Fildioma delos Argentinos Seuy A geenoa- 6 Pagina 1 de7
F copy 2 06-15-7260
El Idioma de los Argentinos: Cultura y Discriminacién
(fone Park bors
\ angeta DiTultio |"
Universidad de Buenos Aires
Hemos de-referirrios eh 'ééte:texto a una victoria de Borges, relevante sin duda para
fa historia-de nuestra cultura, pero poco advertida por sus Criticos: la batalla
lingilistica-que libra con Fl Idioma de los Argentinos, de“1927 -ensayo por el cual
Borges obtendria en 1929 ei Segundo Premio Municipal- rematanda mds tarde con
un texto crucial, en 1941: Las alarmas del doctor Américo Castro. Un aspecto
interesante de este debate es ef insdlito enfrentamiento entre literatura y
Universidad, a la cual Borges acusa de "coloniaje idiomético”. Cuando Borges ataca
fulminantemente.a Américo Castro en 1941, lo hace con la independencia de quien
esta firme‘en su opinién de que la Academia (en particular, fa Academia espafiola) y
fa literatura (en particular, la literatura argentina) no son fuerzas confiuyentes sino
divergentes en la construccién de fa cultura, y no vacila en proclamar la
superioridad de esta ultima. No se trata de una rebelién adolescente contra una
(mate filolégica secular, sino de fa conviccién profesada por Barges de que, en
materia de autenticidad linguistica, la intuicién nativa y la estética propia valen mas
gue los fatigosos y fatigantes estudios de los universitarios.
Hay varios rasgés que vale la pena subrayar ena estrategia de Borges en esta
batalla tingiistica. En primer lugar, cuenta con una poderosa y doble retaguardia: la
de a Gerietacién del/47 yjia del 80. De la primera, a la saga de Echeverria,
Sarmientoiy Alberdi/tomfard Borges ante todo el desprecio por fa cultura hispanica,
Nada revela mejor el desdén de Borges que su célebre Fespuesta, en el Martin —
Fierro, a la infausta ocurrencia de La Gaceta Literarfa al proclamar a Madrid como
meridiano intelectual del orbe hispdnico. "La sedicente nueva generacién espafiola
nos itwvita a establecer ien Madrid! el meridiano intelectual de esta América (...)
Madrid no nos entiende. Una ciudad cuyas orquestas no pueden intentar un tango
sin desalmario; (...) una ciudad cuyo Yrigoyen es Primo de Rivera; una ciudad
ciyds actores no distiriguen un mexicano de un oriental; una ciudad cuya sola
invencién es ef gaficismo -a lo menos en ninguna parte hablan tanto de é 1 una
Ciudad cuyo humorismo estd en el retruécano; una cludad “envidiable” para elogiar
éde dénde va,a entendernos, qué va a saber dela terrible esperanza que los
americanos vivimos?" Por otra parte, Borges se aleja de la generacién del 37 en
cuanto a la adhesién por.la cultura francesa, de la que se mantendra siempre a
discreta distancia. De hecho, una de las operaciones centrales que realiza Borges en
la literatura argentina -tan obvia que acaba por pasar inadvertida- es que la
desgajard a la vez de la tradicién espafiola y de la francesa, para irla imbricando,
lenta pero seguramente, en la estela de la literatura anglasajan2, operacion que se
realiza a partir de'los afios 30, desde {a inclusiéfi:de Borges ef! grupo Sur.
El segundo cuerpo de'retaguardia con que cuento Borges es la generacién de 80,
donde resplandece:el ejemplo de Mansilla, con yna-obra que imantaré su atendl
Causeries. Como en el caso anterior, Borges no va adherir afrancesamiento
acendrado de esta generacién, pero en cambio si adoptara un rasgo esencial de su
programa: la avefttuaci6n dea Oratidad como suprema elegancia y aun més, como
necesidad imperiosa en el estilo del lenguaje eSerito, He aquT'sa célebre cita: "Mejor
lo‘hicieron nuestros mayores. El tono de su escritura fue el de su voz; su boca no
fue contradiccién de su mano. Fueron argentinos con dignidad: su decirse criollo no
fue una arrogancia orillera ni un malhumor. Escribieron el dialecto usual de sus
hutp://www.solofiteratura.com/bor/borelidiomade,htm 01/05/06El Idioma délos Argentinos Pégina 2 de7
dias: ni recaer en espafioles ni degenerar en malevos fue su apetencia. Pienso en
Esteban Echeverria, en Domingo Faustino Sarmiento, en Vicente Fidel Lopez, en
Lucio V. Mansifla, en Eduardo Wilde. Dijeron bien en argentino: cosa en desuso. No
precisaron disfrazarse de otros ni dragonear de recién venidos para escribir. Hoy,
esa naturalidad se gast6. Dos deliberaciones opuestas, la seudo plebeya y la seudo
hispanica, dirigen las escrituras de ahora."(E/ Idioma de los Argentinos, p. 29).
éCuéles son los frentes de batalla en el campo enemigo? Aun cuando Borges ~y
esto es parte de su estrategia- reconoce sélo dos, en realidad se encuentran tres,
uno de ellos disimulado bajo las oscuras banderas de! segundo frente adversario. El
primer frente es el academismo hispanieg y su odioso autoritarismo, Borges
avanzaba ya entonces sus temibles plas contra Castro, al mostrar las distintas
connotaciones de las palabras espafiolas a uno y otro lado del Atléntico: "La palabra
“egregio", tan publicada por fa Revista de Occidente y aun por don Américo Castro,
no sabe impresionarnos."(E} Idioma de los Argentinos, pp. 31-32).
Con su téctica acostumbrada, Borges ataca de sorpresa y al sesgo: en vez de
internarse en arduas discusiones que probarfan la superior calidad de una norma
lingiistica sobre otra, sefiala el derecho a la preciosa diferencia entre un dialecto'y
atro.-Oblicuamente, sin embargo, sus ejemplos suponen en todos los casos que la
norma rioplatense es més sutil que la del espafiol peninsular y que la jactanciosa
abundancia de Iéxico de que se vanaglorian los espafioles no son sino formas de la
hinchaz6n y la tonteria: mascaras eufemisticas de la muerte. Aun mas: la voceada
superioridad lingliistica de la metrépolis deberia reflejarse en una “gran literatura
Postica 0 filoséfica, favores que no se domiciliaron nunca en Espafia.” (En esta
argumentacién resulta claro que Borges se funda en la filosofia de Croce, que
identifica la lengua con su expresién literaria y poética, ta «nica capaz de revelar su
potencial fundamental). El examen al que se aboca Borges en este texto es
demoledor: s6lo se salvan de esta dréstica hecatombe Cervantes y Unamuno.
El segunda frente enemigo serd el “arrabalero", dialecto en el cual se subsume,
junto con los detritus del lunfardo, un criallismo sainetero de mala laya. No es dificil
Percibir que en una misma maniobra acusatoria, Borges intenta alcanzar tanto a los,
orilleras -o peor atin, a los escritores demagégicos que pretendian.asimitarlos so
pretexto de color local- como al habla de los inmigrantes -en. general italianos de
primera y segunda generacién- que bastardeaban el idioma, Barges los acusa de
intentar introducir en el habla culta el lenguaje canalla y heriético del submundo
carcelario. Como sabemos, una de las mas probables etimdlogias del términd
“lunfardo" es la de "lombardo”, y un elevado porcentaje de palabras del lunfardo
son de origen italiano, como bagayo, flaca, crepar, yirar, yeta y muchas otras.
Borges sostiene que el lunifardo ha sido desdeiiado por escritores populares, como
Fray Mocho, Carriego 0 Sicardi; tampoco campea en fas letraside:lasimilongas de
{os primeros tangos.
Lo que mas le importaba en ese momento, con todo, era afirmar la prioridad de la
=O “heters conversacién portefia” en su inspiracién uae aed
literaria, como to dice en su prélogg-eLuna dé Enfrente: Borgeés’esté ‘afirmando de leslie
esta manera la supremacia de Io fortefio contra lo no portefio (recardemos que los
hombres del Centenario eran de extraecién provinciana, como el cordabés Lugones,
el santiaguefio Rojas y el santafesino Gélvez); asimismo, establecesel-poder cultural f2/-/~
de su clase social contra la ralea cocolich iamigrantes. Como lo'ha res
advertido Olea Franco, el fiarse a Ids recursos de la conversacisn portefia para “ff
asentar valores literarios significativos implica la capacidad de abandonarse a
Inflexiones instintivas que no pueden Ser adquiridas 0 copiadas. Sélo los portefios
de rancia prosapia ejercen naturalmente esta norma, que:exchiye-por igual a los
espafioles autoritarios, a fos provincianos reaccionarias y a los italianos
advenedizos. Interpretado de este modo, el programa de Borges es a la vez
nacionalista , unitario y burgués y, como puede preverse, es también un programa
jpoaliste unitario y burgues
hitp:/Avww.sololiteratura.com/bor/borelidiomade.htm 01/05/06ganador; tan es ashque en realidad, ésté programa nos ha regido hasta nuestréy
dias.
la Pecullarged fagitstca rioplatense y su sentido histérico (Losada, 1941) no fue
un libro afortunado, La respuesta ue Borges, "Las alarmias del Dr. A. Castro" es sélo
el mas conspicuo, 4! definitivo, de una serie de articulos que reaccionaron frente a,
lo que se-interpretéicomo una ofensa a la nacién, a.su historia y a su modo de
hablar. Amado.Alonso;:en su resefia publicada en la Revista de Filologia Hispénica
(4942), menciona "ja-acogida de pura diatriba que se le dio a este libro". El mismo
Américo Castro, en el prélogo a.la segunda edicién de 1962, se queja de los
“enfurecidos.ataques* que recibi6. 2A qué se debe una reaccién tan undnimemente
negativa?
En primer lugar, Castro se muestra prodigiosamente irritante con sus
desafortunadas elecciones lingiistico-literarias, como la devocién con que cita a
Avelino Hetrera Mayor, Arturo Capdevila y Enrique Larreta, todos ellos adelantados
de la causa hispdnica en Latinoamérica y como é1, enemigos acérrimos de! voseo,
"calamitoso rasgo" en el sentir de Castro, simbolo de las irregularidades lingiisticas
que cuentan con una absoluta "impunidad social” y sintoma de "desequilibrio y
perversion colectiva.” También advierte Castro que la Argentina es el Unico pais
latinoamericano que enarbola con argullo una tradici6n focal como Ja gauchesca. Y
si bien acierta.al afirmar que es exagerado comparar, como Lugones, al Martin
Fierra con E] Cid Campeador , su ataque -que incluye a Don Segundo Sombra, a
quien define como "arquetipo de todos los frustrados"- no podia menos que chocar
a Borges y colocarlg a la defensiva.
Un, ejemplo interesante de Igs ataque lingiiisticos que recibe Castro son los dos
articulos publicadios en “La Carreta” de octubre de 1941. Los firman Luis Pinto -
"Américo Castro, ‘Corregidbr' de Lengua..." y Vicente Rossi, "A los Encomenderos
Idioriaticos:dé 10s Pueblos del Plata". En ambos se acusa al fildlogo de querer
reiriplatitar el vasallaje impuasto desde Espafia, instandose a los argentinos a
rechavar la ingerencia de una autoridad externa que desconoce nuestra
idlosincrasia. En:el primero, el principal acusado es Ricardo Rojas, quien, a pesar de
su nacionalismo, como Decano de la Facultad de Filosofia y Letras, habia contratado
a lingiistas.espafioles, discipulos de Ramén Menéndez Pidal, al frente del Instituto
de Filologia Hispanica., creado en 1923. El primer director fue Américo Castro, y
tuego de otros, a partir de 1927, Amado Alonso. Rossi, a su vez, reciama de los
intelectuatés argentinos el mismo fervor con que Castro defiende la causa de
"Hispania", a pesar de tio’ ser espaifiol. (\)
En realidad, el severo diagnéstico de Castro sobre el espafiol hablado y escrito en
Buenos Aires coincide con el trazado por Amado Alonso en "El problema argentino
de la lengua"(1935): problema, desbarajuste, desquicio, caos expresan la
consternacién de quienes ver’en el entrevero lingistico un sintoma alarmante de
desorden social. La lengua significa orden no sélo porque organiza el pensamiento,
sino también porque manifiesta la.estricta ferarquia que rige la relacién entre los
Grupos sociales: fa ausencia de una clara estratificacién linguistica en consonancia
con la posicién social de los hablantes es precisamente el rasgo que alarma en ta
lengua de Buends Aires. Castro no ofréce sélo el diagndstico, sino que lo interpreta
como sintoma de una. patologia social, cuyas raices histéricas pretende desentrafiar.
Asi arriba a conclusiones sobre la "esencia® del pueblo argentino : “plebeyismo
universal", "instinto bajero’, "descontento intimo, encrespamiento def aima al
pensar en sometérse a cualquier norma medianamente trabajosa." En cuanto @ las
estrategias ttilizadas' para impugnar a Castro, el mismo Borges nos proporciona la
respuesta en "Arte de injuriar" (1933. Historia de la eternidad). "Las alarmas del Dr.
hitp://www sololiteratura.com/bor/borelidiomade htm 01/05/06