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TEMA 6

INTRODUCCIÓN AL DERECHO DE LA COMPETENCIA

DEFENSA DE LA LIBRE COMPETENCIA.

1. CUESTIONES GENERALES SOBRE LA REGULACIÓN LEGAL DE LA COMPETENCIA

1.1. LIBERTAD DE EMPRESA Y REGULACIÓN DE LA COMPETENCIA

Ya hicimos referencia en capítulos anteriores que se considera un sistema de libre mercado,


basado en la libre competencia implica en primer lugar el libre acceso al mercado a quienes
quieran operar en él, que no debe haber barreras que impidan la aparición de nuevas empresas
dedicadas a una actividad determinada.

La existencia una pluralidad de operadores económicas en el mercado, la libre competencia


exige que todos ellos estén sujetos a las mismas reglas y actúen independientemente entre sí,
tratando de esforzarse en captar a la clientela por las ventajas propias a las prestaciones que
ofrecen.

El empresario tiene que esforzarse continuamente en hacer mejores ofertas o cuando menos
equiparables a las de sus competidores, porque si no lo hacen, si no consigue hacer ofertas
suficientemente atractivas, perderá la clientela, pudiendo llegar incluso a desaparecer la
empresa.

La ventaja de las diversas ofertas de los competidores no se refiere exclusivamente al precio,


sino que pueden resultar de otros muchos factores como son la calidad de los materiales, la
calidad de los acabados, la tecnología incorporada, la presentación de los productos, el diseño,
la financiación, la publicidad, la garantía, el servicio de postventa, etc.

El sistema competitivo se caracteriza por su extraordinaria dinamicidad, dónde el empresario


tiene que ocuparse continuamente por mantener la competitividad de sus empresas, para no
perder la clientela. Tiene que preocuparse de los progresos tecnológicos que van apareciendo,
de las actuaciones de sus competidores, de los gustos y demandas de la clientela, de abaratar

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sus costos, de la distribución, de la publicidad y promoción de sus productos o servicios, etc. Y
el riesgo si no mantiene esa dinámica es el tener pérdidas e incluso desaparecer del mercado.

Cualquier empresa tiene derecho a participar en el mercado, produciendo bienes y servicios


(derecho a competir). Quienes ejerzan ese derecho y operen en el mercado están obligados a
competir, les está prohibido restringir o limitar la competencia con otros competidores
(obligación de competir).

Tanto en la Unión Europea como en España la legislación protectora de la libre competencia se


considera indispensable para el correcto funcionamiento del mercado. Esas normas protegen a
los consumidores que son los primeros interesados en que el mercado de libre competencia
funcione correctamente y en impedir que los empresarios se pongan de acuerdo para restringir
la competencia en beneficio propio, en perjuicio de todos los demás participantes en el
mercado.

1.2. EL PROBLEMA COMPETENCIAL


Uno de los mayores enemigos del sistema competitivo sean las propias empresas, que tratan de
ponerse de acuerdo para no competir o para reducir la competencia entre ellas. Surgen así las
denominadas prácticas restrictivas de la competencia.

Tales prácticas impiden que el sistema de economía de mercado funcione e impide, por tanto,
que cumpla sus objetivos de eficiencia económica. Esas prácticas benefician a las empresas, pero
en perjuicio del conjunto de la sociedad y especialmente de los consumidores. Ésa es la razón
por la están prohibidas mediante una legislación protectora de la libre competencia,
frecuentemente denominada legislación antitrust. El Derecho de la competencia (en inglés
Competition Law, conocido en Estados Unidos como Antitrust Law) es la rama del Derecho que
se encarga de regular el comercio mediante la prohibición de restricciones ilegales, la fijación de
precios y los monopolios. Busca promover la competencia entre las empresas existentes en un
mercado y el fomento de la calidad de bienes y servicios al menor precio posible, garantizando
una estructura de mercado eficiente.

1.3. DERECHO DE LA COMPETENCIA COMUNITARIO

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La normativa antitrust vigente en España a incluye también la regulación existente sobre esta
materia en la Unión Europea, puesto que esa regulación es directamente aplicable a nuestro
país, al igual que en los restantes estados miembros de la comunidad.

Se parte del principio de que siendo un sistema de economía de mercado el que asegura una
distribución más eficiente de los recursos, hay que garantizar la libre competencia en el
mercado. Para que exista un mercado de libre competencia es imprescindible que en todo su
ámbito geográfico rijan las mismas normas protectoras de la libre competencia. Por ello, las
normas comunitarias europeas constituyen un factor indispensable para implantación y
funcionamiento del mercado comunitario.

Ese derecho no sólo pretende mantener la competencia en el mercado, sino que también trata
de impulsar de manera prioritaria la integración de los mercados nacionales en el mercado
único. Por ejemplo, están prohibidos aquellos acuerdos restrictivos de la competencia que
impidan o dificulten las exportaciones o importaciones entre los estados miembros.

Derecho español se encuadra en la Unión Europea y ambas instituciones basan su regulación


económica y la ordenación de los recursos que ella implica en la libertad de empresa y la
economía de mercado. En la economía de mercado, la libre competencia permite que el libre
juego de la oferta y la demanda determinen el precio de las cosas, que, en un mercado perfecto,
será el precio de equilibrio, el que permita la perfecta asignación de los recursos económicos del
individuo, sea consumidor o empresario y, por acumulación, de toda la economía. Ahora bien,
el mercado perfecto no existe. Para que se diera sería necesaria la absoluta transparencia de
información, la eliminación de los costes de transacción (los costes de dar a conocer el producto
o el precio, los costes de celebración del contrato…), la eliminación de barreras de entrada al
mercado a nuevos operadores (como los acuerdos sobre precios o reparto de mercados), la
eliminación de situaciones de abuso de posiciones monopolistas u oligopolistas (como la
imposición de condiciones o precios desproporcionados), y el comportamiento leal de los
operadores en el mercado (como las ventas por debajo del precio de coste). Es una realidad
histórica que siempre que el libre mercado ha funcionado sin ningún tipo de control externo, la
consecuencia ha sido el alejamiento del mercado perfecto, en perjuicio de la mayoría de los
empresarios (especialmente de los más competitivos) y de los consumidores. Por ello, el poder
político, encarnado en el legislador estatal o comunitario, ha tenido que regular no el mercado
en sí (lo que implicaría una economía planificada), sino las prácticas que los operadores del
mercado realizan, prohibiendo tanto aquellas que atentan contra el libre mercado

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directamente, como las que atentan contra la “ética” en el mercado, garantizando así una
competencia real y leal.

Marco Regulador (Normas)

A diferencia de la normativa mercantil, las normas sobre el Derecho de la competencia se aplican


a cualquier persona que participe en el mercado. De aquí que no sólo se apliquen a los
empresarios, sino también a los profesionales liberales, a los artistas, a los artesanos, a los
deportistas y a los agricultores e incluso a destinatarios finales de los productos y servicios, a
consumidores e incluso a asociaciones de cualquiera de ellos (colegios profesionales,
asociaciones de consumidores…).

La normativa actual es la Ley 15/2007, de 3 de julio, de defensa de la competencia, cuya finalidad


fundamental es evitar que los empresarios intenten, en vez de competir en el mercado
ofreciendo los mejores precios o calidades, llegar a acuerdos entre ellos para limitar o excluir la
lucha competencial en perjuicio de los consumidores o imponer condiciones no razonables
aprovechando su posición de dominio en el mercado. También otorga al poder ejecutivo la
facultad de intervenir en las operaciones de concentración empresarial que puedan alterar la
competencia en el mercado. Esta Ley ha sido desarrollada por el Real Decreto 261/2008, de 22
de febrero, del Reglamento de defensa de la competencia, así como por otros reglamentos. Esta
normativa sigue los mismos criterios que se establecen en los artículos 81 y 82 Tratado de la
Unión Europea, que regulan la defensa de la competencia en el ámbito de la Unión Europea.

2. ÓRGANOS EN MATERIA DE COMPETENCIA

2.1. ÓRGANOS ADMINISTRATIVOS.

- Comisión Europea, tiene el poder de investigación y sancionador cuando se realicen


actos de competencia desleal. La Comisión puede imponer multas coercitivas, cuya
finalidad es obligar a las empresas sancionadas a realizar o a abstenerse en una
actuación, de manera que la multa opera por cada día de retaso en el cumplimiento de
la orden. Por ejemplo, la Comisión Europea sanciona a Telefónica y Portugal Telecom
por un pacto de no competencia en la península ibérica.

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- Comisión Nacional de la Competencia (CNC) es un organismo público encargado de
preservar, garantizar y promover la existencia de una competencia efectiva en los
mercados en el ámbito nacional, así como de velar por la aplicación coherente de la Ley
de Defensa de la Competencia mediante el ejercicio de las funciones que se le atribuyen
en la misma y, en particular, mediante la coordinación de las actuaciones de los
reguladores sectoriales y de los órganos competentes de las Comunidades Autónomas,
así como la cooperación con los órganos judiciales competentes. Las autoridades
administrativas tienen la potestad de ordenar el cese de la conducta ilícita y de imponer
sanciones a la empresa (persona natural o jurídica que había cometido la infracción
anticompetitiva) y a sus administradores.

- Consejo de la Comisión Nacional de la Competencia (antiguo Tribunal de Defensa de la


Competencia) es el órgano de decisión en relación con las funciones resolutorias,
consultivas y de promoción de la competencia. Los consejeros son nombrados por el
Gobierno a propuesta del Ministro de Economía y Hacienda por un período de seis años
sin posibilidad de renovación.

- Dirección de Investigación: vigilar la ejecución y cumplimiento de las obligaciones


dispuestas en la presente Ley y sus normas de desarrollo así como de las resoluciones y
acuerdos realizados en aplicación de la misma, tanto en materia de conductas
restrictivas como de control de concentraciones.

2.2. APLICACIÓN DE LA NORMATIVA POR LOS TRIBUNALES ORDINARIOS.

Los juzgados competentes son los juzgados mercantiles, la sanción de nulidad de los acuerdos
anticompetitivos sólo puede hacerse efectiva en la mayoría de los ordenamientos jurídicos de
los Estados miembros a través de una declaración judicial (comportamientos de competencia
desleal). Si se quiere reclamar una indemnización que tiene la víctima de una conducta
anticompetitiva por los daños o perjuicios sufridos, los juzgados competentes son los juzgados
civiles.

3. PRÁCTICAS PROHIBIDAS

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3.1. PRÁCTICAS COLUSORIAS Y AUTORIZACIÓN

Según la Ley de Defensa de la Competencia es “todo acuerdo, decisión o recomendación


colectiva, o práctica concertada o conscientemente paralela, que tenga por objeto, produzca o
pueda producir el efecto de impedir, restringir o falsear la competencia en todo o parte del
mercado nacional”.

Es un concepto amplio porque incluye los contratos o convenios entre particulares y empresas,
así como los actos unilaterales que pretenden falsear la competencia que afecten:

a. La fijación, de forma directa o indirecta, de precios o de otras condiciones comerciales


o de servicio.
b. La limitación o el control de la producción, la distribución, el desarrollo técnico o las
inversiones.
c. El reparto del mercado o de las fuentes de aprovisionamiento.
d. La aplicación, en las relaciones comerciales o de servicio, de condiciones desiguales para
prestaciones equivalentes que coloquen a unos competidores en situación desventajosa
frente a otros.
e. La subordinación de la celebración de contratos a la aceptación de prestaciones
suplementarias que, por su naturaleza o con arreglo a los usos de comercio, no guarden
relación con el objeto de tales contratos.

La expresión «conductas colusorias» comprende todas aquellas conductas o prácticas


empresariales mediante las cuales los agentes económicos independientes entre sí coordinan
su actividad en el mercado, sustituyendo por tanto la libre y personal autonomía empresarial en
la adopción de sus decisiones por alguna forma más o menos explícita, más o menos global de
concertación. La prohibición tiene un marcado carácter preventivo, toda vez que no se precisa
acreditar que la práctica ha ocasionado un daño efectivo a la competencia, sino que basta con
que tenga la aptitud para provocar esa distorsión o falseamiento de la competencia, distorsión
que es la que habitualmente activa los resortes de la legislación de defensa de la competencia.
La ausencia de intencionalidad será tenida en cuenta a los efectos de graduación de la sanción,
pero no es un eximente del ilícito anticompetitivo.

Un ejemplo de práctica colusiva u obstruccionista son los cárteles, han sido considerados
tradicionalmente como la práctica restrictiva de la competencia que mayores daños ocasiona a
los consumidores y que mayores dificultades encuentra para justificarse desde el punto de vista

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de sus beneficios para el bienestar general. Son acuerdos entre empresas competidoras dirigidos
a limitar o eliminar la competencia entre ellas, al objeto de aumentar los precios y los beneficios
de las empresas partícipes, sin que se produzca ninguna ventaja compensatoria objetiva.

3.2. ABUSO DE POSICIÓN DE DOMINIO

Según la Ley de Defensa de la Competencia es “todo acuerdo, decisión o recomendación


colectiva, o práctica concertada o conscientemente paralela, que tenga por objeto, produzca o
pueda producir el efecto de impedir, restringir o falsear la competencia en todo o parte del
mercado nacional”.

Es un concepto amplio porque incluye los contratos o convenios entre particulares y empresas,
así como los actos unilaterales que pretenden falsear la competencia que afecten:

(a). La fijación, de forma directa o indirecta, de precios o de otras condiciones comerciales


o de servicio.
(b). La limitación o el control de la producción, la distribución, el desarrollo técnico o las
inversiones.
(c). El reparto del mercado o de las fuentes de aprovisionamiento.
(d). La aplicación, en las relaciones comerciales o de servicio, de condiciones desiguales para
prestaciones equivalentes que coloquen a unos competidores en situación desventajosa
frente a otros.
(e). La subordinación de la celebración de contratos a la aceptación de prestaciones
suplementarias que, por su naturaleza o con arreglo a los usos de comercio, no guarden
relación con el objeto de tales contratos.

La expresión «conductas colusorias» comprende todas aquellas conductas o prácticas


empresariales mediante las cuales los agentes económicos independientes entre sí coordinan
su actividad en el mercado, sustituyendo por tanto la libre y personal autonomía empresarial en
la adopción de sus decisiones por alguna forma más o menos explícita, más o menos global de
concertación. La prohibición tiene un marcado carácter preventivo, toda vez que no se precisa
acreditar que la práctica ha ocasionado un daño efectivo a la competencia, sino que basta con
que tenga la aptitud para provocar esa distorsión o falseamiento de la competencia, distorsión
que es la que habitualmente activa los resortes de la legislación de defensa de la competencia.

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La ausencia de intencionalidad será tenida en cuenta a los efectos de graduación de la sanción,
pero no es un eximente del ilícito anticompetitivo.

Un ejemplo de práctica colusiva u obstruccionista son los cárteles, han sido considerados
tradicionalmente como la práctica restrictiva de la competencia que mayores daños ocasiona a
los consumidores y que mayores dificultades encuentra para justificarse desde el punto de vista
de sus beneficios para el bienestar general. Son acuerdos entre empresas competidoras dirigidos
a limitar o eliminar la competencia entre ellas, al objeto de aumentar los precios y los beneficios
de las empresas partícipes, sin que se produzca ninguna ventaja compensatoria objetiva.

Prácticas Abusivas

Queda prohibida la explotación abusiva por una o varias empresas de su posición de dominio en
todo o en parte del mercado nacional. El abuso podrá consistir en:

- La imposición, de forma directa o indirecta, de precios u otras condiciones comerciales o


de servicios no equitativos.

- La limitación de la producción, la distribución o el desarrollo técnico en perjuicio


injustificado de las empresas o de los consumidores.

- La negativa injustificada a satisfacer las demandas de compra de productos o de prestación


de servicios.

- La aplicación, en las relaciones comerciales o de servicios, de condiciones desiguales para


prestaciones equivalentes, que coloque a unos competidores en situación desventajosa
frente a otros.

- La subordinación de la celebración de contratos a la aceptación de prestaciones


suplementarias que, por su naturaleza o con arreglo a los usos de comercio no guarden
relación con el objeto de dichos contratos (por ejemplo, te vendo energía si te comprometes
a utilizar mi constructora).

En primer lugar debemos de plantearnos qué se entiende por “posición de dominio”, es la


capacidad de la empresa para desarrollar una estrategia comercial en el mercado sin temor a la
reacción que pueda desencadenar en sus competidores o clientes. Esta posición se compone de:

- La posición de dominio ha de estar limitada a un mercado.

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- Y su participación o cuota de mercado es una parte importante del mismo, pero no en
todos los casos, por debajo del 25% se presume que el operador no tiene poder de
mercado, por encima del 50% se presume que sí lo tiene.

Es fundamental subrayar que lo que se pretende evitar es el “abuso” de esa posición privilegiada,
no el tenerla como tal, ya que eso iría contra el buen hacer del empresario y seria contrario en
sí mismo a la libre competencia.

Esto quiere decir que si ante un comportamiento anticompetitivo de una empresa, los
consumidores pueden elegir otras opciones, acceder a productos sustitutivos en definitiva,
resulta complicado que la conducta anticompetitiva pueda sostenerse en el largo plazo, por lo
que no se podrá comprobar de manera independiente.

Las barreras de entrada al mercado son los costes que deben soportar aquellos que quieren
entrar en un mercado. Y pueden ser de varios tipos:

- Legales: Por ejemplo, cuando una ley limita el mercado a un cierto número de operadores.

- Económicos: Por ejemplo sectores donde es necesario desembolsar una gran inversión sin
poder recuperarla en un corto período: sectores como la aeronáutica, la energía, etc.

- Naturales: Como en la producción de energía eólica.

- Tecnológicas: Como sectores donde se necesita una gran inversión en Inversión +


Desarrollo y una empresa posee un gran número de patentes.

- Reputacionales: La fama y fidelidad que consigue una empresa.

Existen dos tipos de comportamientos abusivos:

- Abusos de explotación: Los efectos restrictivos se proyectan sobre los consumidores y no sobre
los competidores., es complicado establecer cuando un precio es excesivo, se han centrado en
mercados que o bien tienen un monopolio legal (servicio postal, gestión de derechos de autor)
o bien fundamentalmente se tratan del mercado de la telefonía.

- Abusos de exclusión: son aquellas prácticas dirigidas a expulsar a los competidores del
mercado o a impedir que puedan entrar mediante:

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 PRECIOS PREDATORIOS: ofrecer precios por debajo del coste (se presume si es inferior
al coste variable medio), asumiendo pérdidas durante un corto plazo para expulsar o
impedir entrar otros competidores para obtener una posición de dominio.
Por ejemplo, en 2003 la Comisión Europea decidió condenar a WANADOO porque los
precios que ofertó para uso de internet eran inferiores a sus costos

 NEGATIVA A CONTRATAR: conceder condiciones menos favorables o impedir el acceso


a un bien indispensable para poder estar en el mercado (como las redes de
repetidores de telefonía).

 VENTAS VINCULADAS. Subordinación de la venta de un producto a la aceptación de


prestaciones suplementarias. Microsoft distorsiona el mercado de los navegadores de
Internet al vincular su Internet Explorar al sistema operativo Windows, lo que "debilita
la innovación" y "reduce la capacidad de elección del consumidor". La vinculación
entre los dos productos ofrece al navegador una ventaja de distribución sobre sus
competidores y ayuda a que Internet Explorer esté presente en el 90% de los
ordenadores personales del mundo.

3.3. FALSEAMIENTO DE LA LIBRE COMPETENCIA POR ACTOS DESLEALES

La Comisión Nacional de la Competencia o los órganos competentes de las Comunidades


Autónomas conocerán en los términos que la presente Ley establece para las conductas
prohibidas, de los actos de competencia desleal que por falsear la libre competencia afecten al
interés público.

El falseamiento de la libre competencia por actos desleales tiene la consideración de infracción


de carácter grave.

4. PROCEDIMIENTO SANCIONADOR

5.1. PROCEDIMIENTO

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 El procedimiento se inicia de oficio por la Dirección de Investigación, ya sea a iniciativa
propia o del Consejo de la Comisión Nacional de la Competencia o bien por denuncia.
Cualquier persona física o jurídica, interesada o no, podrá formular denuncia de las
conductas reguladas por esta Ley, con el contenido que se determinará
reglamentariamente.
 La Dirección de Investigación incoará expediente cuando se observen indicios racionales
de la existencia de conductas prohibidas y notificará a los interesados el acuerdo de
incoación.
 Ante la noticia de la posible existencia de una infracción, la Dirección de Investigación
podrá realizar una información reservada, incluso con investigación domiciliaria de las
empresas implicadas, con el fin de determinar con carácter preliminar si concurren las
circunstancias que justifiquen la incoación del expediente sancionador.
 El Consejo de la Comisión Nacional de la Competencia, a propuesta de la Dirección de
Investigación, podrá acordar no incoar los procedimientos derivados de la presunta
realización de las conductas y el archivo de las actuaciones cuando considere que no hay
indicios de infracción de la Ley.
 Los hechos que puedan ser constitutivos de infracción se recogerán en un pliego de
concreción de hechos que se notificará a los interesados para que, en un plazo de quince
días, puedan contestarlo y, en su caso, proponer las pruebas que consideren pertinentes.
 Practicados los actos de instrucción necesarios, la Dirección de Investigación formulará
propuesta de resolución que será notificada a los interesados para que, en el plazo de
quince días, formulen las alegaciones que tengan por convenientes.
 Una vez instruido el expediente, la Dirección de Investigación lo remitirá al Consejo de la
Comisión Nacional de la Competencia, acompañándolo de un informe en el que se incluirá
la propuesta de resolución, así como, en los casos en los que proceda, propuesta relativa a
la exención o a la reducción de multa.
 El Consejo de la Comisión Nacional de la Competencia podrá ordenar, de oficio o a
instancia de algún interesado, la práctica de pruebas distintas de las ya practicadas ante la
Dirección de Investigación en la fase de instrucción así como la realización de actuaciones
complementarias con el fin de aclarar cuestiones precisas para la formación de su juicio. El
acuerdo de práctica de pruebas y de realización de actuaciones complementarias se
notificará a los interesados, concediéndose un plazo de siete días para formular las
alegaciones que tengan por pertinentes. Dicho acuerdo fijará, siempre que sea posible, el
plazo para su realización.

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 La Dirección de Investigación practicará aquellas pruebas y actuaciones complementarias
que le sean ordenadas por el Consejo de la Comisión Nacional de la Competencia.
 A propuesta de los interesados, el Consejo de la Comisión Nacional de la Competencia
podrá acordar la celebración de vista.
 El Consejo de la Comisión Nacional de la Competencia, conclusas las actuaciones, dictará
resolución.
 Las resoluciones del Consejo de la Comisión Nacional de la Competencia podrán declarar:

a) La existencia de conductas prohibidas por la presente Ley o por los artículos 81 y 82


del Tratado CE.

b) La existencia de conductas que, por su escasa importancia, no sean capaces de


afectar de manera significativa a la competencia.

c) No resultar acreditada la existencia de prácticas prohibidas.

 Las resoluciones del Consejo de la Comisión Nacional de la Competencia podrán contener:

a) La orden de cesación de las conductas prohibidas en un plazo determinado.

b) La imposición de condiciones u obligaciones determinadas, ya sean estructurales o


de comportamiento. Las condiciones estructurales sólo podrán imponerse en ausencia
de otras de comportamiento de eficacia equivalente o cuando, a pesar de existir
condiciones de comportamiento, éstas resulten más gravosas para la empresa en
cuestión que una condición estructural.

c) La orden de remoción de los efectos de las prácticas prohibidas contrarias al interés


público.

d) La imposición de multas.

e) El archivo de las actuaciones

f) Y cualesquiera otras medidas cuya adopción le autorice la Ley.

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5.2. SANCIONES

 Los órganos competentes podrán imponer a los agentes económicos, empresas,


asociaciones, uniones o agrupaciones de aquellas que, deliberadamente o por negligencia,
infrinjan lo dispuesto en la Ley las siguientes sanciones:

a) Las infracciones leves con multa de hasta el 1 por ciento del volumen de negocios total
de la empresa infractora en el ejercicio inmediatamente anterior al de la imposición de la
multa.

b) Las infracciones graves con multa de hasta el 5 por ciento del volumen de negocios total
de la empresa infractora en el ejercicio inmediatamente anterior al de la imposición de la
multa.

c) Las infracciones muy graves con multa de hasta el 10 por ciento del volumen de
negocios total de la empresa infractora en el ejercicio inmediatamente anterior al de
imposición de la multa.

 El volumen de negocios total de las asociaciones, uniones o agrupaciones de empresas se


determinará tomando en consideración el volumen de negocios de sus miembros.
 Además de la sanción prevista en el apartado anterior, cuando el infractor sea una persona
jurídica, se podrá imponer una multa de hasta 60.000 euros a cada uno de sus
representantes legales o a las personas que integran los órganos directivos que hayan
intervenido en el acuerdo o decisión.
 Quedan excluidas de la sanción aquellas personas que, formando parte de los órganos
colegiados de administración, no hubieran asistido a las reuniones o hubieran votado en
contra o salvado su voto.
 En caso de que no sea posible delimitar el volumen de negocios a que se refiere el
apartado 1 del presente artículo, las infracciones tipificadas en la presente Ley serán
sancionadas en los términos siguientes:

a) Las infracciones leves con multa de 100.000 a 500.000 euros.

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b) Las infracciones graves con multa de 500.001 a 10 millones de euros.

c) Las infracciones muy graves con multa de más de 10 millones de euros.

5.3. RÉGIMEN DE CLEMENCIA

Nuestra Ley posee un procedimiento de clemencia, similar al vigente en el ámbito comunitario,


en virtud del cual se exonerará del pago de la multa a las empresas que, habiendo formado
parte de un cártel, denuncien su existencia y aporten pruebas sustantivas para la investigación,
siempre y cuando cesen en su conducta infractora y no hayan sido los instigadores del resto de
miembros del acuerdo prohibido. Igualmente, el importe de la multa podrá reducirse para
aquellas empresas que colaboren pero no reúnan los requisitos para la exención total.

La Comisión Nacional de la Competencia eximirá a una empresa o a una persona física del pago
de la multa que hubiera podido imponerle cuando:

a) Sea la primera en aportar elementos de prueba que, a juicio de la Comisión Nacional de la


Competencia, le permitan ordenar el desarrollo de una inspección en relación con un cártel,
siempre y cuando en el momento de aportarse aquellos no se disponga de elementos suficientes
para ordenar la misma, o

b) Sea la primera en aportar elementos de prueba que, a juicio de la Comisión Nacional de la


Competencia, le permitan comprobar una infracción en relación con un cártel, siempre y
cuando, en el momento de aportarse los elementos, la Comisión Nacional de la Competencia no
disponga de elementos de prueba suficiente para establecer la existencia de la infracción y no
se haya concedido una exención a una empresa o persona física.

Para que la Comisión Nacional de la Competencia conceda la exención prevista en el apartado


anterior, la empresa o, en su caso, la persona física que haya presentado la correspondiente
solicitud deberá cumplir los siguientes requisitos:

a) Cooperar plena, continua y diligentemente con la Comisión Nacional de la Competencia, en


los términos en que se establezcan reglamentariamente, a lo largo de todo el procedimiento
administrativo de investigación.

b) Poner fin a su participación en la presunta infracción en el momento en que facilite los


elementos de prueba a que hace referencia este artículo, excepto en aquellos supuestos en los

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que la Comisión Nacional de la Competencia estime necesario que dicha participación continúe
con el fin de preservar la eficacia de una inspección.

c) No haber destruido elementos de prueba relacionados con la solicitud de exención ni haber


revelado, directa o indirectamente, a terceros distintos de la Comisión Europea o de otras
Autoridades de Competencia, su intención de presentar esta solicitud o su contenido.

d) No haber adoptado medidas para obligar a otras empresas a participar en la infracción

La exención del pago de la multa concedida a una empresa beneficiará igualmente a sus
representantes legales, o a las personas integrantes de los órganos directivos y que hayan
intervenido en el acuerdo o decisión, siempre y cuando hayan colaborado con la Comisión
Nacional de la Competencia.

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