mese
investigacion
preparatoria
juicio oral
sentencia
Para entender correctamente los efectos de una garantía hay que partir de que no
da igual dónde esté contemplada ésta. Ciertamente conviene distinguir entre dos
distintas ubicaciones de las garantías que, a veces, no se distinguen lo suficiente:
En primer lugar, nos encontramos con las garantías previstas en la ley. Tales
garantías no pueden ser menores ni tener un alcance más reducido que las
garantías previstas en la Constitución, pero sí pueden ser más amplias que éstas.
No pueden ser menores ni estar configuradas con un alcance más reducido,
porque la ley no puede modificar la Constitución, sino que esta prevalece frente a
aquella; con otras palabras: las garantías constitucionales previstas en la
Constitución no están disponibles para el legislador ordinario (14). La ley penal
puede, incluso, guardar absoluto silencio sobre las garantías constitucionales, y
estas seguirán rigiendo con plena intensidad en todo el ámbito de aplicación de la
ley. Pero las garantías previstas en la ley sí pueden ser más amplias, porque una
ley penal puede conceder garantías adicionales, que tendrán el carácter de
legales o de establecidas en la ley, sin perjuicio de que puedan recibir el respaldo
de la Constitución.
Pero, ¿qué efectos tienen las garantías legales que suponen una ampliación de
las previstas en la Constitución? Puesto que tales efectos requieren una
explicación algo más extensa, me permito dedicarle el epígrafe que viene a
continuación.
CONCLUSIONES:
III. APLICACION
III.I En el caso en los que la procesada de lenguaje Shipibo conigua se
encuentre con incidencias de analfabetismo y haya firmado el acta
confirmando la incautación de bienes objeto del delito y no haya tenido la
oportunidad de defensa eficaz indique que principios se vulnerarían,
desarrolle cada uno de ellos y transcriba 2 sentencias relacionadas y señale
y desarrolle cada una de las normas, jurisprudencias, casos y otros
utilizados.
El derecho de defensa garantiza, entre otras cosas, que una persona sometida a
una investigación, sea esta de orden jurisdiccional o administrativa, y donde se
encuentren en discusión derechos e intereses suyos, tenga la oportunidad de
contradecir y argumentar en defensa de tales derechos e intereses. Se conculca,
por tanto, cuando los titulares de derechos e intereses legítimos se ven
imposibilitados de ejercer los medios legales suficientes para su defensa, o
cuando, como ocurre en el presente caso, se establezcan condiciones para la
presentación de los argumentos de defensa.
HA RESUELTO
Declarar FUNDADA la demanda de amparo; en consecuencia, ordena a que la
Municipalidad Distrital de Surquillo admita a trámite el medio de impugnación
interpuesto por el recurrente contra el acto administrativo que determinó una
sanción de multa, sin exigirle previamente el pago de una tasa por concepto de
impugnación.
EXP. N. ° 2028-2004-HC/TC
AREQUIPA
MARGI EVELING
CLAVO PERALTA
IV. ANALISIS
En cambio, según Padilla, para que la confesión sea sincera se requiere que el
delincuente admita cuál fue el delito que cometió. Además, esta figura no podrá
ser utilizada cuando se den supuestos de flagrancia, de irrelevancia de la admisión
de los cargos en atención a los elementos probatorios incorporados en el proceso
y cuando el agente tenga la condición de reincidente.
Al respecto, Vladimir Padilla opina que toda confesión debería ser beneficiada,
pues esto promovería que los delincuentes confiesen sus crímenes:
Procede para ciertos delitos como terrorismo, tráfico ilícito de drogas, delitos
aduaneros y otros, donde estos delitos hay una criminalidad organizada.es un
derecho penal premial, el cual consiste en que el imputado en este delito
colabora con la justicia para desbaratar la organización criminal, y se le otorga
algunos beneficios al colaborador.
Padilla señala que esta figura no es nueva en nuestro país, pues en los años 90
existió el ‘arrepentimiento’, el cual permitía, a quienes cometieron delitos de
terrorismo, rendirse y colaborar en la lucha antisubversiva.
Para que este beneficio pueda ser utilizado, es necesario que el solicitante acepte
al menos uno de los cargos que se le atribuye. El procedimiento de
colaboración no alcanza aquellos cargos que el solicitante no haya admitido.
Además, el beneficiado debe haber abandonado de manera voluntaria la actividad
ilícita y mostrar su disposición de proporcionar información eficaz al juez.
Según el artículo 474 del Código Procesal Penal, los delitos que pueden
estar sujetos a un acuerdo de colaboración son:
CASO:
Introducción:
De una manera clara y concisa, resume Alvarado Velloso, lo que hoy se conoce
en la sociología jurídica con la denominación de garantismo procesal:
- la libertad
- y sin la asunción por el juez de actitudes paternalistas con las partes o de tareas
que no le incumben conforme a lo normado por la Constitución.”
Es en este sentido que un sistema acusatorio, que recoge un posición garantista
del proceso penal pone de manifiesto el compromiso de un Estado como
propiciador de un sistema de garantías como: los jueces predeterminados,
excluyendo a los Jueces Ad-Hoc, ya que la ley debe de predeterminar qué Juez es
competente para cada caso en concreto de manera antelada; que el Juez será un
sujeto imparcial y sometido solo a la ley (independencia), garantizando además
que todo incriminado tenga el derecho a la defensa técnica; que el acusado debe
conocer quien es su acusador y cuáles son los cargos que se le imputan (principio
de imputación necesaria); que el proceso no es secreto sino debe ser
eminentemente público, para que así la sociedad pueda ejercer un control
indirecto sobre la administración de justicia; que toda resolución que emita un
órgano jurisdiccional deba estar debidamente motivada, y sobre todo ser el
resultado de un análisis lógico y crítico sobre las pruebas que han demostrado los
hechos manifestados por las partes de manera fehaciente.
Son muchos los países latinoamericanos que han ido dejando sistemas
inquisitivos y mixtos para adoptar sistemas acusatorios modernos o garantistas.
Sin embargo, tal como ha sido señalado por Picó i Junoy, lo relevante no es
buscar el origen histórico de una determinada institución y de ahí atacarla, sino
analizar si dicha institución es o no válida para lograr la mejor justicia sin sacrificar
ninguna garantía procesal. O si se quiere, examinar si las instituciones
presuntamente autoritarias o de origen fascista, vulneran alguna garantía procesal.
Sólo en este caso deberemos optar por el garantismo. De lo contrario, entre dos
opciones igualmente válidas y garantes, deberemos optar por aquella que permita
la más justa decisión del caso concreto, pues así se alcanzará la mayor eficacia
posible del sistema procesal.
El garantismo procesal implica pues, la puesta en práctica de las garantías que las
leyes procesales instauran, conjuntamente con las que poseen proyección
constitucional, a través de una postura garantista plenamente comprometida con
la realidad constitucional, enfrentándose así al autoritarismo procesal, el cual ha
generado una cultura autoritaria en la configuración de los procesos, creando
sistemas inquisitoriales o mixtos que fueron adoptados en la mayoría de países
latinoamericanos por largo tiempo.
Debido Proceso
La doctrina del plazo considera que: Un plazo será razonable siempre y cuando
cumpla ese lapso de tiempo establecido en la ley. Ejemplo: Si la duración de las
diligencias preliminares es de 20 días será razonable la investigación que no
excede del límite.
A. CRITERIO SUBJETIVO
B. CRITERIO OBJETIVO
El expediente judicial no debe estar en las manos del juez de juzgamiento pues al
existir la posibilidad de su uso indebido se está configurando la causal de
parcialidad objetiva en el sentido que el Estado a través de la dación de la
normativa procesal esta posibilitando que se sentencie en base a actos de
investigación, que se formen pre-juicios en base a ellos y por tanto que la función
del juez en el sistema Adversarial cambia a una búsqueda de la verdad histórica,
lo que es contrario al espíritu de la reforma procesal penal peruana. Pero el
expediente sigue siendo necesario en tanto las actuaciones están reflejadas en él
y de hecho sirven para el desarrollo del juicio en la medida que se tiene certeza de
que lo que se ha actuado en la investigación está reflejado en el expediente y será
materia de la actuación probatoria, recuérdese que la diferencia entre actos de
investigación y actos de prueba no está en la materialidad de los actos sino en las
funciones y las etapas en las cuales se han dado.
Con respecto al uso de declaraciones previas estas se dan en dos casos, primero
en el interrogatorio cuando un testigo propio no recuerda algún aspecto de los
hechos o de una declaración anterior, por lo cual el litigante pide permiso al juez
para hacer uso de la declaración previa que hubiere dado y así refrescar memoria.
Lo mismo se puede decir del uso de pericias, documentos y prueba material, toda
vez que ya existió un control en la etapa intermedia de la admisión probatoria de
los actuados, por tanto no es necesario un segundo control que afecte la
imparcialidad judicial.
La prueba de oficio se refiere a que durante el juicio oral, el juez en virtud del art.
385.2 puede excepcionalmente, una vez culminada la recepción de las pruebas
disponer, de oficio la actuación de nuevos medios probatorios, lo cual señala una
posición de la doctrina afecta el principio acusatorio y la imparcialidad toda vez
que el juez está asumiendo la labor de parte al aportar pruebas (que es labor de
las partes).
Esta situación se puede ver favorecida si el juez de juzgamiento tiene los actuados
a la vista a raíz de la formación del expediente judicial por parte de él, pues al
conocer de todos los actuados, ante la presentación de la teoría del caso por las
partes puede haber espacios que no estén cubiertos por la teoría del caso y el
juez se puede ver en la necesidad de actuar otros medios probatorios en su afán
por llegar a conocer la verdad histórica, con lo cual se aleja de la función que le ha
asignado el nuevo código procesal de solo formar su convicción en base a los
actos de prueba que por definición aportan las partes.
Por ello es necesario que el expediente judicial no esté al alcance del juez de
juzgamiento, pues si bien se ha regulado la actuación de la prueba de oficio en
nuestro país, esta solo se puede dar si del curso del debate resultasen
indispensables o manifiestamente útiles, pero con el uso del expediente no se
actúa la prueba de oficio por la necesidad del debate sino por la lectura del
expediente judicial, volviéndose la prueba de oficio la regla y no la excepción como
está regulado en nuestro proceso penal. Pues del debate en el cual se actúa
prueba aportada por las partes puede surgir dudas en cuanto a la credibilidad de
cierto medio probatorio lo cual traería la teoría de la prueba sobre prueba.
La remisión del expediente al juez penal hace necesario que se sentencie en base
a lo leído y no a lo actuado en juicio.
Pero esto no quiere decir que el expediente judicial tenga que desaparecerer,
pues es necesario que el expediente exista en la medida que los litigantes tengan
la oportunidad de poner en práctica su teoría del caso con todas las herramientas
posibles, teniendo como base el expediente judicial donde se encuentran los
actuados, sustento probatorio de la teoría del caso. Una vez que el juez de la
etapa intermedia acabe su labor debe remitir al juez de juzgamiento el auto de
enjuiciamiento para que conozca del caso y la imputación concreta que se hace al
procesado (no siendo tampoco tan relevante en la medida que la acusación se
hará de forma oral en el alegato de apertura y de clausura que deben ser
valorados por el juez de juzgamiento). El llamado expediente judicial debe
elaborado por el juez de la etapa intermedia y debe ser enviado a las partes para
que hagan uso de su derecho según el artículo 137.1 correspondiente al pedido de
incorporación o exclusión de alguna actuación que obre en el expediente judicial,
tramitándose esto como un incidente de la etapa intermedia.
Aquí solo haremos referencia al derecho a los recursos legalmente previstos por la
ley, como manifestación implícita de la tutela judicial efectiva, y que constituye una
de las principales garantías frente al arbitrio judicial.
Toda vez que realizando una interpretación literal de tal normativa podríamos
concluir que la persona ha sido absuelta en primera instancia y que luego tras la
interposición del Ministerio Público de un recurso de apelación es condenada en
segunda instancias, debería tener la posibilidad de interponer un medio
impugnatorio con la finalidad de que el fallo condenatorio y la pena impuesta
vuelvan a ser revisadas por un Tribunal Superior. 19 Artículo 139. Son principios y
derechos de la función jurisdiccional: 6. La pluralidad de la instancia. 20 En sentido
contrario, se pronuncia DE LA OLIVA SANTOS, cuando señala que se inclina a
considerar “...más prudente y hacedora la opción de configurar el doble grado
jurisdiccional penal con las limitadas finalidades de revisar el juicio jurídico... pero
sin permitir una segunda valoración de la prueba...”. DE LA OLIVA SANTOS,
Andrés. El Derecho a los Recursos. Los problemas de la única instancia. (En)
Revista Tribunal de Justicia N° 10. 1997. p. 980. Sin embargo, en nuestro
ordenamiento esa no es un posibilidad regulada por el código procesal penal, pues
entendemos que la Casación no tiene la misma naturaleza que la apelación, por
cuanto el primero es un recurso extraordinario. Respecto, a esta problemática, es
que han surgido una serie de posiciones que intentarían dar respuesta a lo
planteado. Estas posiciones distintas entre sí, serán analizadas a continuación:
Una posición contraria a lo explicado líneas arriba, señala que la condena del
absuelto no afecta la garantía de la doble instancia, por cuanto el contenido
constitucionalmente protegido por esta garantía es el doble grado de jurisdicción,
es decir, la posibilidad de que el objeto o pretensión pueda ser discutido
ampliamiente (juicio histórico y juicio jurídico) en dos instancias por ambas partes
de la relación procesal. Por lo que quedaría claro que el art. 425.3
b) del NCPP no afecta este derecho, dado que, el imputado tiene la posibilidad de
discutir en dos oportunidades la pretensión punitiva. Se podrá defender de la
acusación durante la primera instancia y luego, ante el recurso presentado por el
Fiscal, podrá también hacerlo en el juicio de segunda instancia. Finalmente,
respecto a la interpretación literal que se le hacer al art. 14.5 del PIDCP se
establece que el Derecho tiene diversos métodos de interpretación a los cuales
podemos recurrir, que para el caso concreto se debe tener en cuenta un método
de interpretación histórica, pues nos permitirá conocer el entorno en que dicha
norma se gestó y de esa evitar aplicarla a contextos para los cuales no fue
pensada.
Derecho de Defensa
Por lo que podemos concluir, como lo hace San Martín Castro23, que las víctimas
tienen un derecho fundamental de acceder al proceso y de lograr una respuesta
adecuada y eficaz a su pretensión, aun cuando se trate de un proceso penal
incoado por la presunta comisión de un delito.
Conclusiones:
• El fiscal
• Agraviado
• Imputado
• Abogado defensor
IMPEDIMENTOS DE APLICACIÓN:
V. CASOS PRACTICOS
ANÁLISIS:
El efectivo policial don Jaime Alberto Mariños Izquierdo, como testigo, manifestó a
escala judicial (folio ciento veintinueve), que al constituirse al lugar de los hechos,
el agraviado identificó al recesado como uno de los intervinientes en el robo en su
perjuicio; y agregó que el imputado se encontraba en la puerta de una casa cerca
de una tienda, con visibles síntomas de ebriedad, y ante su resistencia a ser
intervenido, con ayuda de otro efectivo policial, lo trasladaron a la comisaría,
donde aceptó su responsabilidad.
Ello lleva a estimar que no se podía dar cuenta de sus actos, por yo, redujo a una
persona a dos puertas de su propia casa y de allí la condujo a su domicilio para
asaltarlo, es decir, se expuso a la identificación y a la ubicación; circunstancias
que no son propias de la habitualidad en la ejecución de los delitos, en que el
agente procura no ser ubicado después de perpetrado el ilícito para no ser
aprehendido y/o responsabilizado.
Al estar gravemente alterada la capacidad psíquica del recurrente (ausentes las
funciones superiores), carece de valor probatorio el reconocimiento que efectuó a
escala preliminar; ello se fuerza con lo afirmado por el efectivo policial Mariños
Izquierdo, quien testificó que en el momento de la intervención el imputado se
encontraba con visibles síntomas de ebriedad. Por lo tanto, no era factible recibirle
una manifestación válida, hallándose el declarante sumamente intoxicado por la
ingesta de alcohol. El Ministerio Público no debió permitir que a escala policial se
procediera como si no mediara tal condición, menos aún haber intervenido en
aquel acto.
Cabe resaltar que no hay base suficiente para sostener que el encausado se
hubiera colocado en tal condición para delinquir (supuesto de actio libera in
causa,) o que se encontraba incapacitado para distinguir el mal del bien, por no
haber tenido ni la Conciencia ni el dominio de los propios impulsos, por ello, al ser
inasequible frente a la prohibición penal deviene en inimputable y está exento de
responsabilidad, por lo que debe ser absuelto de la acusación fiscal.
Por otro lado, no cabe disponer una medida de seguridad sino en los casos de
inimputabilidad por grave alteración permanente de la conciencia, en tanto que la
ebriedad no alcanza tal nivel, por tratarse de un estado anormal pasajero. Sin
embargo, pese a que es posible que esta alteración de la conciencia y la voluntad
no tenga una base patológica, es prudente que en la vía pertinente se determine si
puede ser necesaria una interdicción por ebriedad habitual; que no solo se justifica
porque persigue evitar la comisión de futuros delitos sino, sobre todo, por su
trascendente finalidad de recuperación de la persona. Sobre la alegada afectación
al derecho de defensa, en el sentido de que el imputado no contó con la asistencia
de su abogado defensor a escala preliminar; habiendo decidido este Supremo
Tribunal absolver al recurrente, carece de objeto emitir pronunciamiento al
respecto. Con relación a la responsabilidad civil a la que hubiera lugar a
consecuencia del perjuicio económico causado al agraviado, este lo podrá
reclamar en la vía pertinente.
SUSTENTO NORMATIVO:
El artículo ciento ochenta y ocho, concordado con los incisos tres y cuatro, del
primer párrafo, del artículo ciento ochenta y nueve, del Código Penal, modificado
por Ley N. º 29407, sanciona con pena privativa de libertad no menor de doce ni
mayor de veinte años, cuando el robo es cometido a mano armada y con el
concurso de dos o más personas.
El inciso uno, del artículo veinte, del citado Código Sustantivo, exime de
responsabilidad penal, por inimputabilidad, el que por anomalía psíquica, grave
alteración de la conciencia o por sufrir Iteraciones en la percepción, que afecten
gravemente su concepto e la realidad, no posea la facultad de comprender el
carácter delictivo de su acto o para determinarse según esta comprensión.
El artículo setenta y tres, del Código Penal, dispone que las medidas de seguridad
deben ser proporcionales con la peligrosidad delictual del agente, la gravedad del
hecho cometido y los que probablemente cometiera si no fuese tratado.
1) La posesión
2) El arraigo familiar
«No es concluyente, por tanto, los pocos o muchos viajes que un encausado
realice al extranjero. Lo que determina un fundado peligro de fuga es que un
imputado no tenga arraigo laboral, familiar o laboral y tenga contactos en el
exterior que le permitan alejarse del país, a la vez que, concurrente, consten otros
datos derivados de la naturaleza del hecho y de la gravedad la pena –el monto de
la pena, tampoco debe ser examinado en forma aislada, sino debe ser
considerado en la relación con otras circunstancias, tales como:
Jurisprudencias:
1) La posesión
2) El arraigo familiar
3) El arraigo laboral.
Ejemplo:
La casación Nº 631-2015-Arequipa
Ejemplo:
La casación Nº 631-2015-Arequipa
Ejemplo:
La sentencia dice, además, que otro criterio importante del peligro de fuga
tiene que ver con la moralidad del imputado, es decir, la carencia de
antecedentes penales. La pena es importante para valorar este aspecto, pero
si no hay elementos de convicción respecto del peligrosismo procesal no es
posible dictar automáticamente una medida de coerción personal de prisión
preventiva. Asumir un peligro de fuga por la sola condición de extranjero del
imputado importa discriminación por razón de la nacionalidad.
Uno de los fundamentos más importantes de la sentencia y que tiene que ver con
el titular de esta nota, es el sexto. El texto es el siguiente:
Que es cierto que los alcances del arraigo en el país también pueden valorarse
desde los lazos familiares que el imputado mantiene en el exterior, más aún si es
extranjero, situación que le permitiría abandonar el país y refugiarse en su
localidad de origen cuando advierte riesgo para sí. Sin embargo, esta situación
tiene que ser apreciada caso por caso.
Si se tiene en cuenta que prima facie está consolidado el arraigo del imputado,
pues vive en el país, tiene estatus de residente, su familia nuclear está con él y
su centro de labores es una empresa residenciada en el Perú, sólo podría
afirmarse la persistencia del riesgo de fuga si se toma en consideración otros
datos que permitan concluir razonablemente que se alejaría de la justicia peruana
para evitar su procesamiento, enjuiciamiento y, en su caso, la condena
correspondiente.
PAGINA WEB:
https://es.wikipedia.org/wiki/Derecho_a_la_defensa