Haciendo una revisión a los datos aportados por el CNE, el promedio de
participación para las elecciones presidenciales desde 1998 hasta el 2013 era de un 71% del padrón electoral, un promedio superior a elecciones de otra índole, como por ejemplo las parlamentarias, cuyo promedio de participación entre los años 1998 y 2015 es de un 55,08% del padrón electoral. También haciendo una observación a los hechos ocurridos antes, durante y después de las elecciones presidenciales del 2012 y del 2013 mediante distintos portales de noticias, se podría afirmar que hubo una relación causa-efecto entre hechos relevantes y los resultados obtenidos tiempo después, como por ejemplo el cáncer y posterior muerte del ex presidente Hugo Chávez y las consecuentes victorias oficialistas. Siguiendo estas premisas se pueden establecer las siguientes hipótesis: 1) Existe un patrón tendencial en cuanto a que los electores se ven más motivados a participar en elecciones presidenciales, esto causado por distintos elementos, como que en Venezuela existe un sistema presidencialista o la creencia popular de que un presidente lo puede todo.
2) Los electores están en presencia de una variable ideológica y emocional
que los moviliza a participar, existe una dualidad en cuanto al sentir del electorado: un sector que siente simpatía y participa para resguardar un legado y otro sector que siente aversión y participa para generar un cambio. Osmel Osuna