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Introducción a la estética de la

muerte en sociedades originarias


Aprender a morir , aprender a
vivir…
“A cada uno de nosotros está unida un alma. Ella
es como un pedazo pequeño de algodón
blanco, como el humo que nadie puede ver…”.
Mitología Wayúu

Tanto las evidencias arqueológicas como los


estudios etnográficos, han demostrado que los
hombres no abandonan a sus muertos, al
menos no los abandonan sin prácticas rituales.
Estas prácticas, penetran la finitud de la vida
que debe trascender y alcanzar la inmortalidad.
Aprender a morir , aprender a
vivir…
Esta charla intentará una aproximación, a lo que
podríamos llamar una “Antropología de la
Muerte” en los pueblos originarios de
Venezuela.
Parte de la idea según la cual toda sociedad
desarrolla comportamientos específicos ante el
fenómeno de la muerte. El humano es el único
que entierra a sus muertos, o expresa la
experiencia de la muerte en una extensa
variedad de rituales funerarios, ofrendas y ajuar
que varían con el tiempo y la cultura.
A la invasión europea, que no fue otra cosa que una
conquista militar, a esta le siguió una conquista más
difícil aún: la espiritual. A esta le correspondió imponer
todo el aparato ideológico del invasor, empeño
ejecutado principalmente por la Iglesia católica.
Los conquistadores, intentaron cambiar todas las formas
culturales de estos pueblos, imponiendo por la fuerza y
el miedo el pensamiento del invasor . Tarea difícil, pues,
como veremos, los antiguos saberes se hacen
presentes, en la forma de resistencia cultural, y se
activan en las creencias relacionadas con la muerte
La máscara y la muerte
El campo expresivo de la máscara me
parece estéticamente privilegiado en
relación a otras ofrendas funerarias, si
tomamos en cuenta que cualquiera que
haya sido su destino: mortuorio, retrato,
objeto sagrado, atuendo ceremonial,
festivo, etc. Ella tiende a producir una
metamorfosis en la identidad de su
portador, constituyendo una abstracción,
una forma visual, una imagen.
Mascaras funerarias Maya
Mascara funeraria- Tikal
Lo que en occidente se llama ‘muerte’, es visto por los pueblos
originarios como parte de la vida, continuidad, permanencia y
renovación, por eso aún el Día de los Muertos, tiene connotación
de fiesta, no de un momento de dolor.
Los mexicas creían que la vida de todo hombre estaba sustentada
por tres fluidos vitales: el ‘tonalli’, localizado en la cabeza; el
‘teyolía’, en el corazón y el ‘ihíyotl’, en el hígado. Gracias a estos
tres componentes, la vida era posible.
Los antiguos nahuas pensaban que cuando un hombre moría, se
producía la desintegración de los tres elementos vitales del cuerpo,
afectando su armonía estructural. Al separarse estos tres
elementos, sobrevenía la muerte
Mictlantecuhtli es el Señor, tecuh-tli del
inframundo, mictlán. Se lo representa como una
calavera con muchos dientes
• Las máscaras
funerarias, maya son
un retrato,
generalmente
fabricadas en jade,
caracol, concha,
obsidiana y hematita,
materias primas
asociadas a la
divinidad
Sea tridimensional (modelada) o bidimensional (pintada
sobre la piel), el origen de la máscara parece inscribirse
en la misma fuente de las “técnicas” que tienen por
materia prima el cuerpo; la pintura facial, la cosmética
de las deformaciones, las escarificaciones y los
tatuajes, pueden considerarse por tal razón como su
equivalente, al igual que todas aquellas técnicas que
producen una “transmutación” que inmoviliza la
gestualidad o la traslada a otro ser. La consecuencia de
esa transformación convierte al “yo” en el “otro”, y a
partir de ello, se alcanza otra realidad que es tan
“verdadera” como la metamorfoseada.
Máscara funeraria de K´inich Janaab´ Pakal y cuentas tubulares de
jade
• Esta pieza, con claros rasgos
Teotihuacanos, encontrada en
el actual estado de Guerrero,
es excepcional por sus
incrustaciones de turquesa.
Además tiene incrustaciones
de la concha spondilum para
dar el color rojo a las cejas y a
la nariguera: también se puede
observar el uso de la
obsidiana para representar a
los ojos.
Máscaras funerarias. Culturas maya y
Olmeca
• Máscara funeraria.
Cultura Tolita (300.
a.C-350-dc). Museo
Nacional del Banco
Central del Ecuador,
Quito
Mascaras funerarias Mochica
Urnas funerarias
La magia, la máscara y la muerte en el Valle
de Quibor

Si indagamos un poco en la historia social de los


pueblos antiguos de nuestro país, encontramos que en
los estudios arqueológicos del Valle de Quibor,
aparecen un conjunto de máscaras asociadas a
contextos funerarios.

Estas comunidades desarrollaron un modo de vida


aldeano cacical, caracterizado por la especialización
social del trabajo, y relaciones políticas de
subordinación de varias aldeas a una aldea central.
El tipo de tumba y la cantidad y calidad de las ofrendas
presentes en los enterramientos, evidencian la posición
diferencial del cacique y su linaje.

En el plano económico las ofrendas funerarias


construyen una forma de sacar de circulación,
mediante un consumo ritual, aparentemente no
productivo, cientos de objetos, creando una demanda
constante de bienes suntuarios los cuales alimentaron
el trabajo de los especialistas y mantuvieron abiertas
las redes de intercambio. Condición necesaria para el
mantenimiento del sistema de integración socio-político
que fundamentaba el modo de vida cacical
La magia nos pone en presencia de dos mundos, uno
real y otro imaginario; a uno pertenece lo fenoménico
visible, a otro, lo espiritual invisible; a uno, un cuerpo
mortal, a otro, un alma inmortal.

Si un grupo social no cuenta con un control de la


naturaleza, es necesario entonces que una apropiación
imaginaria del mundo sustituya la carencia de técnicas;
es por esta razón, que la autonomía del mundo
imaginario es relativa y que las relaciones entre magia y
técnica son muy estrechas.
Mascaras funerarias del Valle de
Quibor
Las máscaras de Quibor duplican una imagen que se
proyecta en la materia, la arcilla adquiere rostro
humano. La imagen del “doble” encuentra en la máscara
el receptáculo que controla, canaliza y aprisiona la
energía vital que la muerte ha liberado, evitando la
enrancia de las almas.
Si se ignora cómo manejar esta fuerza vital, puede
tornarse nociva. Fuera de control, altera e inquieta el
orden cotidiano de la vida, mientras que, debidamente
canalizada, puede ser utilizada en distintas funciones de
control político y social.
Urnas funerarias de Camay
El mundo de los indios muertos es una metáfora de la
vida, es un viaje, un sueño que da entrada al lugar de
los antepasados. La idea de la muerte definitiva se
transforma en muerte-nacimiento, como una unidad
dialéctica indisoluble de causa-efecto. La energía vital
no desaparece, sino que se somete a un constante
proceso de transformaciones. De allí que los
desaparecidos vivan, en el más allá, una vida que se
prolonga en la muerte, para lo cual es necesario un
conjunto de ritos y creencias y un ajuar, que la
acompañe.
.
La muerte entre los kariña
Vomankatopo para que se vaya la sombra
Por buen camino
Y no asombre a los muchachitos..
Ahora si que
Sola me voy a quedar …
Quizás viva mejor en el otro mundo………
Canto funerario kariña
• KARINA
Familia Lingüística: Caribe.
Ubicación Geográfica: Este grupo
étnico se encuentra localizado
mayoritariamente en el estado
Anzoátegui, y en la parte norte del
estado Bolívar, específicamente
en la banda sur del río Orinoco.
También se encuentran pequeñas
comunidades al norte del estado
Sucre y en los estados Monagas,
Delta Amacuro y Sucre.
Número de Población: Según los
datos aportados por el Censo de
población y vivienda, de 2001, la
población está constituida por
16.686 personas.
Muchos aspectos originales de los ritos funerarios
Kariña fueron suprimidos por las “reducciones”
misioneras del siglo XVII, eufemismo con el que calificó
la esclavitud a que fueron sometidos.
El alma del difunto o Yoroska, sobrevive al akepu o
cadáver. A lo largo de un año y bajo la forma de,
espíritu de la oscuridad, reclama una serie de ritos y
sacrificios por parte de sus dolientes. Condición para
que el difunto pueda liberarse de la tierra y reintegrarse
al lugar originario, dejando de molestar a los familiares,
se convierte en su espíritu protector.
En el pasado los kariña fabricaban una
suerte de cruz “florida “ al estilo de la cruz
maya, recubierta con onoto y plumas,
como símbolo de la vida. Esta defendía a
la comunidad de los embates de
enemigos y era colocada en los caminos y
lugares para conjurar la muerte
El moribundo era cuidado por un pariente
cercano, los demás debían evitar el
contagio de la muerte, producido por
Yoroska. Los familiares examinaban los
ojos del difunto para ver si ya estaban
vacíos, lo que significaba que el alma,
askari se había marchado, es decir
cambiado de familia, de pueblo, y entrado
a formar parte del mundo de Yoroska
Ciclo de ritos funerarios
Barepoko
Velorio. Llora colectiva, pintura corporal negra
Destilación de las grasas del muerto ( Rito prohibido por los misioneros)
Primer entierro. Momia, pertenencias
Vamankatopo
Entrega a su nueva familia espiritual, el difunto va olvidando la tierra
Toma del luto. Baño ritual, corte de cabello, cambio de ropa, abandono de
collares., dieta ligera,
Desentierro, limpieza de los huesos, quema y pulverización
Bepekotomo
Al cabo de un año “quita del luto”. Quema de la casa y pertenencias
Baile ( mare-mare) . Alegría
El Akatompo. Día de los muertos
Una vez liberado el espíritu del muerto luego del
año, su espíritu luminoso era venerado. Ya en
paz, regresaba, invisible y sólo se presentaba
en sueños los vivos que podían verlo.
El día de los muertos es una imposición
cristiana, de la antigua práctica del akatompo, o
“canto a los muertos”, en el que se cantaba de
casa en casa, la memoria del difunto, se
relataban sus historias, se evocaba y se
hablaba con sus muertos
En el akatompo los difuntos regresaban. La casa, el
pueblo, los familiares, vecinos y amigos se embargan
de una inmensa alegría.

Se traían obsequios, flores, comida, bebida, cantos y


música, con lo que se brindaba y agasajaba a los
muertos, para que se sintieran bien en el reencuentro.

Depositaban cuanto pudieran en las tumbas, mientras


que se obsequiaba con comida y bebida a propios y
visitantes. Las tumbas de limpiaban y se reacomodan
objetos y pertenencias del muerto que se dejaban en el
lecho fúnebre, hasta que el tiempo se encarga de
desaparecerlos.
Se hablaba con los muertos. Los que se iluminaban
encendiendo velas. Se cantaba en idioma kari’ña, y se
bailaba el mare-mare, función que casi siempre ejerce
un anciano.

La bebida típica que se preparaba, para esta ceremonia


es el kashiiri, especie de licor kari`ña que se obtiene del
fermento del cazabe tostado o batata, con azúcar o
papelón y agua. En algunos casos, para darle mejor
sabor se dejaba fermentar en el tronco de la palma de
moriche verde, abierto en forma de canoa.
La muerte entre los warao
Después que haya muerto
mi calavera
será vuestra vasija;
los huesos de mis piernas
serán vuestro instrumento
de viento; mis costillas
vuestra palizada para pescar;
mis orejas, vuestro aventador;
y mis ojos vuestro espejo.
Literatura Warao
• WARAO
• Familia Lingüística: Independiente.
• Ubicación Geográfica: Se localizan en
los estados Delta Amacuro, Monagas,
Sucre. Los territorios habitados por
este grupo étnico se encuentran
prevalentemente en el delta del
Orinoco, cuyos terrenos están
conformados por caños y pequeños
islotes. En el caso de los terrenos
secos, su superficie es plana, con
escasas elevaciones y una vegetación
abundante.
• Número de Población: Según
información aportada por el último
Censo nacional de Población y
Vivienda de 2001, la población warao
alcanzó aproximadamente la cantidad
de 36.028 miembros.
Entre los warao la vida esta acechada por hebu, incluso
existe la posibilidad de llegar a morir víctima de las
flechas malignas de los dañeros, hoarotu o bahamorotu.
La muerte de algún miembro de un poblado es un
acontecimiento de trascendencia colectiva que se
expresa en vívidas demostraciones de dolor. Las
mujeres lloran desconsoladas. Algún pariente cercano
busca un tronco en la selva. Que vacía y talla como una
canoa que servirá de féretro. El individuo es amortajado
en su chinchorro, rodeado de sus partencias, pues su
uso puede acarrear la muerte, por ejemplo collares
femeninos que son de un alto valor económico y estético
El féretro es recubierto con hojas de palma y este es
trasladado en canoa hasta el cementerio. En los
cementerios tradicionales hay dos clases de tumbas,
una corresponde al entierro primario, en la que el féretro
cubierto de barro es suspendido a unos 80 cm, del
suelo pantanoso sobre dos horquetas fijas, el entierro
secundario bajo tierra se realiza bajo tierra luego que el
cadáver es exhumado, al cabo de un año. Los familiares
regresan al cementerio abren las tumbas , las ancianas
retiran los huesos y los colocan en un ataúd mas
pequeño que queda definitivamente bajo tierra, si se
trata de un wisidatu u otro hombre de prestigio se le
construye una pequeña casa.
Al exhumar los huesos se buscan pruebas
de algún maleficio hatabu, si no aparecen
testimonios concretos, la muerte de debió
a hebu. Esta costumbre ha entrado en
desuso, hay poblados donde se entierra a
los muertos directo en la tierra o mandan
a hacer féretros de madera, sustituyendo
el tradicional.
Los warao creen en la continuación de la vida
en la forma de espíritu o doble llamado
mehokohi. “Mehokohi no se ve, no se toca, esta
en la cara, sobre los ojos”, cuando un warao
muere la vivienda es abandonada por temor a
su alma o doble. Con la muerte el alma
abandona el cuerpo y se pasea por la vivienda y
sus alrededores, atemorizando a los parientes
quienes se mudan a una casa nueva, práctia
que comienza a entrar en desuso en poblados
aledaños a los centros misionales.
La muerte entre los wayúu
“El alma está como prisionera,
allí donde se encuentra el sueño.
Es ahí entonces que el espíritu del
shamán puede encontrarla y
devolvérsela al enfermo.

Pero si no la encuentra, si está


escondida si ella ha entrado en
algún lugar, el goajiro muere.

Su alma ha atravesado el camino,


el camino de los indios muertos”

Mitología Goajira
Decir que un wayúu ha muerto es decir que se ha ido a
vivir con sus ancestros en Jepira, no se trata de un
castigo o una recompensa. La vida en Jepira continúa
como la vida en la tierra , hay pobres y ricos, se
reanudan los lazos de parentesco, se realizan
actividades económicas , pastorear, cazar, etc.. La
organización social pasa intacta al otro mundo. En
Jepira los hombres consiguen comida caliente sin que
nadie la haya preparado, las mujeres pueden negarse
sexualmente a los maridos que deben quedarse
tranquilos al ver a su esposa con un amante. En Jepira
una mujer puede tener muchos amantes y tomar
iniciativas que se esperan en los hombres. En Jepira se
invierte la conducta de las mujeres
Los yolujas son los espíritus. La muerte transforma la
existencia de toda persona. Se cree que los perros,
burros y niños ven a los yolujas cuando estos se
acercan a la casa. Las personas del común conversan
con sus parientes muertos en sueños.
Los yolujas aparecen en sueños o se los reconoce por
su olor desagradable.
Se cree que las personas mueren dos veces una en el
mundo de los vivos y otra en Jepira en la cual se
convierten en Juya , la lluvia, como la lluvia da vida, las
sombras de los muertos fructifican las cosechas de sus
parientes
“El alma se dirige hacia el mar,
para entrar en la casa donde se encuentran ya las hermanas,
las madres, los tíos maternos, los hermanos.
Las almas de los muertos vuelan a la tierra
a través de los sueños, a veces se pueden ver sus sombras,
la sombra de los muertos sobre la tierra.
-las ultimas palabras del moribundo son:
Yo me voy ahora, voy a morir,
me voy para no regresar nunca….
El alma ha partido para no regresar más.
Ella habrá tomado su montura,
habrá tomado sus pertenencias, sus hamacas…
Ella se habrá ido a sus tierras,
allá a Jepira, por la Vía Láctea,
el camino de los indios muertos,
allá se encuentran sus casas…”

• Mitología Wayúu
El cuerpo pasa por varios estados de carne viva
a carne muerta, y luego de carne a hueso, el
alma también cambia de estado de ain a yoluja
y de ahí a lluvia, juya. De esta manera se
practican dos funerales, uno primario y otro
secundario, cuando el cuerpo del muerto
todavía se puede identificaron la persona que
fue en vida y otro cuando solo quedan los
huesos, lo espiritual y lo material sufren
transformaciones análogas
• La persona Wayúu
pasa por dos muertes
antes de regresar a la
tierra en forma de
lluvia, Juyá.
La muerte entre los yanomami
• YANOMAMI
• Auto denominación:
Yanomami.
• Familia Lingüística:
Independiente.
• Ubicación Geográfica: Habitan
en el territorio venezolano y
brasileño. En el caso del
territorio venezolano, viven en
el estado Amazonas entre la
Sierra Parima y el Orinoco.
Número de Población:En el
Censo de población y vivienda
llevado a cabo en el año 2001,
la población yanomami fue
estimada en 12.324 miembros.
Parientes y familiares se colocan alrededor del difunto,
resuenan los cantos fúnebres. Luego de un primer
momento de desesperación vienen los elogios al difunto
por parte de familiares, se exhiben sus pertenencias. No
se puede pronunciar el nombre del difunto, por esto el
anuncio de su muerte se hace con gran prudencia, “ ha
caído una flecha” o “ha caído una hoja”. Se destruyen
las pertenencias del muerto. Se hace un fuego cerca de
donde yace el muerto, un pariente cercano lo vela
durante la noche, le introduce en el labio la mascada de
tabaco. Las mujeres se pintan de negro y comienzan los
preparativos para la cremación del cadáver. Se talla el
mortero en el que triturarán los huesos.
En el centro del shabono se prepara la pira
funeraria, se descuelga el chinchorro del difunto
y se coloca sobre las llamas. Si es hombre se
quema su arco y flecha, si en mujer se quema
su guayuco de algodón y sus adornos. Cuando
las cenizas se enfrían se recogen los huesos
calcinados y se hacen polvo en el mortero,
luego se depositan en calabazas que se sellan
con cera de abejas. Las calabazas se
distribuyen entre los parientes.
La cenizas se consumen en diversas
ocasiones , puede ser con motivo de una
expedición de caza o se organiza una
fiesta para conmemorar el acontecimiento.
A manera de conclusión

• En las sociedades originarias la muerte se


concibe como otra forma de vida que se
prolonga, se trata de un sueño , un viaje, la
entrada en el país de los muertos.
• La enfermedad constituye el mensajero de la
muerte y sus causas hay que buscarlas en el
reino de los sobrenatural. Puede ser un “daño”
causado por un chamán enemigo obra de
hechicería, venganza, etc.. Pues la enfermedad
y la muerte no ocurren por problemas físicos
sino espirituales.
• Por lo general se teme a al alma de los muertos,
quienes sienten gran nostalgia por sus
familiares y tratan de convencerlos para que los
acompañen a la otra vida.

• Generalmente, como veremos, el ritual


funerario implica varios entierros y desentierros,
la quema del difunto y de casi todas sus
pertenencias, incluyendo la casa donde
habitaba y el traslado de los parientes a otro
lugar oa lo sumo el traslado de los huesos a un
sitio particular
• A la muerte sigue un periodo de duelo, que
afecta a los parientes consanguíneos y al
esposo o esposa según el caso, este período
mas o menos largo, puede implicar ayunos,
descanso y prohibiciones alimentarias,
sexuales, etc..
• En algunos casos se cree en la existencia de
varias almas, algunas salen en la noche durante
el sueño, otras regresan con la muerte a sus
lugares originarios.
• Se practica la pintura facial de negro con una
mezcla de carbón vegetal y otras sustancias
mágicas, para contrarrestar los efectos
negativos del espíritu.
• El entierro secundario, marca el fin del duelo, y
se festeja con bailes y danzas, bebidas
fermentadas y abundante comida. El
desentierro, que lo precede, incluye la limpieza
y pintura de los huesos
• En algunas comunidades se practica la llora
colectiva, lamentos públicos
• Endocanibalismo

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