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5.1.

Acúfeno
5.1.1. Definición.
La palabra tinnitus proviene del latín “tinnire” que significa “sonar como una campana”, es la
palabra que se usa en inglés para acúfenos; en español el término es acúfeno (Centro de Acúfenos,
2015).
El acúfeno es una percepción sonora, un fenómeno psicosensorial experimentado en el córtex
auditivo, por lo que todo acúfeno es analizado, interpretado y procesado en el sistema nervioso
central indistintamente del mecanismo que lo produce. Por lo tanto el acúfeno es el resultado de
una actividad aberrante producida en una o varias localizaciones de la vía auditiva desde la cóclea
hasta la corteza cerebral, que es procesada de modo anómalo y que es interpretado erróneamente
por los centros superiores como un ruido. Se hacen patentes cuando alcanzan una intensidad que
supera el enmascaramiento del sonido ambiental que rodea al paciente.
Los acúfenos son un síntoma muy frecuente en la práctica clínica otorrinolaringológica; aun así
no representan enfermedad ni diagnóstico alguno por sí mismos. En los últimos años, gracias a los
estudios realizados y al desarrollo de la tecnología, el concepto de acúfeno ha cambiado pasando
de ser una alteración puramente coclear a un trastorno en el que participan tanto las vías auditivas
como distintas áreas del sistema nervioso central relacionadas con la audición. (Morales, Mingo y
Menéndez).
5.1.2. Terminología relacionada.
5.1.2.1 Somatosonidos: anteriormente conocidos como acúfenos objetivos, representan un
5-10% de los acúfenos y son aquellos sonidos producidos en alguna parte del organismo, capaces
de provocar una vibración mecánica en la cóclea relacionada con la percepción de ese sonido.
Dado que el acúfeno es una percepción subjetiva, los somatosonidos no son considerados como
tales y, aunque pueden o no ser captados por el paciente, son objetivables por el examinador.
5.1.2.2 Pseudoacúfenos.
5.1.2.2.1 Ambientales: determinados sonidos ambientales, generalmente de frecuencias
graves, sólo pueden ser detectados por algunas personas, habitualmente normooyentes. Tienen una
localización específica, sólo se oyen en determinados lugares, y pueden ser oídos también por otros
individuos.
5.1.2.2.2 Simulados: la existencia o intensidad de los acúfenos pueden simularse con fines
rentistas. Actualmente no existen pruebas diagnósticas que permitan la evaluación objetiva de los
acúfenos. Aunque el desarrollo experimentado por la neurociencia y las técnicas de imagen
funcional permiten acercarnos cada vez más a este objetivo.
5.1.2.3 Acúfenos Psicológicos.
5.1.2.3.1 Alucinaciones auditivas: son percepciones sin objeto real que el individuo
interpreta como auténticas y externas a su propio campo de conciencia. Las alucinaciones auditivas
están relacionadas con enfermedades mentales como la esquizofrenia y suponen sonidos
organizados, en forma de voces, generalmente acusadoras, amenazantes, etc. Requieren
tratamiento psiquiátrico.
5.1.2.3.2 Alucinosis: alucinaciones auditivas producidas en los alcohólicos, de naturaleza
amenazante, con escasa o nula alteración del nivel de conciencia y con juicio de realidad
preservado. El estado de alucinosis se ha descrito también en trastornos orgánicos cerebrales,
estados crepusculares y psicosis paranoides entre otros. La naturaleza de este trastorno es
invariablemente orgánica y siempre persiste conciencia de irrealidad.
5.1.2.3.3 Alucinaciones psicodélicas: son el resultado del consumo agudo de sustancias
alucinógenas.
5.1.2.3.4 Alucinaciones experimentales: se presentan en determinadas situaciones, tales
como la estimulación eléctrica cortical o subcortical y durante el aislamiento y la deprivación
sensorial. Tienen características similares a las alucinaciones e ilusiones que presentan algunos
enfermos comiciales.
5.1.2.3.5 Imágenes auditivas: son sonidos organizados, generalmente repetitivos y
relacionados con melodías. Pueden aparecer en personas mayores con distintos grados de
hipoacusia y que han estado relacionados con el campo de la música. Este fenómeno no tiene
significación patológica. (Morales, Mingo y Menéndez)
5.1.3. Epidemiologia. Según la American Tinnitus Association, el acúfeno grave
representa el tercer síntoma más incapacitante que puede sufrir un individuo, después de la otalgia
y los trastornos del equilibrio. La prevalencia real de los acúfenos es difícil de precisar, ya que en
muchas ocasiones este síntoma no es motivo de consulta y además de que se carece de pruebas
objetivas para evaluarlo.
Se estima que en Estados Unidos los acúfenos afectan a 40 millones de personas, de las cuales
la cuarta parte los padece de forma intensa. El 85 % de las enfermedades otológicas se acompañan
de acúfenos. Según los estudios llevados cabo en Gran Bretaña el 35 % de la población en los
países industrializados ha padecido acúfenos de algún tipo y en el 5 % de modo moderado o intenso
y en un 1 % el acúfeno tiene una repercusión muy importante sobre la calidad de vida. La
prevalencia en niños es aún más difícil de valorar, pero según algunos autores se estima que
aproximadamente un 15 % de la población infantil tiene acúfenos de más de 5 minutos de duración;
alrededor de un 25 % en niños con hipoacusia.
Los acúfenos son más frecuentes a partir de la quinta década de la vida y presentan similar
incidencia en ambos sexos. Se ha demostrado que el factor más influyente en su aparición es el
nivel audiométrico. La edad, la exposición al ruido y el nivel socioeconómico favorecen la pérdida
auditiva; teniendo en cuenta el envejecimiento de la población, la aparición de acúfenos será un
problema cada vez más habitual.
La localización del acúfeno es variable. Más de la mitad de los pacientes lo establecen en ambos
oídos, cerca de un 35% lo padecen en un solo oído y una pequeña proporción lo sitúa en la cabeza.
Aunque algunos pacientes no refieren pérdida auditiva, si se realiza una audiometría completa la
gran mayoría la va a presentar. La hipoacusia no causa el acúfeno, ambos fenómenos parecen ser
manifestaciones distintas de una misma alteración localizada en el aparato auditivo. Cuanto más
marcada sea la disfunción del aparato auditivo, mayores son la pérdida auditiva y la probabilidad
de aparición de acúfenos. (Morales, Mingo y Menéndez)
El estudio más grande y fiable científicamente se llevó a cabo como parte del Estudio Nacional
de la Audición en Inglaterra. Los resultados del estudio mostraron una prevalencia del 10.1% entre
los adultos, descrito como moderadamente molesto por el 2.8 % de los encuestados, severamente
molesto por el 1.6%, y afectación severa para llevar una vida normal en un 0.5%. Un estudio
transversal de la población de Corea del Sur no institucionalizada encontró que el 19.7% y el
29.3% de la población presentaron acúfenos que afectaban a su vida diaria.
Entre un 22 y un 77% de los pacientes con acúfenos presentan trastornos del sueño, siendo éste
más frecuente en acúfenos recientes. Algunos estudios afirman que el insomnio en pacientes con
acúfenos aparece de forma predominante en edades avanzadas. En estudios recientes no se ha
encontrado relación entre la intensidad de los acúfenos y el sueño. Pocos de los estudios actuales
utilizan la polisomnografía para objetivar alteraciones en el patrón del sueño, y la gran mayoría
están basados en la entrevista personal. Una revisión sistémica ha demostrado que existe una
asociación entre los cambios de personalidad, más comúnmente depresión, y los acúfenos. No se
sabe si la depresión es una causa o un efecto.
Se estima que un 86 % de los pacientes con hiperacusia presentan acúfenos, siendo esta
asociación muy incapacitante para los pacientes que en general presentan severa morbilidad
psiquiátrica. (Knäpper, 2015)
5.1.4. Fisiopatología.
La fisiopatología de este síntoma es tan compleja que ha generado múltiples teorías y modelos
que intentan explicarla. Esta variedad de teorías sugiere que no existe un único mecanismo
responsable de todos los tipos de acúfenos. Recientes investigaciones desarrolladas en el área de
la neurociencia, han sugerido nuevas teorías que tratan de explicar la génesis del acúfeno. Si antes
se pensaba en la cóclea como principal causante del inicio y mantenimiento del acúfeno, nuevos
estudios ponen de manifiesto la alteración en los sistemas de compensación de las vías auditivas
centrales como factor determinante en la cronificación tras una agresión principalmente periférica.
Las teorías fisiopatológicas desarrolladas hasta la fecha podrían agruparse en tres niveles:
alteración coclear, actividad eléctrica aberrante en el sistema nervioso central (SNC) y fenómenos
de reorganización cortical.
Tradicionalmente la cóclea se ha considerado el órgano generador del acúfeno, basándose en
dos principios: en primer lugar, dado que el acúfeno es interpretado como un estímulo sonoro y el
único órgano capaz de percibirlo es el oído, también sería este responsable de su producción. En
segundo lugar un gran porcentaje de acúfenos está relacionado con el inicio de una patología
auditiva. Aun así los mecanismos fisiopatológicos de la cóclea han sido ampliamente estudiados
sin llegar a una conclusión sobre su responsabilidad en el acúfeno; las teorías más extendidas
respecto al origen coclear del acúfeno son:
a. Descoordinación entre el funcionamiento de las células ciliadas externas e internas. La
degeneración de las células ciliadas externas genera un desacoplamiento de estas células con los
cilios con el consiguiente colapso de la membrana basilar y la tectoria. Esto produce la reducción
de la distancia entre los cilios y las células ciliadas internas aún funcionales. Se producirá una
despolarización crónica de éstas generando una actividad anómala en las fibras aferentes.
b. Alteraciones en el ciclo metabólico del glutamato. Un aumento de este neurotransmisor en
la sinapsis coclear, por exceso de liberación o por defecto de recaptación, produciría un estado de
despolarización continuada de la vía aferente, causando una edematización de la célula, con
liberación de metabolitos oxigenados reactivos que originarían la muerte celular.
La presencia de pacientes con acúfenos e hipoacusia y de sujetos con la misma pérdida auditiva
pero sin acúfenos ha generado controversia en cuanto al origen coclear de estos. Algunos autores
han sugerido una génesis central de los mismos que justificaría este hecho; además explicaría la
persistencia del acúfeno en determinados sujetos a pesar del tratamiento etiológico del mismo o
incluso tras la sección del VIII par craneal.
La generación de una actividad eléctrica aberrante en la vía auditiva central sería interpretada
erróneamente como acúfeno por los centros auditivos. Según la teoría del silencio de Møller la
audición de un sonido externo se debe a la sincronización de las descargas de las células nerviosas
y no a un aumento en la tasa de descargas de las mismas, por lo tanto cualquier proceso que
provoque una sincronización de la vía auditiva podría generar un acúfeno. Esto explicaría por qué
la actividad espontánea de la vía auditiva no se percibe como sonido (la actividad basal es
asincrónica) y lesiones de la vaina de mielina o una compresión vascular del nervio auditivo
pueden provocar esta sincronización interneuronal y producir un acúfeno. Una actividad aberrante
generada en la vía auditiva, con rasgos de sincronización, puede ser detectada por la corteza
auditiva y manifestarse clínicamente como un acúfeno. Esta disfunción se puede generar a varios
niveles:
a. Alteración en un grupo de células ciliadas internas sincroniza los patrones de disparo de esa
zona coclear.
b. Alteraciones en las fibras del nervio auditivo.
c. Fenómenos de desinhibición de los núcleos centrales de la vía auditiva. Cualquier lesión en la
vía auditiva periférica causa un descenso de la síntesis del ácido gammaaminobutírico (GABA)
en el colículo inferior, produciendo un aumento de la actividad de éste. Este exceso de
actividad sería percibido como un acúfeno a nivel cortical.
Por otra parte la alta asociación de los acúfenos con la hipoacusia, llegando a ser en algunos
estudios del 86%, hace pensar en una etiología común. Las teorías más actuales justifican el
acúfeno como el resultado de un proceso de compensación del sistema auditivo central a través de
la plasticidad neuronal, de tal forma que el proceso de desaferenciación de un órgano periférico ya
sea total o parcial, y la consecuente pérdida de información aferente supone un estímulo lo
suficientemente importante como para poner en marcha un proceso de reorganización en los mapas
cocleotonotópicos de las áreas corticales correspondientes. Así una lesión en la vía auditiva
periférica provocaría una interrupción en la estimulación de la región del córtex relacionada con
la banda frecuencial alterada. El espacio que no recibe aferencias es entonces cubierto gracias a la
extensión de áreas vecinas, provocando una sobrerrepresentación de las frecuencias cercanas a las
lesionadas. Secundariamente a esto y haciendo una similitud con la reorganización de la corteza
somatosensorial tras la amputación de un miembro y su relación con la percepción del miembro
fantasma, podríamos decir que las zonas del córtex auditivo que pierden su inervación aferente
presentarían sensaciones auditivas anómalas que serían experimentadas como acúfenos.
Fue Mühlnickel quien demostró a través de estudios de resonancia magnética funcional que un
acúfeno muy intenso se asociaba a un tamaño mayor de la región cortical reorganizada. Sin
embargo, no existía una relación entre el grado de hipoacusia y el nivel de intensidad del acúfeno
ni entre la pérdida auditiva y el tamaño del área remodelada.
Estos cambios producidos en la reorganización cortical, reversibles inicialmente, con el tiempo
pueden hacerse permanentes. Se desconoce si la reorganización cortical es una consecuencia del
acúfeno o es el acúfeno el resultado de un proceso de remodelación del córtex auditivo.
El modelo neurofisiológico propuesto por Jastreboff y Hazell supone que en todo acúfeno, con
independencia de su origen, hay un componente modulador central responsable de la perpetuación,
tolerancia o adaptación al mismo. En el modelo la aparición y persistencia del acúfeno dependen
de la interacción de varias áreas del sistema nervioso central. La detección del acúfeno se lleva a
cabo, a través de la vía auditiva, en los centros subcorticales. Identificada la señal acústica, su
persistencia depende del tiempo de duración y de la repetición de dicha señal; un acúfeno de escasa
significación puede ser anulado por la red neuronal subcortical. Una vez detectada esta señal
auditiva a nivel subcortical, debe percibirse y clasificarse de modo psicológico, y es en este proceso
donde intervienen las áreas asociativas corticales, el sistema límbico (respuesta emocional) y la
corteza prefrontal (comportamiento e integración sensorial y emocional). De esta manera se
procede a la habituación de las señales auditivas que no ofrezcan un interés especial para el
individuo. Nuestro cerebro tiene la capacidad de habituarse a sonidos uniformes, con frecuencia y
volumen constantes, por ejemplo el tic-tac de un reloj de péndulo. Cuando esto ocurre se produce
una anulación cortical de la percepción y por lo tanto de la consciencia de audición. Si
permanecemos durante un rato en una habitación con un reloj de péndulo acabamos por ignorar
este sonido hasta que las campanadas horarias nos hacen conscientes de que el reloj sigue ahí y
volvemos a percibir su tic-tac.
Las conexiones de áreas corticales asociativas y el eje límbico-amígdala, a partir del colículo
inferior, explicarían la presencia de depresión, miedo, preocupación o ansiedad que tan asociados
están en los pacientes con acúfenos. Además la persistencia de la señal y del cortejo vegetativo
que se manifiesta por el sistema nervioso autónomo, se justifica por el factor de alerta generado en
algunos pacientes junto con el componente psicoemocional; habiéndose visto que la implicación
de los factores emocionales magnifica la percepción del acúfeno. En este aspecto tienen gran
interés las señales asociadas con la supervivencia. El cerebro está especialmente alerta a las señales
que puedan suponer un riesgo vital. Cuando el acúfeno es interpretado como una amenaza para la
calidad de vida del individuo (creencia de padecer un tumor cerebral), es más incapacitante y
persistente.
Existen similitudes entre la fisiopatología del acúfeno y la hiperacusia, siendo muy habitual la
presencia de esta en los pacientes aquejados de dicho síntoma. La hiperacusia se define como la
reducción del umbral de tolerancia a los sonidos ambientales menor a 90dB en dos o más
frecuencias. Los mecanismos implicados en su génesis incluyen alteraciones en la amplificación
y regulación de las células ciliadas externas cocleares y desórdenes en el procesamiento central
del sonido, implicando niveles subcorticales. Se ha descrito hiperacusia asociada tanto a
alteraciones del órgano periférico (trauma acústico, síndrome de Ramsay-Hunt, miastenia gravis,
enfermedad de Ménière) como a alteraciones a nivel central (migraña, depresión, traumatismo
craneoencefálico, síndrome de Williams). Para algunos autores la hipersensibilidad al sonido
genera a largo plazo el incremento de percepción de señales internas del sistema auditivo, por lo
que la hiperacusia sería un paso previo a la aparición del acúfeno. Se piensa que la serotonina
puede desempeñar un papel relevante en este proceso. Otras teorías confirman un exceso de
endorfinas como potenciador del efecto excitatorio del glutamato, neurotransmisor del sistema
auditivo, y por tanto de su toxicidad en la hiperacusia. La activación secundaria del sistema límbico
y el sistema nervioso autónomo justificarían la reacción psicoemocional de la hiperacusia
(ansiedad, miedo, depresión).
Los estudios realizados con técnicas de imagen funcional (tomografía por emisión de fotones
simples y resonancia magnética funcional) apoyan la presencia de un componente central en todo
acúfeno, frente a las teorías de micromecánica coclear en las que se considera a la ultraestructura
coclear como responsable del mismo.
La observación clínica junto con los estudios de investigación que se llevan a cabo, permitirán
inferir nuevas hipótesis que integren los conocimientos hasta ahora disponibles. (Morales, Mingo
y Menéndez)
5.1.5. Etiología.
Los acúfenos pueden estar producidos por múltiples causas. Algunas de las posibles etiologías
del acúfeno generarían somatosonidos o acúfenos psicológicos más que acúfenos propiamente
dicho.
5.1.5.1. Agnogénicas: En el 50% de los casos no es posible conocer la etiología.
5.1.5.2. Fisiológicas: Determinados sonidos fisiológicos pueden ser detectados por
individuos normooyentes en un ambiente silencioso. Entre un 1 y un 2 % de la población son
capaces de percibir sus propias otoemisiones acústicas.
5.1.5.3. Congénitas: Producidas por trastornos genéticos o por anomalías malformativas del
oído
5.1.5.4. Infecciosas: La ocupación del oído medio por moco o secreción purulenta puede
ser en sí mismo un factor favorecedor de la percepción de acúfenos. En los casos de otitis media,
si la infección difunde hacia el oído interno son las propias toxinas bacterianas, responsables de la
laberintitis, las que pueden lesionar el epitelio auditivo y en consecuencia generar acúfenos.
5.1.5.5. Neoplásicas: Exostosis, osteomas, carcinoma de células escamosas, basaliomas, el
colesteatoma, el tumor glómico, neurinomas del VIII par craneal, neurinomas de VII par craneal,
meningiomas y neoplasias del sistema nervioso central, pueden dar lugar a la aparición de acúfenos
por distintos mecanismos.
5.1.5.6. Neurológicas: Contracciones musculares clónicas de los músculos del paladar, de
la trompa de Eustaquio, tensor del tímpano o tensor del estribo pueden dar lugar a sonidos de baja
intensidad pero audibles para el individuo y en ocasiones para el examinador. La desmielinización
de la vía auditiva en la esclerosis múltiple también es causa de acúfenos.
5.1.5.7. Vasculares: Aneurismas, carótida dehiscente o anatómicamente más elevada,
hipertensión intracraneal benigna, hipertensión arterial, arteriosclerosis carotídea o subclavia,
malformaciones y fístulas arteriovenosas (es la causa más frecuente de acúfeno pulsátil con
otoscopia normal), bulbo yugular dehiscente, persistencia de la arteria estapedial y la isquemia
coclear entre otras pueden ser responsables de la aparición de acúfenos, siendo estos en muchas
ocasiones pulsátiles.
5.1.5.8. Traumáticas: Barotrauma, trauma acústico agudo y los traumatismos
craneoencefálicos.
5.1.5.9. Farmacológicas: La utilización de determinados fármacos ototóxicos (salicilatos,
aminoglucósidos, antineoplásicos, diuréticos, antipalúdicos, etc.) puede inducir la aparición de
acúfenos bien por efecto coclear o bien por efecto sobre el SNC. En algunos casos el efecto es
temporal, como ocurre con los antiinflamatorios no esteroideos y los salicilatos. También pueden
aparecer acúfenos tras la supresión brusca de benzodiacepinas. Determinados fármacos
antihipertensivos, inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina y antagonistas del calcio,
se han relacionado con la aparición de acúfenos pulsátiles.
5.1.5.10. Endocrinológicas: La diabetes mellitus es en sí misma responsable de vasculopatía
y neuropatía. Los periodos de hipoglucemia también se han asociado con la aparición de acúfenos.
Los trastornos tiroideos, tanto hiper como hipotiroidismo pueden cursar con acúfenos por las
alteraciones en el gasto cardiaco que producen.
5.1.5.11. Miscelánea: El tapón de cerumen es una de las causas más frecuentes de aparición
de acúfenos. Perforaciones timpánicas, rigidez o desarticulación de la cadena osicular, trauma
acústico crónico, otosclerosis, enfermedad de Paget, Síndrome de Ménière, alteraciones en los
neurotransmisores a nivel central, síndrome de Costen, presbiacusia, síndrome de la trompa
abierta, anemia, trastornos cocleares, toxemia, psicológicos, déficit de zinc, cobre, hierro y
vitaminas, etc. La migraña es la etiología más frecuente del acúfeno en niños. (Morales, Mingo y
Menéndez)
5.1.6. Evaluación: en la reunión de “Tinnitus Research Initiative” (TRI) celebrada en julio de
2006 en Alemania se llegó a un consenso para la valoración del paciente con acúfenos y la
medición de los resultados de los tratamientos aplicados. Siempre es necesaria una evaluación
general y otorrinolaringológica exhaustiva.
5.1.6.1. Datos a consignar en la Historia Clínica – Anamnesis.
5.1.6.1.1. Antecedentes: edad y género, historia familiar de acúfenos, tiempo y modo de
instauración (gradual o repentino) y tratamientos previos.
5.1.6.1.2. Patrón: continuo o pulsátil, lateralidad y simetría de intensidad, tiempo que el
acúfeno le mantiene despierto
5.1.6.1.3. Factores asociados en el momento de instauración: pérdida auditiva, otitis media,
trauma acústico, tratamiento dentario, estrés, otros.
5.1.6.1.4. Persistencia: intermitente o constante, fluctuación, descripción del acúfeno según
las propias palabras del paciente; ¿Tono puro, varios tonos, incierto? Tono: agudo, medio, grave.
5.1.6.1.5. Factores influyentes: enmascaramiento natural (música, sonidos de la vida diaria,
otros), modificaciones por movimientos de la cabeza o extremidades superiores (¿Cuáles?);
empeoramiento, mejoramiento o no varía con el ruido intenso o sueño diurno; efecto del sueño
nocturno en la percepción diurna del acúfeno; efecto del estrés; efecto de medicamentos
(¿Cuáles?).
5.1.6.1.6. Factores asociados: hipoacusia, portador de audífono (afecta al acúfeno),
intolerancia o molestia con ruido, algia cusía, cefalea, vértigo, mareo alteraciones
temporomandibulares, dolor cervical.
5.1.6.1.7. Otras enfermedades concomitantes: psiquiátricas; generales: metabólicas,
endócrinas, vasculares, etc.
5.1.6.2. Examen y pruebas fundamentales
5.1.6.2.1. Examen ORL-otoscopia.
5.1.6.2.2. Examen Clínico General: descartar patologías metabólicas, endócrinas, vasculares,
neurológicas, genéticas
5.1.6.2.3. Exploración de articulación temporo-mandibular.
5.1.6.2.4. Audiometría tonal: una prueba fundamental en el estudio básico de un paciente con
acúfenos. Es frecuente encontrar hipoacusia neurosensorial en agudos. Mucho menos en
frecuencias graves (hidrops). Junto con la anamnesis y la exploración física puede darnos el
diagnóstico en gran número de casos. La audiometría tonal de alta frecuencia. Explora umbrales
por encima de los 8000Hz y es interesante porque algunas alteraciones del oído interno (por
ejemplo ototoxicidad, trauma acústico) empiezan a manifestarse por pérdidas en estas frecuencias
agudas que después progresarán a frecuencias medias y bajas con el avance de la enfermedad. En
pacientes con acúfenos es frecuente encontrar alteraciones en la audiometría de alta frecuencia con
audiometría tonal liminal normal
5.1.6.2.5. Audiometría de Alta frecuencia
5.1.6.2.6. Logoaudiometría
5.1.6.2.7. Impedanciometría-timpanometría: la impedanciometría es útil en los casos en que
se sospeche patología de oído medio y la otoscopia sea dudosa. Así como ver fluctuaciones en la
presión producidas por las contracciones musculares o las pulsaciones vasculares.
5.1.6.2.8. Otoemisiones acústicas: se estima que entre un 1 y un 9% de los acúfenos son
causados por otoemisiones acústicas espontáneas. Existe una asociación causal del acúfeno con
las otoemisiones. Las otoemisiones acústicas espontáneas pueden ser suprimidas con ácido acetil
salicílico.
5.1.6.2.9. Potenciales evocados de tronco cerebral (PEATC): Permiten descartar la presencia
de enfermedad retrococlear o centrales altas, aunque el diagnóstico definitivo quedará supeditado
a una prueba de imagen.
5.1.6.2.10. Acufenometría: frecuencia e intensidad más enmascaramiento del acúfeno e
inhibición residual y el nivel mínimo de enmascaramiento.
5.1.6.3. Exámenes y pruebas secundarias.
5.1.6.3.1. Eco-doppler: color de troncos supra-aórticos para valorar el estado de estos vasos
y posibles estenosis.
5.1.6.3.2. Tomografía computarizada (TC): valora alteraciones óseas y su extensión
(enfermedad de Paget, glomus timpánico, otosclerosis).
5.1.6.3.3. Resonancia magnética (RM): Esta técnica de elección para la valoración de
patología tumoral y desmielinizante a nivel del sistema nervioso central.
5.1.7. Tratamiento. No existe un único tratamiento que abarque todas las formas de
acúfenos. La terapéutica actual para tinnitus incluye tratamientos: sonoros, psicológicos,
farmacológicos, físicos y quirúrgicos.
5.1.7.1. Tratamientos Sonoros: implica el uso de ruido externo con el fin de alterar la
percepción del paciente y su reacción frente a los acúfenos. Las modalidades de tratamiento sonoro
incluyen:
5.1.7.1.1. Enmascaramiento: se usan generadores de sonidos colocados en los oídos que
brindan un estímulo de banda amplia - ruido blanco- a un volumen que sobrepasa el del tinnitus
enmascarándolo. En la actualidad este método ha sido reemplazado por la terapia de
reentrenamiento para tinnitus (TRT); se lo reserva para los pacientes añosos, que no pueden
adaptarse a la modalidad de reentrenamiento.
5.1.7.1.2. Enriquecimiento sonoro ambiental: el silencio absoluto debe ser evitado para
disminuir el contraste entre su acúfeno y el silencio. Se lo logra mediante enmascaradores de mesa
o de cabecera con varias opciones de sonido preestablecidas.
5.1.7.1.3. Audífonos: Los acúfenos están relacionados en general a un cierto nivel de pérdida
auditiva, su uso es esencial en estos pacientes. Los más recientes tienen programas que generan
sonidos que enmascaran y habitúan la percepción del acúfeno. Muchas veces la combinación de
hipoacusia con acúfenos intensos hace que sea difícil, o incluso imposible para los pacientes,
participar en actividades sociales. Los audífonos mejoran la audición, atenúan el impacto de los
acúfenos y contribuyen a mejorar la comunicación, disminuyendo la frustración personal y el
aislamiento social. El 60% de los pacientes con zumbidos encuentran alivio con el uso de
audífonos; y en aproximadamente el 22% de éstos el alivio es significativo. Los audífonos son más
eficaces cuando se usan de manera habitual durante las horas de vigilia. Esto requiere que el
paciente los use a tiempo completo.
5.1.7.1.4. Dispositivos con música: son dispositivos de uso intermitente, encontramos:
a. Equipos musicales de sonido de enmascaramiento ambiental, de calidad comercial.
b. Dispositivos con música con alguna muesca especial (generalmente eliminando la/s
frecuencia/s del acúfeno) o sonidos mediante algoritmos modificados.
c. CR Neuromodulación acústica: secuencias de tonos modulados con las ondas cerebrales, que
son presentados a bajo volumen durante largos períodos de tiempo.
d. Neuromonics: son reproductores de sonidos musicales modificados y personalizados,
(adaptados a la hipoacusia del paciente y a sus acúfenos), que eliminan las bajas frecuencias.
e. Otoharmonics: método con sonidos modificados y coincidentes con los acúfenos del paciente
que se reproducen mientras el sujeto duerme.
f. SoundCure: utiliza sonidos modificados y coincidentes con el que percibe el paciente.
5.1.7.1.5. Terapia de reentrenamiento para acúfenos (TRT -Tinnitus Retraining Therapy):
toman en cuenta la función del sistema límbico y del sistema nervioso autónomo en la génesis y
mantenimiento de los acúfenos. Seleccionan los estímulos importantes y bloquean los banales
(acúfenos), a nivel subconsciente, para que no alcancen niveles más altos en el sistema nervioso
central. Los pacientes se dividen en categorías específicas, en función de la sintomatología.
 Categoría 0: mínima sintomatología que no requiere intervención.
 Categoría 1: pacientes con acúfeno significativo clínicamente.
 Categoría 2: pérdida de audición más acúfeno.
 Categoría 3: hiperacusia, con o sin acúfenos.
 Categoría 4: hiperacusia con empeoramiento de los síntomas por exposición a sonido ambiental
con o sin acúfenos.
Como el tratamiento no actúa sobre la causa del síntoma, la etiología es irrelevante, por lo que
la TRT puede usarse en cualquier tipo de acúfeno. LA TRT está conformada por dos componentes
fundamentales, ambos basados en el modelo neurofisiológico del tinnitus: consejo y terapia
sonora.
a. Consejo terapéutico: cuando el paciente comprende los mecanismos del acúfeno y su posible
impacto, se reduce el nivel de molestia y por lo tanto, su reacción negativa; es decir se
reentrenar al sistema auditivo subconsciente para que acepte el acúfeno como algo que ocurre
de manera natural y que no constituye una señal de alarma ni de peligro. En ausencia de
reacción se produce habituación, que es lo que ocurre con cualquier sonido, sin significación
clínica y que está constantemente presente.
b. Terapia sonora: se utilizan generadores de sonido que van colocados en los oídos. Se obtienen
mejores resultados a largo plazo generando “sonidos de banda ancha” con una intensidad que
se encuentre justo por debajo del umbral de acúfeno. En los pacientes de categoría 1, el
volumen se ajusta cercano a la intensidad del acúfeno. Los pacientes de categoría 2, deben
combinar las ayudas auditivas (generadores de ruido) con el enriquecimiento sonoro en todo
momento, de forma biaural siempre que sea posible. En los pacientes de categoría 3, la
introducción de sonidos de banda ancha debe ser muy gradual, incrementando el volumen de
forma progresiva en días o semanas, para evitar las molestias por su hiperacusia. En los
pacientes de categoría 4, la aplicación de los sonidos de banda ancha debe ser incluso más lenta
que en el grupo anterior, en semanas o meses, siendo el grupo de mayor dificultad terapéutica.
Es necesario un enriquecimiento sonoro ambiental las 24 horas del día, usando sonidos que no
provoquen por sí mismo, sensación de malestar.
5.1.7.2. Psicoterapias: se centran en la reacción emocional del paciente para el síntoma que
percibe. Las terapias psicológicas que se usan más frecuentemente son:
5.1.7.2.1. Terapia cognitivo conductual (TCC): terapia limitada en el tiempo y muy
estructurada, se realizan entre 8 y 24 sesiones mensuales. Su objetivo no es reducir las
características físicas del acúfeno, como la intensidad o el tono, sino ayudar a los pacientes que se
enfrentan a experiencias negativas y poco realistas (pensamientos y creencias) a desafiar y corregir
estas situaciones construyendo pensamientos más positivos y realistas. Su uso se centra en la
reducción de la angustia y la discapacidad inducida por el tinnitus. Incluye la reestructuración
cognitiva, técnicas de relajación, técnicas de imágenes y la exposición al sonido problemático.
5.1.7.2.2. Terapia de Reducción del Estrés basada en Mindfulness (MBSR).
5.1.7.2.3. Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT).
5.1.7.2.4. Tratamiento de Actividades de Acúfenos (TAT).
5.1.7.2.5. Terapia de Acúfenos Progresiva (PTM).
5.1.7.3. Tratamientos farmacológicos: el empleo de medicamentos debe tenerse en cuenta
junto con otras opciones terapéuticas, dentro de un abordaje individualizado en el
paciente y multidisciplinario.
5.1.7.3.1. Anestésicos: la lidocaína es el único fármaco capaz de suprimir los acúfenos. Se ha
desestimado en la actualidad porque los acúfenos retornan al cesar la aplicación y son frecuentes
los efectos secundarios.
5.1.7.3.2. Antagonistas de los receptores glutaminérgicos (NMDA): memantina, trazodona y
venlafaxina disminuyen la liberación de glutamato. Son conocidos los bloqueantes de los
receptores NMDA del glutamato: caroverina, flupirtina, acamprosato y gaciclidina.
5.1.7.3.3. Antiepilépticos: la fenitoína y la carbamacepina bloquean los canales de Na+, e
inhiben las descargas neuronales de alta frecuencia. La pregabalina es análoga del GABA,
disminuye la excitabilidad neuronal y reduce la liberación de glutamato.
5.1.7.3.4. Antidepresivos: amitriptilina es eficaz en enfermos con acúfenos y depresión. La
nortriptilina en pacientes con acúfenos graves y crónicos, en dosis de 20-40mg/día, disminuye su
intensidad. La sertralina disminuye significativamente la intensidad del tinnitus. La ciclo-
benzaprina es un análogo de la amitriptilina. Es también un relajante muscular y particularmente
útil en acúfenos míomodulados. El valproato de sodio es útil en acúfenos combinados con
depresión.
5.1.7.3.5. Los antagonistas dopaminérgicos (Anti-Dopa): Los neurolépticos, antipsicóticos o
tranquilizantes mayores, actúan bloqueando los receptores específicos de la Dopamina D2 en el
sistema límbico y cortical. Usados en trastornos psicosomáticos, bipolares, alucinaciones y
esquizofrenia.
5.1.7.3.6. Antihistamínicos H1: Por su efecto sedativo subcortical, la hidroxicina ha sido
usada con éxito combinada con sulpirida en estudios clínicos comparativos. En cuanto a
terfenadina, se ha visto mejoría del acúfeno en aquellos pacientes que además tienen una historia
previa de alergia.
5.1.7.3.7. Benzodiacepinas: El alprazolam en dosis de 0.5mgs/día, disminuye la intensidad
del acúfeno en el 76% de los sujetos. El clonazepam es una benzodiacepina útil en los acúfenos
rítmicos como mioclonías del paladar y del oído medio (29). Se indica en dosis de 0.25-2.0grs./día.
5.1.7.3.8. Corticoides: se han empleado en el tratamiento de la hipoacusia súbita y en la
enfermedad autoinmune del oído interno. Para reducir sus efectos secundarios, se emplea su
administración intratimpánica.
5.1.7.4. Terapias físicas
5.1.7.4.1. Oxigenación hiperbárica: respirar oxígeno al 100%, en una cámara de compresión
a 1.4 a 2.2 atm. durante 60 minutos. Es útil en casos de acúfenos por sordera súbita aguda y en
trauma acústico agudo.
5.1.7.4.2. Estimulación transcraneal con corriente eléctrica directa (ETCD): tratamiento
electromagnético no invasivo, que busca disminuir con electricidad directa la hiperactividad
neuronal; hasta un 40% de los pacientes reciben algún beneficio del tratamiento.
5.1.7.4.3. Estimulación Magnética Transcraneal repetitiva (EMTr): La estimulación
magnética transcraneal repetitiva utiliza una potente bobina magnética no invasiva adyacente a la
cabeza del paciente, para emitir pulsos electromagnéticos en la corteza cerebral subyacente. La
EMTr en acúfenos ha dado resultados mixtos, siendo positiva en casos de trauma acústico agudo.
5.1.7.4.4. Estimulación cerebral profunda (ECP): es un método invasivo, que implica la
implantación quirúrgica de electrodos directamente en el cerebro con resultados variables.
5.1.7.4.5. Estimulación con implantes cerebrales superficiales: El uso de implantes de
electrodos de superficie en el cerebro, al igual que otras técnicas de estimulación cerebral, tiene
preliminarmente una cierta evidencia prometedora.
5.1.7.4.6. Estimulación del nervio vago (ENV): el uso de un electrodo implantado para aplicar
estimulación eléctrica en el nervio vago se ha demostrado eficaz en el tratamiento de la epilepsia
y la depresión. Los resultados en acúfenos son mixtos hasta ahora.
5.1.7.5. F. Quirúrgico: en patologías del oído medio y sus secuelas: en los casos de otitis
media crónica, otoesclerosis, otopatía serosa, se observa a menudo que cuando el procedimiento
fue exitoso, además de mejorar la audición, también disminuye el acúfeno. Implante coclear: se
viene publicando en los últimos años sobre la influencia de la estimulación eléctrica y la supresión
o disminución del tinnitus, que brindan estos dispositivos a aquellos pacientes afectados de sordera
severa a profunda y acúfenos, y en particular en los casos de sordera súbita más tinnitus, o en
otoesclerosis muy avanzada con acúfenos, como lo hemos constatado en las Otoesclerosis Tipo 1
y 2 de Rotteveel donde la otoespongiosis está circunscripta a nivel fenestral o retrofenestral. No
tuvieron el mismo comportamiento las otoesclerosis retrofenestrales difusas tipo 3, donde está
afectada toda la cápsula laberíntica, persistiendo el acúfeno post-implantación coclear en más de
la mitad de los casos (Curet et al). En los casos de nuestros pacientes adultos implantados cocleares
con sordera unilateral y tinnitus y oído contralateral normal o casi normal (Curet C. et al) hemos
observado una disminución del acúfeno mientras mantiene activo el implante. También han
publicado al respecto Ramos A. et al. de España y Van de Heyning P. de Bélgica. Lo importante
ha sido la constatación clínica de que la reducción de tinnitus mediante la activación eléctrica de
implantes cocleares se mantenía por un tiempo determinado y que el tratamiento, por tanto,
representaba un alivio. Estos resultados apoyan la hipótesis de que los mecanismos
fisiopatológicos del tinnitus podrían ser reversibles al recuperar la capacidad auditiva. Los estudios
demuestran que en casos de sordera unilateral asociada a acúfenos, los implantes cocleares pueden
emplearse de forma eficaz como otra alternativa terapéutica. Ramos A. pone a consideración que
la reducción del acúfeno tras implantación coclear se puede deber a varios mecanismos, tales como
la habituación, enmascaramiento acústico, estimulación directa del nervio coclear y reorganización
de las áreas corticales. Aunque sean precisos más estudios, el implante coclear parece ser un
método efectivo para el tratamiento del acúfeno incapacitante en pacientes con hipoacusia súbita
severa-profunda unilateral.
5.2. Acufenos y calidad de vida relacionada con la salud
5.2.1. Concepto de salud. “La salud es aquel estado de completo bienestar físico,
mental y social y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades”. La cita procede del
Preámbulo de la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que fue adoptada por la
Conferencia Sanitaria Internacional, celebrada en Nueva York del 19 de junio al 22 de julio de
1946, firmada el 22 de julio de 1946 por los representantes de 61 Estados, y entró en vigor el 7
de abril de 1948. Bajo este concepto, la evaluación de la salud no puede estar limitada a los
factores clínicos tradicionales basados en variables puramente biológicas. Debe incluir tanto
el estado objetivo de la salud, de funcionalidad y de interacción del individuo con su medio, como
los aspectos más subjetivos que engloban el sentido general de satisfacción del individuo y la
percepción de su propia salud. Para responder a estas valoraciones más amplias de la medición de
salud surge, a mediados de los años setenta, el término "calidad de vida".
5.2.2. Concepto de calidad de vida (CV). La OMS define la calidad de vida en función de
la manera en que el individuo percibe el lugar que ocupa en la vida, en el contexto de la cultura y del
sistema de valores en que vive, y en relación con sus objetivos, expectativas, normas y preocupaciones.
sin embargo, no existe un consenso sobre la definición de calidad de vida, e incluso en la literatura
se utilizan los términos "estado de salud", "estado funcional", "calidad de vida" o "calidad de vida
relacionada con la salud" como sinónimos, cuando realmente son términos relacionados, pero
responden a conceptos distintos.
5.2.3. Concepto de calidad de vida relacionada con la salud (CVRS): La calidad de vida
relacionada con la salud es aquel componente de la CV debido a las condiciones de salud de las personas
y referido a partir de las experiencias subjetivas de ellas sobre su salud global. Se trata de un
concepto multidimensional que incluye componentes físicos, emocionales y sociales asociados con
la enfermedad. Así, la CVRS se refiere a la evaluación subjetiva de las influencias del estado de salud
actual, los cuidados sanitarios, y la promoción de la salud, sobre la capacidad del individuo para lograr
y mantener un nivel global de funcionamiento que permite seguir aquellas actividades que son
importantes para el individuo, y que afectan a su estado general de bienestar. Los aspectos más
importantes de esta definición son el hecho de que pone el énfasis en la evaluación subjetiva que el
individuo hace de su propia CV e incorpora un número limitado y bien definido de dimensiones.
Tiende a variar con la edad y depende del tiempo, las expectativas y las experiencias del propio
individuo.
La CVRS toma cada día más relevancia en dos aspectos: el primero de ellos es el aspecto ético,
para tomar decisiones de los tratamientos médicos, tanto en el caso del consentimiento informado
como en el de intervenciones para mantener la vida y el segundo aspecto, es su consideración, en
el campo de los servicios de salud, como complemento de los indicadores tradicionales de
morbilidad, mortalidad o expectativa de vida, para establecer y diseñar, implementar, seguir y
evaluar programas de prevención, atención y rehabilitación.
5.2.4. Instrumentos de medición de la CVRS. Probablemente la validez sea la
característica más importante que deba exigirse a un cuestionario de CVRS a pesar de que en
ocasiones, por el hecho de medir fenómenos subjetivos o abstractos, resulta difícil valorar hasta
qué punto una medición representa el fenómeno de interés, dado que no existe un patrón de
referencia. Las características de un instrumento idóneo de CVRS deben ser:

 Adecuado al problema de salud que pretende medir.

 Preciso o fiable, o dicho de otro con un mínimo error de medida.

 Sensible, capaz de detectar cambios en la salud tanto entre individuos como en un


mismo individuo a lo largo del tiempo.

 Basado en datos generados por los propios pacientes.

 Aceptable por los pacientes, profesionales sanitarios y por los investigadores.

 Válido, o ser capaz de medir aquellas características que se pretenden medir y no otras.
Las dimensiones que son importantes para la medición de la CVRS son: el
funcionamiento social, físico y cognitivo; la movilidad y el cuidado personal; y el bienestar
emocional. Los instrumentos existentes para medir la CVRS se clasifican en genéricos y
específicos. Los genéricos, se emplean en diferentes tipos de enfermedades, pacientes o
poblaciones y permiten comparar el impacto de las enfermedades, hacer análisis de costo-
beneficio, obtener valores poblacionales de referencia y evaluar programas para asignar
recursos. No están relacionados con ningún tipo de enfermedad y son independientes del
diagnóstico para aplicarlos tanto a la población general como a grupos específicos de
pacientes.
Se pueden dividir en tres grandes grupos:

 Las medidas de ítem único consisten en preguntar al paciente acerca de su salud o CVRS
en un período temporal. Se trata de obtener la valoración de la salud general del
enfermo. La pregunta más utilizada es del tipo: ¿cómo diría que se encuentra hoy de
salud?, y el paciente debe responder en una escala que va de muy bien a muy mal.

 Las medidas de utilidad se basan en las preferencias o utilidades que los individuos
asignan a los diferentes estados de salud del instrumento. Las utilidades se obtienen por
medio de diferentes técnicas de medida.

 Un perfil de salud es un cuestionario que mide diferentes dimensiones de la CVRS.


Otorga una puntuación específica para cada uno de los aspectos de la CVRS que mide.
La mayoría de los perfiles de salud contienen expresiones que utiliza la gente cuando
está, o cree estar enferma
Los puntos positivos se basan en la rapidez de aplicación y de la obtención de resultados, en
la expresión de un resultado subjetivo del paciente y que supone poca interpretación por
parte del investigador. Las encuestas genéricas sobre calidad de vida en relación con la
salud tratan de obtener medidas representativas de conceptos tales como estado psicológico
y mental del paciente, limitaciones en la actividad física debidas a la presencia de la
enfermedad, grado de afectación en las relaciones sociales del paciente, dolor, bienestar
corporal, etc.
Los cuestionarios genéricos más conocidos son:
a. El Nottingham Health Profile (NHP): es una escala compuesta por seis subescalas con
un total de 38 preguntas, desarrollado originariamente en el Reino Unido y que ha sido
validado y adaptado a otros países.
b. El Cuestionario de Salud SF-36: consta de 36 ítems agrupados en 8 dimensiones y fue
originalmente desarrollado para su uso en los Estados Unidos, y adaptado y traducido
al castellano.
c. El Sickness Impact Profile (SIP): está formado por 12 categorías con un total de 136
ítems. Se desarrolló en los Estados Unidos y fue diseñado para medir la disfunción,
basada en los cambios de la conducta relacionada con la enfermedad.
Las encuestas específicas incluyen dimensiones de la CVRS de una determinada patología que se
quiere estudiar, es decir, se centran en aspectos de la CV propios de una enfermedad concreta.
La medición de la CVRS en pacientes con acúfenos es útil para evaluar la repercusión que les
producen en su vida diaria y también para evaluar la eficacia de los tratamientos. La entrevista
inicial del paciente puede orientar sobre el grado de afectación que les ocasionan. Pero si se
pretende medir la percepción del paciente han surgido escalas y cuestionarios específicos. Las
escalas analógicas muestran una graduación de menor a mayor y debe ser el paciente quién
señale el número que corresponda con la intensidad del acúfeno percibido.
Los cuestionarios específicos de CVRS en acúfenos adaptados al español son:
a. TQ o TEQ (Tinnitus Questionnaire o Tinnitus Effects Questionary): consta de 52 ítems, a los
que se responde como verdadero (se puntúa 2), parcialmente verdadero (se puntúa 1) o falso
(se puntúa 0). Los 34 ítems se centran en dificultades de sueño, en la audición y alteración
emocional y el resto recoge dificultad en afrontamiento.
b. TRQ (Tinnitus Reaction Questionnaire): consta de 26 ítems con 5 opciones de respuesta (de
nunca a siempre) que puntúan de 0 a 4.
c. THI (Tinnitus Handicap Inventory): consta de 25 ítems subdivididos en 3 escalas: funcional
(12 ítems), emocional (8 ítems) y catastrófica (5 ítems). Cada pregunta tiene tres posibles
respuestas; si (4 puntos), a veces (2puntos) o no (0 puntos).
5.1.2.4 Perfil de salud de Nottingham (NHP): Fue desarrollado originariamente en
Gran Bretaña a finales de los 70. Los ítems del cuestionario fueron seleccionados tras entrevistar
a más de 700 pacientes con diversas afecciones crónicas y agudas. El NHP consta de dos partes.
La primera, se compone de 38 ítems pertenecientes a seis grandes dimensiones de la salud:
energía (3 ítems), dolor (8 ítems), movilidad física (8 ítems), reacciones emocionales (9 ítems), sueño
(5 ítems), y aislamiento social (5 ítems). Se debe responder con Sí o No. La segunda parte
consiste en 7 preguntas sobre la existencia de limitaciones a causa de la salud en siete actividades
funcionales de la vida diaria: en el trabajo, las tareas domésticas, la vida social, la vida familiar, la
vida sexual, las aficiones y el tiempo libre, Al igual que en la primera parte, se responde con un
“SÍ/NO” a cada cuestión planteada. El NHP se ha mostrado apropiado para:
a. La evaluación de las intervenciones médicas o sociales.

b. Como medida de resultado para comparaciones entre grupos.

c. Como herramienta de encuesta para poblaciones seleccionadas.

d. Para el seguimiento a lo largo del tiempo de cambios en los pacientes con enfermedades
crónicas.

e. Como complemento de la historia clínica.

f. Para ensayos clínicos con grupos seleccionados de pacientes.


Entre las ventajas del NHP:

 Tiene una alta fiabilidad y validez.

 Se puede utilizar en una amplia variedad de situaciones.

 Es fácil y barato de administrar.

 Se responde rápidamente y es muy aceptado por los encuestados.

 Es fácil de evaluar y de tratar estadísticamente, particularmente si se usa el SPSS. Los


resultados pueden ser comparados geográficamente.

 Puede ser utilizado para medir el estado de salud percibido en general y para las condiciones
específicas de mala salud.

 Es más fácil detectar a los individuos que estén enfermos pero que no perciben que sus
problemas tengan relación con la salud.
5.1.2.5 Cuestionario de Salud SF-36: Es una de los instrumentos más amplia e
internacionalmente utilizados para valorar la CVRS. Se considera un método exhaustivo,
eficiente y sólido para medir la salud desde el punto de vista del paciente. Sus propiedades
psicométricas se han evaluado en más de 400 artículos. El SF-36 está diseñado para ser
autoadministrado, aunque puede realizarse por teléfono o por entrevista sin modificar su
consistencia interna. La versión SF36 (Short-Form Health Survey 36) apareció como una
versión mejor, más corta y fácil de responder. El SF-36 mostró buena discriminación entre
grupos de gravedad, correlación moderada con indicadores clínicos y alta con otros
instrumentos de CVRS.
El SF36 está compuesto por 36 ítems que cubren 8 conceptos de salud que representan aquellas
medidas más frecuentemente afectadas en encuestas de salud ampliamente utilizadas y aquellas más
afectadas por la enfermedad y el tratamiento. Estas 8 escalas o dominios son: función física (10 ítems), rol
físico (4 ítems), rol emocional (3 ítems), dolor corporal (2 ítems), salud general (5 ítems), vitalidad (4
ítems), función social (2 ítems), salud mental (5 ítems). Además, se añade un ítem, no valorado con las
escalas, que interroga acerca de la salud general respecto al año anterior que informa sobre la
percepción de dicho cambio. Las 8 escalas definen 2 componentes principales de salud, el
componente de salud física, y el componente salud mental. Las puntuaciones sumario deben
interpretarse en relación con los valores obtenidos en la población general del país que se estudie.
5.1.2.6 Tinnitus Handicap Inventory: Es un test sencillo, robusto psicométricamente,
estandarizado y universalizado, que ha demostrado su confianza y reproducibilidad en la valoración test-
retest para la evolución de los acúfenos tras un tratamiento. El test consta de 25 ítems clasificados en
3 subescalas:
 La escala funcional (13 cuestiones) valora la repercusión del acúfeno en la rutina diaria:
incapacidad mental (dificultad para concentrarse o leer), incapacitación sociolaboral (actos
sociales, tareas domésticas, o trabajo) e incapacitación física (dificultad en la audición y
trastornos del sueño).
 La escala emocional (7 cuestiones) valora las respuestas como la frustración, tristeza,
inseguridad, depresión, ansiedad o tensión familiar.
 La escala catastrófica (5 preguntas) mide un nivel de desesperación y de incapacidad para
solucionar el problema por parte del paciente
El THI permite escoger entre tres opciones (sí/a veces/no) y de acuerdo con la respuesta se
sumarán 4 puntos por cada ‘sí’, 2 por ‘a veces’ y 0 por ‘no’. El rango de respuesta varía entre 0 y 100.
a. Grado 1, o muy leve (0-16): acúfeno sólo percibido en ambiente silencioso y fácilmente
enmascarable; y que casi nunca perturba al paciente.
b. Grado 2, leve (THI 18 a 36): acúfeno enmascarado por el ruido ambiente y olvidado durante
la actividad diaria.
c. Grado 3, moderado (THI 38 a 56): acúfeno percibido a pesar del ruido ambiente, si bien no dificulta la
actividad diaria; molesta en el reposo o la quietud y a veces dificulta la conciliación del sueño.
d. Grado 4, severo (THI 58 a 76): acúfeno percibido de forma constante, interfiriendo las
actividades diarias, dificultando siempre el reposo y el sueño; estos pacientes acuden
frecuentemente a especialistas buscando ayuda.
e. Grado 5, catastrófico (THI 78 a 100): todos los síntomas son peores que el grado 4,
especialmente el insomnio; es posible encontrar patologías psiquiátricas asociadas.

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