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Filosofía y Crítica de los Saberes- 4º año Prof.

Isabel González Briz

Lo humano y las culturas

La historia de Amala y Kamala

Esto sucedió en 1920. Un pequeño grupo de personas realizaba un viaje por unos apartados
distritos de la India, donde los escasos poblados se hallan esparcidos por la inhóspita jungla.
Figuraba en el grupo un hombre llamado Singj, misionero y director de un albergue infantil.
Singj recorría periódicamente las aldeas de la zona que se hallaban a su cargo, recogía a los
niños abandonados y los llevaba al albergue dónde, con la ayuda de su mujer, los alimentaba y
los educaba. Cuando los niños habían crecido, Singj los ayudaba a colocarse, a encontrar casa y
trabajo y se iba en busca de otros niños abandonados.
A comienzos de octubre Singj y sus compañeros de viaje llegaron a la aldea de Godamur y se
alojaron en casa de uno de los habitantes de la localidad. Ya descendía la noche cuando el dueño
de la casa se precipitó en la habitación y, temblando de miedo, empezó a contar que en la jungla
vagaban “espectros”. Los habían visto a unas siete millas de la aldea. Tenían cuerpo humano y
una cabeza horrible, de aspecto repugnante. El dueño de la casa suplicó a Singj que les salvara
de aquellos “espectros”. Singj procuró calmar al asustado anfitrión y le prometió aclarar aquel
fenómeno.
Al día siguiente y por indicación suya unas personas de la aldea montaron un gran tablado de
caza en unos árboles próximo al lugar en que se había visto a los espectros. Singj, sus
compañeros y un hombre de la localidad se acomodaron en aquel tablado para observar. La
vivienda de los aparecidos formaba un pequeño montículo que recordaba las construcciones de
las termitas. El montículo tenía varias entradas y salidas. Transcurridas 24 horas, cerca de las 5
de la tarde, en unas de las entradas de la madriguera apareció un lobo adulto. Le seguía los
pasos una loba y tras ella salieron dos lobeznos. Luego atrás de los gemelos Singj vio salir de
la madriguera un “espectro”, el cual seguía a los lobeznos avanzando a gatas. Acto seguido
apareció otro “espectro”, aunque sensiblemente menor que el primero. Junto a los lobeznos se
veía muy bien que no sólo eran humanos los cuerpos de los espectros sino, además, sus rasgos
faciales. A juzgar por la estatura se trataba de niños. Había que decidir lo que se debía hacer.
“Son niños-pensaba Singj-. Mi misión consiste en ayudar a todos los desdichados y
desamparados. He de llevar conmigo estos niños y tratarlos como trato a todos los demás”.
El plan de captura de los espectros era sencillo: había que arrojar de su refugio a los lobos
adultos y recoger a los niños. Singj pudo conseguir que la gente de la aldea le ayudara. Al día
siguiente rodearon el cubil de los lobos y empezaron a destruirlo con grandes palas metálicas. El
lobo fue el primero en salir disparado y se escondió en la jungla. La loba se arrojó contra las
personas y hubo que matarla a tiros. Después de ensanchar una de las entradas, unos hombres
entraron en la cueva. En el fondo, enlazados en apretado ovillo, yacían las dos criaturas y los
dos lobeznos. Con gran trabajo logró Singj capturarlos y conducirlos al albergue. Allí los
lavaron y resultó que eran niñas. Consideró Singj que una de ellas tenía cosa de año y medio, y
la otra, probablemente unos ocho años. Llamaron a la pequeña Amala y a la mayor Kamala. En
el albergue únicamente el misionero y su esposa sabían de dónde procedían aquellas niñas. Así,
pues, la idea abstracta de que un niño puede crecer entre las fieras halló su confirmación
práctica en la realidad.
Kamala y Amala eran criaturas humanas. Pero la vida con los lobos había dejado su impronta
en la estructura de sus cuerpos. Esto concernía, sobre todo, y en primer lugar a las
particularidades de su alimentación y al modo de desplazarse. Viviendo con los lobos, las niñas
se alimentaban regularmente de carne cruda. Sus maxilares, especialmente en la niña mayor,
habían alcanzado un desarrollo mucho más acentuado que en niños y niñas de la misma edad.
También eran, correspondientemente, mucho más fuertes los músculos masticatorios. Así
mismo, se observaban cambios en los dientes. Kamala acababa fácilmente con grandes pedazos
de carne cruda y fibrosa y, sin recurrir a la ayuda de manos, dejaba los huesos tan limpios que
ningún adulto habría podido rivalizar con ella en tal quehacer.
Para desplazarse, Kamala y Amala se valían de dos procedimientos: o se arrastraban de rodillas
apoyándose con las manos o caminaban y corrían a gatas. Eran totalmente incapaces de

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mantenerse verticales sosteniéndose sobre los pies. Las articulaciones de la cadera y de las
piernas se habían adaptado hasta tal punto para desplazarse a gatas que de momento no podían
enderezarse para hacer posible la marcha erecta.
Los brazos fuertes bien desarrollados, algo más largos que lo habitual, realizaban la función de
extremidades de apoyo y no prensoras, aunque las niñas trepaban fácilmente a los árboles.
Durante el desplazamiento a gatas los músculos del cuello mantenían sin esfuerzo la cabeza
erguida.
Mas los rasgos externos puramente animales condicionados por haber imitado a los lobos poco
dicen acerca del nivel de desarrollo de la conciencia. Lo más sorprendente para los observadores
no era precisamente el aspecto de las dos criaturas, sino el tipo general de su conducta. Cuando
las niñas hubieron recobrado las fuerzas y se les concedió cierta libertad, no tardaron en
rebelarse las particularidades aludidas. Kamala y Amala llevaban un género de vida típicamente
crepuscular y nocturna, rehuían por todos los medios la luz, sobre todo la del sol. Durante el día
buscaban el amparo de rincones oscuros y dormían, o bien permanecían sentadas de cara a la
pared indiferentes de todo lo que las rodeaba. Dormían como fieras, muy apretadas una contra
la otra o tumbadas una sobre la otra.

Actividad

Imagina cómo termina la historia. Realiza un breve texto con tus ideas al respecto.

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Beals, R. y Hoijer, H “Introducción a la Antropología” (fragmentos)

“El origen y la historia del hombre como organismo biológico están evidentemente ligados al
origen e historia del reino animal entero. Considerado tan sólo como estricta biológica, el
hombre comparte muchas características con los animales.....Sin embargo, el biólogo mira al
hombre como el último producto de una larga línea de desarrollo evolutivo, una línea que puede
rastrearse hasta la primera aparición de la vida en la tierra. La clasificación evolutiva usual del
hombre es como sigue:
1. El hombre pertenece al reino animal, no al reino vegetal.....Los animales se
distinguen de las plantas por el hecho de que éstas utilizan la energía solar para
convertir determinadas sustancias químicas, gracias a la fotosíntesis, en materia viva o
protoplasma, mientras que los animales sobreviven por su capacidad para ingerir
protoplasma de las plantas o de otros animales y transformar estas complejas sustancias
químicas y la energía almacenada según sus necesidades.
2. El reino animal se divide en dos grados: protozoos o animales unicelulares, y metazoos
o animales pluricelulares. El hombre pertenece a los metazoos.
3. Cada grado se divide a su vez en filos y subfilos: El hombre pertenece al filo de los
cordados (animales con un eje longitudinal que encierra un largo cordón que forma
parte del sistema nervioso) y al subfilo de los vertebrados, en los que el cordón tiene
una cubierta ósea.
4. El subfilo de los vertebrados se divide en muchas clases y subclases. El hombre es un
miembro de la clase de los mamíferos (que se distinguen entre otras cosas, por poseer
glándulas mamarias para amantar a sus crías) y a la subclase de los euterios (animales
que poseen una placenta, estructura interna destinada a nutrir al feto desde la
concepción hasta el parto).
5. La subclase de los euterios se divide en numerosos órdenes y subórdenes. El hombre
pertenece al orden de los primates y al suborden de los antropoides, que incluye a
los simios y los monos.
6. El suborden de los antropoides tiene tres superfamilias: hominoides (el hombre y los
simios), los cercopitecoides (los monos del Viejo Mundo) y ceboides (los monos del
Nuevo Mundo)
7. Dos familias principales se encuentran en los hominoides: los homínidos (todos los
hombres, inclusive ciertas formas humanoides extinguidas) y los póngidos (
orangután, gorila y chimpancé)
8. Las familias se dividen en géneros. Hay discrepancias respecto al número de géneros
comprendidos en la familia de los homínidos: No obstante, se está de acuerdo en que
todos los hombres modernos pertenecen al género Homo.
9. Los géneros se dividen en especies: Aquí también hay discordancia acerca del número
de especies admisibles entre los hombres, pero todos los hombres modernos se
colocan habitualmente en una sola especie, la llamada especie sapiens.

Muchas especies pueden dividirse en grupos, por lo general separados geográficamente, cuyos
miembros comparten un importante número de rasgos peculiares. A tales grupos cabe
denominarlos razas o variedades. Entre los hombres, el término raza es frecuente y
erróneamente aplicado a agrupaciones basadas en el idioma, nacionalidad, religión u otros
criterios culturales. Aparte de los problemas que surgen de este uso indiscriminado de un
término biológico, los avances realizados en el conocimiento de la variación humana han
llevado a muchos antropólogos a la convicción de que el vocablo raza no puede aplicarse
con sentido al hombre, ni siquiera en su acepción estrictamente biológica.” (Pág.23 y ss.)

“Como organismo, el hombre es producto de un proceso evolutivo que comporta sucesivas


adaptaciones a las condiciones ambientales. En la clasificación de los seres vivos, el hombre es
un mamífero vertebrado multicelular perteneciente al orden de los primates. Dentro de ese
orden, el hombre es un antropoide de la rama de los homínidos. Sus parientes actuales más

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cercanos evolutivamente son los miembros de la rama de los póngidos, que comprende el gorila,
el chimpancé y el orangután.
Aunque los antepasados más remotos del hombre quizás fuesen arbóreos, en cierto momento se
tornaron primordialmente terrícolas. Es probable que, obligados por el excesivo hacinamiento,
abandonaron las selvas y se adaptaron cada vez más a vivir en regiones abiertas y relativamente
desprovistas de árboles, adquiriendo una postura vertical y una marcha bípeda. Mal equipados
en cuanto a órganos defensivos, la adaptación a la sabana dio primacía a la sagacidad de visión
y de pensamiento y contribuyó a la expansión del sistema nervioso. En determinada época
apareció la capacidad de usar y más tarde para construir herramientas, con lo que se dispuso de
un mecanismo adaptativo enteramente nuevo. Este mecanismo supuso una ventaja adicional
para quienes habían alcanzado un desarrollo superior del sistema nervioso central, y el proceso
de retroacción entre la creciente complejidad del cerebro y la cultura acarreó una
acelerada evolución, tanto biológica como cultural.
El primer grupo decididamente ancestral del hombre fue el de los australopitecinos, género
asaz variable y dotado de una andadura bípeda bastante eficiente, de un encéfalo relativamente
grande y de una aptitud para hacer utensilios sencillos, obtenidos mediante percusión....Hace
aproximadamente un millón de años los australopitecinos, o una rama de ellos, evolucionaron
probablemente hasta llegar al Homo Erectus , una criatura de talla algo mayor, con un cerebro
más voluminoso, un bipedalismo más pronunciado y efectivo, y una capacidad para una cultura
de superior complejidad, según se evidencia por los más numerosos y elaborados artefactos de
piedra, por el uso del fuego y por su destreza para cazar animales de considerable
tamaño.....Aunque las pruebas son indirectas, se hace más evidente ahora la naturaleza
acumulativa de la cultura como mecanismo adaptativo, si bien el ritmo del cambio era todavía
lento.
Hace casi medio millón de años, el Homo Erectus evolucionó hasta convertirse en una o más
formas primitivas del Homo Sapiens.
....El Australopithecus, el Homo Erectus y el Homo Sapiens son grupos sumamente variables.
En múltiples rasgos, los márgenes de variación se solapan, de manera que no hay una ruptura
neta entre ellos.
Continúa sujeto a controversia decidir si en este desarrollo todos los hombres evolucionaron a
través de una fase neandertalense o si fue solamente una adaptación temporal o especializada a
condiciones difíciles, pero es inverosímil que hubiera una separación genética completa entre
antepasados del hombre moderno y del tipo de Neandertal, pues éste último, en la mayoría de
sus características, cae dentro del conjunto altamente variable de características que ofrece el
hombre moderno.
La continuidad esencial de esta línea de evolución orgánica viene apoyada por la continuidad
del desarrollo cultural, tal como se manifiesta en sus productos culturales.....La cultura se
vuelve cada vez más acumulativa. Al mismo tiempo, con la aparición del hombre moderno,
surgen muchas más adaptaciones regionales, las cuales representan o bien técnicas y formas
nuevas que todavía no habían tenido ocasión de propagarse a otras regiones, o bien ajustes a
condiciones locales. En cualquier caso, aun cuando se advierten algunas brechas bastante
definidas, estas representan de ordinario la sustitución de una variante regional por otra, con
frecuencia en clara respuesta a la extensión de cambios ambientales a los que sin duda fueron
adaptaciones.
....La contestación a la interrogante de cuándo es reconocible el hombre, resultados de luego,
arbitraria. Muchos antropólogos sitúan la línea divisoria en el punto en que uno de nuestros
antecesores no sólo manifestó capacidades avanzadas para fabricar artefactos, sino que
empezó a emplear el lenguaje como medio de comunicación. La interacción entre los
utensilios, el lenguaje, y la más eficaz organización social que de ellos se derivaba reactuó
sobre los procesos evolutivos hasta iniciar un período de evolución muy rápida, tanto
orgánica como culturalmente.” (Pág. 66 y ss.,)

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Diversidad del comportamiento humano


“...En el cap. 2 ya pasamos revista a la evolución del hombre y de su comportamiento,
indicamos la base biológica para el desenvolvimiento singular de la cultura en el hombre y la
influencia de la cultura sobre la evolución humana.
....El concepto de cultura derivó de la necesidad de un término conveniente para caracterizar los
aspectos comunes de ciertas formas de comportamiento que, aunque no completamente ausentes
en otras especies, están muy desarrolladas en el hombre. Mientras que la mayoría de los
animales, incluidos los simios antropoides, revelan, dentro de una especie dada,
fundamentalmente las mismas pautas de comportamiento, en el hombre no ocurre así. Por el
contrario, la especie Homo Sapiens, bien que sus miembros funcionen fisiológicamente de un
modo muy parecido y tengan estructuras corporales y mecanismos psicológicos esencialmente
similares, demuestra una variación en verdad notable en cuanto a pautas de comportamiento.
Estas pautas cortan transversalmente, a la vez que subdividen, las agrupaciones basadas en las
variaciones biológicas.
La diversidad del comportamiento humano puede advertirse en casi todas las actividades en que
los hombres se hallan comprometidos. Los hábitos alimentarios varían indefinidamente....Hay
variaciones también , en la manera de preparar las comidas....Observaciones especiales de esta
clase pueden extenderse al acto mismo de comer....Los hábitos en cuanto a la indumentaria y al
adorno son análogamente variables.
....Las conductas que rigen la conducta de los hombres hacia sus semejantes también muestran
una notable divergencia.
....El catálogo de las diferencias comportamentales es largo...Los ejemplos que hemos dado
ilustran suficientemente el hecho de que los seres humanos difieren en sus modos de
comportarse, de que hay pocas formas de comportamiento – o acaso ninguna – que sean válidas
para todos los hombres y en todos los lugares y tiempos ¿Cuáles son las razones de estas
discrepancias? ¿Por qué son los hombres tan variables en su comportamiento, a pesar de
pertenecer a una sola especie? ¿Qué hay de común dentro de esta diversidad?”

El concepto de cultura
“Una respuesta parcial a estas preguntas se encuentra en el hecho de que el hombre aprende una
porción mucho mayor de su comportamiento que cualquiera otro animal. Al nacer el hombre
se halla todavía, en contraste con la mayoría de los mamíferos, en una fase fetal. Esto significa
que algunos desarrollos morfológicos y fisiológicos que en otros animales tienen lugar antes del
nacimiento, en el hombre ocurren o continúan en los primeros meses de la infancia. La
criatura desvalida que es en esta etapa no posee mecanismos heredados realmente desarrollados
para el comportamiento. Por otro lado, tiene o adquiere en el período posnatal una
extraordinaria plasticidad de réplica. En un grado considerable, debe aprender a comer, a hablar,
a andar y a ejecutar casi todas las acciones requeridas para la vida. Parte de este aprendizaje lo
lleva a cabo por experiencia personal o idiosincrática, pero muchas cosas las aprende por
imitación de otras personas de su ambiente o mediante procesos de enseñanza inconsciente o
intencional y deliberada, efectuada por niños mayores o por adultos. Aunque este proceso de
aprendizaje es fantásticamente rápido en los infantes y los niños pequeños, prosigue hasta cierto
punto en la vida adulta, conforme el individuo llega a participar en nuevos papeles y estatutos.
El ser un cazador, un hombre casado, un padre, un jefe o un anciano exige aprender nuevos
comportamientos. De aquí que el hombre esté sometido incesantemente a un proceso de
aprendizaje que, en definitiva, lo provee de determinados estilos de vida apropiados a la
sociedad en que ha nacido y en la que es educado. El concepto de cultura se identifica, pues,
con aquellos comportamientos que tienen en común el hecho de ser aprendidos. El
concepto está limitado además por aplicarse solamente a aquellos aspectos del
comportamiento que son adecuados a un grupo particular de personas.”
(Cap. 4 “Naturaleza de la cultura”, Pág. 115 y ss., selección)

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“Los hombres, como los animales, viven en conglomerados más o menos organizados, a los que
llamamos sociedades. Los miembros de las sociedades humanas comparten siempre numerosos
modos o estilos distintivos de comportamiento que, tomados en conjunto, constituyen su
cultura. Cada sociedad humana posee su cultura propia, distinta en su integridad de la de
cualquier otra sociedad.
....Es difícil una definición precisa del concepto de cultura. Kroeber y Kluckhohn examinaron
más de 100 definiciones dadas por los antropólogos y ninguna les pareció plenamente aceptable.
...Un atributo común de la mayoría de las definiciones de cultura, sin embargo, consiste en
afirmar que esta es aprendida y que el aprendizaje está relacionado con grupos sociales o
sociedades. El concepto de cultura, que Clyde Kluckhohn ha definido como todos los
“proyectos de vida históricamente creados, explícitos e implícitos, racionales, irracionales y no
racionales, que pueden existir en un tiempo dado como guías potenciales para el
comportamiento de los hombres”, ayuda a comprender el comportamiento humano. La
diversidad del comportamiento humano también se esclarece mediante este concepto de cultura
cuando nos damos cuenta de que cada sociedad humana tiene una cultura distintiva, o, “un
sistema, históricamente derivado, de proyectos de vida explícitos e implícitos, que suelen ser
compartidos por todos o por ciertos miembros específicamente designados de un grupo (esto es,
de una sociedad)” (Kluckhohn). Esta definición, al igual que ocurre con muchas otras, solo sirve
como punto de partida para el estudio de la cultura.” (Pág. 117 y 118)

Otros significados de la cultura


Para empezar, es patente que la definición antropológica de la cultura es bastante más amplia
que la de la palabra tal como se emplea de ordinario. Mucha gente sostiene que cultura es
sinónimo de desarrollo o de mejoramiento mediante la enseñanza y la educación. Un individuo
“culto” – o más propiamente “cultivado”- es aquel que ha adquirido un dominio de ciertos
campos especializados de saber –por lo regular, arte, música, literatura- y que tiene buenos
modales. A las personas no tan bien educadas en estos campos, o cuyos modales han sido
aprendidos en la calle en lugar de una sociedad “refinada”, se les llama “incultas”.
En el uso antropológico, sin embargo, esta distinción no es significativa. La cultura no está
restringida a ciertos campos especiales de conocimiento; abarca formas de comportamiento
derivadas de la esfera total de la actividad humana.
....La cultura no sólo incluye las técnicas y los métodos del arte, la música y la literatura, son
también los procedimientos para hacer alfarería, coser vestidos o edificar casas: Entre los
productos de la cultura encontramos las revistas de historietas infantiles y las canciones
callejeras populares al lado del arte de un Leonardo da Vinci y la música de un Johann Bach. El
antropólogo no contrasta “culto” frente a “inculto”, porque esta distinción de uso corriente
representa únicamente una diferencia de cultura, pero no una ausencia o presencia.
Los historiadores emplean con frecuencia el término “cultura” para denotar desarrollos
especiales en los campos artístico e intelectual. Para muchos de estos eruditos, la frase cultura
griega solo se aplica a las actividades de los griegos instruidos, versados en el arte y la
literatura, o, incluso más estrictamente, a los griegos ilustrados de la edad de oro del desarrollo
intelectual griego. No hace referencia, como en el concepto antropológico, a las múltiples
actividades características de la sociedad griega, ni se aplica usualmente a pueblos como los
indios americanos o los africanos que habitan al sur del Sahara, los cuales carecen de historia
escrita. El concepto antropológico es aquí, otra vez, más extenso y comprensivo.
La cultura, por último, también engloba a la civilización. Ningún antropólogo moderno
considera la civilización como cualitativamente diferente de la cultura, ni hace una distinción
entre el civilizado y el incivilizado. Todas las civilizaciones, comprendidas las grandes de la
actualidad y de los tiempos antiguos, no son sino ejemplos especiales de cultura, peculiares en
la cantidad de su contenido y la complejidad de su estructura, pero no cualitativamente diversas
de las culturas de los llamados pueblos incivilizados. El hábito común de usar el vocablo
“cultura” solo para los pueblos cuyos modos de vida nos sorprenden por su rareza o su exotismo
es decididamente inantropológico. (Pág. 118-119)

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¿Qué es el hombre?

Geertz, C., “El impacto del concepto de cultura en el concepto de hombre”


(fragmentos), en “La interpretación de las culturas”

“...En el intento de (...) llegar así a una imagen más exacta del hombre, deseo proponer dos
ideas: la primera es la de que la cultura se comprende mejor no como complejos de esquemas
concretos de conducta –costumbres, usanzas, tradiciones, conjuntos de hábitos –, como ha
ocurrido en general hasta ahora, sino como una serie de mecanismos de control –planes, recetas,
fórmulas, reglas, instrucciones (lo que los ingenieros de computación llaman “programas”)– que
gobiernan la conducta. La segunda idea es la de que el hombre es precisamente el animal que
más depende de esos mecanismos de control extragenéticas, que están fuera de su piel, de esos
programas culturales para ordenar su conducta.”

“…de estas reformulaciones del concepto de cultura y del papel de la cultura en la vida
humana deriva a su vez una definición del hombre que pone el acento no tanto en los caracteres
empíricamente comunes de su conducta a través del tiempo y de un lugar a otro, como sobre los
mecanismos por cuya acción la amplitud y la indeterminación de las facultades inherentes al
hombre quedan reducidas a la estrechez y al carácter específico de sus realizaciones efectivas.
Uno de los hechos más significativos que nos caracterizan podría ser en definitiva el de que
todos comenzamos con un equipamiento natural para vivir un millar de clases de vida, pero
en última instancia sólo acabamos viviendo una.”

“….Los esquemas de conducta de los animales inferiores, por lo menos en mucha mayor
medida que en el hombre, les son dados con su estructura física; las fuentes genéticas de
información ordenan sus acciones dentro de márgenes de variación mucho más estrechos y que
son más estrechos cuanto más inferior es el animal. En el caso del hombre, lo que le está dado
innatamente son facultades de respuesta en extremo generales que, si bien hacen posible
mayor plasticidad, mayor complejidad y, en las dispersas ocasiones en que todo funciona como
debería, mayor efectividad de conducta, están mucho menos precisamente reguladas. Y ésta es
la segunda fase de nuestra argumentación: si no estuviera dirigida por estructuras culturales
–por sistemas organizados de símbolos significativos –, la conducta del hombre sería
virtualmente ingobernable, sería un puro caos de actos sin finalidad y de estallidos de
emociones, de suerte que su experiencia sería virtualmente amorfa. La cultura, la totalidad
acumulada en esos esquemas o estructuras, no es sólo un ornamento de la existencia
humana, sino que es una condición esencial de ella.”

Somos animales incompletos…..


“… somos animales incompletos o inconclusos que nos completamos o terminamos por
obra de la cultura, y no por obra de la cultura en general sino por formas en alto grado
particulares de ella. (…) La gran capacidad de aprender que tiene el hombre, su plasticidad, se
ha señalado con frecuencia; pero lo que es aún más importante es el hecho de que dependa
de manera extrema de cierta clase de aprendizaje: la adquisición de conceptos, la
aprehensión y aplicación de sistemas específicos de significación simbólica. Los castores
construyen diques, las aves hacen nidos, las abejas almacenan alimento, los mandriles organizan
grupos sociales y los ratones se acoplan sobre la base de formas de aprendizaje que descansan
predominantemente en instrucciones codificadas en sus genes y evocadas por apropiados
esquemas de estímulos exteriores: llaves físicas metidas en cerraduras orgánicas. Pero los
hombres construyen diques o refugios, almacenan alimento, organizan sus grupos sociales o
encuentran esquemas sexuales guiados por instrucciones codificadas en fluidas cartas y mapas,

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en el saber de la caza, en sistemas morales y en juicios estéticos: estructuras conceptuales que


modelan talentos informes.”

“Vivimos, como un autor lo formuló claramente, en una “brecha de información”. Entre lo que
nuestro cuerpo nos dice y lo que tenemos que saber para funcionar hay un vacío que debemos
llenar nosotros mismos, y lo llenamos con información (o desinformación) suministrada por
nuestra cultura. La frontera entre lo que está innatamente controlado y lo que está culturalmente
controlado en la conducta humana es una línea mal definida y fluctuante. Algunas cosas, en
todos sus aspectos y propósitos, están por entero intrínsecamente controladas: no necesitamos
guía cultural alguna para aprender a respirar, así como un pez no necesita aprender a nadar..
...Casi toda conducta humana compleja es desde luego producto de la interacción de ambas
esferas. Nuestra capacidad de hablar es seguramente innata; nuestra capacidad de hablar inglés
es seguramente cultural.(...) Entre los planes fundamentales para nuestra vida que establecen
nuestros genes –la capacidad de hablar o de sonreír – y la conducta precisa que en realidad
practicamos –hablar inglés en cierto tono de voz, sonreír enigmáticamente en una delicada
situación social – se extiende a una compleja serie de símbolos significativos con cuya dirección
transformamos lo primero en lo segundo, los planes fundamentales en actividad.”

...“ser humano es ser javanés”...

......En Java, por ejemplo, donde desarrollé buena parte de mi trabajo, la gente dice llanamente:
“Ser humano es ser javanés”. Los niños pequeños, los palurdos, los rústicos, los insanos, los
flagrantemente inmorales son considerados adurung djawa, “aún no javaneses”. Un adulto
“normal”, capaz de obrar de conformidad con un sistema de etiqueta en alto grado elaborado,
que posee delicado sentido estético en relación con la música, la danza, el drama y los diseños
textiles, que responde a las sutiles solicitaciones de lo divino que mora en la calma de la
conciencia de cada individuo vuelta hacia adentro, es sampundjawa, “ya javanés”, es decir, ya
humano. Ser humano no es sólo respirar, es controlar la propia respiración mediante técnicas
análogas a las del yoga, así como oír en la inhalación y en la exhalación la voz de Dios que
pronuncia su propio nombre: “hu Allah”. Ser humano no es sólo hablar, sino que es proferir
las adecuadas palabras y frases en las apropiadas situaciones sociales, en el apropiado tono de
voz y con la apropiada oblicuidad evasiva. Ser humano no es solamente comer; es preferir
ciertos alimentos guisados de ciertas maneras y seguir una rígida etiqueta de mesa al
consumirlos. Y ni siquiera se trata tan sólo de sentir, sino que hay que sentir ciertas
emociones distintivamente javanesas (y esencialmente intraducibles) como la paciencia, el
desapego, la resignación, el respeto.

De manera que aquí ser humano no es ser cualquiera; es ser una clase particular de hombre
y, por supuesto, los hombres difieren entre sí, por eso los javaneses dicen: “Otros campos,
otros saltamontes”. En el seno de una sociedad se reconocen también diferencias: la manera en
que un campesino cultivador de arroz se hace humano y javanés es diferente de la manera en
que llega a serlo un funcionario civil. Esta no es una cuestión de tolerancia ni de relativismo
ético, pues no todos los modos de ser del hombre son considerados igualmente admirables; por
ejemplo, es intensamente menospreciado el modo de ser de los chinos que allí viven. Lo
importante es que hay diferentes modos de ser, y para volver a nuestra perspectiva
antropológica digamos que podremos establecer lo que sea un hombre o lo que puede ser un
hombre haciendo una reseña y un análisis sistemático de esos modos de ser: la bravura de los
indios de la llanura, el carácter obsesivo del hindú, el racionalismo del francés, el anarquismo
del beréber, el optimismo del norteamericano (para enumerar una serie de rasgos que no
quisiera yo tener que defender como tales).

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El concepto de cultura tiene un impacto sobre el concepto de hombre....


....Cualesquiera que sean las diferencias que presenten las maneras de encarar la definición de la
naturaleza humana adoptadas por la ilustración y por la antropología clásica, ambas tienen algo
en común: son básicamente tipológicas. Se empeñan en construir una imagen del hombre
como un modelo, como un arquetipo, como una idea platónica o como una forma
aristotélica en relación con los cuales los hombres reales –usted, yo, Churchill, Hitler y el
cazador de cabezas de Borneo – no son sino reflejos, deformaciones, aproximaciones. En el
caso de la Ilustración, los elementos de ese tipo esencial debían descubrirse despojando a los
hombres reales de los aderezos de la cultura; lo que quedaba era el hombre natural. En la
antropología clásica el arquetipo se revelaría al discernir los caracteres comunes en la cultura y
entonces aparecería el hombre del consenso. (....) En semejantes enfoques, por bien formulados
que estén y por grande que sea la habilidad con que se los defienda, los detalles vivos quedan
ahogados por el estereotipo muerto: aquí nos hallamos en busca de una entidad metafísica. El
Hombre con H mayúscula es aquello a lo que sacrificamos la entidad empírica que en
verdad encontramos, el hombre con minúscula.

Sin embargo, este sacrificio es tan innecesario como inefectivo. No hay ninguna oposición entre
la comprensión teórica general y la concepción circunstanciada, entre la visión sinóptica y la
fina visión de los detalles. Y, en realidad, el poder de formular proposiciones generales
partiendo de fenómenos particulares es lo que permite juzgar una teoría científica y hasta la
ciencia misma. Si deseamos descubrir lo que es el hombre, sólo podremos encontrarlo en lo
que son los hombres: y los hombres son, ante todo, muy variados. Comprendiendo ese
carácter variado –su alcance, su naturaleza, su base y sus implicaciones – podremos llegar a
elaborar un concepto de la naturaleza humana que, más que una sombra estadística y menos que
un sueño primitivista, contenga tanto sustancia como verdad.

Y es aquí, para llegar por fin al título de este trabajo, donde el concepto de cultura tiene un
impacto sobre el concepto de hombre. Cuando se la concibe como una serie de dispositivos
simbólicos para controlar la conducta, como una serie de fuentes extrasomáticas de información,
la cultura suministra el vínculo entre lo que los hombres son intrínsecamente capaces de
llegar a ser y lo que realmente llegan a ser uno por uno. Llegar a ser humano es llegar a ser
un individuo y llegamos a ser individuos guiados por esquemas culturales, por sistemas de
significación históricamente creados en virtud de los cuales formamos, ordenamos, sustentamos
y dirigimos nuestras vidas. Y los esquemas culturales son no generales sino específicos, no se
trata del “matrimonio” sino que se trata de una serie particular de nociones acerca de lo que son
los hombres y las mujeres, acerca de cómo deberían tratarse los esposos o acerca de con quién
correspondería propiamente casarse; no se trata de la “religión” sino que se trata de la creencia
en la rueda del karma, de observar un mes de ayuno, de la práctica del sacrificio de ganado
vacuno. El hombre no puede ser definido solamente como por sus aptitudes innatas, como
pretendía hacerlo la Ilustración, ni solamente por sus modos de conducta efectivos, como tratan
de hacerlo en buena parte las ciencias sociales contemporáneas, sino que ha de definirse por el
vínculo entre ambas esferas, por la manera en que la primera se transforma en la segunda,
por la manera en que las potencialidades genéricas del hombre se concentran en sus
acciones específicas. En la trayectoria del hombre, en su curso característico, es donde
podemos discernir, aunque tenuemente, su naturaleza; y si bien la cultura es solamente un
elemento que determina ese curso, en modo alguno es el menos importante. Así como la
cultura nos formó para constituir una especie –y sin duda continúa formándonos –, así
también la cultura nos da forma como individuos separados. Eso es lo que realmente
tenemos en común, no un modo de ser subcultural inmutable ni un establecido consenso
cultural.

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Filosofía y Crítica de los Saberes- 4º año Prof. Isabel González Briz

La condición humana

Morin, E, en “La cabeza bien puesta” (fragmento)

....“Estamos en un minúsculo planeta, satélite de un sol de los suburbios, astro pigmeo perdido
entre miles de millones de estrellas de la Vía Láctea, a su vez galaxia periférica en un cosmos en
expansión privado de centro. Somos hijos marginales del cosmos, formados por partículas,
átomos, moléculas del mundo físico. Y no solamente somos marginales sino que estamos
perdidos en el cosmos, somos casi extranjeros, justamente a causa de nuestro pensamiento y
nuestra conciencia que permiten que consideremos esto.
....Somos los únicos (aparentemente) que entre los seres vivos de la tierra poseemos un aparato
neurocerebral hipercomplejo, los únicos que poseemos un lenguaje...que permite
comunicarnos de individuo a individuo, los únicos que disponemos de conciencia.
....Abrirnos a la physis, es relacionarnos con el problema de la organización de las partículas,
átomos, moléculas, macromoléculas que se encuentran dentro de cada uno de nosotros. Abrirnos
a la vida es también abrirnos a nuestras vidas: las ciencias del hombre le quitaron todo el
significado biológico a estos términos: ser joven, viejo, hombre, mujer, nacer, existir, tener
padres, morir; estas palabras remiten sólo a categorías socioculturales. No adquieren sentido
viviente más que cuando las concebimos en nuestra vida privada. La antropología que envía la
vida a la vida privada es una antropología privada de vida.
La vida es un moho que se formó en las aguas y superficie de la Tierra. Nuestro planeta
engendró la vida, que se desarrolló como un bosque en el mundo vegetal y animal. Y nosotros
somos una rama de una rama de esta evolución, entre los vertebrados, los mamíferos, los
primates, que tienen en nuestros herederos, hijas, hermanas de las primeras células vivas. Por
nacimiento, formamos parte de la aventura biológica; por la muerte, participamos de la tragedia
cósmica. El ser más rutinario, el destino más banal, participan de esta tragedia y de esta
aventura.
...En nuestro interior llevamos el mundo físico, químico, vivo y, al mismo tiempo, estamos
separados de ellos por nuestro pensamiento, nuestra conciencia, nuestra cultura. De esta
manera, cosmología, ciencias de la tierra, biología, ecología, permiten situar la doble condición
humana, natural y sobrenatural.
Conocer al hombre no es recortarlo del Universo sino ubicarlo en él. Todo conocimiento,
debe contextualizar su objeto para ser pertinente. ¿Quiénes somos? es inseparable de ¿Dónde
estamos?, ¿de dónde venimos? ¿adónde vamos?...........
....... Estamos, al mismo tiempo, dentro y fuera de la naturaleza. Somos seres al mismo
tiempo cósmicos, físicos, biológicos, culturales, cerebrales, espirituales. Somos hijos del
cosmos, pero a causa de nuestra propia humanidad, de nuestra cultura, de nuestro espíritu, de
nuestra conciencia, somos extranjeros en este cosmos del que provenimos y que sigue siendo
para nosotros secretamente íntimo. Nuestro pensamiento, nuestra conciencia, que nos hacen
conocer el mundo físico, nos alejan también de él. El hecho de considerar racional y
científicamente el Universo nos separa de él.
Tenemos que agregarle a nuestra ascendencia cósmica y a nuestra constitución física nuestra
implantación terrena. La Tierra se produjo y organizó dependiendo del Sol; se constituyó
como un complejo biofísico a partir del momento en que se desarrolló su biosfera. De la Tierra,
efectivamente, surgió la vida, y en el surgimiento multiforme de la vida pluricelular surgió la
animalidad, y luego, el desarrollo más reciente de una rama del mundo animal se convirtió en
humano. Sometimos a la naturaleza vegetal y animal, pensamos convertirnos en señores y amos
de la Tierra, incluso conquistadores del cosmos. Pero dependemos de manera vital de la biosfera
terrestre – como empezamos a entender - y tenemos que reconocer nuestra identidad terrícola,
muy física y muy biológica.”

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Filosofía y Crítica de los Saberes- 4º año Prof. Isabel González Briz

El ser humano es totalmente biológico y totalmente cultural….

Morin, E, en “La cabeza bien puesta” (fragmento)

“…Efectivamente, el proceso de hominización de seis millones de años nos permite concebir la


emergencia de la humanidad a partir de la animalidad. La hominización es una aventura al
mismo tiempo discontinua – aparición de nuevas especies: habilis, erectus, neandertalensis,
sapiens y desaparición de las anteriores, surgimiento del lenguaje y de la cultura- y contínua –
en el sentido en que prosigue un proceso de bipedestación, de uso de las manos, de erguimiento
del cuerpo, de cerebración, de conservación de las características de la juventud ( el adulto
conserva los caracteres no especializados del embrión y los caracteres psicológicos de la
juventud), de complejización social, proceso durante el cual aparece el lenguaje propiamente
humano al mismo que se constituye la cultura, capital de saberes, hechos, creencias, mitos
adquiridos y transmisibles de generación en generación.- De esta manera podemos introducir en
nuestra reflexión el problema todavía enigmático en parte de la hominización, pero del que se
sabe, al menos hoy, que comenzó hace varios millones de años y que tuvo un carácter no sólo
genético sino también psicológico y sociológico para llegar a ser, a partir de un determinado
estadio, cultural. La hominización culmina en un nuevo comienzo: lo humano.
.....La relación del hombre con la naturaleza no puede concebirse de manera reductora ni
de manera desunida. La humanidad es una entidad planetaria y biosférica. El ser humano, al
mismo tiempo natural y sobrenatural, tiene su fuente en la naturaleza viviente y física, pero
emerge y se distingue de ella por medio de la cultura, el pensamiento, la conciencia. Todo esto
nos enfrenta al doble carácter y complejo de lo humano: la humanidad no se reduce de ninguna
manera a la animalidad pero sin animalidad no hay humanidad.
......El ser humano se nos aparece en su complejidad: ser al mismo tiempo totalmente biológico
y totalmente cultural. El cerebro con el que pensamos, la boca con la que hablamos, la mano
con la que escribimos son órganos totalmente biológicos y, al mismo tiempo, totalmente
culturales. Lo más biológico – el sexo, el nacimiento, la muerte – es también lo que está más
embebido de cultura. Nuestras actividades biológicas más elementales: comer, beber, defecar,
están estrechamente vinculadas con normas, prohibiciones, valores, símbolos, mitos, ritos, es
decir, lo más específicamente cultural. Nuestras actividades más culturales: hablar, cantar,
bailar, amar, meditar, ponen en movimiento el cuerpo y los órganos, entre los cuáles está el
cerebro.
Consideramos esto, hay que tener un concepto de hombre de doble entrada: una entrada
biofísica, una entrada psico-socio-cultural y, ambas en remisión entre sí.
Como si fuera un punto del holograma, llevamos dentro de nuestra singularidad no sólo toda la
humanidad, toda al vida, sino casi todo el cosmos, incluido su misterio que yace, sin duda en el
fondo de la naturaleza humana.”

¿Qué es un hombre?

Morin, E, en “El paradigma perdido” (fragmentos)

¿Qué es un hombre? Ser vivo, animal, vertebrado, mamífero, primate, homínido, y también algo
más. Este algo, llamado homo sapiens, escapa, no sólo a una definición esquemática, sino
también a una definición compleja. No basta con concebir que el ser humano se expresa a través
y por su afectividad, hay que concebir así mismo que la locura es un problema central del
hombre, y no solamente su exceso y su aspecto residual. Es necesario que intentemos
comprender – y nos hallamos tan sólo en los primeros pasos – el inaudito rol, funcional y
disfuncional, de la irracionalidad en el seno de la racionalidad (e inversamente). Es necesario
que entendamos que, del mismo modo que el microfísico utiliza nociones lógicamente
contradictorias y complementariamente necesarias para comprender la naturaleza de los

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Filosofía y Crítica de los Saberes- 4º año Prof. Isabel González Briz

fenómenos que observa, para comprender el hombre precisamos ineludiblemente ensamblar


nociones contradictorias en nuestro entendimiento. De este modo orden y desorden son
antagónicos y complementarios en la auto-organización y en el devenir antropológico. Verdad y
error son antagónicos y complementarios en el vagabundeo humano.
Debemos ligar al hombre razonable (sapiens) con el hombre loco (demens), el hombre
productor, el hombre técnico, el hombre constructor, el hombre ansioso, el hombre egoísta, el
hombre en éxtasis, el hombre que canta y baila, el hombre inestable, el hombre subjetivo, el
hombre imaginario, el hombre mitológico, el hombre en crisis, el hombre neurótico, el hombre
erótico, el hombre úbrico, el hombre destructor, el hombre consciente, el hombre inconsciente,
el hombre mágico, el hombre racional, en un rostro de múltiples caras en el que el homínido se
transforma definitivamente en hombre.
Todos estos rasgos se dispersan, se agrupan, se reagrupan, según los individuos, las sociedades
y las situaciones, para acrecentar la increíble diversidad de la humanidad. Esta diversidad no
puede ser comprendida partiendo de un principio simple de unidad; su base no puede estar en
una vaga plasticidad modelada por los medios ambientes y las culturas. Dicha unidad es el
conjunto de principios generadores – entre los que no hemos olvidado el principio biogenético
originario- a partir de los cuales se efectúan todos los enmarañados desarrollos por los que pasa
el homo sapiens. Es equivalente a lo que Marx engloba bajo la noción de hombre genérico y
que, para nosotros, se confunde con la noción de naturaleza humana. (Pág. 196)

¿Qué antropología?

Morin, E, en “El paradigma perdido” (fragmentos)

“…Lo que está muriendo en nuestros días no es la noción de hombre, sino un concepto insular
del hombre, cercenado de la naturaleza, incluso de la suya propia. Lo que debe morir es la
autoidolatría del hombre que se admira en la ramplona imagen de su propia racionalidad.
Las campanas doblan por una antropología limitada al estudio de una delgada capa
psicocultural que flota como una alfombra voladora por encima del universo cultural. Las
campanas doblan por una antropología que no ha captado el sentido de la complejidad cuando
su objeto de estudio es el más complejo, por una antropología que se espantaba ante la menor
posibilidad de contacto con la biología, que ocupándose de objetos de menor complejidad, se
funda sobre principios de conocimientos más complejos.
Las campanas doblan por una teoría cerrada, fragmentaria y simplificadora del hombre.
Comienza la era de la teoría abierta, multidimensional y compleja.
La antropología fundamental debe rechazar toda definición que haga del hombre una entidad, ya
sea supraanimal (la Vulgata antropológica), ya sea estrictamente animal (la nueva Vulgata pop-
biológica), y debe observarlo como a un ser vivo entre otros seres vivos, al mismo tiempo que
supera la alternativa ontológica naturaleza-cultura. Ni panbiologicismo, ni panculturalismo, sino
una verdad más rica que asigne a la biología y a la cultura humanas un rol de mayor amplitud,
puesto que se trata de un rol recíproco de la una sobre la otra” (Pág. 227)

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Lo humano y la diversidad cultural


“Cuando los cuervos eran multicolores” Cuento de E. Scheiber y C.Holland
“Hubo un tiempo en que los cuervos eran multicolores .Sí, de todos los colores.
Algunos eran rosa con plumas de color lila en la cola. Otros amarillos con grandes lunares
verdes. Y muchos, azules con rayas de un suave color anaranjado.
__Nosotros descendemos en línea directa del arco iris__decían los mayores con orgullo.
Y nadie lo ponía en duda.
Cuando en invierno, una bandada de cuervos se posaba sobre las ramas desnudas de un árbol,
era un espectáculo realmente magnífico.
__ ¡Qué hermosos sois! __exclamaba una ardilla, aburrida de su pelirrojo pelaje.
__ ¿Y yo? ¿También tendré un día esos bonitos colores?__preguntó un gorrión ahuecando sus
plumas en el viento helado.
__ ¡Come de una vez y quédate quieto!__le respondió su madre, irritada.
Al parecer fue un muñeco de nieve quien formuló la nefasta pregunta. Tal vez estaba enfadado
porque los cuervos le picoteaban constantemente la nariz, tal vez estaba celoso de sus colores. O
simplemente había tenido un mal sueño. Por ejemplo, que había llegado la primavera, o peor
aún, el cálido verano. Sea como fuere, un día preguntó: __Aunque personalmente prefiero el
blanco, me interesaría saber una cosa__empezó__ ¿Qué color es el adecuado para ustedes?
Quiero decir, ¿cómo ha de ser un auténtico y verdadero cuervo? Y dirigió su pregunta a un
cuervo con lunares azules.
__ ¿No lo ves?__le contestó. Un elegante tono trigo amarillo con lunares de color azul como el
cielo de verano.__ ¡No me hagas reír!__graznó uno con rayas verdes y rosa__Un cuervo ha de
tener rayas y mejor si son rosa fluorescente sobre un fondo verde abedul.__¡Qué
disparate!__interrumpió un violeta indignado__El cuervo primitivo era lila .Eso lo sabe
cualquier pajarillo.__A mí me parece que el lila atonta__graznó uno amarillo dorado con barriga
verde musgo. Miradme a mí y sabréis cómo ha de ser un auténtico y verdadero cuervo.
Empezaron a chillar todos juntos.__¡No hablaré más que con mis semejantes!__graznó furioso
un cuervo mientras se alejaba a golpe de ala. Era de rayas rosa y fue a juntarse con otros del
mismo color.__Es tonto cómo sólo puede serlo un cuervo rosado. Pero cuando se tiene razón,
se tiene razón__dijo uno de lunares mientras se alejaba para juntarse con otros de lunares como
él. La gran bandada de cuervos multicolores se dispersó. Ya sólo se veían los cuervos por
grupos del mismo color. Pero no por eso eran iguales, ni mucho menos. Cada cuervo era un
poco distinto. Y cada uno estaba convencido de que su propio color era el único color posible.
Pero las cosas empeoraron.
__ ¡Los lilas están acabados, su tiempo ya ha pasado!__gritó una mañana una bandada de
cuervos color turquesa. Los verde azulado atacaron a sus congéneres violetas y lilas.
Enfurecidos, se dieron de picotazos y un montón de plumas cubrió el campo de batalla.
Mientras un pajarillo en el árbol preguntó a su compañera; _ ¿qué tal un nido lila y
turquesa?__Lindo, pero demasiado chillón __le respondió, mientras le señalaba hacia abajo. Un
enorme gato gris se deslizaba silencioso entre la hierba.
Bandadas de cuervos graznaban, discutían y peleaban por todos los rincones;”Guerra a los
colores”, coreaban todos. Y encima estaban orgullosos de semejante insensatez.
__” ¡La rosa en lucha, queremos justicia!”, era la consigna de batalla de los rosados.
__” ¡Está más que probado, el turquesa es el apropiado!”, graznaban los de color verde
azulado.__”¡Nunca vamos a ceder, ocre tenemos que ser!”,gritaban a coro los amarillos.
Entonces llegó la lluvia. Pero no era una lluvia corriente. Entre truenos y ventisca cayó una
espesa lluvia negra. Pero, tal como había llegado, la lluvia desapareció un día de repente. Todos
los animales fueron a mirarse en las aguas del estanque. El cerdo continuaba siendo rosado. El
ciervo, castaño. La liebre, gris. La rana, verde. La ardilla, pelirroja. Pero ¿y los
cuervos?...Parecía que la negra lluvia sólo hubiese querido afectar a los cuervos peleones. Se los
veía, posados sobre los cables del tendido eléctrico, tan perplejos como negros. Ya no había
cuervos lilas, rosas, verdes o amarillos. Ya no había ni rayas ni lunares. Eran tan iguales que les
costaba distinguirse entre sí. Por supuesto ya ninguno sabía con quien tenía que pelear. Eran
negros como el carbón y negros se quedaron para siempre.”

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¿Multiculturalidad o interculturalidad?

García Canclini, N. en “diferentes, desiguales y desconectados” (fragmentos)

“Estudiar lo que nos diferencia y preocuparse por lo que nos homogeiniza ha sido una
tendencia distintiva de los antropólogos.
….De un mundo multicultural- yuxtaposición de etnias o grupos en una ciudad o
nación- pasamos a otro intercultural globalizado. Bajo concepciones multiculturales se
admite la diversidad de culturas, subrayando su diferencia, y proponiendo políticas
relativistas de respeto, que a menudo refuerzan la segregación. En cambio,
interculturalidad remite a la confrontación y el entrelazamiento, a lo que sucede cuando
los grupos entran en relación e intercambios. Ambos términos implican dos modos de
producción de lo social: multiculturalidad supone aceptación de lo heterogéneo.
Interculturalidad implica que los diferentes son los que son en relaciones de
negociación, conflicto y préstamos recíprocos”
“En vez de comparar culturas que operarían como sistemas preexistentes y compactos,
con inercias que el populismo celebra y la buena voluntad etnográfica admira por su
resistencia, se trata de prestar atención a las mezclas y los malentendidos que vinculan a
los grupos. Para entender a cada grupo hay que describir cómo se apropia se y
reinterpreta los productos materiales y simbólicos ajenos.....” “Por supuesto no sólo las
mezclas: también las aduanas en que se atrincheran, la persecución...” “No sólo los
intentos de conjurar las diferencias sino los desgarros que nos habitan”
“Tampoco se trata de pasar de las diferencias a las fusiones, como si las diferencias
dejaran de importar. En rigor, se trata de complejizar el espectro....
“Junto con las diferencias e hibridaciones las maneras en que las teorías de las
diferencias necesitan articularse con otras concepciones de las relaciones interculturales:
las que entienden la interacción como desigualdad, conexión/ desconexión, inclusión/
exclusión.”

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Filosofía y Crítica de los Saberes- 4º año Prof. Isabel González Briz

¿Civilización universal o culturas nacionales?


Ricoeur, Paul: Civilización universal y culturas nacionales. En: Histoire et Vérité,
1954, p.286-300)1

“El hecho de que la civilización universal haya procedido del hogar europeo ha
mantenido durante mucho tiempo la ilusión de que la cultura europea era, de hecho y de
derecho, una cultura universal. La ventaja tomada sobre otras civilizaciones parecía
proveer la verificación experimental de ese postulado. Más aún, el encuentro con las
otras tradiciones culturales era un fruto de ese adelanto, un fruto de la ciencia
occidental. ¿No es acaso Europa que ha inventado, en su forma científica expresa, la
historia, la geografía, la etnografía, la sociología? Pero este encuentro con otras
tradiciones culturales ha sido una prueba tan grande para nuestra cultura que todavía no
le hemos extraído todas las consecuencias.

No es suficiente seguir siendo uno mismo y practicar la tolerancia respecto a


otras civilizaciones. El descubrimiento de la pluralidad de las culturas no es jamás un
ejercicio inofensivo. Ya sea bajo una especie de neutralidad científica o por la
curiosidad y el entusiasmo por las civilizaciones más lejanas, ya sea en la nostalgia del
pasado abolido o persiguiendo un sueño de inocencia y de eterna juventud, el
descubrimiento de la pluralidad de las culturas no es jamás un ejercicio inofensivo. El
desapego abusivo respecto a nuestro propio pasado (o sea el resentimiento contra
nosotros mismos) que puede nutrir ese exotismo revela bastante bien la naturaleza del
peligro sutil que nos amenaza. Cuando descubrimos que hay culturas y no una cultura,
cuando reconocemos el fin de una especie de monopolio cultural -ilusorio o real-
estamos amenazados de destrucción por nuestro propio descubrimiento. De repente se
hace posible que no haya más que otros, que no seamos sino otro entre los otros.

(...) La humanidad entera se transforma en una especie de museo imaginario: ¿a


dónde iremos este fin de semana, a visitar las ruinas de Angkor o haremos un tour por el
Tivoli de Copenhague? Es perfectamente imaginable un tiempo próximo en que
cualquiera que sea medianamente rico podrá desterrarse indefinidamente (...) bajo la
forma de un interminable viaje sin destino. En este punto extremo, el triunfo de la
cultura de consumo -universalmente idéntica e íntegramente anónima- representaría el
grado cero de la cultura de creación. Sería el escepticismo a escala planetaria, el
nihilismo absoluto en el triunfo del bienestar. Hay que reconocer que este peligro es por
lo menos igual -y posiblemente más probable- que el de la destrucción atómica.”

1 Traducción: Mauricio Langon.

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Interculturalidad, globalización y filosofía


Fornet-Bentancourt, R (págs. 16 – 18)

“(...) En analogía con el concepto de “desobediencia civil” queremos acuñar aquí el término
“desobediencia cultural” para resumir, en su expresión extrema, la función de la filosofía
(intercultural) como fermento de transformación en tradiciones culturales estabilizadas.
Pero antes de explicar qué entendemos por esta función de la filosofía (intercultural),
debemos advertir que la comprensión de la misma tiene que ver con otro aspecto de
nuestra visión de las culturas. Por eso debemos complementar lo antes dicho sobre
nuestra concepción de la cultura, explicitando ahora que entendemos las culturas como
universos originarios, pero sin vincular originariedad con aislamiento, encerramiento
solipsista o autoctonía intransitiva. La originariedad de las culturas no excluye la
interacción; al contrario, la supone como uno de los factores que la posibilita como
originariedad histórica, es decir, como originariedad que no se da de una vez por todas, cual
entidad metafísica caída del cielo, sino que va naciendo de procesos en los que se discierne
precisamente el “dentro” y el “afuera”, lo “propio” y lo “extraño”, etc., esto es, en los que va
cuajando una apropiación específica del mundo, una forma específica de tratar con él y de
organizarlo. Y es evidente que esos procesos históricos son procesos en frontera; y por eso las
fronteras que separan a los universos culturales específicos, son al mismo tiempo el territorio
donde se pueden descubrir los puentes para transitar de una a otra y constatar la
interacción entre ellas.
Por otro lado debemos explicitar que nuestra concepción de la cultura, precisamente por ser
histórica, supone además que las culturas no deben considerarse como bloques monolíticos;
como manifestaciones del desarrollo de una tradición única que crece sin conflictos ni
contradicciones. Suponemos más bien que en cada cultura hay una historia de lucha por la
determinación de sus metas y valores; porque debido a los procesos de interacción por los que
va naciendo, genera, al menos como posibilidad, no una sino una pluralidad de tradiciones.
Suponemos entonces que detrás de la cara con que se nos ofrece una cultura como una tradición
estabilizada en un complejo horizonte de códigos simbólicos, de formas de vida, de sistemas de
creencias, etc., hay siempre un conflicto de tradiciones; un conflicto de tradiciones que debe ser
leído a su vez como la historia que evidencia que en cada cultura hay posibilidades truncadas,
abortadas, por ella misma; y que, por consiguiente, cada cultura pudo ser también estabilizada
de otra manera a como hoy la vemos. De aquí además que en cada cultura deban ser discernidas
sus tradiciones de liberación o de opresión.
Teniendo en cuenta lo que acabamos de decir, podemos precisar nuestra concepción de la
función de la filosofía (intercultural) como fomentadora de la “desobediencia” cultural en el
interior mismo de cada universo cultural específico con las observaciones siguientes:
1. Fomenta (...) la “desobediencia intercultural” como actitud que se genera desde el
interior mismo de una cultura y que apunta a la crítica de su forma de estabilización.
2. Fortalecer el derecho de cada miembro de una cultura determinada a ver en su
cultura un universo transitable y modificable (...)
3. Fomentar la “desobediencia cultural” mostrando concretamente, o sea, en base a
la experiencia del contraste de los universos culturales, que toda cultura tiene el
derecho a ver el mundo por sí misma, pero no reducirlo a su visión. Es decir, que
no tiene derecho a imponerse a sus miembros como la única visión que pueden o
deben compartir.

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Filosofía y Crítica de los Saberes- 4º año Prof. Isabel González Briz

4. Cultiva la “desobediencia cultural” como la perspectiva de fondo a cuya luz cada


persona humana debe hacer de su cultura “propia” una opción. Cierto, toda
persona humana está y es en una cultura; pero no la sufre como una dictadura que
le prescribe totalitariamente su forma de hacer y de pensar, ni la padece como
una cárcel de la que es imposible evadirse. Porque la forma de estar y ser una
persona humana en eso que llama su cultura, es la de ser sujeto en y de esa
cultura. La cultura en la que el ser humano está y es, hace al ser humano; pero al
mismo tiempo éste hace y rehace su cultura en constantes esfuerzos de
apropiación. La cultura, aún la que se llama propia, debe ser apropiada por sus
sujetos. Y es precisamente en estos esfuerzos de apropiación donde la cultura
llamada “propia” se revela en el fondo como una opción del sujeto que crece en
ella; pues en esos procesos participa del conflicto de tradiciones latente en su
universo cultural y tiene que aprender a discernir su “propia” cultura, a optar y
tomar partido dentro de su universo cultural. Así, el sujeto humano nace
culturalmente situado; pero esta situtividad no es un destino; porque, por los
procesos de apropiación indicados, cada sujeto humano puede resituar su
situatividad cultural; es más, puede reposicionar la posición o estabilización de su
cultura, y optar por una vía alternativa; sea ya recuperando la memoria de
tradiciones truncadas u oprimidas en la historia de su universo cultural, sea
recurriendo a la interacción con tradiciones de otras culturas, o sea inventando
perspectivas nuevas a partir del horizonte de las anteriores.
5. De lo anterior se desprende que la filosofía (intercultural) potencia la
“desobediencia cultural” porque considera necesario agudizar la conciencia de
que sus sujetos deben retomar constantemente el conflicto de tradiciones que
trata de ocultar la cara estabilizada de su cultura, para leerlo en la clave de la
dialéctica de liberación y opresión (...) y optar por continuar o, dado el caso, por
invertir su cultura desde las memorias de liberación que guarde. “Desobediencia
cultural” es, pues, praxis cultural de liberación.
6. Lo que significa que la filosofía (intercultural) cumple su función de
transformación de las culturas desde una opción ética universalizable, que es la
opción por los oprimidos en todos los universos culturales. La “desobediencia
cultural” es, por tanto, la actualización de las opciones éticas liberadoras con las
que se debe responder, desde cada cultura, a toda cultura cuya estabilización
vigente implique un sistema de opresión y de exclusión para la mayoría de sus
sujetos reales.
7. Y por último cabe señalar que la “desobediencia cultural” promovida por la
filosofía (intercultural) quiere ser un instrumento para evitar la sacralización de
las culturas. Identidades culturales son procesos conflictivos que deben ser
discernidos y no ídolos a conservar o monumentos de un patrimonio nacional
intocable. Con esto, dicho sea de paso, se indica que la perspectiva del
multiculturalismo no es convergente con la de la filosofía (intercultural), pues
aquél quiere lograr una “cultura común” por la yuxtaposición, mientras que ésta
busca la transformación de las culturas por procesos de interacción, es decir,
convertir las fronteras culturales en puentes sin casetas de aduana

Me parece que ha quedado claro al menos que esta tarea de poner la filosofía a la
altura de las exigencias reales del diálogo de las culturas trabajando en su
transformación intercultural, es una tarea que exige de nosotros un doble
compromiso:

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a) Hemos de aprender a filosofar y a reubicar nuestra filosofía desde el


contexto del diálogo de las culturas y desde nuevas experiencias de
comunicación cultural.
b) Pero que, por otra parte, hemos de convertir esa filosofía que vamos
transformando interculturalmente, en factor de transformación de las culturas
en que nos movemos; y con ello, en momento de liberación y de esperanza
para el mundo de hoy.”

Para pensar:

-¿Qué opinión te merece esta función de liberación o de emancipación que propone el


autor para la filosofía, ejercida mediante la “desobediencia cultural”? ¿Qué vínculo
puedes establecer entre la función de desobediencia cultural y la crítica?

-¿Qué concepciones de cultura monádica podrías citar? Investiga ¿Qué concepción de cultura es
hegemónica en la actualidad? Justifica

-¿De qué modo ejercerías o ejerces tú la desobediencia cultural? ¿Hacia qué aspectos apuntaría
tu crítica?

-¿Cómo sientes tú tu situación como persona humana en la cultura en la que te mueves?

-En tu universo cultural, ¿hay sujetos humanos excluidos u oprimidos? ¿Podrías


nombrarlos? ¿A qué crees que se debe su situación?

-En tu universo cultural, ¿hay sujetos humanos excluidos u oprimidos? ¿Podrías


nombrarlos? ¿A qué crees que se debe su situación?

-¿Podrías identificar distintas tradiciones culturales en tu propio universo cultural? ¿Qué


valor les atribuye la cara estabilizada de tu cultura? ¿Qué valoración harías tú de esas
tradiciones culturales?

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