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24.521
S.C. L. 1084, L. XLII. "Loza Chavez, María Isabel y Estrada, Carmen Rosa s/
impugnación Artículo 32 Ley Nº 24.521".
Suprema Corte:
-I-
-II-
Pone de resalto que fue estrictamente observada la mayoría que exige el reglamento
-dos tercios de votos- para disponer la sanción expulsiva contra las docentes, pues el
Loza Chávez, María Isabel y Estrada, Carmen Rosa s/ impugnación Artículo 32 Ley Nº
24.521.
-III-
Considero que corresponde habilitar la instancia del Artículo 14 de la Ley Nº 48, toda
vez que en autos se discute la validez de actos emanados de una autoridad nacional con
fundamento en la interpretación y aplicación de normas de carácter federal y la decisión
de los jueces de la causa ha sido contraria a las pretensiones que el recurrente funda en
ellas (Fallos: 314:1234; 323:620).
Por otra parte, si bien el tribunal sólo concedió el recurso en lo atinente a la cuestión
federal planteada y lo denegó respecto de la gravedad institucional alegada -lo que
motivó la presentación de la queja que tramita en Expte. P. 1092, L. XLII- con el
propósito de preservar cierto orden y unidad en el tratamiento de los agravios, serán
examinadas en forma conjunta todas las cuestiones planteadas por el apelante.
-IV-
Ante todo, cabe recordar que V.E. tiene dicho que los pronunciamientos de la
universidad en el orden interno, disciplinario, administrativo y docente no podrían, en
principio, ser revisadas por juez alguno sin invadir atribuciones propias de sus
autoridades, y ello es así mientras se respeten en sustancia los derechos y garantías
establecidas en la Constitución Nacional y no constituyan un proceder manifiestamente
arbitrario (Fallos: 307:2106; 323:620; 325:999, entre otros).
Por otra parte, el hecho de que el Tribunal Universitario diera por reproducidas las
consideraciones efectuadas en el informe definitivo de la instrucción sumarial que
tramitó en el expte. 1084/98 por compartir las conclusiones que allí se expresaron (v.
dictamen 2/03, obrante a fs. 585/633 del expte. 2530/99), tampoco justifica la
declaración de nulidad de los actos impugnados, los cuales incorporaron, a su vez, el
texto del dictamen elaborado por el citado tribunal.
Ello es así, toda vez que el Reglamento de Juicio Académico sólo exige que se produzca
un "dictamen fundado que será elevado al Consejo Superior" en un plazo de treinta días
hábiles (v. Artículo 12 in fine) y nada impedía que el tribunal se valiera de lo actuado en
el sumario e hiciera propios los términos de aquel informe, en el cual quedó acreditada
la responsabilidad de las docentes por haber participado en actos que afectaron la
dignidad y la ética universitaria implementando una carrera de grado arancelada sin la
necesaria aprobación del Consejo Superior.
En cuanto a los argumentos expresados por el a quo acerca de los graves vicios que
afectarían la legitimidad del juicio académico sustanciado y que, ante los planteos
efectuados oportunamente en sede administrativa, habrían dado origen al dictado de la
resolución -CS- 58/04, estimo que resultan inconducentes a los efectos de resolver la
cuestión en litigio. Si bien es cierto que mediante dicha disposición se solicitó la
revisión del Reglamento de Juicio Académico (Resolución -CS- Nº 57/99) en su
totalidad y la elaboración de un anteproyecto en el que se resguarden las garantías
constitucionales, tal circunstancia no con-duce por sí misma a la invalidez del
procedimiento llevado a cabo en el expte. 2530/99, pues los órganos universitarios no
pueden apartarse de lo dispuesto por dicho reglamento mientras no sea derogado o
reemplazado por otro ordenamiento, máxime cuando el a quo sustenta su postura
dogmáticamente en el supuesto prejuzgamiento en que habría incurrido el Consejo
Superior al dictar la Resolución 331/99 que dio origen al juicio académico, cuyos
miembros se limitaron a aplicar la citada Resolución 57/99, que establece el
procedimiento a seguir cuando el personal docente regular estuviera involucrado en
cuestiones ético-disciplinarias.
Habida cuenta de lo expuesto, no parece admisible concluir en que se hubiera
extinguido la potestad disciplinaria por el "extenso tiempo transcurrido sin que se
desarrollaran actos administrativos válidos en pos de una resolución final", en tanto
dicha aseveración del a quo presupone la invalidez de la citada resolución -CS- 331/99
que, tal como se expresó, no puede ser calificada como inválida.
-V-
Opino, por tanto, que corresponde hacer lugar al recurso extraordinario interpuesto y
revocar la sentencia apelada.
Laura M. Monti
S.C. L. 1092, L. XLII. "Loza Chávez, María Isabel y Estrada, Carmen Rosa s/
impugnación Artículo 32 Ley Nº 24.521.
Suprema Corte:
Toda vez que los agravios expresados en la presente queja han sido objeto de
tratamiento en el dictamen emitido en el día de la fecha in re L. 1084, L. XLII, me
remito a los fundamentos allí expuestos por razones de brevedad.
Opino, por tanto, que corresponde hacer lugar a la queja interpuesta y revocar el
pronunciamiento apelado en cuanto fue materia de recurso extraordinario.
Laura M. Monti
L. 1084. XLII. L. 1092. XLII. Recurso de Hecho. "Loza de Chávez, María Isabel y
Estrada, Carmen Rosa s/ impugnación Artículo 32 de la Ley Nº 24.521".
Vistos los autos: "Loza de Chávez, María Isabel y Estrada, Carmen Rosa s/
impugnación Artículo 32 de la Ley Nº 24.521".
Considerando:
Que los agravios del apelante han sido objeto de adecuado tratamiento en el dictamen de
la señora Procuradora Fiscal, cuyos fundamentos esta Corte comparte y a los cuales se
remite en razón de brevedad.
Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso extraordinario y se
deja sin efecto la sentencia apelada. Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que,
por quien corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento. Con costas (Artículo 68 del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Reintégrese el depósito de fs. 88.
Notifíquese, agréguese la queja al principal y remítase.
Elena I. Highton de Nolasco - Carlos S. Fayt - Enrique Santiago Petracchi - Juan Carlos
Maqueda - E. Raul Zaffaroni.