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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECAUDOR

FACULTAD DE JURISPRUDENCIA

CARRERA DE DERECHO

2018-2019

NOMBRE:

ANTHONY STEVEN SEVILLA VILLACRES

CURSO:

Segundo Semestre “H”

CATEDRA:

Psicología Jurídica
Prevenga la violencia

• En vez de recurrir a la violencia, busque otras formas de resolver los conflictos.

• Enséñele a sus hijos que la violencia no es una forma de resolver los conflictos,

proporcione disciplina con amor y consistencia.

• No guarde armas en su casa, sobre todo si usted vive con una persona que ha

amenazado con suicidarse, que suele comportarse violento que tiene problemas con

las drogas o el alcohol.

• Este pendiente de las señales de advertencia, como las borracheras o amenazas

• Busque ayuda si le preocupa el comportamiento violento de un familiar, de una

amistad o de un compañero de trabajo o si usted mismo tiene un problema de ese

tipo.

• Si sospecha que un niño está muy descuidado o es víctima del abuso o de malos

tratos busque ayuda de grupos de apoyo.

Otras formas de prevenir la violencia.

1. Desarrollar relaciones sanas, estables y estimulantes entre los niños y sus padres o

cuidadores Se ha demostrado que las intervenciones que fomentan una relación estimulante

entre padres (o cuidadores) e hijos durante los primeros años de vida previenen el maltrato

infantil y disminuyen la agresividad en la infancia. Este tipo de intervenciones también

tienen el potencial de prevenir las secuelas de por vida del maltrato infantil, que afectan a la

salud física y mental, al funcionamiento social y laboral, al capital humano y a la seguridad

y, en último término, al desarrollo social y económico. Además, están apareciendo pruebas


de que estas intervenciones disminuyen el número de condenas y actos de violencia en la

adolescencia y las primeras etapas como adulto y, probablemente, disminuyan la violencia

en la pareja y la violencia autoinfligida en la vida adulta.

2. Desarrollar habilidades para la vida en los niños y los adolescentes Los datos de las

investigaciones indican que las habilidades para la vida adquiridas mediante los programas

de desarrollo social (que intentan desarrollar competencias sociales, emocionales y

conductuales) pueden prevenir la violencia juvenil, mientras que los programas de refuerzo

preescolar (que proporcionan a los niños aptitudes académicas y sociales a una edad

temprana) parecen prometedores. Las habilidades para la vida ayudan a los niños y los

adolescentes a afrontar eficazmente las dificultades de la vida diaria. Programas de esta

naturaleza dirigidos a la infancia pueden prevenir la agresividad, reducir la participación en

actos violentos, mejorar las aptitudes sociales, estimular el buen rendimiento escolar y

aumentar las perspectivas laborales. Todos estos efectos son más pronunciados en los niños

de familias y vecindarios económicamente desfavorecidos. Los beneficios de los programas

de buena calidad que invierten en el comienzo de la vida de una persona tienen el potencial

de perdurar en la edad adulta.

3. Reducir la disponibilidad y el consumo nocivo de alcohol Están surgiendo pruebas de

que la violencia se puede prevenir mediante la reducción del acceso al alcohol, con

intervenciones breves y tratamientos a largo plazo para los bebedores problemáticos y

mediante la introducción de mejoras en el servicio de los establecimientos en los que se

sirven bebidas alcohólicas. Actualmente, los datos que prueban la eficacia de tales

intervenciones rara vez proceden de ensayos controlados aleatorizados, y por lo general se

generan en países desarrollados y algunas partes de América Latina. La disponibilidad del


alcohol puede regularse mediante la reducción de las horas o los días en los que se puede

vender y del número de puntos de venta al por menor de bebidas alcohólicas. En general, se

ha visto que una reducción del número de horas de venta está asociada con menos actos

violentos y, por el contrario, una mayor densidad de puntos de venta se asocia con más

actos de violencia. Los modelos económicos indican con toda claridad que el aumento del

precio del alcohol (por ejemplo, mediante la subida de los impuestos, los monopolios

controlados por el estado y las políticas de precio mínimo) hace disminuir el consumo y, en

consecuencia, se reduce la violencia.

4. Restringir el acceso a las armas de fuego, las armas blancas y los plaguicidas Datos

incipientes sugieren que limitar el acceso a las armas de fuego y los plaguicidas puede

prevenir los homicidios (la mayoría de los cuales se producen en hombres jóvenes de 15 a

29 años), los suicidios y las lesiones, y reducir los costos que representan para la sociedad

estas formas de violencia. No obstante, se necesitan estudios más rigurosos.

5. Fomentar la igualdad en materia de género para prevenir la violencia contra la mujer

Aunque debe investigarse más, algunos datos indican que las intervenciones en las escuelas

y las comunidades pueden promover la igualdad de género y prevenir la violencia contra la

mujer, al cuestionar los estereotipos y las normas culturales que otorgan a los hombres el

poder y el control sobre las mujeres.

6. Cambiar las normas sociales y culturales que propician la violencia Las reglas o las

expectativas de comportamiento —normas— dentro de un grupo cultural o social pueden

fomentar la violencia. Las intervenciones que cuestionan las normas sociales y culturales

que propician la violencia pueden prevenir ese tipo de actos y se han utilizado
ampliamente, pero los datos en los que basan su eficacia son actualmente escasos. Se

requieren evaluaciones más rigurosas de intervenciones de esa naturaleza.

7. Establecer programas de identificación, atención y apoyo a las víctimas Las

intervenciones para identificar a las víctimas de la violencia interpersonal y prestar atención

y apoyo eficaz son fundamentales para proteger la salud y romper el círculo vicioso de la

violencia de una generación a otra.

La solución para prevenir la violencia está en nosotros

La violencia es un tema que lastima a todas las sociedades, no discrimina y

lamentablemente en todos los estratos sociales su presencia fragmenta lazos culturales y

familiares.

Es necesario que se hable del tema, porque muchas veces sin darnos cuenta se afecta la

integridad y el respeto que merecen otras personas.

Casi siempre es ejercida por las personas que tienen el poder en una relación, como el padre

y/o la madre sobre los y las hijas, los y las jefas sobre los y las empleadas, los hombres

sobre las mujeres, los hombres sobre otros hombres y las mujeres sobre otras mujeres, pero

también se puede ejercer sobre objetos, animales o contra uno mismo.

Hablemos de prevención

Organismos internacionales han encendido las alarmas debido al incremento de este

fenómeno. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año más de

1.4 millones de personas pierden la vida debido a la violencia.


Actualmente en todo el mundo se han implementado campañas para evitar la

violencia hacia las mujeres. Las agresiones hacia el género femenino no sólo se traducen en

violencia física, también la psicológica, patrimonial, económica y sexual, son modalidades

que pocas veces se abordan.

Uno de los grandes fantasmas al momento de luchar contra la violencia, es el apego

afectivo. Este hace que muchas veces se justifiquen comportamientos agresivos, o

simplemente que se genere una dependencia “afectiva” en la que se normaliza cierto grado

de violencia física o psicológica.

Algunos aspectos a tener en cuenta para generar una conciencia sobre la prevención

son:

 Informarse del tema: nunca hay que dar por sentado que conocemos sobre un

tema. La mayoría de las personas desconocemos los aspectos cruciales sobre la

violencia. Al estudiar y conocer los aspectos que generan violencia, podemos

identificar patrones para prevenir situaciones de riesgo.

 Genera y fomenta un ámbito de respeto: tratemos a los demás como nos gustaría

que nos traten. Aprendamos que mediante un diálogo respetuoso y tolerancia

podemos encontrar puntos de acuerdo para solucionar problemas.

 La violencia no se debe aceptar bajo ninguna circunstancia: los pellizcos, los

jalones del brazo o el golpecito, son acciones que deben evitarse siempre. Está

comprobado que una vez aceptas esta situación, comienza un proceso de

“normalización de la situación”. Es decir, piensas que no fue tan malo y te

acostumbras a las agresiones.


 Siempre expresa tu postura: la violencia psicológica puede estar camuflada bajo

distintas formas y es más frecuente de lo que se cree. Muchas veces pensamos “no

quiero generar problemas” o bien, temes que tu pareja se aleje y se opta por la

sumisión. Si pensamos diferente, es importante expresarse con firmeza, respeto y

claridad.

Desafíos legales y terapéuticos

• La psicopatía se complica en el terreno legal y medico, surge la pregunta de

que si existe la esperanza de que atreves de la ciencia se encuentre una solución

o un tratamiento a este problema.

• Aunque estas personas no están mentalmente trastornados en el sentido

convencional del término, no son ciudadanos normales, por lo tanto no se debe

eximir de responsabilidades legales por enfermedad mental, al mismo tiempo

parece injusto aplicarles la misma pena que una persona normal y también

resulta imposible dejar a su consideración la decisión de recibir o no terapia.

Para que un programa de tratamiento para psicópatas sea relativamente prometedor Losel

sugiere seguir los siguientes principios.

• Apoyarse en una sólida base conceptual y teorica: Enseñarle para favorecer el

autocontrol y el comportamiento no criminal o reducir el abuso del alcohol.

• Realizar una evaluación profunda y dinámica del delincuente.

• Seguir un tratamiento intensivo.

• Seguimientos controlados y prevención de recaídas.


• Proporcionar apoyo familiar.

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