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Resumen
En esta ponencia se expone al humanismo como rasgo pospolítico del “Modelo Educativo
para la Educación Obligatoria. Educar para la libertad y la creatividad” publicado por la
Secretaría de Educación Pública en marzo de 2017. Se argumenta que en el discurso
humanista hay formas expresivas que neutralizan lo político y entronizan la democracia
consensual, las cuales operan solo en el imaginario y en el carácter integrador del discurso
de la gobernanza. Como horizonte de intelección se recurre al Análisis Político de Discurso,
y como herramientas analíticas a discurso, imaginario, lo político, lo pospolítico y
biorregulación.
Introducción
Lo que aquí presento es un análisis respecto al enfoque humanista que se expone en el
“Modelo Educativo para la Educación Obligatoria. Educar para la libertad y la creatividad”
publicado por la Secretaría de Educación Pública en marzo de este año, 2 el cual constituye
un dispositivo que disciplina y regula el comportamiento individual y colectivo en los centros
escolares de educación básica y de educación media superior, a la vez que la idealización de
una política educativa —paradójicamente— para una educación emancipadora: para la
libertad y la creatividad.
A partir del Análisis Político de Discurso como horizonte de intelección, me interesa
saber qué se entiende por humanismo en la propuesta política, educativa y pedagógica del
gobierno federal expuesta en el MEEO, y explorar también si los significados atribuidos al
enfoque humanista en dicho modelo pueden concebirse, en términos de M. Foucault (2001),
como tecnologías de poder del Estado sobre el cuerpo y la población, es decir como
1 Doctor en Educación con Especialidad en Mediación Pedagógica por la Universidad De la Salle (San José, Costa Rica).
Los comentarios y juicios referidos por el autor no reflejan necesariamente, el punto de vista de la Secretaría de Educación
de Veracruz ni de la Universidad Pedagógica Veracruzana sobre el tema tratado, por lo que deberán considerarse como
producto de una reflexión académica.
2 De aquí en adelante me referiré a este modelo como MEEO y a la Secretaría de Educación Pública como SEP.
mecanismos biopolíticos de disciplina (del cuerpo) y regulación (de la población) implícitos
en el discurso de la SEP. En esta lógica, centro mi atención en nociones y expresiones clave
del MEEO y de los documentos que le antecedieron para su confección y que fueron puestos
a consulta pública a través de distintos medios en el 2016; me refiero a “Los fines de la
educación en el siglo XXI”, “El Modelo Educativo 2016. El planteamiento pedagógico de la
Reforma Educativa” y la “Propuesta curricular para la Educación Obligatoria 2016”, que en
conjunto constituyen mi corpus de análisis.
Mi objetivo, por tanto, consiste en mostrar lo que denomino aquí como rasgos
pospolíticos del MEEO. Sostengo la idea de que al enfoque humanista que se expone en el
MEEO le subyacen propuestas que contribuyen a la biorregulación social y a la idealización
de una educación despolitizada, antipolítica, apolítica y neutral, cuya orientación de libertad
y creatividad está en franca contradicción con la idea de gobernanza expuesta en el mismo
MEEO, pero en clara correspondencia a la noción de democracia consensual enunciada por
Mouffe (2007).
El contenido lo he organizado en tres apartados: en el primero hago referencia al
Análisis Político de Discurso desde la perspectiva de Laclau y Mouffe (1987, 1994) y Buenfil
(2004), así como de las herramientas analíticas que utilicé para desmontar el discurso del
humanismo expuesto en el MEEO y en los documentos que le antecedieron; en el segundo
doy cuenta del énfasis puesto en la regulación y de la pretensión neutralizadora de lo político,
y en el tercero trato a la dinámica consensual de la gobernanza como lógica pospolítica.
Finalizo el documento con dos breves conclusiones.
3 Las cursivas y negritas son mías, y las utilizo para enfatizar la idea que enuncio.
4 El discurso político tiene esa característica: la de convencer, utilizando para ello recursos retóricos que interpelen al
receptor del mensaje.
Lo anterior inexorablemente remite a dos registros: a lo político y a lo pospolítico.
Para dar cuenta de ambas herramientas de intelección, en primer término, recupero la
distinción que establece Mouffe (2007) entre “la política” y “lo político”. Mientras que la
primera —dice— pertenece a la ciencia política en tanto que se trata del campo empírico de
los hechos de política, el segundo lo es al de la filosofía política en cuanto a que no se pegunta
por los hechos sino por la esencia de “lo político”. En este sentido, Mouffe se aleja de aquellas
perspectivas que conciben a “lo político” como un espacio de libertad y deliberación pública,
y se adhiere a los enfoques que lo consideran como un espacio de poder, conflicto y
antagonismo.5
Ahora bien, lo pospolítico no debe significarse como “algo” más allá de lo político o
como un sentido progresivo y evolutivo de la política, sino más bien como la anulación y
negación de lo político. En el registro de lo pospolítico opera el desdibujamiento del
antagonismo, de lo conflictual y de lo adversarial. En este sentido, un futuro cosmopolita,
pacífico y próspero en el que los derechos humanos son una realidad mundial, desde la
perspectiva de Mouffe resulta una visión optimista de la globalización, de una democracia
liberal y consensual a la que denomina, precisamente, pospolítica (2007: 9).
Nociones y expresiones como democracia libre, democracia dialógica, democracia
cosmopolita, buena gobernanza,6 sociedad civil global, soberanía cosmopolita y democracia
absoluta, dice Mouffe, forman parte de una visión antipolítica que se niega a reconocer la
dimensión antagónica constitutiva de lo político (2007: 10). En el enfoque humanista
expresado en el MEEO, así como en los documentos que sirvieron de antecedentes para su
elaboración, identifiqué enunciaciones y expresiones que —desde esta analítica— las
significo aquí como rasgos7 pospolíticos del modelo educativo de la SEP en razón de que
promueven, como imaginario de plenitud y totalidad, la idealización de un mundo pacífico,
armónico y sin conflictos; rasgos que configuran una tecnología de poder, una biopolítica
5 Dice Mouffe: “Concibo a ‘lo político’ como la dimensión de antagonismo que considero constitutiva de las sociedades
humanas, mientras que entiendo a ‘la política’ como el conjunto de prácticas e instituciones a través de las cuales se crea
un determinado orden, organizando la coexistencia humana en el contexto de la conflictividad derivada de lo político”
(Mouffe, 2007: 16).
6 Vale destacar que gobernanza es una noción recurrente en el discurso de la propuesta del Modelo Educativo 2016 de la
8 Para Foucault La biorregulación es “una tecnología que reagrupa los efectos de masas propios de una población, que
procura controlar la serie de acontecimientos riesgosos que pueden producirse en una masa viviente; una tecnología que
procura controlar (y eventualmente modificar) su probabilidad o, en todo caso, compensar sus efectos. Es una tecnología,
en consecuencia, que aspira, no por medio del adiestramiento individual sino del equilibrio global, a algo así́como una
homeostasis: la seguridad del conjunto con respecto a sus peligros internos (2001: 225 y 226).
“Valores, convivencia y colaboración”, se explicitan los siguientes logros esperados del
alumno para la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior:
Específicamente estos logros esperados, es decir el conocimiento, respeto y apego a las reglas
de convivencia, de la comunidad y de los valores de la vida democrática, si bien resultan
expresiones propias del discurso teleológico de las políticas educativas, pueden leerse —en
conjunto— como la biopolítica que disciplina el cuerpo y regula la vida (Foucault, 2001) al
instituirse como parte de lo que debe saber y hacer el alumno y el maestro para convivir; es
decir, una tecnología de poder que, por una parte, privilegia la regulación del comportamiento
hacia una vida armónica y, por otra y al mismo tiempo, pretende desdibujar el carácter
antagónico, adversarial y conflictual de toda relación social.
En el apartado “La escuela como una comunidad. Con autonomía de gestión” del
documento que contiene al MEEO, se lee lo siguiente:
9
Las cursivas y negritas son mías, y las utilizo para colocar la atención en esta parte del texto. De aquí en
adelante, opera lo mismo.
el comportamiento de la comunidad escolar, en este caso, para el logro de la gobernabilidad
por parte de la autoridad de la dinámica social en el centro escolar.
La sola enunciación de la conformación, establecimiento y apego a reglas
consensuadas contribuye sobremanera a la idealización de una comunidad escolar —por
supuesto imaginada— sin conflictos, sin antagonismos y sin lucha de intereses individuales
y de grupo. Una imagen idealizada de la escuela que opera solo en el MEEO —en lo real
resulta imposible— y en la lógica en la que fue elaborado. Las pautas de conducta, las reglas
y las normas institucionales en esa imagen, niegan la posibilidad de participación e
intervención de otros actores y propuestas contra-hegemónicas al orden establecido
(instituido y simbólico) en el centro escolar, y, paradójicamente, anulan la autonomía de
gestión de la escuela al imposibilitar la negociación, el establecimiento de pactos y la
conformación de alianzas. La regla, en esa imagen del MEEO, anula el carácter político de
la educación.
Para De Alba, el humanismo que se expone en el MEEO resulta ajeno a este tiempo y espacio.
La idea de una forma de gobierno horizontal, a partir del reconocimiento de una autoridad
que toma decisiones derivadas de una lógica consensual, como la que se expone en el
antecedente del MEEO, resulta un planteamiento educativo antipolítico que, al recurrir a
ciertos valores humanistas —respeto, confianza, honestidad y responsabilidad— como
elementos de fuerza argumentativa, despolitiza al sujeto desde la propia educación del
Estado. En esa imagen idealizada de democracia, en la que se privilegia a la razón y se
desdibuja al deseo, se instaura como imaginario de plenitud la participación de todos los
10Las temáticas en el 2016 fueron las siguientes: 1. La relación entre la autoridad educativa y el sindicato; 2. El rol de los
padres de familia, la sociedad civil y el Consejo Nacional para la Participación Social en la Educación (CONAPASE): 3. El
papel del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE); 4. El poder legislativo; y 5. La gobernanza
administrativa del sistema educativo (SEP, 2016). En el MEEO son éstas: 1. La colaboración entre ámbitos de gobierno; 2.
El papel del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE); 3. La relación entre la autoridad educativa y el
magisterio; 4. El Poder Legislativo; 5. Participación de las familias en la educación; 6. El CONAPASE; 7 Organizaciones
de la sociedad civil, academia y sector productivo; y 8. La administración del sistema educativo (SEP, 2017).
actores11 en la transformación de la educación y del gobierno mismo, a la vez que se difunde
la ilusión de la ausencia del antagonismo de toda relación de poder.
En este discurso se advierte la ilusión de una forma de gobierno horizontal para la
toma de decisiones institucionales en la que confluyen y reconcilian intereses y valores
(individuales y de grupo) incluso en conflicto. Ilusión en la que se neutraliza lo político por
la política cual si fuese posible la erradicación de los intereses individuales o de grupo. 12
Precisamente, la inerradicabilidad de los intereses individuales y de grupo, así como de los
deseos y pasiones en las relaciones de poder, imposibilitan la horizontalidad como forma de
gobierno y la participación de todos en la toma de decisiones.13
Este sentido humanista de la gobernanza —reconciliador de los intereses y voluntades
en conflicto— representa para Mouffe la escasa comprensión de lo político, sobre todo
cuando afirma que “los teóricos que quieren eliminar las pasiones de la política y sostienen
que la política democrática debería entenderse sólo en términos de razón, moderación y
consenso, están mostrando su falta de comprensión de la dinámica de lo político” (2007: 35).
Desde esta lógica, el discurso de la gobernanza que se despliega en el MEEO opera también
como una tecnología de poder, como una biopolítica que disciplina el cuerpo (deseo) y regula
la población (participación) en pro de una democracia consensual, de una democracia que
pone en riesgo —si se asume como tal— el carácter constitutivo de lo político en la
configuración del espacio púbico, pero que está en correspondencia al sentido humanista del
propio modelo.
11 En el MEEO se entiende por gobernanza a los “procesos institucionales de decisión que dan forma a un sistema educativo,
desde las decisiones a mayor escala legislativa o política, hasta las decisiones en el aula y el plantel. La participación de
todos los actores transforma el proceso educativo e impacta en el gobierno de sı́mismo (SEP, 2017: 208).
12 Al respecto, Mouffe menciona que la tarea de los teóricos políticos y democráticos, en lugar de diseñar instituciones en
las que prevalezca la reconciliación de todos los intereses y valores en conflicto, debería “consistir en promover la creación
de una esfera pública vibrante de lucha ‘agonista´, donde puedan confrontarse diferentes proyectos políticos hegemónicos”
(2007: 11).
13 Una forma representativa de la toma de decisiones en el tipo de gobernanza que se plantea en el MEEO, es la siguiente:
“Las familias de los estudiantes juegan un papel importante en la gestión escolar, al participar en la toma de decisiones y
cumplir una función de contraloría social. Pueden incidir en cómo se usan los recursos que reciben los planteles, así́sea
para invertir en infraestructura física, adquirir materiales educativos, o desarrollar las capacidades de la comunidad escolar.
Una vez tomada una determinación, las madres y los padres contribuyen a la gestión, la transparencia y la rendición de
cuentas (SEP, 2017: 179).
legitimen el quehacer educativo. Educar a partir de valores humanistas
implica formar en el respeto y la convivencia, en la diversidad, en el aprecio
por la dignidad humana sin distinción alguna, en las relaciones que promueven
la solidaridad, y en el rechazo a todas las formas de discriminación y violencia
(SEP, 2017: 59 y 60).
Conclusiones
El análisis realizado al enfoque humanista del MEEO desde la perspectiva del APD, a partir
del uso específico de herramientas de intelección —como discurso, imaginario, lo político,
lo pospolítico y biorregulación— me permite sostener, por una parte, que el énfasis puesto
en la regulación denota a un humanismo centrado en las relaciones humanas para una buena
convivencia, el cual resulta del vínculo que se establece discursivamente entre los valores
humanísticos —respeto, confianza, honestidad y responsabilidad— y las pautas de conducta,
reglas y normas institucionales que se enuncian. La imagen idealizada de este énfasis, ubica
al enfoque humanista en la dimensión pospolítica que propone Mouffe (2007),
primordialmente al instaurar la ilusión de una educación libre de conflicto; de una educación
despolitizada, antipolítica, apolítica y neutral; de una educación solo imaginada, ya que lo
antagónico, lo adversarial y lo conflictivo inexorablemente emergerán se cuente o no con
regulaciones para una buena convivencia, pues son dinámicas consustanciales y constitutivas
de lo social.
Por otra parte, sostengo que en la dinámica consensual de la gobernanza en la
educación se recurre a los valores humanistas para promover la ilusión de que la
gobernabilidad de los centros escolares, en el marco de la autonomía de gestión, puede ser
de manera horizontal; es decir, una forma de gobierno en la que todos los actores
involucrados participan y toman decisiones, respetan y se apegan a las reglas que logran
establecer mediante una lógica consensual, y en la que lo conflictivo, lo adversarial y lo
antagónico no tiene lugar. Imagen idealizada en tanto la inerradicabilidad de los intereses
individuales y de grupo en las relaciones de poder que se configuran en la dinámica social.
Referencias
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SEP (2017). Modelo Educativo para la Educación Obligatoria. Educar para la libertad y la
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Torfing, Jacob. (2004) “Un repaso al análisis del discurso” en Rosa N. Buenfil (coord.)
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Valdés editores, México.