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El mercurio que naturalmente es el decimosexto elemento más raro en la Tierra se ve

aumentado por la actividad humana como la quema de petróleo, uso de fungicidas, industria
papelera, pintura, desinfectantes, farmacéuticas y demás. Se utilizan bacterias entre otros
organismos para la biorremediación de ambientes contaminados. Un operón importante para
la resistencia bacteriana al mercurio, cualidad necesaria para la remediación, está dada entre
otros por el operón Mer, el cual cuenta con genes estructurales como el merA y merB que
codifican la ion mercurio reductasa y la mercurio orgánico liasa, respectivamente. Estas
enzimas trabajan en conjunto para poder reducir al tóxico mercurio orgánico a otros
compuestos no tóxicos, así como solo el producto de mer A basta para conferir resistencia a
formas de mercurio inorgánico tóxicas.

China lidera la contaminación de mercurio con 28% de la contaminación global, siguiéndole


otros países asiáticos como India, Japón, Kazajistán y Nor-Corea. Estados Unidos representa el
3% de la contaminación global.

El ciclo del mercurio consta de tres formas químicas de dismutación: 𝐻𝑔22+ ↔ 𝐻𝑔0 + 𝐻𝑔2+, el
𝐻𝑔0 (vapor) media el ciclo en el medio ambiente.

Los mecanismos de resistencia a mercurio involucran la eliminación de metales del medio de


crecimiento, la síntesis de tioles que puedan unirse al mercurio reduciendo su toxicidad o la
presencia de una barrera permeable que limite el ingreso del metal tóxico.

Operón Mer: Ubicado en plasmidos, transposones (Tn21), o integrones. Es un operón está


regulado positivamente y contiene genes como los merP, merT, merD, mera, merF, merC y
merB; diversos genes que confieren la resistencia por diferentes mecanismos.

Las bases bioquímicas para la resistencia al mercurio son similares entre las diferentes cepas
bacterianas. La reducción de 𝐻𝑔22+ 𝑎 𝐻𝑔0 por la enzima ion mercurio reductasa catalizada por
la coenzima NADPH.

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