Había un perro al que su dueño siempre le pegaba, por eso
Kaskabal que era el espíritu del mal quiso aprovecharse de la
circunstancia para llevarse un alma consigo, le dijo al perro que se escapara de los malos tratos de su amo porque seguramente no lo quería de verdad, el perro se negó diciendo que no cometería tal traición pero el espíritu insiste hasta convencerlo y para eso el perro le tendría que dar el alma para irse, a cambio de eso le pide un hueso por cada uno de los pelos que tiene en su cuerpo, le ordeno a Kaskabal que comenzara a contar. Contó hasta que el perro se acordó de su amo y salto para que perdiera la cuenta diciendo que no aguantaba las pulgas, de esta forma hizo que Kaskabal contara cien veces hasta que le dijo al perro que ya estaba cansado y que era mejor que se quedara con su alma. Kaskabal aprendió la lección de que era mas fácil hacer tratos con humanos para llevarse sus almas que con los animales.