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http://alencontre.org/ameriques/amelat/argentine/la-crise-argentine-
mise-en-perspective-a-long-terme.html). La reproduzco ahora para los
lectores del blog. Dada su longitud, la publico en tres partes.
Entre abril de 1975 y abril de 1976 el precio del dólar subió 600%. En 1975
los precios aumentaron 183%, y 444% en 1976. En los 5 años siguientes,
hasta 1981, la inflación anual promedió el 156%.
De junio de 1980 a junio de 1982 el dólar subió 1200%. Desde 1982 hubo
una nueva aceleración de la subida de precios: en 1982 la inflación fue
344%; en 434% en 1983; en 1985, 385%. Se desacelera entre 1986 y 1987.
De enero 2013 a enero 2014 el precio del dólar subió 56,7%. La inflación
(según el Índice de Precios Congreso) se acelera en 2014 y llega al 38,5%
(contra un promedio anual del 23,5% entre 2007 y 2013).
La misma idea que los clásicos encontramos en Marx: para que haya
reproducción ampliada del capital, es necesario que el capitalista reinvierta
la plusvalía, adquiriendo medios de producción y fuerza de trabajo. “El
empleo de plusvalor como capital, o la reconversión de plusvalor en capital,
es lo que se denomina acumulación de capital” (Marx, 1999, t. 1, p. 713).
Por eso, una vez dada la masa de plusvalor, “la magnitud de la acumulación
depende… de cómo se divida el plusvalor entre el fondo de acumulación y
el de consumo, entre el capital y el rédito” (ibid, 730). La plusvalía que se
gasta como rédito, esto es, para el consumo o diversos gastos del capital, no
permite ampliar la capacidad productiva. Lo mismo ocurre con la plusvalía
que se emplea en sostener gastos improductivos del Estado. De ahí que la
clave del desarrollo de las fuerzas productivas –el desarrollo tecnológico y
la ampliación de la producción- pase por qué se hace con la plusvalía, y
cuánto de esta se invierte productivamente.
Pues bien, la razón última de las crisis en Argentina es que una parte
sustancial del plusvalor no se reinvierte productivamente. Por eso, las
crisis no son del tipo de las clásicas crisis de sobreproducción, de
sobreacumulación de capital, sino de carencia. Por caso, nadie puede decir
que en los últimos 15 o 20 años el capitalismo argentino haya
sobreinvertido en producción de energía, transporte, alta tecnología,
etcétera. Por eso, lo adelantamos ahora, las crisis tienden a estallar por el
lado de la balanza de pagos y en particular se manifiestan como crisis en el
tipo de cambio, el “conector” del espacio nacional de valor (de las fuerzas
productivas “internas”) con el mercado mundial.
Fte INDEC
Textos citados:
Gaggero, J.; C. Casparino y E. Libman (2007): “La fuga de capitales.
Historia, presente y perspectivas”, Documento de Trabajo Nº 14, mayo,
CEFIDAR.
Gaggero, J.; M. Rua y A. Gaggero (2013); “Fuga de capitales III. Argentina
(2002-2012)”, Documento de Trabajo Nº 52, diciembre, CEFIDAR.
Gordon, D. (1980): “Etapas de acumulación y ciclos económicos largos”,
CIDE, Cuadernos semestrales Nº 7, pp. 19-54.
Marx, K. (1999): El Capital, México, Siglo XXI.