ESCUELA POLITÉCNICA NACIONAL

Nombre: Byron Ayala Grupo: A1 Fecha: 23/07/2018

Ensayo
La ética profesional del ingeniero mecánico.
Entender el papel de la ética de las profesiones requiere entender las profesiones su
devenir y naturaleza. Desde ahí podremos comprender que hablar de ética profesional
no es simplemente un asunto adicional de buena voluntad, sino que es aquello que le
da sentido a la práctica profesional (Cortina, 2000). En este sentido el ingeniero
mecánico es aquel profesional capaz de utilizar sus conocimientos en ciencias exactas
y técnicas para apoyar a las personas dando soluciones a problemas propios de una
comunidad, en si el fin que da sentido y orientación a su práctica profesional. Toda
profesión debe estar orientada con un fin noble, es decir al beneficio de los demás.
En la ética profesional, de acuerdo con Beauchamp y Childress (2001), están implícitos
cuatro principios: beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia.
Principio de beneficencia
“Un profesional ético es aquel que hace el bien en su profesión haciendo bien su
profesión”, afirma Hortal (2002). Un ingeniero mecánico ético es en este sentido aquel
profesional que desarrolla su actividad de manera competente y eficaz, cumpliendo
adecuadamente con su tarea; y por otra parte, el hace el bien en la profesión, es decir,
ejercer la profesión pensando siempre en el beneficio de los usuarios de sus ideas y en
el beneficio de la sociedad, de manera que se cumpla con el bien interno de la profesión,
que se aporte el bien específico para el que fue creada.
Cada profesión se desarrolla con la función de brindar beneficios a la sociedad y para
ello está orientada en principios y valores encaminados a cumplir una determinada
misión. Po lo tanto los profesionales que ejercen la ingeniería mecánica deben
conocerlos y buscar su cumplimiento, tanto con respecto a los usuarios que reclaman
un trabajo bien hecho como de la sociedad en su conjunto.
Principio de no maleficencia.
Plantea que todo ejercicio profesional debe buscar a toda costa no dañar o afectar a
personas, grupos sociales o a la comunidad toda. Este principio se arraiga en el
principio de la beneficencia, pues si un profesional busca el beneficio del usuario y de
la colectividad, está implícito el hecho de que se busque no dañar. No está de más, sin
embargo, señalar que todo buen profesional, al hacer el bien en su profesión, haciendo
bien su profesión, tendrá que considerar siempre el efecto que sus decisiones van a
tener en los posibles afectados, tratando de evitar o minimizar al máximo estos daños,
tal como lo plantean Adela Cortina (2000).
El principio de autonomía
El principio de autonomía busca evitar la relación de dependencia y paternalismo entre
el profesional que es el conocedor de las herramientas técnicas e intelectuales para
ejercer su profesión y el usuario quien muchas veces debe comportarse como un simple
receptor, al señalar que el usuario no es un simple receptor pasivo, sino un sujeto que
debe participar activa y responsablemente en las decisiones. Establece que cada
persona puede ser participe con vos y voto en una situación que podría beneficiarle o
terminar por vulnerar sus derechos.
Por lo tanto, la función de un ingeniero mecánico es mantener los lineamientos o pasos
que le propongan un buen cumplimiento de los principios bajo cuales está regido,
debido a que un ingeniero mecánico está en capacidad de diseñar, elaborar y controlar
el funcionamiento de cada uno del dispositivo encargado de diseñar.
El principio de justicia
La ética profesional queda incompleta si no se enmarca en la perspectiva de una ética
social que permita entender en qué contribuye o puede contribuir el trabajo de cada
profesión a mejorar la sociedad. Por ello el principio de justicia establece que, en toda
prestación de un servicio profesional, cada uno de los sujetos involucrados debe cumplir
con su deber, es decir, con la tarea que se le ha encomendado, con lo que se espera
que haga, sin extralimitarse, pero sin pecar tampoco de insuficiencia en su
responsabilidad.
En fin un ingeniero mecánico orientado bajo estos cuatro principios, debe ser un
profesional capaz de sentir empatía sobre los distintos problemas de la sociedad y ser
capaz de emplear las habilidades que posee para ayudar a aquellas personas
necesitadas de su ayuda, todo aquello centrado en maximizar el verdadero sentido de
la felicidad no solo individual sino colectiva, entender que cada persona posee sus
propias habilidades y darle la oportunidad de ser participe en la toma decisiones,
permitir a todas las personas que le rodean aportar con un granito de arena y así lograr
soluciones a problemas con enfoque no solo individual sino colectivo. Así que
comprender la verdadera relación entre ética y profesión resulta importante desde la
posibilidad de dar origen a un bienestar progresivo, es decir al estado en que las
personas y la sociedad se sientan “realmente bien”.
Bibliografía
Cortina, Adela (2000), “Presentación”, en Adela Cortina y Jesús Conill (coords.), 10
palabras clave en ética de las profesiones, Navarra, Verbo Divino, pp. 13-28.
hortaL, A. (2002) Ética general de las profesiones. Bilbao, España, Desclée De
Brouwer, SA.
Beauchamp, T. y childress, J. (2001) Principles of Biomedical Ethics (5.ª ed.). Nueva
York, Oxford University Press.