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Cómo tratar con periodistas


Autor: María Rosario López

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Presentación del curso


El mundo del periodismo se mueve por unas reglas que la mayoría desconocemos.
En la sociedad de la información, cada vez son más las personas que necesitan, en
uno u otro momento, tratar con los medios de comunicación y sus profesionales.
Aprenda unas cuantas cosas para desenvolverse con soltura en terreno tan
resbaladizo, sin acabar "estrellado" contra el cuarto poder.

Este curso ha sido realizado por María Rosario López a través de nuestra
herramienta de autor Estuki.

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1. Al principio, pies de plomo

Recuerde que el periodista está acostumbrado a hacer esto todos los días, pero
usted no. Por tanto, piense bien lo que va a decir antes de hablar. Si normalmente es
usted cauteloso, extreme esa cautela hasta el límite. Si no lo es, séalo ahora.
Cualquier exclamación que se le escape, y a la que usted no dé importancia, puede
verla al día siguiente reflejada en titulares. No es que el periodista actúe de mala fé,
no, es que él entenderá que usted quiso que eso apareciera en letra impresa. "Si no,
¿para qué lo dijo?", pensará molesto el profesional.
Repito: en los primeros encuentros con los medios de comunicación, sea precavido
al máximo. Por poner un símil, si usted se encuentra con un extraterrestre, deberá
pasar un tiempo hasta que ambos comiencen a entender al otro. Pues bien, los
periodistas son raza aparte. Al deber hacer su trabajo diariamente, pierden
perspectiva respecto al sentir común de una persona normal. Naturalmente, usted
tiene posibilidades de arreglar una metedura de pata después de que aparezca en el
medio. Perorecuerde que su "patinazo" aparecerá en titulares y la rectificación,
en letra pequeña. Por tanto, más vale prevenir que curar.
Cuando le pregunte un periodista, recuerde que:
1-Puede tomarse todo el tiempo del mundo para contestar.
2-No deje que le presionen.
3- En casos extremos, si no desea hablar o no le interesa, repita como un papagayo:
"No hago declaraciones", "no hago declaraciones", hasta que el otro se canse y se
vaya.
4-Si le interesa hablar, pero aún no tiene bien pensado qué decir, dígale eso al
periodista y que hablará con él más tarde. Quede con él para otro momento o bien
obtenga su número de teléfono o el de la redacción, con el fin de contactarle cuando
esté bien seguro de lo que va a decir.
5-Si es usted el que ha convocado a los medios, asegúrese de que, cuando
respondan a su convocatoria, lleve consigo un papel en el que tenga anotadas las
ideas principales que quiere que aparezcan en el periódico, televisión, radio, etc.
Léalas o dígalas de memoria, lo más parecidas al papel.
6-Y por supuesto, nada de exabruptos, insultos, o expresiones espontáneas que
puedan dar lugar a muchas lamentaciones más tarde.

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2. Café para todos

El segundo principio básico para tratar con los medios de comunicación es que a)
son empresas y b) están en competencia. Esto significa que día tras día tienen que
intentar ganar a su adversario, esto es, el periodista del otro periódico, la otra radio
o la otra televisión. El gran premio es la EXCLUSIVA: que su empresa dé la
información antes que todas las demás. Si la da alguna otra, al periodista le cae una
bronca; si la da él primero, con suerte, una felicitación de su jefe.
Imagínese usted a Lara Croft teniendo que levantarse, mañana tras mañana, para
buscar y pelear el tesoro arqueológico de turno antes que los malos. Al día
siguiente, vuelta a empezar, como si no hubiese logrado nada el día anterior.
Agotador, ¿verdad? No es extraño que muchos periodistas sufran de agotamiento y
que lo que a usted le parece una persona desagradable cuando le pregunta, en
realidad es un profesional muuuy, muuuuy cansado.
Toda esta introducción viene al caso de que usted comprenda mejor a estos
trabajadores cuando trate con ellos. Y que, preferiblemente, si tiene una noticia
que dar, se la ofrezca a todos, en lugar de a uno solo. Esto en el caso de que sea
usted el que decida contar algo, denunciar una situación (puede ir desde una farola
rota en su calle hasta una componenda política que le ha perjudicado; también
buenas noticias, como una reunión anual de antiguos compañeros de colegio que
usted quiera ver reflejada en el periódico para guardar de recuerdo). Café para
todos, y así no se encontrará con recelos más tarde de los medios competidores a
aquel al que le haya dado la noticia. Usted habla con todos los de su ciudad y se
queda tranquilo.
Es posible que no acudan, porque no la encuentren interesante. Paciencia; siempre
le queda el recurso de comunicarse con la redacción y explicar su interés, a ver si
así... Es posible que le llamen unos y otros no: en ese caso, dé la noticia a aquellos
que están interesados en publicarla. La cuestión es no enfadar a nadie y quedar
bien con todos en el laberinto, porque luego, si mantiene una relación continuada
con periodistas -supongamos que es usted el presidente de una asociación de
vecinos- le vendrá bien el tener fama de equidad.
Hay una excepción: cuando sea el periodista el que le llame a usted para
interesarse por un tema en concreto: en ese caso ha sido él o ella la que ha tomado
la iniciativa y por eso, si quiere responder, déle la noticia en exclusiva sin cargo de
conciencia. Se trata de un pacto implícito entre profesionales, que todos respetan: El
que se la curra, se la gana.
Resumiendo este capítulo:
- Usted quiere publicar: contacte con todos sin excepción.
- Ellos quieren publicar: déles la noticia sin llamar a nadie más.

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3. El "off the record"

Éste es otro caballo de batalla entre los periodistas y sus fuentes de información.
Cuantas veces, después de haber "largado" alguien por la boca todo lo que llevaba
dentro, recapacita en cuestión de segundos y entonces sale lo de: "Bueno, pero esto
no lo pongas, que lo he dicho en confianza". No señores, no, así no vale. El "off the
record", o pedir que no se retransmitan las declaraciones, se pide antes y no
después. Después, uno queda a merced del periodista. Éste puede optar por
hacerle un favor a la fuente y callar lo dicho (tampoco es un favor desinteresado,
sino para conservar la fuente más tiempo), o bien puede, sin ningún escrúpulo de
conciencia, hacer público lo que le han contado, porque:
EL "OFF THE RECORD" SE PIDE ANTES DE EMPEZAR A HABLAR Y NO DESPUÉS.
Una premisa esencial del periodismo, que muchos desconocen y otros olvidan
inoportunamente al hablar con los profesionales de los medios.
Y aún hay más: una vez solicitado el "off the record" ("Mira, yo te cuento, pero no es
para que lo pongas, sólo para que te enteres tú de por dónde van los tiros, ¿de
acuerdo") hay que esperar a que el periodista acepte el trato. Porque puede decir
que no, que así no, y entonces buscará la información por otro lado, sin
compromisos.
Un último detalle: supongamos que usted tiene un amigo o conocido de profesión
periodista y se le ocurre comentarle algo relevante en un momento relajado, sin
darse cuenta. Tomando unas copas, pongamos por caso. Bueno, no olvide aquello
de "el leopardo nunca pierde sus manchas". Prepárese para el acoso y derribo de
su amigo/conocido, hasta que se entere de todos los datos. Y no le culpe: la
profesión de comunicador no sólo crea estrés, sino también adicción. Así que si no
quiere problemas añadidos, hable del tiempo o de cómo va la liga en esos casos.

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4. Derecho de rectificación

Usted ha seguido todos los pasos recomendados en las tres lecciones anteriores. Ha
dicho lo que quería decir a los medios de comunicación y, con la conciencia
tranquila, se dispone a leer la noticia del día siguiente en los periódicos, por
ejemplo. Pero... ¡horreur! lo que sale en el diario no tiene nada que ver con sus
declaraciones originales; está trastocado, quizá aumentado, quizá incluso cambiado
para adecuarse al titular...
Paciencia, se ha encontrado usted con uno de los fenómenos más frecuentes en
toda comunicación. Se le llama "ruido", y lo experimenta usted varias veces al día.
Cualquier mensaje lanzado por un emisor (el que habla o escribe) a un receptor (el
que escucha o lee) le llegará a este último con cierto grado de distorsión. SIEMPRE.
Ni siquiera una frase tan común como decirle a un familiar: "Ven a la cocina" le llega
al otro de la misma manera que usted la emitió. Usted puede haberla articulado en
forma de ruego, y en cambio a su mujer o su hija, por poner un ejemplo, puede
haberle sonado a orden. Y entonces... bronca al canto ("Que no me pidas las cosas
de esa manera, a mí con órdenes nada").
Pues imagínese el efecto amplificado miles y hasta millones de veces, y se hará una
idea de lo que ocurre en los medios de comunicación cuando transmiten una noticia
que es diferente a lo que quiso decir el emisor. Cientos de miles de personas
escuchando el mensaje equivocado... da escalofríos.
Pero para todo problema hay remedio. Unos cuantos consejos:
1-Ante todo, conserve la cabeza fría. Y llame inmediatamente al periodista para
explicarle, de buenas maneras, que ha habido algún error en lo transmitido.
Comuníquese primero con el periodista y no con sus jefes, porque si no le estará
haciendo la pascua al pobre muchacho/muchacha, que en la mayoría de los casos lo
habrá hecho sin intención. En otras ocasiones, y fruto de las sucesivas "barreras" de
control que existen dentro de los medios, la "obra de arte retocada" habrá sido obra
de algún jefecillo de redacción que, queriendo mejorar lo ha escrito, lo ha
destrozado. Hable con el periodista y que éste lo cuente en el periódico para que se
publique una rectificación.
2-En raras ocasiones, sobre todo si usted ha ido de buenas, el periodista se negará
a rectificar. Puede explicarle a usted por qué y hasta convencerle. Pero si no le
convence, o si se pone en pie de guerra, no lo dude y llame a la redacción. Vuelva a
explicarlo todo e insista en que quiere una rectificación. Toda fuente tiene
DERECHO A QUE LOS MEDIOS RECTIFIQUEN si han equivocado sus declaraciones.
Naturalmente, la casuística es mucho más amplia que lo aquí descrito. En toda
comunicación, como hemos dicho, intervienen al menos dos personas, que son
como un matrimonio mejor o peor avenido, de modo que la cosa puede salir de
múltiples formas. Si logra que le rectifiquen las declaraciones, enhorabuena; si le
ponen excusas o se niegan, resígnese a tener que estar recibiendo llamadas
indignadas de todos sus conocidos los tres días siguientes. Y no por esta mala
experiencia deje de comunicar con los medios si usted lo desea. Puede optar, para minimizar e
para minimizar el "ruido", por dar la información que desea por escrito, a través
de comunicados de prensa enviados por fax o e-mail a la redacción.

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Sobre todo, el que haya mantenido las buenas formas para exigir la rectificación le
garantiza que ni el periodista ni el medio le guardarán rencor en el futuro. Y usted
tampoco debería guardárselo a ellos si las relaciones han sido correctas, puesto que,
como sabe, "ERRARE HUMANUM EST" y el periódico, radio y televisión los componen
y dirigen personas tan humanas como usted y como yo.

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5. Dirija usted a los medios, y no al revés

Las noticias, cuando aparecen, nunca incluyen toda la información dada por las
fuentes de información. Los periodistas seleccionan las declaraciones que
consideran que resumen mejor el meollo del asunto y la postura del que habla.
Deben hacerlo así por fuerza, puesto que en los periódicos el espacio es limitado y
también lo es la duración del tiempo en las noticias de radio y televisión.
La forma en que el periodista selecciona la información no siempre puede ser
del agrado de la fuente. De hecho, muchas veces no lo es en absoluto. La persona
puede haber deseado que se incluyera éste o aquel matiz al que el profesional no
concede importancia. Bien, en principio, es justo reconocer que el periodista ha sido
adiestrado, y además tiene mucha más experiencia que usted en seleccionar
declaraciones, por lo que probablemente haya acertado a la hora de "enfocar la
noticia". Pero también cae de cajón que en ocasiones la fuente, o sea usted, tiene un
conocimiento más amplio del tema del que versa la noticia en cuestión, por lo que
cabe que algún matiz pase desapercibido para el profesional de los medios, cuando
en realidad, y en aquel caso en concreto, resulte fundamental.
Hay varios caminos para que salga correctamente esa pieza de la información,
dependiendo de cómo se comunique usted con el medio:
1-Si habla verbalmente con el periodista, resalte lo que más le interese que salga
al principio y repítalo varias veces. Y remarque en voz alta que ESO es lo más
importante. Estructure su información de la misma forma en que lo hará el
periodista una vez tomadas las notas (lo más importante, primero y resaltado; lo
secundario, después) y así facilitará las cosas y tendrá más posibilidades de lograr
su objetivo. No se disperse ni dé un maremagnum de datos mezclados, porque en
ese caso dispersará la atención del profesional que lo escucha, que luego puede
optar por enfocar la noticia de forma diferente a cómo usted lo haría. Claro,
concreto, conciso y centrado, así debe ser su discurso.
Repito, no caiga en la tentación de contar anécdotas irrelevantes, por muy
pintorescas que sean, si no desea correr el peligro de que el titular sea algo así
como "Aficionado a la ornitología se cayó de un árbol tres veces seguidas al
contemplar un estornino" en lugar de "Aficionado a la ornitología publica un tratado
sistematizado de todas las especies del macizo pirenaico". Este caso no cuenta,
claro está, cuando es el periodista el que le pide anécdotas una vez tratado lo
fundamental.
2-Si pasa una nota por escrito a los medios de comunicación, la estructura debe ser
similar a la anterior. Primero, lo importante, subrayado y repetido de varias formas,
y luego lo anecdótico, señalándolo como tal.
3-Ídem, cuando se halle delante de un micrófono o de una cámara. Las anécdotas
suelen omitirse en la edición final de la noticia, no pierda el tiempo y vaya al grano.
Si acaso, remate su comentario con una frase graciosa, nada más.

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6. Fotos, comunicados y cartas al director

He aquí tres tipos de documentos, impresos y gráficos, que pueden enviarse a los
medios de comunicación si estamos interesados en aportar documentación a la
noticia para que salga lo más parecida posible a lo que pretendemos. En los tres,
puede optarse por enviarlas vía e-mail. Los comunicados y cartas al director pueden
asimismo mandarse por fax. Las cartas al director admiten una tercera posibilidad,
la del correo tradicional. Pero procure siempre mandarlas mecanografiadas, eso
facilitará la labor en la redacción a la hora de transcribirlas al periódico.
FOTOS:
Puede enviar las suyas propias o pedir que envíen un periodista. Si por ejemplo
desea denunciar un socavón en su calle que lleva tiempo sin arreglar, llame o escriba
al periódico, radio o televisión para interesarlos en los problemas. Pida si por favor
pueden hacer una foto. En muchos casos, accederán a su petición y acudirán
además para grabarle y anotar sus declaraciones. A los periódicos no les molestan
las aportaciones vecinales, en materia de denuncias o de dar a conocer situaciones y
citas candentes que esté viviendo una población. Es más, la mayoría de las veces las
agradecen, puesto que facilitan su labor y les descubren nuevas noticias en las que
no habían reparado.
COMUNICADOS:
Muy útiles cuando usted representa a un colectivo. No olvide incluir sus datos de
contacto, bien al principio o bien al final. Redacte en forma de pirámide invertida, lo
más importante al principio, y envíelo a las redacciones por fax o e-mail,
pulcramente estructurado y mecanografiado. Un comunicado suele detallar un
asunto de forma objetiva ("La asociación de vecinos xxx denuncia la falta de farolas
en la calle yy" o "El club deportivo zz celebra su quinto aniversario en tal sitio a tal
hora, invitándoles a asistir"). No es una carta al director, que puede centrarse más
fácilmente en emociones o pareceres. Recuérdelo para ir directamente al grano y así
tener más posibilidades de que se lo publiquen.
CARTAS AL DIRECTOR:
Escriba libremente todo aquello que quiera comunicar, con una sola restricción: el
respeto al prójimo. No incluya insultos ni descalificaciones directas a nadie. Si
quiere criticar, critique el acto, no a la persona. Eso, además de ser motivo de que
no publiquen la carta, podría ocasionarle una denuncia judicial del afectado. Opinar
es libre, descalificar no. No se extienda más allá de un folio y procure que el estilo
sea ligero y fácil de leer, los "tochos incomibles" suelen pasar inadvertidos. Incluya
sus datos para que se la publiquen. Puede mandarlas por e-mail, fax o correo
normal.

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7. Póngase en sus zapatos

Imagínemonos por un día que somos NOSOTROS los periodistas. Sí, usted, de
repente, se levanta convertido en periodista. Veamos cómo se siente.
Un periodista de prensa escrita usualmente tiene una agenda del día, que comienza
hacia media mañana y acaba a primera hora de la tarde (con suerte, porque a veces
hay que seguir hasta la noche). Supongamos que la suya hoy es ésta:
11:00 Rueda de prensa con un colectivo ecologista para denunciar la contaminación
de una fábrica. En el otro lado de la ciudad, donde tienen su sede.
12: 00 Entrevista concertada con un líder de opinión (sindical, político, vecinal...)
Está furioso porque ya han salido tres noticias en su diario con la versión de sus
oponentes. Dice que "son todo mentiras" y que a ustedes "se les ve a la legua que
están comprados".
13:00 Ronda de llamadas con sus fuentes habituales, a ver si "cae algo" de aquel
asunto que está en pleno desarrollo (un acuerdo con el Ayuntamiento para crear un
centro comercial en las afueras, por ejemplo).
La rueda de prensa no le reviste especial dificultad: sólo tiene que copiar lo que le
dicen y, si algo no le ha quedado suficientemente claro, preguntar al final. Pero debe
preguntar con cuidado, en el tono y la forma de la pregunta, para no herir
susceptibilidades. No es lo mismo que usted diga: "¿Van a seguir insistiendo en este
punto que no tiene solución?" que que enfoque la pregunta de esta forma: "¿Tienen
ustedes esperanzas de lograr resolver este conflicto a largo plazo?". La diferencia
está clara: en la primera pregunta usted mismo hace un juicio de valor crítico sobre
los que están informándole, que probablemente se enfadarán antes que contestar
algo coherente. Con la segunda forma, solucionar el problema se ve como un logro
que los encuestados pueden conseguir, y se facilite el que le aclaren cómo piensan
hacerlo.
Llega la hora del líder de opinión. De principio, está muy enfadado y cerrado en
banda. Por desgracia, y aunque a usted personalmente le gustaría mandarlo a paseo,
no puede hacerlo, de la misma manera que un dependiente de comercio no puede (o
no debería) insultar a sus clientes. Va a tener que seguir tratando con él mientras
esté en ese puesto, así que resígnese. Hoy, su labor como periodista es apaciguarlo.
Le resalta con suavidad que en el periódico están obligados, para informar
correctamente, a escuchar y escribir sobre todas las partes. Si han puesto tres veces
a la empresa y ninguna a los sindicatos, por ejemplo (o al revés), es porque la
empresa ha estado mandando comunicados diarios para explicar su postura,
mientras los sindicatos han permanecido en silencio. "Pero ahora tiene por fin
ocasión de explicarse, porque el periódico siempre está abierto para ustedes, por
supuesto". Comienza entonces a preguntarle para animarle a hablar et voila!,
normalmente, a estas alturas ya estará más calmado.
Son muchas las personas que recriminan a los profesionales de los medios sus
propios fallos. Hay gente, como en el ejemplo anterior, que si sale un oponente se
enfadan, pero que tampoco quieren defender su postura. Para explicar
coherentemente esta disonancia, se justifican con que "los medios están comprados,
por eso no quiero aparecer". El viejo juego de "tirar al mensajero". Como ve, ser
periodista no es tan fácil ni tan fascinante como parece.

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Llega la hora de llamar a sus fuentes habituales, a ver si hay suerte y "salta la gran
noticia" por sorpresa. Esta parte ya es más fácil, porque ha hablado con estas
personas muchas veces antes, son prácticamente amigos y hay confianza. La
relación es fluida: "te lo cuento si no lo pones todavía; ya te avisaré cuándo puedes";
"de aquello que preguntabas no hay nada; puro cuento"; "estamos a punto de
cerrarlo; en dos días empezamos la obra". Una gozada comparado con la tirantez
del encuentro anterior.
Hora de comer... y después, a escribir. Cierre de página y programación para
mañana, donde todo volverá a empezar de cero.
En las televisiones y las radios el horario es distinto; depende del inicio de los
informativos. A veces, los profesionales deben saltar a sus asientos para presentar
con la cámara aún colgando del hombro, y emitir el vídeo o la cinta sin haberla
preparado antes y confiando en "acertar" con las declaraciones pertinentes. En
Internet, la información se actualiza a cada poco, muchas veces día y noche.
Ése es el mundo de la información. Prisas, estrés y mucha improvisación ante la
falta de tiempo.
Además, el profesional de los medios de comunicación está continuamente tratando
con personas, y por eso deberá encarar malos modos, cambios de humor y rarezas
casi cada día. También encontrará a gente agradable y simpática, que le hará más
fácil su labor, para compensar. ¿Entiende usted ahora un poco mejor al comunicador
que ha escrito la noticia que usted está leyendo, o al cámara que ha grabado el
reportaje que ve en este instante en televisión, o al redactor que acaba de meter a
toda prisa en una página, al filo de la medianoche, la noticia de última hora que
usted verá mientras desayuna?

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8. ¿Amigos?

Cuando la relación con el periodista se alarga en el tiempo, puede ocurrir que llegue
a tratar más estrechamente a la fuente e incluso que se cree un lazo de amistad
entre ellos. Esos casos dependerán del grado de intimidad que quieran tanto
periodista como fuente. Hay periodistas que piensan que acercarse demasiado a sus
fuentes podría llevarles a ser menos objetivos en su trabajo. Otros se lo permiten,
teniendo cuidado de señalar que no habrá favores especiales para esa fuente en
caso de que alguna vez se halle en el centro del huracán. Otros, en fin,... menos mal
que éstos últimos son pocos.
El caso es que el periodismo deja marca, como si fuera un sacerdocio. El periodista
puede optar por ser reservado y no acercar distancias, o por ser más entreabierto y
llegar a confidencias. Esta última postura es más complicada y peligrosa, porque
tanto fuente como profesional habrán de saber diferenciar entre amistad y trabajo, y
dónde empieza uno y dónde termina la otra.
PELIGROS PARA LA FUENTE:
1-Que la amistad del periodista sea interesada, y cuando no pueda "sacar" más
información de usted, desaparezca de su vida.
2-Que en un momento de tentación sobreponga su trabajo a la amistad, y en el
diario de mañana aparezcan todas sus confidencias en titulares.
3-Que nunca se atreva a confiar del todo en su amigo periodista, por temor a que
ocurra el caso 2.
PELIGROS PARA EL PERIODISTA:
1-Que se le acuse de favorecer a su amigo en una noticia, precisamente porque es
su amigo.
2-Que su amigo no entienda que su profesión tiene unas exigencias, y se enfade
con usted por ´"no haberle reflejado más favorablemente" o por "haberte puesto del
lado de aquel cafre, cuando tu amigo soy yo".
3-Que llegado un momento en que su amigo se ve envuelto en malos pasos, es
usted quien tiene que "cubrir" la noticia y darle el golpe de gracia a la amistad. O
optar por la amistad y darle el golpe de gracia a su vocación de "informar con
ecuanimidad". De cualquiera de las dos formas, se sentirá usted fatal.
CONCLUSIÓN:
La buena relación entre periodista y fuente es indispensable; pero lazos
demasiado estrechos son peligrosos. Lo mejor es buscar un punto intermedio
entre la amistad y la indiferencia.

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