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Carlos Armando Rodríguez obtuvo su Maestría

en Historia en la Universidad de Voronech


(Rusia) en 1.980 y el Ph.D. en Historia en
1.987 en el Instituto de Arqueología (Moscú). Su
especialidad es la Arqueología y la Historia
Prehispánica del Suroccidente de Colombia.
Durante toda su carrera sus investigaciones se
han concentrado en aspectos fundamentales
como la diversidad sociocultural prehispánica
del Norte de los Andes (Ecuador, Colombia y
Venezuela), las costumbres funerarias de las
poblaciones antiguas, la evolución de la com-
plejidad social, la organización social y los análi-
sis estilísticos de la cerámica, y el manejo de
los recursos culturales.

Actualmente es profesor Titular del Departa-


mento de Artes Visuales y Estética de la Univer-
sidad del Valle, Cali, Colombia, donde coordina
el Grupo de Investigación en Arqueología y
Diversidad Sociocultural Prehispánica, AR-
QUEODIVERSIDAD y dirige el Museo Arqueo-
lógico “Julio Cesar Cubillos”. Miembro de la
Society for American Archaeology (desde
1.996) y miembro fundador y Vicepresidente de
la Sociedad Colombiana de Arqueología (1.997-
2.000). Investigador visitante del Smithsonian
Institution (2.000) y profesor invitado de la Es-
cuela Nacional de Antropología e Historia de
México (2.007). Asimismo, es el editor del Inter-
nacional Journal of South American Archaeolo-
gy - IJSA.

Autor de 8 libros entre los cuales se destacan


“Alto y Medio Cauca Prehispánico. Colección
Colombia Antigua 1.” (2.007), “El cacicazgo
prehispánico de Guabas (700-1.300
d.C.)” (2.007), “Arqueología de Precisión. La
Aplicación de técnicas geoeléctricas y electro-
térmicas en investigaciones arqueológicas del
Valle del Cauca, Colombia.” (2.006), “Los hom-
bres y las culturas prehispánicas del Sur de
Colombia y el Norte del Ecuador” (2.005), “El
Valle del Cauca Prehispánico. Procesos socio-
culturales antiguos en las regiones geohistóri-
cas del Alto y Medio Cauca y la Costa Pacífica
colombo-ecuatoriana” (2.002). Su producción
intelectual también incluye unos 75 artículos
escritos en varios idiomas (español, inglés,
alemán, ruso) publicados en revistas científicas
nacionales y extranjeras.
Alto Magdalena y Nariño
Prehispánico
Colección Colombia Antigua Vol. 2.

Carlos Armando Rodríguez Ph.D


Profesor Titular
Universidad del Valle
Datos de Catalogación Bibliográfica

Rodríguez, Carlos Armando


Alto Magdalena y Nariño Prehispánico / Carlos Armando Rodríguez 1ra ed.
© Syllaba Press 2007

ISBN-10: 958-44-1656-1
ISBN-13: 9978-958-44-1656-4
Library of Congress Control Number - LCCN: 2007935590

Materia: Arqueología, Antropología, Historia


Formato: .eBook PDF (Portable Document File).
Páginas: 124

1. Arqueología - Colombia 2. Historia Prehispánica 3. Arqueología - Ecuador


1. Rodríguez, Carlos Armando

Carátula: Composición hecha por E.L. Rodríguez Flórez tomando como base
una fotografía publicada en Armand J. Labbé. 1998.
Shamans Gods and Mythic Beasts: Colombian Gold and Ceramics in Antiquity.
The American Federation of Arts and University of Washington Press.

Colección Colombia Antigua Vol. 2.


Alto Magdalena y Nariño Prehispánico.

© Carlos Armando Rodríguez


© Syllaba Press 2007
Primera edición: Agosto de 2.007.
3.500 eBooks para distribución mundial en formatos electrónicos Active PDF y DNL.

ISBN-10: 958-44-1656-1
ISBN-13: 9978-958-44-1656-4
Library of Congress Control Number - LCCN: 2007935590

Ediciones Electrónicas Syllaba Press


Editor: Ernesto León Rodríguez Flórez
Diseño y diagramación: Departamento Editorial Syllaba Press.
Dibujos en carboncillo: José Andrés López.
Mapas: Marino Ramírez.

Syllaba Press
Suite 722 - 4556
1900 N.W. 97th Avenue
Miami - Florida
Estados Unidos de América
http://www.syllabapress.com
Email: ediciones@syllabapress.com

Todos los derechos reservados ®


Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra ni su tratamiento o transmisión por cualquier me-
dio o método sin autorización escrita de Syllaba Press.
CONTENIDO

INTRODUCCIÓN 7

PRIMERA PARTE

LA REGIÓN GEOHISTÓRICA DEL EXTREMO SUR DE COLOMBIA

Y EL NORTE DEL ECUADOR 11

CAPÍTULO 1

LAS SOCIEDADES DE CAZADORES-RECOLECTORES Y PRODUCTORES DE

ALIMENTOS ANTIGUOS (2250- 700 a.C.) 15

CAPÍTULO 2

LAS SOCIEDADES TRIBALES (700 a.C. – 1.550 d.C.) 21

LAS SOCIEDADES TRIBALES CON UN MODO DE VIDA IGUALITARIO

MIXTO (700 a.C. – 250 d.C.) 21

LAS SOCIEDADES LA CHIMBA (700 a.C. – 250 d.C.) 22

CAPÍTULO 3

LAS SOCIEDADES JERÁRQUICO-CACICALES (1 – 1.500 d.C.) 31

LA SOCIEDAD CAPULÍ (1 – 1.500 d.C.) 31

LA SOCIEDAD PIARTAL (500 – 1.250 d.C.) 44

LA SOCIEDAD TUZA (1.250 – 1.550 d.C.) 54

SEGUNDA PARTE

LA REGIÓN GEOHISTÓRICA DEL MACIZO COLOMBIANO 73

CAPÍTULO 4

LAS SOCIEDADES ANTIGUAS DEL MACIZO COLOMBIANO (2.350 a.C.- 1.550 d.C.) 77

LAS SOCIEDADES DE RECOLECTORES Y PRODUCTORES

ANTIGUOS DE ALIMENTOS (2.350- 1.550? a.C.) 77

LAS SOCIEDADES TRIBALES JERÁRQUICO-CACICALES (1.000 a.C-1.550 d.C.) 78

LA SOCIEDAD SAN AGUSTÍN I (1.000-300/200 a.C.) 78

La SOCIEDAD SAN AGUSTÍN II (300/200 a.C. – 900 d.C.) 83

La SOCIEDAD SAN AGUSTÍN III (500-1.500 d.C.) 99

CONCLUSIONES 107

BIBLIOGRAFÍA 113

INTRODUCCIÓN

INTRODUCCIÓN

E l libro que tiene en sus manos el


lector es el resultado de un proyecto
de un corpus cultural andino que fue compartido
por diversos pueblos antiguos que existieron en

INTRODUCCIÓN

de investigación realizado durante los años 2.002 una gran variedad de medio ambientes de los
y 2.004, en el marco del Programa sobre los actuales estados nacionales de Colombia y Ecua­
“Hombres y las Culturas Antiguas de Colombia”, dor.
adscrito a la Línea de Investigación en Arqueolo­
gía Sociocultural del Grupo de Investigación en Uno de los principales procedimientos me­
Arqueología y Diversidad Sociocultural Prehispá­ todológicos utilizados fue la integración de diver­
nica, ARQUEODIVERSIDAD de la Universidad sos tipos de escalas de análisis arqueológico-
del Valle y en el cual he venido trabajando desde histórico. Una escala de estudio mayor (Escala 1)
el año 2.000. Una primera edición en papel fue estaría representada por la macro-región, inte­
publicada por dicha Universidad en el año 2.005. grada por la unión de varias regiones, donde es­ 7
El objetivo de este programa de investigación es tán distribuidos los elementos materiales de una
estudiar los contenidos bioculturales de las dife­ cultura arqueológica, que comparten los indivi­
rentes expresiones sociales prehispánicas que duos de una o varias etnias, organizados social­
tuvieron lugar en el actual territorio colombiano, mente en cacicazgos y/o federaciones o asociacio­
desde finales del Pleistoceno hasta 1.550 d.C., nes de cacicazgos (unidades políticas mayores
momento en el cual fueron desarticuladas las tipo 2). Otra escala de estudio también mayor
sociedades aborígenes por la imposición de un (Escala 2) sería la región donde se encuentran
nuevo patrón cultural europeo. ubicados los poblados o aldeas, que forman los
diferentes cacicazgos (unidades políticas tipo 1).
El presente trabajo se basa fundamental­ Aquí pueden aparecer las diversas variantes de
mente en el análisis de los resultados de las in­ una misma cultura arqueológica o subculturas
vestigaciones arqueológicas y etnohistóricas pu­ arqueológicas. Un tercer tipo de escala interme­
blicadas en los últimos 50 años; así como de mu­ dia (Escala 3) sería la zona de una región, donde
chos informes finales de investigaciones inéditos están ubicados los asentamientos o comunidades,
y tesis de grado, que contienen valiosísima infor­ que constituyen un poblado o aldea. Y finalmen­
mación. En una primera instancia metodológica, te, la última escala, de estudio menor, sería el
que podría considerarse como perteneciente al Área de una zona, donde se encuentran las uni­
nivel empírico del conocimiento arqueológico, he dades domésticas o viviendas.
tratado de identificar y caracterizar, de una ma­
nera sintética y descriptiva las diferentes culturas Estructuralmente el libro consta de dos
arqueológicas que existieron durante la época partes. La primera está dedicada al estudio de los
prehispánica en dos macro-regiones geohistóri­ procesos socioculturales antiguos que tuvieron
cas específicas: el extremo Sur de Colombia y lugar en la macro-región geohistórica del Extre­
Norte del Ecuador y el Macizo Colombiano. En mo Sur de Colombia y Norte del Ecuador. El pri­
un segundo nivel, teórico-reconstructivo, trato de mer capítulo trata de las sociedades de cazado­
explicar el desarrollo histórico antiguo, teniendo res-recolectores y productores de alimentos que
en cuenta las variables: cultural, medioambien­ existieron entre 2.250 y 700 a.C. En el segundo
tal, bioarqueológica, cronológica y etnohistórica. se analizan las sociedades tribales con un modo
En otras palabras, es un ejercicio de integración de vida igualitario mixto y su expresión material
de la información producida por diversas cien­ conocida con el nombre de Cultura la Chimba
cias, con el objeto de proponer una visión dialéc­ (700 a.C.-250 d.C.). En el tercer capítulo se des­
tica de totalidad/especificidad de los procesos criben las sociedades tribales de tipo jerárquico­
socioculturales antiguos, es decir, de la realidad cacical que existieron al menos durante unos
sociocultural antigua en sus diferentes manifesta­ 1.550 años y sus expresiones culturales represen­
ciones tadas por las culturas arqueológicas Capulí (1­
1.500 d.C.), Piartal (500-1.250 d.C.) y Tuza
Al identificar y caracterizar las diversas (1.250-1.500 d.C.).
culturas arqueológicas he intentado analizar la
singularidad cultural dentro del contexto general
En la segunda parte se analizan los proce­ QUEODIVERSIDAD <http://
sos socioculturales antiguos que tuvieron lugar arqueodiversidad.univalle.edu.co>, del Departa­
en la macro-región geohistórica del Macizo Co­ mento de Artes Visuales y Estética, así como el
lombiano, específicamente en el Alto Magdalena Museo Arqueológico “Julio César Cubillos”
y Tierradentro. En el capítulo cuarto se estudian http://museoarqueologico.univalle.edu.co y la
procesos socioculturales con una profundidad Vicerrectoría de Investigaciones, me brindaron
cronológica, al menos, de unos 4.500 años. La su constante apoyo reflejado en el tiempo necesa­
secuencia de desarrollo histórico social prehispá­ rio para la investigación y gran parte de los recur­
nico incluiría una posible sociedad de recolecto- sos económicos. La publicación digital fue posi­
res y productores de alimentos (3.000-1.550? ble gracias a Syllaba Press <http://
a.C.), una probable sociedad tribal igualitaria syllabapress.com> y principalmente a su Gerente
(1.550-1.000 a.C.?) y tres sociedades jerárquico­ Ernesto León Rodríguez Flórez, quien me animó
cacicales conocidas por sus expresiones cultura­ a incursionar en el fascinante mundo de las edi­
INTRODUCCIÓN

les como San Agustín I (1.000-300/200 a.C.) del ciones digitales. A él igualmente mi especial reco­
Formativo Inferior y Medio, San Agustín II nocimiento.
(300/200 a.C.-900/300 d.C.) del Período Clásico
Regional y San Agustín III (500-1.550 d.C.) per­ La Maloka, Jamundí Julio de 2.007.
teneciente al Período Reciente. Complementan el
texto ocho tablas, setenta y cuatro figuras, que
incluyen mapas, fotografías e ilustraciones en
carboncillo de objetos cerámicos y estatuaria.

8 Al igual que en un obra anterior, circulé


los borradores de los diferentes capítulos entre
varios colegas para conocer su opinión sobre los
resultados de la investigación. Algunos de ellos
me hicieron apreciadas sugerencias, muchas de
las cuales fueron introducidas en el texto. Por
esto merecen especial agradecimiento Betty Meg­
gers (Smithsonian Institute), Robert Drennan
(Pittsburg University), Josè Echeverría Almeida
(Instituto Otavaleño de Antropología), Ernesto
Salazar (Universidad Católica de Quito), Héctor
Llanos Vargas (Universidad Nacional de Colom­
bia), César A. Velandia (Universidad del Tolima),
Leonor Herrera y Marianne Cardale (Fundación
ProCalima). Otros colegas me permitieron con­
sultar informes finales y ponencias inéditas como
por ejemplo Hernán Ordóñez, Claudia Afanador
y Shirley Castiblanco, a quienes extiendo mi gra­
titud. También deseo dar las gracias a Alexandra
Bedoya (Museo Arqueológico “Julio César Cubi­
llos”, Universidad del Valle), quien pacientemen­
te me colaboró en la elaboración del primer bo­
rrador, a José Andrés López (Departamento de
Diseño, Universidad del Valle) por sus excelentes
dibujos de las objetos cerámicos y líticos, y a Ma­
rino Ramírez (Escuela de Ingeniería Civil y Geo­
mática de la Universidad del Valle) por la elabo­
ración de los mapas. Muchas de las fotografías
utilizadas para documentar este trabajo fueron
tomadas de publicaciones recientes a las cuales
se les da el crédito correspondiente en el texto. A
todos sus autores van también mis agradecimien­
tos.

Por último, deseo manifestar que esta in­


vestigación de síntesis fue posible gracias a la
Universidad del Valle <http://
www.univalle.edu.co>, institución que por inter­
medio del Grupo de Investigación en Arqueología
y Diversidad Sociocultural Prehispánica, AR­
Primera Parte

LA MACRO-REGIÓN GEOHISTÓRICA
DEL EXTREMO SUR DE COLOMBIA
Y EL NORTE DEL ECUADOR

L a macro-región geohistórica

Ecuador comprende un espacio geográfico que


cubre aproximadamente unos 8.000 kilómetros
el ex­
tremo sur de Colombia y el norte del
y poco desarrollados del perfil AC, y permane­
ciendo húmedos la mayor parte del año. Esta es
la subregión donde se encuentran los mejores
suelos para la práctica de la agricultura extensiva

Primera Parte
cuadrados, ubicados en territorios andinos de los e intensiva y donde se ha presentado la mayor
actuales departamentos del Cauca y Nariño en densidad de población desde los tiempos prehis­
Colombia y las provincias del Carchi e Imbabura pánicos hasta el presente. (Figuras 1, 2).
en el Ecuador. Dentro de este amplio territorio,
se pueden distinguir tres subregiones: la subre­
gión central que corresponde básicamente al va­
lle de Atriz y zonas aledañas y los altiplanos Tú­
querres-Ipiales-Carchi; la subregión norte, cons­ 11
tituida por el territorio al norte del altiplano y
hasta el valle del Patía-Guachicono y la subregión
sur que incluiría el territorio al sur del altiplano,
hasta el valle del Chota-Mira.

El valle del Patía corresponde al sector me­


ridional de un valle intercordillerano continuo de
unos 1000 Km. de longitud, que comprende al
norte el valle geográfico del río Cauca (1.000 me­
tros de altitud aproximadamente), en el centro el
altiplano de Popayán (1.750 metros de altura) y al
sur el valle del Patía. Su longitud aproximada
es de unos 80 Km. y se subdivide en tres sub-
regiones: la vertiente oriental o Macizo de Alma­
guer, el cual forma parte del Macizo colombiano,
donde nacen los principales ríos de Colombia
(Magdalena y Cauca). Desde antes de la invasión
española, era una región importante por la pre­
sencia de minas de oro y plata. La planicie del
Patía, donde se encuentra la denominada Meseta
de Mercaderes, sitio estratégico, que ha funciona­
do durante miles de años, como frontera entre el
Nudo de los Pastos, el Macizo de Almaguer y las
regiones cálidas del Patía. Se caracteriza por
tener un ambiente seco, xerofítico, (1.332 mm a
350 msnm). En el valle existen numerosas
fuentes de agua salada, cuyo comercio, junto con Figura 1. Paisaje andino norte en el Cañón del río Guaitara,
el oro han sido de gran importancia económica territorio nariñense. (Foto cortesía de Claudia Afanador).
desde épocas prehispánicas. La última subre­
gión corresponde a la vertiente occidental, carac­ Y finalmente, la subregión meridional co­
terizada por un clima seco, ríos de poco caudal y rresponde al valle del Chota-Mira, el cual consti­
escaso poblamiento. tuye el límite natural entre las actuales provincias
del Carchi e Imbabura en territorio ecuatoriano.
Por su parte, los altiplanos Túquerres- Se trata de un valle seco, con una pluviosidad
Ipiales-Carchi están situados entre 2.600 y 3.100 anual entre 300 y 700 mm y una temperatura
msnm. y tienen un período seco de dos meses al promedio de 21° C. La vegetación es considerada
año. Pertenecen a la unidad ecológica del piso xerofítica mesotérmica. En su parte baja se
frío, con suelos similares a los andosoles de clima presentan numerosas terrazas aluviales, forma­
frío y húmedo tropical, con horizontes sepultados das cíclicamente, las cuales han sido, desde antes
Primera Parte

Figura 2. Vista del altiplano Túquerres-Ipiales en territorio colombiano. (Foto cortesía de


Claudia Afanador).

12 de la conquista, sitios utilizados para asenta­


miento y para practicar la agricultura (algodón,
coca, etc.) y explotar los recursos auríferos y las
fuentes salinas.

De tal forma, podemos decir que esta es


una macro-región que se caracteriza por una gran
diversidad de paisajes. La riqueza de sus diferen­
tes ecosistemas, la gran diversidad biótica y los
recursos minerales fueron el telón de fondo sobre
el cual diversos colectivos humanos estructura-
ron sus patrones socioculturales durante 4.500
años antes de la invasión y conquista española.
Capítulo 1

LAS SOCIEDADES DE CAZADORES


RECOLECTORES Y PRODUCTORES
ANTIGUOS DE ALIMENTOS (2.250- 700 a.C.)

P ara el altiplano Túquerres-Ipiales-


Carchi y zonas de influencia, como
los valles del Patía-Guachicono y El Chota-Mira,
no contamos por ahora con evidencias arqueoló­
gicas de la presencia de poblaciones con un modo
animales; los lahares o flujos de lodo y el trans­
porte por los vientos y posterior depositación de
ceniza y lapilli volcánico. La ocurrencia de cual­
quiera de estos eventos catastróficos o su combi­
nación habría llevado al abandono total o parcial

Capítulo - 1
de vida de cazadores especializados en megafau­ de grandes zonas durante años o milenios, desde
na de finales del Pleistoceno. Lo que si tenemos finales de Pleistoceno y hasta el Holoceno Inicial
son dos registros paleontológicos de mastodon­ y Medio.
tes (Haplomastodon?), hallados sin ninguna aso­
ciación cultural tanto en el valle del Patía, como En el departamento de Nariño, uno de es­
en el valle de Atriz. El primero son fragmentos de tos eventos volcánicos fue protagonizado por el
las defensas de un mastodonte, descubiertos en Volcán Galeras, el cual tuvo varios episodios 15
la Meseta de Mercaderes en los años 90 del siglo eruptivos que terminaron hacia finales del Pleis­
XX. El segundo, se trata de fragmentos de cos­ toceno, hace unos 10.850 años y los cuales pudie­
tillas, una cabeza de fémur y vértebras de otro ron haber afectado el valle de Atriz, cerca de la
espécimen, encontrados en el pueblo de El Re­ ciudad de Pasto y a las poblaciones humanas, si
molino, en el año 2.000. Y el último ejemplar existían allí en dicho tiempo. También fue muy
está representado por fragmentos de costillas de
un mastodonte hallado en el año 2.004, en la ve­
reda Santafè del municipio de Buesacó, unos 25
km. al noreste de Pasto. (Figura 3).

Por otra parte, hasta el momento actual no


han sido descubiertos, en contextos arqueológi­
cos confiables, ni restos óseos humanos, ni arte­
factos asociados con la caza de estas especies ani­
males, ni tampoco instrumentos líticos caracte­
rísticos de las poblaciones sedentarias hortícolas
del Holoceno inicial y medio. Los famosos
“hombres fósiles” de finales del Pleistoceno en el
norte del Ecuador, han resultado ser más un mito
que una realidad científica. El cráneo del ilustre
“Hombre de Otavalo”, supuestamente ubicado
cronológicamente hacia finales del Pleistoceno,
resultó pertenecer a un individuo “reciente”, de
acuerdo a dataciones recientes hechas por coláge­
no.

Es posible, como lo argumentan actual­


mente muchos científicos sociales y geólogos­
vulcanólogos, que la ausencia de restos óseos
humanos y de fauna pleistocénica se deba a la
gran actividad volcánica que tuvo lugar en el sur
de Colombia y el territorio ecuatoriano, la cuál
modeló no sólo el comportamiento de la mega­
fauna, sino también las adaptaciones culturales
de las poblaciones precerámicas en la región. Los
fenómenos volcánicos más importantes parecen Figura 3. Evidencias paleontológicas de mastodontes en el
Suroccidente de Colombia: 1. Medellín. 2. Salamina. 3. Toro.
haber sido de tres tipos: los flujos piroclásticos, 4. La Victoria. 5. Chaquiral. 6. Samaria. 7. La Margarita. 8.
que por sus características, podrían haber acaba­ Palmaseca. 9. Mulaló. 10. Yumbo. 11. Mercaderes. 12. El Re­
do con una gran cantidad de especies vegetales y molino. 13. Santafé.
activo el Volcán Azufral, generando tres potentes
flujos piroclásticos hacia el Holoceno Medio, en­
tre 4.050 y 3500 a.P., afectando unos 400 Km.
cuadrados del altiplano de Túquerres. Más al sur,
el volcán Imbabura tuvo una gran erupción, entre
13.000 y 14.000 años a.P. la cual alteró sustan­
cialmente sus alrededores.

Los datos arqueológicos más confiables


sobre la presencia del hombre antiguo y su cultu­
ra en la Sierra norte ecuatoriana, provienen del
Holoceno Medio. Evidencias paleobotánicas re­
cientes sugieren que grupos humanos precerámi­
cos, con un modo de vida recolector-productor,
ya habían iniciado el proceso de producción de
alimentos, por medio de una agricultura de ce­
Capítulo - 1

reales, hace unos 4.200 años, es decir, unos


2.500 años más tarde que las poblaciones del
Alto Calima, localizadas 450 Km. al norte, en el
departamento del Valle del Cauca, territorio co­
lombiano, comenzaran a introducir igualmente el
maíz en su economía. En efecto, la presencia
16 más antigua del maíz domesticado ha sido docu­
mentada en una columna de polen obtenida en el
Lago del sitio Laguna de San Pablo, ubicado a
2.760 msnm, en un valle interandino, a 2.5 Km.
al sureste de la ciudad de Otavalo. En la base de
una columna de polen tomada de este sitio, a 615 Figura 4. Sociedades de recolectores-productores (8.000­
cm. de profundidad, fue obtenida una fecha de 1.500 a.C.) en el Suroccidente de Colombia y Norte del
radiocarbono de 2.250 a.C., asociada a polen y Ecuador: 1. Antioquia. 2. Viejo Caldas. 3. Calima. 4. Popayán.
5. Otavalo.
carbón de maíz y un medio climático seguramen­
te más seco que el actual. Un milenio y medio
más tarde, este cereal constituiría la base de la ciones. Tampoco sabemos si colonizaron o no
agricultura de la primera sociedad tribal igualita­ territorios andinos más al norte de Otavalo, in­
ria de dicha región, conocida con el nombre de La cluyendo el sector norte del altiplano Túquerres-
Chimba. Carchi, en el actual departamento de Nariño. En
efecto, los sitios arqueológicos más antiguos de la
La presencia de poblaciones agrícolas, pero región nariñense, conocidos hasta ahora, perte­
que aún no habían introducido la producción necen a sociedades agroalfareras Capulí con un
alfarera en su economía, ha sido documentada modo de vida jerárquico-cacical.
igualmente en el sitio arqueológico denominado
Im-11, ubicado cerca de la ciudad de Otavalo, so­ Si analizamos comparativamente estos
bre la vía Panamericana. Allí, en un paleosuelo procesos a nivel macroregional, debemos consta­
precerámico, fechado entre 1.700 y 1.500 a.C., tar que de acuerdo a los datos arqueológicos dis­
fueron encontrados 51 lascas y 351 fragmentos ponibles, la sedentarización y el inicio de la pro­
pequeños de obsidiana. (Figura 4). ducción de alimentos parece haber tenido lugar
unos milenios más tarde en la sierra norte ecua­
Las condiciones medioambientales en las toriana, que en el sur y norte andino de Colom­
cuales estas sociedades de cazadores-recolectores bia. Como lo anotamos en una investigación an­
y productores de alimentos generaron sus res­ terior, hacia el 8.000 a.C. los aborígenes del valle
puestas culturales, fueron sensiblemente mejores de Popayán (sitio San Isidro) ya habían comenza­
que las del Pleistoceno Superior. Un largo perío­ do a domesticar el aguacate (Persea americana) y
do de inactividad volcánica en la zona de Imba­ la variedad de fríjol conocida como chachafruto
bura, entre 8.000 y 4.000 a.P. propició, como ya (Eritrina edulis). También durante el Holoceno
lo anotamos, la introducción de la producción de Inicial ya encontramos en Antioquia (sitio Porce
alimentos, por medio de una agricultura del ma­ II) una agricultura incipiente mixta de maíz, yu­
íz, hacia finales de este período, justo antes del ca, amaranto y algunas cucurbitáceas que había
inicio de un nuevo episodio eruptivo del volcán sido introducida desde el 8.500/8.000 a.C. Por
Cuicocha. su parte, en Calima el aguacate junto con varios
tipos de palmas era ya manipulado desde el 7.700
Las investigaciones arqueológicas actuales a.C., mientras el maíz domesticado comienza a
no permiten establecer el origen de estas pobla- cultivarse desde el 4.700 a.C. (sitio Hda. El Dora­
do). La explicación de estos fenómenos cultu­
rales podría deberse, al menos en gran medida, a
la influencia de las actividades volcánicas sobre el
paisaje natural y cultural, la cual fue diferente en
el tiempo en ambos países. Mientras en el sur de
Colombia y norte del Ecuador, grandes eventos
volcánicos desde finales del Pleistoceno hasta el
Holoceno Medio fueron prácticamente catastrófi­
cos para los asentamientos humanos, en la re­
gión geohistórica del Alto y Medio Cauca, estos
fenómenos tuvieron una menor intensidad, limi­
tándose en la mayoría de los casos, al transporte
eólico y depositación de cenizas volcánicas.

Capítulo - 1
17
Capítulo 2

LAS SOCIEDADES TRIBALES

(700 a.C. – 1.550 d.C.)

E n el norte de Sur América las socie­


dades tribales presentaron básica­
mente dos modos de vida: el igualitario mixto y el
jerárquico-cacical. El primero de ellos se caracte­
rizó por procesos como: la vida sedentaria en al­
junto con su jefe que los dirige comienzan a ena­
jenar parte del plusproducto generando una es­
tratificación social cuyos niveles de intensidad
fueron diferentes entre las diversas sociedades
cacicales a través del tiempo. Una de las expre­
deas, la agricultura de especies domesticadas co­

Capítulo 2
siones ideológicas más importantes, además de
mestibles, la generación de excedentes alimenti­ las manifestaciones artísticas, fue la instituciona­
cios, surgimiento de formas de diversificación y lización del pensamiento ritual, representada en
especialización laboral (agricultura, alfarería, el chamanismo, una de cuyas principales funcio­
etc.), la relativa centralización en la organización nes, entre otras, era la de reforzar y justificar la
del trabajo, la intensificación del trueque inter e posición del grupo dominante. El chamán gracias
intragrupal, especialmente de materias primas y a sus conocimientos especializados y su prestigio 21
bienes manufacturados y la creación de redes de ocupaba un papel muy importante dentro de la
intercambio permanente, la expansión territorial, comunidad, sin generar necesariamente una des­
el aumento en la densidad y estabilidad de la po­ igualdad. Otro aspecto ideológico importante fue
blación, el mejoramiento de las condiciones de el reforzamiento de la posición del grupo domi­
vida de la población, el incremento de las activi­ nante, al vincularse éste y su grupo familiar, por
dades ceremoniales y una planificación del traba­ parentesco imaginario, a las divinidades superio­
jo social más estricta. res a los que rinde culto el resto de la sociedad. Y
finalmente, las nuevas concepciones sobre la te­
Por su parte, la principal característica del rritorialidad, cuando los individuos se sentían ya
modo de vida jerárquico-cacical fue el desarrollo dueños del espacio donde vivían y morían gene­
eficaz de los instrumentos y medios de produc­ raron necesidades de defensa organizada.
ción. La producción de alimentos, a través de una
agricultura extensiva e intensiva se convierte en El análisis de los datos arqueológicos, pa­
un proceso regular que genera permanentemente leoecológicos, bioantropológicos y etnohistóricos
excedentes. Igualmente, se amplia y diversifica la de los últimos 30 años, sugiere que en nuestra
producción no sólo de bienes de consumo prima­ región de estudio existieron sociedades tribales,
rios sino también de bienes manufacturados de con sus dos modos de vida, el igualitario mixto y
mejor calidad para el consumo interno y el inter­ el jerárquico-cacical, durante al menos unos
cambio con otras comunidades. El crecimiento de 2.250 años. Entre 700 a.C. y 250 d.C. vivieron los
la población, una nueva concepción cosmogónica grupos sedentarios organizados en aldeas perma­
de la territorialidad y del manejo de los espacios nentes, portadores de la tradición cultural La
domésticos y rituales, así como una división so­ Chimba, con sociedades de tipo tribal igualitario
cial de trabajo más compleja, influyeron radical­ (700-400 a.C.) y jerárquico-cacical? (400 a.C­
mente en la aparición de nuevas formas de rela­ 250 d.C.). Durante los siguientes 1.850 años sur­
ción social. La célula productiva básica de las so­ gieron y se desarrollaron otro tipo de sociedades
ciedades cacicales fue la unidad doméstica refor­ jerárquico-cacicales, cuya expresión cultural co­
zada por vínculos de parentesco (consanguíneo, nocemos arqueológicamente con los nombres de
adhesión y filiación), que luego se van convirtien­ Capulí (1-1.550? d.C.), Piartal (700-1.250 d.C.) y
do en políticas de subordinación. El control de la Tuza (1.250-1550 d.C.).
fuerza de trabajo dentro de un mismo grupo de
parentesco y la integración de varias unidades LAS SOCIEDADES TRIBALES CON UN MODO
domésticas permitió el surgimiento de los linajes. DE VIDA IGUALITARIO MIXTO(700 a.C. - 250
d.C.)
Al interior de dichos linajes surge y se es­
tructura un sector privilegiado con funciones es­ No contamos por ahora con datos arqueo­
pecializadas, el cual es mantenido por el resto de lógicos del período comprendido entre el mo­
las unidades que forman el linaje, que se ocupan mento de la introducción del maíz hacia el 2.250
de la producción de bienes alimenticios que este a.C. por grupos de cazadores y productores pre-
sector no produce directamente. Estos linajes,
cerámicos y el 700 a.C., cuando hace su aparición cativos como para no considerar los dos sitios
la primera sociedad tribal con un modo de vida como pertenecientes a la fase terminal de una
igualitario. Es decir, quedan aún por estudiar misma tradición cultural conocida como Cotoco­
unos 1.550 años de historia antigua. No sabemos llao. La misma posición sostiene Santiago On­
aún si estas poblaciones precerámicas, que fue­ taneda, quien sugiere que la fecha inicial de 700
ron documentadas por sus restos líticos cerca de a.C. del asentamiento en el sitio La Chimba, po­
Otavalo entre 1.700 y 1.500 a.C. evolucionaron dría marcar “la presencia de un enclave Cotoco­
socioculturalmente hacia formas tribales que llao anterior a la erupción del Pululahua”. Una
desembocarían en la sociedad La Chimba, o si posición totalmente contraria es la de J. Stephen
por el contrario esta sociedad tribal podría consi­ Athens, para quién existen más diferencias que
derarse como una nueva expresión cultural gene­ similitudes decorativas y estilísticas entre la ce­
rada bajo una fuerte influencia de la sociedad rámica de los dos sitios mencionados, dejando
tribal igualitaria del valle de Quito, conocida con entrever la posibilidad de que se trate de una cul­
el nombre de Cotocollao. tura arqueológica diferente. La discusión sigue
abierta, a la espera de los nuevos datos que arro­
LAS SOCIEDADES LA CHIMBA jen futuras investigaciones arqueológicas. (Figura
(700 a.C. - 250 d.C.) 5).
Capítulo 2

La secuencia cultural La Chimba, corres­ Cronología


ponde a 950 años de desarrollo social de grupos
humanos que vivieron en la sierra norte ecuato­ Contamos actualmente con 28 fechas de
riana, especialmente en el territorio que ocupa la radiocarbono, obtenidas todas del yacimiento
22 actual Provincia de Imbabura. Los sitios arqueo­ estratificado La Chimba, las cuales cubren un
lógicos más representativos de estas expresiones período cronológico ubicado entre 700 a.C. y 250
culturales prehispánicas, estudiados desde prin­ d.C., y que sugieren que estas expresiones socio-
cipios de la década del 70 del siglo XX hasta el culturales existieron al menos durante unos 950
presente son: La Chimba (TPA- TP1-4, TP5, TP6, años (Tabla 1). La introducción de cambios
T7), Im-11 Tababuela TP3 Tababuela/ importantes a nivel decorativo en la cerámica ha
Oeste, Tababuela/El Mosqueral, El Salado permitido dividir este lapso cronológico en tres
Los Soles, Socapamba y Santiaguillo. periodos: el Período Temprano, ubicado tempo­
ralmente entre 700 y 400 a.C. y que corresponde-
Tanto el área total de dispersión geográfi­
ca, como el origen de las poblaciones creadoras
de esta importante secuencia sociocultural aún
siguen siendo tema de discusión. Se ha reportado
un asentamiento de tipo aldeano en el valle del
río Chota-Mira, a unos 40 Km. Al noroeste del
sitio La Chimba, lo cual indica que unidades do­
mésticas de esta tradición cultural explotaban
temporalmente los recursos de este valle cálido,
obteniendo posiblemente sal, coca y algodón.
Más al norte no conocemos sitios arqueológicos
ni en territorio ecuatoriano, ni colombiano. Tam­
bién ha sido problemático determinar la frontera
sur, a causa de la divergencia de opiniones entre
varios investigadores. Algunos de ellos como
Marcelo Villalba y Alexandra Alvarado han suge­
rido recientemente que luego de la violenta ex­
plosión del Volcán Pululagua sobre el valle de
Quito, hacia el 500 a.C. algunas poblaciones por­
tadoras de la Cultura Cotocollao simplemente se
“reubicaron” al sur de Quito, mientras otras, po­
drían haber migrado hacia el norte y asentado en
la actual Provincia de Imbabura.

Estos grupos se habrían instalado en los


actuales sitios de La Chimba, Los Soles, San An­
tonio de Ibarra, Tababuela y Socapamba. Un
punto de vista similar tienen José Berenguer y
José Echevarría, quienes consideran que los ele­ Figura 5. Sociedades tribales igualitarias en el Suroccidente
mentos decorativos y estilísticos entre la cerámi­ de Colombia y Norte del Ecuador entre 3.500-400 a.C. : 1. La
ca de Cotocollao y La Chimba no son muy signifi­ Cancana. 2. La Chimba.
Tabla 1. Cronología Absoluta de las Culturas La Chimba
(700 a.C. - 250 d.C.) *
* Adaptada de Athens 1998: Tabla 1.

** Edad de los niveles de excavación interpolados de un gráfico de profundidad por edad, basadas en fechas de ra­

diocarbono calibradas, usando la profundidad media bajo el punto 0 o Datum (Athens 1998. Figura 5).

Datación
Sitio/ Contexto Referencia
Años a.C/d.C.**
La Chimba-TP-7 11.2 cm. 250 Athens 1998a
La Chimba-TP-7 24.4 cm. 228 Athens 1998a
La Chimba-TP-7 40.0 cm. 167 Athens 1998a
La Chimba-TP-7 50.4 cm. 116 Athens 1998a
La Chimba-TP-7 61.0 cm. 76 Athens 1998a

Capítulo 2
La Chimba-TP-7 72.6 cm. 40 Athens 1998a
La Chimba-TP-7 82.8 cm. 06 Athens 1998a
La Chimba-TP-7 93.8 cm. 49 Athens 1998a
La Chimba-TP-7 105.0 cm. 90 d.C. Athens 1998a
23
La Chimba-TP-7 126.6 cm. 170 Athens 1998a
La Chimba-TP-7 137.8 cm. 216 Athens 1998a
La Chimba-TP-7 146.8 cm. 256 Athens 1998a
La Chimba-TP-7 157.6 cm. 298 Athens 1998a
La Chimba-TP-7 166.2 cm. 329 Athens 1998a
La Chimba-TP-7 175.0 cm. 364 Athens 1998a

ría a los primeros 300 de desarrollo de esta cultu­ TP7 del yacimiento de La Chimba, ubicados cro­
ra, la cual podría ser considerada como la expre­ nológicamente en el Período Inicial, hacia el 570
sión material de una sociedad de tipo tribal igua­ a.C., sugiere un relativo alto grado de dependen­
litaria. Se le asocia con la popularización del pun­ cia del maíz, a pesar de que es posible que la pa­
teado inciso en cuencos. Los siguientes 400 años, pa y la oca hayan podido tener también una gran
entre 400 y 0 a.C. corresponderían al Período importancia en la economía agrícola de estos
Medio, identificado por la introducción y desa­ pueblos.
rrollo de las incisiones finas de líneas diagonales
en las vasijas. Al comenzar este período se pre­ No obstante la falta de información bioan­
senta la colonización del valle del río Chota-Mira tropológica, podemos suponer hipotéticamente
por parte de poblaciones organizadas en aldeas. Y que muchos aspectos físicos, nutricionales y pa­
finalmente, el Período Tardío se ubicaría entre 0­ tológicos de la población de La Chimba, pudieron
250 d.C. y estaría relacionado con los cuencos ser similares o al menos muy parecidos, a los que
con incisiones escobilladas. Hacia el 250 d.C. se presentaron las poblaciones anteriores creadoras
pierden las huellas materiales de estos grupos. de la cultura arqueológica Cotocollao, expresión
Las expresiones culturales de los dos últimos pe­ cultural de la primera sociedad tribal con un mo­
ríodos, podrían corresponder a diferentes socie­ do de vida igualitario, que existió entre el 1.500 y
dades de tipo jerárquico-cacical. 500 a.C. en el valle de Quito y sus alrededores.

La población Por los análisis bioantropológicos, sabe­


mos que durante el Período Cotocollao Tardío
Hasta el presente no se han estudiado sis­ (1.100-500 a.C.), la estatura en vida promedio de
temáticamente cementerios ni tumbas, lo que ha la población era de 159 cm. para los hombres y
imposibilitado obtener información sobre aspec­ 148 cm. para las mujeres y una expectativa de
tos físicos, nutricionales y patológicos de la po­ vida de 27 años. Las enfermedades más comunes
blación La Chimba. El análisis de isótopos esta­ eran las infecciosas (periostosis), las dentales
bles realizados en los huesos de varios niños y (caries) y los traumatismos (fracturas de piernas,
adultos, enterrados en TP5, nivel 6 (50-74 cm.) y manos y cabeza). También se practicó la defor­
mación del occipital, aunque en la muestra anali­ con dos tipos de tubérculos: la papa (Solanum
zada (27 cráneos), su representatividad no fue tuberosum) y la oca (Oxalis tuberosa Mol); así
muy alta (5 ejemplares). como también semillas de quinua (Chenopodium
quinoa Willdenow) y fríjol (Phaseolus vulgaris).
Los poblados y las viviendas La importancia del maíz en la dieta alimenticia
de estas poblaciones antiguas está corroborada
Las poblaciones La Chimba vivían en al­ por los análisis de isótopos estables practicados
deas, ubicadas en diferentes ecosistemas, si­ en algunos fragmentos óseos humanos, proce­
guiendo un patrón de complementariedad econó­ dentes del mismo sitio, los cuales presentaron un
mica. El sitio arqueológico La Chimba estaba em­ relativo alto grado de dependencia de este cultí­
plazado a 3.180 msnm. en un lugar estratégico geno. No obstante, es posible que los tubérculos
que se comunicaba fácilmente con el piedemonte hayan podido tener también una gran importan­
de la cordillera oriental. Sus vestigios cerámicos y cia en la economía agrícola de estos pueblos.
líticos fueron encontrados dispersos en un área
aproximada de 12 ha. El asentamiento fue reali­ Contamos con un poco más de información
zado en suelos muy aptos para las labores agríco­ sobre actividades productivas como la caza, la
las, cerca de fuentes hídricas, como el río que pesca y la recolección, así como la importancia
Capítulo 2

lleva el mismo nombre y no lejos del imponente que tuvieron los animales para los representantes
volcán Cayambe. Por su parte, el yacimiento de las sociedades La Chimba, debido al análisis
Tababuela Oeste está localizado en una terraza detallado de los restos óseos de animales recupe­
ubicada a 1.560 msnm en la confluencia de los rados en el sitio arqueológico homónimo, realiza­
ríos Ambi y Chota, en el Valle del río Chota. Los do recientemente. El estudio arqueofaunístico de
24 restos arqueológicos de este asentamiento pre­ más de 40.000 especímenes permitió identificar
hispánico de corta duración aparecieron disper­ una gran cantidad de especies animales. Entre los
sos a lo largo de más de una hectárea. moluscos debemos mencionar un caracol terres­
tre (Sculatis quitensis) en cuál parece haber sido
El carácter sedentario de las poblaciones de gran predilección durante las actividades de
La Chimba está documentado también arqueoló­ recolección por parte de la población. Segura­
gicamente por la presencia de pisos habitaciona­ mente era muy apetecido por su carne suave y
les de casas. Así, por ejemplo, en la columna es­ jugosa. También se presentaron, aunque en me­
tratigráfica de la trinchera TP-7 del yacimiento nor proporción, fragmentos de la concha Spondy­
homónimo fueron encontradas diecinueve super­ lus, objeto muy preciado de intercambio entre las
ficies quemadas, correspondientes seguramente a élites cacicales de la Costa y la Sierra ecuatoriana.
pisos de casas. La presencia de pasto de pára­
mo quemado (Stipa ichu) y restos de una posible Sobre las actividades de pesca, nos habla la
pared (tapia) de una casa en el mismo yacimien­ presencia de restos de cangrejos (Crustacea) y de
to, permiten suponer que las casas antiguas po­ peces óseos (Osteichthyes), aunque la baja pre­
drían haber tenido la misma construcción que las sencia de estos animales no concuerda con la
de la aldea formativa de Cotocollao y posible­ gran riqueza hídrica presente cerca al sitio y alre­
mente la de los agricultores actuales que ocupan dedores. Por el contrario, la caza de aves y mamí­
la zona. feros terrestres parece haber tenido una mayor
importancia. Entre las aves predominan las per­
Actividades económicas dices de páramo (Nothocercus curvirostris), cu­
yos huesos representaron el mayor porcentaje de
Al igual que la economía de las primeras los restos de avifauna rescatados en el sitio. Tam­
sociedades tribales igualitarias del centro del bién están presentes, aunque en menor propor­
Ecuador y del suroccidente de Colombia, la sub­ ción, restos de patos (Anatidae), águila real
sistencia de las sociedades La Chimba era mixta. ( Geranoaëtus melanoleucus ), paujiles
A la producción primaria de alimentos por medio (Galliforme), tórtolas (Columba), lechuzas (Bubo
de la agricultura, se le sumaba la caza, la produc­ virginianus), guajalitos (Trogonidae) y grajos
ción alfarera, la metalurgia y seguramente otras (Cyanolyca y Cyanocorax).
actividades que aún no han sido documentadas
en el registro arqueológico. La generación de al­ Pero indudablemente los mamíferos te­
gunos excedentes de producción les permitió ar­ rrestres fueron el principal objeto de caza de es­
ticular una red de intercambio intragrupal y con tas poblaciones, como lo demuestra el hecho de
representantes de otros grupos tanto de la Sierra, que los restos óseos recuperados de estos anima­
como de la Costa. les alcanzaron el 99% de toda la muestra analiza­
da. En orden de importancia, el primer lugar lo
La agricultura del maíz (Zea mays) está ocuparon los venados, animales de tamaño me­
documentada por la presencia de granos y peque­ diano, muy codiciados por los cazadores, tanto
ñas mazorcas calcinadas de este cereal, las cuales por su carne, como por sus tendones y cornamen­
fueron encontradas en el sitio La Chimba, junto tas. Estos animales están representados princi­
palmente por el venado de páramo (Odocoileus puesta, con cuerpos semiglobulares o semicilín­
virginianus), el ciervo enano (Pudu mephistop­ dricos, los cuales pueden presentar base redon­
hiles) y el soche o cervicabra (Mazama rufina). Le deada, plana o de pedestal. Aparecen también las
siguen los roedores como el conejo (Sylvilagus botellas silbato, las alcarrazas de silueta simple,
brasiliensis), la paca (Agouti paca), diferentes globular y de cuerpo compuesto, y los canasteros,
especies de ratones (Phyllotis haggardi, Thoma­ en cuya decoración antropomorfa pueden ya evi­
somys aureus y paramorum, Oryzomys, Sigmo­ denciarse ciertos elementos de diferenciación
don), el puerco espín (Coendou bicolor), monos social. Se constata igualmente, un aumento de los
(Saimiri) y dantas (Tapirus pinchaque). También volantes de huso, lo que podría significar un ma­
se presentaron restos de raposas o comadrejas yor desarrollo de la textilería, durante este perío­
(Didelphys), armadillos (Dasypus), puerco espín do.
(Coendou), mapache (Proción), coatí (Nasua),
cusumbo (Potos), chucurí (Mustela), mofeta También están presentes las figurillas an­
(Conepatus chinga), oso (Tremarctus), perro tropomorfas, donde se hace énfasis en la repre­
(Canis), zorro de páramo (Dusicyon) y puma sentación del rostro. La decoración más dia­
(Felis concolor). gnóstica de este período son las incisiones finas,
las cuales aparecen en diferentes composiciones

Capítulo 2
La alfarería (líneas simples paralelas, verticales, en achurado
cruzado), en el cuerpo medio o superior de cuen­
Lo que conocemos sobre la producción cos simples o carenados. Igualmente, son comu­
alfarera de los grupos La Chimba, se lo debemos nes los botones aplicados, el punteado, el brocha­
al análisis de unos 12.2000 fragmentos cerámicos do y la pintura positiva roja cubriendo zonal o
encontrados estratificadamente, los cuales pro­ totalmente el cuerpo externo e interno de vasi­ 25
vienen básicamente de los sitios La Chimba y jas, como cántaros y cuencos, y también la pintu­
Tababuela Oeste. Igualmente, de la cerámica ra negativa.
del sitio Los Soles y de colecciones privadas, pro­
ducto de la guaquería. Y finalmente, el Período Tardío (0-250
d.C.), se asocia con el surgimiento de las incisio­
Las formas más comunes, realizadas du­ nes escobilladas, como una de las principales téc­
rante el Período Temprano (700-400 a.C.), co­ nicas decorativas de la cerámica, junto con el uso
rresponden a cántaros globulares de boca estre­ de la pintura positiva roja y la pintura negativa.
cha, botellones globulares con cuello alargado y Son comunes los cántaros subglobulares de boca
un asa de cinta, empleados para transportar, al­ estrecha y base anular, los de silueta compuesta y
macenar y servir líquidos. Para servir los alimen­ los cuencos simples con base esférica o trípode.
tos se utilizaron principalmente cuencos carena- Igualmente, las figurinas antropomorfas, cuya
dos y ollas-cuenco de silueta compuesta. Las manufactura parece aumentar durante este últi­
principales técnicas decorativas usadas por los mo periodo, lo cual podría estar indicando el ini­
alfareros fueron la pintura positiva roja, presente cio de la institucionalización de un arte elitista,
tanto en la superficie externa, como interna de tan característica de las posteriores sociedades de
las vasijas, los puntos impresos colocados hori­ tipo jerárquico-cacical.
zontalmente, debajo del borde o en el cuerpo su­
perior de cuencos, y en menor medida la pintura El trabajo en hueso y conchas marinas
negativa. Además de vasijas, también fueron
manufacturadas figurillas humanas y tiestos ci­ Otra de las actividades económicas impor­
líndricos perforados en el centro, los cuales eran tantes de la población La Chimba parece haber
utilizados como volantes de huso, en actividades sido el trabajo en hueso de animales y en conchas
textiles. Es posible que al finalizar este período marinas, obtenidas por trueque de la costa. El
se haya presentado una mayor densidad pobla­ inventario en hueso de los cortes estratigráficos
cional en el sitio TP-7 de la Chimba, como lo su­ del sitio la Chimba incluye objetos utilizados tan­
gieren los gráficos de densidad cerámica. to con fines domésticos, como simbólicos: espá­
tulas hechas en cuerno de venado, figurinas
Durante el Período Medio (400-0 a.C.), humanas pequeñas con los brazos cruzados sobre
continúan elaborándose las formas cerámicas ya el pecho, punzones, perforadores, anillos de con­
descritas. En Tababuela Oeste, el principal des­ cha de perla, cuentas de collar circulares y con
grasante utilizado para la elaboración de las pas­ forma de “barrilete” y “cucharas”.
tas fue la arena, mientras casi el 70% de los frag­
mentos tenían una oxidación incompleta, presen­ El trabajo de la piedra
tándose frecuentemente núcleos de color gris.
En general, entre las vasijas elaboradas, debemos Diferentes tipos de rocas fueron utilizadas
mencionar: ollas subglobulares de boca ancha; para elaborar tanto instrumentos de trabajo, co­
cántaros globulares y semi-cilíndricos, con cue­ mo objetos de adorno personal. Son comunes las
llos alargados; cuencos de silueta simple y com­ hachas en forma de T, elaboradas de basaltos
grises y negros de grano fino, cuyos yacimientos cambios de materia prima y productos manufac­
no se encuentran cerca del sitio La Chimba. turados con la costa y las tierras bajas de la re­
También se manufacturaron una gran variedad gión oriental, la cual parece haber existido duran­
de instrumentos en obsidiana, los cuales, segura­ te todo el tiempo de existencia de su cultura. El
mente eran utilizados en diferentes tipos de tra­ primer caso de interacción social se dio con los
bajos. Entre los objetos de adorno personal, grupos humanos de la Cultura Cosanga (600
debemos mencionar principalmente las cuentas a.C.-700 d.C.), de las vertientes orientales de la
de collar, las cuales presentaron invariablemente Cordillera Real, con los cuales se intercambiaron
forma circular. Otro tipo de instrumentos, aso­ objetos cerámicos. La presencia de cerámica ex­
ciados con actividades agrícolas, fueron los meta­ ótica Cosanga en la trinchera TP-7 del yacimiento
tes y las manos de moler, los cuales fueron La Chimba es continua desde los primeros nive­
hechos especialmente en basalto. les de ocupación del sitio, incrementándose con
el tiempo, especialmente a partir de inicios de
La producción de textiles nuestra era. También hubo intercambio de ce­
rámica con los grupos portadores de la Cultura
La existencia de la producción textil entre Chorrera (1.600-300 a.C.) de la costa, aunque
las sociedades de La Chimba puede ser inferida en menor proporción, especialmente a finales del
Capítulo 2

indirectamente por dos factores importantes. El Período Temprano.


primero, tiene que ver con la presencia de volan­
tes de huso de cerámica, en varios sitios arqueo­ De esta región se intercambió regularmen­
lógicos. En todas las trincheras del yacimiento La te materia prima (conchas y caracoles marinos),
Chimba fueron recuperados 42 volantes de huso, con los cuales se manufacturaban diversos tipos
26 en forma de disco de cerámica, con perforación de objetos en el sitio. Conchas marinas fueron
en el centro, y 75 discos no perforados, corres­ comerciadas prácticamente durante todos los
pondientes seguramente a “preformas” de torte­ casi 950 años de existencia de las poblaciones en
ros. Igualmente, en los cortes estratigráficos el sitio La Chimba, presentándose la mayor den­
realizados en el sitio Tababuela Oeste, se recupe­ sidad en los niveles 15 (364 a.C., Período Medio)
raron 61 ejemplares (“preformas”), confecciona­ y 7 (6 d.C., inicios del Período Tardío) del yaci­
dos a partir de tiestos de vasijas rotas y 15 torte­ miento TP-7. Se trata, al menos de cuatro espe­
ros. El segundo factor es medioambiental, y cies conocidas: Spondylae, Strombidae, conchas
está relacionado con la posibilidad de que las co­ de perla y conchas cónicas, con las cuales fueron
lonias La Chimba, asentadas en el Valle del Cho­ elaboradas localmente cuentas de collar y figuri­
ta/Mira durante el Período Medio (400-0 a.C.) nas de peces.
cultivaran algodón, producto que junto con la
coca eran típicos de la zona. Otra de las materias primas posiblemente
intercambiada fue la obsidiana, roca volcánica
La orfebrería cuyos yacimientos no se encuentran cerca de La
Chimba. Los fragmentos e instrumentos encon­
La presencia de gotitas de oro en una pie­ trados fueron elaborados con vidrio volcánico
dra de lava, encontrada entre los objetos miscelá­ foráneo proveniente, al menos de tres fuentes
neos de La Chimba, indica que los metalurgos del diversas.
Período Temprano (700-400 a.C.) tenían conoci­
miento de la técnica de la fundición. Es posible Las costumbres funerarias
que ya en el Periodo Medio (400-0 a.C.), se utili­
zaran varias técnicas del trabajo de los metales, Aún están por estudiarse los patrones fu­
para elaborar una gran variedad de objetos de nerarios de la sociedad La Chimba. En TP5, nivel
adorno, entre los cuales figuraban grandes oreje­ 6 (50-74 cm.) del yacimiento de La Chimba fue
ras, utilizadas seguramente por individuos que encontrado un entierro humano de un adulto (no
ocupaban una posición social importante. se especifica el sexo) en posición flexionada. No
También es probable, que se hubiera trabajado el había evidencia de estructura funeraria ni ajuar.
cobre y seguramente la tumbaga, durante el Pe­ Tres entierros más, se presentaron en TP7 del
ríodo Tardío (0-250 d.C.). mismo sitio arqueológico; dos niños, sin ajuar
funerario y un adulto en posición flexada en un
El intercambio de materia prima y productos ma­ pozo, cuyo ajuar consistía de varias vasijas utili­
nufacturados tarias fragmentadas, que habían sido intencional-
mente quebradas en el sitio. Por su posición es­
Las evidencias materiales obtenidas du­ tratigráfica y de acuerdo a las fechas de C14, estos
rante las excavaciones de varios sitios arqueológi­ entierros fueron realizados durante el Período
cos (TP5, TP7 de La Chimba y Tababuela Oeste) Inicial, hacia el 570 a.C., y evidentemente corres­
demuestran que los habitantes, portadores de la pondían a individuos de la comunidad.
Cultura la Chimba, desde los inicios de su cultura
habían comenzado a organizar una red de inter­
La dinámica sociocultural tes alteraciones, hasta su desaparición en el 250
d.C. por causas aún desconocidas.
A pesar de que falta aún mucha investiga­
ción interdisciplinaria (arqueología, bioantropo­ Correlaciones macro-regionales
logía, ecología humana, etc.), en el estudio de las
sociedades de La Chimba, los datos arqueológicos Un análisis comparativo de los procesos
disponibles hasta el presente, indican que duran­ socioculturales antiguos que tuvieron lugar en el
te toda su historia la tradición cultural La Chim­ territorio ocupado por las macro-regiones andi­
ba experimentó una serie de cambios de gran nas geohistóricas del Alto y Medio Cauca
importancia. Al menos durante los primeros 400 (suroccidente de Colombia) y del extremo sur de
años (Período Temprano), parece haber sido una Colombia y norte del Ecuador, revela que dichos
sociedad tribal de tipo igualitario mixto. La po­ procesos fueron más o menos similares en el es­
blación era sedentaria, vivía en aldeas y la gene­ pacio, aunque existió un cierto desfase en el tiem­
ración de plusproductos había permitido el surgi­ po. Así por ejemplo, mientras sólo en la primera
miento de una diversificación y especialización región se han documentado arqueológicamente
laboral (caza, pesca, agricultura, alfarería), así cazadores especializados de fauna pleistocénica,
como el trueque inter e intragrupal (redes de in­ con una edad aproximada de 11.000-10.000 años

Capítulo 2
tercambio más o menos permanentes con el a.C., en ambas regiones existieron sociedades de
Oriente y la Costa). Es posible que no se presen­ cazadores recolectores productores de alimentos.
tara una marcada diferenciación social, como Pero mientras el proceso de sedentarización y la
parecen evidenciarlo los patrones funerarios y la producción de alimentos por medio de la horti­
iconografía cerámica. cultura, en la primera región están documenta­
dos a partir del 8.000 a.C., en la segunda región 27
Hipotéticamente, hacia el 400 a.C. podrían estos fenómenos sociales aún están por estudiar­
haberse presentado transformaciones sociales de se.
gran magnitud. Aumenta la población y se colo­
nizan nuevos territorios con ecosistemas y mate­ En relación con el inicio de la agricultura
rias primas diferentes y complementarias, como del maíz y otras especies vegetales domesticadas,
por ejemplo el valle del Chota- Mira. Se regula­ en la región Calima los comienzos de la agricultu­
riza la producción de alimentos por medio de la ra del maíz están fechados hacia el 4.700 a.C.,
agricultura, lo cual permite la generación perma­ mientras que en el curso Medio del río Porce, ya
nente de excedentes de producción. También se en el 6.000 a.C. se había implementado una agri­
amplia y diversifica la producción no sólo de bie­ cultura mixta que incluía la semicultura (maíz) y
nes de consumo primarios sino también de bie­ la vegecultura (yuca). En el norte del Ecuador,
nes manufacturados de mejor calidad para el la agricultura del maíz fue introducida solo en el
consumo interno y posiblemente el intercambio 2.250 a.C., unos 2.450 años más tarde que en
con otras comunidades. Se estabiliza y desarrolla Calima.
una eficiente red de intercambio regional tanto
en el interior del grupo La Chimba, como con Los datos arqueológicos disponibles sugie­
comunidades de la costa y el oriente ren que no parece haber existido ningún tipo de
(mindaláes?). Surgen nuevas formas de rela­ interacción sociocultural entre las poblaciones de
ción social y los linajes, al interior de los cuales se estas dos macro-regiones geohistóricas, durante
estructura un grupo especializado de personas el Holoceno Temprano y Medio.
con funciones políticas e ideológicas de subordi­
nación. La diferenciación social se institucionali­
za, así como también el pensamiento ritual
(chamanismo), lo cual se expresa no sólo en los
patrones funerarios, sino en un arte elitista.

Es posible que durante el Período Medio


(400-0 a.C.) La Chimba se hubiera convertido en
una sociedad jerárquico-cacical, lo cual podría
inferirse, en parte, por la presencia de una cerá­
mica suntuosa local con representaciones antro­
pomorfas, así como también, por el fortaleci­
miento de una red permanente de intercambio
regional, la cual permitió la obtención de “bienes
de élite”, como es el caso de canasteros con repre­
sentaciones de serpientes sobre la cabeza y
“dragones mitológicos”, de filiación Tumaco-
Tolita Clásico. Esta sociedad jerárquico-cacical
continuó existiendo, seguramente con importan­
Capítulo 3

LAS SOCIEDADES JERÁRQUICO-CACICALES

(1 -1.500 d.C.)

D e acuerdo con los datos arqueoló­


gicos más recientes, las socieda­
des tribales de tipo jerárquico-cacical existieron
en nuestra macro-región geohistórica de estudio,
al menos durante unos 1.550 años y sus expresio­
los cuales forman parte del denominado Conjun­
to Orfebre Sur-Occidente de Nariño y Carchi,
ubicado entre 810 y 1.470 d.C., pertenecerían
realmente a una misma sociedad y podrían co­
rresponder a dos grupos de la elite cacical. Di­
nes culturales están representadas por las cultu­

Capítulo 3
chos autores se apoyan en el principio de binarie­
ras arqueológicas Capulí (1-1.500 d.C.), Piartal dad tan común en la cosmovisión de los pueblos
(500-1.250 d.C.) y Tuza (1.250-1.500 d.C.). antiguos de la región andina. Una posición si­
milar sostiene Echeverría (2.004) para quién el
En un amplio territorio de unos 18.000 Estilo Capulí correspondería a los chamanes, el
kilómetros cuadrados, culturalmente más o me­ Estilo Piartal a la elite cacical, mientras el estilo
nos homogéneo, existieron diferentes etnias or­ Tuza pertenecería a la comunidad de la sociedad 31
ganizadas socialmente de acuerdo con un modelo Pasto. Y finalmente, la propuesta de Lange­
de sociedad jerárquico-cacical, que presentó di­ baeck y Piazzini (2.003) basada en variables cro­
versos niveles de complejidad. Se trataba de te­ nológicas apunta a que los estilos cerámicos Piar-
rritorios tribales, donde el proceso histórico pre­ tal y Tuza “no corresponden a diferencias crono­
hispánico fue desigual y combinado y en los cua­ lógicas y espaciales y que los dos son característi­
les se formaron tradiciones culturales autóctonas cos de la ocupación humana comprendida entre
con un patrón general de tipo andino. los siglos X y XVI d.C.”
Cada una de estas entidades sociales ha Nuestra propuesta de análisis se basa no
sido tratada de forma diferente por los investiga­ en priorizar uno o varios segmentos de la reali­
dores que se han ocupado del estudio de la pro­ dad social (conjuntos, estilos o tipos cerámicos u
blemática sociocultural prehispánica en nuestra orfebres), sino por el contrario, en integrarlos en
región de estudio. Para Francisco (1.969) Capulí, el concepto de cultura arqueológica como expre­
Piartal y Tuza son tres estilos cerámicos que co­ sión material de la totalidad de una sociedad con­
rresponden a tres culturas distintas que se suce­ creta del pasado antiguo. En este sentido, consi­
dieron en el tiempo. Estos tres estilos fueron in­ deramos que los datos arqueológicos disponibles
terpretados de otra manera por Uribe (1.977/78) hasta ahora nos permiten identificar y caracteri­
para quien el estilo cerámico Capulí corresponde­ zar preliminarmente culturas arqueológicas que
ría a una sociedad, mientras los estilos Piartal y representarían la expresión de tres sociedades
Tuza pertenecerían a dos fases de una misma que durante determinados períodos históricos
entidad cultural asociada con los indígenas Pas­ coexistieron en un mismo territorio: Capulí, Piar-
tos. Una posición similar tiene Plazas (1.977/78) tal y Tuza. Hilando un poco más fino, podríamos
al considerar los conjuntos orfebres Capulí y incluso considerar que las expresiones culturales
Piartal-Tuza como pertenecientes a dos socieda­ Piartal y Tuza podrían corresponder a dos fases
des distintas. Labbé (1.986) interpreta los estilos de desarrollo de una misma sociedad jerárquico­
cerámicos Piartal y Tuza como las representacio­ cacical, relacionada principalmente con los indí­
nes de dos grupos étnicos diferentes que podrían genas Pastos, como ya algunos investigadores lo
haber existido simultáneamente. Para Cárdenas habían insinuado.
(1.993, 1.995) estos tres complejos cerámicos co­
rresponderían mejor a un modelo de variabilidad LA SOCIEDAD CAPULÍ
interna de la misma sociedad. Por su parte Doyón (1-1.500 d.C.).
(1.993, 1.995) cree que no existieron dos etnias
con sus respectivas manifestaciones culturales, Las evidencias materiales de la Cultura
sino una misma forma de sociedad con dos nive­ Arqueológica Capulí, han sido encontradas en
les jerárquicos (o “co-pueblos”) compartidos por un territorio serrano, que ocupa aproximada­
sus culturas materiales respectivas. La propuesta mente unos 12.000 kilómetros cuadrados y que
de Gómez y Lleras (2.002), basada en el análisis está integrado actualmente por el centro y norte
iconográfico y funcional de los objetos metálicos, de la provincia de Pichincha, las provincias de
considera que los estilos orfebres Capulí y Piartal,
Imbabura y El Carchi (Ecuador) y el departamen­
to de Nariño (Colombia). Esta cultura integra­
ría, de sur a norte, las siguientes culturas, fases,
tradiciones y estilos descritos en la literatura ar­
queológica: en la Provincia de Pichincha, la Cul­
tura Chaupicruz, conformada por las fases La
Florida, Chilibulo y Chillogallo. En Imbabura
la denominada Fase Urcuquí. En la Provincia
de El Carchi, el Tiempo del Oro del Angel, y
Estilo Cerámico Negativo del Carchi. En el de­
partamento de Nariño, territorio colombiano,
usualmente esta sociedad se le ha asociado con el
denominado Complejo Cerámico Capulí, y po­
siblemente con el tipo cerámico Yacuanquer 1.

En territorio colombiano los yacimientos


arqueológicos más representativos de estas nue­
Capítulo 3

vas expresiones culturales, los cuales incluyen


especialmente sitios de vivienda, basureros y
tumbas, están ubicados ante todo al sur del valle
de Atriz donde fue fundada la ciudad de Pasto,
principalmente en la hoya del río Guáitara. Entre
32 ellos debemos mencionar esencialmente: Las
Cruces, San José, La Victoria y La Mejía
Alta-Yacuanquer en el departamento de Nari­
ño. Igualmente, se conocen 23 sitios Capulí co­
rrespondientes a sitios de vivienda/basureros y
tumbas, descubiertos en prospecciones y excava­
ciones arqueológicas realizadas en el macizo an­ Figura 6. Sociedades cacicales intermedias en el Suroccidente
dino nariñense durante 1.975-1.976 y 1.989­ de Colombia y Norte del Ecuador entre 200 a.C.-800 d.C.: 1.
Quimbaya II. 2. Yotoco-Malagana. 3. La Balsa. 4. San Agustín
1.990. Más hacia el norte, en el valle del Patía- II. 5. Capulí. 6. Piartal. 7. Tumaco-Tolita II.
Guachicono no se han reportado hasta ahora ya­
cimientos pertenecientes a esta cultura arqueoló­ Chota-Mira, sector intermedio entre estos dos
gica. En Ecuador, estos elementos culturales polos, pudo haber sido una especie de “isla multi­
están distribuidos por las provincias de El Carchi, étnica” cuyos recursos, especialmente la sal y la
Imbabura y norte de Pichincha. Debemos men­ coca, eran explotados en consenso por comunida­
cionar principalmente los sitios de Malchingui, des portadoras de diferentes tradiciones cultura­
Chilibulo y Chillogallo, La Florida, San José Alto les, incluyendo lógicamente colonias Capulí.
y Milán Alto, Urcuqui y Huaca. Asimismo, 11
yacimientos arqueológicos descubiertos por in­ Cronología
vestigadores colombo-ecuatorianos durante pros­
pecciones sistemáticas realizadas en el valle del Uno de los graves problemas que tiene la
Chota-Mira, en los años 79-80. Estos correspon­ cultura arqueológica Capulí es el de su ubicación
dieron tanto a sitios de habitación, como a ce­ cronológica. Por un lado, no existen trabajos ar­
menterios, y posibles estructuras relacionadas queológicos de estratigrafía cultural en sitios de
con corrales para animales de carga, como las habitación, con un corpus confiable de fechas de
llamas. Ellos son: Monte Olivo, El Refugio, La C14, como es el caso, de otras regiones arqueoló­
Mesa, El Cebadal, El Inca/Cuambaquí, Yuquin/ gicas del suroccidente de Colombia (por ejemplo,
bajo, Shanshipamba, Tababuela/El Remolino, Calima o San Agustín), que permitan una ubica­
Chalguayacú/Playas, Guaranqui y Chugá. El ción temporal segura de los materiales domésti­
sitio más meridional estudiado arqueológicamen­ cos. Por otra parte, las veinte fechas de radiocar­
te corresponde al cementerio prehispánico de La bono existentes son lógicamente insuficientes,
Florida, en Quito. (Figura 6). para una cultura que debió existir al menos unos
1.500 años.
De tal forma, la distribución espacial de
los sitios Capulí parece indicar que existieron dos De acuerdo con la primera fecha absoluta,
grandes centros de desarrollo de esta cultura. El que aparece en la Tabla 2, proveniente de un ba­
primero de ellos ubicado en el sur, específica- surero en el sitio San José, los inicios de la Cultu­
mente en el valle de Quito y sus alrededores y el ra Capulí podrían corresponder a comienzos de
segundo en el norte, en el altiplano, seguramente nuestra era. Otro grupo de once fechas, ubica­
en el valle de Atriz con fuerte influencia en todo das entre los siglos I y V d.C. corresponden a un
el altiplano Túquerres-Ipiales-Carchi. El valle del periodo en el cual las comunidades Capulí pare­
Tabla 2. Cronología Absoluta de la Cultura Capulí
(1- 1.500 d.C.)
Datación Años
No.
Sitio Contexto a.C. Referencia
Laboratorio
(sin calibrar)
San José, Nariño
Basurero 45 ± 50 Grn- 9241 Uribe 1983: 264
(Colombia)
La Florida, Quito 130 ± 210
Tumba I-14.968? Doyón 1995:70
(Ecuador)
Malchingui, T-II Meyers et al.
Tumba 150 ± 70 Boon-2030
(Ecuador) 1981: 161
Tumba. Col­
Nariño
gante de oreje­ 150 ± 40 - Lleras 2003: 9
Indefinido (Colombia)
ra

Capítulo 3
La Unión, Nariño Tumba. Figura
200 ± 40 - Lleras 2003: 9
(Colombia) antropomorfa
Tumba. Col­
El Carmelo (Colombia) gante de oreje­ 331 ± 36 - Lleras 2003: 9
ra
33
La Florida, Quito 340 ± 80
Tumba I-14.969 Doyón 1995:70
(Ecuador)
La Florida, Quito 350 ± 80
Tumba I-15.348 Doyón 1995:70
(Ecuador)

La Cruz, Nariño Tumba. Piezas


400 ± 60 - Lleras 2003: 9
(Colombia) varias de metal

La Florida, Quito 420 ± 80


Tumba I-14.968 Doyón 1995:70
(Ecuador)
Tumba. Coro­
Yacuanquer, Nariño
na, atuendo 440 ± 50 - Lleras 2003: 9
(Colombia)
completo
La Victoria, Nariño
Basurero 490 ± 60 Uribe 1978-78
(Colombia)
Tumba. Coro­
Yacuanquer, Nariño
na, atuendo 585 ± 65 - Lleras 2003: 9
(Colombia)
completo

Ipiales, Nariño Tumba. Piezas


950 ± 50 - Lleras 2003: 9
(Colombia) varias de metal

Las Cruces, LC-2.


Tumba 2 1080 ± 115 IAN-67 Uribe 1976: 15
Nariño (Colombia)
La Mejía Alta, Yacuan­ Basurero Langebaeck y
1080 ± 100 Beta-171969
quer, (Colombia) 120-125 cm. Piazzini 2003: 31
Miraflores, Pupiales, Na­ Tumba 8. Pec­
1170 ± 40 - Lleras 2003: 9
riño (Colombia) toral
Tumba 8. Nari­
Miraflores, Pupiales, Na­
gueras y pecto­ 1250 ± 35 - Lleras 2003: 9
riño (Colombia)
rales
Pupiales, Nariño
Tumba. Orejera 1290 ± 40 - Lleras 2003: 9
(Colombia)
Ipiales, Nariño Tumba. Nari­
1470 ± 40 - Lleras 2003: 9
(Colombia) guera
cen haber sido las únicas que ocupaban el territo­ relacionadas con el consumo diferenciado de pro­
rio estudiado. Seis fechas más correspondientes teína tanto animal, como vegetal. El análisis de
a los siglos V y XIII d.C. pertenecerían a un lapso isótopos estables, realizados en huesos de treinta
cronológico en el cual las comunidades Capulí y dos individuos, nueve de la elite y veintitrés de
habrían coexistido con las poblaciones Piartal bajo status, permitió establecer un mayor consu­
provenientes del sur y portadoras de una nueva mo de maíz por parte de los individuos de la elite,
tradición cultural. Y finalmente, contamos con especialmente en forma de chicha. Este trato
dos fechas tardías, correspondientes al siglo XV diferencial de los alimentos, entre unos
d.C. que dan cuenta de la coexistencia de la socie­ “alimentos de poder” y otros de la comunidad, se
dad Capulí con la sociedad Tuza. presentó igualmente entre las poblaciones muis­
cas de la Sabana de Bogotá, donde los caciques
La población tenían acceso preferencial a la carne de venado.

La única información que tenemos actual­ En términos generales, los individuos en­
mente sobre la población Capulí, proviene del terrados en La Florida, tenían al morir una exce­
análisis bioantropológico de los restos óseos de lente salud y una buena nutrición. No se presen­
setenta y seis individuos (subadultos y adultos), taron enfermedades infecciosas, tan comunes en
Capítulo 3

encontrados en seis tumbas reales excavadas en otras regiones tanto del Ecuador, como del suroc­
el cementerio prehispánico de La Florida, en Qui­ cidente de Colombia. Las patologías más frecuen­
to, a finales de los años 80 del siglo pasado. Co­ tes de estas poblaciones eran: traumas, hiperos­
mo puede verse en la tabla 3, las mujeres enterra­ tósis porótica (anemia), tumores, parasitismo,
das tenían una estatura al morir entre 145 y 162 caries dentales, cálculos, abscesos alveolares, e
34 cm., siendo las de mayor estatura, las mujeres de hipoplasias. Tampoco están presentes alteracio­
la elite del poder. En cuanto a los hombres, su nes culturales de los huesos, especialmente de­
estatura oscilaba entre 159 y 163 cm. La mayor formación craneal en individuos de la elite.
estatura corresponde al individuo de la elite caci­ Pero si fueron detectados surcos ínter proximales
cal. en la mandíbula y dientes y alteraciones metatar­
sianas, debido seguramente a prolongadas postu­
Es posible que estas variaciones en la esta­ ras en cuclillas, durante la realización de alguna
tura de las mujeres y los hombres hayan estado actividad cotidiana.

Tabla 3. Estatura al morir, de la población enterrada en el cementerio


prehispánico de La Florida (Adaptado de Ubelaker 2000)

Edad Estatura
Sexo Procedencia Status Social
(Años) (Cm)
Entierro principal
Femenino 17-19 157 Tumba C-1 (E 2)
(Elite)
Femenino 16-17 151 Tumba C-2 (E- 1) Sacrificado
Femenino 16-19 146 Tumba C-2 (E- 6) Sacrificado
Indeterminado 20 155 Tumba C-2 (E- 7) Sacrificado
Femenino 25-30 150 Tumba C-2 (E- 8) Sacrificado
Femenino 21-24 150 Tumba C-2 (E-9) Sacrificado
Femenino 23-26 153 Tumba C-2 (E- 11) Sacrificado
Masculino 22-25 160 Tumba C-2 (E- 15) Sacrificado
Masculino 20-25 159.4 Tumba C-2 (E-19C Sacrificado
Entierro principal
Femenino 45-50 162 Tumba P-3 (E-5)
(Elite)
Femenino 24-28 145 Tumba P-3 (E- 3,4) Sacrificado
Femenino 17-20 153 Tumba P-3 (E- 3,4) Sacrificado
Entierro principal
Masculino 28-33 166 Tumba P-4 (E-5)
(Elite)
Acompañante
Femenino 18-19 148 Tumba P-4 (E- 1D)
Alto Status
Los poblados y las viviendas ta muy bien estructurada, así como una gran red
de intercambio de productos como la sal y la co­
Hasta el presente no han sido estudiados ca, controlada seguramente por los caciques­
arqueológicamente sitios de habitación de la Cul­ chamanes.
tura Capulí. Las pocas investigaciones sobre esta
cultura han sido realizadas especialmente en ce­ La ubicación de sitios de vivienda Capulí
menterios. No obstante, la distribución de los en diversos ecosistemas de valles interandinos,
sitios de habitación y basureros conocidos, indi­ de páramos y valles cálidos (como el del Chota-
can que las poblaciones Capulí eran sedentarias y Mira) sugiere la microverticalidad como una de
vivían en poblados dispersos por la topografía las principales estrategias de obtención de recur­
andina, muchos de los cuales estaban ubicados sos para su subsistencia. De acuerdo a este mode­
por encima de los 2.700 msnm. Es posible que en lo de complementariedad ecológica, el intercam­
los altiplanos pudiera haber existido una tenden­ bio de excedentes de producción debió realizarse
cia a la nucleación de las viviendas, pero esto es a diversos niveles controlados por diferentes es­
necesario investigarlo. Tampoco conocemos mu­ tamentos sociales. La comunidad participaba
cho sobre el tipo de vivienda utilizado, a pesar de especialmente en el intercambio intra comunal,
que algunos investigadores proponen que podrí­ mientras para el intercambio a larga distancia era

Capítulo 3
an tratarse de estructuras semienterradas. controlado por comerciantes profesionales deno­
minados mindaláes, quienes eran subsidiados y
De acuerdo con los datos iconográficos de dependían directamente de los caciques, para
la cerámica, algunos tipos de casas ceremoniales quienes obtenían bienes exóticos de regiones le­
donde los chamanes realizaban diferentes ritos janas.
eran bohíos de planta circular y techo cónico, 35
cuyas paredes externas estaban pintadas con di­ La alfarería
seños de seres humanos y figuras geométricas.
La producción alfarera parece haber sido
una actividad económica muy importante entre
las comunidades Capulí. En cerámica fueron ela­
borados una gran cantidad de objetos, entre los
cuales debemos mencionar: vasijas de uso do­
méstico y ritual, figuras de hombres y mujeres,
máscaras y ocarinas. Para su decoración fue uti­
lizada básicamente la pintura bicroma (negro
sobre rojo), aplicada con la técnica del
“negativo.” Entre las vasijas el grupo más dia­
gnóstico es el de los cuencos con base alta en pe­
destal (compoteras), las cuales por lo general tie­
nen decoración geométrica tanto en el cuerpo
interior, como exterior. (Figuras 8-10). Otro
grupo importante son los cuencos o compoteras
con base anular. Algunos cuencos presentan la
abertura central cuadrada, mientras en otros esta
forma aparece doblemente representada. Son
conocidos ejemplares que tienen animales aplica­
dos en la parte superior del cuerpo, así como
también, aquellos que tienen como base tres ani­
Figura 7. Representación en cerámica de la casa de un cha­ llos aplicados o seres humanos que están soste­
mán donde aparece su figura pintada sobre la pared externa y niendo el cuerpo de la vasija, como una alegoría
un mono en el techo. (Tomado de Echeverría 2004: 373).
de “Atlas” sosteniendo el mundo.

Actividades económicas Otro de los grupos diagnósticos es el de las


ollas globulares pequeñas. Unas tienen pintura
La principal actividad económica de los geométrica negativa en todo su cuerpo externo,
grupos Capulí era el cultivo del maíz y tubérculos mientras en otras, además de la decoración geo­
andinos como la papa. Pero también eran impor­ métrica, aparecen representados cordones aplica­
tantes la caza, la pesca y la recolección. En las dos verticalmente en el cuerpo, animales en su
tumbas y basureros excavados se han encontrado parte superior, o como asas (especialmente mi­
huesos de curíes, conejos, venados y perdices. cos). Asas de cinta pueden aparecer uniendo
Igualmente, restos óseos de llama, la cual posi­ los bordes de una misma vasija, o anexando cua­
blemente estaba ya domesticada. En general, tro ollitas. La forma cuadrangular presente en
las evidencias materiales existentes hablan a fa­ algunos cuencos también aparece en las ollas,
vor de que los Capulí tuvieran una economía mix­ donde puede insinuarse en el cuerpo medio o
Capítulo 3

Figura 8. Cuencos con base de pedestal decorados con diseños geométricos en pintura negativa. (Foto tomada de Arte de La Tie­
rra, Nariño 1992: 49.

36

Figura 9. Representación simbólica de un individuo “sosteniendo” sobre sus hombros un cuenco esférico que podría considerarse
como una alegoría del universo. (Foto tomada de Arte de La Tierra, Nariño 1992: 44).

Figura 10. En algunos cuencos aparecen representados


tres individuos “sosteniendo el mundo”. (Foto tomada de
Arte de La Tierra, Nariño 1992: 45).
en la base. En muchas ollitas globulares apare­ cuentemente, aparecen representadas con los
cen representados rostros de seres humanos, o pies juntos extendidos. Algunas de ellas tienen
individuos con la boca abierta, conocidos tradi­ tatuaje facial y collares, mientras otras aparecen
cionalmente con el nombre de “gritones.” Tam­ con un niño entre sus brazos. Y finalmente, el
bién son frecuentes las ollas lenticulares, que se tercer grupo es el más conocido y con el cuál se
popularizan entre los alfareros de la siguiente identifica generalmente el Estilo Capulí. Se trata
cultura Piartal. de las figuras humanas masculinas denominadas
localmente “coqueros” que son verdaderas escul­
Especial atención merecen las ánforas o turas representando individuos de las elites sen­
urnas funerarias de forma casi tubular que usual­ tados sobre un banco, mambeando coca. Estos
mente presentan base terminada en punta y las aparecen representados en una postura rígida,
cuales eran decoradas con complejos diseños con un guayuco como vestido, las manos sobre
geométricos en negativo. En muchas de ellas se las rodillas y una especie de banda sobre el pe­
representan cabezas humanas con pintura facial, cho, atributo de poder. Algunos ejemplares
recordando a los ancestros de las elites del poder. tienen el rostro y el cuerpo tatuados y cuencos en
(Figuras 11-15). las manos, mientras otros aparecen con instru­
mentos musicales, como bombos de pie y flautas

Capítulo 3
Entre las representaciones humanas, es de pan o rondadores. (Figuras 16-18).
posible diferenciar tres grupos. El primero lo
constituyen las “vasijas humanas”, que son repre­ Todos estos elementos sugieren que estas
sentaciones de seres humanos huecos, en posi­ últimas figuras podrían ser la representación de
ción acurrucada y con las manos entrecruzadas, individuos de las elites gobernantes, realizando
sobre las tetillas o sobre el pecho flexionadas. ritos chamánicos, asociados con el consumo de la 37
Otro grupo son las mujeres sentadas en el suelo, coca. Algunos investigadores piensan que los
las cuales presentan el pelo largo y una falda de­ “coqueros”, eran personificaciones de los caci­
corada con profusos diseños geométricos. Fre­ ques-chamanes, de fuerte influencia amazónica.

Figura 11. Diseños geométricos en forma de diamante, elaborados en pintura negativa son característicos” del
arte geométrico Capulí. (Foto tomada de Arte de La Tierra, Nariño 1992: 57).

Figura 12. Un asa de cinta decora estas cuatro ollitas unidas entre sí, las cuales presentan diseños geométricos
en negativo. (Foto tomada de Arte de La Tierra, Nariño 1992: 61).
Figura 13. Forma cuadrangular representada en el cuerpo
medio de ollitas suntuosamente decoradas con diseños
Capítulo 3

geométricos elaborados con pintura negativa. (Foto to­


mada de Arte de La Tierra, Nariño 1992: 62).

38

Figura 14. Cuatro cabezas humanas, a manera de asas, aparecen decorando este cuenco de forma cuadrangular. (Foto
tomada de Ontaneda 1998: 12).

Figura 15. Rostros humanos modelados o realizados con pintura negativa


cubren la parte superior de algunas urnas funerarias. (Foto tomada de On­
taneda 1998: 16).
Figura 16. La banda cruzada sobre el torso parece representar un atributo
de poder en este individuo sentado. . (Foto tomada de Ontaneda 1998: 16).

Capítulo 3
39

Figura 17. Cacique sentado sobre un butaco o dúho mambeando coca. (Foto
tomada de Ontaneda 1998: Portada).

Figura 18. Representación de caciques y/o chamanes sentados mambeando


coca. (Fotos tomadas de Arte de La Tierra, Nariño 1992: 73, 74).
Figura 19. Máscaras pequeñas usadas seguramente como pendientes. (Foto tomada de Rojas de Perdomo 1995: 162).

En general, tanto las figurinas del segundo, como de felinos en alto relieve; círculos calados y
las del tercer grupo podrían ser consideradas co­ colgantes en forma de arco y con felinos y aves
mo imágenes realistas de individuos que realiza­ como decoración; pezoneras, elaboradas de lá­
Capítulo 3

ban ceremonias asociadas con prácticas chamá­ minas de oro o de alambres en espiral; cuentas de
nicas, que incluían actividades curativas. collar con formas tubulares, cilíndricas, esféricas
y bicónicas; orejeras con formas geométricas, de
Se conocen pocos ejemplares de máscaras aves y micos. Entre los objetos de uso ritual debe­
elaboradas en cerámica. Dos de ellas, de tamaño mos mencionar los palillos para la cal, recipientes
40 casi natural, son naturalistas y representan a in­ en forma de totuma y anillos para bastón. Por su
dividuos con la boca abierta, mambeando coca, parte, los instrumentos musicales más comunes
rasgo típico de los rituales de la coca, que aparece son campanas, cascabeles y flautas de pan. Y por
frecuentemente en las figuras “coquero”. Tam­ último, las herramientas elaboradas en metal
bién conocemos máscaras en miniatura, que eran corresponden a cinceles y hachas. (Figuras 20­
elaboradas seguramente para ser utilizadas como 24).
colgantes, en las cuales aparecen elementos pre­
sentes en figuras humanas ya descritas, tales co­ Muchos de los diseños que aparecen en la
mo gorros y pintura facial en negativo, con dise­ cerámica, están presentes también en los objetos
ños geométricos. (Figura 19) de metal. Se trata de representaciones geométri­
cas, utilizadas algunas veces para transmitir ani­
La orfebrería males estilizados, seres antropomorfos y zooan­
tropomorfos, las cuales han sido realizadas utili­
El trabajo de los metales fue una de las zando el repujado, el ensamblaje y la aplicación.
actividades importantes y en las cuales los porta­ Estudios iconográficos recientes sobre las repre­
dores de la Cultura Capulí, alcanzaron un alto sentaciones artísticas de animales en la Cultura
grado de perfección. En una industria con carac­ Capulí han revelado que los orfebres y alfareros
terísticas técnicas y estilísticas, desarrollada lo­ de esta cultura tenían un excelente conocimiento
calmente, los metales trabajados fueron princi­ del comportamiento de las especies animales.
palmente el oro de buena ley, la plata y la tumba­ Mamíferos como los monos y el perro de monte,
ga dorada, aleación de oro y cobre. Las técnicas así como las aves parecen haber tenido la mayor
utilizadas para elaborar objetos que cumplieron importancia cosmogónica. Numerosas asocia­
diversas funciones, entre ellas la de adorno cor­ ciones hombre-animal, como por ejemplo hom­
poral, fueron la fundición, el martillado y la sol­ bre-batracio u hombre-felino sugieren la gran
dadura (por fusión o granulación y de otros ti­ importancia de un verdadero arte chamánico.
pos). Por su parte, las técnicas decorativas más
comunes fueron el recortado, el repujado y el bri­ El excelente conocimiento de variadas téc­
llo o pulimento. nicas del trabajo de los metales, así como el alto
grado de especialización de los objetos orfebres,
Entre los adornos más comunes que carac­ indican posiblemente la existencia de un grupo
terizan el denominado “Estilo Capulí” en orfebre­ especializado de artesanos, dedicado a producir
ría debemos mencionar: diademas en forma de objetos suntuosos especialmente para las élites
H; narigueras lisas o con diseños de animales; gobernantes del poder político e ideológico, quie­
pectorales con formas geométricas y decoracio­ nes eran enterradas con dicho “capital simbóli­
nes de hombres mambeando coca y monos; col­ co”, como parte de su ajuar funerario. Fue una
gantes de orejera circulares (“tinculpas”), los cua­ orfebrería elaborada localmente, donde iconos
les presentan diversas formas, como por ejemplo, foráneos no son muy comunes, hecho que sugiere
discos simples, discos circulares con decoración que las élites gobernantes no habían desarrollado
repujada central de círculos concéntricos, con un sistema de intercambio macroregional con
representaciones de rostros humanos y cabezas otras comunidades con expresiones culturales
Figura 20. Colgantes de orejera en oro con cabezas humanas en alto relieve. (Foto tomada de Ontane­
da 1998: 22).

Capítulo 3
41

Figura 21. Colgante de orejera con la representación de la cabeza de un felino, animal de poder chamá­
nico. (Foto tomada de Ontaneda 1998: 24).

Figura 22. Individuos masticando la hoja sagrada de


coca, apareen representados en estos colgantes de oreje­
ras (Foto tomada de El Museo del Oro. Sus mejores pie­
zas 1996: 66).
Capítulo 3

Figura 23. Personaje mascando coca representado en un pectoral


(Foto tomada de El Museo del Oro. Sus mejores piezas 1996: 60).
42

Figura 24. Narigueras circulares donde aparecen representados monos, animales muy impor­
tantes en la cosmovisión de las poblaciones Capulí. (Foto tomada de El Museo del Oro. Sus
mejores piezas 1996: 65).

diferentes. similares a los que aparecen en la cerámica. Por


su parte, el vestido de los hombres era un maure
La producción textil y una especie de faja terciada sobre el pecho, ela­
borada seguramente de algodón.
Es muy poco lo que conocemos de la pro­
ducción textil Capulí, debido básicamente a la Es posible que los textileros (as) Capulí
ausencia de tejidos excavados con asociaciones emplearan la técnica de teñido conocida con el
arqueológicas confiables. Aunque es evidente que nombre de Ikat, por medio de la cual “se creaban
dicha actividad debió existir entre comunidades espacios de reserva en determinadas partes de la
que vivían principalmente en climas templados y urdimbre y/o de la trama, para lograr ciertos
fríos. En las tumbas de La Florida se reportaron efectos decorativos en el tejido.” Muchas de las
textiles elaborados en fibras de algodón y de ca­ representaciones geométricas en negativo que
mélidos. aparecen en los “coqueros”, podrían ser interpre­
tadas como vestidos o mantas elaboradas por
Los estudios iconográficos de las represen­ esta técnica. Lo más interesante del caso, es
taciones humanas, especialmente de las figuras que esta tecnología aún perdura entre los indíge­
denominadas generalmente “coqueros”, mues­ nas textileros de la Sierra norte ecuatoriana, re­
tran que las mujeres usaban faldas largas que presentando este hecho un gran ejemplo de con­
cubrían desde el torso, hasta los tobillos y las servación del patrimonio textil prehispánico de
cuales eran decoradas con diseños geométricos los Andes Septentrionales.
También parece que se producían esteras positado el suntuoso ajuar funerario y las cuales
de fibras vegetales, como lo sugiere la presencia comunicaban simbólicamente el mundo de los
de estas manufacturas debajo de los esqueletos muertos con el de los vivos. En muchas ocasio­
excavados en varias tumbas Capulí, así como por nes, luego de haber realizado el entierro, las cá­
las impresiones que quedaron en las superficies maras eran tapadas con una piedra o alguna es­
internas e internas de objetos cerámicos, como tructura de madera y el pozo era rellenado con
ollas y figuras antropomorfas del tipo “coquero”. diferentes tipos de tierra.

Las costumbres funerarias Los caciques-chamanes eran enterrados


con varios individuos, algunos de ellos sacrifica­
Al igual que en otras sociedades cacicales dos en el momento de la inhumación del indivi­
andinas, las prácticas mortuorias entre los Capu­ duo principal, para que lo acompañaran en el
lí, hablan a favor de la existencia de un “culto a viaje “al más allá”. Tal fue el caso, por ejemplo de
los ancestros” celebrado por el linaje dirigente, varias tumbas del cementerio prehispánico de La
cuyo orígenes en la región, posiblemente se re­ Florida.
montan a la fase terminal de la sociedad tribal
igualitaria de Cotocollao, en el valle de Quito, Los ajuares más suntuosos se encuentran

Capítulo 3
cuando aparecen las primeras manifestaciones de en las tumbas de los individuos de las elites y sus
jerarquización de la sociedad en rangos. Dicho acompañantes. En la cámara de una de las tum­
culto a los muertos formaba parte de una ideolo­ bas del sitio Las Cruces (LC-2, Ent. 2), fueron
gía que legitimaba la desigualdad social y se man­ halladas, además de cerámica típica del Estilo
tuvo vigente incluso varios siglos después de la Capulí, dos figurillas de barro características del
desarticulación de las sociedades aborígenes por Estilo Tumaco-Tolita de la costa pacífica colom­ 43
los invasores españoles. La manipulación social bo-ecuatoriana, y un caracol marino (Strombus
de la muerte, utilizando elementos culturales tan tricornis galeatus). Estos últimos, podrían ser
importantes como la construcción de una arqui­ considerados como “bienes de elite” obtenidos
tectura funeraria monumental (como el caso de por el intercambio con comunidades costeras,
la cultura San Agustín II), la momificación (el cuya circulación estaba restringida a los indivi­
caso de la cultura Muisca), o el tratamiento prefe­ duos de los grupos dirigentes de las comunidades
rencial de los individuos en los espacios rituales, serranas.
como por ejemplo, en los hipogeos de Tierraden­
tro, fue un elemento constante que las elites de La estructura social
los cacicazgos tanto tempranos como tardíos en
Colombia, utilizaron para perpetuar la desigual­ Los datos arqueológicos disponibles hasta
dad social. el momento permiten clasificar a Capulí como
una sociedad de tipo jerárquico-cacical. Posible­
La diferenciación social presente en vida, mente, como lo han sugerido recientemente algu­
también se reflejó en la organización espacial de nos arqueólogos, cada centro político pudo haber
los cementerios de los miembros de los linajes funcionado al mismo tiempo como un centro
gobernantes y en las construcciones funerarias chamánico-religioso y el cacique o gobernante
con sus correspondientes ajuares funerarios. pudo haber ejercido el poder tanto político, como
Existió una gran diferencia entre la forma y pro­ el ideológico, lo cual es característico de este tipo
fundidad de las tumbas, o “casas de los muertos”, de sociedades preestatales.
de los comuneros, en relación con las de las elites
del poder. Las primeras frecuentemente corres­ De acuerdo con la información arqueológi­
ponden a pozos simples, sin cámara, cuya pro­ ca parece que la estratificación social no fue tan
fundidad oscila entre uno y cuatro metros. Perso­ fuerte como la que se presentó en la sociedad
najes con ajuares consistentes en unas cuantas siguiente Piartal, pero si debió existir una elite
vasijas sencillas (ollitas de cuerpo simple o com­ cacical que monopolizaba el poder, a la cual per­
puesto, algunas de ellas con caras humanas mo­ tenecerían seguramente los mindaláes y otros
deladas) eran enterrados en tumbas de pozo cua­ grupos sociales. Es posible que el poder de los
drado o rectangular y cámara lateral alargada o caciques-chamanes se derivara tanto de la apro­
semielíptica tapada con una laja y profundidades piación de los excedentes de producción, como
entre cuatro y seis metros. Por su parte, las del monopolio no solo de las redes de intercam­
tumbas de las elites, son de pozo cuadrado recto bio a largas distancias, sino ante todo, de ciertas
u oblicuo, con una o varias cámaras laterales, áreas del conocimiento vedados al grueso de la
comunicadas por “puertas falsas” y profundida­ población.
des que están entre nueve y cuarenta metros. En
la construcción de estas últimas estructuras fune­ Sectores sociales intermedios estaban inte­
rarias se invirtió una gran cantidad de trabajo grados por individuos que habían sido liberados
social y algunas de ellas presentan una o varias de la producción primaria de alimentos y que se
depresiones cilíndricas (“cochas”), donde era de­ dedicaban a actividades como el intercambio a
cortas distancias, la alfarería, la orfebrería, la que los más meridionales son los sitios del valle
textilería, etc. El grueso de la población estaba del Chota-Mira. En Colombia los yacimientos de
constituido por individuos que trabajaban en la esta cultura se conocen con el nombre de Com-
producción de alimentos por medio de la agricul- plejo Piartal, mientras en Ecuador se habla del
tura del maíz y tubérculos y a actividades como la Horizonte y/o Estilo El Angel. Algunos investi-
caza, la pesca y la recolección. gadores han propuesto un origen ecuatoriano de
la etnia Capulí, la cual en su migración hacia el
Arte y simbolismo norte ocupó territorios andinos, correspondien-
tes al actual departamento de Nariño, en Colom-
El arte Capulí expresado en los objetos bia.
tanto cerámicos, como de metal incluye una gran
diversidad de formas geométricas y figuras De norte a sur, los yacimientos arqueológi-
humanas y de animales estilizadas, que se carac- cos estudiados más importantes de esta cultura
terizan básicamente por su naturalismo. Entre son los siguientes: En Colombia tenemos los si-
los animales, parece que el mono cumplía una tios de: Miraflores 1 y Miraflores 2 (Pupiales),
función muy especial; posiblemente era un sím- San Francisco (Carlosama), Jonjovito, Las
bolo ideológico de poder de las elites gobernan- Mercedes (Pasto) y Tajumbina (La Cruz). En
Capítulo 3

tes, para garantizar la estabilidad socioeconómica territorio ecuatoriano debemos mencionar los
de la comunidad. Las figuras antropomorfas yacimientos de El Angel, Huaca, San Isidro y Tu-
realizadas en cerámica no se caracterizan por un za, todos ellos en la provincia del Carchi. Más a
marcado realismo narrativo, sino por el contra- al sur, en el valle del Chota-Mira, están los yaci-
rio, por convenciones visuales, donde el énfasis mientos de: Alor/San Lucas, Tababuela/El Re-
44 del artista se centró en transmitir estados de con- molino, El Milagro y Santiaguillo. (Figura 6).
ciencia (personajes mambeando), estratificación
social (caciques y chamanes sentados en butacas Cronología
y mujeres sentadas en el suelo con las piernas
extendidas). La estructura general del diseño pre- Hasta el presente contamos con solo trece
sente principalmente en los objetos cerámicos, fechas de radiocarbono, todas provenientes de
utiliza la combinación básica de elementos geo- sitios colombianos, las cuales sugieren que la
métricos como el diamante, el triángulo y la espi- Cultura Piartal posiblemente existió unos 750
ral de ángulos, cuya combinación permite reali- años, entre 500 y 1.250 d.C. La fecha más anti-
zar una gran cantidad de composiciones geomé- gua proviene del basurero de Jonjovito, asociada
tricas (triángulos, rombos, bandas horizontales, a cerámica doméstica, mientras la más reciente
paneles, círculos, puntos, etc.) y de animales esti- corresponde a un “contexto cerrado” de la tumba
lizados (especialmente mariposas), organizadas 8 en el sitio de Miraflores 1. A pesar de que usual-
en múltiplos de dos, hasta dieciséis elementos. mente se ha considerado los siglos VIII y IX de
También son característicos los trazos escalona- nuestra era, como los inicios de la Cultura Piar-
dos opuestos formando diseños piramidales. tal, los nuevos datos cronológicos de Jonjovito,
En resumen, en el arte Capulí las figuras y signos sugieren que estas expresiones culturales habían
parecen haber sido las unidades visuales básicas comenzado a manifestarse unos 200 años antes,
con las cuales se realizaron las diferentes compo- con la llegada de otros pueblos, posiblemente del
siciones del diseño. En general, la idea de los se- sur (Tabla 4). Este rango cronológico ubicaría a
res humanos se transmite por medio de un con- esta cultura dentro del llamado Período Tardío
cepto y no de una expresión visual natural o re- Inicial de desarrollo sociocultural prehispánico
alista. en el suroccidente de Colombia y en el denomi-
nado Período de Integración en la arqueología
LA SOCIEDAD PIARTAL ecuatoriana.
(500-1.250 d.C.)
Los poblados y las viviendas
Los sitios arqueológicos de la cultura ar-
queológica Piartal, asociada principalmente con Los asentamientos Piartal están poco estu-
la etnia de los Protopastos, pero que ha podido diados. La localización de los únicos sitios de vi-
incluir otros segmentos de la misma etnia que vienda estudiados arqueológicamente sugiere un
desconocemos, se encuentran distribuidos en un patrón disperso, aún cuando evidentemente de-
territorio andino, que cubre aproximadamente bieron haber existido zonas en que se concentra-
unos 14.500 kilómetros cuadrados y que incluye ba el poder político-administrativo y religioso en
el departamento de Nariño en Colombia y las las cuales podría haber dominado cierta tenden-
provincias del Carchi e Imbabura en territorio cia a la nucleación. Igualmente, desconocemos
ecuatoriano. Los yacimientos más septentriona- las formas y tipos de estructuras habitacionales,
les de esta cultura han sido encontrados hasta pues no ha sido excavada una sola vivienda, ni
ahora en el municipio de La Cruz (Tajumbina), a existen representaciones artísticas en cerámica o
unos 118 Km. al nororiente de Pasto, mientras metal sobre la forma de estas.
Tabla 4. Cronología absoluta de la Cultura Piartal
(500-1.250 d.C.)
Datación
No.
Sitio Contexto Años d.C. Referencia
Laboratorio
(sin calibrar)
Jonjovito, Pasto Groot y Hoykaas
Basurero, 65 cm. 500 ± 100 Beta-39576
(Colombia) 1991: 129
Santafé, Ipiales Corte 10316
800 ± 240 GX-23955 Erigaie 1999:66
(Colombia) 40 cm.
Miraflores 1, Pupia- Plazas 1977-78:
Tumba N. 6 845 ± 80 IAN – 50
les (Colombia) 200
Tumba. Aplicación
Pupiales (Colombia) 810 ± 60 - Lleras 2003: 9
para textil
Tajumbina, La Cruz Tumba Cadavid y Ordóñez
950 ± 80 Beta - 47873
(Colombia) TAJ-Z1 (9) 1992: 46
Pupiales (Colombia) Tumba. Cascabel 1.000 ± 40 - Lleras 2003: 9

Capítulo 3
Miraflores, Pupiales
Tumba 1.030 ± 110 IAN – 23 Uribe 1992:9
(Colombia)
Miraflores, Pupiales Tumba 2. Piezas
1.050 ± 40 - Lleras 2003: 9
(Colombia) varias de metal
Rojas de Perdomo
Pupiales (Colombia) Tumba III 1.080 ± 120 IAN – 24 45
et al. 1974: 161
El Tambo, Tumba, cámara. Plazas 1977-78:
1.120 ± 140 IAN – 34
(Colombia) Textil 200
Tumba. Discos y
Pupiales (Colombia) 1.120 ± 140 - Lleras 2003: 9
colgantes
Miraflores 2, Pupia-
Uribe y Lleras
les Tumba 5, cámara 1.240 ± 70 Beta-5949
1982-83: 341.
(Colombia)
Miraflores, Pupiales Plazas 1977-78:
Tumba N. 8 1.250 ± 35 Grn – 6911
(Colombia) 200

Actividades económicas la cual nos extenderemos en su caracterización


cuando tratemos el tema de la economía de dicha
La economía de la sociedad Piartal al igual sociedad.
que la de siguiente sociedad Tuza era mixta y
complementaria. La base económica era la pro- La alfarería
ducción primaria de alimentos por medio de una
agricultura intensiva del maíz y los tubérculos. Los alfareros Piartal crearon un estilo pro-
En el sitio Santafé (Ipiales), asociado con una pio en cerámica, que se diferencia tanto del estilo
fecha de 800 d.C. fueron identificadas abundan- anterior Capulí, como del de otros complejos ce-
tes semillas y mazorcas de maíz (Zea Mays), así rámicos del norte del Ecuador y Suroccidente de
como de fríjol (Phaseolus sp.), Thevetia peruvia- Colombia. En cerámica fueron elaboradas princi-
na y Phytolaca sp. La presencia de tejidos ela- palmente vasijas de uso doméstico y ritual, ins-
borados con pelo de llama, encontrados en varios trumentos musicales y máscaras. Es introducida
yacimientos arqueológicos, nos está documen- una nueva arcilla para la elaboración de los obje-
tando la gran importancia que tuvo el pastoreo de tos cerámicos, la cual presenta colores pálidos,
camélidos en la economía. Actividades como la desde casi blanco hasta marrón claro. El color de
caza, la pesca, la recolección, la producción alfa- esta pasta es utilizado junto con la pintura positi-
rera, orfebre y textil también fueron de gran im- va roja y la negra negativa para la decoración po-
portancia. licroma de los objetos cerámicos, especialmente
de las vasijas.
El control microvertical de los recursos
situados en diversos pisos ecológicos junto con Uno de los grupos de vasijas más comunes
las colonias extraterritoriales parece haber sido es el de los cántaros. Existen cántaros de cuerpo
dos modelos complementarios que permitieron el globular u ovoidal alargado con base redondeada
desarrollo de los cacicazgos que compartieron la o anular, las cuales no tienen decoración o pue-
tradición cultural Piartal. En general, podemos den presentarla frecuentemente con diseños geo-
decir que el modelo económico de esta sociedad métricos distribuidos en bandas horizontales.
fue muy similar al de la sociedad Tuza, razón por Otro tipo de cántaros presenta el cuerpo de silue-
ta compuesta (“lenticular”) y el cuello alargado. rios.
Una variante de estos tiene un cuerpo lenticular
doble. Y finalmente, existe otro grupo que pre­ En cerámica también hacían instrumentos
senta cuerpo ovoidal alargado con cuello alto, musicales como las ocarinas con formas de cara­
borde fuertemente evertido y base terminada casi coles marinos, las cuales fueron decoradas profu­
en punta. (Figuras 25-31). samente, especialmente con diseños geométricos,
simulando algunas veces, estilizaciones de ani­
En el grupo de las ollas debemos mencio­ males como aves, mariposas y micos. Estos
nar las de cuerpo globular y cuello evertido corto, caracoles, encontrados exclusivamente en con­
así como las de cuerpo compuesto lenticular, que textos funerarios, eran utilizados como silbatos
tienen dos asas pequeñas aplicadas en los bordes. seguramente en actividades festivas laicas y reli­
Una forma más elaborada de estas ollas, aparece giosas y prácticas fúnebres. La mayoría de las
“incrustada” en el interior de un plato de base representaciones que aparecen en las ocarinas
anular. Por su parte, los cuencos presentan Piartal han sido recientemente identificadas co­
básicamente dos formas: los de cuerpo simple mo caracoles marinos de la familia Buccinidae.
con base redondeada o base anular, algunos de Estos objetos, o más específicamente, las con­
los cuales tienen boca cuadrangular y los de chas marinas, parecen haber cumplido un papel
Capítulo 3

silueta compuesta carenada con base anular. social y ritual muy importante. Podrían haber
Los platos con base anular son otro de los grupos sido utilizados como elementos de emulación
importantes de esta cultura y presentan una for­ social por parte de diferentes estratos sociales, o
ma más o menos estandarizada, donde varía sólo como elementos asociados a ritos de fertilidad.
la profundidad del cuerpo. Y por último, nos
46 referiremos a un grupo de vasijas que tienen un La principal técnica utilizada para la deco­
cuerpo tubular o semitubular largo y base anular, ración de la cerámica Piartal fue la pintura poli­
las cuales también aparecen en contextos funera­ croma. Se utilizaron básicamente tres colores,

Figura 25. Cántaro con base redondeada y diseños estilizados de serpientes,


elaborados con pintura negativa. (Foto tomada de Arte de La Tierra, Nariño
1992: 55).

Figura 26. Cántaro con base anular y diseños geométricos en negativo.


(Foto tomada de Arte de La Tierra, Nariño 1992: 55).
Capítulo 3
Figura 27. Cántaro lenticular con diseños geométricos y lagartijas asociadas a ritos de fertilidad. (Foto tomada
Rojas de Perdomo 1995: 157).

47

Figura 28. Plato con base anular en cuyo interior aparecen representados monos que parecen bailando alrede­
dor de un círculo central. (Fotos tomadas de Arte de La Tierra, Nariño 1992: 36).

Figura 29. Superficie interna de un plato con base anular donde


aparece, en otros, un individuo con un palo portando dos guaca-
mayas. (Foto tomada de Labbé 1998: 200).
Capítulo 3

Figura 30. Instrumento musical (ocarina) con forma de caracol elaborada en cerá­
mica. (Foto tomada de Arte de La Tierra, Nariño 1992: 78).
48

Figura 31. Una banda horizontal con diseños geométricos en negativo realizados por sectores cubre el
cuerpo superior de algunas vasijas. (Foto tomada de Arte de La Tierra, Nariño 1992: 56).

dispuestos de la siguiente manera: fondo crema, La orfebrería


diseño en negativo negro y diseños sobre pintura
roja. Los diseños, generalmente con un patrón Estudios sobre la producción metalúrgica
geométrico de bandas, horizontales, líneas hori­ prehispánica del Período Tardío en el altiplano
zontales paralelas, cruces, triángulos, mariposas, Túquerres-Ipiales-Carchi, han demostrado que el
rectángulos, círculos, puntos y motivos escalona­ auge de la producción orfebre se produjo entre
dos, estrellas, entre otros, aparecen cubriendo la los siglos IX y XIII de nuestra era y coincide con
superficie interna de los cuencos y platos y exter­ el desarrollo de la Cultura Piartal.
na de ollas, cántaros, platos con base anular y
ocarinas. Diseños de animales estilizados están Tecnológicamente, la mayoría de las piezas
presentes en cántaros de cuerpo ovoidal alarga­ producidas por los orfebres Piartal, muestran un
do, cuencos de cuerpo compuesto y base anular, alto grado de especialización de la producción
platos con base anular. También están presen­ metalúrgica, evidente no sólo por las diversas
tes diseños humanos, especialmente de rostros, técnicas utilizadas, sino también por el alto grado
elaborados en pintura negativa o por aplicación, de sofisticación del diseño. A diferencia de los
cubriendo especialmente cántaros. objetos Capulí, se distinguen por la utilización de
aleaciones binarias de oro y cobre (tumbaga) o
ternarias de oro, plata y cobre. La tumbaga se estos objetos fueron muy complejas y parecen
caracteriza por la mayor proporción de cobre que haber sido únican en los Andes Septentrionales
de oro, la cual era revestida con capas de dorado (Tabla 5).
superficial, obtenido por oxidación o por fusión.
La técnica más utilizada fue la fundición a la cera En general, las técnicas de elaboración de
perdida, aun cuando el martillado también fue todos estos objetos incluían el martillado, la fun-
usado ampliamente. dición a la cera perdida y las aleaciones binarias
(oro y cobre) y ternarias (oro, cobre y plata),
Las objetos de adorno más comunes elabo- mientras las técnicas de decoración más usadas
rados de metal fueron: diademas con imitación fueron el enriquecimiento superficial utilizando
de penachos de plumas, narigueras ácidos, ceras y resinas para lograr texturas mates
(rectangulares, medialuna), decoradas con repre- y piezas bicolores (discos, narigueras y colgantes
sentaciones zoomorfas laterales o motivos geo- de orejera).
métricos calados o en alto relieve, pectorales, col-
gantes de orejera, brazaletes, resortes y discos La producción textil
planos (estrellas, rombos, trapecios y círculos),
que eran utilizados para coserlos a algún textil. La presencia de la actividad textil entre los

Capítulo 3
Los objetos de uso ritual incluían: canastos y es- Piartal está documentada tanto por textiles, como
teras, totumas, cubiertas para bastón y los impre- por volantes de huso y otros objetos de madera
sionantemente bellos discos rotatorios, los cuales asociados con telares, encontrados en las tumbas.
presentan variaciones de color y textura, y fueron No son muchos los estudios hechos sobre textiles
utilizados seguramente en algunos ritos chamá- de la Cultura Piartal. No obstante, los que se han
nicos de curación. (Figuras 32,33). Las técnicas realizado han permitido conocer que existió una 49
utilizadas para la elaboración y decoración de gran maestría en el arte de elaborar tejidos tanto

Figura 32. Narigueras con forma de medialuna y diseños geométricos repujados, soldados y calados. (Foto tomada de El
Museo del Oro. Sus mejores piezas 1996: 64).

Figura 33. Discos rotatorios elaborados en tumbaga que presentan diferentes colores y texturas. (Foto tomada
de El Museo del Oro. Sus mejores piezas 1996: 68).
Tabla 5. Análisis metalográfico de objetos Piartal (Según Plazas de Nieto 1977/78)

Objeto No. Lab. Grosor % Cobre % Oro % Plata Total


Frag. campana en
forma de pera 3053 1,25 mm. 84,50 4,02 2,95 91,47
Frag. Dos discos ro-
0,29 mm. 15,52 54,08 9,87 79,47
tatorios 3058
0,003 mm. 20,00 75,00 4,5 -
Capa superficial
Frag. Discos 0,25 mm.
3060 19,3 59,85 3,5 82,74
Capa superficial 0,029 mm.
Frag. Colgante circu-
35,52 10,52 51,31
lar 3063 0,27 mm. 97,35
7,00 30,00 62,00
Capa superficial
Frag. Flauta de pan 3069 1,58 mm. 68,23 23,12 3,71 94,83
Frag. Pieza no identi-
Capítulo 3

- 29,2 44,6 8,0 82,0


ficada 3071
0,005 mm. 3,0 85,0 6,0 -
Capa superficial
Placa cóncava MO-20805 - 15,10 2,10 82,80
Colgante disco MO-21542 - 15,10 2,10 82,80
50
Colgante disco MO-21546 - 15,10 2,10 82,80
Frag. Cascabel en
386 - 97,82 0,46 1,44
forma de pera
Análisis de los objetos 1-6: David A. Scout. Institute of Archaeology, London University.
Análisis de los objetos 7-10: Casa de la Moneda. Banco de la República. Bogotá.

de fibras vegetales (corteza de palmas), como el (triángulos escalonados) rellena de una pasta
algodón; así como de fibras de camélidos, espe- blanca. Por su parte, los instrumentos para tejer
cialmente la llama. Los textiles eran utilizados fueron tres posibles varillas separadoras o gol-
tanto en la vida cotidiana, para elaborar vestidos peadores, dos de ellas con decoración excisa geo-
y otros objetos, como para “engalanar” a los métrica (círculos y triángulos escalonados) relle-
muertos principales (caciques y chamanes), para na de pasta blanca; dos posibles separadores de
su viaje al más allá. urdimbres donde aparecen tallados figuras antro-
pomorfas, una de ellas con tocado; un instrumen-
Los únicos textiles Piartal estudiados hasta to que pudo haber servido o como separador o
el presente proceden de los sitios arqueológicos como vara alrededor de la cual se devuelven las
Miraflores, Cultún (municipio de Ipiales), El urdimbres; ocho varillas sencillas empleadas pa-
Tambo (municipio a 30 km. al norte de Pasto) y ra enrollar la trama o como parte de los lisos, y
Tambillo (municipio de Guaitarilla). Se trata de finalmente un golpeador en miniatura para tejer
tejidos lisos o en diagonal en combinación con diseños, con una figura antropomorfa tallada.
tapicería con ranuras, cuya manufactura, muy
elaborada, era realizada seguramente por espe- Las costumbres funerarias
cialistas, para personas de un alto status social.
Presentan complejos diseños geométricos elabo- Entre los grupos portadores de la cultura
rados con policromía (hasta seis colores) y podrí- arqueológica Piartal también existió el culto a sus
an ser considerados como unos de los más refina- antepasados. La diferenciación social presente en
dos del norte de Suramérica. la distribución de los espacios domésticos, se ma-
nifestó de igual manera, en la localización de los
En una tumba del sitio San Isidro espacios rituales, asociados con la muerte. La
(municipio de Guaitarilla) fueron encontrados elite gobernante de los Proto-pastos era enterra-
veinte instrumentos elaborados con madera de da en tumbas muy elaboradas, cuyas cámaras
palmas (chonta), los cuales formaban parte de un presentan, algunas veces, pintura roja y blanca.
telar completo, posiblemente de armazón rígida En las cámaras aparecen dos elementos que tení-
vertical u horizontal, donde se elaboraban proba- an una gran significación simbólica: el ushñu y la
blemente tejidos angostos. Entre los instrumen- cocha. El primero de ellos, era una especie de
tos para hilar se hallaron dos husos y tres volan- conducto tubular que comunicaba el suelo exte-
tes de huso de forma discoidal con superficies rior con la cámara, el cual era construido segui-
convexas y decoración excisa geométrica damente de haber tapado la tumba y realizado las
ceremonias correspondientes a la fase final del El tipo 2 corresponde a una estructura fu­
proceso funerario. Por su parte, la cocha, como neraria que podría considerarse intermedia entre
ya lo anotamos, era una depresión cilíndrica, ubi­ las tumbas del tipo 1 y las del tipo 3, es decir, las
cada en el piso de la cámara, donde era deposita­ tumbas de pozo con cámara lateral. Se trata de
do el ajuar funerario, que generalmente era sun­ tumbas que tienen un pozo el cual se estrecha
tuoso. Ambas construcciones parecen haber sido para luego formar una cámara lateral. Una de
portales que comunicaban simbólicamente el estas estructuras (TAJ-Z1 (5), aparecida solo por
mundo de los muertos con el de los vivos. ahora en Tajumbina, tenía un pozo de forma oval
achatada con una profundidad de 140 cm. y una
Conocemos varios tipos de tumbas y su cámara lateral semiovoidal de 30 cm. de largo
asociación con estratificación social gracias a las por 48 cm. de ancho y 52 cm. de altura, donde
excavaciones arqueológicas realizadas principal­ fue realizado un entierro secundario de un comu­
mente en los cementerios de Miraflores 2, Ta­ nero sin ningún ajuar funerario. Tampoco te­
jumbina y La Florida. En dichos sitios se ha lo­ nemos por ahora localización cronológica para
grado estudiar cinco tipos de tumbas, cuyas ca­ esta clase de estructuras funerarias.
racterísticas generales son las siguientes: el tipo 1
corresponde a tumbas de pozo simple cuya forma El tipo 3 que es el más común, es una tum­

Capítulo 3
puede ser circular, oval o rectangular y tiene pro­ ba de pozo con cámara lateral. En una primera
fundidades entre 75 y 260 cm. En estas estructu­ variante el piso del pozo se presenta a la misma
ras funerarias, detectadas por ahora en el sitio profundidad que el pozo de la cámara. Esta va­
Tajumbina, se presentan entierros secundarios riante se presentó en el cementerio de Tajumbi­
de individuos de la comunidad, acompañados de na. Su profundidad oscilaba entre 100 y 145 cm.
un ajuar funerario muy modesto que va desde Tenían pozos circulares y ovalados y cámaras de 51
una vasija cerámica hasta unos pocos instrumen­ forma semiovoidal. Allí fueron encontrados en­
tos líticos como raspadores y fragmentos de me­ tierros secundarios de comuneros cuyo ajuar no
tates. En las tumbas más profundas, como es el existía o podía constar de una vasija cerámica.
caso de TAJ-Z1 (11) con 260 cm., el ajuar consis­ No tiene por ahora localización cronológica abso­
tió sólo de instrumentos líticos y de una estatua, luta.
indicando posiblemente su pertenencia a indivi­
duos de los grupos sociales inter- medios de la La variante dos del tipo 3 son las tumbas
comunidad. La ausencia de fechas de C14 no per­ cuyo piso de la cámara está por debajo del piso
mite ubicar cronológicamente este tipo de estruc­ del pozo y presentan unos pequeños peldaños
turas. cuyas medidas oscilan entre 5 y 35 cm. Esta va­
riante se ha presentado en los cementerios de
Como una variante de este primer tipo (T1­ Miraflores, Miraflores 2, Tajumbina y Maridíaz.
V1) podrían considerarse las tumbas que presen­ En estas tumbas fueron enterrados individuos
tan un pozo con un ensanchamiento a ambos la­ tanto comuneros, como de sectores medios y
dos a manera de seudo cámara, al terminar el también de la elite del poder cacical. En el sitio
pozo, las cuales fueron encontradas en el cemen­ Tajumbina, las tumbas de los comuneros presen­
terio de Tajumbina. El pozo presenta invariable­ taron pozos circulares y profundidades entre 160
mente forma circular y la profundidad oscila en­ y 195 cm. En cámaras ovoidales se realizaron en­
tre 350 y 400 cm. Los ajuares funerarios son muy tierros secundarios sin ningún ajuar funerario.
simples indicando seguramente que se trata de La tumba III de Miraflores tenía pozo circular de
tumbas de los comuneros. Una fecha de C14 ob­ 195 cm. de profundidad; allí se realizó un entie­
tenida de una de ellas indica que este tipo de rro secundario sin ajuar funerario. Asimismo,
tumbas existían hacia el siglo X d.C., es decir, en el cementerio prehispánico de Miraflores 2 los
durante la fase Terminal de existencia de la Cul­ individuos del común fueron enterrados en tum­
tura Piartal. bas de pozo circular con profundidades entre 130
y 245 cm. y cámaras ovoidales y circulares, donde
Tipológicamente asociada con el subtipo fueron realizados entierros primarios individua­
anterior por su forma, se presenta una segunda les en posición fetal sobre el lado derecho y con
variante que es similar a la variante anterior, pe­ ajuares funerarios muy modestos que consistían
ro con la diferencia de que tiene una depresión o en una o dos vasijas y algunos instrumentos líti­
“cocha”en el centro del piso del pozo, donde se cos. En la tumba 9 del mismo yacimiento fue in­
realizaba el entierro y se colocaba un suntuoso humado seguramente un individuo de una posi­
ajuar funerario. Esta variante de tumbas, cuyas ción social intermedia, al cual se le colocó como
profundidades oscilaron entre doce y quince me­ ajuar funerario dos alisadores de cerámica elabo­
tros fue estudiada en el cementerio de la Florida, rados en piedra, una raedera, una vasija y una
en Quito y correspondió a los individuos de la ocarina de cerámica en forma de caracol. En
elite cacical. Fue fechada entre los siglos IV y V Maridíaz posibles individuos de los sectores in­
d.C., es decir, hacia el inicio de la Cultura Piartal. termedios de la sociedad fueron enterrados en
tumbas de pozo con cámara lateral y cámaras
semielípticas, cuyas profundidades oscilan entre se opuestas o hacia un mismo lado del pozo, re­
4 y 8.50 metros. La tumba 38 Z-1 presentó como portadas hasta ahora sólo en los sitios de Tajum­
ajuar funerario, además de dos ollitas, un plato bina Y Maridíaz. La tumba TAJ-Z1 (17) de Tajum­
con decoración polícroma y diseños geométricos bina presentó un pozo circular de 175 cm. de pro­
y de animales. Ocarinas con diseños geométricos fundidad y dos cámaras laterales opuestas de for­
fueron colocadas como ajuar de los individuos ma semiovoidal alargada, donde se presentó un
inhumados en las tumbas III Z-2 y VI Z-2. Mien­ tipo de entierro indeterminado y ausencia de
tras ajuares un poco más suntuosos, compuestos ajuar funerario. Por su parte, la tumba XXXI Z-2
de sonajeros, ocarinas, conchas, volantes de huso de Maridíaz tenía dos cámaras colocadas a dife­
y argollas de metal aparecieron en la cámara de rentes profundidades hacia el mismo lado del
la tumba 45 Z-1. Por su parte, en la cámara de la pozo. En la cámara principal ubicada a mayor
tumba 50 Z-1 es posible que hayan enterrado a profundidad fue inhumado un individuo al cual
un individuo importante (¿chamán?), a juzgar le colocaron como ajuar un cántaro de silueta
por el ajuar compuesto de una estera, un banqui­ compuesta bellamente decorado con diseños geo­
to de madera y cuentas de collar. Como dato im­ métricos, una ocarina con diseños geométricos
portante, la cámara de esta tumba, a diferencia pintados y un caracol marino.
de las anteriormente mencionadas, estaba tapada
Capítulo 3

con una laja. También tenía una laja tapando la Y finalmente, debemos hablar del tipo 5
cámara la tumba 23 Z-1, la cual fue la más pro­ que correspondería a tumbas de pozo con tres
funda del cementerio de Maridíaz (8.50 m.) don­ cámaras, dos de las cuales están ubicadas sobre
de fue enterrado un individuo con dos sonajeros un mismo lado del pozo y otra en el lado contra­
metálicos, argollas de metal, chaquiras y cerámi­ rio. El ejemplo de este tipo es la tumba XXIV Z-2
52 ca suntuosamente decorada. de Maridíaz. Las dos cámaras más profundas de
forma casi rectangular fueron construidas para
Esta misma forma de tumba fue utilizada enterrar a individuos seguramente de la elite, uno
para enterrar a los individuos de la elite, con dos de ellos sobre una estera y otro sobre unas varas
diferencias sustanciales: 1) que la profundidad de madera?
oscilaba entre 9 y 20 metros y 2) en el piso de las
cámaras presentaron depresiones o “cochas” Resumiendo, podemos constatar que tanto
donde era colocado el suntuoso ajuar funerario. en los cementerios de Miraflores, como en varios
Este tipo de “portal” hacia el mundo del más allá cementerios Piartal del norte del Ecuador, se ha
fue hallado en la tumba 4 del sitio San Miguel, evidenciado una distribución jerárquica concén­
en la tumba 8 de Miraflores y la tumba MR­ trica de los espacios rituales. Las tumbas de las
1.Ent.1 de Miraflores. En el piso de la cámara de elites se han encontrado en el centro del cemen­
la tumba 8 fueron encontradas dos plataformas terio, mientras las de los comuneros, se ubican en
concéntricas en cuyo centro había una “cocha”, la periferia. En las cámaras de las primeras el
todos ellos revestidos de pintura blanca. En la entierro principal aparece acompañado de una
plataforma circular inferior fueron hallados en­ gran cantidad de individuos (hasta catorce indivi­
tierros colectivos con un ajuar consistente en duos de ambos sexos, colocados sobre esteras) y
fragmentos de madera con revestimiento de oro, un suntuoso ajuar funerario compuesto por obje­
copas, caracoles marinos y pectorales de oro, tos de adorno e instrumentos musicales elabora­
flautas de oro. La mayor densidad de material dos de oro y tumbaga, figuras humanas en oro,
suntuoso estaba colocada en el foso central o esteras de tumbaga y placas para aplicar a texti­
“cocha” y constaba de ocarinas ornitomorfas, un les; igualmente de cerámica policroma, caracoles
casco de oro, narigueras, orejeras y pectorales de marinos, cuentas de “Spondylus”, textiles de pelo
oro. Por su parte, en la tumba MR-1.Ent.1, el de llama y algodón y objetos de chonta como
ajuar funerario se encontró principalmente en la banquitos, telares, macanas y lanza dardos. En
“cocha” y consistió de nueve vasijas cerámicas, contraste con esto, las tumbas de los comuneros
un caracol marino, ocho discos giratorios de tum­ que se encontraron en el cementerio Miraflores
baga, dos lascas de esquisto verde y fragmentos 2, tenían entierros primarios en posición extendi­
de una estera en descomposición. Con esta va­ da, sin ajuar o uno o varios objetos de uso domés­
riante podríamos asociar la tumba de Mochiza- tico, como una vasija o un hacha de piedra. En
Yacuanquer, que a pesar de tener una profundi­ lugares intermedios eran ubicadas las tumbas de
dad de sólo 210 cm., presentó en su cámara tres individuos que ocupaban una posición social in­
depresiones circulares de 60 cm. en promedio, en termedia entre la elite y los comuneros
dos de las cuales fue depositado el ajuar funera­ (comerciantes, orfebres, textileros?).
rio consistente en diez vasijas cerámicas, varias
de ellas con diseños geométricos realizados en Este modelo jerárquico de anillos concén­
pintura bicroma. tricos en la distribución espacial de las estructu­
ras funerarias, fue utilizado igualmente en la dis­
El tipo 4 corresponde a una tumba de pozo tribución de los ajuares funerarios que acompa­
con dos cámaras laterales que pueden presentar­ ñaban a los individuos de las elites. Los “bienes
de elite” suntuosos, procedentes de territorios presentan módulos que se repiten hasta veinti­
lejanos, tales como caracoles marinos, cuentas de cuatro veces, dividiéndose en filas y columnas
collar de Spondylus y algunos objetos metálicos, que se utilizan frecuentemente en cántaros y
eran colocados en las cochas, en el centro de la cuencos con base anular (platos). También son
tumba; en una zona intermedia o piso de la cá­ muy frecuentes los diseños con triángulos, las
mara se colocaban los cadáveres sobre esteras de mariposas geometrizadas, la cruz con una “X”
fibra vegetal y diversos adornos personales como superpuesta y la espiral fuertemente modificada
collares, narigueras, diademas y otros objetos de de su forma original. Los animales presentan un
oro y tumbaga, así como también objetos elabo­ alto grado de estilización, especialmente las aves,
rados de chonta como bancas, macanas e imple­ en cuya representación se alcanza el máximo ni­
mentos de telares; mientras que objetos menos vel de simplificación: un triángulo, una curva, un
elaborados se distribuían a su alrededor, y las ángulo, dos líneas paralelas y un círculo.
piezas cerámicas de manufactura local estaban
ubicadas en las banquetas que bordeaban las pa­ Estudios iconográficos de las expresiones
redes de las cámaras. estéticas que aparecen representadas en los pla­
tos tanto Piartal, como Tuza, indican un manejo
La estructura social concéntrico y sectorizado de los espacios picto­

Capítulo 3
gráficos, asociados posiblemente con diferentes
Las comunidades portadoras de la cultura planos de las realidades social y cosmológica.
Piartal estaban organizadas en sociedades com­ Estas realidades podrían ser inferidas a partir de
plejas de tipo jerárquico-cacical. Los caciques cuatro grupos diferentes establecidos. El primero
tenían un gran poder, derivado de la apropiación de ellos, corresponde a los platos que presentan
permanente de los plusproductos y del monopo­ una simetría de punto, donde el diseño se estruc­ 53
lio de las redes de intercambio intertribal, lo cual, tura alrededor de un círculo central, en cual ge­
entre otras cosas, les permitía obtener “bienes neralmente está en blanco o vacío, o puede pre­
suntuosos de elite” que afianzaban su poder ante sentar un elemento abstracto, cuyo significado
los comuneros (objetos de oro, cuentas de Spon­ dentro del contexto general del diseño puede ser
dylus, objetos en madera de chonta etc.). Un muy significativo. Los diseños de seres humanos,
sector social intermedio lo constituían individuos animales u otros, aparecen dentro de círculos y
que habían sido liberados de la producción pri­ franjas concéntricas. El grupo dos presenta una
maria de alimentos y que se dedicaban a activida­ simetría denominada radial, y que se caracteriza
des como el comercio (mindaláes), la alfarería, la porque los diseños no aparecen distribuidos en
orfebrería, la textilería, etc. El grueso de la pobla­ espacios definidos por círculos concéntricos, sino
ción estaba constituido por individuos que traba­ por líneas que parten de un centro y forman es­
jaban en la producción de alimentos por medio pacios triangulares o cuadrangulares, donde apa­
de la agricultura del maíz y tubérculos y a activi­ recen diseños geométricos o representaciones
dades como el pastoreo de camélidos, la caza, la humanas y de animales. (Figura 34).
pesca y la recolección.
Se ha planteado la hipótesis de que las
Arte y simbolismo representaciones pictóricas de los platos el grupo
uno podrían corresponder a “espacios socia­
Una de las principales características del les” (casa, tumba, poblado y cementerio), mien­
arte Piartal es la utilización de la policromía para tras los diseños abstractos y geométricos de los
la decoración de los objetos cerámicos. Los alfa­ platos de grupo dos representarían “espacios cós­
reros-artistas de esta cultura emplearon tres co­ micos” (la bóveda celeste, las constelaciones, las
lores básicos: el negro, el rojo y el ocre. Se pre­ estrellas, etc.). Un tercer grupo de platos pre­
senta una mayor complejidad en la estilización de senta figuras con una simetría de espejo, es decir,
los diseños, los cuales pueden representar formas que aparecen invertidas en el doble sentido de
geométricas, seres humanos y animales estiliza­ arriba-abajo y derecha-izquierda, haciendo refe­
dos. Prima la abstracción sobre el modelado rencia posiblemente a una dualidad tipo oposi­
tridimensional de las figuras, representando fe­ ción-inversión u posición-complementación, so­
nómenos naturales como el cosmos, el sol, el bre un eje a partir de un plano de inversión. Y
agua, etc. En otras palabras, podríamos decir, finalmente, se presentan platos con una simetría
que a diferencia del arte Capulí, entre las comu­ mixta, que incluye rasgos de los tres grupos ya
nidades Piartal el arte no parece representar mencionados.
hechos de la vida cotidiana, sino del cosmos. Se
trata de una estructura de composición del dise­ Una mención especial debe hacerse sobre
ño, que evidentemente responde a una cosmovi­ la utilización del mopa-mopa o “barniz de Pasto”,
sión diferente de la que tenían los grupos Capulí. cuyo uso en el arte podría remontarse a la cultura
Capulí, y el cuál es aún hoy empleado en la arte­
En el diseño de las vasijas el patrón numé­ sanía especialmente de la madera entre los artis­
rico es mucho más complejo que el Capulí. Se tas de Nariño. Su importancia y uso entre los ar-
Capítulo 3

Figura 34. Patrones de diseño geométrico Piartal. (Tomado de Duncan 1992: 16).

tesanos Piartal estás documentados arqueológi­ A pesar de que estos elementos culturales
camente en contextos rituales, relacionados con tradicionalmente se han asociado a la etnia de los
54 la muerte. Cuentas de mopa-mopa fueron encon­ Pastos, investigaciones arqueológicas realizadas
tradas en tumbas de la elite Piartal, asociadas con hace poco en territorio colombiano están sugi­
otros importantes “bienes de elite” como caraco­ riendo que posiblemente también pudieron haber
les marinos y ajuares suntuosos compuestos de sido compartidos por comunidades étnicas Qui­
adornos e instrumentos musicales de metal, bu- llacinga y Abades.
tacos de chonta y discos rotatorios elaborados en
tumbaga. Es posible que esta resina se usara tam­ En el Ecuador la cerámica de esta cultura
bién para cubrir determinadas zonas de los dis­ se le atribuyó a la etnia de los Pastos, y es de­
cos rotatorios elaborados en tumbaga, antes de nominada Estilo Cuasmal. En Colombia, en la
bañarlos con ácido oxálico para obtener el efecto región andina de Nariño se le conoce con el nom­
dual de negativo-positivo en su decoración. bre de Complejo Cerámico Tuza, Yacuanquer 2
Tampoco deben descartarse sus usos como medi­ y Fase Guachicono en el valle del Patía-
cina en el tratamiento de enfermedades infeccio­ Guachicono. Entre los sitios arqueológicos más
sas como la tuberculosis. importantes en el departamento de Nariño, debe­
mos mencionar a San Luis, El Arrayán, La Es­
LA SOCIEDAD TUZA peranza, Pilcuán, Mijitayo, Catambuco,
(1.250-1.550 d.C.) Consacá, Maridíaz, Tajumbina y La Mejía
Alta-Yacuanquer.
Las evidencias materiales de la cultura ar­
queológica Tuza han sido encontradas en un vas­ En el extremo norte de la frontera Tuza,
to territorio andino que cubre unos 17.500 km2 y formada muy seguramente por el valle del Patía-
que abarca básicamente dos ecosistemas: el de Guachicono, están los yacimientos de Llanos de
las mesetas onduladas seca y húmeda (altiplanos) Cumbitará, El Goayaval, Corinto (valle de Gua­
y los valles interandinos secos. La frontera norte chicono), Yeguerizo, Dos Montes (valle del Patía),
parece haber sido el valle del Patía-Guachicono Remolino, Cumbitará, El Carmen (confluencia de
en territorio colombiano y sus límites al sur, el los ríos Mayo-Patía). Igualmente, los sitios de
valle del río Chota-Mira, en El Ecuador, la cual La Marcela, Guayabal y Galíndez; así como los
funcionaba como una “isla multiétnica” donde los yacimientos de Capitanes y Balboa (cerca del río
Pastos explotaban recursos como la sal y la coca, Sindagua).
junto con indígenas portadores de otras culturas
arqueológicas. Estructuras de viviendas Tuza, En las provincias de El Carchi e Imbabura,
asociadas a campos de cultivo y tumbas han sido territorio ecuatoriano, debemos mencionar los
halladas recientemente en el sector de Morán sitios de Huaca, Tuza, Cuasmal, Iglesia Matriz-
(provincia de El Carchi), vertiente occidental de OII-C1-044, y Morán 1, Y finalmente, en el
la cordillera occidental, ampliando el área de dis­ valle Chota-Mira tenemos los yacimientos de Pu­
persión geográfica de los elementos culturales sir Chico, Tumbatú, San Vicente de Pusir, Santia­
Tuza hacia nuevas zonas ecológicas de selva guillo, San Vittorino, Caldera Baja, Caldera /
húmeda tropical. Loma Santa Ana, Caldera/Salache, Guitarrero,
Loma Sixal, Salinas/Pueblo, Salinas/Santa Rosa,
Hda., El Refugio, Hda. La Mesa, Anbuquí/
Pueblo, Tababuela/El Remolino, Tababuela/El comienzos del siglo XIX pertenece una fecha de
Mosqueral y Chalguayacu/Playas (Figura 35). C14 obtenida del yacimiento San Antonio I
(región Calima) de la Cultura Sonso (500-1.550
d.C.). Otra datación de mediados del siglo XIX
fue obtenida en el sitio de Aguas Claras
(Antioquia) de la Cultura Quimbaya Tardío (500-
1.550 d.C.). Realmente, lo que estas fechas tar-
días podrían estar indicando es que el modo de
vida jerárquico-cacical entre muchas comunida-
des indígenas del suroccidente colombiano y el
norte del Ecuador, continuó existiendo paralela-
mente con el modo de vida europeo, por lo me-
nos hasta finales de la colonia y comienzos del
período republicano.

A falta de un grupo suficiente de fechas de


radiocarbono para la Cultura Tuza, cobran gran

Capítulo 3
importancia las dataciones absolutas obtenidas
en yacimientos pertenecientes a otras culturas
arqueológicas tardías preconquista del Norte an-
dino del Ecuador, donde ha aparecido material
cerámico diagnóstico de la cultura Tuza, obtenido
como producto del intercambio. Tal es el caso, 55
por ejemplo de los sitios arqueológicos de Soca-
pamba y Pisaquí, ambos pertenecientes a los
constructores de tolas artificiales de la Cultura
Caranqui (700-1.525 d.C.). Así, por ejemplo, ties-
tos Tuza del tipo rojo sobre crema pulido, que
pertenecen a platos con base anular, fueron
hallados en el Montículo 21, Corte 6, nivel 1 de
Figura 35. Sociedades cacicales en el Suroccidente de Colom- Socapamba, de donde se obtuvo una fecha de
bia y Norte del Ecuador entre 500-1.550 d.C.: 1. Quimbaya 1.350 d.C. Cerámica similar apareció en el Montí-
III. 2. Sonso. 3. Bolo- Quebrada Seca. 4. San Agustín III. 5.
Tuza.
culo 15, Corte 1, niveles 1-2, fechado en 1.470 d.C.
Por su parte, en el Montículo 1, Corte 4, nivel 1 de
Pisaquí, un contexto con tiestos similares fue da-
Cronología
tado en 1.590 d.C.
Existen actualmente sólo quince fechas de
Los poblados y las viviendas
radiocarbono, todas de sitios colombianos, que
indican que la sociedad jerárquico-cacical Tuza
Los asentamientos Tuza se encuentran en
existió al menos unos 350 años, entre 1.200 y
diversas regiones fisiográficas. En los altiplanos,
1.550 d.C. aproximadamente. La fecha inicial del
donde las condiciones geomorfológicas lo permi-
siglo XI d.C. corresponde a un basurero del sitio
tían, los poblados o aldeas presentaron un pa-
Santafé (Ipiales). Siete fechas más cubren el pe-
trón más o menos nucleado, formando segura-
ríodo comprendido entre los siglos XII y XVI. Y
mente centros político-administrativos importan-
finalmente, hay tres fechas tardías, dos de ellas
tes. Los principales estaban localizados en clima
que pertenecen al período colonial, siglos XVII y
frío sobre los 2.700 msnm (Tuza y Cuasmal en la
XVIII y una a los inicios del período republicano,
provincia de El Carchi; Ipiales y Pupiales en el
inicios el siglo XIX. Estas últimas dataciones tar-
departamento de Nariño). También tenían asen-
días deberían considerarse correctas y represen-
tamientos en tierras de clima frío templado, entre
tarían la evidencia de que diversas comunidades
2.000 y 2.600 msnm, como por ejemplo en la
siguieron conservando sus patrones culturales
hoya del río Guáitara. Igualmente, poblados Tuza
varios siglos después de la desarticulación de la
estaban distribuidos entre 2.000 y 500 msnm,
sociedad jerárquico-cacical Tuza, hacia la mitad
especialmente en los valles cálidos del Patía-
del siglo XVI (Tabla 6). Este ejemplo de resisten-
Guachicono y Chota-Mira.
cia indígena a la imposición de un patrón cultural
europeo, también es conocido entre las comuni-
Un tipo de asentamiento generalizado pa-
dades portadores de otras culturas arqueológicas
rece haber sido el disperso de tipo lineal o circu-
tardías del suroccidente de Colombia. El sitio
lar y/o elíptico. Era lineal cuando se ubicaba a lo
arqueológico Las Piedras B (Popayán) correspon-
largo de un cerro y circular o elíptico cuando se
diente a la Cultura Bolo-Quebrada Seca (800-
emplazaba en terrenos planos, como el altiplano
1.550 d.C.) arrojó una fecha del siglo XVIII. A
o pequeños valles. Los poblados, de diversas di-
Tabla 6. Cronología absoluta de la Cultura Tuza
(1.250 - 1.550 d.C.)

Datación
No. de
Sitio Contexto Años d.C. Referencia
Laboratorio
(sin calibrar)
Basurero. Corte
Santafé, Ipiales
4. 1.050 ± 180 GX-23956 Erigaie 1999:94
(Colombia)
I-0409
Bomboná
Tumba 1.125 ± 125 GX – 19705-G Fernández 1994
(Colombia)
La Marcela Patiño y Gnecco
Tumba 5 1.290 ± 60 Beta 9689
(Colombia) 1992:76
Terraza, habita-
La Esperanza Groot y Hooykaas
ción, 1.410 ± 80 IAN – 51
(Colombia) 1991: 123
Pozo 3- 220 cm.
Capítulo 3

La Esperanza Terraza habita-


1.436 ± 125 - Groot et al. 1976
(Colombia) ción
Pilcuán (Colombia) - 1.450 ± - Groot et al. 1976
Guayabal Patiño y Gnecco
Tumba 7 1.470 ± 110 Beta 10765
(Colombia) 1992:76
56
La Mejía Alta, Ya-
Basurero Langebaeck y Piaz-
cuanquer, 1.470 ± 70 Beta-171968
65-70 cm. zini 2003: 31
(Colombia)
Tajumbina, La Cruz Tumba TAJ-Z2
1.510 ± 30 - Lleras 2003: 9
(Colombia) (7). Pectoral
Santafé, Ipiales Corte 8.
1.515 ± 105 GX-23957 Erigaie 1999: 119
(Colombia) I-0826
Tumba TAJ-Z2
Tajumbina, La Cruz
(1). 1.600 ± 50 - Lleras 2003: 9
(Colombia)
Pectoral
GX – 15474 –
Maridíaz (Colombia) Sitio habitación 1.615 ± 100 Cárdenas 1989
G
Tajumbina, La Cruz Tumba TAJ-Z2
1.680 ± 50 - Lleras 2003: 10
(Colombia) (10)
Maridíaz (Colombia) Sitio habitación 1.720 ± 70 Beta – 34827 Cárdenas 1992
Patiño y Gnecco
Galíndez (Colombia) Tumba 1.810 ± 60 Beta 6235
1992:84

mensiones se encontraban relativamente cerca Este tipo de aldeas con una jerarquización
unos de otros y podían estar compuestos hasta expresada en las dimensiones de las viviendas
de cien viviendas de planta circular tipo bohío. también ha sido detectado en prospecciones ar-
Estas aldeas estaban integradas por agrupaciones queológicas realizadas cerca de la ciudad de San
de familias ampliadas, que pertenecían segura- Gabriel, donde algunos bohíos aparecen agrupa-
mente a diferentes parcialidades o ayllus. dos en círculo. Tal es el caso del sitio El Chamizo,
al este de dicha ciudad y del yacimiento La Breta-
Un buen ejemplo de un poblado Tuza dis- ña, donde se localizó la estructura circular más
perso linealmente es el del sitio El Arrayán, ubi- grande encontrada hasta ahora, con 57.3 metros
cado en el municipio de Ipiales, el cual tenía de diámetro, en la cual seguramente se había
treinta y tres estructuras circulares, semejantes a construido un bohío con funciones ceremoniales.
“narigueras con forma de medialuna”, las cuales Montículos pequeños, hasta de cuatro metros de
correspondían a plantas de bohíos, que presenta- diámetro también fueron hallados en Monte Ver-
ron una entrada ubicada invariablemente en di- de, sitio arqueológico en el sur de La Bretaña.
rección norte o noreste. Sus dimensiones eran
variadas, los más pequeños tenían un diámetro Un asentamiento similar, solo que más
entre ocho y diez metros, los medianos entre diez pequeño, fue encontrado recientemente en la
y veinte metros; mientras las dos estructuras más provincia de El Carchi. En el sitio Morán 1 fueron
grandes medían entre veinticinco y veintiocho estudiadas seis estructuras similares a las ya
metros. mencionadas, con diámetros entre 5 y 8 metros y
entrada hacia el sureste. Estaban emplazadas
sobre terrazas, cerca de un sistema agrícola de
terrazas y camellones. En una de las estructuras
más grandes se realizaron excavaciones arqueo­
lógicas parciales y fueron encontrados restos de
carrizo quemado, utilizado para la construcción
del bohío y también varias tumbas, tres de las
cuales fueron excavadas. Este tipo de estructu­
ras habitacionales ha sido descubiertas también
en otros sitios de la provincia de El Carchi. En La
Empalizada se hallaron bohíos circulares junto
con estructuras rectangulares seguramente de
origen Inca.

Montículos artificiales con forma de


“anillos” de diferentes dimensiones, correspon­
dientes seguramente a sitios de habitación y en­

Capítulo 3
terramiento también fueron descubiertos hace
poco tanto en la vereda Santafé del municipio de
Ipiales, como en sitios contiguos ubicados en te­
rritorio ecuatoriano. Y finalmente, debemos
mencionar dos estructuras circulares con muros
de piedra prospectadas en el valle del río Chota- 57
Mira, sitio Caldera-Salache, que posiblemente
hayan podido pertenecer a un asentamiento Tuza
del sector.

Estudios de fotointerpretación de fotogra­


fías aéreas e imágenes de satélite LANDSAT, rea­ Figura 36. Un ave posada sobre el techo y diseños geométri­
lizados en la sierra norte ecuatoriana a comienzos cos sobre las paredes (representación del cosmos?) decoran
de la década de los 80 del siglo XX, permitieron esta casa que seguramente perteneció a un chamán. (Tomado
de Echeverría 2004: 373).
ubicar más de mil estructuras circulares tipo bo­
hío, con mayor concentración en la provincia de
El Carchi. Las plantas circulares de vivienda pre­ asentamientos de Yasqual y Ancuya. Por su parte,
hispánica presentaron tres tipos, uno de los cua­ en la región de El Carchi se conocieron cuatro
les exhibe una abertura, seguramente correspon­ asentamientos principales: Tulcán (formado por
diente a la puerta, semejante a las estructuras las parcialidades de Taques y Tulcán), Tuza
estudiadas arqueológicamente. (integrado por los asentamientos de Pueblo Ma­
yor, Pueblo Menor y Pueblo de Cuasmal), Guaca
Los datos arqueológicos sobre las plantas (formado por los ayllus de Chuquín, Guaca y
de las viviendas coinciden con la forma de bohío Pun) y Mira, el asentamiento más meridional de
de algunas representaciones artísticas hechas en los Pastos, cerca del río Chota. Investigaciones
cerámica, especialmente de viviendas de chama­ arqueológicas recientes están demostrando que a
nes, las cuales fueron suntuosamente decoradas ambas márgenes del río Chota en el mismo valle,
con pintura y diseños geométricos y de aves. existieron asentamientos de los Pastos que explo­
(Figura 36). taban recursos como la sal, la coca y el fique.

Muchos de los cacicazgos Tuza que existían Poco conocemos sobre los asentamientos
en el momento anterior a la conquista española Tuza más septentrionales, ubicados en el valle del
conservaron más o menos su localización espa­ Patía-Guachicono, donde sabemos por la arqueo­
cial, siendo renombrados por los europeos con el logía que existieron indígenas Pastos explotando
nombre de “pueblos de indios”. De acuerdo con sal, coca y posiblemente oro. Cieza de León no es
los documentos coloniales más tempranos como muy específico cuando nos describe las poblacio­
son La Crónica del Perú de Pedro Cieza de León nes del valle del Patía, aún cuando menciona el
(1.553) y la Tasación de Tomás López Medel del “pueblo de la sal” el cual posiblemente corres­
año 1.558, en la cuenca del río Guáitara existían ponda a un poblado prehispánico que segura­
diecinueve pueblos, entre los cuales debemos mente existió en los “Llanos de Cumbitará”.
mencionar: Ipiales, Pupiales, Cumbal, Túquerres,
Carlosama, Mallama, Guachucal, Iles, Funes, El valle del Patía, por donde pasa el río que
Chapal, Males, Calcan, Gualtamán, Pastaz, Mue­ dije, se hace muy estrecho en este pueblo, y los
llamas e Ipiales. En las zonas bajas y montañosas indios toda su población la tienen de la banda del
de las riberas del Guáitara estaban ubicados los poniente en grandes y muy altas barrancas. Lla-
man a este pueblo los españoles el pueblo de la sido posible conocer importantes aspectos de la
sal. Son muy ricos, y han dado grandes tributos forma, función y técnicas de construcción de los
de fino oro a los señores que han tenido sobre bohíos. El piso de la estructura del sitio Morán 1
ellos encomienda. fue compactado antes de construir las paredes,
las cuales eran de bahareque. Lo cual es consis­
Las prospecciones y excavaciones arqueo­ tente con las interpretaciones de diversos autores
lógicas realizadas en el valle del Patía- respecto de que las casas de los Pastos eran de
Guachicono, dan cuenta de concentración de tierra apisonada, paredes de bahareque, techos
asentamientos Tuza especialmente en el sector de cónicos de paja y una sola entrada.
Guayabal, donde seguramente existió un cacicaz­
go de gran importancia que controlaba gran parte En el Anónimo de Quito, fechado en 1.573
del valle, cuyas elites del poder, a través de los se expone que:
mindaláes, obtenían por intercambio con la costa
pacífica, bienes suntuosos como conchas y cara­ Las casas que hacen los señores y caciques
coles marinos. es un buyyo (así buhío) grande como una iglesia,
y este es donde se juntan a beber. Duermen en
De tal forma, los datos arqueológicos y et­ otras casillas chicas que tienen cuarenta o cin­
Capítulo 3

nohistóricos del siglo XVI sugieren que los caci­ cuenta pies en largo y hasta diez y ocho en ancho;
cazgos más importantes y con mayor población, los unos y los otros cubiertos de paja. Las paredes
portadores de la Cultura Tuza estaban localizados de los buhiyos grandes son de tapia y los otros de
en los altiplanos Túquerres-Ipiales y Carchi bahareque. En tierra fría hacen otros de vara en
(Túquerres, Ipiales, Pupiales y Tuza), mientras tierra, hasta redondos, cubiertos de paja hasta el
58 los valles del Patía-Guachico y del Chota-Mira suelo, poco más altos que un estado de un hom­
debieron existir cacicazgos con menor densidad bre, para los cuales no es necesario madera más
de población, pero también de importancia en el gruesa que unas varas que se doblen, las cuales
sistema de relaciones de complementariedad en­ traen del arcabuco, y la paja tienen alrededor de
tre cacicazgos principales del “centro”y cacicaz­ sus casas. Hace un rancho de estos un indio en
gos secundarios de la “periferia”. dos o tres días. Para otras casas mayores y para
las de los caciques y capitanes, traen los indios la
Estimar la población aborigen Tuza en el madera que es menester, y si es viga gruesa, van
momento de la conquista española es muy difícil de cada capitán tantos indios sujetos al cacique
por la falta de investigación arqueológica siste­ para quien es, repartiéndolos conforme a los que
mática en sitios de vivienda. Los datos etnohistó­ tiene cada capitán.
ricos que poseemos son muy incompletos y co­
rresponden a la primera tasación española hecha Igualmente, en un documento de Sancho
en la Gobernación de Popayán en 1.558, es decir, Paz Ponce de León del año 1.582, se relata algo
veinticuatro años después de que empezara la muy similar:
imposición del patrón cultural español, cuando
seguramente ya había disminuido considerable­ Las formas de las casas donde viven los
mente la población. De acuerdo con dicha tasa­ indios del distrito de mi corregimiento, son unos
ción de Tomás López Medel los Pastos del norte buhíos redondos cubiertos de paja, todos los de­
sumaban unas 46.000 personas, distribuidos en más son pequeños y las paredes dellos son de
poblados que tenían entre 1.000 y 4.000 habitan­ palos gruesos entretegidos con otros y embarra­
tes. Datos sobre los Pastos de sur que están dis­ dos con barro por dentro y por fuera. Las casas
ponibles solo a partir de 1.582, hablan de una de los caciques y principales son de la propia ma­
población de casi 14.000 personas, suma que nera, eceto que son grandes y tienen una viga
indudablemente debió mucho mayor en el mo­ grande en medio para sustentar la casa.
mento del contacto español. De tal forma, podrí­
an haber existido unos 75.000 individuos hacia el A estos tipos de bohíos podrían correspon­
momento de la tasación de 1.558 y en general der las representaciones artísticas hechas en ce­
para los Pastos de una cifra que bien podría acer­ rámica por los alfareros Tuza. Se conocen maque­
carse a los 24.0000 habitantes hacia el momento tas al menos de tres tipos diferentes de casas. La
del contacto español en 1.534-36. Lógicamente más típica es la imagen de un bohío de planta
estas cifras son hipotéticas y están basadas fun­ circular, techo cónico hasta el suelo y una puerta
damentalmente en los datos etnohistóricos, pero rectangular, el cual por su configuración podría
son un excelente indicador de la gran densidad corresponder a la vivienda típica de los comune­
de población que debió existir antes de que estas ros en clima frío. Una forma similar pero con
poblaciones fueran reducidas a encomiendas por techo cónico más alto, rasgo seguramente de di­
los conquistadores europeos. ferenciación social, también fue representada en
una maqueta cerámica. El último tipo corres­
Por otra parte, gracias a las investigaciones ponde a un bohío con una puerta y paredes deco­
arqueológicas, etnohistóricas e iconográficas ha radas con diseños geométricos en negativo y un
ave encima del techo. La suntuosidad de estas (altiplanos, valles interandinos, cejas de monta­
últimas casas sugiere su función como sitios cere­ ña, etc.) les permitió explotar gran cantidad de
moniales o habitación de los caciques y/o sacer­ recursos, utilizando seguramente dos modelos
dotes. complementarios: el de “control microvertical”
para territorios más o menos reducidos y el “islas
Formas estilizadas de bohíos también apa­ multiétnicas” en territorios de amplio espectro.
recen en la decoración de los platos con base anu­ Un tercer elemento importante fue el intercam­
lar. En uno de los ejemplares conocidos se repre­ bio comercial o trueque tanto de materias primas
senta simbólicamente un poblado en círculo, como de productos manufacturados.
compuesto por seis bohíos, dos de los cuales se
encuentran uno frente al otro. En uno de ellos, La “microverticalidad” significa que: “…los
que aparece diseñado un poco más estrecho que habitantes de cada pueblo tenían campos situa­
los demás, hay un individuo parado. Al frente dos en diferentes pisos ecológicos alcanzables en
aparece un bohío más grande en cuyo interior se un mismo día con la posibilidad de regresar al
representó la cabeza de un individuo con un go­ lugar de residencia por la noche.” Este modelo
rro. Tres aves aparecen como elementos comple­ permitía a las diferentes comunidades Tuza auto-
mentarios de la composición general. Es posible abastecerse permanentemente de materias pri­

Capítulo 3
que tal representación simbolice el típico poblado mas y bienes producidos en sectores relativamen­
Tuza, donde la diferenciación social es evidente te cercanos a los centros de asentamiento. Pero
por el tratamiento diferencial que se hace de los además de una función económica, la microverti­
espacios de vivienda. calidad cumplió un papel importantísimo en la
cimentación de las relaciones sociales entre las
Actividades económicas diferentes comunidades andinas, sirviendo de 59
vehículo para la integración regional.
La base de la sociedad Tuza fue una econo­
mía mixta en la cual ocupaba un papel funda­ Otra estrategia complementaria fue el esta­
mental la producción primaria de alimentos por blecimiento de colonias Tuza en territorios leja­
medio de una agricultura intensiva, la cual se nos de los principales centros de población, con
realizó utilizando básicamente dos sistemas agrí­ el objeto explotar recursos importantes como la
colas complementarios: el de los tubérculos y el coca, la sal, el fique y metales. Las colonias extra­
maíz. Una de las tecnologías agrícolas usadas fue territoriales de los Pastos, que eran asentamien­
la de terrazas con muros de contención construi­ tos permanentes, estaban ubicadas en diferentes
das en la hoya del río Guáitara. En el sitio La Es­ ecologías lejanas a los centros político-
peranza, que se encuentra en la vereda Capulí administrativos principales. Asentamientos Tuza
(municipio de Illes) varias de estas terrazas tení­ existieron en Ancuyá, al norte del área Pasto,
an diversas dimensiones y allí fue encontrada, en donde explotaban las minas de oro junto con los
posición estratigráfica, cerámica Tuza. Abades. También sabemos que tenían colonias
más al norte en el valle del Patía-Guachicono,
Las diversas tecnologías agrícolas imple­ donde interactuaban con grupos portadores de la
mentadas debieron estar destinadas seguramente Cultura Bolo-Quebrada Seca, cuyo cacicazgo
a suplir varias exigencias sociales, tales como: a) principal se encontraba posiblemente en el valle
la alimentación de toda la población productora y de Pubenza. Al sur, las colonias Tuza se asenta­
no productora de alimentos; b) la semilla para la ron hasta el valle del Chota-Mira, donde conti­
repetición del siguiente ciclo agrícola; c) el inter­ nuaron existiendo hasta entrada la Colonia, como
cambio inter e intratribal y d) las actividades so­ consta en documentos de finales del siglo XVI.
ciales (ceremonias, cultos, etc.) y políticas, como Había en Pimampiro, un centro económico de
alianzas a nivel de los diferentes cacicazgos. gran importancia, donde existía un famoso mer­
cado:
La presencia de huesos de roedores como
el curí y camélidos como la llama (Lama glama) y Ochenta indios Pastos que son como natu­
la alpaca (Lama pacos) en sitios arqueológicos, rales; estos son camayos, que dice que son como
indican actividades de subsistencia tan importan­ mayordomos de los dueños de las rozas de coca y
tes como la domesticación, el pastoreo y el apro­ estánse con estos naturales, porque les dan tierra
vechamiento de este tipo de especies animales, de en que siembran.
las cuales obtenían no sólo la carne, sino también
los huesos y la piel. La caza, la pesca y la reco­ En el mismo documento se mencionan
lección, fueron un complemento importante de la doscientos comerciantes Pastos y:
agricultura. La generación permanente de exce­
dentes de producción sustentó el desarrollo de trescientos indios forasteros Otavalo y Ca­
actividades productivas también importantes ranque y de Latacunga y de Sichos y de otras tie­
como la alfarería, la metalurgia, la obtención de rras muy apartadas desta que vienen por caso de
la sal, etc. El acceso a diferentes zonas ecológicas la coca a contratar.
Como uno los elementos fundamentales de cuya producción y circulación eran controladas
complementariedad económica aparece el inter­ tanto por los comuneros como por los caciques.
cambio básicamente de materias primas y bienes El segundo, por productos de la caza y la recolec­
manufacturados. Las transacciones se realizaban ción, controlados y distribuidos por los caciques.
en tres niveles. En primer lugar, existió el comer­ Un tercer grupo lo formaban el algodón, el ají y la
cio directo de productos de subsistencia básica sal, productos necesarios para tener un “mínimo
(maíz, tubérculos, algodón) entre las unidades de comodidad socialmente aceptable”, cuyo con­
domésticas de un mismo cacicazgo; un segundo trol lo ejercían las unidades domésticas. Y por
nivel incluiría el trueque entre cacicazgos que último, al cuarto grupo pertenecían los bienes
compartían una misma tradición cultural (es de­ costosos, exóticos e importados de lugares leja­
cir, portadores de una misma cultura); y por últi­ nos, cuyo acceso, almacenamiento y distribución
mo, existió el intercambio extracomunal o sea estaba controlado por los caciques y eran utiliza­
por fuera de los límites espaciales de una misma dos para afianzar su poder personal y el prestigio
cultura arqueológica, con pueblos portadores de social dentro de la comunidad. Dentro de esta
patrones culturales diferentes. categoría entraban principalmente las cuentas,
las chaquiras y las conchas.
Dos agentes jugaron un papel fundamental
Capítulo 3

en el intercambio a corto y largo alcance de mate­ Tenemos conocimiento de varios tianguis


rias primas y bienes manufacturados. En primer en los cuales participaron activamente tanto la
lugar, individuos normales de la comunidad ne­ comunidad, como los mindaláes. Hacia finales
gociaban con bienes de subsistencia básica como del siglo XVI aún existía en Pasto un importante
el maíz, los tubérculos, carne, así como, con pro­ mercado a donde concurrían mindaláes de sitios
60 ductos como ají, sal, algodón en el interior de las relativamente alejados como Pimampiro en el
unidades domésticas o entre poblados vecinos. valle del río Chota-Mira, a 120 Km. al sur.
Sus productos excedentes eran intercambiados
en los mercados (tianguez), a los cuales tenían …aunque la ciudad de pasto está veinte dos
acceso. Estos eran lugares especiales donde se leguas desta doctrina, no acuden a ella, y casi to­
centralizaba el intercambio de una manera gene­ dos estos indios no saben ir allá sino son algunos
ralizada. El comercio de productos exóticos a lar­ mercaderes que son ladinos en la lengua general
ga distancia era realizado por un grupo especiali­ del Inga, y estos van a sus rescates y granjerías.
zado de “indios mercaderes profesionales” deno­
minados mindaláes. Estos agentes comerciales, Ancuyá y Yascual también parecen haber
“patrocinados” por los caciques a los cuales les sido importantes tianguis en las tierras bajas del
rendían cuentas, no solo se limitaban a intercam­ Guáitara. Del mismo modo, en el norte el famoso
biar bienes de prestigio provenientes de diversas “pueblo de la sal” en el valle del Patía-
ecologías, eran también una especie de Guachicono, seguramente fue un sitio de intenso
“embajadores” e igualmente cumplían un papel intercambio intertribal e intercacical. Más al sur,
de espías en los territorios adonde llevaban sus conocemos que los mindaláes Pasto participaban
mercancías. Los mindaláes suplían las necesida­ en los famosos mercados de Pimampiro, Las Sali­
des que tenían las comunidades, pero especial­ nas de Mira (valle del Chota-Mira) y probable­
mente los representantes de las elites, de adquirir mente en Quito. Además, existe la posibilidad de
bienes exóticos. Es posible que formaran una que tomaran parte en negociaciones en el tian­
especie de gremio con sus propios dirigentes in­ guiz de Ciscala en la costa ecuatoriana.
ternos, y pertenecieran a la elite; asimismo, que
gozaran de algunos privilegios sociales, entre Las comunidades portadoras de la Cultura
ellos asentarse en sitios donde vivían los indivi­ Tuza cultivaron principalmente el maíz (Zea
duos de las elites gobernantes, estar exentos de mays), el fríjol (Phaseolus vulgaris), chocho
trabajar en las tierras y cada del cacique, o pagar (Solanum tuberosun), la auyama (Cucurbita pal­
un tributo diferente de los caciques de los cuales mata), la yuca (Mahiot esculenta Cranz), el fique
dependían. Su oficio era hereditario y hasta (Agave sp.), el maní (Arachis hypogaea ), el añil
1.600 fue una actividad realizada por los hom­ (Indigofera sp.) el ají (Capsicum sp.), frutas como
bres. la piña (Ananas comosus), el aguacate (Persea
spp.), el tomate de árbol (Cyphomancra betacea),
En general, parecen haber existido cuatro la mora (Robus spp.) y el capulí (Prunus salidifo­
tipos de bienes y mercancías que circulaban per­ lia), las granadillas, el algodón (Gossypium sp.) y
manentemente entre las sociedades cacicales del la coca (Erythroxylum sp.), sembrados en las re­
norte del Ecuador y Suroccidente de Colombia giones bajas hasta 2000 msnm. Por encima de
durante el período anterior a la conquista y que esta cota y hasta los 3400 msnm eran cosechadas
continuaron haciéndolo durante los siglos XVI y diversas variedades de papa (Solanum sp.), ocas
XVII. El primer grupo estaba constituido por (Oxalis Tuberosa), ollucos (Ullucus tuberosus),
productos básicos para la reproducción de la so­ mashua (Tropaeolum tuberosum), paico
ciedad, como lo eran los tubérculos y el maíz, ( Chenopodium ambrosicides ) y quinua
(Chenopodium quinoa). Excedentes de estos pro­ plejos que los Piartal, hay: “espirales, trazos esca­
ductos se intercambiaban con tribus vecinas en lonados, círculos, trazos cruzados y figuras estili­
mercados especiales, denominados tianguis, don­ zadas se usan todavía, como también los patrones
de además se comerciaba con materias primas de de filas y columnas y las líneas divisorias. Sin
diversas ecologías y bienes manufacturados como embargo, el creciente interés por el cosmos re­
por ejemplo, sal, mantas, esteras o petates, cerá­ presentado en una estrella de ocho puntas y el
mica, cabuya, oro y chaquiras. Estos mercados sol, es un énfasis nuevo.” (Figuras 37, 38).
y la diversidad de productos de intercambio con­
tinuaron existiendo, al menos, durante la prime­
ra fase de la Colonia, en la segunda mitad del si­
glo XVI. En un documento de 1.570 se relata que:

Todas las mujeres saben hilar y tejer y en


sus mercados no les falta algodón porque he visto
que se lo traen a los dichos mercados a vender en
cantidad…hacen sementeras de maíz y papa y
rescatan con ello y los mismos petates que los

Capítulo 3
hacen en cantidad y los venden por oro y cháqui­
ra y en algunos pueblos hacen petacas y las ven­
den.

La sal era un mineral también muy valioso


el cual era utilizado no sólo en la preparación de 61
los alimentos, sino que era considerada también
un producto de gran valor asociado a diversos
rituales. Las colonias Tuza en los valles del Patía-
Guachicono y Chota Mira, además de explotar la
coca y el algodón, producían este valioso mineral,
que era intercambiado por otros productos.
Estos valles eran territorios multiétnicos, cuya
posesión de sus recursos, especialmente de la sal
y la coca no estaba exenta de alianzas y tensiones
políticas permanentes. Aún en 1.577 los recursos
del pueblo de Las Salinas, en el valle del río Cho­
ta, eran explotados por indígenas de dos etnias:
los Otavalo y los Pastos.
Figura 37. El “sol de los Pastos” representa­
La alfarería do por una estrella de ocho puntas consti­
tuye la parte central de la decoración geo­
métrica de este plato con base anular. (Foto
El complejo cerámico Tuza conserva mu­ tomada de Arte de La Tierra, Nariño 1992:
chas formas y decoraciones utilizadas por los al­ 40).
fareros Piartal, pero incorpora nuevos elementos
formales y composiciones en el diseño. No existe Diseños solares simples o compuestos pue­
una clara división entre cerámica doméstica y den aparecer cubriendo toda la superficie interna
ritual, puesto que un mismo grupo de vasijas de los platos. Otro motivo muy común es el de
aparecen indistintamente tanto en tumbas como “mariposa” formado por la unión de dos triángu­
en sitios de vivienda y basureros. los, en cuyo interior pueden presentarse líneas
entrecruzadas (achurado) o triángulos; como
El plato con base anular o compotera, pre­ elemento central de la composición, este motivo
sente en la cultura anterior, continúa siendo una de mariposa puede presentar diseños comple­
de las vasijas más comunes entre los alfareros mentarios como círculos concéntricos, franjas y
Tuza, sólo que su forma ahora tiende a ser más animales como aves, serpientes y mamíferos.
esférica. A diferencia de los platos Piartal, los
cuales presentan decoración con pintura tanto en Por su parte, la estrella de ocho puntas o
el cuerpo interior, como en el exterior, la decora­ de cuatro puntas bifurcadas, que representa el
ción en los platos Tuza, que es muy exquisita, se denominado “sol de los pastos”, constituye uno
limita exclusivamente al cuerpo interior. Para su de los íconos centrales de la decoración Tuza, y
decoración fue utilizado un fondo crema y dise­ puede presentarse sola o como parte central de
ños geométricos, zoomorfos y antropomorfos composiciones más complejas de tipo geométri­
planos pintados en colores negro, café y rojo. co, zoomorfo o antropomorfo. En su forma más
Prevalece el uso de los colores rojo y café. Los estilizada aparece como la unión de dos triángu­
diseños geométricos, que son mucho más com­ los o motivo tipo mariposa, acompañada de cír-
arañas. (Figuras 39-42).

Los artistas Tuza también personificaron


en los platos a los individuos de la elite. Con tra­
zos estilizados fueron dibujados individuos vesti­
dos con túnicas y mantas que tienen armas o
bastones de mando y penachos y gorros sobre la
cabeza, atributos seguramente de poder político e
ideológico. Igualmente, se representan bailes
rituales asociados con la caza del venado, privile­
gio seguramente de los caciques, actividades
cotidianas como la pesca donde aparecen indivi­
duos con redes tipo raqueta en las manos.
Capítulo 3

62

Figura 38. La vida de los animales como


venados y camélidos (?) gira alrededor del
sol. (Foto tomada de Arte de La Tierra,
Nariño 1992: 35).

culos concéntricos o triángulos dispuestos en cír­


culo. Su representación más típica está forma­
da por un cuadrado central y ocho puntas, cuatro
de ellas dispuestas horizontalmente y cuatro ver­
ticalmente; a su vez, esta composición, general­
mente está inmersa en un círculo. Los motivos
complementarios que forman parte de patrones
geométricos pueden tener círculos concéntricos,
rombos con puntos y círculos en su interior, pun­
tos, motivos mariposa, motivos escalonados y
espirales, estrellas, etc. También aparecen ani­
males estilizados alrededor de este motivo cen­ Figura 39. Representación de tarántulas
cubriendo toda la superficie interna de este
tral. Los más representados son aves plato con base anular. (Foto tomada de Arte
(guacamayas, garzas, etc.), venados en grupo de La Tierra, Nariño 1992: 34).
dispuestos en círculo, felinos, camélidos? y esce­
nas de la caza del venado por parte de estos ani­
males. Igualmente, son comunes las represen­
taciones de seres humanos alrededor de este ico­
no central, así como los guerreros y bailarines
cogidos de las manos.

Igualmente, los animales fueron simboliza­


dos solos o en grupo, como motivos complemen­
tarios de íconos centrales diferentes de la cruz de
ocho puntas, como por ejemplo círculos o trián­
Figura 40. En la superficie interna de platos es frecuente la
gulos unidos por el vértice (motivo tipo maripo­ representación de serpientes. (Foto tomada de Arte de La
sa). En estas composiciones pueden aparecer ve­ Tierra, Nariño 1992: 38).
nados, felinos, serpientes, lagartos, aves, monos y
Figura 41. Venados representados en la superficie interna de platos con base. (Cortesía de Claudia
Afanador 2006)

Capítulo 3
63

Figura 42. Los artistas Pasto también representaron magistralmente patos y guacamayas. (Cortesía de
Claudia Afanador 2006).

Un grupo especial de diseños, lo forman tienen cuerpo acampanulado largo o corto y base
los que semejan las viviendas tipo bohío de plan­ anular. Cuando presentan decoración esta con­
ta circular, en cuyo interior algunas veces apare­ siste en diseños geométricos en el borde interno
cen seres humanos o composiciones donde apa­ o representaciones de felinos en el cuerpo supe­
recen cuatro casas y cuatro danzantes. (Figuras rior externo. Otro grupo de cántaros presenta
43-46). un cuerpo compuesto, borde evertido y base anu­
lar. Todo su cuerpo superior está cubierto exter­
Los cántaros tipo “jarra” son un grupo de namente por diseños geométricos elaborados en
vasijas, que parece haber sido una nueva forma pintura.
introducida por los alfareros Tuza. Se trata de
recipientes grandes que tienen un cuerpo tubu­ En cuanto a las ollas, un grupo presenta
lar, borde evertido y base generalmente plana, cuerpo globular, borde levemente evertido y base
conocidos localmente con el nombre de redondeada. Frecuentemente, diseños geométri­
“timbas”o “tulpas.” Pueden presentar o no deco­ cos en pintura roja o café cubren la superficie
ración pintada. Cuando la tienen, aparece sobre externa de sus cuerpos; en algunos de ellos,
el cuello y consiste en franjas horizontales o una adicionalmente la decoración asas con formas
combinación de diseños geométricos tales como animales de monos o aves. En algunos ejem­
triángulos, rombos, escalones y espirales, o ani­ plares de este tipo, han sido aplicados animales
males como felinos, pintados en rojo o café. en su boca. Existen también ollas de cuerpo
Algunos ejemplares tienen adicionalmente dos subglobular con bordes evertidos y base anular,
asas verticales aplicadas en el cuerpo medio, decoradas con diseños geométricos en el cuerpo
mientras otros, de menor altura, pueden presen­ exterior y el cuello. Un tipo de ollas de carácter
tar sola un asa; cuando tienen decoración, nor­ doméstico presenta cuerpo globular y tres pies
malmente son bandas rojas. Relacionados con cónicos macizos que pueden ser cortos o largos
este grupo de vasijas, existe otro de jarras que y otro tiene forma asimétrica de zapato.
Capítulo 3

Figura 43. Individuos danzando posiblemente en rituales Figura 44. Escena de pesca donde aparecen además de las
asociados con la pesca. (Foto tomada de Arte de La Tierra, redes dos personas con redes circulares en sus manos. (Foto
Nariño 1992: 36). tomada de Arte de La Tierra, Nariño 1992: 37).

64

Figura 45. Personas cogidas de las manos, simbolizando segu­ Figura 46. También los mindaláes (comerciantes) Tuza fue­
ramente la unidad de la comunidad alrededor de un círculo ron representados en el arte. (Cortesía de Claudia Afanador
central, el “sol de los pastos”. (Foto tomada de Labbé 1998: 2006).
119).

Varios tipos de instrumentos musicales familia Muricidae, específicamente del género


fueron elaborados en cerámica por los alfareros Heraplex, que corresponden a conchas de forma
Tuza, copiando la forma de caracoles marinos. barriguda con un ápice corto y pliegues o púas.
Generalmente, forman parte de ritos funerarios y Un cuarto grupo, ampliamente representado es el
han sido encontrados en tumbas conformando de caracoles de la familia Bulimidae, género es­
parte del ajuar funerario de los individuos ente­ trofoqueirus, que presentan forma cónico-
rrados. El primero corresponde a una copia del ovalada. Por regla general este último grupo fue
Strombus (Tricornis) galeatus. Este caracol decorado profusamente con diseños tanto geo­
conocido tradicionalmente con el nombre de métricos, como de animales y seres humanos,
“pututu” era muy preciado por las elites del poder elaborados con varios colores. Los diseños geo­
y su representación no fue tan popular como la métricos siguen el patrón general Tuza de pun­
de los caracoles de otras especies. El segundo tos, círculos, triángulos, motivos mariposa, esca­
tipo son caracoles del subgénero Fasciolaria lones y espirales. Entre los animales figuran
(Pleuroploca), que presentan conchas fusiformes. especialmente los venados, monos y felinos.
Igualmente, fueron representados caracoles de la Los individuos representados corresponden a
caciques y chamanes. Una variante de este gru­
po tiene una forma alargada, color negro y dise­
ños de animales y seres humanos. Y por últi­
mo, debemos mencionar otro tipo de representa­
ciones inspiradas en caracoles marinos, cuyo
cuerpo conserva la forma de caracol pero sus ex­
tremos han sido modificados y aparecen aplana­
dos o formando volúmenes circulares. Su color
base puede ser crema o negro y su decoración es
usualmente geométrica, incluyendo el “sol Tuza o
sol de los Pastos.” Usualmente estas copias tie­
nen un orificio en una de sus puntas seguramente
para colgarlos. (Figuras 47- 50).

Capítulo 3
65

Figura 49. Animales como los caracoles sirvieron de modelo


para construir ocarinas decoradas con colores vistosos. (Fotos
tomadas de Arte de La Tierra, Nariño 1992: 77).

Las opiniones en torno a la función de es­


tas copias de caracoles son diferentes. La mayor
parte de los arqueólogos que estudian las socie­
Figura 47. Ocarina con forma de caracol decorada con dise­ dades antiguas del Suroccidente de Colombia y el
ños geométricos. (Foto tomada de Arte de La Tierra, Nariño Norte del Ecuador, reconocen estos objetos como
1992: 78). ocarinas (excepto los Strombus, que son conside­
rados como pututus o trompetas), es decir, como
instrumentos musicales. Incluso, recientemente
se ha adelantado la idea de que estas copias de
bienes tan preciados como los caracoles podrían
considerarse como una emulación social. Otros
investigadores se oponen a la idea de que sean
ocarinas, considerándolos como objetos de carác­
ter simbólico generalmente asociados a la músi­
ca. Investigaciones en curso sobre cosmografí­
as musicales de las culturas prehispánicas del
suroccidente de Colombia, basadas en el estudio
de colecciones cerámicas de los museos arqueoló­
gicos demuestran que muchas de las ocarinas si
son instrumentos musicales y que sus variados
tamaños podrían estar relacionado con las dife­
rentes alturas y combinaciones sonoras en gru­
Figura 48. Crema y el rojo fueron colores utilizados frecuente­ pos humanos cuya concepción de la producción
mente por los artistas Pastos para decorar sus instrumentos musical era fundamentalmente colectiva.
musicales.
sugiere una continuidad entre la metalurgia de
las dos culturas arqueológicas: Piartal y Tuza.

Como ya tuvimos oportunidad de mencio­


nar al describir la orfebrería Piartal, las principa­
les técnicas utilizadas por los metalurgos de di­
cha cultura y que seguramente continuaron sien­
do empleadas por los orfebres Tuza, fueron: la
fundición, la cera perdida, el martillado y las
aleaciones binarias de oro y cobre y ternarias de
oro, cobre y plata. Entre los objetos elaborados,
especialmente para la elite figuran: objetos de
adorno personal (narigueras, pectorales, placas
para ser cosidas a textiles, colgantes de orejeras,
cuentas de collar y adornos frontales o diade­
mas), discos rotatorios, sonajeros, herramien­
tas para trabajar los metales, esteras y canastos e
Capítulo 3

instrumentos musicales (flautas de pan, cascabe­


les, trompetas).

Figura 50. Posible individuo de la elite representado en una La producción textil


ocarina de color negro. (Fotos tomadas de Arte de La Tierra,
Nariño 1992: 79).
66 A pesar de que no tenemos datos arqueoló­
gicos ni de tejidos ni de objetos asociados con las
Por su parte, los pocos ejemplares de más­ actividades textiles, es evidente que dicha activi­
caras conocidos presentan dos variantes. Los más dad económica debió tener una gran importancia
sencillos son representaciones muy realistas de entre las diversas comunidades portadoras de la
rostros humanos de individuos de alto estatus, en Cultura Tuza. En los documentos escritos del si­
los cuales aparece un bulto en la mejilla (acción glo XVI se mencionan vestidos elaborados en
del mambeo) y un peinado (hecho con incisiones corteza de árboles y ante todo de algodón. Refi­
finas) con una especie de capul. Ejemplares riéndose a los Pastos y Quillacingas, Cieza de
más suntuosos de este tipo, incluyen una nari­ León escribió:
guera rectangular calada. Pero también se co­
nocen ejemplares más elaborados con una com­ Su traje es que andan las mujeres vestidas
pleja decoración que posiblemente simbolicen con una manta angosta a manera de costal, en
deidades del agua. que se cubren de los pechos hasta la rodilla; y
otra manta pequeña encima, que viene a caer
Y finalmente, debemos hablar de un tipo sobre la larga, y todas las más son hechas de hier­
específico de objetos que presentan una forma bas y de cortezas de árboles, y algunas de algo­
tubular estrecha, un borde evertido y una base dón. Los indios se cubren con una manta mismis­
terminada casi en punta. Diseños geométricos mo larga, que terná tres o cuatros varas, con la
estandarizados cubren su cuerpo y el “cuello”. cual se dan una vuelta por la cintura y otra por la
Una variante presenta una forma de vasija estre­ garganta, y echan el ramal que sobra por encima
cha, con las manos entrelazadas sobre el pecho y de la cabeza, y en las partes deshonestas traen
base terminada en punta. Se desconoce la fun­ maures pequeños. Los Quillacingas también se
ción de estas piezas cerámicas, aun cuando es ponen maures para cubrir sus vergüenzas, como
posible que hayan sido utilizadas en algún tipo de los pastos, y luego se ponen una manta de algo­
rito agrícola. dón cosida, ancha y abierta por los lados. Las
mujeres traen unas mantas pequeñas, con que
La orfebrería también se cubren, y otra encima que les cubre
las espaldas y les cae sobre los pechos, y junto al
Los pocos estudios que se han realizado pescuezo dan ciertos puntos en ella.
sobre la orfebrería prehispánica tardía del depar­
tamento de Nariño tienden a considerar los ras­ Esta descripción de mantas de algodón
gos tecnológicos y elementos estilísticos como un anchas y abiertas a los lados, al estilo de tabar­
todo denominado “orfebrería Piartal-Tuza.” Es dos, que usaban los Quillacingas, parecen corres­
decir, se presume que dicho complejo orfebre, ponder a las representaciones artísticas presentes
creado por los Pastos (proto e históricos) fue más en algunos platos con base anular Tuza, donde
o menos homogéneo al menos durante unos aparecen danzantes, dispuestos en círculos, cogi­
1.050 años, lo cual es poco probable. No obstan­ dos de las manos, o a individuos de alto rango
te, en el estado actual de la investigación sí pare­ con un bastón en la mano. (Figuras 40-42). En
ce claro que existió una serie de elementos que general, algunos investigadores consideran que
en el momento de la conquista española, las co­ Dos tipos de tumbas son conocidas. La pri­
munidades étnicas que compartían la Cultura mera de ellas es la típica tumba de pozo con cá­
Tuza, utilizaban el algodón, la corteza de árboles mara lateral, la cual puede presentar hasta dos y
y la fibra de Furcraea para elaborar sus vestidos, tres cámaras. La segunda es una tumba de po­
siendo estas dos últimas fibras las más común­ zo que al final se va ensanchando hasta forma
mente pintadas. una o dos prolongaciones o “cámaras” dispuestas
una a cada lado del pozo. La forma de los pozos y
La tradición textil de estos pueblos, espe­ las profundidades de las tumbas varían de acuer­
cialmente de los Pastos, entre los cuales pudo do a la región. Por ejemplo, en Nariño, presentan
haber existido una especialización en su produc­ pozos cuadrados, mientras en El Carchi, estos
ción, se conservó durante la Colonia, constitu­ son redondos y en valle del Patía-Guachicono
yéndose las mantas, junto con el maíz en los tiene forma cuadrada y rectangular. En gene­
principales objetos de intercambio ínter tribal y ral, la profundidad de estas tumbas oscila entre
de tributación a los encomenderos. En el pri­ 1.50 y 10 metros y muchas de ellas presentan
mer censo de población elaborado por Tomás una laja tapando la entrada a la cámara.
López Medel en 1558, las mantas de algodón, el
maíz y la cabuya figuran como los principales En cuanto a las formas de enterramiento,

Capítulo 3
productos y manufacturas tributados por los in­ estos por regla general, eran primarios, en posi­
dígenas Pastos, Quillacingas y Abades a los espa­ ción extendida, pero también existieron entierros
ñoles. Un año después, en otro documento se secundarios en urnas funerarias. Es probable
planteaba que: que las tumbas de pozo simple “ensanchado”
hayan sido construidas para enterrar a los indivi­
Tienen los naturales de esta provincia mu­ duos del común, los cuales eran colocados sobre 67
cho algodón y labran e hilan y tejen y hacen can­ el piso, como parece haber sido el caso de la tum­
tidad de mantas, que dan a sus encomenderos. ba 1 en el sitio Morán 1 en El Carchi, la tumba 1
de los sitios El Puro y Galíndez y la tumba 1 del
Once años más tarde, en 1.570, se manifes­ sitio Puerto Rico, estas últimas en el valle alto del
taba igualmente que: Patía. En una variante de tumbas de pozo en­
sanchado, en este mismo sector, enterraban a
Todas las mujeres saben hilar y tejer y en individuos seguramente de estratos intermedios
sus mercados no les hace falta algodón porque he (alfareros?) en posición extendida sobre un
visto que se lo traen a los dichos mercados a ven­ “lecho de cerámica” (tumba 5 del sitio La Marce­
der en cantidad. la), mientras los representantes de las elites del
poder eran inhumados, posiblemente en fardos
Las costumbres funerarias funerarios, en tumbas de pozo con una o tres cá­
maras laterales, cuyas profundidades estaban
Las costumbres funerarias de los portado­ entre uno y doce metros (sitio Guayabal, tumba
res de la Cultura Tuza han sido poco estudiadas. 7). Los ajuares funerarios consistían en varias
vasijas finas decoradas con policromía y diseños
No obstante, los datos disponibles presen­ geométricos, collares de conchas marinas del Pa­
tan tanto cementerios comunales de diversas di­ cífico y adornos de oro y tumbaga (pectorales,
mensiones, como entierros dentro de las vivien­ orejeras, narigueras). Generalmente, la entrada a
das. Un ejemplo típico de cementerio comunal se la cámara (s) se tapaba con un cántaro policromo
presenta en el valle del Patía-Guachicono, donde grande.
fueron documentadas agrupaciones pequeñas de
5-15 tumbas (sitio El Puro) y grandes cemente­ Gran parte de esta información obtenida
rios de hasta 200 enterramientos (sitio La Mar- como resultado de las investigaciones arqueológi­
cela). Por su parte, la práctica de enterrar a los cas está sustentada por las observaciones de los
muertos en las viviendas ha sido estudiada ar­ cronistas españoles del siglo XVI. Describiendo
queológicamente en muchos yacimientos de la las costumbres funerarias de los diferentes estra­
provincia del Carchi, como por ejemplo en El tos sociales entre los indios Pastos y Quillacingas,
Chamizo y Morán 1. Esta última costumbre Pedro Cieza de León en 1.553 en su famosa obra
tan frecuente en las sociedades cacicales tardías La Crónica del Perú, comentaba que:
del suroccidente colombiano, estuvo relacionada
básicamente con la gente del común y está carga­ Cuando se mueren hacen las sepulturas
da de un fuerte simbolismo. Algunos investigado­ grandes y muy hondas; dentro dellas meten su
res afirman que esta conducta tiene su origen en haber, que no es mucho. Y sin señores principales
la idea de: “…dos casas, de un dualismo y de una les echan dentro con ellos algunas mujeres y
intercomunicación entre dos dimensiones: la ca­ otras indias de servicio. Y hay entre ellos una cos­
sa de arriba, donde vive la familia, de luz y calor, tumbre, la cual es (según a mi me informaron)
mientras que el entierro debajo del piso es la casa que si muere alguno de los principales dellos, los
de la oscuridad y del frío.” comarcanos que están a la redonda cada uno da
al que ya es muerto, de sus indios y mujeres dos o fueron producidos por individuos dedicados a
tres, y llévanlos donde está hecha la sepultura, y actividades como el pastoreo de camélidos, la
junto a ella les dan mucho vino de maíz; tanto caza, la pesca, la recolección, la alfarería, la pro­
que los embriagan; y viéndolos sin sentido, los ducción textil y la metalurgia. El intercambio
meten en las sepulturas para que tenga compañía profesional especialmente de bienes suntuosos
el muerto. De manera que ninguno de aquellos fue realizado por un grupo especial de mercade­
bárbaros muere que no lleve de veinte personas res denominado mindaláes, mientras las funcio­
arriba en su compañía; y sin esta gente, meten en nes político- administrativas y de gestión ideoló­
las sepulturas muchos cántaros de su vino o bre­ gico-religiosa estaban a cargo de los caciques y
baje y otras comidas…..Los pastos, algunos los chamanes. El cacique recibía tributos y cum­
hablan con el demonio. Cuando los señores se plía funciones de redistribución tanto de los exce­
mueren también les hacen la honra a ellos posi­ dentes de producción, como de los bienes de
ble, llorándolos muchos días y metiendo en las prestigio adquiridos por los mindaláes que esta­
sepulturas lo que de otros tengo dicho. ban bajo su servicio. También tenían un control
político sobre el acceso y uso de la tierra y el tra­
La estructura social bajo de los comuneros e igualmente controlaban
el comercio extracomunal dirigido. Además, con­
Capítulo 3

Las comunidades que compartían la cultu­ trolaban y acaparaban determinadas áreas de


ra arqueológica Tuza tenían una estructura social producción, como por ejemplo los terrenos donde
de tipo jerárquico cacical con diversos niveles de se cultivaba el maíz.
desarrollo. Esto puede corroborarse con base en
los datos arqueológicos y especialmente etnohis­ Según un modelo interpretativo propuesto
68 tóricos. Los cacicazgos más complejos parecen recientemente, es posible que las relaciones de
haber existido entre los Pastos, de quienes cono­ “reciprocidad” entre los diferentes estratos de la
cemos por los datos etnohistóricos que algunos población Pasto, se rigieran de acuerdo a los si­
de estos cacicazgos formaban federaciones o guientes tres tipos: 1) relaciones de reciprocidad
agrupaciones de varios poblados bajo el mando generalizada entre unidades domésticas de cada
de un cacique principal al cual le obedecían otros cacicazgo, basadas en relaciones de parentesco y
caciques menores o secundarios. La denominada de alianzas matrimoniales; 2) participación de
federación de “Los Chapales”, en la hoya del río varias unidades domésticas intercambiando tra­
Guáitara, abarcaba al menos cuatro cacicazgos bajo y como parte de una unidad social mayor; y
vecinos. Otra importante federación existió en el 3) relaciones de reciprocidad desbalanceada en­
altiplano de Túquerres-Ipiales, formada por los tre los comuneros y los caciques, basada segura­
siguientes cinco cacicazgos: Guachucal, Muella­ mente en un sistema de subordinación política al
mues, Cumbal, Colimba y Mallama. Por su par­ interior del cacicazgo.
te, los Quillacingas, también estaban organizados
en cacicazgos, pero más simples con una estruc­ Arte y simbolismo
tura menos cohesiva que la de los Pastos. No se
conocía entre ellos ningún tipo de federación. Las expresiones artísticas Tuza, presentes
Algo similar parece haber existido entre los Abad tanto en la piedra, como en la cerámica y el me­
quienes tenían una estructura social de tipo caci­ tal, incorporan muchos elementos de la Cultura
cal muy simple sin un mayor grado de compleji­ Piartal, especialmente, los patrones de filas, co­
dad. lumnas y líneas divisorias. Así mismo, elementos
y diseños geométricos abstractos como las espira­
Según los documentos históricos, la orga­ les, las composiciones escalonadas y las figuras
nización social Tuza estaba estructurada de estilizadas. No obstante, en el diseño de la cerá­
acuerdo con un sistema jerárquico que incluía, al mica Tuza encontramos un mayor interés por las
menos, las siguientes estructuras: 1) la unidad representaciones cosmológicas, cuya máxima
doméstica o familia constituida como una unidad expresión es la estrella de ocho puntas. De acuer­
productiva por el padre, la madre y los hijos; b) do con su grado de complejidad, podemos encon­
las “secciones” formadas por varias familias uni­ trar representaciones pictóricas unidimensiona­
das por lazos de parentesco; c) las parcialidades o les, que se caracterizan por un diseño principal
comunidades locales que tenían cada una su go­ que domina las composiciones, el cual puede te­
bernante y estaban compuestas por varias seccio­ ner composiciones concéntricas o en forma de
nes; d) el cacicazgo dirigido por el cacique, for­ mariposa y se utiliza para representar el destello
mado a su vez, por la unión de varias parcialida­ del sol.
des.
También se encuentran diseños multidi­
La producción primaria de alimentos de mensionales compuestos por círculos concéntri­
consumo básico fue realizada por los agricultores cos con diseños radiales y diversas líneas, o figu­
que pertenecían a la comunidad. Otros bienes ras estilizadas organizadas en diseños circulares,
también de consumo tanto doméstico como ritual formando varios niveles concéntricos, en los cua­
les se enmarca una estrella de ocho puntas en el
círculo central, conocida tradicionalmente con el
nombre del “sol de los Pastos” y la cual podría
haber simbolizado el sol o el planeta Venus.
Alrededor de este motivo cosmológico central
pueden o no articularse otros elementos y com­
posiciones del diseño que pueden representar
elementos del “mundo de arriba”, como planetas,
estrellas, constelaciones, etc.; así como tam­
bién, del mundo cotidiano y del inframundo, co­
mo aves, anfibios, caracoles marinos, feli­
nos, venados, cacería del venado por parte
del hombre y de felinos, monos, serpientes,
saurios, arañas, murciélagos, actividades
de pesca, actividades agrícolas, guerreros y
danzantes, casas y posible diferenciación
social (caciques-chamanes, etc.).

Capítulo 3
Como ya lo mencionamos al analizar la
simbología de los platos Piartal, algunos investi­
gadores creen que las representaciones pictóricas
de los protopastos y los pastos (que realmente
serían una misma etnia en diferentes etapas de 69
desarrollo), podrían representar básicamente
espacios sociales y cosmológicos. Una posición
alternativa y complementaria considera que en la
iconografía de los platos Tuza están presentes
temas tan importantes como la descentralización
política, la jerarquía rotativa y el dualismo me­
diante el fenómeno de la dualidad de espejo, fe­
nómenos históricos importantes de la sociedad
de los Pastos antiguos y que perduran hasta el
presente en las comunidades de Chiles, Cumbal,
Mayasquer y Panán, que ocupan el territorio de
la frontera entre Colombia y Ecuador y los cuales
son considerados descendientes directos de las
comunidades Pasto prehispánicas.

A pesar de casi 500 años de aculturación,


los diseños de las tres culturas prehispánicas
analizadas, Capulí, Piartal y Tuza han pervivido
hasta el presente en la memoria colectiva de los
habitantes aborígenes actuales del norte del
Ecuador y el sur de Colombia. Siguen siendo uti­
lizados en las labores artístico-artesanales como
símbolos de identidad andina regional, con un
alto contenido cosmogónico. Tal es el caso del
diseño del “mono” presente profusamente en el
arte Capulí, el cual continúa representándose,
con algunas variaciones estilísticas, en las dife­
rentes artesanías elaboradas en Nariño, con el
“barniz de Pasto”, y en textiles de Otavalo. Igual­
mente del “sol de los Pastos” está ampliamente
representado en diversas confecciones textiles de
Otavalo.
Segunda Parte

LA MACRO-REGIÓN GEOHISTÓRICA
DEL MACIZO COLOMBIANO

L a macro-región geohistórica del Maci­


zo Colombiano está conformada por
un territorio andino que cubre aproximadamente
unos 10.000 kilómetros cuadrados y comprende­
bajo con temperaturas entre 12 y 18° C. El bosque
húmedo montano bajo se encuentra entre 2.500
y 3.500 msnm con temperaturas también entre
12 y 18 ° C. Una zona de bosque pluvial montano

Segunda Parte
ría dos subregiones bien definidas: la subregión se encuentra entre 3.500 y 4.000 msnm con tem­
del Alto Magdalena y la subregión de Tierraden­ peraturas entre 6 y 12° C. Y finalmente, tenemos
tro. En general, el Macizo es una de las zonas la zona ubicada por encima de 4.000 msnm con
más ricas en biodiversidad que existen en la re­ temperaturas de páramo inferiores a los 6° C. La
gión andina, debido a que allí convergen tres re­ máxima altura está representada por el Nevado
giones: el pacífico, la región andina y la Amazo­ del Huila con 5.439 msnm. Los principales muni­
nía. Dicha riqueza medioambiental sirvió de cipios de la región son Inzá y Belalcázar.
telón de fondo para los desarrollos sociocultura­ 73
les que se dieron en la región durante milenios De todo el Macizo Colombiano es en el Alto
antes de la invasión europea. Magdalena donde se han realizado estudios ar­
queológicos durante casi cien años, aún cuando
El relieve de la subregión de San Agustín
oscila entre los 700 y 1.700 msnm aproximada­
mente y comprende una gran variedad topográfi­
ca que incluye paisajes tanto de lomeríos suaves,
como de zonas altas de montaña, valles interan­
dinos con suelos fértiles para la agricultura, como
los del río Granates, Timaná, Guanacas, Matan­
zas, Laboyos, etc.; así como las terrazas del río
Magdalena. Desde el punto de vista de la geo­
morfología, dicha subregión ha tenido la influen­
cia de los desbordes del río Magdalena, que pro­
dujeron suelos de origen aluvial, así como la im­
portancia de los diferentes conos volcánicos de la
cordillera Central como La Horqueta, Las Gua­
cas, El Purutal y el Cerro de la Pelota, los cuales
fueron muy importantes en la cosmovisión de las
poblaciones antiguas. Además del río Magdale­
Figura 51. Paisaje en los alrededores del Parque Arqueológico
na, principal fuente hídrica existe una gran canti­ de San Agustín.
dad de ríos y quebradas, entre las cuales pode­
mos mencionar a los ríos Naranjos, Sombrerillos,
Osogueico, Bordones, Mulales, Quinchana y Ma­
zamorras entre otros. (Figuras 51, 52).

Por su parte, la subregión geohistórica de


Tierradentro comprende unos 1.900 Km2. que
incluyen los nudos montañosos que forman la
vertiente oriental de la Cordillera Central, varios
valles interandinos de diferentes dimensiones y
profundos cañones formados por los ríos como
San Andrés, El Escaño, Negro, Ullucos y Las Mo­
ras, los cuales desembocan al río Páez. Y este a su
vez, junto con el río La Plata desemboca en el río
Magdalena. Entre 1.000 y 2.000 msnm encontra­
mos bosque húmedo tropical con temperaturas
que oscilan entre 17 y 24° C. Entre 2.000 y 2.500
msnm aparece el bosque muy húmedo montano Figura 52. Vista del Cerro de La Pelota.
las investigaciones más sistemáticas se remontan
básicamente a los últimos treinta y cuatro años. A
los estudios pioneros de Luis Duque Gómez y
Julio César Cubillos en las décadas de los 70 y 80
del siglo XX, se sumaron luego tres importantes
programas de investigación regional, que han
colocado a la arqueología agustiniana entre las
más importantes en nuestro país. El primero de
ellos fue el Programa de Investigaciones Arqueo­
lógicas del Alto Magdalena, PIAAM, realizado
entre 1.981 y 2.000 por el Departamento de An­
tropología de la Universidad Nacional de Colom­
bia, bajo la dirección del profesor Héctor Llanos
Vargas. El segundo corresponde al Programa de
Investigaciones Regionales en el Valle del río La
Segunda Parte

Plata, PARAM, realizado entre 1.984 y 1.992 con­


juntamente entre la Universidad de Los Andes
(Colombia) y la Universidad de Pittsburg (EUA) y
dirigido por el profesor Robert Drennan. Y final­
mente, desde 1.993 se ha venido realizando el
Reconocimiento Regional en la zona de San
Agustín-Isnos, bajo la dirección del mismo inves­
74 tigador.

No podemos decir lo mismo de Tierraden­


tro, donde la investigación arqueológica no ha
tenido la misma intensidad. A los trabajos mo­
dernos de Chaves y Puerta realizados durante los
años 70 y 80 del siglo XX debemos agregarle el
único programa de investigaciones sistemáticas,
denominado Proyecto Tierradentro, llevado a
cabo bajo la dirección de Carl Langebaeck duran­
te los años 90 del siglo pasado, cuyo principal
objetivo ha sido el estudio de los cambios sociales
prehispánicos en dicha subregión geohistórica.
Capítulo 4

LAS SOCIEDADES ANTIGUAS

DEL MACIZO COLOMBIANO

E n la macro-región geohistórica del


Macizo Colombiano las investiga­
ciones arqueológicas, en especial de los últimos
30 años, han permitido estudiar procesos socio-
culturales antiguos con una profundidad cronoló­
nes geohistóricas del Alto y Medio Cauca en el
Suroccidente de Colombia. En efecto, en la región
del Araracuara (Amazonía colombiana) la agri­
cultura del maíz aparece hacia el 2.700 a.C.; es
decir, unos 350 años antes que en la región de

Capítulo - 4
gica, al menos, de unos 4.500 años. La secuencia San Agustín. Una situación más o menos simi­
de desarrollo histórico social prehispánico inclui­ lar se presentó en el sitio Laguna de San Pablo,
ría una posible sociedad de recolectores y pro­ donde en la base de una columna de polen toma­
ductores de alimentos (3.000-1.550? a.C.), una da a 615 cm. de profundidad, fue obtenida una
probable sociedad tribal igualitaria (1.550-1.000 fecha de radiocarbono de 2.250 a.C., asociada a
a.C.?) y tres sociedades jerárquico-cacicales co­ polen y carbón de maíz y un medio climático se­
nocidas por sus expresiones culturales como San guramente más seco que el actual. 77
Agustín I (1.000-200 a.C.) del Formativo Inferior
y Medio, San Agustín II (200 a.C.-800 d.C.) del Como ya lo anotamos anteriormente, hacia
Período Clásico Regional y San Agustín III (800­ el 8.000 a.C. los aborígenes del valle de Popayán
1.550 d.C.) perteneciente al Período Reciente. No (sitio San Isidro) ya habían comenzado a domes­
tenemos aún evidencias de la presencia de grupos ticar el aguacate (Persea americana) y la variedad
de cazadores especializados, ni de sociedades de fríjol conocida como chachafruto (Eritrina
tribales con un modo de vida igualitario mixto. edulis). En Calima el maíz domesticado co­
mienza a cultivarse desde el 4.700 a.C. (sitio
LAS SOCIEDADES DE RECOLECTORES Hda. El Dorado); mientras más al norte, en
Y PRODUCTORES ANTIGUOS DE ALIMENTOS Antioquia (sitio Porce II) una agricultura mixta
(2.350- 1.550? a.C.) de maíz, yuca, amaranto y algunas cucurbitáceas
había sido introducida al menos desde el
Los procesos del sedentarismo y los inicios 8.500/8.000 a.C.
de la producción de alimentos están poco estu­
diados en nuestra macro región de estudio. No De tal forma, las evidencias palinológicas y
obstante, parece que hacia el 2.350 ya existían en arqueológicas actuales indican que los procesos
la región una sociedad con un aceptable grado de del sedentarismo y el inicio de la producción de
sedentarismo, cuya economía posiblemente mix­ alimentos fueron diferentes en el tiempo entre
ta tenía como fundamento la agricultura del maíz los diferentes grupos humanos que explotaron
(Zea Mays) y posiblemente otras especies vegeta­ los recursos de las cuatro regiones geohistóricas
les domesticadas. En efecto, dicho cereal hace su mencionadas. Mientras en Popayán y la región
aparición en las columnas de polen del sitio La Calima estos procesos socioculturales se iniciaron
Coneca, en el valle de Laboyos, hacia el 2.350 hacia el 8.000 a.C., con la domesticación de una
a.C., en unas condiciones climáticas más tropica­ variedad de fríjol y su producción a través de una
les, caracterizadas por la presencia de bosque horticultura eficiente de huertas caseras, en Cali­
subandino entre 1.200 y 1.800 msnm. Desafor­ ma una agricultura del maíz ya existía hacia el
tunadamente, no existe ninguna asociación de 4.700 a.C.; mientras en el curso medio del río
dicho cultígeno con elementos culturales como Porce el binomio maíz-fríjol ocupaba un papel
cerámica, material lítico o sitios de habitación y muy importante en la economía de estos grupos
tumbas. No obstante, la evidencia palinológica es precerámicos hacia el 4.000 a.C. Como veremos
muy importante para establecer la presencia luego, este desarrollo desigual y combinado de
humana permanente en dicha región hacia el ter­ los procesos socioculturales prehispánicos se
cer milenio a.C. continuó prácticamente hasta la conquista espa­
ñola en todas las regiones geohistóricas del sur
Esta fecha tan tardía para la introducción de los Andes Septentrionales.
del cultivo del maíz por grupos precerámicos,
históricamente concuerda más con las dataciones No sabemos aún si los grupos precerámi­
que tenemos para la Amazonía y la Sierra Norte cos productores de alimentos de San Agustín,
ecuatoriana, que con las obtenidas en las regio­
evolucionaron o no hacia nuevas formas sociocul­ El territorio
turales. Lo cierto es que el productivo binomio
maíz (Zea Mays) y fríjol (Phaseolus sp.) ya lo en­ El territorio ocupado por las primeras so­
contramos establecido en la economía de los gru­ ciedades jerárquico-cacicales del Macizo Colom­
pos asentados en las colinas del valle de Laboyos biano está localizado principalmente en el sur del
hacia el 1.550 a.C., los cuales posiblemente ya actual departamento del Huila, en una gran va­
podrían haber tenido una estructura social de riedad de paisajes situados en climas fríos, tem­
tipo tribal igualitaria. En los siguientes 500 plados y cálidos. Sus asentamientos fueron em­
años estas poblaciones pudieron haber desarro­ plazados en las cimas de las lomas y en los valles
llado formas más complejas de organización so­ interandinos de Laboyos, La Plata, Timaná, Ma­
ciocultural hasta convertirse en una sociedad de tanzas y terrazas bajas del río Magdalena. Hacia
tipo jerárquico-cacical como lo fue San Agustín I. el noroccidente, se ha encontrado cerámica estra­
tificada del Formativo de esta cultura en Inzá y
LAS SOCIEDADES TRIBALES JERÁRQUICO- San Andrés de Pisimbalá, territorio de Tierraden­
CACICALES tro (departamento del Cauca). Por su parte,
(1.000 a.C-1.500 d.C.) como lo demuestran recientes investigaciones,
Capítulo - 4

los asentamientos más meridionales de esta cul­


La existencia de sociedades tribales jerár­ tura arqueológica se encuentran situados en el
quico-cacicales en el Macizo Colombiano está curso Alto del río Caquetá, en inmediaciones del
documentada arqueológica y etnohistóricamente
al menos durante unos 2500 años, entre 1.000
a.C. y 1.500 d.C. En el período comprendido en­
78 tre 1.000 a.C. y 800/900 d.C. surgen y se estruc­
turan las sociedades cacicales tempranas de San
Agustín I (1.000-330/200 a.C.), correspondiente
al período denominado Formativo, y San Agustín
II (300/200 a.C.-800/900 d.C.) que pertenece al
período Clásico Regional, mientras en los últimos
1.700 años de su historia aborigen existió una
sociedad cacical representada por San Agustín III
(500-1.500 d.C.), perteneciente al período Re­
ciente o Tardío.

LA SOCIEDAD SAN AGUSTÍN I


(1.000-300/200 a.C.)

La integración de los datos paleoecológicos


y arqueológicos indica que en el Macizo Colom­
biano existió una correlación directa entre los
cambios climáticos en los desarrollos sociocultu­
rales de los diferentes períodos históricos esta­
blecidos por los arqueólogos. Las poblaciones del
Formativo crearon y desarrollaron su cultura en
un medio ambiente caracterizado por una dismi­
nución de la temperatura y el incremento de las
precipitaciones, fenómenos ocurridos entre 1.050
y 50 a.C. Por su parte, el auge de la cultura agus­
tiniana con la construcción de los centros funera­
rios monumentales, tuvo lugar en unas condicio­ Figura 53. Las primeras sociedades cacicales en el Surocci­
nes climáticas muy parecidas a las que tenemos dente de Colombia y Norte del Ecuador entre 1.500-200 a.C.:
actualmente, a pesar de que hacia el 550 d.C. se 1. Ferrería. 2. Quimbaya I. 3. Ilama. 4. San Agustín I. 5. Tu-
observa en los registros palinológicos un incre­ maco-Tolita I.
mento en las precipitaciones y en la temperatura,
fenómenos que continúan presentándose durante municipio de Santa Rosa, hecho de gran importancia
la primera fase del Período Reciente, entre 850 y que podría sugerir sus orígenes amazónicos.
1.250 d.C., para retornar, a partir del 1.250 d.C., a (Figura 53).
las condiciones climáticas actuales, las cuales
prevalecieron hasta la conquista española. Cronología

Contamos por ahora con solo once fechas de


radiocarbono que cubren un período aproximado de
700/800 años de existencia de esta cultura, tres de
las cuales provienen de yacimientos arqueológi- en que va pasando el tiempo, fenómeno que ha
cos de Tierradentro. Dos fechas están situadas podido estudiarse sistemáticamente tanto el valle
dentro del Formativo 1, dos en el Formativo 2 y de La Plata, como en los municipios de San Agus-
doce, la mayoría en el Formativo 3, correspon- tín e Isnos.
diente seguramente al período de transición de
San Agustín I en San Agustín II. La fecha más De acuerdo con las plataformas y sitios de
antigua de los inicios del primer milenio a.C. co- habitación encontrados, se pueden detectar va-
rresponde al sitio de Ullumbe, en el municipio de rias características: bohíos pequeños de forma
San Agustín, mientras la más reciente, del yaci- nucleada de diferentes estructuras, algunas veces
miento de Río Cálamo corresponde al siglo III construidos sobre adecuaciones del terreno como
a.C. (Tabla 7). los terraplenes y terrazas. En otros casos, los
asentamientos se hicieron sobre las partes más
La sociedad San Agustín I fue contemporá- amplias y planas de las lomas cercanas a fuentes
nea con las sociedades Ferrería (450 a.C.-1.550 de agua. Así, por ejemplo, en el Alto de Lavapatas
d.C.), Quimbaya I (1.600-0? a.C.), Ilama 700-0 se encontró un gran aterrazamiento artificial
a.C.), y Tumaco-Tolita I (600-350 a.C.). hecho mediante el raspado del terreno y el relleno

Capítulo - 4
de las depresiones, mucho antes de que el sitio
Los poblados y las viviendas fuera convertido en una necrópolis durante el
período posterior. La presencia de huellas de pos-
Característico de esta cultura son los asen- te es una evidencia clara de que el lugar fue utili-
tamientos más o menos dispersos, algunas veces zado como vivienda, después con fines funera-
tendiendo hacia la nucleación, pero de las que no rios, y finalmente se volvieron a construir vivien-
se ha podido establecer por ahora una organiza- das. La reconstrucción de plantas de vivienda a 79
ción sociopolítica centralizada, como si parece partir de las huellas de poste, indicó formas circu-
haber existido durante el período posterior lares y techo cónico. Dentro de algunas de estas
(Clásico Regional). Se presenta una tendencia a viviendas se hallaron varias tumbas, patrón que
una mayor densidad de población en la medida parece haber sido común en toda la región agusti-

Tabla 7. Cronología absoluta de la Cultura San Agustín I


(1.000 - 300/200 a.C.)

Datación
N° de Labora-
Sitio Contexto Años a.C Referencia
torio
(sin calibrar)
Ullumbe Montículo-Tumba 1 1.040 ± 90 Beta-47591 Cubillos 1991:31
Alto de las Pie- Montículo 1 Duque y Cubillos
800 ± 30 GrN-9244
dras Tumba 4 1993: 17
Trinchera I Duque y Cubillos
Alto de Lavapatas 680 ±? GrN- ?
Nivel III 1988: 104
Tumba 7. Sarcófago Duque 1964:
Alto de Lavapatas 555 ± 50 GrN-3016
de madera 456.
Loma de Segovia Cuellar et al.
76-81 cm. 510 ± 55 A-8884
* 1998:43
Loma de Segovia Cuellar et al.
81-85 cm. 480 ± 55 A-8885
* 1998:43
Loma de Segovia Cuellar et al.
85-91cm. 470 ± 55 A-8886
* 1998:43
Corte 6
Alto de Betania 360 ± 50 Beta - 80751 Llanos 1995: 33
Piso de vivienda
Szykulski 1991:
Matanzas 11 Tumba 1 330 ± 40 Gd- 5396
126
El Mondey Corte III. A-9 260 ± 70 Beta - 20120 Moreno 1991: 13
Pinto y Llanos
Río Cálamo Terraza de habitación 250 ± 120 -
1997: 38.
* Estas fechas corresponden a la variante cultural de San Agustín I en territorio tradicionalmente considerado como de la Cultura
Tierradentro. Las tres fechas de la Loma de Segovia que se agrupan alrededor del 500 d.C. están asociadas con cerámica Segovia
roja burda (utilizada para la producción de sal) y Planaditas y Lourdes características del Formativo 1 y 2 del Alto Magdalena.
niana. Viviendas unifamiliares de planta circu­ más adelante, se constituyó en una de las más
lar y techo cónico seguramente de cañas o baha­ importantes necrópolis durante el período Clási­
reque, fueron fechadas en el siglo III a.C., en la co Regional. Esta tendencia de aumento de la
terraza del sitio El Cálamo, situado en el valle de población se acentúa durante el Formativo Tar­
Laboyos. dío (300-0 a.C.). Para dicho período se prospec­
taron 162 asentamientos, es decir, casi el doble
En el Alto de Betania, las viviendas se de los reportados para el período anterior. Ade­
construyeron sobre la cima del Alto. Allí removie­ más del aumento y la sectorización de los asenta­
ron la capa negra original y el siguiente estrato, mientos se presentó un cambio en las dimensio­
quedando el suelo arcilloso compacto sobre el nes de algunos ellos, demostrando su importan­
cual se construyó. Posteriormente, se removieron cia dentro del poblado. Tal fue el caso del deno­
los suelos con basuras y todo, amontonándolos minado Sitio 605, el cual fue el de mayores di­
hasta crear un montículo funerario artificial, uti­ mensiones y en cuyo centro fue encontrada una
lizado para cubrir las tumbas de los individuos de tumba con sarcófago monolítico dentro del cual
las elites, fenómeno que termina siendo una fue enterrado un individuo de la elite.
constante durante el período Clásico Regional.
Capítulo - 4

Un patrón de asentamiento similar fue encontra­ En cuanto al valle de la Plata, sabemos por
do en el sitio El Mondey, donde la población los estudios paleoambientales que durante el de­
agustiniana, pese a las bajas temperaturas y altas nominado Período Temprano (1.050- 50 a.C.) el
precipitaciones, logró estructurar un asentamien­ clima era más frío y húmedo que el actual y el
to nucleado posiblemente en aldeas durante al bosque alto andino había descendido en altitud,
menos cuatro siglos (siglos III-I a.C.) Cerca de los fenómenos que seguramente se presentaron
80 sitios de habitación estaba sus campos de cultivo. igualmente en el sector del Mondey. Los asenta­
Por su parte, en el valle de Timaná y sectores ale­ mientos en el valle se realizaron sin mayor inten­
daños, los sitios de habitación se encontraron sidad, mientras la mayor ocupación humana se
tanto en el valle del río Timaná, como en la Se­ concentró en el sector de colinas estructurales
rranía de la Ceja y las terrazas bajas del río Mag­ con clima templado húmedo, situadas hacia los
dalena. También encontramos estas poblacio­ 1.600 msnm en promedio. Hacia la parte baja del
nes formativas asentadas en terrazas aluviales del valle (1.000 msnm.), la concentración de pobla­
valle de Matanzas (sitios Matanzas 11 y Matanzas ción fue menor. Los registros de polen para la
12), y en la parte alta del municipio de Tarqui, época, indican que no hubo alteración significati­
en el sitio Buenavista, donde se encontraron hue­ va del paisaje. La localización de los asenta­
llas de postes pertenecientes seguramente a vi­ mientos en la parte oriental del valle (entre 1.400
viendas de planta ovoidal, fechadas en 200 a.C. y 2.400 msnm) indica la utilización de recursos
naturales y producción de bienes primarios exis­
Los sectores en que se ha estudiado siste­ tentes en diferentes ecologías, siguiendo un mo­
máticamente el patrón de asentamiento formati­ delo no necesariamente de economía vertical.
vo, utilizando reconocimientos sistemáticos e
intensivos, corresponden al municipio de Isnos y Un patrón de asentamiento disperso se
el valle de La Plata. En un área de 40 Km2 (460 presentó también en la cuenca de la quebrada
ha.), que comprende el sur-oriente del municipio San Andrés de Pisimbalá, subregión de Tierra-
de Isnos, abarcando terrenos del Parque Alto de dentro durante los períodos Temprano 1 (1.000­
los Ídolos, se identificaron 305 sitios de ocupa­ 600 a.C.) y Temprano 2 (600-300 a.C.). Normal­
ción prehispánica, 278 de los cuales correspon­ mente, la población construía sus viviendas en
dieron al período Formativo. Durante el Formati­ los suelos de óptima calidad para desarrollar sus
vo Temprano (1.000-600 a.C.) los asentamientos actividades agrícolas.
se presentaron dispersos y sus dimensiones eran
muy reducidas. Fueron colonizados los suelos Actividades económicas
más fértiles para la producción agrícola, en un
período en que el clima era más frío y húmedo La presencia de asentamientos en diferen­
que el actual, condiciones medioambientales que tes zonas ecológicas situadas en climas fríos, tem­
lograron manejar exitosamente los agustinianos plados y cálidos y la utilización de una gran canti­
de entonces. dad de recursos bióticos y minerales, constituyen
la base material necesaria para la implementa­
Durante el período siguiente denominado ción de una economía mixta de tipo vertical. Si
Formativo Medio (600-300 a.C.) aumenta la po­ bien es cierto que a nivel micro espacial, es decir,
blación, lo que se reflejó en la mayor cantidad de de unidades domésticas, en un valle interandino
asentamientos, los cuales prácticamente se dupli­ como el de La Plata la microverticalidad no pare­
can en relación con el período anterior (ochenta y ce haber existido, esto no indica que dicho fenó­
cinco sitios en total). Se presenta una tendencia meno económico haya estado ausente a una esca­
hacia la concentración de áreas de ocupación cer­ la mayor en la totalidad del territorio ocupado
ca del Alto de los Ídolos, sitio, que como veremos por dicha cultura arqueológica. En un espacio
geográfico tan amplio tuvo necesariamente que suelos, y la recuperación de los suelos por medio
existir algún tipo de integración y centralización del barbecho prolongado. En las parcelas se prac­
política regional, posiblemente de grado interme­ ticó una especie de horticultura donde eran culti­
dio, entre los diferentes cacicazgos que compartí­ vadas simultáneamente diferentes especies vege­
an una misma expresión cultural. Pero esto es tales (policultivo).
necesario estudiarlo arqueológicamente.

Las unidades domésticas eran las unidades La alfarería


básicas de producción de la sociedad. La princi­
pal actividad desarrollada en ellas y en la comu­ Durante casi mil años los alfareros de la
nidad en general era la agricultura practicada no Cultura San Agustín I crearon y consolidaron un
de una manera intensiva, donde el cultivo mixto sistema alfarero propio que los identificó y a su
de especies domesticadas como el maíz y el fríjol vez diferenció marcadamente de otros complejos
era fundamental. Reconocimientos intensivos cerámicos pertenecientes a diferentes culturas
áreas arqueológicas del municipio de Isnos, don­ arqueológicas que existieron en el Suroccidente
de existían asentamientos indígenas en áreas de colombiano y el norte del Ecuador durante el

Capítulo - 4
canales antiguos, demuestran que la ocupación mismo período histórico (Quimbaya Formativo,
iniciada durante el Formativo Temprano se du­ Ilama, La Balsa y La Chimba). Dicho sistema, con
plica hacia el Formativo Medio y se triplica hacia sus diferentes estilos regionales, funcionó como
el Formativo Tardío, hacia inicios del Clásico Re­ un elemento de identidad étnica de las comuni­
gional. Durante el Formativo Temprano (1.000­ dades que compartieron una misma cultura ar­
600 a.C.) las viviendas se encuentran dispersas, queológica y que estaban organizados en socieda­
algunas veces tendiendo a una incipiente nuclea­ des jerárquicas de tipo cacical. Para identificar la 81
ción, y los cultivos mixtos se realizaban segura­ alfarería de esta cultura se han utilizado una gran
mente en pequeñas huertas próximas a los sitios variedad de denominaciones tales como comple­
de habitación. Se observa una tendencia a ocu­ jos y estilos cerámicos. En términos generales,
par los suelos con mejores condiciones para prac­ incluiría los denominados complejos cerámicos
ticar la agricultura. Un fenómeno similar se ob­ Mesitas inferior, Horqueta, Primavera, Com­
serva en el valle de La Plata, específicamente al plejos I y II y los tipos cerámicos Tachuelo Pu­
oriente de La Argentina. Ya en el Formativo lido y Planaditas Rojo Pulido.
Tardío (300-0 a.C.), con una mayor densidad de
población, en Isnos la agricultura debió depender En la primera fase del Formativo (1.000­
frecuentemente del barbecho en áreas cultivadas 600 a.C.) la producción cerámica tiene una ten­
de mayor extensión. Entre las especies cultivadas dencia a la descentralización, lo cual es consis­
figuran la uchuva (Phivalis cf. peruviana), tres tente con un patrón de asentamiento más o me­
variedades de maíz (Zea mays), tomate nos disperso y bajos niveles de población. No pa­
(Lycopersicum cf. eculemtum), fríjol (Phaseolus rece haber existido una significativa especializa­
vulgaris), chirimoya (Anona chirimoya) y palmas. ción de la producción alfarera, sino que por el
contrario es posible que los alfareros tuvieran
En cuatro viviendas del Formativo excava­ una dedicación parcial a dicha actividad y que la
das en el valle de La Plata se logró recuperar po­ producción fuera a pequeña escala. Estudios mi­
len, fitolitos y restos macrobotánicos de especies neralógicos del desgrasante de la cerámica del
vegetales cultivadas y silvestres como maíz, yuca grupo Tachuelo Pulido en el Valle de La Plata
(Manihot esculenta Krantz), batata o camote permitieron identificar dos grupos de vasijas que
(Ipomea batatas), arrurruz o sagú (Marantaceae), se caracterizan por tener desgrasantes diferentes
ají (Capsicum frutescens), mora silvestre (Rubus pero provenientes seguramente de una misma
sp.), achira (Canna), malangay (Xanthosoma fuente de arcilla. Esta situación cambia durante
sp.), amaranto (Amarantus caudatus?). Esto nos la segunda fase del Formativo (600-300 a.C.),
revela que las poblaciones portadoras de la Cul­ cuando se presenta una tendencia a la manufac­
tura san Agustín I explotaban una gran variedad tura de objetos cerámicos en gran escala, fenó­
de productos vegetales y consumían cereales meno asociado con una mayor densidad de po­
(maíz), tubérculos (yuca, batata, arrurrúz), rizo- blación y su concentración en dos pequeñas uni­
mas (Canna) y frutas (mora y otras). Además po­ dades políticas. La producción de tres grupos de
siblemente utilizaban una gran variedad de pal­ cerámica y dos redes de distribución en un mis­
mas (Aracaceae) de las cuales obtenían madera, mo territorio indican los comienzos, muy posi­
hojas y frutos. blemente hacia finales de esta fase, de una conso­
lidación política regional y el control administra­
De tal forma, los estudios realizados indi­ tivo de la producción alfarera, la cual pudo haber
can que durante el Formativo la agricultura fue sucedido en otros sectores del territorio del Maci­
extensiva con dos procesos complementarios. En zo Colombiano.
primer la tala y quema, utilizando los terrenos
cultivados hasta agotar la fertilidad natural de los
El sistema alfarero del Formativo está for­ manda la presencia de individuos con un alto
mado por los siguientes grupos cerámicos: baño grado de conocimientos en el manejo de los me­
rojo pulido, baño café claro pulido, baño café os­ tales, quienes, además de la fundición, conocían
curo pulido y café claro sin baño. Los objetos muy bien la técnica del martillado.
cerámicos conocidos son especialmente vasijas
cerámicas de uso doméstico y ritual y figurinas La producción de sal
tanto humanas como de animales. En general,
las vasijas hechas por los alfareros de la Cultura Durante el Período Temprano, hacia el 500
San Agustín I se caracterizan por su alta calidad a.C. se ha documentado la producción especiali­
técnica y artística. Fueron bien elaboradas, pre­ zada de sal en el sitio del Plano de Segovia
sentan superficies bien pulidas y en su decora­ (Tierradentro), asociada a un tipo especial de
ción se utilizaron una gran variedad de técnicas y cerámica denominada Segovia Roja Burda. La
diseños. Las formas cerámicas más caracterís­ gran cantidad de este tipo de cerámica encontra­
ticas son: cántaros esféricos con cuello estrecho, da en todos los niveles de excavación del sitio
ollas de cuerpo subglobular, ollas-cuenco de si­ mencionado, indica la gran importancia que de­
lueta compuesta con un aquillamiento en el cen­ bió tener dicha actividad especializada en la eco­
Capítulo - 4

tro, cuencos de cuerpo globular, cazuelas de bor­ nomía de la población formativa del sector.
de evertido y labio plano, copas con base de pe­
destal alto y urnas funerarias. Este aquillamiento Interacción cultural
representa un elemento formal diagnóstico carac­
terístico que se presenta en diferentes grupos de Tenemos datos arqueológicos que permi­
vasijas. ten suponer que durante el Formativo debió exis­
82 tir un cierto grado de interacción entre diferentes
Otro elemento importante es la combina­ culturas del Suroccidente colombiano. Así, por
ción de diversas técnicas en la decoración de las ejemplo, entre los “bienes suntuosos” adquiridos
vasijas, entre las cuales debemos mencionar pin­ por los mindaláes para las elites del Formativo en
tura positiva (roja, café), incisiones (líneas finas San Agustín figuran cuentas vegetales decoradas
rectas, paralelas, oblicuas, verticales y horizonta­ con la resina denominada mopa-mopa o “barniz
les formando figuras geométricas zonificadas), de Pasto”. En la tumba 37 del Alto de Lavapatas,
que algunas veces aparecen rellenas de una pasta junto con cuentas de collar de oro laminado, se
blanca (cal?), presiones (puntos y círculos ovala­ encontraron encontrados varios centenares de
dos, circulares, horizontales y verticales en la estas cuentas como parte del ajuar funerario de
parte superior del cuerpo o en el borde interno), un individuo seguramente de la elite, el cual fue
acanaladuras (sobre la parte superior del cuerpo, enterrado en posición flejada.
alrededor del cuello o zonificadas en el cuerpo
superior), muescas (puntos o círculos sobre el Las costumbres funerarias
labio y el aquillamiento) y modelado (óvalos con
incisiones, tiras continuas o cortadas formando La diferenciación social presente durante
rectángulos o animales). el Formativo Inicial y Medio se expresó de una
manera clara en los patrones funerarios que
Como en otras culturas prehispánicas con­ adoptaron cada una de los diferentes estratos
temporáneas la importancia social de la mujer sociales. Entre 1.000 y 200 a.C. el complejo fune­
fue expresada en el arte. Se conocen varios tor­ rario de las elites estaba formado por: montículo
sos femeninos con la representación del sexo, los rodeado por un cerco de piedras, tumba principal
cuales fueron realizados con una excelente pro­ de cancel, sarcófago de madera donde se hacía el
porción y realismo. Igualmente, han sido repor­ entierro principal, decoración geométrica poli­
tados fragmentos de cabezas de aves y serpientes. croma de las caras internas de las lajas de la tum­
ba, ausencia o presencia mínima de ajuar funera­
La orfebrería rio, ausencia de objetos de oro y cerámica como
ajuar.
Algunos arqueólogos consideran que la
orfebrería de la Cultura San Agustín I pudo haber Las tumbas de cancel eran un pozo gene­
surgido hacia finales del Formativo, pero esto ralmente rectangular, cuyas paredes estaban re­
aún es necesario investigarlo. Hasta ahora no vestidas con lajas delgadas y pegadas entre sí por
existen objetos metálicos encontrados en contex­ una especie de pañete, el cual también se aplica­
tos fechados por radiocarbono. No obstante, en ba a la tapa del sepulcro. En la tumba principal
tumbas con rasgos estilísticos del Formativo se del Montículo de Ullumbe, fechada en el siglo XI
han hallado objetos de adorno personal. Tal es el a.C. el entierro fue hecho en un cancel rectangu­
caso de pequeñas cuentas de collar de oro lami­ lar, compuesto por seis lajas columnares, una
nado encontradas como ajuar funerario de un vertical y cuatro lajas a manera de tapa. Por su
individuo enterrado en la tumba 37 del Alto de parte, en Alto de las Piedras un cerco de piedra
Lavapatas. Evidentemente, su elaboración de­ rodeaba el montículo, donde fue hallada una es­
cultura lítica. Allí fue hecha una tumba de cancel También en tumbas de pozo con cámara
de forma rectangular con dos escalones, formada lateral fueron enterrados individuos de estratos
por siete lajas columnares para las paredes y tres sociales intermedios (alfareros, metalurgos, talla-
piedras de cubierta. Dos de las lajas laterales te­ dores de piedra, etc.). Allí se realizaban entierros
nían figuras geométricas pintadas de rojo y ne­ tanto primaros como secundarios en urnas fune­
gro. Su construcción fue realizada en el 800 a.C. rarias. Normalmente, tienen pozos circulares,
Es muy posible que ambas tumbas hubieran teni­ algunos con nichos y profundidades entre 195 y
do un ajuar funerario más o menos suntuoso, el 505 cm., una cámara semioval o semirectangular
cual fue saqueado por los guaqueros. con profundidades entre 195 y 545 cm. Algunas
cámaras están tapadas por lajas y presentan lajas
Parece ser que los entierros de algunos en sus paredes, a manera de muro, como una
individuos de la elite (¿chamanes?), eran realiza­ reminiscencia de las lajas que cubren los muros
dos en sarcófagos de madera. Uno de ellos, fecha­ de las tumbas de cancel. Los ajuares funerarios
do en el siglo VI a.C. fue encontrado en 1.937 en son relativamente suntuosos tanto cualitativa
el Alto de Lavapatas, en una tumba de pozo con como cuantitativamente. Se presentan entre tres
cámara lateral. Tenía manijas en los extremos. y treinta y un vasijas cerámicas, collares de oro

Capítulo - 4
Un segundo sarcófago fue hallado en la vereda (formados por cuentas y pendientes), narigueras
Junín, municipio de Isnos, junto con una maca­ de tumbaga, manos de moler, metates, hachas y
na. Y finalmente, existe el reporte de un tercer lascas de obsidiana, que es un material exógeno
sarcófago de madera excavado por Duque y Cubi­ muy preciado, el cual era obtenido por intercam­
llos en la vereda La Estrella. Según dichos in­ bio regional.
vestigadores el hallazgo de estos sarcófagos: “…
confirman plenamente que una etapa de escultu­ Y, finalmente, los comuneros eran enterra­ 83
ra y talla en madera antecedió al desarrollo escul­ dos en tumbas con pozos semicirculares o cua­
tórico lítico, a juzgar por las similitudes que se drangulares y profundidades entre 160 y 235 cm.,
observan entre estos sarcófagos de madera y los una cámara semioval con profundidades entre
monolíticos que varios siglos más tarde se talla­ 180 y 300 cm. Algunas no tiene ajuar funerario,
ron para inhumar los cuerpos de personajes de sino sólo cuatro piedras sobre las que se colocó el
importancia política o religiosa y que general­ cadáver, mientras en otras hay entre una y tres
mente se encuentran asociados a montículos arti­ vasijas, yunques, pulidores y lascas de obsidiana.
ficiales y a templetes funerarios, como los del
Alto de los Ídolos y de otros sitios de San Agus­ Los ritos funerarios también tenían entie­
tín.” rros rituales simples, donde no se inhumaba nin­
gún individuo, sino sólo elementos culturales,
Esta diferencia en el tratamiento de la especialmente vasijas cerámicas enteras o frag­
muerte de los chamanes (hombres o mujeres) es mentadas. Generalmente eran pozos semicircula­
comprensible entre las sociedades jerárquicas res con profundidades entre 90 y 220 cm.
cacicales analizadas, donde el chamán, debido a
su capacidad de metamorfosis, es el mediador La estructura social
entre el mundo de los vivos y el de los muertos,
una especie de “ser estelar” cuyo bienestar y acti­ Durante el Período Formativo hay muy
vidades son muy importantes para la vida de la pocos datos arqueológicos que indiquen una
comunidad. Igualmente, su destino después de complejidad social considerable, como por ejem­
la muerte es diferente del de los demás indivi­ plo, la que si existió durante el siguiente período
duos, debido a que él se une a los héroes creado­ histórico. Parece ser que estas poblaciones esta­
res de la comunidad, concepción que sigue man­ ban organizadas en cacicazgos dispersos, aún
teniéndose entre diversas comunidades indígenas cuando en la medida que va pasando el tiempo se
amazónicas. Entre los indígenas Suriní del Xingú nota una tendencia a la centralización política, la
(Brasil) el lugar de existencia post-mortem de los cual se hace más notoria durante el Clásico Re­
chamanes es el mismo de los héroes creadores y: gional.
“…de las entidades sobrenaturales ligadas a fenó­
menos de la naturaleza, la lluvia y la sequía, in­ LA SOCIEDAD SAN AGUSTÍN II
vierno y verano, aspectos cíclicos de la contempo­ (300/200 a.C. – 900/1.300 d.C.)
ralidad.” Entre los Siona (Colombia) la impor­
tancia del chamán se manifiesta en el hecho fun­ Los datos arqueológicos que tenemos ac­
damental de que después de su muerte física ma­ tualmente permiten adelantar la hipótesis de que
terial, este no muere sino que vuela directamente las poblaciones del Clásico Regional fueron des­
al reino del cielo y vive en la memoria colectiva cendientes de las creadoras de la Cultura San
eternamente, al igual que los chamanes primor­ Agustín I, es decir, que existió una evolución so­
diales, el sol y la luna. ciocultural a partir del Formativo. La transición
de San Agustín I en San Agustín II parece haber
sucedido entre el 200 a.C. e inicios de nuestra
era, cuando aparecen y comienzan a popularizar- los actuales municipios de San Agustín e Isnos.
se una serie de rasgos estilísticos nuevos en la (Figura 6).
cerámica del Formativo Superior. Cambio que
también se manifiesta en la introducción de nue- Cronología
vos patrones de asentamiento y de enterramien-
to, que se establecen y comienzan a fortalecerse Las evidencias materiales de la Cultura San
hacia inicios de nuestra era, dando comienzo a la Agustín II han sido fechadas entre el 300/200
sociedad de San Agustín II que existió durante el a.C. y el 1.300 d.C. Estos 1.600/1.500 años están
período histórico denominado Clásico Regional. representados por cuarenta y siete fechas de ra-
Este fenómeno histórico no es exclusivo de la diocarbono disponibles hasta el presente, cinco
macro-región agustiniana, sino que parece haber de las cuales provienen de Tierradentro y el resto
sido común entre otras sociedades cacicales que del Alto Magdalena. Tradicionalmente este gran
ocuparon diferentes regiones del suroccidente de período histórico se divide en Clásico Regional
Colombia. Baste mencionar los ejemplos de la Temprano, que comprende los primeros doscien-
transformación de la cultura Tumaco-Tolita I en tos años antes de nuestra era y que está asociado
Tumaco-Tolita II hacia el 300 a.C., el de la evolu- con el inicio de la construcción de arquitectura
Capítulo - 4

ción de la Cultura Ilama hacia la Cultura Yotoco- funeraria monumental y el Clásico Regional Tar-
Malagana al iniciar nuestra era y la transforma- dío, entre los siglos I y VII d.C., relacionado con
ción de la Cultura Quimbaya I (Formativo) en la el auge en general de la cultura agustiniana. La
Cultura Quimbaya II (Clásico), posiblemente fecha más temprana de 300 a.C. corresponde a la
también iniciando nuestra era. tumba principal del Montículo de Batán II en el
sitio La Floresta, mientras la más tardía del 1.300
84 Entre los factores de cambio que nos per- d.C. pertenece a la plataforma de vivienda Inzá-
miten establecer el período denominado Clásico 77. (Tabla 8).
Regional podríamos considerar los siguientes: a)
un aumento vertiginoso de la población; b) el La sociedad San Agustín II fue contempo-
desarrollo de la agricultura, la cual hacia el final ránea con las sociedades Quimbaya II (1- 500
de período podría considerarse intensiva?; c) la d.C.?) , Yotoco/Malagana (1-1.100 d.C.), La Balsa
realización de obras de ingeniería a mediana es- (1.100 a.C.-500 d.C.), Tumaco-Tolita II (300
cala, que implicaron remociones de tierra para la a.C.-600 d.C.) y Piartal (500 -1.250 d.C.)
construcción de montículos funerarios para ente-
rrar a las elites y sus familias; d) el desarrollo de Los poblados y las viviendas
la alfarería con la introducción de nuevos tipos
cerámicos; el fortalecimiento de las redes regio- Durante el Clásico Regional se presentaron
nales de intercambio. Por su parte, los fenóme- dos fenómenos de gran importancia: un fuerte
nos superestructurales a tener en cuenta serían: crecimiento de la población, la cual se organizó
a) el inicio de la centralización política en torno a en núcleos más densos, y un fortalecimiento de
centros político-administrativos y religiosos prin- las tendencias hacia la centralización del poder
cipales (Mesitas, Alto de los Ídolos, Alto de las político y religioso. Es muy posible que en estos
Piedras y posiblemente La Plata-Tierradentro); grandes cambios haya jugado un papel importan-
b) la introducción de nuevos patrones funerarios te las transformaciones climáticas sucedidas en la
entre las elites del poder, los cuales expresaron región entre el 50 a.C. y el 550 d.C., que permitie-
una mayor jerarquización, tales como los temple- ron, entre otras cosas, despejar una mayor canti-
tes y los sarcófagos monolíticos; c) la institucio- dad de bosque con el fin de adecuar suelos para
nalización de un corpus religioso que sirvió para la agricultura y para las viviendas. Se establece
promover y sustentar la desigualdad social, basa- claramente una diferenciación en los patrones de
do en un culto a los ancestros tanto reales como asentamiento, configurándose varios centros po-
ficticios y el monopolio, por parte de los chama- líticos principales alrededor de construcciones
nes, del acceso a los espacios de la vida y la muer- monumentales de tipo funerario, formados por
te y a los ritos de paso a la otra vida. montículos, tumbas, templetes y esculturas. Es-
tas estructuras suntuosas construidas para ente-
El territorio rrar a los representantes de las elites gobernan-
tes, se encuentran concentradas en el sector sur
Los yacimientos de la cultura arqueológica del Alto Magdalena, integrando al menos cuatro
San Agustín II están distribuidos en un espacio complejos rituales y funerarios principales: Mesi-
geográfico que cubre aproximadamente unos tas (A, B, C, D), Alto de Lavapatas, Alto de
10.000 Km2., del Alto Magdalena (departamento los Ídolos y Alto de las Piedras. Estos centros
del Huila) y Tierradentro (departamento del Cau- funerarios parecen haber sido lugares sagrados
ca). En dicho macro-territorio se conformaron un donde eran enterrados los jefes-chamanes más
buen número de unidades políticas o cacicazgos, importantes, y que sirvieron como eje central del
los cuales presentaron diversos grados de jerar- poder político y religioso, del cual dependían
quización, siendo los principales los ubicados en otros asentamientos de menor rango esparcidos
Tabla 8. Cronología absoluta de la Cultura San Agustín II
(300/200 a.C. – 900/1.300 d.C.)

Fecha N° de
Sitio Contexto Referencia
a.C - d.C. Laboratorio
Batán II Montículo
300 ± 80 Beta - 148342 Ordóñez 2000
La Floresta Tumba principal
Vivienda. Corte 5.
Buenavista 200 ± 50 - Ordóñez 2000
Nivel 12
Montículo 3.
Alto de las Duque y Cubillos
Templete 2. 190 ± 80 Beta - 61405
Piedras 1993:39
Tumba 8.
Montículo Norte. Duque y Cubillos
Mesita B 130 ± 50 GrN - 7717
Tumba 1 1988: 107.
Alto de los Duque y Cubillos
Montículo 1. Tumba 1. 40 ± 50 GrN-7602
Ídolos 1979: 33

Capítulo - 4
Cueva de los Drenan et al. 1993:
- 25 ± 60 GrN- 7301
Guácharos 89
Montículo I. Duque y Cubillos
El Purutal 20 ± 30 Beta - 10405
Relleno tumba 1988: 108
Corte B VI.
Mesita B 10 ± 50 GrN - 4205 Duque 1964: 456.
40 cm. 85
El Parador Tumba 24. 10 ± 35 GrN - 6910 Cubillos 1980:55
Montículo 4.
Alto de las Duque y Cubillos
Templete 4. 0 ± 70 d.C. Beta - 61404
Piedras 1993:50
Tumba 5
Montículo Noroeste
Mesita B 20 ± 50 GrN - 3643 Duque 1964: 456.
370-390 cm.
Alto de los Corte-VI. C-A Reichel-Dolmatoff
20 ± 120 I-2318
Ídolos E-2e. 450 cm. 1975:120
El Mondey, Sala- Trinchera II
20 ± 70 Beta - 20119 Moreno 1991: 13
doblanco A4
El Parador Tumba 19 B 25 ± 55 GrN - 6909 Cubillos 1980:55
Corte-VII. C-E Reichel-Dolmatoff
Mesitas 40 ± 110 I-2315
E-2. 1975:138

Corte-VII. C-A Reichel-Dolmatoff


Mesitas 50 ± 140 I-2313
E-2. 1975:138
Guacanas 1. Gar-
Corte 2. 25-30 cm 50 ± 70 Beta - 44784 Llanos 1993:36
zón, Huila
Alto de Duque y Cubillos
Trinchera I. Nivel 1. 85 ± 115 IAN-38
Lavapatas 1988:109
Guacanas 1. Gar- Piso de vivienda.
90 ± 90 Beta - 44785 Llanos 1993: 35
zón, Huila Corte 2. 160 - 165cm
Reichel-Dolmatoff
Mesitas Corte-VII. C-B 100± 100 I-2314
1975:138.

Corte-VII. Reichel-Dolmatoff
Mesitas 110 ± I-2312
E-6. 1975:138
Plano de Cuellar et al.
54-64 cm. 125 ± 260 A- 8887
Segovia * 1998:43
Alto de los Corte-VI. C-A Reichel-Dolmatoff
140 ± 100 I-2317
Ídolos E-15. 180 cm. 1975:120

Mesita B Montículo Noroeste. 150 ± 100 I-INC Duque 1964: 456.


Montículo Occi. Duque y Cubillos
Mesita A 170 ± 60 GrN - 7716
Tumba 19. 1983: 70
Tabla 8. Continuación

Plano de Cuellar et al.


60-71 cm. 190 ± 55 A- 8883
Segovia * 1998:43
El Estrecho Trinchera I. Nivel V. 195 ± 35 GrN - 7079 Cubillos 1980:55
Trinchera I.
Mesita C 255 ± 65 GrN - 7080 Cubillos 1980:55
Tumba 1
Montículo Occi. Duque y Cubillos
Mesita A 290 ± 60 GrN - 7715
Tumba 27 1988: 111
Drenan et al. 1993:
Santa Rosa VP1226 325 ± 126 PITT- 0866
89
Alto de los Corte-VI. C-A Reichel-Dolmatoff
330 ± 100 I-2316
Ídolos E-19. 100 cm. 1975:120
Drenan et al. 1993:
Barranquilla VP0002 365 ± 60 PITT- 0161
89
Capítulo - 4

Drenan et al. 1993:


Santa Rosa VP1226 370 ± 55 PITT- 0865
89
Drenan et al. 1993:
Barranquilla VP0002. Tumba 385 ± 40 PITT- 0160
89
Montículo Occidental
Mesita B 425 ± 150 I- 1-409 Duque 1964: 456.
86 Tumba
Saladoblanco Montículo I. T1.
510 ± 50 Beta - 10232 Llanos 1988a: 51
(Morelia) Sarcófago.
Montículo I. Templete Duque y Cubillos
El Purutal 520 ± 60 Beta - 10404
2. 1988: 111
Río Cálamo Terraza de habitación 520 ± 370 Beta - 25156 Llanos 1990: 48.
El Batán I. Hotel Ordóñez 2000.
C3-T1. 560 ± 70 Beta - 148342
Osoguico Apéndice 1.
Alto de los Montículo 5. Duque y Cubillos
570 ± 50 GrN - 1380
Ídolos Tumba principal 1988: 112
Llanadas - 570 ± 60 Beta - 81528 Ordóñez 1995.
Groot y Mora 1989:
La Gaitana - 615 ± 90 -
179.
Duque y Cubillos
Mesita C Tumba 6. 690 ± 80 GrN - 7081
1988: 112
Taller
800 ± 80
Inzá-37 * Cerámico. Beta - 104089 Giraldo 1997: 44
D-3. Nivel III
Montículo I.
Morelia 900 ± 100 Beta - 10233 Llanos 1988a:13
Corte II. 45 cm.
Vivienda 960 ± 50
Inzá-25 * Beta - 111162 George 1998:82
Nivel V.
Vivienda 1.300 ± 80
Inzá-77 * Beta - 104088 Cuellar 1997:83
Nivel III
* Estas fechas corresponden a la variante cultural de San Agustín II en territorio tradicionalmente considerado como de la Cultura
Tierradentro.

por todo el territorio ocupado por los portadores Estudios arqueológicos recientes han de-
de la Cultura de San Agustín II. mostrado que en el sector occidental del valle de
la Plata, a alturas entre 1.500 y 2.000 msnm, du-
Otros sitios importantes en donde apare- rante el Clásico Regional los asentamientos
cen construcciones monumentales, pero de me- humanos tendieron a concentrarse en torno de
nor magnitud, han sido estudiados en Altos de un lugar central con un complejo de construccio-
Las Guacas (Valle de La Plata), Obando, El nes monumentales, donde seguramente eran en-
Tabor-La Florida, El Tabor-Alto de Chinas, terrados los individuos de mayor jerarquía de-
Altos de Lavaderos, Morelia (Llanos 1988ª), ntro de las elites gobernantes. Las concentracio-
Quinchana y Betania. nes de asentamientos allí encontradas eran posi-
blemente unidades políticas regionales al mando
de un jefe o cacique, que cubrían un área aproxi­ de los Ídolos. Aún cuando en los otros dos
mada de 100 Km2. y las cuales podrían estar in­ complejos monumentales mencionados no se han
tegradas por un número considerable de perso­ realizado hasta ahora reconocimientos arqueoló­
nas que podrían oscilar entre 4.000 y 8.000. gicos intensivos, es muy probable que dicho pa­
Diez y siete unidades domésticas se presentaron trón de asentamiento hubiera existido también
nucleadas en torno de un lugar central, el Cerro allí, constituyéndose en cierta medida como un
de Guacas, el cual parece haber sido el sitio ritual fenómeno regular del Clásico en la región agusti­
principal de esta unidad política. Este fenóme­ niana.
no de concentración de la población en torno de
centros monumentales importantes, aunque de En contraste con lo anterior, en la gran
menor magnitud que los de los municipios de mayoría de los otros asentamientos estudiados
San Agustín e Isnos, han sido estudiados también hasta ahora, que se presentan dispersos o con
en Obando, El Tabor-La Florida, Altos de Lava­ cierta tendencia a la concentración, parece que
deros, Morelia Quinchana y Betania. no fueron construidos estos centros funerarios
monumentales. Tal es el caso, por ejemplo de
El emplazamiento de estos centros cere­ regiones como los valles de Laboyos, Matanzas,

Capítulo - 4
moniales en los cerros más altos no parece haber Timaná, Guacanas y río Loro, y los sectores
sido casual y podría estar relacionado con una de El Parador, Saladoblanco. Es posible que
cosmovisión general andina, característica de tal fenómeno nos esté indicando que en dichas
muchas de las culturas antiguas del Suroccidente regiones existieron cacicazgos simples que podrí­
de Colombia y Norte del Ecuador, en que estos an tener cierta autonomía, pero que reconocían
accidentes geográficos posiblemente eran antro­ como importante un centro principal donde se
pomorfizados, tenían vida, sexo, edad y jerar­ encontraba la sede central del poder político y 87
quía. Es posible, que como lo propone Héctor religioso.
Llanos, los agustinianos hubieran escogido la
cima de los cerros para emplazar sus centros fu­ En cuanto a las viviendas, debemos decir
nerarios sagrados, respondiendo a una cosmovi­ que las pocas unidades domésticas excavadas
sión en donde la muerte fue sacralizada con el sol arqueológicamente hasta el presente tienen for­
y la orientación de los centros monumentales mas similares a las del Período Formativo, indi­
fueran ejes simbólicos que unen la vida y la cando un cierto grado de continuidad cultural
muerte, en una cosmovisión tripartita, donde el entre las poblaciones de estos dos períodos histó­
cielo, la tierra y el inframundo se encontraban en ricos. Generalmente, se trata de viviendas peque­
una estrecha relación. ñas de planta circular con dimensiones que osci­
lan entre 4 y 8 m. de diámetro y las cuales eran
Tampoco podemos descartar la posibilidad utilizadas para alojar una familia poco numerosa.
de que entre las diferentes unidades políticas o En valle de Guacanas hacia el 50 d.C. las familias
cacicazgos se hubiera establecido una relación agustinianas, asentadas temporalmente con un
centro-periferia, en donde existieron cacicazgos patrón disperso, construían viviendas de forma
mayores en el centro, como por ejemplo en la circular, cuyas plantas tenían un diámetro entre 5
región de San Agustín-Isnos, y en la periferia y 6 metros. Dimensiones más o menos simila­
cacicazgos intermedios como los del Valle de La res (entre 4 y 6 metros) presentaron las viviendas
Plata, y otras regiones donde se han reportado estudiadas en el Valle de La Plata, en los sectores
construcciones funerarias monumentales, y final­ de La Vega, Belén, Quebrada Negra y La Argenti­
mente cacicazgos simples en otras regiones de la na. Por su parte, una unidad doméstica (SA­
macro-región agustiniana. 518), excavada en la vereda Ídolos, presentó un
diámetro de 3-4 metros.
Los reconocimientos arqueológicos inten­
sivos realizados en el Complejo de Mesitas, en el Es probable que el diámetro de las vivien­
actual Parque Arqueológico de San Agustín, indi­ das estuviera relacionado con una fuerte diferen­
can que durante el período comprendido entre ciación social existente durante el Clásico Regio­
300 a.C. y 1 d.C., es decir, finales del Formativo e nal, es decir, que las casas con mayores dimen­
inicios del Clásico Regional, es precisamente siones fueran espacios dedicados a los individuos
cuando se presenta una mayor densidad de uni­ de mayor rango social, mientras las de una di­
dades domésticas, en relación con el período an­ mensiones más o menos estándares (4-6 metros
terior, especialmente concentradas cerca o alre­ de diámetro?) pertenecieran a los comuneros y a
dedor de Mesita A, B y D. En los primeros 900 los individuos de rangos intermedios. Desafortu­
años de nuestra era, dicha correspondencia de las nadamente, hasta el presente no han sido excava­
unidades domésticas con los centros monumen­ das viviendas de dimensiones mayores a las ya
tales es aún más fuerte, presentándose una ma­ anotadas, cuyo estudio podría dar luces sobre la
yor cantidad de sitios de habitación concentrados hipótesis planteada.
alrededor de todo el Complejo Mesitas. Un fe­
nómeno similar se presenta igualmente en el Alto
Actividades económicas asentamientos. La presencia de estos tres grupos
en un mismo asentamiento indica que en el con­
Durante el inicio y la fase media del Clási­ fluían materiales cerámicos originarios al menos
co Regional la agricultura siguió teniendo un ca­ de tres centros de producción y tres redes de dis­
rácter más extensivo que intensivo a pesar de la tribución. Lo cual, a su vez, está indicando una
tendencia a una mayor densidad de población. competencia directa entre diferentes grupos de
En otras palabras, aún existían suficientes super­ alfareros, aún cuando la producción y distribu­
ficies de cultivo para sostener a la comunidad. La ción de la producción cerámica no parece haber
agricultura intensiva parece haber surgido sólo sido regulada ni organizada por un organismo
hacia finales del Clásico Regional e inicios del central. Esta situación cambia radicalmente du­
Período Reciente, como resultado, entre otras rante el Clásico Regional (1-900 d.C.), cuando se
causas, de cambios medioambientales que gene­ registran cinco grupos cerámicos manufactura­
raron altas precipitaciones y bajas temperaturas. dos con arcillas provenientes de dos fuentes de
Se introduce una agricultura de pendiente con materia prima y se organizan dos redes super­
canales de drenaje, que tendría su máximo desa­ puestas de producción y distribución de cerámica
rrollo durante la sociedad San Agustín III y que a gran escala, las cuales parecen haber competido
Capítulo - 4

es conocida también en otros territorios del Su­ fuertemente entre ellas, en un período histórico
roccidente colombiano, como por ejemplo las caracterizado por un considerable aumento de la
regiones Calima y Quimbaya. Este incremento población. No obstante esta complejidad, la pro­
en la productividad de la tierra utilizando posi­ ducción cerámica no parece haber sido controla­
blemente abonos naturales o elaborados por el da administrativamente por las elites del poder,
hombre permitió no sólo alimentar más cantidad lo cual sugiere, a su vez, que los sectores gober­
88 de gente, sino generar también una mayor canti­ nantes tenían poco poder económico real.
dad de excedentes de producción.
El nuevo sistema alfarero tuvo su ancestro
Durante el Clásico Regional en Istnos eran en el período anterior. Muchas de las formas y
cultivadas especies como la uchuva, tres varieda­ técnicas decorativas de la cerámica del Formativo
des de maíz, tomate (Lycopersicum cf. Eculem­ se continúan durante el Período Clásico Regional,
tum), papaya (Carica papaya), fríjol y chirimoya. mostrando un alto grado de continuidad cultural
También fueron manejadas culturalmente las entre los alfareros de ambos períodos históricos.
palmas. Por su parte, los habitantes del valle de No obstante, aparecen unidades cerámicas nue­
La Plata cultivaban maíz, papa, batata, fríjol, qui­ vas que sugieren la introducción de nuevos ele­
noa, yuca, coca y anonáceas. mentos estilísticos y la formación de un nuevo
sistema alfarero. Sus principales características
La alfarería son la presencia de nuevas formas como platos,
copas, alcarrazas, vasijas con bordes de silueta
Para identificar la alfarería de esta cultura compuesta, reforzados hacia adentro y la decora­
se han utilizado una gran variedad de denomina­ ción pintada negativa aplicada en las superficies
ciones tales como complejos, estilos y tipos cerá­ externa e interna de cuencos y ollas-cuenco con
micos. En términos generales, debemos mencio­ aquillamiento.
nar los denominados complejos Mesitas Medio,
Isnos Complejos II, III y IV y los tipos cerá­ Las vasijas tanto domésticas como rituales
micos Lourdes Rojo Engobado y Guacas café roji­ más comunes son: cuencos de cuerpo esférico,
zo. semiesférico o acampado con bordes evertidos e
invertidos, ollas-cuenco con aquillamiento, pla­
Análisis petrográficos realizados con ties­ tos, cazuelas, cántaros y ollas subglobulares, co­
tos de los tipos cerámicos Lourdes Rojo Engoba­ pas de base baja y alta y alcarrazas de doble ver­
do y Guacas, revelan que los alfareros de las uni­ tedera. En cuanto a las técnicas y motivos de­
dades políticas de Mesitas y el Alto de Los Ídolos corativos, debemos mencionar: incisiones (líneas
utilizaron cuatro fuentes de materia prima, lo paralelas, líneas de puntos incisos acanaladuras
cual pudo haber incidido en el desarrollo de la (líneas horizontales paralelas, pintura negativa
especialización de la producción cerámica. Parece (líneas paralelas, espirales, círculos, triángulos,
haber existido un mayor nivel de especialización líneas cruzadas intermitentes, etc.). (Figuras 54,
entre los alfareros del Alto de los Ídolos, respecto 55). En la tumba 3 de La Estación, como ajuar
a los de Mesitas. Una situación similar se pre­ funerario posiblemente de un chamán, fue colo­
senta en el Valle de La Plata, donde se ha docu­ cado un “poporo” antropomorfo de cerámica. En
mentado un cambio significativo en los patrones su cabeza aparece representado un gorro escalo­
de producción y distribución de la cerámica du­ nado, motivo que frecuentemente se esculpía en
rante el Formativo 3 (300 a.C.- 1 d.C.). Aparecen las estatuas que representaban individuos de la
tres grupos cerámicos con desgrasantes prove­ elite.
nientes de una misma fuente de materia prima,
donde está presente la única concentración de
Un análisis cuidadoso de la iconografía en
la estatuaria nos permitiría ver que los orfebres
confeccionaban orejeras, máscaras y otro tipo de
adornos. Así, por ejemplo, las orejeras que apare-
cen en las estatuas son de varios tipos. Hay circu-
lares (estatua 34, Montículo Noroeste, Mesita B),
láminas plegadas sobre el lóbulo de las orejas
(estatua 29, Montículo Noroeste, Mesita B, esta-
tua 45, Montículo Sur, Mesita B, estatua 139 del
Alto de Lavapatas, estatua 154 Vereda Tapias,
estatua 173 de El Tablón, estatua 237 de la Vere-
da Sevilla), con soporte de alambre (estatua 172
de El Tablón, estatua 312 de El Vegón, Morelia,),
de carrete (estatua 271, Mesita A, Montículo IV,
Figura 54. Cuencos de cuerpo compuesto con superficies estatua 418 de Plata Vieja), en forma de flor (las
externas pulidas de color negro y líneas incisas paralelas y

Capítulo - 4
oblicuas son característicos de la cerámica de San Agustín II.
estatuas 423, 424 y 432 de Moscopán). Colla-

89

Figura 55. Cuenco de cuerpo globular decorado con diseños Figura 56. Orejeras con formas de flores utilizadas como
geométricos elaborados con pintura negativa adornos por los individuos de las elites. (Tomado de Casti-
blanco 2006).

La orfebrería

Los estudios de la orfebrería del Clásico


Regional en el Macizo Colombiano apenas co-
mienzan. Por los objetos de metal encontrados en
las tumbas conocemos que los artesanos orfebres
del Alto Magdalena elaboraban especialmente
adornos personales como narigueras, diademas,
brazaletes, pectorales y cuentas de collar con re-
presentaciones en miniatura de seres humanos,
animales y alcarrazas. (Figuras 56-60). Se des-
conocen por ahora otras categorías de objetos
metálicos tales como herramientas, figuras voti-
vas, objetos relacionados con el consumo de la
coca, instrumentos musicales, emblemas de po-
der y rango y adornos de construcciones y escul-
turas. La poca presencia de objetos de metal en
las tumbas excavadas por arqueólogos ha permi-
tido a algunos investigadores sugerir que durante
el Clásico Regional la orfebrería no funcionó co-
mo un fuerte indicador de estatus social, como si
parece haber sido sucedido entre otros cacicazgos
contemporáneos del suroccidente colombiano
(Yotoco-Malagana, Quimbaya II y Tumaco-Tolita
II). No obstante, la presencia de objetos de
Figura 57. Brazalete elaborado en oro donde aparece la repre-
adorno personal en las estatuas podría indicar sentación estilizada de un cocodrilo. (Tomado de Castiblanco
todo lo contrario. 2006).
Capítulo - 4

Figura 59. Estatua de La Paradera-Tapias donde aparecen


Figura 58. Pez alado elaborado en oro (Tomado de El Museo orejeras y nariguera típicas de la orfebrería agustiniana.
del Oro. Sus mejores piezas 1996: 45). (Tomado de Castiblanco 2006).

90

Figura 60. Representaciones de diademas aparecen en la frente de seres tutelares que vigilan
la entrada a los templetes funerarios. (Tomado de Castiblanco 2006).

res con dijes de posibles máscaras pequeñas o de collares de placas laminares aparecen en las esta-
diseños circulares aparecen en las estatuas 28, 30 tuas 446, 452, 453 de San Andrés de Pisimbalá y
del Montículo Noroeste-Mesita B y en la estatua las estatuas 473, 474, 477, 478, 479 de El Tablón,
147 de Quinchana, la estatua 179 de El Tablón, la Tierradentro. Y finalmente, máscaras rituales
estatua 212 de La Parada, la estatua 418 de Plata aparecen en las estatuas 157 de Quebradillas, la
Vieja. Collares con dijes ornitomorfos están pre- 222 de Ullumbe y la 24 del Montículo Noroeste
sentes en la estatua 45 del Montículo Sur-Mesita de Mesita B, la cual está sujeta por las dos manos.
B; collares con cruces tiene la estatua 168 del Ce-
rro de la Pelota; collares de varias vueltas con
dijes circulares tiene las estatuas 295 y 296 re-
presentando mujeres del Alto de Las Piedras;
El arte de trabajar de la piedra Alto Magdalena. Estatuaria de grandes y mo­
numentales dimensiones también ha sido encon­
El trabajo de la piedra, especialmente de la trada en el sector de El Vegón (Morelia) y Mosco­
estatuaria, parece haber sido una actividad espe­ pán y El Tablón (Tierradentro), donde posible­
cializada. Los instrumentos de piedra utilizados mente existieron también cacicazgos de gran im­
en la vida cotidiana eran elaborados en talleres portancia. (Figuras 61-63).
(por ejemplo, los sitios de Garzón y Morelia), uti­
lizando básicamente dos cadenas operatorias: el Estas estatuas podrían ser consideradas
retoque de bloques sobre uno o varios bordes como imágenes de culto religioso que se realizaba
para confeccionar instrumentos para raspar y la como parte integrante de todo el ciclo funerario.
talla de bloques en lascas por la técnica de percu­ Eran elaboradas por especialistas en el trabajo de
sión. Los instrumentos más comunes son raspa­ la piedra, los cuales seguían fielmente cánones
dores, perforadores e instrumentos polifunciona­ precisos fijados por una tradición estética, que
les. También fueron utilizados bloques de mate­ exigía indudablemente, esquemas previos de
ria prima como yunques-golpeadores, machaca- composición. Es probable, que como en otras
dores, cinceles, morteros, pulidores, manos y me­ partes del mundo antiguo, su realización y poste­

Capítulo - 4
tates. En el Alto Magdalena (sitios Pitalito, Gar­ rior instalación en los templetes hubiera estado
zón, Morelia y Quinchana), la materia prima uti­ acompañada de diversos ritos.
lizada abarcó una gran variedad de rocas, entre
las cuales debemos mencionar especialmente: En su concepción original muchas estatuas
tobas volcánicas, andesitas, cuarcitas, chert, obsi­ fueron pintadas con varios colores. La pintura
diana, ignimbritas y basaltos. policroma y su función simbólica, presente tanto
en la estatuaria, como en las losas sepulcrales 91
Entre las expresiones artísticas de San formaron parte integral importante de la arqui­
Agustín II la escultura de la piedra representó tectura de los espacios fúnebres construida para
una de las más importantes. La piedra fue utiliza­ las elites de la sociedad de San Agustín II. Repre­
da tanto para la escultura (estatuaria), como para sentaron, por lo tanto, un elemento visual impor­
la arquitectura monumental de los espacios míti­ tante de jerarquización social, que fue utilizado
co-religiosos relacionados con la muerte y sirvió tanto en la demarcación del recinto funerario,
como un lenguaje efectivo para la imposición de como en general, en la construcción del espacio
una ideología religiosa que legitimaba la diferen­ fúnebre En otras palabras, fueron símbolos de lo
ciación social. El estilo de la escultura es muy sagrado. (Figuras 62, 63).
característico y representa uno de los principales
elementos de identidad cultural. Los principales En los complejos funerarios de dicha socie­
elementos que lo constituyen son: el aislamiento, dad los colores están articulados con las formas
la frontalidad, la simetría y el hieratismo, la pla­ geométricas formando diseños que combinan
nimetría (relieve y bidimensionalidad), el ritmo tres elementos geométricos básicos (el triángulo,
ortogonal, la compactacidad y la volumetría rec­ el cuadrado y el círculo) con cuatro colores carac­
tangular. terísticos: negro, rojo, amarillo y blanco. En las
composiciones de dos o tres colores, con los cua­
En cuanto a la estatuaria esta fue elabora­ les se realizaron dieciséis diseños básicos y trece
da en tobas volcánicas cristalinas y andesitas, combinaciones específicas en las cuales las com­
cuyos yacimientos son comunes en el Macizo Co­ binaciones de negro, rojo y amarillo priman so­
lombiano. En andesitas fueron talladas especial­ bre las que componen el color blanco. Estos
mente las estatuas de tamaño pequeño, mientras colores aparecen representados tanto en las esta­
las estatuas de mayores dimensiones fueron rea­ tuas, algunas de las cuales, formaban parte inte­
lizadas en andesitas. Este mismo material fue grante de los rituales de la muerte; como en las
utilizado para elaborar las lajas que cubren los caras laterales de las losas sepulcrales que con­
templetes y los pisos y tapas de las tumbas de los forman la tumba de cancel en la cual eran ente­
individuos de las elites. rrados los individuos de las elites, especialmente
chamanes. Es decir, aparecen en contextos fúne­
La estatuaria agustiniana tanto del Alto bres especiales, suntuosos, relacionados con en­
Magdalena como de Tierradentro es muy variada terramientos de individuos importantes de la
en cuanto a sus dimensiones, funciones y temas sociedad. Es decir, en espacios rituales que esta­
tratados. Por sus dimensiones podría clasifi­ ban “articulados con el cosmos”. La presencia de
carse en: pequeña (30-80 cm.), mediana (100­ colores tanto en las estatuas consideradas como
150 cm.), grande (170-200 cm.), monumental “seres tutelares”, así como en las lajas laterales de
(220-300 cm.) y colosal (350-600 cm.). Estas dos las tumbas de cancel podría considerarse como
últimas dimensiones corresponden a estatuas atributos de lo sagrado, tanto de la vida, como de
presentes en el Complejo Mesitas y El Alto de las la muerte.
Piedras y el Alto de los Ídolos, sector donde segu­
ramente se encontraba el principal cacicazgo del
Capítulo - 4

Figura 61. La música también se representó en la estatuaria. Aquí podemos observar


92 un músico tocando un rondador.

Figura 62. Chamán-jaguar del Alto del Purutal, pintado con colores negro, rojo,
amarillo y blanco.

Figura 63. Chamán-jaguar polícromo “guardián” de un templete localizado en el Alto del Purutal
Esta simbología sagrada del color, asociada
con la muerte, especialmente de los chamanes,
depositarios de los saberes míticos de la comuni-
dad, se presenta recurrentemente en los comple-
jos funerarios más importantes de los principales
centros de poder político y religioso. Así, por
ejemplo, dentro de las estructuras funerarias
suntuosas del cacicazgo de San Agustín, la tumba
principal de Mesita B, Montículo Meridional
ocupa un lugar especial. La vista lateral de las
estatuas 42 y de la 43, colocadas como
“guardianes” a cada lado de la entrada del corre-
dor funerario o “templete”, representan a un in-
dividuo jorobado (especialmente la 42). Podría
tratarse de dos “chamanes jorobados”. La recons-
trucción del color de estas estatuas hecha por

Capítulo - 4
César Velandia muestra que el color principal
de fondo era el negro-azuloso (simbología de la
muerte), mientras el rojo cubría la frente (franja
vertical) y el cuerpo o las “costillas” horizontal-
mente intercalado con el color amarillo
(simbología de la vida). Tanto el negro
“profundo”, como el rojo y el amarillo también 93
cubrían la parte interna de las lajas formando
diseños circulares concéntricos del tipo “piel de
felino” y rombos compuestos.

Por su parte, la estatua colocada antes de


la tumba, representa a un chamán con un niño en
sus manos, en actitud de realizar un rito de an- Figura 64. Reconstrucción visual del templete funerario de un
tropofagia o canibalismo “ritual”, el cual según chamán enterrado en la tumba principal de Mesita B, Montí-
culo Meridional. Parque Arqueológico de San Agustín.
Héctor Llanos:”…fue una práctica ritual asociada (Tomado de Velandia 1994:98).
al poder de la muerte, a los sacrificios humanos
que han infundido miedo y respeto a la autori-
dad”. Es probable que esta estatua estuviera Las Piedras es la Tumba 8 del Templete 2, fecha-
originalmente pintada, aunque la distribución del da en el sigo II a.C., es decir, a inicios del período
color no la conocemos. Podrían haberse utilizado Clásico Regional, en la cual lo más relevante son
los tres colores presentes en las otras estatuas sus diseños geométricos policromos, consistentes
asociadas. Al estudiarla, solo se presentaron ves- en: “…un ingenioso y armónico diseño de moti-
tigios de pintura roja. Todos los atributos geo- vos geométricos en serie, hechos con pintura ne-
métricos y cromáticos presentes tanto en las esta- gra sobre fondo rojo y amarillo oscuro. Los moti-
tuas “guardianes”, como en la parte interna de las vos están integrados por un cuadro que enmarca
lajas que conformaban la tumba de cancel, un círculo que se rompe en grecas y roleos, los
hablan a favor de que esta compleja construcción cuales inscriben círculos. El conjunto de estos
funeraria fuera construida para enterrar a un elementos, que aparecen delimitados por franjas
chamán (Figura 64). paralelas de color negro, que se extienden por la
parte superior e inferior de los muros, recuerdan
La simbología de los colores y la geometría las pinturas, que según Whiffen, lucían en el
asimismo estás presentes en varias estructuras cuerpo las mujeres amazónicas en la danza de la
funerarias del cacicazgo de Isnos, las cuales fue- muerte y que representaban a “la gran boa”, el
ron construidas, entre los siglos I a.C. y VII d.C. ancestro mítico de varios de los grupos indígenas
también para inhumar a chamanes-jaguares. Por de la zona…En varias de las esculturas de la zona
ejemplo, la tumba principal de Montículo 2 era arqueológica se observan motivos similares a los
de cancel y sus losas estaban pintadas con círcu- anteriormente descritos, como puede verse en la
los concéntricos de color negro y amarillo sobre ornamentación de las cabezas y en los cubre-
un fondo rojo. Esta alegoría a la piel de los feli- sexos de varias de las estatuas que se encuentran
nos como animales de poder chamánico puede en el Parque Arqueológico de San Agustín. Tam-
apreciarse en la excelente reconstrucción gráfica bién se asemejan a dos diseños pintados que de-
realizada por César Velandia (Figura 65). coran la Tumba 4, localizada en el Montículo 1
del mismo yacimiento…El tamaño de los motivos
Pero indudablemente, una de las construc- es grande y abarca casi la totalidad de la superfi-
ciones funerarias más excepcionales del Alto de cie de la cara interna de cada una de las piedras
Respecto a las temáticas representadas, las
más comunes son: deidades (femeninas, masculi-
nas, lunares, solares), sacerdotes, guerreros
(Figura 67), artesanos, animales (caimán, mur-
ciélago, oso, ratón, águila, rana, lagarto, mono,
serpiente, jaguar, pez, ardilla, caracol), relieve (La
Chaquira) y fuente ceremonial (Lavapatas).
Capítulo - 4

94

Figura 65. Reconstrucción de la policromía de la tumba de


cancel principal del Montículo 2, Alto de Las Piedras.
(Tomado de Velandia 1994: 94).

del muro. Aproximadamente la obra pictórica


debió cubrir de 6 a 7 metros cuadrados de super-
ficie”. César Velandia recrea maravillosamente
la composición de los diseños geométricos
(círculos, rombos, triángulos, cruces) y los colo- Figura 67. Guardianes del templete en Mesita A. Parque Ar-
res (negro, amarillo, rojo y blanco) en el contexto queológico de San Agustín
general de la tumba de cancel, donde podemos
observar una tendencia a la abstracción, relacio- Mención especial merecen dos yacimientos
nada posiblemente con el cosmos (Figura 66). arqueológicos que involucran la piedra, pero con
temáticas y funciones diferentes a las de la esta-
tuaria funeraria. En primer lugar, la Fuente de
Lavapatas, localizada en el actual Parque Arqueo-
lógico de San Agustín es un conjunto ceremonial
asociado con prácticas curativas y rituales del
agua. Se trata de una inmensa toba volcánica
donde se esculpió todo un sistema de ingeniería
hidráulica para el manejo del agua. Allí fueron
talladas 34 figuras antropomorfas y zoomorfas,
numerosos canales y tres estanques. Entre los
animales grabados figuran los asociados con ritos
de fertilidad como sapos, lagartijas y serpientes.
Investigaciones recientes señalan que este com-
plejo hídrico podría estar asociado con represen-
taciones de poder chamánico. (Figura 68). Por
su parte, La Chaquira, situada en la vereda El
Tablón, representa un observatorio astronómico
Figura 66. Reconstrucción de la policromía de la tumba del constituido por un conjunto de tobas volcánicas
Alto de Las Piedras. (Tomado de Velandia 1994: 92). en las cuales se esculpieron figuras humanas de
pie con los brazos en alto y diferentes orientacio-
Figura 68. Fuente de Lavapatas. Parque Arqueológico de San Agustín

Capítulo - 4
podrían ser resumidas de la siguiente manera: a)
están emplazados en sitios altos o en la cima de
los cerros; b) tienen aterrazamientos y rellenos
artificiales; c) pueden haber uno o varios montí-
culos artificiales; d) en algunos montículos hay
templetes con esculturas; e) hay otras esculturas 95
además de las anteriores; f) la mayoría de los
montículos tienen una tumba de gran tamaño en
la parte posterior, que puede ser un cancel o un
sarcófago monolítico, que está ubicada dentro de
una estructura dolménica o templete. En algunos
casos, además de esta tumba principal aparecen
otras tumbas a un lado de la principal; g) estas
tumbas o sus estructuras dolménicas tienen dise-
ños geométricos pintados con cuatro colores:
blanco, negro, amarillo, rojo y azul; al frente, al
Figura 69. Representación humana principal de La Chaquira
lado o dentro de los montículos se encuentran
otros conjuntos de tumbas; y h) en los cemente-
nes, así como algunos animales (ranas y lagarti- rios donde no hay montículos, las tumbas se en-
jas). (Figura 69). cuentran una al lado de la otra, diferenciándose
por su tamaño y estructura lítica.
Las costumbres funerarias
La jerarquía que existió en vida entre los
Hacia el 300/200 a.C., iniciando el Clásico individuos de las elites también se refleja en los
Regional, el culto a los ancestros comienza a fun- diferentes tipos de estructuras funerarias. Por
cionar como mediación ideológica para justificar ejemplo, la presencia de un montículo artificial
una estructura social más jerarquizada. Este se con uno o varios templetes es un buen indicador
expresaba en la institucionalización de un con- del entierro de un señor principal, posiblemente
junto de ceremonias que cubría no solamente la con individuos de su familia. Vínculos familiares
construcción de los montículos sino también de ancestrales entre varios individuos pueden haber
estructuras dolménicas monumentales como los existido entre los principales enterrados en la
templetes y la construcción de tumbas de cancel Meseta A del Alto de los Ídolos, donde fueron
elaboradas con sarcófagos monolíticos para ente- construidos nueve montículos artificiales. A su
rrar a los individuos principales de las elites go- vez, la cantidad de montículos artificiales podría
bernantes. El emplazamiento de estos centros ser un indicador de la jerarquización dentro de
rituales respondió a una cosmovisión en que la las elites. Mientras algunos centros tienen un
topografía de lo sagrado ocupó un papel impor- solo montículo (El Purutal, Morelia, Quebradi-
tantísimo. Los principales centros monumentales llas; El Tablón), otros aparecen con dos (Las
se encuentran alineados alrededor del volcán de Guacas, Mesita A, Lavaderos), tres (Mesita B),
La Horqueta, que está situado en el centro del cuatro (Alto de las Piedras) y hasta diez (Alto de
territorio agustiniano, con el río Magdalena sir- los Ídolos).
viendo como un eje territorial.
En general, el montículo podría simbolizar
Las características más relevantes de los el cosmos, la casa del señor principal y la de sus
centros funerarios monumentales principales parientes allí enterrados, mientras más específi-
camente, su curvatura podría simbolizar la tra-
yectoria del sol de este a oeste, es decir, de la vida
y la muerte. Parece que originalmente algunos
de estos montículos con entierros de individuos
principales, tenían un cerco de piedra alrededor
de ellos. Tal es el caso, por ejemplo del Montículo
Occidental de Mesita B, ubicado en el actual Par-
que Arqueológico de San Agustín, el posiblemen-
te tenía a su alrededor un cerco de piedras co-
lumnares, algunas de las cuales tienen represen-
taciones fálicas, hecho que sugiere la existencia
de algún tipo de culto de la reproducción y de la
vida. En otros casos, como en el Montículo Norte
del mismo sitio, este cerco formado por estatuas
antropozoomorfas, podría haber estado alrede-
dor del templete. (Figura 70). Figura 71. Templete funerario de Mesita A, Montículo Occi-
Capítulo - 4

dental. Parque Arqueológico de San Agustín. (Cortesía del


sacerdote José Antonio Ángel).

96

Figura 70. Montículo excavado donde puede apreciarse el


templete y los dos “guardianes”, que conformaban una tumba
de un individuo de la elite. Parque Arqueológico de San Agus-
tín

Los templetes con esculturas colocadas al Figura 72. Templete funerario del Montículo Sur, Mesita B.
frente de la tumba principal de los caciques- Parque Arqueológico de San Agustín.
chamanes, eran emplazados en la parte más alta
de los montículos funerarios. Su construcción tener un mayor tamaño; b) arquitectura lítica: un
recuerda a la de las tumbas de cancel: un espacio cancel o un sarcófago monolítico con tapa dentro
delimitado por piedras dispuestas a manera de de un templete, colocado dentro o fuera de un
columnas con un techo. Dentro de este espacio montículo artificial, aplicación de un pañete o
era colocada una escultura de diverso tamaño de cinerita en las lajas del cancel o de la estructura
género masculino o femenino o con una repre- dolménica; c) pintura policroma (rojo, negro,
sentación zooantropomorfa. Simbólicamente el blanco y amarillo) en las lajas del cancel o de la
cancel donde era inhumado el individuo muerto estructura dolménica; d) forma de la tumba rec-
estaba ubicaboa en la parte inferior del montícu- tangular u oval; e) entierro primario, posición
lo, es decir en el “inframundo”, mientras la repre- acostada; f) ajuar funerario suntuoso conformado
sentación del individuo y su status, tallado en por cerámica fina y objetos de adorno elaborados
piedra, estaba en el interior de un templete, el en metal (diademas, dijes, narigueras, collares,
cual a su vez, se encontraba en el “mundo de aretes) y piedra (cuentas); esculturas de piedra
arriba”, para que trascendiera a la eternidad. Las en templetes o asociadas directamente a las tum-
estatuas de piedra que se encuentran en ellos bas.
podrían ser la representación simbólica de los
caciques-chamanes, cuyo cuerpo después de la Un buen ejemplo de una construcción fu-
muerte física se habría podido convertir en seres neraria con un sarcófago monolítico encontrado
inmortales que compartían rasgos humanos y en una tumba de cancel es la del Montículo 1 de
animales. (Figuras 71, 72). la Meseta A en el Alto de los Ídolos, fechada hacia
inicios de nuestra era. Debajo de un montículo de
En términos generales, las tumbas de los diez y seis metros de largo por tres metros de al-
individuos principales se caracterizaban por: a) tura fue construido un templete con dos estatuas,
una de las cuales guardaba la entrada. Detrás de
este se construyó una tumba de cancel en cuyo
interior se colocó un sarcófago monolítico con
tapa donde se realizó en entierro de un individuo
principal. Su ajuar funerario estaba constituido
por láminas y cuentas de oro con formas de ani-
males y vegetales, chaquiras elaboradas en con-
cha, y lascas de obsidiana, estos dos elementos
seguramente obtenidos por intercambio regional.

Este tipo de entierros principales en sarcó-


fagos monolíticos fue bastante utilizado entre los
individuos de las elites del poder. Eran tallados
en tobas volcánicas en el mismo sitio donde se
realizaba el enterramiento. La mayoría ha sido
encontrada en montículos directamente sobre el

Capítulo - 4
piso o rodeados de una tumba de semicancel o
dentro de una estructura dolménica, que en va-
rias oportunidades está asociada con un templete
y una escultura de un chamán colocada frente de
su entrada. Pueden tener o no agarraderas (dos
o cuatro), presentarse con tapa (algunas veces
con individuos tallados en su superficie) o sin ella 97
y tener o no ranuras en los bordes y cabezas zoo-
morfas o antropomorfas talladas en sus extre-
mos. Sus dimensiones más comunes son: largo
entre 150 y 250 cm., ancho entre 40 y 150 cm.,
Figura 73. Reconstrucción gráfica de la tumba de cancel y el
altura entre 25 y 79 cm. y espesor de las paredes sarcófago de piedra descubierto durante las excavaciones de
entre 15 y 55 cm. La excepción la constituye el la Tumba 1, Montículo 9 del Alto de Los Ídolos. Nótese el
sarcófago 5 excavado en el Montículo 2 del Alto color de las lajas. (Tomado de Velandia 1994:97).
de los Ídolos, el cual tenía cuatro agarraderas
talladas y una ranura en el borde. Este que es el sociedades del futuro por medio de una arquitec-
más grande hallado hasta ahora en San Agustín tura ritual monumental, elaborada seguramente
tenía 222 cm. de largo sin agarraderas (largo 33 y por artesanos especialistas, que no necesaria-
36 cm.), 74-110 cm. de ancho, 74 cm. de altura y mente podrían haber dedicado todo su tiempo a
20 cm. de grueso las paredes laterales. (Figura esta actividad.
73).
En contraste con la arquitectura funeraria
Por su parte, las tumbas de cancel eran monumental, construida para inmortalizar a los
utilizadas para enterrar también a los individuos miembros de las elites dirigentes, el patrón fune-
de alto estatus social. Se presentan, en mayor rario característico de los comuneros era extre-
proporción que los sarcófagos monolíticos, tanto madamente sencillo. Generalmente se trata de
en cementerios sin montículos, como en los mon- tumbas de pozo sencillo con ajuares funerarios
tículos, asociadas a templetes. Comúnmente son muy modestos, con plantas rectangulares, elípti-
estructuras rectangulares formadas por varias cas, circulares o irregulares. Tal fue el caso, por
lajas que cubren todos los lados, así como la par- ejemplo de la tumba 12 del cementerio de Oban-
te superior, a manera de tapa. En su interior, los do, la cual tenía una profundidad de 190 cm.,
individuos eran colocados decúbito abdominal planta oval, un lecho de lajas y un ajuar consis-
directamente sobre el piso de tierra o sobre va- tente en una ollita globular. Igualmente, de la
rias lajas que cubrían la base del cancel. Los tumba 24, con planta circular y 130 cm. de pro-
canceles construidos para enterrar a los indivi- fundidad. Allí fueron encontrados en el piso cua-
duos de mayor rango social, estaban “sellados” tro lajas planas para colocar el cadáver y frag-
con cinerita y varias lajas internas eran pintadas mentos de un plato.
con colores negro, rojo y amarillo.
La estructura social
Estas suntuosas construcciones funerarias
elaboradas con piedra, el elemento natural más La presencia de grandes montículos fune-
perdurable a los siglos, son un excelente indica- rarios y estatuaria monumental en varias regio-
dor del alto nivel de jerarquización que se pre- nes del Macizo Colombiano, indica la presencia
sentó en la sociedad cacical del Clásico Regional, de dos grandes centros de desarrollo cacical don-
cuando los caciques-chamanes jaguares se in- de el poder parece haber estado centralizado en
mortalizaron ante la comunidad de entonces y las
torno de los caciques-chamanes. El primero de Interacción cultural
ellos comprendería al Complejo Mesitas y el Alto
de los Ídolos, mientras el segundo podría haber Durante el Período Clásico Regional las
estado situado en el sector formado por el valle elites de las diferentes sociedades cacicales del
de La Plata y Tierradentro. Existe un consenso Suroccidente colombiano participaron, a través
general en considerar a San Agustín II como una de sus mindaláes, en una red de intercambio de
sociedad jerárquica de tipo cacical. En cuanto al “bienes suntuosos” elaborados en cerámica y me-
tipo de poder que pudieron haber tenido las eli- tal, los cuales funcionaron como “capital simbóli-
tes, algunos investigadores creen que este pudo co” y sirvieron a los caciques para hacerle propa-
haber estado basado más en prestigio de poder ganda a su prestigio personal en vida. Circuló
espiritual, que en concentración de poder econó- cerámica suntuosa y objetos metálicos entre las
mico o riqueza, como si parece haber existido en regiones del Alto Magdalena, el Tolima y el Valle
otros cacicazgos del sur occidente colombiano del Cauca. Cerámica fina con decoración policro-
contemporáneos con San Agustín II, como es el ma de la Cultura Yotoco aparece en tumbas de los
caso de Malagana en el valle geográfico del río principales centros religiosos y ceremoniales de
Cauca. Es probable que los poderes político y re- San Agustín. Por ejemplo, en la tumba 1 del sitio
Capítulo - 4

ligioso hayan tenido una relativa autonomía. El Guineo se encontró una alcarraza con diseños
Desarrollando esta idea Robert Drennan ha plan- geométricos elaborados en pintura negativa
teado que: (triángulos y franjas horizontales y verticales). En
la tumba 6 del mismo sitio, en una copa habían
Parece por lo menos, que el papel que des- sido pintadas franjas horizontales con círculos en
empeñaron los líderes de estas sociedades no negativo, diseño también característico de la ce-
98 incluía el aspecto de control económico que tie- rámica de la Cultura Yotoco.
nen los líderes de varias sociedades que han sido
clasificadas como cacicazgos. Sin embargo, las Diseños también típicos Yotoco elaborados
prácticas funerarias y la centralización de la po- en pintura policroma (marrón, amarillo y rojo)
blación alrededor de los centros rituales sugieren fueron realizados en una vasija de silueta com-
un aspecto político que no está presente en el puesta y base troncónica, encontrada en la tumba
concepto de chamán. Parece más una cuestión de 21 del Montículo Sur en Mesita B. Un diseño
legitimación religiosa de una organización políti- igualmente Yotoco, consistente en una franja
ca por medio de la participación de la gente en horizontal en negro y círculos distribuidos hori-
una serie de rituales, siendo los más visibles, ar- zontalmente en ella apareció en dos cuencos uni-
queológicamente, los entierros de los líderes re- dos por un asa de puente, hallada como ajuar de
cién muertos. En este sentido, los entierros refle- la tumba 82 de Mesita B, Montículo Sur. En la
jan la importancia del personaje muerto, pero tumba 5 del Alto de los Ídolos como parte del
obviamente son realizados por los que los sobre- ajuar funerario, se halló un cuenco abierto deco-
vivieron. Su elaboración y monumentalidad pue- rado internamente con diseños triangulares y en
de deberse a la importancia en el mantenimiento espiral, típicos Yotoco. Fragmentos de cuencos
de la continuidad de la organización sociopolíti- con decoración negativa interna consistente en
ca. espirales, franjas y círculos pequeños aparecieron
igualmente en sitios arqueológicos de Mesitas.
La discusión está abierta. Sin demeritar el
gran poder que tuvo la ideología religiosa en la Pero igualmente las elites del cacicazgo de
sociedad de San Agustín III la construcción de Malagana obtenían cerámica fina de San Agustín.
grandes centros monumentales de carácter fune- En tumbas saqueadas en el cementerio prehispá-
rario sólo pudo haber sido posible al menos por nico de Malagana en 1.992 habían sido enterra-
tres aspectos: la presencia de una cantidad relati- das como ajuar funerario ollas-cuenco de silueta
vamente grande de excedentes de producción; la compuesta con pulimento negro en las superfi-
existencia de artesanos especializados en el tra- cies externa e interna y puntos y círculos impre-
bajo de la piedra, cuyo trabajo estaba sustentado sos rellenos con pasta blanca, tanto en el borde
en dichos excedentes, y finalmente, el control interno, como en el cuerpo externo. Cerámica
político, por parte de las elites gobernantes, de que ha sido documentada para el siglo I d.C. en
los dos factores anotados. Si las elites concentra- Garzón. Los objetos suntuosos de metal no pa-
ron o no poder económico es un fenómeno histó- recen haber sido la excepción. Es probable que
rico que aún está por analizarse más ampliamen- varios de los adornos metálicos que usaban en
te. A esto ayudaría en gran medida los estudios vida las elites del poder político y religioso en el
iconográficos de los atributos de poder presentes Alto Magdalena y que aparecen representados en
en la estatuaria más suntuosa, especialmente de la estatuaria pudieran haber sido elaborados por
los grandes centros de poder cacical: el complejo los orfebres de los cacicazgos de Malagana y de
Mesita y el Alto de los Ídolos y el sector de La Restrepo y Calima-Darién, pertenecientes a la
Plata-Tierradentro. tradición cultural Yotoco. Tal es el caso por ejem-
plo diademas con representaciones ornitomorfas,
orejeras de carrete o bicónicas y máscaras. guas del siglo V d.C., indican que grupos Yalco-
nes penetraron en el territorio ocupado por las
También es posible que las elites de San poblaciones creadoras de la Cultura San Agustín
Agustín adquirieran cerámica fina y profusamen- II, cuando estas aún estaban construyendo cen-
te decorada entre los alfareros del altiplano nari- tros monumentales para enterrar a sus elites
ñense. En varias tumbas han sido recolectadas un (Saladoblanco, El Purutal, Alto de los Ídolos).
tipo de ollas de forma lenticular con bordes fuer- La interacción de estas nuevas poblaciones con
temente invertidos y profusamente decoradas las que habitaban anteriormente el territorio en
con diseños geométricos y representaciones del cuestión se mantuvo al menos hasta el 900 d.C.,
sol y de serpientes. Como sabemos, la forma len- es decir, unos 400 años. Es posible suponer que
ticular plasmada en ollas, cántaros y copas fue dicha interacción podría haber generado conflic-
típica de la Cultura Piartal y su presencia en las tos, que junto con diversos factores culturales
tumbas de San Agustín podría considerarse exó- internos y los cambios climáticos, contribuyeron
gena. Tampoco debemos descartar la posibili- a la desaparición de la Cultura San Agustín Clási-
dad de que se tuviera contacto con la Cultura Tu- co. A partir del 900 d.C. hasta la conquista es-
maco-Tolita II, la cual fue contemporánea con pañola, los Yalcones parecen haber sido el grupo

Capítulo - 4
San Agustín II. Los caracoles marinos, como sím- étnico predominante en todo el territorio del Alto
bolo seguramente de poder aparecen en las ma- Magdalena. Una fecha del 1.700 d.C. nos indica la
nos de individuos de las elites representados en pervivencia indígena aún en la fase tardía de la
estatuas encontradas en la Mesita A y Morelia. Colonia, mientras una última datación nos con-
firma que dicha continuidad cultural existió al
LA SOCIEDAD DE SAN AGUSTÍN III menos hasta la segunda mitad del siglo XIX, du-
(500-1.500 d.C.) rante el período republicano. Esta persistencia de 99
la cultura indígena aborigen del tardío en el su-
Los cambios estructurales que tuvieron roccidente colombiano, que hemos explicado co-
lugar en las sociedades aborígenes del Surocci- mo una forma de resistencia indígena a la impo-
dente de Colombia y Norte del Ecuador, durante sición de nuevos patrones culturales exógenos, en
el denominado Período Tardío (500-1.500 d.C.), este caso, españoles, parece haber sido común
generados por grandes movimientos migratorios entre casi todas las sociedades cacicales del pe-
de poblaciones con diferentes tradiciones cultu- ríodo prehispánico tardío estudiadas, indicando
rales, también se presentaron en el Macizo Co- que a diferencia de lo que sostiene la historiogra-
lombiano. En dicho territorio, estos cambios fía oficial, el fenómeno de resistencia indígena
están asociados con un nuevo patrón cultural fue generalizado y tomó diferentes matices.
(cultura arqueológica), diferente del de los perío- (Tabla 9).
dos Formativo y Clásico Regional, introducido
por grupos identificados con la etnia de los Yalco- La sociedad San Agustín III fue contempo-
nes provenientes seguramente de la Amazonía, ránea con las sociedades Quimbaya III (500-
cuyos asentamientos sobrevivieron hasta el Pe- 1.550 d.C.), Sonso (500-1.550 d.C.), Bolo-
ríodo Colonial Tardío. Quebrada Seca (800-1.550 d.C.) y Tuza (1.250-
1.550 d.C.).
El territorio
Los poblados y las viviendas
Los Yalcones ocuparon todo el sur del de-
partamento del Huila, es decir, el territorio que Al igual que en otras regiones del Surocci-
antes habían poblado los agustinianos del For- dente colombiano, como Calima, los valles Alto y
mativo y del Clásico Regional. Los sitios arqueo- medio del río Cauca, en San Agustín los cambios
lógicos más sureños de esta cultura parecen en- históricos que se presentaron durante el denomi-
contrarse en el curso Alto del río Caquetá, en in- nado Período Tardío o Reciente, incluyen una
mediaciones del municipio de Santa Rosa. mayor densidad de población y una fuerte ten-
Hacia el momento de la conquista española gru- dencia a la nucleación de la población en ciertos
pos yalcones del cacique Pirama o Abirama esta- poblados importantes, localizados en altos, valles
ban asentados en el sur de Tierradentro, donde y terrazas del río Magdalena y de otros ríos me-
limitaban con el cacicazgo de los Paéces, localiza- nores como el Quinchana y el Granates. Pero,
dos al norte del río Páez; igualmente, poblaron la además de este patrón centralizado en aldeas,
margen izquierda del río Ullucos (Figura 35). existieron también asentamientos dispersos. La
cosmovisión de las nuevas poblaciones que ocu-
Cronología paron el territorio agustiniano fue diferente de la
de los habitantes del Clásico Regional. Su territo-
Veintitrés fechas de C14 permiten situar rialidad no estuvo determinada por la presencia
expresiones culturales de San Agustín III entre de centros funerarios monumentales, sino por
500 y 1.500 d.C., es decir, durante un período de poblados donde residía el cacique principal con
1.000 años. Las dos primeras fechas más anti- su familia, cabeza de una unidad territorial o ca-
Tabla 9. Cronología absoluta de la Cultura San Agustín III
(500-1.550 d.C.)

Fecha d.C. N° de
Sitio Contexto Referencia
sin calibrar Laboratorio
Alto de Lavaderos Vivienda Llanos y Ordóñez
480 ± 70 Beta - 104902
1 C-9. 25 cm. 1998: 36.
Alto de Lavaderos Basurero Llanos y Ordóñez
500 ± 50 Beta - 104903
1 P-8. 50 cm. 1998: 40.
Tumba 630 ± 82 Cháves y Puerta
Santa Rosa * -
SR-3 1980.73.
Alto de Quincha- Vivienda 635 ± 90? Llanos y Durán
-
na La Gaitana 1983:96.
Piso de vivienda.
Matanzas 11. Sector A. 40- 700 ± 70 Beta - 125261 Llanos 1999:70
Capítulo - 4

45cm
Matanzas 12 Tumba 1. Pozo 870 ± 70 Beta - 125262 Llanos 1999:75
Duque y Cubillos
Alto de Lavapatas Tumba 8 930 ± 80 I- 8428
1988:112
Alto de Quincha- Terraza .A.Q. Llanos y Durán
100 1.080 ± 110 -
na XXX 1983:96.
El Mondey. S3. N2. 1.090 ± 60 Beta - 38277 Moreno 1991:13
Duque y Cubillos
Alto de Lavapatas Tumba 47 1.150 ± 80 -
1988:112
Potrero de Lava- Vivienda
1.180 ± 120 GrN - 3447 Duque 1964: 456.
patas B-III. 40 cm.
Drenan et al.
Buenos Aires B VP0789 1.185 ± 30 PITT-0165
1993: 90
Tumba 1.320 ± 180 Cháves y Puerta
Aguabonita * -
1985.115.
Drenan et al.
Barranquilla VP0002 1345 ± 145 PITT-0162
1993: 90
Drenan et al.
Buenos Aires B VP0789 1350 ± 165 PITT-0167
1993: 90
Corte IV. 60 - 70
Rodapasos 1.400 ± 50 Beta - 27818 Sánchez 1991:66
cm.
Corte I Cuadrícula Reichel-
Mesitas A 1.410 ± 110 I-2309 Dolmatoff 1975:
E-1ª 65
La Peña Abrigo rocoso Salamanca 1983:
1.460 ± 60 Beta – 5946
D-3. 50-60 cm. 51.
Casa ceremonial Duque y Cubillos
La Estación 1.545 ± 25 GrN – 9247
R-I 1981: 155
Corte I Cuadrícula Reichel-
Mesitas C 1.630 ± 90 I-2310 Dolmatoff 1975:
E-2a 65
Terraza 43. Corte
Morelia 1.700 ± 90 Beta – 12073 Llanos 1988a:13
III. Nivel 25 cm.
Drenan et al.
La Julia VP0292 1.855 ± 150 PITT-0862
1993: 90
Cuadrícula A.
Matanzas 11. 1.890 ± 70 Beta - 125260 Llanos 1999:73
35 cm.
* Estas fechas corresponden a la variante cultural de San Agustín III en territorio tradicionalmente considerado como de la Cultu-
ra Tierradentro.
cicazgo. ciados a eras de cultivo, se encontraron dispersos
sobre terrazas naturales o el del cañón del río
Este tipo de concentraciones de las vivien- Granates-Saladoblanco, donde las terrazas de
das en poblados más o menos compactos ha sido forma circular y ovoidal están dispersas en pe-
estudiado en Quinchana (al este del municipio de queños grupos en las vertientes de las lomas que
San Agustín) y Morelia (curso inferior del río caen al río Granates. En el valle de Timaná y
Granates). En Quinchana las terrazas de habita- serranías adyacentes en general el patrón de
ción, de diferentes tamaños, estaban más o me- asentamiento se caracterizó por viviendas disper-
nos concentradas. Fueron emplazadas en las ci- sas o en pequeños grupos aislados sobre las coli-
mas de las lomas que descienden al río Magdale- nas, pequeñas planadas en las vertientes y terra-
na, o en algunos sitios planos, cerca de fuentes de zas cercanas a los ríos Magdalena y Timaná.
agua y de los suelos más aptos para la agricultu- También en El Mondey y Cerro Girasol
ra. Constantemente están asociadas a extensos (Saladoblanco) las viviendas del Período Reciente
campos de cultivo o “camellones” y a un patrón se presentaron individualmente o en pequeños
de enterramiento dentro de las mismas casas. grupos de dos a cinco aterrazamientos. Igual-
mente, en el valle del río Suaza (Garzón), donde

Capítulo - 4
El poblado de Morelia merece especial los aterrazamientos dispersos se encontraron en
atención, por ser uno de los asentamientos nu- lomeríos altos cercanos a los ríos Magdalena y
cleados más importantes estudiados hasta el pre- Suaza y en el valle de Guacanas, el valle de la
sente. Corresponde a una unidad socio-política Quebrada Majo y el valle del río Loro (Garzón),
relativamente independiente, compuesta por donde los asentamientos del tardío estaban en las
unas ciento cincuenta plataformas habitacionales partes altas de las lomas que rodean los valles,
de diferentes dimensiones, asociadas a una red con buena visibilidad y óptimo acceso a los recur- 101
de caminos, campos de cultivo y canales recolec- sos animales y vegetales y también en las terrazas
tores de agua. Algunas plataformas tienen muros aluviales.
de piedra, los cuales eran utilizados posiblemente
para evitar la erosión. La localización de las La Llanura de Matanzas también parece
plataformas a ambas márgenes del río, sugiere un haber sido ocupada intensivamente desde el siglo
modelo de asentamiento lineal que tiene como VII d.C. por poblaciones con una tradición cultu-
eje el río Granates y el cual parece haber sido co- ral tardía. Esta nueva dinámica poblacional
mún a muchos cacicazgos tardíos del surocciden- con una tendencia hacia la agregación de unida-
te de Colombia. De acuerdo con los documen- des domésticas en determinados sectores tam-
tos escritos del siglo XVI, es probable que este bién se presentó en Isnos, donde los reconoci-
importante poblado haya sido la sede de residen- mientos arqueológicos intensivos, han demostra-
cia de uno de los caciques principales de los Yal- do que durante el Período Reciente el crecimien-
cones, conocido con el nombre de Añiolongo. to de la población estuvo relacionado con la ocu-
pación de nuevas áreas y la implementación de
Al igual que en Morelia, durante el Período una agricultura intensiva. También en Buena-
Reciente en el sector occidental del valle de La vista - La Batalla los asentamientos tienden a
Plata hubo una mayor densidad de población y nucleares formando caseríos o pequeños pobla-
las concentraciones de los asentamientos se in- dos en las vertientes y en las lomas.
tensificaron aún más que en el período preceden-
te. Importantes núcleos de población existieron En todos los asentamientos tardíos estu-
en La Estación, donde las viviendas se encontra- diados las viviendas han presentado básicamente
ron concentradas en torno de una casa de gran- tres formas: circulares, ovoidales y cuadradas.
des dimensiones, la cual pudo haber servido de Las dimensiones de los aterrazamientos y de las
“casa ceremonial.” Un patrón de asentamiento casas pueden ser consideradas como un buen
nucleado también ha sido estudiado en varios indicador arqueológico de jerarquías sociales.
sectores del valle del río Timaná, por ejemplo, en Normalmente, como lo atestiguan numerosas
Sabanetas, donde en una planada natural se en- crónicas españolas del siglo XVI, las construccio-
contró una concentración de dieciséis aterraza- nes más grandes pertenecían a los caciques o
mientos de vivienda y cerca de ellos una pequeña eran utilizadas para realizar actividades comuna-
laguna, o en Monte León donde apareció un les o rituales.
conjunto de tres planadas escalonadas y catorce
plataformas de vivienda, en la parte alta de la Las casas de los comuneros presentan las
Serranía de La Ceja. tres formas mencionadas y sus dimensiones osci-
lan entre 2.6 y 54 m2, espacio suficiente para al-
Pero además de este patrón de asenta- bergar a una unidad doméstica. También se
miento nucleado en poblados, simultáneamente han presentado estructuras intermedias con
también existió otro caracterizado por su disper- áreas entre 11 y 16 m2, las cuales podrían haber
sión. Tal es el caso de regiones como el valle de cumplido diferentes funciones. Y finalmente, so-
Laboyos, en donde los sitios de habitación, aso- bresalen por sus dimensiones, estructuras que
tienen un área entre 25 y 58 m2., las cuales han mentos cerámicos, líticos, fogones, carbón vege-
sido interpretadas como casas de los jefes locales tal, frutos carbonizados (maíz y chontaduro), evi-
o caciques o espacios para realizar ceremonias denciando que se trataban de unidades domésti-
comunales. Esta jerarquización de las vivien- cas de la comunidad. La disposición de todas es-
das, de acuerdo con sus dimensiones también se tas estructuras indica un patrón de asentamiento
presentó entre la sociedad de Tierradentro que más o menos nucleado, donde existió segura-
existió durante el Período Reciente, aún cuando mente cierta jerarquización entre los espacios
las estructuras más grandes hasta ahora estudia- domésticos y rituales.
das alcanzan solo veinte m2.
Actividades económicas
Es en la región de Tarqui donde se han
estudiado las tres formas de estructuras mencio- Al igual que las poblaciones precedentes
nadas. La planta de las casas del sector de Buena- los portadores de la Cultura San Agustín III tu-
vista-La Batalla presentó forma circular, con vieron una economía mixta basada principalmen-
áreas entre 5 y 9 m2. Allí también fueron estudia- te en el cultivo intensivo del maíz y el fríjol.
das casas con planta semiovoidal con áreas entres Otras actividades importantes fueron la alfarería,
Capítulo - 4

35 y 54 m2. En El Zapatero una estructura cua- la orfebrería, los tejidos y el trabajo de la piedra.
drangular, que fue utilizada seguramente para Las nuevas adaptaciones agrícolas, resultado en
fines diferentes de vivienda, presentó una super- parte del gran crecimiento de la población, inclu-
ficie de 72 m2. En la Planta de Vivienda III del yeron tanto la introducción de nuevas especies
Potrero de Lavapatas fueron excavadas las hue- vegetales, como nuevas tecnologías agrícolas que
llas de postes de dos estructuras circulares con implicaron la construcción de eras y canales so-
102 un diámetro promedio de tres metros. Dentro de bre las pendientes. Este tipo de agricultura de
ella fueron encontradas cuatro tumbas. Otra vi- camellones sobre pendientes fue practicado por
vienda circular de unos cinco metros de diámetro otras culturas contemporáneas en regiones como
fue localizada en la Planta de Vivienda BIV, don- Calima y Quimbaya durante el Período Tardío.
de además había tres tumbas y dos depósitos ri- Requirió una organización más o menos centrali-
tuales con ofrendas. Por su parte, la Planta de zada de la población y una gran inversión de
Vivienda BV tenía cuatro metros de diámetro. fuerza de trabajo, pero también se generaron ma-
Allí fue construida una tumba. yores excedentes de producción. Eras de culti-
vo tipo camellones, con una alta fertilidad, sobre
En La Estación se presentó una pequeña pendientes suaves, asociadas a terrazas de habi-
agregación de bohíos circulares, compuesta al tación fueron estudiadas en el Alto de Quinchana
menos de cinco unidades, una de las cuales, por y el sector sur del sitio La Gaitana.
sus dimensiones y composición de sus elementos
culturales, parece haber pertenecido a un indivi- Los análisis de macrorestos vegetales recu-
duo de la elite, posiblemente un chamán. El bo- perados en sitios de habitación prehispánicos
hío más grande (R-1) o “casa ceremonial” presen- tardíos del municipio de Isnos, demuestran que
tó una planta circular de nueve metros de diáme- además de las especies domesticadas básicas co-
tro (81 m2) delimitada por setenta huellas de mo el maíz, el fríjol y otras, el palmiche o palmito
poste dispuestas en círculo. En su interior había (Prestoea acuminata) era utilizado como fuente
dos tumbas, en una de las cuales (Tumba 1), fue de alimento y posiblemente para otros usos do-
inhumado un individuo sobre una especie de es- mésticos como por ejemplo la construcción de las
tera formada por varas delgadas. Su ajuar funera- viviendas, o para el tratamiento de cierto tipo de
rio consistió de un pito pequeño hecho en cerá- enfermedades.
mica y siete cantos rodados encontrados en un
depósito ritual. Otro de los bohíos (R-2), corres- La alfarería
pondiente seguramente a una casa presentó tam-
bién forma circular con un diámetro de 5.7 me- En general, el sistema cerámico de San
tros (32.4 m2). En su interior se encontró una Agustín III lo integran los siguientes complejos y
tumba de pozo con un escalón de descenso y una estilos: Mesitas Superior, Potrero y Sombreri-
pequeña semicámara lateral, donde en posición llos, Complejo V y Barranquilla Crema, Cali-
flexada fue enterrado posiblemente un individuo. fornia Gris Pesado y Mirador Rojo Pesado.
Una tercera estructura habitacional (R-3) presen-
tó forma semioval delimitada por veintiocho hue- El sistema alfarero de esta nueva sociedad
llas de poste con una superficie de 13.3 m2. Y es diferente del de las dos sociedades preceden-
finalmente, una cuarta vivienda (R-4) presentó tes. Es el reflejo de una nueva cosmovisión que
forma semicircular delimitada por veintiocho tuvo su influencia en diversos aspectos tanto eco-
huecos de poste que conformaron una superficie nómicos como ideológicos. Los estudios petro-
aproximada de 6 m2. En todas las viviendas se gráficos realizados con tiestos del tipo cerámico
encontraron elementos culturales asociados con Barranquilla, sugieren la utilización posiblemen-
actividades domésticas, como por ejemplo frag- te intensiva de sólo dos fuentes de materia prima
para la manufactura de objetos cerámicos entre de figurinas antropomorfas, algunos de ellos de-
los alfareros de las unidades políticas de Mesitas corados con líneas oblicuas de pintura positiva
y el Alto de Los Ídolos, donde Mesitas refleja un roja sobre un fondo rosado, fueron excavados en
mayor grado de especialización. Una situación el Corte-IV de Mesita B, correspondiente al Com-
similar se presentó en el Valle de La Plata donde plejo Potrero. Fragmentos de torso y una cara
fueron identificados igualmente cuatro grupos de humana aparecieron en el Corte-VII del Comple-
cerámica durante el Período Reciente, los cuales jo Sombrerillos. Caras pintadas con bandas
fueron producidos en asentamientos ubicados en rojas sobre crema, semejando pintura facial, si-
diferentes sectores del valle. Allí se consolidó la milares a las que aparecieron en los torsos del
producción de la cerámica local (Grupo 2) en una Corte-VII, fueron reportadas en la Trinchera I del
red mayor de distribución que prácticamente mo- Alto de las Piedras. Fragmentos de cabezas de
nopolizó la producción. Fenómeno, que según figurinas fueron hallados en las plantas de vivien-
algunos arqueólogos, podría estar relacionado da R6 y R7 del sitio La Estación, pertenecientes al
con un significativo incremento en la consolida- Reciente preconquista. Torsos, pies y cabezas
ción de las unidades políticas y el control centra- humanas burdamente elaboradas parecen ser
lizado de la economía local por parte de la elite frecuentes en los yacimientos arqueológicos tar-

Capítulo - 4
política del lugar. díos preconquista de la Llanura de Matanzas.

Los grupos cerámicos característicos de la Las costumbres funerarias


nueva producción alfarera, establecidos con base
en la cerámica de sitios de habitación, son los Las nuevas poblaciones que ocuparon el
siguientes: baño rojo, baño café claro, baño café territorio del Alto Magdalena a partir del siglo V
oscuro, café friable sin baño, café claro sin baño, d.C. tenían una tradición cultural muy diferente a 103
café oscuro no friable y rojiza sin baño. En gene- las portadoras de la Cultura San Agustín II. Esto
ral debemos constatar que la cerámica del Re- se expresaba, entre otras cosas, en los patrones
ciente es más rústica y asimétrica en compara- funerarios. A diferencia de las prácticas mortuo-
ción con la de los alfareros del Formativo y el Clá- rias realizadas durante el Formativo y el Clásico
sico Regional, la cual tenía unos finos acabados. Regional, las poblaciones del Período Reciente
Este fenómeno parece haber sido común entre comúnmente enterraban a sus muertos dentro de
casi todas las culturas arqueológicas del Surocci- las viviendas, acorde con una nueva cosmovisión
dente de Colombia. Las formas aquilladas carac- donde la dualidad de la vida y la muerte era con-
terísticas de las vasijas de los períodos anteriores siderada como un solo proceso cuya diferentes
no están presentes en el sistema alfarero de los etapas transcurrían en un mismo espacio, donde
Yalcones, como tampoco las alcarrazas y una tenían cabida lo doméstico y lo ritual. En las ca-
gran diversidad de platos. También desaparece sas o bohíos eran inhumadas personas de dife-
una técnica decorativa tan importante como la rentes estratos sociales, desde el simple individuo
pintura negativa. de la comunidad, hasta los de la elite, como los
caciques y chamanes. El tratamiento diferen-
Entre las formas más comunes de vasijas cial que se presentó en vida se reflejó también en
debemos mencionar: cuencos, ollas-cuenco, pla- los ritos de la muerte, en donde las estructuras
tos, ollas trípodes, cántaros de cuello alto tipo funerarias más elaboradas y los ajuares “más
“botellón” y urnas funerarias. Durante la primera suntuosos” tanto cualitativa como cuantitativa-
fase del Reciente, es decir, entre los siglos V y XI mente fueron dedicados a los individuos de las
d.C., la decoración se caracteriza principalmente elites.
por la aplicación de pintura positiva sobre ambas
o una superficie de las vasijas, conformando dise- La tumba 46 del sitio Mesita D era de pozo
ños geométricos como triángulos, rombos sepa- con cámara lateral. Allí fue enterrado un indivi-
rados por franjas verticales, horizontales u obli- duo en posición flejada sin ningún ajuar funera-
cuas, utilizando los colores marrón o rojo oscuro, rio, mientras la persona que fue inhumada en la
negro y crema. A partir del siglo XI d.C. surgen tumba 45 del mismo sitio, podría haber tenido en
y comienzan a popularizarse las técnicas de deco- vida una posición social intermedia. Su construc-
ración digital sobre los bordes externos, la corru- ción funeraria un poco más elaborada tenía dos
gada, la incisa, la aplicada y la achurada cuadri- cámaras laterales, una opuesta a la otra; en una
culada. fue colocado el cadáver en posición flejada y en la
otra su ajuar consistente en varias vasijas cerámi-
Además de los diferentes recipientes utili- cas, una manos de moler y fragmentos de obsi-
zados como vajilla para cocinar, servir y consu- diana. Individuos de la misma posición social
mir los alimentos, los alfareros del Reciente tam- parecen haber sido enterrados en posición supina
bién elaboraron figurinas y volantes de huso. en el sitio Hotel de Turismo de San Agustín, en
Habitualmente las figuras antropomorfas apare- tumbas posiblemente familiares de pozo con dos
cen fragmentadas en las excavaciones, mostran- cámaras laterales, con ajuares que alcanzan hasta
do el torso, la cabeza o los pies. Troncos macizos quince vasijas cerámicas de diferentes tipos.
La estructura funeraria N. 8 del Alto de miovaladas. En el centro de la cámara había una
Lavapatas, fechada en el siglo X d.C., presentó depresión circular donde se encontró una tierra
un pozo de planta oval y una semi-bóveda. La gredosa con carbón. El ajuar funerario, muy sen-
tumba 47 del mismo sitio, fechada en el siglo XII cillo, consistió de algunas vasijas cerámicas y
d.C. tenía una cámara y un escalón de descenso a fragmentos líticos asociados con actividades do-
ella. El entierro, en posición flejada, fue realizado mésticas. Esta misma depresión circular apare-
sobre una especie de enlosado de cerámica frag- ció en la cámara de la tumba 22 del cementerio
mentada. En lugar de objetos cerámicos o líticos, prehispánico de Obando, en el contexto de una
como ofrenda se colocaron tuzas de maíz y frag- tumba de pozo con cámara lateral, la cual no pre-
mentos pequeños de cuarzo. Las tumbas tardí- sentó ningún ajuar funerario.
as del Potrero de Lavapatas eran de dos tipos: de
pozo simple sin cámara y de pozo con cámara Un patrón funerario similar ha sido docu-
lateral y un escalón de descenso a esta. Allí se mentado también en el yacimiento arqueológico
practicaron enterramientos primarios en posi- de El Paso del Colegio, donde la tumba 1 presentó
ción flejada y los ajuares funerarios son sencillos un pozo ovalado y una cámara elíptica tapada con
y constan de vasijas cerámicas, volantes de huso una piedra grande; en su interior fue realizado el
Capítulo - 4

y narigueras de oro. En la terraza de vivienda entierro de una persona de avanzada edad (50
AQ.XXX del Alto de Quinchana, en el siglo XI años) que tenía deformación craneal fronto-
d.C. se enterraba a los muertos en tumbas de po- occipital oblicua y un adolescente colocado en
zo con cámara lateral. Dicha costumbre aún se posición flejada. El ajuar consistió en un cántaro
conservaba en el siglo XVI, momentos antes de la con dos asas y dos manos de moler. Una mujer de
conquista española, en el sitio La Estación, donde 18 años de edad también con deformación cra-
104 los cadáveres eran colocados en posición flejada neal fronto-occipital oblicua fue colocada en po-
sobre tendidos de varas de madera. sición decúbito lateral en una tumba similar a la
anterior.
Tumbas del primer tipo con pozos de for-
ma elíptica también existen en el sitio Alto de La estructura social
Lavaderos. Allí, en sitios de vivienda fueron cons-
truidas las tumbas 1 y 2 que presentaron profun- La sociedad de los Yalcones no tuvo un
didades entre 170 y 210 cm. y se practicaron en- sistema político centralizado y único. Todo su
tierros seguramente de niños o adolescentes, a territorio estuvo bajo el mando de varios caci-
los cuales les colocaron dos o tres cuencos como ques, algunos de los cuales tenían mayor poder
ajuar funerario. También han sido estudiadas que otros. Entre los principales figuran los caci-
construcciones funerarias de pozo con cámara ques Pitanza, Meco, Añiolongo, Pirama e Inando.
lateral tardías en la llanura de Matanzas. En una Cada uno de ellos tenía bajo su mando una deter-
vivienda del sitio arqueológico Matanzas 12, minada región. Estaban relacionados entre si por
hacia el siglo IX d.C. fue construida una tumba de una misma expresión cultural con sus diferentes
pozo con cámara lateral con una profundidad de variantes regionales, una misma lengua, con po-
un poco más de un metro, donde fueron encon- sibles dialectos, parentescos familiares y alianzas
trados como ofrenda dos manos de moler, dos políticas. Este panorama de fragmentación po-
tobas y pedazos de carbón. Una tumba similar, lítica, salvo pocas excepciones (Muisca y Tairo-
pero con un peldaño de descenso a la cámara fue nas) parece haber sido común a todas las socie-
excavada en Matanzas 9. A la entrada de la cáma- dades cacicales tardías que existieron en el actual
ra se presentó un amontonamiento de piedras y territorio colombiano, durante los 1000 años pre-
el ajuar funerario consistió en una vasija cerámi- cedentes a la invasión y conquistas españolas.
ca fragmentada. Tumbas del mismo tipo y con
ajuares muy modestos se presentaron también en
Matanzas 6 (tumbas 4, 6, 7). La tumba 5 del mis-
mo yacimiento, parece haber sido construida pa-
ra enterrar a un individuo con un nivel social in-
termedio. La entrada a la cámara estaba cubierta
con un metate y el ajuar funerario lo constituían
cinco vasijas cerámicas y seis manos de moler.

Las tumbas tardías del sitio El Mondey


siguen el mismo patrón ya mencionado, con po-
zos circulares, cámaras laterales y uno o dos esca-
lones para bajar a la cámara. En las tumbas 1 y 3
inhumaron a los individuos sobre el piso de la
cámara. La persona enterrada en la tumba 3 fue
colocada en posición flejada. Las tumbas 4, 5 y 6
presentaron pozos semicirculares y cámaras se-
Conclusiones

CONCLUSIONES

E l estado actual del estudio arqueo­


lógico de los yacimientos, contextos
y materiales arqueológicos excavados es insufi­
ciente para establecer un esquema completo del
desarrollo histórico antiguo del Suroccidente de
ra; el nomadismo y su transición a formas de vida
semisedentarias. El maíz domesticado, aparece
por primera vez hacia el 4.730 a.C. entre las po­
blaciones que ocuparon el valle alto del río Cali­

Conclusiones
ma, como lo demuestra el polen fósil de esta es­
Colombia y el Norte del Ecuador. La información pecie recuperado en la Zona 4B del sitio El Dora­
disponible es muy variable y podríamos decir que do. En la misma región, .1500 años después el
el proceso de identificación de las culturas y sub- cultivo de este cereal parecía ya permanente
culturas arqueológicas y la definición de las se­ (Hacienda Lusitania). También en Porce el maíz,
cuencias cronológico-culturales se encuentra en junto con la yuca aparece domesticado hacia el
diversos grados de elaboración, ajustes y preci­ 4.000 a.C. En el Norte del Ecuador, los datos más
sión. Lo mismo podemos decir de las interpreta­ antiguos del maíz domesticado corresponden a 107
ciones histórico-sociales con base en las manifes­ una columna de polen del sitio Laguna de San
taciones de la cultura material. No obstante, inte­ Pablo, localizado a 2.760 msnm., en un valle in­
grando la información de las cuatro macro­ terandino, a 2.5 Km. al sureste de la ciudad de
regiones geohistóricas (Alto y Medio Cauca, Ma­ Otavalo, mientras en el Alto Magdalena este ce­
cizo Colombiano, Extremo Sur de Colombia y real aparece en las columnas de polen del sitio La
Norte del Ecuador y Costa Pacífica colombo­ Coneca, en el valle de Laboyos, hacia el 2.350
ecuatoriana) estudiadas hasta el presente, pode­ a.C., en unas condiciones climáticas más tropica­
mos refinar un poco más la periodización históri­ les, caracterizadas por la presencia de bosque
ca propuesta en trabajos anteriores. Además, subandino entre 1.200 y 1.800 msnm. Con la in­
debemos constatar que en estas macro-regiones troducción de estos cultígenos las poblaciones
geohistóricas no se presentó un desarrollo socio- antiguas comenzaron un nuevo tipo de subsisten­
cultural prehispánico de corte lineal, sino que en cia basada no sólo en la apropiación de los pro­
un mismo territorio, durante un mismo período ductos animales y vegetales que la naturaleza les
histórico coexistieron grupos humanos estructu­ brindaba, sino en la producción de alimentos,
rados social y culturalmente de una forma dife­ inicialmente con base en una horticultura de
rente, que se encontraban en diferentes niveles huertas caseras y luego introdiciendo una agri­
de desarrollo. En otras palabras, podríamos cultura de roza y quema, lo que se constituiría en
hablar de un desarrollo sociocultural desigual y la base sobre la cual se desarrollaría la compleji­
combinado. dad socio-cultural característica de las poblacio­
nes de la Formación Social Tribal. Como puede
De acuerdo con nuestra hipótesis la perio­ verse en la Figura 38 este tipo de sociedad tiene
dización de la Historia Antigua de las macro- re­ una mayor profundidad cronológica en el Alto y
giones mencionadas incluiría los siguientes tres Medio Cauca que en las otras macro-regiones.
períodos: (Figura 74).
Período II (3.500 – 400 a.C.).
Período I (8.000-1.500 a.C.).
Durante este período histórico existió el
Tiempo de existencia del primer tipo de segundo tipo de sociedad (ST2) conocido como
sociedad (ST1) conocida con el nombre de socie­ sociedad tribal como un modo de vida igualitario
dad de recolectores-horticultores, cuyas tres ex­ mixto.
presiones culturales aparecen en tres de las cua­
tro macro-regiones geohistóricas. Los principales Los procesos asociados con este período
procesos asociados con este período serían: una serían: el sedentarismo; la introducción de una
estructura social igualitaria en su base; una eco­ agricultura mixta del maíz y el fríjol; el inicio de
nomía de apropiación basada inicialmente en la la generación de plusproductos; la introducción
caza y la recolección y su transición a otro tipo de de la producción alfarera y de nuevas formas de
economía que se caracterizó por la producción de división social del trabajo y de gestión social. Las
alimentos a través de la domesticación de las es­ primeras sociedades agroalfareras con un modo
pecies vegetales y la introducción de la agricultu­
de vida igualitario y una vida aldeana sedentaria, miento de los linajes. En el interior de dichos li­
que implementaron una agricultura mixta del najes surgió y se estructuró un sector privilegiado
maíz y la yuca aparecen en la región antioqueña con funciones especializadas, el cual era manteni­
hacia el 3.500 a.C. y están asociadas con la deno­ do por el resto de las unidades que integraban el
minada Cultura La Cancana. Estas poblaciones linaje, que se ocupaban de la producción de bie­
existieron durante unos 2200 años y posiblemen­ nes alimenticios que este sector no producía di­
te evolucionaron socioculturalmente en dicho rectamente. Estos linajes, junto con su líder o jefe
territorio a partir de los grupos humanos prece­ que los dirigía comenzaron a enajenar parte del
rámicos con un modo de vida recolector produc­ plusproducto generando una estratificación so­
tor que habían ocupado la región durante el cial cuyos niveles de intensidad fueron diferentes
Holoceno inferior y medio. En el Alto Magdalena entre las diversas sociedades cacicales a través
el productivo binomio maíz y fríjol ya lo encon­ del tiempo. En cuanto a la ideología, una de las
tramos establecido en la economía de los grupos expresiones más importantes, además del arte,
asentados en las colinas del valle de Laboyos fue la institucionalización del pensamiento ritual,
hacia el 1.550 a.C., los cuales posiblemente ya representada en el chamanismo, cuya principal
podrían haber tenido una estructura social de función, entre otras, fue la de reforzar y justificar
Conclusiones

tipo tribal igualitaria. En el Alto y Medio Cauca la la posición del grupo dominante. El chamán gra­
expresión cultural de este tipo de sociedad se co­ cias a sus conocimientos especializados y su pres­
noce con el nombre de Cultura La Cancana tigio ocupaba un papel muy importante dentro de
(3.500-1.500 a.C.), mientras en el Extremo Sur la comunidad, sin generar necesariamente una
de Colombia y el Norte del Ecuador, se denomina desigualdad. Otro aspecto ideológico relevante
Cultura La Chimba (700-400 a.C.?). fue el reforzamiento de la posición del grupo do­
108 minante, al vincularse éste y su grupo familiar,
Período III (1.500 a.C. – 1.500 d.C.). por parentesco imaginario, a las divinidades su­
periores a los que rendía culto el resto de la socie­
Este es el período durante el cual existió el dad. Y finalmente, las nuevas concepciones de la
tercer tipo (ST3) de organización social conocido territorialidad, cuando los individuos se sentían
como sociedad jerárquico-cacical, el cual se ca­ ya dueños del espacio donde vivían y morían,
racterizó por una mayor diversidad cultural. Los generaron necesidades básicas de defensa. En
datos arqueológicos disponibles indican que estos 3.000 años de desarrollo histórico-cultural,
hacia la mitad del segundo milenio a.C. las diver­ debemos diferenciar los siguientes tres tipos de
sas poblaciones que ocupaban los territorios de sociedades cacicales:
nuestras macro-regiones geohistóricas de estudio
tuvieron un cambio revolucionario en su estruc­ Las primeras sociedades cacicales que exis­
tura social. Adoptaron un nuevo modo de vida tieron durante el período comprendido entre
denominado jerárquico cacical, el cual existió 1.500 y 400/300 a.C. (ST3-1), conocido tradicio­
básicamente durante unos 3.000 años, hasta la nalmente como Formativo, están representadas
invasión española. Desde el punto de vista econó­ por las culturas arqueológicas Quimbaya I
mico, la principal característica de este nuevo (1.500-0 a.C.?), Ilama (700-0 a.C.), La Balsa I
tipo de sociedad fue el desarrollo eficaz de los (1.100-0 a.C.?), La Chimba II (400 a.C.-250
instrumentos y medios de producción. La pro­ d.C.?), San Agustín I (1.000-300/200 a.C.) y Tu-
ducción de alimentos, a través de una agricultura maco-Tolita I (600-300 a.C.). Las siguientes so­
extensiva e intensiva se convirtió en un proceso ciedades cacicales que podríamos llamar inter­
regular que generó permanentemente excedentes medias, las cuales corresponderían al Período
de producción. Igualmente, se amplió y diversifi­ Clásico Regional, existieron entre 300/200 a.C. y
có la producción no sólo de bienes de consumo 900/1.300 d.C. (ST3-2) Sus expresiones cultura­
primarios sino también de bienes manufactura­ les más representativas serían Ferrería (¿..?),
dos de mejor calidad para el consumo interno y el Quimbaya II (1-500/600 d.C.?), Yotoco-
intercambio con otras comunidades. El creci­ Malagana (1-1.100 d.C.), La Balsa II (1-600/700
miento de la población, una nueva concepción d.C.?), San Agustín II (300/200 a.C.-900/1.300
cosmogónica de la territorialidad y del manejo de d.C.) y Capulí (1-1.500 d.C.). Y finalmente, las
los espacios domésticos y rituales, así como una sociedades cacicales preconquista o del Período
división social de trabajo más compleja, influye­ Tardío o Reciente (500-1.500 d.C.) (ST3-3) esta­
ron radicalmente en la aparición de nuevas for­ rían representadas por las culturas Quimbaya III
mas de relación social. La célula productiva bási­ (500-1.500 d.C.), Sonso (500-1.500 d.C.), Bolo-
ca de las sociedades cacicales fue la unidad do­ Quebrada Seca (800-1.500 d.C.), San Agustín III
méstica reforzada por vínculos de parentesco (500-1.500 d.C.), Piartal (500-1.250 d.C.) y Tuza
(consanguíneo, adhesión y filiación), que luego se (1.250-1.500 d.C.).
fueron convirtiendo en políticas de subordina­
ción. El control de la fuerza de trabajo dentro de De tal forma, durante 10.000 años antes
un mismo grupo de parentesco y la integración de la conquista española en el Suroccidente de
de varias unidades domésticas permitió el surgi­ Colombia y el Norte del Ecuador existieron al
menos tres tipos diferentes de organización so­
cial, representadas por veintidós expresiones cul­
turales. Esta gran diversidad cultural constituye
una parte muy importante del patrimonio cultu­
ral tangible e intangible de los pueblos que ac­
tualmente habitan este inmenso territorio, la cual
es imprescindible recuperar y valorar.

Conclusiones
109

Figura 74. Las culturas antiguas del Suroccidente de Colombia y el Norte del Ecuador en el tiempo.
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