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cola-de-conejo-en-granos
Para ello pondremos en remojo una proporción de entre 50 y 70 gramos de
cola de conejo por litro de agua.
cola-de-conejo-en-remojo
Hay que tener en cuenta al elegir el recipiente que la cola de conejo ocupa el
doble de espacio una vez rehidratada.
Obviamente variar la proporción conlleva el aumento o disminución de las
propiedades de la cola, pero lo que quizás no sepáis es que también conlleva
que el producto sea más propenso a agrietarse y levantarse. La proporción
aquí ofrecida es la mejor optimizada para nuestros propósitos.
cola-de-conejo-esponjosa
Para diluir completamente los granos de cola de conejo puestos en remojo, los
calentaremos al baño maría removiéndolos continuamente, lo que les
proporcionará su máximo potencial de pegajosidad y, lo que es más importante
para nuestro objetivo pictórico, les dará estos granos su capacidad límite de
elasticidad para tensar los lienzos.
Esta parte del proceso es fundamental para conseguir la tensión adecuada.
Debemos mantener la temperatura del agua entre los 60 y los 70 grados
centígrados sin llegar a cocer la cola. Si el agua llegase a hervir, la cola
perderá gran parte de sus propiedades de elasticidad y adherencia.
cola-de-conejo-diluida
A partir de aquí la cola de conejo está lista para recibir material de carga o
pigmento para imprimar nuestro bastidor todavía en caliente (en este caso he
usado un pigmento oscuro para que se note la diferencia). Una vez enfriada, la
cola quedará gelatinosa, y a medida que se seque irá tensando el bastidor.
cola-de-conejo-lista
Considerando que trabajar con cola de conejo significa trabajar con material
orgánico, es aconsejable añadir a la emulsión unas gotas de ácido acético,
vinagre, amoniaco o zumo de limón para desinfectar y evitar posibles futuras
manchas de hongos. Buena cocina y buena pintura a todos 😉