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 Artículo relacionado: "Intolerancia a la frustración: 5 trucos y estrategias

para combatirla"

La frustración puede categorizarse como una respuesta primaria o


instintiva. Es una reacción que de forma natural muestra un estado
emocionalmente desagradable cuando se da la ocurrencia de una interferencia
ante la persecución de un objetivo propuesto.
Este es el planteamiento que propusieron autores como Dollard, Miler, Mower
y Sears en 1938, originando un nuevo campo de investigación sobre esta
temática poco explorada anteriormente. La intensidad de la reacción de
frustración puede variar sustancialmente, hasta el punto de propiciar
afectaciones incluso a nivel cognoscitivo en situaciones de elevada gravedad,
como por ejemplo, la aparición de alteraciones en la capacidad de memoria,
atención o percepción.

¿Qué es la baja tolerancia a la frustración?


A las personas que de forma usual reaccionan manifestando frustración se les
atribuye una característica funcional llamada baja tolerancia a la
frustración. Este estilo parece ser más prevalente en la sociedad actual
occidental, donde la mayor parte de los fenómenos que la componen se basan
en la inmediatez y la incapacidad de espera.
Los individuos que presentan este modo de hacer se caracterizan también
por poseer un razonamiento rígido e inflexible, con escasa capacidad de
adaptación a los cambios no programados. Por otra parte, suelen
disponer de una serie de cogniciones distorsionadas que no se adecuan a
la realidad, debido a la cual interpretan como insoportable el deber lidiar
con emociones más desagradables como el enfado o la tristeza y les
conduce, por otra parte, a elaborar una serie de expectativas previas
alejadas de lo racional, desmesuradas y extremamente exigentes.

Tolerancia:
Tolerancia se refiere a la acción y efecto de tolerar. Como tal,
la tolerancia se basa en el respeto hacia lo otro o lo que es diferente de lo
propio, y puede manifestarse como un acto de indulgencia ante algo que
no se quiere o no se puede impedir, o como el hecho de soportar o
aguantar a alguien o algo.
La palabra proviene del latín tolerantĭa, que significa ‘cualidad de quien
puede aguantar, soportar o aceptar’.
La tolerancia es un valor moral que implica el respeto íntegro hacia el
otro, hacia sus ideas, prácticas o creencias, independientemente de que
choquen o sean diferentes de las nuestras.
Vea también Respeto

En este sentido, la tolerancia es también el reconocimiento de las


diferencias inherentes a la naturaleza humana, a la diversidad de las
culturas, las religiones o las maneras de ser o de actuar.
Por ello, la tolerancia es una actitud fundamental para la vida en sociedad.
Una persona tolerante puede aceptar opiniones o comportamientos
diferentes a los establecidos por su entorno social o por sus principios
morales. Este tipo de tolerancia se llama tolerancia social.
Por su parte, la tolerancia hacia quienes profesan de manera pública
creencias o religiones distintas a la nuestra, o a la establecida
oficialmente, se conoce como tolerancia de culto, y está estipulada como
tal por la ley.
El 16 de noviembre fue instituido por la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) como el Día Internacional de la Tolerancia. Esta es una de
las muchas medidas de la ONU en la lucha contra la intolerancia y la no
aceptación de la diversidad cultural.
Tolerancia en Medicina
En Medicina, la expresión “tolerancia a los medicamentos” se utiliza para
referirse a la capacidad del individuo para resistir ciertos medicamentos.
Es la reducción de la respuesta del organismo a los efectos producidos por
una sustancia determinada. Por lo tanto, la tolerancia a un fármaco puede
disminuir como resultado de su uso excesivo. Lo mismo ocurre con el
alcohol, las drogas y el tabaco.

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